Vísperas – Viernes XVIII de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: OH CRISTO, TÚ NO TIENES.

Oh Cristo, tú no tienes
la lóbrega mirada de la muerte;
tus ojos no se cierran:
son agua limpia donde puedo verme.

Oh Cristo, tú no puedes
cicatrizar la llaga del costado:
un corazón tras ella
noches y días me estará esperando.

Oh Cristo, tú conoces
la intimidad oculta de mi vida;
tú sabes mis secretos:
te los voy confesando día a día.

Oh Cristo, tú aleteas
con los brazos unidos al madero;
¡oh valor que convida
a levantarse puro sobre el suelo!

Oh Cristo, tú sonríes
cuando te hieren sordas las espinas;
si mi cabeza hierve,
haz, Señor, que te mire y te sonría.

Oh Cristo, tú que esperas
mi último beso darte ante la tumba,
también mi joven beso
descansa en ti de la incesante lucha. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.

Salmo 114 – ACCIÓN DE GRACIAS

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi vida de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Arranca, Señor, mi vida de la muerte, mis pies de la caída.

Ant 2. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Salmo 120 – EL GUARDIÁN DEL PUEBLO.

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

LECTURA BREVE 1Co 2, 7-10a

Enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria, que no conoció ninguno de los príncipes de este siglo; pues si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Pero, según está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman.» Pero a nosotros nos lo ha revelado por su Espíritu.

RESPONSORIO BREVE

V. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.

V. Muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.
R. Para llevarnos a Dios.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a nuestros padres.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a nuestros padres.

PRECES

Bendigamos ahora al Señor Jesús, que en su vida mortal escuchó siempre con bondad las súplicas de los que acudían a él y enjugaba con amor las lágrimas de los que lloraban, y digámosle también nosotros:

Señor, ten piedad.

Señor Jesucristo, tú que consolaste a los tristes y desconsolados, pon ahora tus ojos en los sufrimientos de los pobres
y consuela a los deprimidos.

Escucha los gemidos de los agonizantes
y envíales tus ángeles para que los consuelen y conforten.

Que los emigrantes sientan el consuelo de tu amor en el destierro, que puedan regresar a su patria
y que un día alcancen también la patria eterna.

Que los pecadores escuchando tu voz se conviertan,
y encuentren en tu Iglesia el perdón y la paz.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Perdona las faltas de los que han muerto
y dales la plenitud de tu salvación.

Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de Dios, digamos con plena confianza:

Padre nuestro…

ORACION

Dios nuestro, que con el escándalo de la cruz has manifestado de una manera admirable tu sabiduría escondida, concédenos contemplar, con tal plenitud de fe, la gloria de la pasión de tu Hijo, que encontremos siempre nuestra gloria en su cruz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 5 de agosto

Lectio: Viernes, 5 Agosto, 2016

1) Oración inicial
Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio
Del Evangelio según Mateo 16,24-28
Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?
«Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino.»

3) Reflexión
• Los cinco versículos del evangelio de hoy son la continuidad de las palabras de Jesús a Pedro que meditamos ayer. Jesús no esconde ni ablanda las exigencias del discipulado. No permite que Pedro tome la delantera y le pone en su sitio: “¡Quítate de mi vista!” El evangelio de hoy explicita estas exigencias para todos nosotros.

• Mateo 16,24: Tome su cruz y me siga. Jesús saca las conclusiones que valen hasta hoy: «Si alguien quiere seguirme, renuncie a si mismo, tome su cruz y me siga”. En aquel tiempo, la cruz era la pena de muerte que el imperio romano imponía a los marginados y a los bandidos. Tomar la cruz y cargarla detrás de Jesús era lo mismo que aceptar el ser marginado por el sistema injusto que legitimaba la injusticia. La Cruz no es fatalismo, ni exigencia del Padre. La Cruz es consecuencia del compromiso libremente asumido por Jesús: revelar la Buena Nueva de que Dios es Padre y que, por tanto, todos y todas deben ser aceptados y tratados como hermanos y hermanas. A causa de este anuncio revolucionario, Jesús fue perseguido y no tuvo miedo a dar su vida. No hay prueba de amor más grande que dar la vida por los hermanos (Jn 15,13). El testimonio de Pablo en la carta a los Gálatas muestra el alcance de todo esto: “Por mí, no quiero sentirme orgulloso de nada, sino de la cruz de Cristo Jesús, nuestro Señor. Por él el mundo ha sido crucificado para mí, y yo, para el mundo”. (Gal 6,14) Y termina aludiendo a las cicatrices de las torturas que sufrió: “Que nadie pues me venga a molestar. Yo, por mi parte, llevo en mi cuerpo las señas de Jesús” (Gal 6,17).

