Vísperas – Martes X de Tiempo Ordinario

SAN ANTONIO DE PADUA, presbítero y doctor de la Iglesia. (MEMORIA)

 

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: VERBO DE DIOS, ETERNA LUZ DIVINA.

Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios, que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.

Palabra eternamente pronunciada
en la mente del Padre, ¡oh regocijo!,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada
en el seno de Virgen, hecha Hijo.

Las tinieblas de muerte y de pecado,
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.

Con destellos de luz que Dios envía,
no dejéis de brillar, faros divinos;
de los hombres y pueblos sed su guía,
proclamad la verdad en los caminos. Amén.

SALMODIA

Ant 1. No podéis servir a Dios y al dinero.

Salmo 48 I – VANIDAD DE LAS RIQUEZAS

Oíd esto, todas las naciones,
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles, ricos y pobres;

mi boca hablará sabiamente,
y serán muy sensatas mis reflexiones;
prestaré oído al proverbio
y propondré mi problema al son de la cítara.

¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y me acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate?

Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa.

Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños.

El sepulcro es su morada perpetua
y su casa de edad en edad,
aunque hayan dado nombre a países.

El hombre no perdura en la opulencia,
sino que perece como los animales.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. No podéis servir a Dios y al dinero.

Ant 2. «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.

Salmo 48 II

Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:

son un rebaño para el abismo,
la muerte es su pastor,
y bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura
y el abismo es su casa.

Pero a mí, Dios me salva,
me saca de las garras del abismo
y me lleva consigo.

No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él.

Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con sus antepasados,
que no verán nunca la luz.

El hombre rico e inconsciente
es como un animal que perece.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «Atesorad tesoros en el cielo», dice el Señor.

Ant 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

LECTURA BREVE   St 3, 17-18

La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz; y su fruto es la justicia.

RESPONSORIO BREVE

V. En la asamblea le da la palabra.
R. En la asamblea le da la palabra.

V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.
R. Le da la palabra.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En la asamblea le da la palabra.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san Antonio de Padua, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, san Antonio de Padua, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:

Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios has glorificado a tu Iglesia,
haz que todos los cristianos resplandezcan por su virtud.

Tú que por la oración de los santos pastores, que a semejanza de Moisés oraban por el pueblo, perdonaste los pecados de tus fieles,
purifica y santifica también ahora a la santa Iglesia por la intercesión de los santos.

Tú que de entre los fieles elegiste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los consagraste como ministros en bien de sus hermanos,
llena también de tu Espíritu a todos los pastores del pueblo de Dios.

Tú que fuiste la heredad de los santos pastores,
no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre viva alejado de ti.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que por medio de los pastores de la Iglesia das la vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,
salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Digamos juntos la oración que Cristo nos enseñó como modelo de toda oración:

Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, que diste a tu pueblo un predicador insigne del Evangelio en san Antonio de Padua, y un intercesor eficaz que lo asistiera en sus dificultades, concédenos, por su intercesión, que seamos fieles a las enseñanzas del Evangelio y que contemos con tu ayuda en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Lectio Divina – 13 de junio

Lectio: Martes, 13 Junio, 2017

Tiempo Ordinario

1) ORACIÓN INICIAL

¡Oh Dios!, fuente de todo bien, escucha sin cesar nuestras súplicas; y concédenos, inspirados por ti, pensar lo que es recto y cumplirlo con tu ayuda. Por nuestro Señor.

2) LECTURA

Del santo Evangelio según Mateo 5,13-16

«Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.

«Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

3) REFLEXIÓN

• Ayer, al meditar las ocho bienaventuranzas, hemos pasado por el portal de entrada del Sermón del Monte (Mt 5,1-12). En el evangelio de hoy recibimos una importante instrucción sobre la misión de la comunidad. Tiene que ser sal de la tierra y luz del mundo (Mt 5,13-16). La sal no existe para sí, sino para dar sabor a la comida. La luz no existe para sí, sino para iluminar el camino. La comunidad no existe para sí, sino para servir al pueblo. En la época en que Mateo escribió su evangelio, esta misión estaba siendo difícil para las comunidades de los judíos convertidos. A pesar de vivir en la observancia fiel de la ley de Moisés, estaban siendo expulsadas de la sinagogas, cortadas de su pasado judío. De cara a esto, entre los paganos convertidos algunos decían: “Con la venida de Jesús, la ley de Moisés está superada”. Todo esto causaba tensiones e incertezas. La apertura de unos parecía criticar la observancia de otros, y viceversa. Este conflicto generó una crisis que llevó a cada cual a encerrarse en su propia posición. Algunos querían avanzar, otros querían poner la lámpara bajo la mesa. Muchos se preguntaban: «Al final, ¿cuál es nuestra misión?» Recordando y actualizando las palabras de Jesús, el Evangelio de Mateo trata de ayudarlos:

• Mateo 5,13-16: Sal de la tierra. Usando imágenes de la vida cotidiana, con palabras sencillas y directas, Jesús hace saber cuál es la misión y la razón de ser de una comunidad cristiana: ser sal. En aquel tiempo, con el calor que hacía, la gente y los animales necesitaban consumir mucha sal. La gente iba consumiendo la sal que el abastecedor dejaba en grandes bloques en la plaza pública. Al final lo que sobraba quedaba esparcido como polvo en tierra, y había perdido el gusto. “Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres”. Jesús evoca esta costumbre para aclarar a los discípulos y discípulas la misión que deben realizar.

• Mateo 5,14-16: Luz del mundo. La comparación es obvia. Nadie enciende una lámpara para colocarla bajo un celemín. Una ciudad situada en cima de un monte no consigue quedar escondida. La comunidad debe ser luz, debe iluminar. No debe temer que aparezca el bien que hace. No lo hace para que la vean, pero lo que hace es posible que se vea. La sal no existe para sí. La luz no existe para sí. Y así ha de ser la comunidad: no puede quedarse encerrada en sí misma. “Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.»

• Mateo 5,17-19: Ni una coma de la ley caerá. Entre los judíos convertidos había dos tendencias. Unos pensaban que no era necesario observar las leyes del AT, porque es por la fe en Jesús que somos salvados y no por la observancia de la Ley (Rom 3,21-26). Otros pensaban que ellos, siendo judíos, debían continuar a observar las leyes del AT (Hec 15,1-2). En cada una de las dos tendencias había grupos más radicales. Ante este conflicto, Mateo procura llegar a un equilibrio entre los dos extremos. La comunidad debe ser el espacio donde este equilibrio puede ser alcanzado y vivido. La respuesta dada por Jesús a los que le criticaban seguía siendo bien actual: “¡No he venido a abolir la Ley, sino a darle cumplimiento!”. Las comunidades no pueden ir contra la Ley, ni pueden encerrarse en la observancia de la ley. Al igual que Jesús, deben dar un paso y mostrar, en la práctica, que el objetivo que la ley quiere alcanzar en la vida es la práctica perfecta del amor.

• Las diversas tendencias en las primeras comunidades cristianas. El plan de salvación tiene tres etapas unidas entre sí por la tierra de la vida: a) El Antiguo Testamento: la caminada del pueblo hebreo, orientada por la ley de Dios. b) La vida de Jesús de Nazaret: renueva la ley de Dios desde su experiencia de Dios como Padre/Madre. c) La vida de las Comunidades: a través del Espíritu de Jesús, tratan de vivir la vida como Jesús la vivió. La unidad de estas tres etapas engendra la certeza de fe de que Dios está en medio de nosotros. Los intentos de quebrar o enflaquecer la unidad de este plan de salvación engendraban varios grupos y tendencias en las comunidades:

i) Los fariseos no reconocían a Jesús como Mesías y aceptaban sólo el AT. Dentro de las comunidades había gente simpatizante con la línea de los fariseos (Hec 15,5).

