Vísperas – Miércoles VII de Pascua

LA VISITACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA. (FIESTA)

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: UNA MUJER CREYENTE DE ISRAEL.

Una mujer creyente de Israel
es para siempre madre de la vida;
bendita por su fe la nueva Eva,
morada santa donde Dios habita.

Lo mismo que Isabel, la santa Iglesia
hoy a su madre alaba y felicita:
«¡Bendita seas, Dios está contigo,
llena de gracia al par, Virgen María!

Y bendito en la morada sempiterna
aquel que tú llevaste, Peregrina,
aquel que, con el Padre y el Espíritu,
al bendecirte a ti nos bendecía.» Amén.

SALMODIA

Ant 1. Entró María en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aleluya.

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Entró María en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aleluya.

Ant 2. Tan pronto como llegaron a mis oídos las palabras de tu saludo, dio luego el niño en mi seno saltos de alegría. Aleluya.

Salmo 126 – EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tan pronto como llegaron a mis oídos las palabras de tu saludo, dio luego el niño en mi seno saltos de alegría. Aleluya.

Ant 3. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Aleluya.

Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN – Ef 1, 3-10

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Aleluya.

LECTURA BREVE   1Pe 5, 5-7

Sed humildes unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos bajo la poderosa mano de Dios, para que a su tiempo os eleve. Descargad en él todas vuestras preocupaciones, porque él se interesa por vosotros.

RESPONSORIO BREVE

V. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. Aleluya, Aleluya.
R. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. Aleluya, Aleluya.

V. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.
R. Aleluya, Aleluya.

V. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. Aleluya, Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Me felicitarán todas las generaciones, porque Dios ha mirado la humillación de su esclava. Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Me felicitarán todas las generaciones, porque Dios ha mirado la humillación de su esclava. Aleluya.

PRECES

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:

Que la llena de gracia interceda por nosotros.

Tú que nos diste a María por madre, concede por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores
y a todos abundancia de salud y de paz.

Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.

Tú que hiciste de María la madre de misericordia,
haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.

Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,
haz que por su intercesión todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que coronaste a María como reina del cielo,
haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.

Confiando en el Señor, que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre que colme también de bienes al mundo hambriento:

Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, tú que, cuando María llevaba en su seno a tu Hijo, le inspiraste que visitara a su prima santa Isabel, haz que nosotros seamos siempre dóciles a las inspiraciones de tu Espíritu, para que, con María, podamos proclamar eternamente tu grandeza. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina (31 de mayo)

Lectio: Miércoles, 31 Mayo, 2017

1) Oración inicial

Concédenos tu ayuda, Señor, para que el mundo progrese, según tus designios; gocen las naciones de una paz estable y tu Iglesia se alegre de poder servirte con una entrega confiada y pacífica. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Lucas 1,39-56
En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor? Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»
Y dijo María:
«Alaba mi alma la grandeza del Señor
y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava,

por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre
y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero.

Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes
y despidió a los ricos con las manos vacías.

Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.»

María se quedó con ella unos tres meses, y luego se volvió a su casa.

3) Reflexión

• Hoy, fiesta de la visitación de Nuestra Señora, el evangelio habla de la visita de María a su prima Isabel. Cuando Lucas habla de María, él piensa en las comunidades de su tiempo que vivían dispersas por las ciudades del Imperio Romano y les ofrece en María un modelo de cómo deben relacionarse con la Palabra de Dios. Una vez, al oír hablar a Jesús, una mujer exclamó: «Feliz la que te dio a luz y felices los pechos que te amamantaron”. Elogió a la madre de Jesús. Inmediatamente, Jesús respondió: «¡Felices, pues, los que escuchan la palabra de Dios y la observan!» (Lc 11,27-28). María es el modelo de comunidad fiel que sabe escuchar y practicar la Palabra de Dios. Al describir la visita de María a Isabel, enseña qué deben hacer las comunidades para transformar la visita de Dios en servicio a los hermanos y a las hermanas.

