Vísperas – Martes XVIII de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: MENTES CANSADAS.

Mentes cansadas,
manos encallecidas,
labriegos al fin de la jornada,
jornaleros de tu viña,
venimos, Padre,
atardecidos de cansancio,
agradecidos por la lucha,
a recibir tu denario.

Llenos de polvo,
el alma hecha girones,
romeros al filo de la tarde,
peregrinos de tus montes,
venimos, Padre,
heridos por los desengaños,
contentos por servir a tu mesa,
a recibir tu denario.

Hartos de todo,
llenos de nada,
sedientos al brocal de tus pozos
y hambrientos de tu casa,
venimos, Padre,
el corazón entre tus brazos,
la frente humilde de delitos,
a recibir tu denario. Amén.

SALMODIA

Ant 1. No podéis servir a Dios y al dinero.

Salmo 48 I – VANIDAD DE LAS RIQUEZAS

Oíd esto, todas las naciones,
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;

mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y me acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?

Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.

Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.

El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.

El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. No podéis servir a Dios y al dinero.

Ant 2. «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.

Salmo 48 II

Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:

son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura
y el abismo es su casa.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.

Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.

El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.

Ant 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

LECTURA BREVE Rm 3, 23-25a

Todos pecaron y se hallan privados de la gloria de Dios; son justificados gratuitamente, mediante la gracia de Cristo, en virtud de la redención realizada en él, a quien Dios ha propuesto como instrumento de propiciación.

RESPONSORIO BREVE

V. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

V. De alegría perpetua a tu derecha.
R. En tu presencia, Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es santo.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es santo.

PRECES

Alabemos a Cristo, pastor y obispo de nuestras vidas, que vela siempre con amor por su pueblo, y digámosle suplicantes:

Protege, Señor, a tu pueblo.

Pastor eterno, protege a nuestro obispo N.
y a todos los pastores de la Iglesia.

Mira con bondad a los que sufren persecución
y líbralos de todas sus angustias.

Compadécete de los pobres y necesitados
y da pan a los hambrientos.

Ilumina a los que tienen la misión de gobernar a los pueblos
y dales sabiduría y prudencia.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

No olvides, Señor, a los difuntos redimidos por tu sangre
y admítelos en el festín de las bodas eternas.

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común:

Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, Señor del día y de la noche, humildemente te pedimos que la luz de Cristo, verdadero sol de justicia, ilumine siempre nuestras vidas para que así merezcamos gozar un día de aquella luz en la que tú habitas eternamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 2 de agosto

Lectio: Martes, 2 Agosto, 2016
Tiempo Ordinario
 
1) Oración inicial 
Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.
 
2) Lectura del Evangelio 
Del Evangelio según Mateo 14,22-36
Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Ánimo!, soy yo; no temáis.» Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre las aguas.» «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!» Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios.»Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados.
 