ii) Algunos judíos convertidos aceptaban a Jesús como Mesías, pero no aceptaban la libertad del Espíritu con que las comunidades vivían la presencia de Jesús resucitado. (Hec 15,1).

iii) Otros, tanto judíos como paganos convertidos, pensaban que con Jesús había llegado el fin del AT. De aquí en adelante, sólo Jesús y la vida en el Espíritu.

iv) Había también cristianos que vivían tan plenamente la vida en la libertad del Espíritu que no miraban más la vida de Jesús de Nazaret ni el Antiguo Testamento (1Cor 12,3).

v) Ahora bien, la gran preocupación del Evangelio de Mateo es mostrar que el AT, Jesús de Nazaret y la vida en el Espíritu no pueden separarse. Los tres forman parte del mismo y único proyecto de Dios y nos comunican la certeza central de la fe: el Dios de Abrahán y Sara está presente en medio de las comunidades por la fe en Jesús de Nazaret.

4) PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

• Para ti, en tu experiencia de vida, ¿para que sirve la sal? Tu comunidad, ¿está siendo sal? ¿De qué manera tu comunidad está siendo luz?

• Las personas del barrio, ¿cómo ven a tu comunidad? Tu comunidad ¿tiene atracción? ¿Es señal? ¿De qué? ¿Para quién?

5) ORACIÓN FINAL

Amor y verdad son las sendas de Yahvé
para quien guarda su alianza y sus preceptos.
Haz gala de tu nombre, Yahvé,
y perdona mi culpa, que es grande. (Sal 25,10-11)

La oración de la unidad

Padre del Cielo, Pan vivo entre nosotros,
¡danos la unidad y la fraternidad que el mundo necesita!
Únenos, desde la diversidad personal y de carismas,
en una misma fe, en un único Cuerpo místico!
¡Hazte presente, Señor, en nuestras familias, en las comunidades cristianas, en todos los ambientes sociales, como el maná que nos ayuda
a salir de estos desiertos de nuestro tiempo,
que nos llegan en forma de situaciones difíciles,
momentos de desánimo, pérdida de seres queridos
y otras muchas circunstancias negativas!

Dios de bondad, ¡abre nuestros ojos con la luz de tu amor misericordioso!
¡Ábrenos así al perdón sin límites
y a la comprensión de todas las personas que son diferentes a nosotros!
Sólo así podemos contribuir a la expansión
de tu Reino de unidad en el mismo Espíritu.

¡Gracias por el sacramento de la Eucaristía,
el alimento que sitúa tu divinidad aquí, en la Tierra,
a través del misterio celestial de tu presencia en el Pan y el Vino,
en la comunión de un mismo alimento que fortalece nuestras almas
y llena nuestro interior con el amor
que necesita la humanidad para mirar hacia el futuro!

¡Únenos, Señor, con el vínculo de tu paz!
¡Ayúdanos a abrir nuestros corazones a Ti, buen Jesús,
y a ver tu rostro en todos los que conviven con nosotros!
¡Gracias por el testimonio de las personas que ayudan generosamente
a quienes necesitan más la caridad!
¡Gracias por el trabajo de Cáritas, el gran instrumento de la Iglesia
al servicio de la deseable unidad entre tus hijos!

En el Sagrado Corazón, hallaremos el más preciado tesoro

I

SE cansan los hombres y se exponen a gravísimos peligros, para adquirirse una fortuna; atraviesan mares, desafían climas; todo les parece poco, si pueden hacerse con un puñado de oro para pasar mejor esta miserable vida. ¡Cuántos, no obstante, ven defraudadas sus esperanzas! y aún cuando consigan verse llenos de riquezas, ¿acaso dan éstas, paz y felicidad a su corazón? Al revés, porque el temor de perderlas o la tristeza de tener que abandonarlas con la muerte, bastan para turbar la alegría de su posesión.