• El episodio de la visita de María a Isabel muestra otro aspecto bien típico de Lucas. Todas las palabras y actitudes, sobre todo el cántico de María, forman una gran celebración de alabanza. Parece la descripción de una solemne liturgia. Así, Lucas evoca el ambiente litúrgico y celebrativo, en el cual Jesús fue formado y en el cual las comunidades tenían que vivir su fe.

• Lucas 1,39-40: María sale para visitar a Isabel. Lucas acentúa la prontitud de María en atender las exigencias de la Palabra de Dios. El ángel le habló de que María estaba embarazada e, inmediatamente, María se levanta para verificar lo que el ángel le había anunciado, y sale de casa para ir a ayudar a una persona necesitada. De Nazaret hasta las montañas de Judá son ¡más de 100 kilómetros! No había bus ni tren.

• Lucas 1,41-44: Saludo de Isabel. Isabel representa el Antiguo Testamento que termina. María, el Nuevo que empieza. El Antiguo Testamento acoge el Nuevo con gratitud y confianza, reconociendo en él el don gratuito de Dios que viene a realizar y completar toda la expectativa de la gente. En el encuentro de las dos mujeres se manifiesta el don del Espíritu que hace saltar al niño en el seno de Isabel. La Buena Nueva de Dios revela su presencia en una de las cosas más comunes de la vida humana: dos mujeres de casa visitándose para ayudarse. Visita, alegría, embarazo, niños, ayuda mutua, casa, familia: es aquí donde Lucas quiere que las comunidades (y nosotros todos) perciban y descubran la presencia del Reino. Las palabras de Isabel, hasta hoy, forman parte del salmo más conocido y más rezado en todo el mundo, que es el Ave María.

• Lucas 1,45: El elogio que Isabel hace a María. «Feliz la que ha creído que se cumplieran las cosas que le fueron dicha de parte del Señor». Es el recado de Lucas a las Comunidades: creer en la Palabra de Dios, pues tiene la fuerza de realizar aquello que ella nos dice. Es Palabra creadora. Engendra vida en el seno de una virgen, en el seno del pueblo pobre y abandonado que la acoge con fe.

• Lucas 1,46-56: El cántico de María. Muy probablemente, este cántico, ya era conocido y cantado en las Comunidades. Enseña cómo se debe cantar y rezar. Lucas 1,46-50: María empieza proclamando la mutación que ha acontecido en su propia vida bajo la mirada amorosa de Dios, lleno de misericordia. Por esto canta feliz: «Exulto de alegría en Dios, mi Salvador». Lucas 1,51-53: En seguida después, canta la fidelidad de Dios para con su pueblo y proclama el cambio que el brazo de Yavé estaba realizando a favor de los pobres y de los hambrientos. La expresión “brazo de Dios” recuerda la liberación del Éxodo. Esta es la fuerza salvadora de Dios que hace acontecer la mutación: dispersa a los orgullosos (1,51), destrona a los poderosos y eleva a los humildes (1,52), manda a los ricos con las manos vacías y llena de bienes a los hambrientos (1,53). Lucas 1,54-55:Al final recuerda que todo esto es expresión de la misericordia de Dios para con su pueblo y expresión de su fidelidad a las promesas hechas a Abrahán. La Buena Nueva viene no como recompensa por la observancia de la Ley, sino como expresión de la bondad y de la fidelidad de Dios a las promesas. Es lo que Pablo enseñaba en las cartas a los Gálatas y a los Romanos.
El segundo libro de Samuel cuenta la historia del Arca de la Alianza. David quiso colocarla en su casa, pero tuvo miedo y dijo: «¿Cómo voy a llevar a mi casa el Arca de Yavé?» (2 Sam 6,9) David mandó que el Arca fuera para la casa de Obed-Edom. «Y el Arca permaneció tres meses en casa de Obed-Edom, y Yavé bendijo a Obed-Edom y a toda su familia» (2 Sam 6,11). María, embarazada de Jesús, escomo el Arca de la Alianza que, en el Antiguo Testamento, visitaba las casas de las personas distribuyendo beneficios a las casas y a las personas. Va hacia la casa de Isabel y se queda allí tres meses. En cuanto entra en casa de Isabel, ella y toda la familia es bendecida por Dios. La comunidad debe ser como la Nueva Arca de la Alianza. Al visitar las casas de las personas tiene que traer beneficios y gracias de Dios para la gente.