3) Reflexión 
• El evangelio de hoy describe la travesía difícil y cansada del mar de Galilea en un barco frágil, empujado por el viento contrario. Entre el Sermón de las Parábolas (Mt 13) y el de la Comunidad (Mt 18), está, de nuevo, la parte narrativa (Mt 14 hasta 17). El Sermón de las Parábolas llamaba nuestra atención hacia la presencia del Reino. Ahora, la parte narrativa muestra cómo esta presencia acontece provocando reacciones a favor y en contra de Jesús. En Nazaret no fue aceptado (Mt 13,53-58) y el rey Herodes pensaba que Jesús fuera una especie de reencarnación de Juan Bautista, asesinado por él (Mt 14,1-12). La gente pobre, sin embargo, reconocía en Jesús el enviado de Dios y le seguía en el desierto, donde aconteció la multiplicación de los panes (Mt 14,13-21). Después de la multiplicación de los panes, Jesús despide a la multitud y manda a los discípulos a que hagan la travesía, descrita en el evangelio de hoy (Mt 14,22-36).
• Mateo 14,22-24: Iniciar la travesía a petición de Jesús. Jesús obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir al otro lado del mar, donde estaba la tierra de los paganos. El mismo subió a la montaña para rezar. La barca simboliza la comunidad. Tiene la misión de dirigirse a los paganos y de anunciar a ellos también la Buena Nueva del Reino que da vida a una nueva manera de convivir en comunidad. Pero la travesía es cansada y se demora. La barca es agitada por las olas, pues el viento es contrario. A pesar de estar remando toda la noche, falta mucho para llegar a tierra. Faltaba mucho para que las comunidades hiciesen la travesía hacia los paganos. Jesús no fue con los discípulos. Ellos debían aprender a enfrentarse a las dificultades, unidos y fortalecidos por la fe en Jesús quien los envió. El contraste es grande: Jesús en paz junto a Dios rezando en lo alto de la montaña, y los discípulos medio perdidos abajo, en el mar revuelto. 
• La travesía para el otro lado del lago simboliza también la difícil travesía de las comunidades del final del primer siglo. Ellas tenían que salir del mundo cerrado de la antigua observancia de la ley, para la nueva manera de observar la Ley del amor, enseñada por Jesús; salir de la conciencia de pertenecer al pueblo elegido, privilegiado por Dios entre todos los pueblos, para la certeza de que en Cristo todos los pueblos estaban siendo fundidos en un único Pueblo ante Dios; salir del aislamiento de la intolerancia para el mundo abierto de la acogida y de la gratuidad. También nosotros hoy estamos en una travesía difícil para un nuevo tiempo y una nueva manera de ser iglesia. Travesía difícil, pero necesaria. Hay momentos en la vida en que el miedo nos asalta. No falta la buena voluntad, pero no basta. Somos como una barca que se enfrenta al viento contrario.
• Mateo 14,25-27: Jesús se acerca y ellos no lo reconocen. Y a la cuarta vigilia de la noche, esto es entre las tres y las seis de la madrugada, Jesús se fue al encuentro de los discípulos. Andando sobre las aguas, llega cerca de ellos, pero ellos no lo reconocen. Gritan de miedo, pensando que fuese un fantasma. Jesús los calma diciendo: “¡Animo! ¡Soy yo! ¡No temáis!” La expresión «¡Soy yo!» es la misma con la que Dios trató de superar el miedo de Moisés cuando le envió para que libertara al pueblo de Egipto (Ex 3,14). Para las comunidades, tanto las de ayer como las de hoy, era y es muy importante escuchar de nuevo: «¡Animo! ¡Soy yo! ¡No temáis!»
• Mateo 14,28-31: Entusiasmo y flaqueza de Pedro. Sabiendo que es Jesús, Pedro pide para poder caminar sobre las aguas. Quiere experimentar el poder que domina la furia del mar. Un poder que, en la Biblia, es exclusivo de Dios (Gén 1,6; Sal 104,6-9). Jesús permite que él participe de ese poder. Pero Pedro tiene miedo. Piensa que se hunde y grita: «¡Señor! Sálvame!» Jesús lo asegura y reprende: «¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?» Pedro tiene más fuerza de lo que se imagina, pero tiene miedo ante las olas contrarias y no cree en el poder de Dios que existe en él. Las comunidades no creen en la fuerza del Espíritu que existe en ellas, y que actúa mediante la fe. Es la fuerza de la resurrección (Ef 1,19-20).
• Mateo 14,32-33: Jesús es el Hijo de Dios. Ante la ola que avanza sobre él, Pedro se hunde en el mar por falta de fe. Después de salvarse, él y Jesús, entran en la barca y el viento amaina. Los otros discípulos, que estaban en el barco, se quedan maravillados y se arrodillan ante Jesús, reconociendo en él el Hijo de Dios: «Verdaderamente eres Hijo de Dios». Más tarde, Pedro también va a profesar la misma fe en Jesús: “Tu eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo” (Mt 16,16). Así, Mateo sugiere que no es sólo Pedro el que sustenta la fe de los discípulos, sino que la fe de los discípulos sustenta la fe Pedro.
• Mateo 14,34-36: Le presentaron todos los enfermos. El episodio de la travesía termina con este final bien bonito: “ Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados”.
 
4) Para la reflexión personal
• En tu vida, ¿hubo alguna vez un viento así de contrario? ¿Cómo y qué hiciste para vencerlo? ¿Ya aconteció alguna vez en la comunidad? ¿Cómo lo superasteis?
• ¿Cuál es la travesía que hoy están haciendo las comunidades? ¿De dónde y hacia dónde? ¿Cómo nos ayuda todo esto a reconocer hoy la presencia de Jesús en las olas contrarias de la vida?
 
5) Oración final
Aléjame del camino de la mentira
y dame la gracia de tu ley.
He escogido el camino de la lealtad,
me conformo a tus disposiciones. (Sal 119,29-30)

Los dos viajeros

Tomás y su amigo Lubín iban juntos y a pie, a una ciudad vecina. Tomás halló en el camino una bolsa de monedas y se la guardó en su bolsillo. Lubín, lleno de contento, le dijo: 

– ¡Qué suerte hemos tenido! 