Alma mía, no busques con loco afán estas riquezas perecederas. Sea tu mejor riqueza el Sagrado Corazón de Jesús. He aquí un tesoro que sin gran esfuerzo puedes alcanzar. No has de emprender para ganarlo, largos viajes, ni costosos trabajos, ni difíciles industrias, ni luchar con los elementos, ni arriesgar la salud o la existencia. Todo esto lo hacen los hombres por el oro y la plata de este mundo. Nada de esto exige de ti el Sagrado Corazón de Jesús. Le tienes cerca; está a tu mano. Él mismo se te ofrece y convida. Sólo debes querer ser rica, con las riquezas de éste para dejarse poseer con toda seguridad.

¿Deseas, alma mía, esta brillante fortuna? ¿Te decides a querer ser rica con las riquezas de este Sagrado Corazón?

Medítese unos minutos.

II

¡Oh vanas riquezas del mundo, que tantas veces han excitado mi codicia! ¡Oh mezquinos tesoros de oro y plata, o mejor, de lodo y basura, en los cuales suele poner el hombre su corazón! ¿Qué son en comparación de las riquezas. eternas de ese Corazón Divino, tesoro de los bienaventurados y garantía de toda su felicidad? ¡Qué necios son los hombres que se desviven por alcanzarlos, sabiendo que van a morir, y que los han de dejar apenas hayan empezado a poseeros!

¡Oh Señor, que eres la verdadera riqueza de tus elegidos! No quiero otra cosa que a Ti, ni busco mejor tesoro. Estoy seguro de que si llego a poseerte, ni ladrones, ni adversidades, ni la muerte misma me han de separar de Ti. Los poderosos del mundo tienen suntuosos palacios; a mí me basta un asilo en el nido amoroso de tu Corazón; se cubren con galas y joyas de gran precio; yo sólo quiero para mi alma las joyas de tu gracia; se gozan ellos en espléndidos banquetes y ruidosas músicas; a mí me basta saborear los inefables consuelos de tu amor.

¡Oh Señor, riqueza inagotable! ¡Qué pobre es el corazón que no te posee aunque posea todos los bienes de la. tierra!

Medítese, y pídase la gracia particular.

Evangelii Gaudium – Francisco I

No a la inequidad que genera violencia

59. Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Cuando la sociedad —local, nacional o mundial— abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz. Así como el bien tiende a comunicarse, el mal consentido, que es la injusticia, tiende a expandir su potencia dañina y a socavar silenciosamente las bases de cualquier sistema político y social por más sólido que parezca. Si cada acción tiene consecuencias, un mal enquistado en las estructuras de una sociedad tiene siempre un potencial de disolución y de muerte. Es el mal cristalizado en estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor. Estamos lejos del llamado «fin de la historia», ya que las condiciones de un desarrollo sostenible y en paz todavía no están adecuadamente planteadas y realizadas.

Misa de la familia – Corpus Christi

1. MONICIÓN DE ENTRADA

Venimos en este día del Corpus, con la emoción contenida de saber que, el Señor, se encuentra en medio de nosotros. De que El parte el pan; de que nos hace sus invitados.

Venimos, en este día del Corpus Christi, sabiendo que el Señor nos hace un hueco en su mesa santa y, que a continuación, ello nos debe de llevar a ser generosos con los demás.

Hoy, además, tenemos un motivo de buena alegría: acompañaremos al Señor por las calles y las plazas de muchas ciudades.

Parece como si, Jesús, quisiera comprobar son sus propios ojos, la situación en la que vivimos, los lugares en los que –día tras día- luchamos por salir adelante.

Que su presencia, real y misteriosa en la Eucaristía, nos lleve a adorarle con todo nuestro corazón y a verle en las personas que más sufren.

Iniciemos esta celebración

(Sale la cruz, los cirios e incluso dos chicos podrían sostener una pancarta donde pusiera: “DIOS ESTA AQUÍ” haciendo referencia a la presencia de Jesús en la Eucaristía)

2. PENITENCIAL
a) No siempre valoramos la eucaristía como fuente de vida, de santidad, de entrega 
y de amor. Señor ten piedad.
b) No siempre tenemos en cuenta el valor divino de la Eucaristía. Pidamos perdón por las veces en que damos importancia a lo que es secundario. Cristo ten piedad.
c) Para vivir la Eucaristía, hay que tener hambre de Dios. En muchas ocasiones estamos llenos de alimentos que nos producen hartura o cansancio. Señor ten piedad.