4) Para la reflexión personal

• ¿Qué nos impide descubrir y vivir la alegría de la presencia de Dios en nuestra vida?
• ¿Dónde y cómo la alegría de la presencia de Dios está aconteciendo hoy en mi vida y en la vida de la comunidad?

5) Oración final

Bendice, alma mía, a Yahvé,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Yahvé,
nunca olvides sus beneficios. (Sal 103,1-2)

Padre, te ruego por los que me has confiado

Jesús, Tú nos pones a todos en las manos del Padre,
Tú le hablas a El de nosotros, de nuestras cosas, de nuestra vida,
Tú nos pones en las mejores manos, que son las del buen Padre Dios.
Eso es lo mejor que podemos hacer nosotros también por todos nuestros hermanos.
Que no dejemos de recurrir a ti cuando no puedes dormir,
preocupado porque tu hijo está de marcha.

Que pongamos en tus manos el resultado de esos análisis,
que nos llena de miedo ante la enfermedad y el sufrimiento,
no porque nos vayas a curar
sino porque contigo la enfermedad es más llevadera.
Que compartamos contigo los malos tragos, los cansancios,
las dificultades, las dudas y los agobios del camino,
la vida contigo se ve mucho más clara.

Que nos pongamos en tu presencia cuando estamos enfadados,
para pedirte amnesia, para que nos recuerdes, una vez más,
lo de perdonar setenta veces siete.
Que nos paremos a acariciar nuestra historia contigo,
para autoperdonarnos, para querernos más,
para desarrollar contigo lo mejor de nosotros mismos.

Que las noches de insomnio las aprovechemos para hablar contigo
de los otros hermanos, de los que no tienen tiempo ni para rezar,
de los que no han descubierto el gozo de saborear tu compañía.

Que trabajemos poniendo nuestro mejor esfuerzo y empeño,
pero que luego sepamos descansar dejando todo en tus manos.
Porque los de Jesús somos tuyos, Padre,
y lo mío es tuyo y lo tuyo mío, y todos somos uno en Ti.

María en la alegría eterna

Palabra de Dios

Sof 3, 14-18: Lanza gritos de gozo. No temerás ya ningún mal.

Lc 1, 39-45: Dichosa tú, que has creído.

Ap 21, 1-5: Cielos nuevos y tierra nueva.

Texto antológico

«Así como Cristo realiza su resurrección en medio de nosotros por su presencia poderosa y eficaz en la vida del mundo, otro tanto podemos decir de la gloria de María y su ‘asunción a los cielos’. Ello quiere decir que está más presente en el mundo que ninguna otra mujer. En Cleopatra se piensa a lo sumo; a María se le invoca. Es la mujer que está más presente y cercana de nosotros. No debemos imaginar lejos de nosotros a Cristo resucitado y a María asunta en el cielo, al nuevo Adán y a la nueva Eva de la humanidad, como si el cielo fuera un inmenso salón por el que flotan almas innúmeras y sólo dos puestos están ocupados físicamente. No; nada de esto podemos ni debemos imaginar con categorías de tiempo y de espacio. Aquí, sobre la tierra, podemos sentir la presencia de Cristo y de María si llevamos una vida conforme al espíritu de Cristo y nos dirigimos a ellos en nuestra oración».

Nuevo Catecismo para Adultos

Reflexión

La asunción de María no es una carrera espacial, no es una traslación física, porque el cielo no es un lugar, sino un estado. Ir al cielo no es emprender un viaje sideral.

Hemos de reconocer que muchos cristianos, en su representación imaginativa del futuro escatológico, todavía están demasiado pendientes de representaciones plásticas muy deficientes, provenientes de nuestra primera educación cristiana, en nuestra infancia. Son representaciones que dejan mucho que desear, a las que muchos cristianos se adhieren vergonzantemente. No se atreverían a expresarías porque les parece un mundo de representaciones infantiles. En ese sentido, son un obstáculo para la fe, incluso piedra de escándalo para personas cultas y críticas.