– No -responde fríamente Tomás-; «hemos» no está bien dicho; «he tenido» es más exacto. 

Lubín no se atrevió a rechistar. Poco después, se adentraron en un bosque, donde los esperaban unos ladrones escondidos. 

Tomás se echó a temblar y enseguida se acordó de la bolsa de monedas. Y dice: – Estamos perdidos, Lubín. 

– No -contestó Lubín, «estamos» no está bien dicho, «estás perdido», es más exacto. 

Dicho esto, los dos intentan escapar a través del bosque, pero los ladrones enseguida los alcanzaron y los registraron. A Tomás le quitan la bolsa y a Lubín, que no lleva nada, le dejan en paz. 

Tomás y su amigo Lubín siguieron juntos su camino a la ciudad vecina. 

Invéntate el diálogo que ambos amigos mantienen a continuación 

Cada uno es responsable de sus actos y no puede camuflarse en el grupo. En el campamento, todos tenemos una responsabilidad que cumplir. Si no cumples, no digas: “hemos fallado”. Asume tu verdad sin disimulo. Te sentirás mucho mejor

Día de la naturaleza en el campamento urbano

¡Ya llegó el verano!, y nuestra oferta educativa-evangelizadora se denomina: ¡campamentos! Una oferta amplia y para todos los gustos y edades donde se refuerza el encuentro con uno mismo, con los otros, con la naturaleza, con la sociedad… Y desde esos encuentros tangibles fortalecemos el encuentro-misterio con nuestro Dios.

Los campamentos urbanos son una de esas ofertas maravillosas que, gracias a su total gratuidad, tener la base en la propia ciudad, comer y dormir cada uno en su casa, flexibilidad de horarios y de incorporación… consiguen una participación muy alta  para destinatarios que no suelen –no pueden– participar de campamentos de aire libre. Como dato interesante, en el campamento urbano de Amencer-Ourense, de los 600 chicos y chicas menores de 16 años que participan cada verano, el 70% es su única oferta de campamentos en verano.

Y un día entrañable en los campamentos urbanos es el día de la naturaleza, del senderismo o de las “andainas”, que dicen por nuestra tierra. Urbanitas somos y pisar tierra es algo extraño en la ciudad. Favorecer el contacto físico con nuestra madre tierra es esencial para una salud psíquica y corporal. De ahí que potenciemos el hecho de realizar caminatas en grupo por zonas cercanas a nuestra ciudad.

Descubrir y sorprendernos con la naturaleza que rodea nuestra ciudad es una experiencia educativa única que todos y todas debemos realizar. Y si lo realizamos con todos los sentidos –oler, escuchar, tocar, ver, saborear–, mucho mejor.

Por eso, con ayuda de grupos ecologistas o de senderismo de nuestra ciudad, se programan distintos itinerarios en los que valoramos la seguridad, la riqueza ambiental y las distancias adaptadas a las edades de los participantes.

En el campamento urbano que organiza la Asociación Xuvenil Amencer distribuimos a los participantes en grupos por edades desde los 9 hasta los 15 años. Y cada grupo de edad con su equipo de animadores y animadoras realiza un recorrido que suele ocupar toda la mañana para llegar a un lugar donde podamos refrescarnos –bañarnos– tanto antes de comer como por la tarde, y en el que existan espacios con abundantes sombras para poder comer al fresco.

Como son muchos los grupos de edades y también mucha la dificultad de que los recorridos cumplan todas las condiciones anteriormente indicadas, es necesario acercar a algunos grupos en autobús al inicio del recorrido para que haya variedad y las distancias sean lo más adaptadas posibles a las edades de los destinatarios. Eso sí, todas acaban en río o en piscina.

En todos los recorridos se trata de compaginar lo lúdico y el descubrimiento con el aprendizaje activo y experimental. De ahí que se programen gestos e iniciativas que ayuden a valorar y descubrir la naturaleza propia de nuestra zona. Para conseguir los objetivos que nos proponemos empleamos diversas herramientas:

– Actividades con huellas y rastros de la fauna del lugar o con hojas y cortezas de la vegetación que vemos y tocamos-

– Descubrir pequeños y grandes ecosistemas y su relación e influencias de todos sus elementos…

– Utilizar un cuaderno, una cámara fotográfica o el propio móvil para recordar e inmortalizar lo visto y aprendido 

Durante el camino también se ofertan juegos de observación de la naturaleza, con algunos grupos un sencillo rastreo y, con todos, a mitad del recorrido, una parada con tiempo para descansar, charlar, compartir experiencias y solucionar pequeñas “averías personales”.

