En este día dedicado a la familia, recordamos a Jesús adolescente buscando su vocación, acompañado, entre alegrías, sorpresas y dudas, por José y por María. Y junto con ellos, ponemos ante Dios Padre nuestros mejores deseos:
* Queremos que la Iglesia sea semilla de nueva humanidad, de una familia universal, donde reine la aceptación gratuita de las personas, el amor incondicional de los hermanos, la libertad confiada y sin temor, la llamada permanente a la esperanza.
* Queremos un mundo diferente, donde sea posible vivir una fraternidad universal. Donde se rompa definitivamente todos los obstáculos que nos impiden ser familia: el ídolo del dinero, el juego desbocado de la especulación financiera, la corrupción de los políticos y gobernantes. Toda mentira, odio e injusticia.
* Queremos que nuestros gobernantes protejan a la familia, eliminando todos los obstáculos económicos que la destruyen, especialmente los injustos recortes en educación, sanidad, pensiones, prestaciones subsidiarias. Que no llegue a romperse la cohesión social.
* Queremos que, sea cual sea el modelo, todas las familias vivan en su seno un profundo humanismo, basado en el respeto a la dignidad de las personas y trabajando por el crecimiento armónico de los hijos, ayudándoles a conocer su específica vocación.
* Queremos que las familias que se consideran cristianas vivan en nuestra sociedad, no como reductos a la defensiva sino como semillas del Reino en medio de ella. Que sean seminario y semilla de vocación humana y religiosa de los hijos. Que fortalezcan sus lazos frente a las dificultades actuales y se abran a la solidaridad.
Estos y otros muchos deseos te presentamos hoy, Padre. Queremos un mundo nuevo donde sea posible una fraternidad universal.
me sirvió mucho