3. MONICIÓN A LAS LECTURAS
Al escuchar las lecturas, en este día del Corpus Christi, recordamos el magnífico don o regalo, que el Señor ha hecho a nuestra iglesia, a los creyentes, a todos los cristianos durante tantos siglos.

El Señor Jesús se ofrece, como cordero inmolado, por nuestra salvación. ¿Seremos capaces de agradecer todo el sentido de la Eucaristía? ¿Seremos capaces de alimentarnos del manjar que esconde y nos trae la Eucaristía?

Atendamos en silencio.

4. PETICIONES
a) Por la Iglesia. Para que manifieste públicamente lo que es grande en ella. Para que nos enseñe a cuidar, celebrar y vivir con auténtica devoción la Santa Misa. Roguemos al Señor.
b) Por los sacerdotes. Por todos los que, por la imposición de manos, hacen posible que –el pan y el vino- se conviertan, por la fuerza del Espíritu Santo, en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Roguemos al Señor.
c) Por todos los que no creen. Para que la procesión del Corpus les lleve a sus corazones y a sus sentimientos la presencia de un Dios que sale a la calle para ir al encuentro de los hombres y mujeres. Roguemos al Señor.
d) Por todos nosotros. Para que participemos con entusiasmo en la Eucaristía. Para que escuchemos con atención la Palabra de Dios. Para que descubramos la riqueza que encierra. Roguemos al Señor.
e) Para que seamos “custodias de carne y hueso”. Es decir; que donde quiera que estemos, las personas que nos observen descubran que Dios vive en nuestras obras y en nuestras palabras. Roguemos al Señor.
f) Por los pobres; para que en este día de la Caridad descubran en nosotros la mano amiga de Jesús, la mano maestra de la Iglesia, la mano comprometida del Espíritu. Roguemos al Señor.

5. ACCION DE GRACIAS
TU, SEÑOR, ESTAS AHI
Cuando salimos al encuentro del que sufre
TU, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Al abrir la puerta de tu casa y sentarnos a tu mesa
TU, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando comemos tu cuerpo,
y sentimos fuerza para entregarnos
TU, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando bebemos tu sangre,
y sentimos alegría para contagiarla
TU, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando escuchamos tu Palabra,
y el camino se ilumina
TU, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando hacemos el bien,
y nuestro corazón se alegra
TU, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando comulgamos la Eucaristía
y sentimos paz interior
TÚ, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando aclamamos tu nombre
y lo hacemos sin vergüenza
TÚ, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando vitoreamos tu presencia
y nuestras vidas cambian
TU, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando el amor surge espontáneamente en nuestras manos
TÚ, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando el perdón sale fácilmente de nuestros labios
TÚ, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando renace el bien y la esperanza en el mundo
TÚ, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando nuestra suerte es la suerte de los demás
TÚ, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando vamos regalando sonrisas y detalles
TÚ, SEÑOR, ESTAS AHÍ
Cuando nos multiplicamos a favor de los demás
TÚ, SEÑOR, ESTÁS AHÍ
Cuando sentimos que los demás son nuestros hermanos
TÚ, SEÑOR, ESTÁS AHÍ

Música – Corpus Christi

«QUIEN COMA DE ESTE PAN VIVIRÁ PARA SIEMPRE»

“Pan divino y gracioso
sacrosanto manjar
que das sustento al alma mía.
Dichoso fue aquel día, punto y hora,
que en tales dos especies Cristo mora.
Que si el alma está dura
aquí se ablandará con tal dulzura”

(Francisco Guerrero, S.XVI)

Ambientación musical: “De rodillas” en el CD Cantos Eucarísticos (Edibesa. Madrid).