Los muertos no se nos van, sino que se nos vienen adentro del todo. Se instalan definitivamente en Dios. El cielo es Dios. Y esa resurrección ya no tiene reloj ni calendario. Los muertos no están esperando. Y en María todo ello ha tenido que darse de un modo eminente. Es lo que significa su asunción. En cualquier caso, hay que esforzarse por comprenderlo.

Examen

  • ¿Qué pensamos del cielo? ¿Cómo lo «imaginamos»?
  • ¿Sabemos dar razón de nuestra esperanza en la vida eterna? ¿Podemos hacerlo con expresiones y formulaciones aceptables?
  • ¿Cuánto hemos leído o estudiado -en grupo o individualmente- sobre el cielo después de nuestra primera formación religiosa en la infancia?
  • ¿Tenemos verdadera esperanza en la vida eterna?

Conversión

  • Tomar medidas para reformular los temas de los novísimos (muerte, juicio, infierno, cielo y purgatorio) y poderlos creer y expresar sin dificultades especiales.
  • Sentir verdaderamente la vida eterna, el reino de Dios, como objeto de nuestra esperanza, inmanente y trascendente a la vez.
  • Desear ardientemente: ¡Ven, Señor, Jesús!
  • Confortar la esperanza de los desalentados.
  • Compartir nuestra esperanza especialmente con los que se acercan a la muerte.

Invocación

  • María, madre nuestra, tú que te has adelantado definitivamente en Dios.
  • Haz participar a todo el mundo en tu alegría eterna.

Oración

Dios, Padre nuestro: en María has podido llevar a consumación plena tu plan de salvación. Haz que también nosotros un día podamos compartir su alegría contigo en el reino definitivo.

Cantos sugeridos

«Santa María del Camino», de J. A. Espinosa, en Madre nuestra.

«Salve Regina», canto gregoriano, en Cantoral litúrgico nacional, 302.

«Antes que el mundo hiciera», de C. Gabaráin, en Eres tú, María.

«Los cielos y la tierra», de C. Gabaráin, en Eres tú, María.

«Estrella y camino», de C. Gabaráin, en María siempre.

Evangelii Gaudium – Francisco I

V. Una madre de corazón abierto

46. La Iglesia «en salida» es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino. A veces es como el padre del hijo pródigo, que se queda con las puertas abiertas para que, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad.

Comentario Domingo de Pentecostés

Oración

Señor y Hermano Jesús,
Tú dijiste a los tuyos: “Recibid el Espíritu Santo”. Tu mayor anhelo es dárnoslo; entregaste tu vida en la cruz para entregarnos tu Espíritu: abre nuestros corazones
para recibirlo como aliento y gozo en el corazón, y fortaleza para la vida;
y así podamos transformar este mundo
en un mundo según tu corazón.

Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. AMEN.

 

Jn 20, 19-23

«19Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas donde estaban los discípulos, por miedo a los judíos, vino Jesús y se puso en medio y les dice: ‘Paz a vosotros’.

20Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Así que los discípulos se alegraron al ver al Señor.

21Jesús les dijo de nuevo: ‘Paz a vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío’.

22Y, dicho esto, sopló y les dice: ‘Recibid el Espíritu Santo. 23A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos’».

¡PALABRA DEL SEÑOR!

 

 

CONTEXTO

Estamos ante el primer final del evangelio de Juan. Antes de nuestro texto, el evangelio ha relatado la escena del sepulcro vacío (Jn 20,1-10) y la aparición de Jesús a María Magdalena (20,11-18). Después, se nos relatará la reacción de Tomás (20,24-29), la aparición de Jesús en el lago de Tiberíades (21,1-23) y el segundo final del evangelio, que concluye con una impresionante hipérbole acerca de las acciones del Resucitado, que deja abierta para el creyente la puerta de una relación abierta e interminable con Jesús, Señor de la Vida (21,24-25).

