Vísperas – Jueves X de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: CUANDO LA LUZ SE HACE VAGA

Cuando la luz se hace vaga
y está cayendo la tarde,
venimos a ti, Señor,
para cantar tus bondades.

Los pájaros se despiden
piadosamente en los árboles,
y buscan calor de nido
y blandura de plumajes.

Así vuelven fatigados
los hombres a sus hogares,
cargando sus ilusiones
o escondiendo sus maldades.

Quieren olvidar la máquina,
olvidar sus vanidades;
descansar de tanto ruido
y morir a sus pesares.

Ya todo pide silencio,
se anuncia la noche amable:
convierte, Padre, sus penas
en abundancia de panes.

Alivie tu mano pródiga,
tu mano buena de Padre,
el cansancio de sus cuerpos,
sus codicias y sus males. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

Salmo 71 I – PODER REAL DEL MESÍAS

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.

Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna.

Que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.

Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.

Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

Ant 2. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de la violencia.

Salmo 71 II

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;

él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.

Que viva y que le traigan el oro de Saba;
él intercederá por el pobre
y lo bendecirá.

Que haya trigo abundante en los campos,
y ondee en lo alto de los montes,
den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso,
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de la violencia.

Ant 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

LECTURA BREVE   1Pe 1, 22-23

Por la obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor fraternal no fingido; amaos, pues, con intensidad y muy cordialmente unos a otros, como quienes han sido engendrados no de semilla corruptible, sino incorruptible, por la palabra viva y permanente de Dios.

RESPONSORIO BREVE

V. El Señor es mi pastor, nada me falta.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

V. En verdes praderas me hace recostar.
R. Nada me falta.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de bienes.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. A los que tienen hambre de ser justos el Señor los colma de bienes.

PRECES

Elevemos a Dios nuestros corazones agradecidos porque ha bendecido a su pueblo con toda clase de bienes espirituales y digámosle con fe:

Bendice, Señor, a tu pueblo.

Dios todopoderoso y lleno de misericordia, protege al Papa Francisco y a nuestro obispo N.,
que tú mismo has elegido para guiar a la Iglesia.

Protege, Señor, a nuestros pueblos y ciudades
y aleja de ellos todo mal.

Multiplica como renuevos de olivo alrededor de tu mesa hijos que se consagren a tu reino,
siguiendo a Jesucristo en pobreza, castidad y obediencia.

Conserva el propósito de aquellas de tus hijas que han consagrado a ti su virginidad,
para que, en la integridad de su cuerpo y de su espíritu, sigan al cordero donde quiera que vaya.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Da la paz a los difuntos
y permítenos encontrarlos nuevamente un día en tu reino.

Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, acudamos con confianza a nuestro Padre:

Padre nuestro…

ORACION

Al ofrecerte, Señor, nuestro sacrificio vespertino de alabanza, te pedimos humildemente que, meditando día y noche en tu palabra, consigamos un día la luz y el premio de la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 15 de junio

Lectio:  Jueves, 15 Junio, 2017

Multiplicar el pan para los hambrientos
Jesús promueve la participación
Lucas 9,10-17

1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección. 
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.

2. Lectura

a) Clave de lectura: el contexto literario:

Nuestro texto se encuentra a mitad del evangelio de Lucas: Jesús extiende e intensifica su misión por las aldeas de la Galilea y manda a sus doce discípulos para que le ayuden (Lc 9,1-6). La noticia de todo esto llega a Herodes, aquel que mandó matar a Juan Bautista ((Lc 9, 7-9) Cuando sus discípulos regresan de la misión, Jesús los invita a ir a un lugar solitario (Lc 9,10) Aquí sigue nuestro texto que habla de la multiplicación de los panes (Lc 9, 11-17)
En seguida Jesús hace una pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” (Lc 9, 18-21). Dicho esto, por la primera vez, habla de su pasión y de su muerte y de las consecuencias de todo esto para la vida de los discípulos (Lc 9, 22-28). Luego viene la Transfiguración, en la que Jesús habla con Moisés y con Elías de su pasión, con el aturdimiento y la incomprensión de parte de los discípulos (Lc 9, 44-50). Finalmente, Jesús decide ir a Jerusalén, donde encontrará la muerte (Lc 9, 52).