El Cuerpo y la Sangre de Cristo son manjar para un pueblo que está en camino. Ya podemos comer al mismo Dios. Cristo no sólo nos da su mensaje de amor, sino que por amor se da a sí mismo como alimento. El maná en el desierto prefigura el don de Cristo (1ª lectura). En la Eucaristía entramos en comunión con Él y con los hermanos (2ª lectura). Cristo es el pan vivo bajado del cielo. Danos, Señor, siempre ese pan. Pan vivo que nos da la vida.

Canto de entrada: ”Cristo, luz de los pueblos” (Himno del C.E.I. de Sevilla). CD Sacramento Permanente (SP); “Cantemos al amor de los amores” CLN O 8; MD 183.

Himno del Gloria: “Gloria” CLN C 4.

Salmo responsorial: “Glorifica al Señor, Jerusalén”

Santo: CLN I 8 (Palazón).

Fracción del pan: “Cordero de Dios”

Comunión: “Oveja perdida, ven” en el CD Habla, Señor (SP); “Tú eres, Señor, el pan de vida” CLN O 41; MD 163. “Éste es el pan de los hijos” MD 190. “Dice el Señor” en el CD Sacramento Permanente (SP).

Canto final: Repetimos el estribillo del canto de entrada: “Cristo, luz de los pueblos” o bien “Cristo te necesita para amar” CLN 729; MD 66.

Antonio Alcalde Fernández

Recursos – Corpus Chirsti

1. Sentido del día

Jesús resucitado no es una idea ni una realidad del pasado. Es alguien –persona- que está presente por su espíritu en todo el universo. Pero un universo dinámico que tiende todo él hacia la última unidad absoluta: fraternidad, reconciliación, comunión y, por tanto comunidad. Cuando nos reunimos en comunidad a compartir el pan y el vino de la Eucaristía, Cristo se hace presente “en” nosotros formando un solo Cuerpo (1Cor 10,17) y somos, así, profecía, sacramento y compromiso de la utopía final: “Que todos sean uno” (Jn 17,21). Por eso el “Corpus Christi” es presencia real del resucitado, en el entramado de nuestras relaciones comunitarias, formando imperfectamente, desde la fragilidad y “en camino”, la unidad última del Cristo glorioso. Bien lo decía el papa Benedicto XVI: « No puedo tener a Cristo sólo para mí; únicamente puedo pertenecerle en unión con todos los que son suyos o lo serán. La comunión me hace salir de mí mismo para ir hacia Él, y por tanto, también hacia la unidad con todos los cristianos. Nos hacemos «un cuerpo», aunados en una única existencia» (Dios es amor. 14).

2.- El «aleluya» del panel

La alegráis de la Pascua es alegría, pues, de la presencia real de Cristo resucitado en la Eucaristía, en la comunión con Él y entre nosotros. Y ese es, nuevamente, el sentido de nuestro insistente «aleluya»:

  1. Siempre antes y después de la lectura del Salmo o tras la 2ª lectura.
  2. Cuando el celebrante o el equipo de liturgia haya determinado el momento en que se han de presentar el «panel» con la partitura ya completa del «aleluya», con este mismo sentido de unidad completa de Cristo resucitado, con la que expresamos la alegría de TU PRESENCIA.

3.- Una oración

Que viene por la calle Dios, que viene
como de espuma o pluma o nieve ilesa;
tan azucenamente pisa y pesa
que sólo un soplo de aire lo sostiene.

Otro milagro, ¿ves? Él, que no tiene
ni tamaño ni límites, no cesa
nunca de recrearnos la sorpresa
y ahora en un arco de aire se contiene.

Se le rinde el romero y se arrodilla;
se le dobla la palma ondulante;
las torres en tropel campaneado.

Dobla también y rinde tu rodilla,
hombre, que viene Cristo caminante
-poco de pan, copo de pan- pasando.