 

 

TEXTO

En este texto evangélico la acción se sitúa en “el primer día de la semana”, nombre clásico para indicar el día de la

resurrección, el domingo, día por excelencia de la asamblea cristiana. Tiene dos momentos: la presencia de Jesús con los discípulos sin Tomás (vv. 19-23) y el diálogo de éstos con Tomás (vv. 24-25). La escena siguiente es “ocho días después”, cuando Jesús vuelve a estar con los discípulos y habla con Tomás (vv. 26-29). Después, la primera conclusión del evangelio (vv. 30-31).

 

ELEMENTOS INTERESANTES

• A nivel eclesiológico (discipular), básicamente es un texto de movimientos, de avances, de transformación: del miedo a la alegría, de estar cerrados a estar enviados. Nada queda igual después de la Resurrección, se inicia un nuevo itinerario radicalmente transformado y transformador. ¿Sentimos esa nueva fuerza ahora que pasó la Pascua?

• A nivel cristológico, se remarca la bondad de Cristo Jesús, que no sólo no reprocha a sus amigos el abandono y la soledad en que le dejaron, sino que les regala las primicias de su Pascua: la paz y el Espíritu Santo con el perdón de los pecados.Jesús es el mismo Jesús crucificado pero también el Mesías, el Señor, el Hijo de Dios, Dios mismo. ¿Tiene el papel que sin duda merece en nuestra vida?

• A nivel teológico, es impresionante la densa riqueza del misterio de Dios: Padre que envía, Hijo y Señor, Espíritu Santo. ¿Tanto dinamismo de amor de Dios no choca con nuestra modorra espiritual?

• Tres veces repite Jesús el saludo: “¡Paz a vosotros!”. La paz y la serenidad interior es una marca de los discípulos “habitados” por Jesús. La paz, que es un don del Resucitado, se vuelve tarea de los discípulos en el envío. ¿Dónde urge trabajar la paz entre nosotros?

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Para la catequesis: Pentecostés

Domingo de Pentecostés
4 de Junio 2017

Lecturas: Hechos 2, 1-11; Salmo 103; 1Cor 12, 3b-7.12-13; Juan 20, 19-23

Jesús se aparece a los discípulos

Al llegar la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, los discípulos se habían reunido con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús entro y, poniéndose en medio de los discípulos, los saludo diciendo: ¡Paz a ustedes! Dicho esto, les mostro las manos y el costado. Y ellos se alegraron de ver al Señor. Luego Jesús les dijo otra vez:

¡Paz a ustedes! Como el Padre me envió a mi, así yo los envió a ustedes. Y soplo sobre ellos, y les dijo: Reciban el Espíritu Santo. A quienes ustedes perdonen, los pecados, les quedaran perdonados; y a quienes no se los perdonen, les quedaran sin perdonar. (Juan 20, 19-23)

Reflexiones
Han visto alguna vez personas que se hablan y que no se comprenden ¿como se resolvió? ¿Hay en nuestro hogar paz, paciencia, alegría y respeto mutuo? Por el orgullo las familias y los pueblos se dividen. ¿Cómo nos comunicamos en nuestras familia?

¿Nos entendemos? Los apóstoles tenían muchísimo miedo pero al recibir el Espíritu Santo todo cambio. Para el Espíritu Santo no hay lenguas extranjeras. Todos pueden comprender el lenguaje del amor.

Los apóstoles recibieron los dones especiales del Espíritu Santo. Nosotros los recibimos en la Confirmación.

Actividad
Leer Hechos 2, 1-11. Sentar a los niños en círculo. Obscurecer el lugar. Explicarles que vamos orar como cuando los apóstoles estaban reunido con María. Colocarles en la cabeza de los niños a cada uno una lengua de fuego, de cartulina donde va estar escrito un don del Espíritu Santo. Al terminar de leer la lectura, orarle a cada niño sobre el don que recibió.

Oración
Señor Jesús ayúdanos apreciar el gran regalo que tu nos haz dado que es tu paz. Ayúdanos a saber usar los dones que de ti hemos recibido. Amen.