• Mateo 16,25-26: Quien pierde la vida por causa mía la encontrará. Estos dos versículos explicitan valores humanos universales que confirman la experiencia de muchos, cristianos y no cristianos. Salvar la vida, perder la vida, encontrar la vida. La experiencia de muchos enseña lo siguiente: Quien corre tras los bienes y la riqueza no queda nunca saciado. Quien se entrega a los demás olvidándose de sí, siente una gran felicidad. Es la experiencia de las madres que se entregan, y de mucha gente que no piensa en sí, sino en los demás. Muchos hacen y viven así casi por instinto, como algo que viene del fondo del alma. Otros hacen así, porque tuvieron una experiencia dolorosa de frustración que los llevó a mudar de actitud. Jesús tiene razón en decir: Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará”. Importante es el motivo: “por mí”, o como dice en otro lugar: “por causa del Evangelio” (Mc 8,35). Y termina: “Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?” Esta última frase evoca el salmo que dice que nadie es capaz de pagar el precio de rescate de la vida: “comprada su vida nadie tiene, ni a Dios puede, con plata sobornarlo, pues es muy caro el precio de la vida. ¿Vivir piensa por siempre, o cree que no iré a la fosa un día?”. (Sal 49,8-10).

• Mateo 16,27-28: El Hijo del Hombre, dará a cada uno según su conducta. Estos dos versículos se refieren a la esperanza del pueblo con relación a la venida del Hijo del Hombre al final de los tiempos como juez de la humanidad, como presentado en la visión del profeta Daniel (Dn 7,13-14). El primer versículo dice: “El Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta” (Mt 16,27). En esta frase se habla de la justicia del Juez. Cada uno recibirá según su propia conducta. El segundo versículo dice: “Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino”. (Mt 16,28). Esta frase es un aviso para ayudar a percibir la venida de Jesús como Juez en los hechos de la vida. Algunos pensaban que Jesús vendría luego (1Ts 4,15-18). Jesús, de hecho, ya estaba presente en las personas, sobre todo en los pobres. Pero ellos no lo percibieron. Jesús mismo había dicho: “Cuando lo hicieron con alguno de estos más pequeños, que son mis hermanos, lo hicieron conmigo!” (Mt 25,34-45)

4) Para la reflexión personal
• Quien pierde la vida, la gana. ¿Cuál es la experiencia que tengo en este punto?
• Las palabras de Pablo: ““Por mí, no quiero sentirme orgulloso de nada, sino de la cruz de Cristo Jesús, nuestro Señor. Por él el mundo ha sido crucificado para mí, y yo, para el mundo”.¿Tengo valor para repetirlas en mi vida?

5) Oración final
Ensalzad conmigo a Yahvé,
exaltemos juntos su nombre.
Consulté a Yahvé y me respondió:
me libró de todos mis temores. (Sal 34,4-5)

Las tres rejas

El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de éste y le dice: 

– Oye maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia… 

– ¡Espera! -lo interrumpe el filósofo-. ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme? – ¿Las tres rejas? 

– Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto? 

– No. Lo oí comentar a unos vecinos. 

– Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que quieres decirme, ¿es bueno para alguien? 

– No, en realidad no. Al contrario… 

– ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta? – A decir verdad, no. 

– Entonces -dijo el sabio sonriendo-, si no es verdadero, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido. 