b) Una división del texto para ayudar la lectura:

Lucas 9,10: Se retiran a un lugar apartado
Lucas 9,11: La gente reconoce a Jesús y Jesús acoge a la gente
Lucas 9,12: La preocupación de los discípulos por el hambre de la gente
Lucas 9, 13. La propuesta de Jesús y la repuesta de los discípulos
Lucas 14-15: La iniciativa de Jesús para resolver el problema del hambre
Lucas 9,16: La evocación y el sentido de la Eucaristía
Lucas 9,17: El gran signo: Todos comieron

c) El texto:

Lucas 9,10-1710 Cuando los apóstoles regresaron le contaron cuanto habían hecho. Y él, tomándolos consigo, se retiró aparte, hacia una ciudad llamada Betsaida. 11 Pero la gente lo supo y le siguieron. Él los acogía, les hablaba del Reino de Dios y curaba a los que tenían necesidad de ser curados.
12 Pero el día había comenzado a declinar y, acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente para que vayan a los pueblos y aldeas del contorno y busquen alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar deshabitado.» 13 Él les dijo: «Dadles vosotros de comer.» Pero ellos respondieron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.» 14 Pues había como cinco mil hombres. Él dijo a sus discípulos: «Haced que se acomoden por grupos de unos cincuenta.» 15 Lo hicieron así y acomodaron a todos. 16 Tomó entonces los cinco panes y los dos peces y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente.17 Comieron todos hasta saciarse. Se recogieron los trozos que les habían sobrado: doce canastos.

3. Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

4. Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

a) ¿Cuál es el punto del texto que más te ha gustado o que más te ha llamado la atención?
b) ¿Cuál es la situación de la gente, que se desprende del texto?
c) ¿Cuál es la reacción o el sentimiento de Jesús ante la situación de la gente?
d) ¿Qué hechos del Antiguo Testamento se evocan en este texto?
e) ¿Conoces iniciativas de personas que hoy dan de comer a la gente hambrienta?
f) ¿Cómo ayudamos nosotros a la gente? ¿Damos peces o enseñamos a pescar?

5. Una clave de lectura

para los que desean profundizar en el tema

a) El contexto histórico de nuestro texto:

El contexto histórico del Evangelio de Lucas tiene siempre dos aspectos: el contexto del tiempo de Jesús en los años 30, en Palestina, y el contexto de las comunidades cristianas de los años 80, para las que Lucas escribe su Evangelio.
Al tiempo de Jesús en la Palestina, el pueblo vivía en la expectativa de que el Mesías, cuando viniese, sería como un nuevo Moisés, y repetiría los grandes prodigios operados por Moisés en el Éxodo: conducir al pueblo por el desierto y alimentarlo con el maná. La multiplicación de los panes en el desierto era para la gente la gran señal de que estaba llegando el tiempo mesiánico (Cf.6,14-15).
Al tiempo de Lucas, en las comunidades de Grecia, era importante confirmar a los cristianos en sus convicciones de fe y orientarlos en medio de las dificultades. En el modo de describir la multiplicación de los panes, Lucas recuerda la celebración de la Eucaristía que se realizan en las comunidades de los años 80, y ayuda a las personas a profundizar el significado de la Eucaristía en sus propias vidas. Además, en la misma descripción de la multiplicación de los panes, como veremos, Lucas evoca figuras importantes de la historia del pueblo de Dios: Moisés, Elías y Eliseo, mostrando así que Jesús es verdaderamente el Mesías que viene a cumplir las promesas del pasado.

b) Comentario del texto:

Lucas 9,10: Jesús y los discípulos se retiran a un lugar solitario
Los discípulos regresan de la misión, a la que han sido enviados (Lc 9,1-6). Jesús los invita a retirarse a un lugar solitario, cerca de Betsaida, al norte del lago de Galilea. El evangelio de Marcos añade que Él los invita a descansar un poco (Mc 6,31). Describiendo la misión de los 72 discípulos, Lucas describe la revisión de la acción misionera por parte de Jesús, acción desarrollada por los discípulos (Lc 10, 17-20).