También es interesante recordar que un día antes se les explica a los chicos y chicas las características básicas de una marcha y de un paseo por la naturaleza. Normas que sabemos, que otros necesitan recordar y que también muchos tienen que aprender. De una manera lúdica – a modo de representación – por ejemplo recordamos como debe ser y como no debe ser nuestra andaina.

En el camino de vuelta en la última parada antes de llegar a nuestra base del campamento urbano tenemos una sencilla pero participativa evaluación de la jornada… desde lo intelectual (aprendido) a lo vivencial (cómo nos sentimos). 

Que este verano, descubrir y valorar la naturaleza…, nos ayude a seguir descubriendo y valorando a su creador.

Xulio C. Iglesias

Amoris laetitia – Francisco I

70. «Benedicto XVI, en la Encíclica Deus caritas est, retomó el tema de la verdad del amor entre hombre y mujer, que se ilumina plenamente sólo a la luz del amor de Cristo crucificado (cf. n. 2). Él recalca que “el matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano” (11). Además, en la Encíclica Caritas in veritate, pone de relieve la importancia del amor como principio de vida en la sociedad (cf. n. 44), lugar en el que se aprende la experiencia del bien común»[62].


[62] Ibíd., 19.

Música – Domingo XIX de Tiempo Ordinario

«ESTAD EN VELA Y PREPARADOS» 

“Escrito está que el Señor vendrá,
escrito está que el Señor pediré cuentas,
qué hicimos con el amor,
qué hicimos con la pobreza,
por qué vamos por la vida
matando tanta inocencia” 

(J.A. Olivar) 

Ambientación musical: ”Administradores del amor” en el CD Parábolas-1 (San Pablo). 

La liturgia nos invita a estar preparados y vigilantes, con la cintura ceñida y encendidas las lámparas para cuando llegue el Señor. El creyente supera la inseguridad que el mundo le ofrece y vive con la certeza de lo que espera: Dios y su Reino. La vigilancia es una espera activa y responsable; se espera realizando las tareas encomendadas. Llevemos una vida vigilante, atentos y despiertos, pues Dios es como el amigo que llega sin avisar.

Canto de entrada: “Juntos como hermanos” MD 35-1; CLN 403. “Vienen con alegría” MD 65; CLN 728; o bien “Reúne, Señor, a tu Iglesia” MD 189.

Salmo Responsorial: “Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad”; o bien “Aclamad justos al Señor” de F. Palazón en la casete Salmos al Creador (SP).

Santo: CLN I 2 (T. Aragüés). 

Fracción del pan: “Cordero de Dios” CLN N 15.

Comunión: “Nos convidas a tu mesa” en el CD Piedras Vivas (SP); o bien, “Quédate con nosotros” MD 174; CLN O 28; “Un buen samaritano”, partitura en Homilética-2 (2016).

Canto Final: Despedimos la celebración con la música ambiental del principio: “Administradores del amor”.

Antonio Alcalde Fernández

Recursos – Domingo XIX de Tiempo Ordinario

EL PAN COTIDIANO DE LA MISERICORDIA: LA RESPONSABILIDAD 

El “pan cotidiano de la misericordia” es el pan cotidiano de la responsabilidad ante la realidad sufriente en la que estamos inmersos. La misericordia, así, se convierte en la urgencia de leer la realidad desde la fe y el evangelio. Mirar a los que sufren para analizar lo que pasa. Y obrar responsablemente en consecuencia. Oración, lectura creyente y discernimiento comunitario, tres elementos imprescindibles para un vivir la misericordia desde una actitud cristianamente responsable (cf. la homilía de este domingo).

¡ATRÉVETE A IMPLICARTE! 

Hay unos “signos de los tiempos” y hay una realidad concreta en la que vivimos: nuestro contexto. Debemos ser lúcidos para analizar la realidad y estar preparados. Pero después está la actitud: estar decidido a implicarse en la realidad, “hacerse cargo” de ella (Ignacio Ellacuría). No podemos mirar para otro lado. Es la hora de la implicación, del “mojarse” y mancharse. Las ocasiones no se buscan: se presentan de improviso y hay que dar la respuesta aquí y ahora. No vale para mañana. Y no vale lavarse las manos. 