En el campamento, lo que se dice, se cuenta, se habla de los demás, es muy importante, como en cualquier grupo que tiene que vivir un tiempo juntos y donde se establecen relaciones humanas. Pero no sólo en el campamento. También el colegio, y en casa, y en la pandilla de amigos… Lo que se dice puede tener, muchas veces, consecuencias muy serias. El consejo del sabio es siempre muy importante para la convivencia. Y en realidad, para todas las circunstancias. No digas lo que no sabes si es o no verdad, lo que no es bueno para nadie ni lo que no es necesario. Ayudarás a crear muy buen ambiente en el grupo y en todo el campamento.

El arte de broncearse el corazón

Antes de salir de vacaciones

 

Llega el verano y a todos nos gusta “lucir palmito” y ponernos morenos a toda costa… Sabemos que exponer nuestra piel a las radiaciones solares requiere una serie de cuidados y prevenciones; lo que tal vez desconozcamos son las medidas que hay que tener en cuenta cuando lo que queremos es broncear nuestro corazón. Y si bien es cierto que para broncear nuestra piel, el método más natural es a través de los rayos del sol, no es menos cierto que para broncear nuestro corazón, el método más efectivo es a través del amor de Dios…

Amiga, amigo, este verano luce radiante por fuera y por dentro; estas vacaciones consigue un cuerpo y un corazón 10. Acontinuación te ofrezco cinco claves fundamentales para obtener todos los beneficios de Dios y conseguir un corazón que será, no te quepa ninguna duda, la envidia y el centro de atención en la playa y en la piscina, en el aeropuerto y en la estación de autobuses, en el pueblo de tus abuelos y en cualquier otro lugar donde vayas a pasar este verano… ¿Preparado? ¡Toma nota!

1. Las exposiciones a Dios serán tan largas como desees, pudiendo pasar horas, días y meses sin sufrir insolación; todo lo contrario, cuanto más te expongas, cuanto más dejes que Dios “te queme el corazón”, mayores beneficios obtendrás.

2. No permanecerás estático bajo el amor de Dios durante mucho tiempo. Me explico: aunque los rayos de Dios no son nocivos, la verdad es que hacen mayor efecto en movimiento (visitando a un amigo, llevando la bolsa del súper a una persona mayor, enseñando a alguien a nadar o a tocar un instrumento musical, haciendo las labores del hogar…).

3. Para prevenir “la deshidratación del corazón” (aburrimiento, apatía, rutina…), es esencial tomar una gran cantidad de “nutrientes del alma” (creatividad, compromiso, ayuda, alegría, inconformismo, oración…).

4. Deberás utilizar un antiprotector (sí, sí, has leído bien). Un antiprotector que no encontrarás ni en farmacias ni en salones de belleza. Este producto se denomina “Confianza en Dios” y lo puedes adquirir simplemente deseándolo. Si cada día te aplicas unas gotas de fe, el amor de Dios bronceará e iluminará tu vida; y no sólo eso, será tan fuerte la radiación que contagiarás a las personas que se encuentren a tu alrededor.

5. Para mantener el bronceado (la felicidad en tu corazón, en tu vida) tan sólo tienes que someterte cada día, durante cinco minutos, a un tratamiento de choque. Dicha técnica hidratará, reafirmará, nutrirá y prolongará tu felicidad. No te preocupes, Dios te enviará todos los días las instrucciones en forma de evangelio, de buena noticia. Únicamente tienes que leer el mensaje con los ojos y vivirlo con el corazón… El bronceado del corazón, la felicidad en tu vida, te durará toda la vida… ¡Haz la prueba!