Lucas 9,11: La gente busca a Jesús y Jesús acoge a la gente
La gente sabe dónde se encuentra Jesús y lo sigue. Marcos es más explícito. Dice que Jesús y sus discípulos van en barca y la gente lo sigue a pie, por otro camino, en un lugar determinado. La gente llega primero que Jesús (Mc 6,32-33). Llegados al lugar del descanso, viendo aquella muchedumbre, Jesús la acoge, habla del Reino y cura los enfermos. Marcos añade que la gente parecía un rebaño sin pastor. Ante esta situación de la gente, Jesús reacciona como “un buen pastor”, orientando a la gente con su palabra y alimentándola con panes y peces (Mc 6, 34ss).

Lucas 9,12: La preocupación de los discípulos y el hambre de la gente
El día comienza a decaer y se acerca el ocaso. Los discípulos están preocupados y piden a Jesús que despida a las gentes. Dicen que en el desierto no es posible encontrar comida para tanta gente. Para ellos la única solución es que la gente vaya a las aldeas vecinas a comprar pan. No consiguen imaginar otra posible solución.
Entre líneas sobre esta descripción de la situación de la gente, aparece algo muy importante. Para poder estar con Jesús, la gente se olvida de comer. Quiere decir que Jesús debe haber sabido atraer a la gente hasta el punto, de que ésta olvida todo, siguiéndolo por el desierto.

Lucas 9,13: La propuesta de Jesús y la respuesta de los discípulos
Jesús dice: “Dadles vosotros de comer”. Los discípulos se asustan, porque sólo tienen cinco panes y dos peces. Pero son ellos los que deben solucionar el problema y la única cosa que le viene a la mente es que la gente vaya a comprar pan. Sólo tienen la solución tradicional, según la cual alguno debe procurar pan para la gente.
Alguno debe procurar el dinero, comprar pan y distribuirlo a la gente, pero en aquel desierto, esta solución es imposible. Ellos no encuentran otra posibilidad de resolver el problema. O sea: Si Jesús insiste en no mandar a la gente a sus casas, no hay solución para el hambre de la gente. No pasa por sus mentes que la solución podría venir de Jesús y de la misma gente.

Lucas 9, 14-15: La iniciativa de Jesús para resolver el problema delhambre.
Había allí cinco mil personas. ¡Mucha gente! Jesús pide a los discípulos que la gente se sientan en grupos de cincuenta. Y es aquí, cuando Lucas comienza a usar la Biblia para iluminar los hechos de la vida de Jesús. Recuerda a Moisés. Él es, de hecho, el primero que dio de comer a la gente hambrienta en el desierto, después de la salida de Egipto (cf. Num cap. 1 al 4). Lucas evoca también a Eliseo. En efecto, es Eliseo quien en el Antiguo Testamento, hace desaparecer el hambre de la muchedumbre con unos pocos panes e incluso sobra (2 Re 4,42-44). El texto sugiere pues, que Jesús es el nuevo Moisés, el nuevo profeta que debe venir al mundo (cf. Jn 6, 14-15). Todas las comunidades conocían el Antiguo Testamento y a buen entendedor bastan pocas palabras. Así van descubriendo poco a poco el misterio que envuelve la persona de Jesús.

Lucas 9, 16. Evocación y significado de la Eucaristía
Después que el pueblo se sienta en tierra, Jesús multiplica los panes y pide a los discípulos que lo distribuyan. Aquí es importante notar, cómo Lucas describe el hecho. Dice: “Tomó entonces los cinco panes y los dos peces y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los iba dando a los discípulos para que los fueran sirviendo a la gente”. Este modo de hablar a las comunidades de los años 80 ( y de todos los tiempos) hace pensar en la Eucaristía. Porque esta mismas palabras serán usadas ( y lo son todavía) en la celebración de la Cena del Señor (22, 19). Lucas sugiere que la Eucaristía debe llevar a la multiplicación de los panes, que quiere decir compartir. Debe ayudar a los cristianos a preocuparse de las necesidades concretas del prójimo. Es pan de vida que da valor y lleva al cristiano a afrontar los problemas de la gente de modo diverso, no desde afuera, sino desde dentro de la gente.