UNA OBRA DE MISERICORDIA 

• Tal vez llevas tiempo con la incomodidad encima de tener que hacer algo en favor de alguien y estar dándole largas… Decídete esta semana, ahora 

• Mira a tu alrededor: alguien necesita de ti. 

• Analiza el mundo tal como está. La sociedad en la que vives. El mundo político en el que nos movemos. ¿Te has comprometido ya de alguna manera? ¿A qué estás esperando? Toma partido.

Oración de los fieles – Domingo XIX de Tiempo Ordinario

Presentemos al Dios de bondad nuestra oración y las necesidades más urgentes de este mundo. 

DESPIERTA, SEÑOR, NUESTRA RESPONSABILIDAD 

• Que los afanes y las pequeñas curiosidades de cada día no nos distraigan de los grandes valores cristianos: el amor y la solidaridad. Oremos. 

• Que los líderes religiosos y civiles de nuestra sociedad eduquen las mentes y las conciencias de las personas para una vida responsable y solidaria. Oremos 

• Que los programas de alfabetización, educación, evangelización… estén libres de contaminaciones ideológicas e interesas partidistas y busquen solo la madurez de las personas. Oremos. 

• Que todos los evangelizadores, predicadores, catequistas, profesores de religión… despierten las conciencias a los genuinos valores evangélicos. Oremos. 

• Recordemos en silencio y oración a nuestros hermanos y hermanas difuntos. 

Escucha, Padre, nuestra oración y aviva en nosotros el deseo de tu Reino de libertad, de justicia y de paz. 

Comentario al evangelio (2 de agosto)

      Este evangelio de hoy comienza con la gente y termina con la gente. Empieza con gente que se va de estar con Jesús saciada, contenta, dispuesta a seguir con su vida. Es el efecto que tiene la presencia de Jesús en nuestras vidas. Y termina con gente que sale al encuentro de Jesús porque se sienten enfermos, necesitados, pobres. Y ponen su esperanza en Jesús. No saben muy bien definir lo que es Jesús pero les basta “tocar siquiera la orla de su manto.”

      Por en medio tenemos un relato un poco extraño pero que quizá nos pueda ayudar a entender un poco mejor la vida, y el cansancio, del evangelizador, del que da su vida por el Reino. 

      Jesús se queda sólo porque no sólo despide a la gente. También hace que sus discípulos se suban a la barca para cruzar el lago. Se queda porque quiere orar. Dicho en otras palabras: un poco de tranquilidad que le ayude a salir de la multitud de manos que se le acercan pidiendo. Y en el silencio reconectar con el que es el origen de todo, de su misión, de su vida. Encontrarse con el Padre, con su Abbá.

      Pero por medio están también los discípulos que van en la barca, atravesando el lago. Y está el viento y las olas que convierten la barca en un lugar muy poco seguro. La barca, con el mar en calma, puede ser un lugar precioso, lleno de belleza. Pero una barca en medio de una tormenta es una ocasión para que nos salgan a la superficie los miedos más profundos. Y la pregunta: ¿Por qué tengo que hacer esto? Con lo tranquilo que podía estar en mi casa, quién me manda colaborar en la catequesis o meterme de mediador en los conflictos, o echar una mano a los necesitados o esforzarme porque en la familia nos entendamos mejor. Surgen todas esas preguntas y muchas más. 

      Y brota, también de lo profundo, la oración: “Señor, sálvame.” Señor, estoy cansado. Ya no puedo más. Ahora soy yo el que necesito cuidados y atención y cariño. No puedo más. 

      Para esos momentos, es para cuando tenemos que guardar siempre en nuestra mente y en nuestro corazón las palabras de Jesús, aunque sea en diferente orden: “¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? ¡Ánimo, soy yo, no tengas miedo!”

      Y, ya puestos, aprender de Jesús a tomarnos algunos momentos de tranquilidad, de silencio, de paz, para reconectar con el que es el origen de todo, de nuestra vida y de nuestra misión: con Jesús. Pero no para quedarnos ahí, en una especie de nirvana, que nos sitúa fuera del mundo. Porque pronto hay que llegar a la orilla donde nos esperan los que sufren, los marginados, los abandonados, los enfermos, todos los que necesitan una mano amiga que les haga entender el amor inmenso con que Dios los ama.

Fernando Torres, cmf