José María Escudero

Amoris laetitia – Francisco I

74. La unión sexual, vivida de modo humano y santificada por el sacramento, es a su vez camino de crecimiento en la vida de la gracia para los esposos. Es el «misterio nupcial»[69]. El valor de la unión de los cuerpos está expresado en las palabras del consentimiento, donde se aceptaron y se entregaron el uno al otro para compartir toda la vida. Esas palabras otorgan un significado a la sexualidad y la liberan de cualquier ambigüedad. Pero, en realidad, toda la vida en común de los esposos, toda la red de relaciones que tejerán entre sí, con sus hijos y con el mundo, estará impregnada y fortalecida por la gracia del sacramento que brota del misterio de la Encarnación y de la Pascua, donde Dios expresó todo su amor por la humanidad y se unió íntimamente a ella. Nunca estarán solos con sus propias fuerzas para enfrentar los desafíos que se presenten. Ellos están llamados a responder al don de Dios con su empeño, su creatividad, su resistencia y su lucha cotidiana, pero siempre podrán invocar al Espíritu Santo que ha consagrado su unión, para que la gracia recibida se manifieste nuevamente en cada nueva situación.


[69] León Magno, Epistula Rustico narbonensi episcopo, inquis. IV: PL 54, 1205A; cf. Incmaro de Reims, Epist. 22: PL 126, 142.

El combate espiritual: La oración

I. LA PALABRA DE DIOS
Sb 18, 6-9: Castigaste a los enemigos y nos honraste llamándonos
Sal 32: Dichoso el pueblo a quien Dios escogió
Hb 11, 1-2.8-19: Esperaba la ciudad cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios
Lc 12, 32-48: Estad preparados

II. LA FE DE LA IGLESIA
     «La oración es un don de la gracia y una respuesta decidida por nuestra parte. Supone un esfuerzo.. un combate… contra nosotros mismos y contra las astucias del tentador que hace todo lo posible para separar al hombre de la oración, de la unión con su Dios. Se ora como se vive, porque se vive como se ora. El que no quiere actuar habitualmente según el Espíritu de Cristo, tampoco podrá orar habitualmente en su Nombre. El “combate espiritual” de la vida nueva del cristiano es inseparable del combate de la oración» (2725).
     «Orad constantemente (1 Ts 5,17)… Este ardor incansable no puede venir más que del amor… Este amor abre nuestros corazones a tres evidencias de fe, luminosas y vivificantes:
     Orar es siempre posible…
     Orar es una necesidad vital…
     Oración y vida cristiana son inseparables» (2742-2745).

III. TESTIMONIO CRISTIANO
     «Ora continuamente el que une la oración a las obras y las obras a la oración. Sólo así podemos encontrar realizable el principio de la oración contínua» (Orígenes) (2745).

IV. SUGERENCIAS PARA EL ESTUDIO DE LA HOMILÍA
A. Apunte bíblico-litúrgico
Los israelitas aguardaron la venida del Señor en la noche de Pascua para ser liberados de la esclavitud. Es un recuerdo vivo del Pueblo de Dios que recoge el libro de la Sabiduría.

     Jesús, en el evangelio, recomienda a sus discípulos dos actitudes fundamentales para la vida cristiana: la espera y la vigilancia. El vendrá inesperadamente como un ladrón nocturno o como un amo que está muchos años lejos de su hacienda.
     Comienza a leerse la última parte de la carta a los Hebreos. Su tema principal es la superioridad del sacerdocio de Cristo sobre el de la antigua alianza en la que vivieron los profetas, ilustres por su fe en las promesas de Dios.

B. Contenidos del Catecismo de la Iglesia Católica
La fe:
El combate de la oración: 2725-2728.
Necesidad de una humilde vigilancia: 2729-2733; y confianza filial: 2734-2741.
La respuesta:

Perseverar en la oración, perseverar en el amor: 2742-2745.

C. Otras sugerencias
La exhortación de Jesús a la espera y vigilancia se concreta en la vida cristiana en tener a Dios siempre presente. Es una exhortación siempre necesaria pues no pocas veces vivimos como si Dios estuviera ausente.

     La oración nos pone en diálogo con el Dios presente. Pero orar es un combate, el mismo combate cristiano de vida y oración.
     Tentaciones para la oración. Excusas para no orar. Dificultades.
     Exhortación a la oración continua, en casa y en el trabajo.

La misa del Domingo

19º. DOMINGO ORDINARIO, ciclo C

Fray Gerardo Sánchez Mielgo 

 

Donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.