Lucas 9,17: El gran signo: Todos comieron
Todos comieron, se saciaron y ¡sobraron cestas enteras! Solución inesperada, realizada por Jesús y nacida desde dentro de la gente, partiendo de aquel poco que habían llevado, cinco panes y dos peces. Y sobraron doce cestos, después que cinco mil personas han comido ¡cinco panes y dos peces!

c) Profundizamiento: El milagro más grande

Algunos se preguntan: ¿Pero entonces, no hubo milagro?¿Fue sólo compartir? He aquí tres reflexiones a modo de respuestas:

Primera reflexión: ¿Cuál sería hoy el milagro más grande: por ejemplo, en un determinado día del año, el día de Navidad, todas las personas tienen qué comer, reciben una cesta de Navidad; o podría ser que la gente comenzase a compartir su pan, llegar a quitar el hambre a todos y que sobrara alimento para otras gentes?¿Cuál sería el milagro más grande? ¿Qué pensáis?

Segunda reflexión: La palabra Milagro (miraculum) viene del verbo admirar. Un milagro es una acción extraordinaria, fuera de lo normal, que causa admiración y hace pensar en Dios. El gran milagro, el más grande de todos es (1) Jesús mismo, Dios hecho hombre. ¡Es tan extraordinariamente humano, como sólo Dios mismo puede ser humano! Otro gran milagro (2) es el cambio que Jesús consigue obtener de la gente, habituada a soluciones de fuera, Jesús consigue hacer que la gente afronte el problema a partir de ella misma, a partir de los medios de que dispone. Gran milagro, cosa extraordinaria, y (3) que mediante este gesto de Jesús todos comen y la comida sobra. Cuando se comparte, hay siempre …¡ y sobra! Por tanto, son tres los grandes milagros: Jesús mismo, la conversión de las personas, el compartir los bienes que genera abundancia. Tres milagros nacidos de la nueva experiencia de Dios como Padre, que se nos revela en Jesús: Esta experiencia de Dios cambió todos los esquemas mentales y el modo de vivir junto a los otros. Este es el milagro más grande: ¡ otro mundo es posible!

Tercera reflexión: Es difícil saber cómo han sucedido de hecho las cosas. Ninguno está diciendo que Jesús no hizo el milagro. ¡Hay hechos y muchos! Pero no debemos olvidar que el milagro más grande es la resurrección de Jesús. Por la fe en Jesús, la gente comienza a vivir en un mundo nuevo, compartiendo su pan con los hermanos y hermanas que no tienen nada y que están hambrientos: “Y todos distribuían lo que tenían, y no había necesidades entre ellos” (cf. Act 4, 43). Cuando en la Biblia se describe un milagro, la atención mayor no viene puesta en el aspecto milagroso en sí, sino más bien en el significado que tiene para la vida y para la fe de las comunidades que creen en Jesús, revelación del Padre. En el así llamado “primer mundo” de los países dichos “cristianos”, los animales tienen más alimento que los seres humanos del tercer mundo. Mucha gente tiene hambre. Quiere decir que la Eucaristía no tiene todavía la profundidad y la raigambre que pudiera y debiera tener.