Antonio y Carlos Murciano

Oración de los fieles – Corpus Christi

Oremos al Padre Celestial que en su Hijo nos ha dado el pan de la vida y el amor y pidamos que nos conceda desear su pan y su reino.

DANOS NUESTRO PAN DE CADA DÍA

• “No solo de pan vive el hombre”. Padre, ayúdanos entender que tus Palabras son de vida, que la Iglesia sepa transmitir al mundo tu evangelio para que a nadie le falte el verdadero sentido de la vida. Que el egoísmo no venza al amor. Oremos.

• “Dadles vosotros de comer”. Que todos sepamos descubrir que el mandamiento fundamental de nuestra fe es el amor y que lo que realizamos con los hermanos más débiles lo estamos haciendo contigo. Que la indiferencia no ocupe nuestro corazón. Oremos.

• “Todos somos uno porque comemos del mismo pan”. Que todos los responsables de la sociedad, la política, la economía y busquen el bien común. Te pedimos hoy por todos los excluidos y descartados del mundo, que se establezcan políticas y acuerdos que favorezcan la dignidad y la igualdad de todos los hombres. Oremos.

• “Unidos en el cuerpo y en la sangre de Cristo”. Mira nuestra comunidad y ayúdanos a romper todo lo que nos separa y potenciar todo lo que nos une y nos solidariza en tus sentimientos, para que amándonos, como hermanos, seamos sacramento de tu presencia real en medio del mundo. Oremos.

• “Estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Te damos gracias Padre por el regalo de la Eucaristía que nos identifica y nos alimenta en nuestro vivir diario. Ayúdanos a saber celebrar con vida y gracia este tesoro, que nuestra vida sea eucarística y nos dejemos habitar por tu presencia sacramental. Oremos.

• Amaos unos a otros”. Ayúdanos a entender la dimensión social y caritativa de nuestra fe. Te pedimos por todos los que están involucrados en proyectos de justicia y caridad, especialmente por todos los que colaboran con Cáritas, para que sigan dinamizando nuestras comunidades en el sentir divino de ser para los demás y construir el Reino de Dios en el anuncio de la buena noticia a los más pobres. Oremos.

Te presentamos, Señor, todos estos deseos con la esperanza de que al comer tu cuerpo y tu sangre, movidos por tu amor, lleguemos nosotros a querer ser pan comido en medio del mundo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro señor.

Comentario al evangelio (13 de junio)

Jesús, desde su sabiduría, nos habla con ejemplos que todos podemos entender.

La sal… Su misión es disolverse entre la comida. Al final, aparece invisible a los ojos de la cara, pero es perceptible para el gusto. Y realza el sabor. Y alegra las comidas. Y nunca algo tan pequeño, cuando falta, es echado tanto de menos.

La luz… Gracias a la electricidad, en muchos sitios del mundo se da ya por supuesta en cualquier momento del día. Pero no por ello deja de ser algo sorprendente: la luz –natural o artificial- nos permite movernos con facilidad, recibir mucha información en muy poco tiempo, admirarnos ante la vida creada… Cuando falta, surge la desorientación y el miedo ante los peligros. Y basta una vela encendida para vencer la más oscura de las noches.

A cada discípulo del Maestro se nos ha entregado una vela encendida. Nos la dieron el día de nuestro Bautismo, como signo de la luz que Jesús nos da. Es una luz incomparable, que nada ni nadie pueden dar, sino Él: saber que venimos del Dios-amor, saber que estamos aquí para amar, saber que nos espera el abrazo del Padre… Y se nos ha dado para que brille, para transmitirla a la próxima generación. Porque el mundo se perdería algo grande sin esa luz.

A cada seguidor de Jesús se nos ha regalado un puñado de sal. Se nos ha dado en la Palabra y en la vida. Y se nos ha entregado para dar sabor: con las palabras y con las acciones. Porque el mundo tampoco sería lo mismo sin esa sal. Entregar la vida para dar vida. Perderse para ganarse…

Quien tenga oídos para entender, que entienda.

Luis Manuel Suárez CMF