Primera lectura: (Sb 18,6-9)

Marco: El contexto es una reflexión sobre la Sabiduría en la historia de Israel (c. 10-19). Se trata de “meditaciones catequéticas” de carácter midrásico que interpretan los acontecimientos históricos del pasado con una visión nueva.

Reflexiones

1ª) ¡En la celebración pascual se actualiza el propósito liberador de Dios!

     Tu pueblo esperaba ya la salvación de los inocentes y la perdición de los culpables… El autor evoca los acontecimientos de la noche de la liberación de Egipto. Interpreta midrásicamente*, es decir, con la intención de adoctrinar a sus contemporáneos intentando actualizar la significación de aquellos hechos. El autor de este libro entiende que aquel gesto fue una expresión de la delicada providencia de Dios para con su pueblo. Dios actuó de manera admirable y misteriosa a la vez. La celebración pascual judía actualizaría siempre aquel prodigio del poder de Dios. Se convirtió para Israel en un memorial de las gestas de Dios que evocaba el pasado, actuaba eficazmente en el presente y aseguraba el futuro. El acontecimiento actualizado en la celebración es un sacramento total de Israel abarcando toda su historia.

2ª) ¡Todos los santos eran solidarios en los peligros y en los bienes!

A partir de la alianza de Dios con su pueblo, todos sus miembros quedan mutuamente comprometidos a interesarse por los asuntos de cada uno y de todos. Y esto no sólo en la prosperidad sino también, y sobre todo, en la adversidad. Según la mentalidad antigua los derechos y deberes de la familia, del clan, o de la tribu son sagrados quedando todos comprometidos a ser go´él (vengador de los derechos inalienables) de cada uno y del conjunto. Dios será llamado más de una vez en la Escritura el Go´el de su pueblo que le defiende y toma cumplida venganza de sus enemigos. Aún hoy, entre los orientales, se vive esta misma realidad solidaria de los miembros de una misma tribu, familia o clan. La Pascua sería siempre un acontecimiento y un signo del pueblo que nace, por eso será la fiesta de familia por antonomasia y la fiesta de todo el conjunto del pueblo de Dios. Es necesario recuperar el sentido de corporación solidaria en las celebraciones que realizamos. La celebración del misterio de Jesús lleva consigo la renovación de un itinerario común y de un compromiso fraterno convincente.

Segunda lectura: (Hebreos 11,1-2.8-19)

Marco: El autor insiste en tres realidades: la realidad gloriosa de Jesús Sumo Sacerdote y Mediador; una exhortación para alentar y consolar a los cristianos perseguidos como lo fue Jesús; una afirmación firme de la solidez de la esperanza cristiana.

Reflexiones

1ª) ¡Esperar contra toda esperanza y por encima de todo fracaso!

La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve. En la vertiente histórico-salvífica de Hb 11 se comprende la virtud de la esperanza este autor. En los acontecimientos de la historia de Israel descubre que la actuación de Dios es segura y garantía de los que creen en Él. La fe, como adhesión personal al Dios Personal que se revela, va inseparablemente unida a la esperanza en un Dios omnipotente y bondadoso. De este modo la esperanza aparece como una virtud dinámica que pone en movimiento a todo un pueblo y a cada uno de sus miembros con la seguridad de conseguir aquello que se les promete. Ahora el autor lo traslada a los discípulos de Jesús para exhortarles a vivir en la esperanza y seguridad en medio de las persecuciones. Los cristianos vivían, en sus comienzos, amparados por el reconocimiento del judaísmo como religión lícita y reconocida en el Imperio. Cuando se produce la ruptura, los cristianos quedan desprovistos de este paraguas protector y son perseguidos por los judíos, de los que se separan, y por los romanos, que no los reconocen. Esto lleva consigo extorsiones de todo género, atropellos, confiscación y despojo de sus bienes.. Jesús pasó por dificultades y persecuciones pero ahora se encuentra glorioso en el cielo y realiza la tarea de Mediador de todos ante el Padre. Nunca ha sido fácil pertenecer al grupo de los seguidores de Jesús.