6. Oración de un salmo: 81 (80)

Dios que libera y alimenta a su pueblo

¡Aclamad a Dios, nuestra fuerza,
vitoread al Dios de Jacob!
¡Tañed, tocad el tamboril,
la melodiosa cítara y el arpa;
tocad la trompeta por el nuevo mes,
por la luna llena, que es nuestra fiesta!
Porque es una ley para Israel,
una norma del Dios de Jacob;
un dictamen que impuso a José
al salir del país de Egipto.
Se oye una lengua desconocida:
«Yo liberé sus hombros de la carga,
sus manos la espuerta abandonaron;
en la aflicción gritaste y te salvé.
Te respondí oculto en el trueno
te probé en las aguas de Meribá. 
Escucha, pueblo mío, te conjuro,
¡ojalá me escucharas, Israel!
No tendrás un dios extranjero,
no adorarás a un dios extraño.
Yo soy Yahvé, tu Dios,
que te saqué del país de Egipto;
abre tu boca y yo la llenaré.
Pero mi pueblo no me escuchó,
Israel no me obedeció;
los abandoné a su corazón obstinado,
para que caminaran según sus caprichos.
¡Ojalá me escuchara mi pueblo
e Israel siguiera mis caminos,
abatiría al punto a sus enemigos,
contra sus adversarios volvería mi mano!
Los que odian a Yahvé lo adularían
y su suerte quedaría fijada;
lo sustentaría con flor de trigo,
lo saciaría con miel de la peña».

7. Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

En el Sagrado Corazón, hallaremos la más amorosa fortaleza

I

EN nada se conoce tanto la profunda miseria del hombre como en su debilidad. Nuestra alma ha quedado, después de la culpa original, tan débil y endeble, que cualquier esfuerzo del enemigo basta para derribarla, si no tiene al lado una fuerza superior que la sostenga. Puede asimismo tan poco para obrar el bien, que cualquier leve dificultad la acobarda y arredra. ¿Quieres ser fuerte en medio de esta debilidad? Acude a buscar la fortaleza en el Sagrado Corazón de Jesús.

Allí fueron a buscarla los Santos, criaturas débiles y de carne ruin y débil como la nuestra, y gra- cias a eso fueron fuertes y obraron maravillas. Recorramos la historia de la Iglesia, y veremos a delicadas jóvenes y a pobres ancianos, burlarse de todo el Poder de los enemigos de Cristo, y hacerse superiores a los halagos, a los tormentos y a la muerte. Los claustros y los desiertos, la vida doméstica y las mismas cortes y campamentos, están llenos de hombres y mujeres que en la flor de su edad y en medio de todas las seducciones son fuertes para renunciarlo todo y seguir a Jesucristo, hasta elevarse a la mayor dignidad.

¡Alma mía! Nada hicieron ellos que no lo puedas tú, si te procuras los mismos auxilios. ¿Dónde Se hallan éstos? acude al Sagrado Corazón.
Medítese unos minutos.

II

Eres débil y frágil, alma mía, porque quieres. Sí, porque quieres. ¿Qué disculpa tendría el niño, que no pudiese levantarse del suelo, por no querer alargar su mano a la que le tiende su buena madre? Por eso son frecuentes tus caídas y tropiezos, por eso sientes abatimiento y desconfianza ante la más pequeña dificultad. ¡Quizás para mayor desgracia has presumido algo de tu propio valer, y con necia arrogancia has creído poder prescindir de todo amparo!

Acude, alma mía, a Dios, tu ayudador y poderoso auxilio, y estás salvada. Nada podrán contra ti los más fieros enemigos, nada las más borrascosas pasiones. Sentirás agilidad, ligereza, facilidad para toda obra buena y para todo costoso sacrificio.

¡Oh Corazón de Jesús, fortaleza de los débiles y caídos! Mi corazón anda de continuo desalentado, y acude a Vos para que lo sostengas. Dame la mano, Señor, como la distes a tantos que por Ti se levantaron del lodo y subieron a la cumbre de la virtud, como la diste a Santa Magdalena, a San Pablo, a San Agustín.

¿Qué podría el más valeroso si Tú lo abandonases? Pero ¿qué no podrá el más débil si Tú le fortaleces? ¡Oh Dios mío, fortaleza mía. Hazme fuerte contigo, para contigo reinar eternamente victorioso.

Medítese, y pídase la gracia particular.