¿Qué me quiere decir hoy Jesús? – Domingo de Pentecostés

Cristo acaba de morir, sus amigos están tristes y temerosos. Han cerrado las puertas de la casa en que se ocultan, por miedo a que también ellos sean detenidos y sacrificados. Pareciera que todo ha terminado… pero ¡apenas comienza! Jesús se presenta ante ellos y les deja el gran regalo que cambiará su vida para siempre: el Espíritu Santo. A partir de entonces, los miedos y las tristezas serán sustituidos por el valor y el entusiasmo de continuar lo que Cristo inició: llevar su palabra de amor y salvación al mundo.

Los Apóstoles comenzaron a cumplir la misión que Cristo les confió ese mismo día de Pentecostés, con un éxito tan admirable que San Pedro convierte a 3 mil personas en su primera predicación (car. Hech 2, 41), y más adelante a 5 mil con la segunda (cfr. Hech 4, 4).

Luego los Apóstoles se esparcieron por todo el mundo, fundando comunidades cristianas donde predicaban. Estas comunidades eran regidas por Obispos, y estaban unidas entre sí por una misma fe, unos mismos sacramentos y un mismo jefe común: Pedro y sus sucesores.

Así, llegamos a nuestros días con Francisco I al frente de nuestra Iglesia, y cada uno de nosotros, los nuevos amigos de Jesús, dando testimonio de Él y de su palabra. Sólo que ahora, a algunos se nos olvida que contamos con la ayuda del Espíritu Santo para lograrlo.

Busquemos en nuestras oraciones y en los sacramentos, la fuerza que nos da el Espíritu Santo para amar y enseñar la Palabra de Dios. Cristo ahora quiere que seamos nosotros los que convenzamos a muchos de vivir a su estilo y salvarse.

¿A cuántos convenceré hoy con mi ejemplo?

Comentario al evangelio (31 de mayo)

La fiesta de hoy tiene mucho de entrañable. La historia de dos mujeres que se encuentran y que se saben embarazadas de la vida que crece en ellas. Son dos y son cuatro. Son dos llenas de esperanza. Son dos convertidas en signos de esperanza para la humanidad. Porque cada vez que nace un niño nace la esperanza en nuestros corazones: la vida sigue, se renueva, renace. Es la alegría explosiva que brota en la familia al conocer la noticia. Es alegría para la madre, para el marido. Pero también para los abuelos. 

      Pero en este caso, en el encuentro entre María y su prima Isabel hay un plus de alegría. Las dos son conscientes de que es Dios mismo el que ha intervenido en la historia para hacer que brote la vida y la esperanza. Lo que va a hacer no son sólo dos niños. Con ellos se hará presente en nuestra historia algo radicalmente nuevo: la presencia viva y real del amor de Dios.  Con ellos se va a cumplir la antigua promesa, la esperanza que venía de generación en generación anunciada. Aquella promesa que, de tan antigua, parecía que ya no se iba a cumplir nunca. Pues ya está aquí. Por eso la alegría no tiene límites. 

      Por eso, María entona ese cántico tan conocido que habla de liberación para los oprimidos, de esperanza para los hundidos y frustrados. María “ve”, desde su fe, que un nuevo mundo se está alumbrando, que la fuerza del mal no puede nada contra la fuerza, la ventolera, el huracán del amor de Dios. Por mucho que parezca que todo sigue igual, que son sólo dos mujeres felicitándose mutuamente, ellas saben y nosotros sabemos, que lo que sucede es algo mucho más trascendental. Y a nosotros también se nos llena el corazón de esperanza. 

      Por mucha injusticia y dolor y muerte y opresión que haya en nuestro mundo, aquí y ahora, Dios está con nosotros, Dios se ha vuelto del lado de los pobres y de los que sufren. Dios derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. Dios llena a los hambrientos de bienes y despide vacíos a los ricos. Porque se ha acordado de su misericordia y no nos ha dejado solos.

      Ya no hay excusa que valga. Salgamos a la calle, a la vida, a trabajar por la justicia, por el reino, por la fraternidad. Porque Dios está con nosotros.

Fernando Torres, cmf