Evangelio: (Lucas 12,32-48)

Marco: Proseguimos el viaje a Jerusalén. Las ideas centrales de este fragmento podrían ser: la solicitud que Dios tiene de nosotros y la invitación a la vigilancia y a la fidelidad.

Reflexiones

1ª) ¡El peregrino ha de estar siempre vigilante y a punto para emprender la marcha!

Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas… La cintura ceñida es la imagen del caminante y del peregrino siempre dispuesto a ponerse en marcha (cf. Ex 12). La otra imagen indica la espera de algún personaje importante. Mantienen las lámparas encendidas los que esperan al novio para las bodas (recuérdese la parábola de las 10 muchachas que leemos en Mt 25,1-13). Las imágenes en ambos autores reflejan la premura y lo imprevisible de la puesta en marcha. Por eso hay que estar siempre a punto. Evidentemente aquí estamos leyendo varias realidades a la vez. La más importante es que Jesús volverá de nuevo glorioso, pero la Iglesia primitiva no recibió información del Maestro acerca del día concreto y la hora. El Señor no admite rivales, por tanto quien quiera participar de su gloria al final, debe colocarlo ahora en el centro de la vida mientras va de camino. Renunciar a todo y ponerse en camino detrás de él son condiciones para el seguimiento que sólo las ha exigido Jesús (no sabemos de ningún rabino que lo hubiera hecho nunca), porque sólo Él garantiza el destino final del hombre. Hoy como ayer, no podemos entreteneros en otros negocios que entorpezcan el principal. Sólo cabe una interpretación de lo temporal adecuada y correcta, a saber, partir de la esperanza del futuro. Ciertamente se exige un compromiso serio con lo temporal, pero entendido como una etapa previa de la construcción del definitivo Reino de Dios. Se produce así una tensión entre la temporalidad y la eternidad, entre la esperanza cristiana y el compromiso serio por lo temporal que compartimos con los hombres.

2ª) ¡Son declarados dichosos los que son capaces de vigilar siempre!

¿Qué quiso decir Jesús? Una advertencia velada a sus discípulos sobre el futuro. Pero cuando el evangelista lo ha introducido en su relato está pensando en la vuelta gloriosa del Hijo del hombre, en la Parusía que tan ardientemente era esperada en la Iglesia primitiva. Pero, cuando Lucas escribe, esta espera ha perdido fuerza en el sentido de inmediatez y en su aspecto de acontecimiento escatológico. Lucas piensa que el Hijo del hombre volverá, pero más tarde. Mientras tanto el discípulo debe equiparse de la paciencia, aguante y constancia (hupomoné lo llama él). El discípulo de Jesús debe recordar siempre que la vuelta de Jesús le exige la confianza, pero también una atenta vigilancia porque es imprevisible. Lucas utiliza los términos dichosos o felices en esta perícopa hasta tres veces que tiene su significación simbólica de insistencia. Jesús se congratula con quienes son capaces de velar y estar siempre atentos. El mismo hecho de vigilar produce en el discípulo una experiencia de verdadera bienaventuranza. Hoy como ayer, se nos invita a vivir la experiencia de las bienaventuranzas en la vigilante espera del Señor glorioso como un talante propio de sus discípulos. En el itinerario hacia Jerusalén y hacia la gloria, es necesario mantener un clima de alegría y seguridad en la esperanza de llegar a la meta. Nuestro mundo necesita que los testigos de Jesús lo hagan presente aquí y ahora.

3ª) ¡Quien posee la sabiduría del Reino está siempre dispuesto!