Evangelii Gaudium – Francisco I

Algunos desafíos culturales

61. Evangelizamos también cuando tratamos de afrontar los diversos desafíos que puedan presentarse[56]. A veces éstos se manifiestan en verdaderos ataques a la libertad religiosa o en nuevas situaciones de persecución a los cristianos, las cuales en algunos países han alcanzado niveles alarmantes de odio y violencia. En muchos lugares se trata más bien de una difusa indiferencia relativista, relacionada con el desencanto y la crisis de las ideologías que se provocó como reacción contra todo lo que parezca totalitario. Esto no perjudica sólo a la Iglesia, sino a la vida social en general. Reconozcamos que una cultura, en la cual cada uno quiere ser el portador de una propia verdad subjetiva, vuelve difícil que los ciudadanos deseen integrar un proyecto común más allá de los beneficios y deseos personales.


[56] Cf. Propositio 13.

Donde hay caridad y amor allí está el Señor

1.- Cuerpo entregado, sangre derramada por vosotros. Hoy celebramos los católicos el día del Corpus, el día de la Caridad y del amor fraterno. Durante muchos años, y siglos, la celebración del día del Corpus, uno de los tres jueves que relucían más que el sol, tenía su representación más visible en la procesión solemnísima en la que el pueblo cristiano acompañaba, entusiasmado, por calles y plazas, al sacerdote que portaba en alto la custodia con el Santísimo. Decir día del Corpus era pensar en la procesión del día del Corpus. Esta procesión fue, incluso, declarada de interés turístico en algunas ciudades, como Toledo y Valencia. Yo he participado, con mucho gozo, en muchas de estas procesiones del día del Corpus. Pero yo creo que hoy debemos cambiar nuestro punto de mira y pensar en la fiesta del Corpus, principalmente, como en la fiesta por excelencia de la caridad, del amor fraterno. En la eucaristía no celebramos el triunfo y el éxito popular de un Cristo triunfante y resucitado, sino el amor infinito del Cristo crucificado, de un Cristo que entregó su cuerpo y derramó su sangre por amor a nosotros. Hoy, para los cristianos, lo más visible del día del Corpus debe ser un cristiano que acude a la mesa de Cáritas, o a la hucha del niño con las banderitas, para entregar su óbolo y su limosna como ayuda a los más necesitados. Celebrar hoy cristianamente el día del Corpus es, sobre todo, estar dispuestos a entregar parte de nuestra vida para dar vida a los que se están muriendo de hambre y de miseria, expresar nuestra caridad y nuestro amor con los más necesitados, porque donde hay caridad y amor allí está el Señor. 

2.- Haced esto en memoria mía. Cuando Cristo instituyó su eucaristía les pidió a sus discípulos que cada vez que se reunieran para celebrar la fracción del pan lo hicieran pensando en lo que él había hecho e iba a ahora a consumar: entregar su cuerpo y derramar su sangre por amor a todos nosotros. Nuestras eucaristías deben ser un memorial de la vida, pasión y gloriosa resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Un memorial que no sólo consiste en recordar, sino en celebrar, en unir nuestra vida a la vida de Cristo, en comulgar con él, en unir nuestro destino a su destino. Sólo el que celebra la eucaristía estando dispuesto a entregar su vida por los demás, lo hace realmente en memoria de Cristo. Esto es lo que los cristianos debemos proclamar hoy, día del Corpus: que nosotros somos la memoria viva de Jesús. Que cuando las demás personas nos miren y nos vean a los cristianos, vean en realidad a Cristo, se acuerden de él, vean en nosotros la memoria de él. Para eso, los cristianos debemos ser vistos hoy más como humildes continuadores de la caridad de Cristo, que como insignes portadores de su grandeza y poder. No se nos pide hoy a los cristianos, en esta celebración del día del Corpus, que exhibamos nuestra fuerza y poder, sino nuestra caridad y amor. 

3.- Lo que nos dice la Comisión Episcopal de Pastoral Social. Precisamente pensando en este día del Corpus, como día de la Caridad y del amor fraterno, la Comisión Episcopal de Pastoral Social escribió hace algunos años: Quiero ser, Padre, tus manos, tus ojos, tu corazón. Mirar al otro como Tú le miras: con una mirada rebosante de amor y de ternura. Envíame, Señor, enséñame a caminar en los pies del que acompaño y me acompaña. Ayúdame a multiplicar el pan y curar las heridas, a no dejar de sonreír y de compartir la esperanza. En tu Palabra encuentro la Luz que me ilumina. En la Eucaristía el pan partido y compartido fortalece mi entrega y me da vida. Y en mi debilidad, Señor, encuentro tu fortaleza cada día. Pues, Amén, que así sea.

