Lunes II Semana de Cuaresma

Hoy es 5 de marzo, lunes de la II semana de Cuaresma.

Al comenzar la semana, dispón toda tu persona para pasar este rato de oración con el Señor. Prepárate para estar junto a Jesús. Acércate confiado, con todos tus problemas, con todo aquello que ocupa tu cabeza, con todo lo que consideras importante. Deposita los pies y deja que estar con él sea el único protagonista de este rato. Pídele al Señor que nada te distraiga en estos minutos de intimidad y confianza con él.

La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 6, 36-38):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

¿Cómo es el Señor contigo? ¿Te alienta? ¿Te protege? ¿Te sostiene? ¿Podrías decir que el Señor es rencoroso contigo? ¿Crees que lleva la cuenta de las veces en que le diste la espalda, o quizá, como el padre del hijo pródigo, está siempre esperándote para darte un abrazo?

Trae a tu mente todos esos rostros que a diario están contigo. ¿Cómo te comportas con esas personas? ¿Eres compasivo con ellas? ¿Evitas juzgarlas? ¿Perdonas? ¿Das incluso aunque no recibas?

También están aquellos que te juzgan. Los que no te perdonan, los que se portan mal contigo. ¿Los reconoces en las palabras de hoy? ¿Y si fueran ellos de los que está hablando Jesús? ¿Y si fueran ellos la medida?

Ahora que vas a volver a leer la palabra, prepárate a hacerlo con oídos de niño, como si fuera la primera vez que lo lees. Deja que las palabras de Jesús llegue hasta tu corazón.

En este ultimo momento de la oración, dialoga con el Señor. Dale gracias por ser misericordioso, por  la paciencia que tiene contigo. Porque siempre da el primer paso para la reconciliación. Y pídele que te enseñe a hacer lo mismo. Que haga de tu corazón, un corazón generoso y compasivo.

Finaliza rezando el Padre nuestro con especial atención a la petición de perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Amén

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