El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá. Dios concede los dones para que se pongan a contribución y a rendimiento a favor de los demás. Quien más recibe más posibilidades tiene para trabajar por los demás. Esto quiere decir que la recompensa y el rendimiento de cuentas está en proporción al don recibido. Mateo lo explica en la parábola de los talentos o del capital y los intereses (Mt 25,14ss; Lc 19,12ss). Ambas parábolas, gemelas, aunque presentadas con distinto ropaje narrativo, pretenden transmitir una lección fundamental: es necesario vigilar en el tiempo de la espera y dedicarse a explotar los dones recibidos. Sigue el mismo pensamiento que domina la perícopa completa que proclamamos hoy. Los discípulos de Jesús deben huir de dos posturas reprochables: la desidia con los dones y la vanagloria por los dones recibidos. Al discípulo se le pide un equilibrio equidistante de ambos extremos. Lo que se le da ha de recibirlo con agradecimiento, reconocer que es un regalo gratuito en vistas al bien común y, por tanto, debe evitar toda falsa humildad o modestia que impida el adecuado rendimiento de los dones y, a la vez, todo engreimiento. En la Escritura encontramos dos expresiones que reflejarían muy bien este mensaje (Jn 15,5; 1Cor 15,9-10). San Juan Crisóstomo afirma, en uno de sus sermones, que quien pone en duda haber recibido dones abundantes de Dios le inflige una contumelia, porque Dios siempre distribuye abundantemente entre todos. El creyente ha de poner todos sus dones, de cualquier género que sean, a producir para bien propio y de los demás a fin de que el Padre celestial sea glorificado (Mt 5,16).

Comentario al evangelio (5 de agosto)

      Aprendí hace muchos años que la mejor razón para vivir es al mismo tiempo la mejor razón para morir. Por paradójico que pueda parecer es así. La razón de vivir de unos padres pueden ser sus hijos. Precisamente por eso darían la vida por ellos. En un momento de sacrificio final y en el día a día hecho de trabajo y servicio por el bien de sus hijos. La darían del todo porque ya la están dando en el día. Y eso no les haría perder ni un ápice de su felicidad. Dan su vida por bien vivida, entregándose por sus hijos. A pesar de que mirado desde fuera, quizá podamos tener la sensación de que esos padres en realidad están “perdiendo” su vida. 

      Hoy Jesús, en coincidencia con lo que acabamos de comentar, habla en el Evangelio a aquellos que hacen todos los esfuerzos posibles por ganar su propia vida, por salvarse. Y les dice que precisamente son ellos los que se están perdiendo. Tanto preocuparse de sí mismos para al final no ganar nada. Es como el que pretende apretar mucho los dedos de la mano para retener agua o arena. Al final, todo se le escapa y se queda con las manos vacías. Precisamente, dice Jesús, es el que pierde su vida por el reino el que la termina encontrando en plenitud.

      Hoy hablamos mucho de auto-estima, de auto-realización. Se dice que cada uno tiene que mirar por su propia felicidad. Se busca el bienestar. Todo es colocarse uno en el centro del mundo, en el centro del universo. Y todo lo que me rodea tiene que servirme para ser yo feliz.  Como decía un sociólogo, hoy en día todo es una prótesis que uso en tanto en cuanto me ayuda a sentirme mejor. Uso gafas porque así veo mejor. Uso una dentadura postiza porque así puedo comer. Tengo amigos porque me ayudan a sentirme acompañado. Tengo una relación de pareja que me hace sentirme feliz y realizado. Tengo hijos por la misma razón. Pero en el momento en que las gafas o la pareja o los hijos no me hacen sentirme bien o suponen una carga, me deshago de ellos y busco otra “prótesis” que me siente mejor, que me haga verme más guapo o sentirme más feliz. 

      La propuesta de Jesús va en la dirección opuesta. Los otros no son la prótesis que me hace falta para sentirme bien. Los otros son mis hermanos, parte de mi propia vida. Sólo en tanto en cuanto soy capaz de compartir mi vida, de “perderla”, de regalarla, por su vida, podré encontrar mi propia plenitud. 

      Sólo al perder la vida, se encuentra la propia plenitud. ¿Suena raro? Quizá sí, pero es así como son las cosas. En el Reino nadie mira en primer lugar por su propio bien sino por el bien de los hermanos. Y ahí es donde encuentro mi propia plenitud. ¿Por qué no hacemos la prueba?

Fernando Torres, cmf