Gabriel González del Estal

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida

«Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente; y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo». Los judíos discutían entre ellos: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Jesús les dijo: «Os aseguro que si no coméis la carne del hijo del hombre y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo en él. Como el Padre que me ha enviado vive y yo vivo por el Padre, así el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el que comieron los padres, y murieron. El que come este pan vivirá eternamente».

Lucas 6, 51-58

 

Comentario del Evangelio

Este domingo muchas personas distintas en todo el mundo van a hacer lo mismo: recibir el Cuerpo de Cristo en la comunión, participando en la misa en la parroquia de su pueblo o ciudad. Esto nos hace sentirnos a los cristianos unidos a través de Cristo, a través de la Iglesia.

Vamos a pensar hoy en muchos cristianos que lo están pasando muy mal, cristianos que en unos cuantos lugares del mundo están siendo perseguidos y a veces asesinados simplemente por ser creyentes. Cuando comulgamos también debemos sentirnos unidos a todas las personas que reciben la Comunión con nosotros. Porque Jesús quiere que estemos en comunión con él, pero también en comunión con muchas personas creyentes que hay en este mundo.

 

Para hacer vida el Evangelio

• ¿Conoces alguna situación de cristianos en el mundo que están siendo perseguidos por su fe? Escribe lo que sepas o hayas oído.

• ¿Qué es para ti estar en comunión con Dios y con todos los cristianos? ¿Qué podemos hacer por los cristianos perseguidos?

• Escribe un compormiso para ayudar a los cristianos que sufren por ser seguidores de Jesús.

 

Oración

Perdón, Señor Jesús.
porque deseosos de otras cosas
menos valiosas no sabemos apreciarte,
no sabemos valorar este alimento adecuadamente.
Perdón, Señor Jesús,
porque muchos de los que se dicen
cristianos
no se acercan nunca a comerte.
Su alimento son otras cosas;
aunque son de los tuyos, no te conocen bastante todavía.
Gracias por este Pan bajado del cielo. Ayúdanos, Señor Jesús,

para que comulgando tu Cuerpo, comulguemos con toda tu Persona:
con tu confianza y fidelidad a Dios,
con tus entrañas de misericordia
ante toda miseria humana,
con tus predilección por los últimos.

Yo soy el Pan vivo bajado del cielo

Señor Jesús,
Tú me dices hoy:
“Yo soy el Pan vivo… el que coma de este pan vivirá para siempre…
El Pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.”

Esta es otra de tus definiciones: Jesús es el Pan vivo.

Tú, Señor Jesús,
antes de dejar este mundo,
a punto de marcharte a la casa del Padre te haces alimento cotidiano,
comida como la que estaba
en todas las casas de tu pueblo,
Tú te haces alimento ordinario, para ser comido, para alimentarnos.

¡Qué cosas más grandes haces, Señor Jesús, partiendo de lo cotidiano,
de lo pequeño!

Ha sido esta una de las maneras
de quedarte para siempre entre nosotros.

Este Pan que Tú nos das,
nos dices que “es mi Carne para la vida del mundo….
si no coméis la carne del Hijo del hombre
y no bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros.”

Tú estás en el Pan de la Eucaristía para alimentarnos, para ser comida.

Si no entiendo mal
Tú quieres ser comido,
servir de alimento puesto en la Mesa para que compartido alimente a muchos.

¡Hasta dónde llegaremos!

Y nosotros, Señor Jesús,
como si se tratase de la cosa más normal del mundo,
estamos quizás demasiado acostumbrados,
con frecuencia te comemos y nos alimentas.
¡Pero si es algo extraordinario,
si se trata de lo nunca visto!
¡Qué cosas tienes, Señor Jesús!

Hoy me admiro, una vez más, de tantas cosas fenomenales que hiciste y sigues haciendo.

¡Qué grande eres, Señor Jesús! ¡Qué ocurrencias tienes!
Y siempre con la misma coletilla: “para vida del mundo…
el que me come vivirá por mi… el que come de este Pan vivirá para siempre”.

Te haces comida no para que te ensalcemos,
ni para que te construyamos grandes monumentos,
sino para dar vida, para alimentarnos, para bien nuestro,
para bien de las personas.

Eso debe ser lo que Tú quieres de nosotros que seamos portadores de vida,
que allí donde nos encontremos, alimentados con tu Cuerpo,
seamos siempre portadores de vida como Tú lo fuiste.

Perdón, Señor Jesús.
porque deseosos de otras cosas menos valiosas no sabemos apreciarte,
no sabemos valorar este alimento adecuadamente.

Perdón, Señor Jesús,
porque muchos de los que se dicen cristianos
no se acercan nunca a comerte.
Su alimento son otras cosas; aunque son de los tuyos,
no te conocen bastante todavía.

Gracias por este Pan bajado del cielo.

Ayúdanos, Señor Jesús,
para que comulgando tu Cuerpo, comulguemos con toda tu Persona:
con tu confianza y fidelidad a Dios,
con tus entrañas de misericordia ante toda miseria humana,
con tus predilección por los últimos.

Notas para fijarnos en el evangelio del Domingo del Corpus Christi

● Hoy celebramos la festividad del Corpus. Dios se hace Cuerpo de Jesús, Cuerpo entregado y derramado.

● Este relato entra dentro del contexto de la multiplicación de los panes y los peces. Milagro que aparece en los otros evangelistas. Sólo que Juan al terminar la narración del milagro añade un largo discurso que explica el significado del signo que ha hecho Jesús.

● La parte que hoy hemos escuchado la encontramos al final y en ella desarrolla esta afirmación: YO SOY EL PAN DE VIDA, un Pan que es fuente de vida. Un Pan que será comido, que será alimento.

● Jesús es nuestro alimento para que nosotros nos hagamos también alimento, buen pan para los demás. Estamos llamados, como Jesús lo es, a ser buen pan para el mundo. Llamados a ser personas comidas por nuestro servicio al Evangelio, a Jesús, a la causa del Reino.

● Hay que señalar como característica de este relato el realismo. “Mi carne es ver- dadera comida y mi sangre es verdadera bebida” “El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mi y yo en él”

● Este realismo de Jesús si lo escuchamos con normalidad choca, impacta.

● No es extraño que tuviesen dificultad en aceptar esta manera de hablar. Jesús habla de comer y beber, de comer su Cuerpo y beber su Sangre

● En este texto Jesús utiliza pocas palabras que las repite con mucha frecuencia para hacer con pocas palabras un discurso, una reflexión: pan, comer, carne, sangre, beber, vida eterna, vivir, vida, verdadera.

● Hay toda une serie de frases cortas que son penetrantes: ¿cómo las acogemos, qué nos dicen a nosotros invitados a participar de la Eucaristía?

“Yo soy el pan vivo bajado del cielo”.

“El que coma de este pan vivirá para siempre”.

“El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”.

“Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros”.

“El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”.

“Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”.

“El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mi y yo en él”.

● El relato tiene un trasfondo evidente eucarístico, se percibe el eco de las Eucaristías de las primeras comunidades, por lo visto tan apreciadas por los primeros cristianos

● Por desgracia muchos cristianos, ahora, valoran bien poco la Eucaristía.

● Nosotros nos reunimos en torno a la mesa para comer el mismo Pan que es el Cuerpo de Cristo. Nos alimentamos en la Eucaristía del Pan de la Palabra y del Cuerpo de Cristo.

● Es un acto de comunión con Dios y con la comunidad, comulgamos el cuerpo de Cristo, su palabra y toda su vida: su manera de ser, sus prioridades, sus preocupaciones, su estilo de vida.

● La Comunión del Cuerpo de Cristo y de su Palabra no puede separarse de compartir nuestro pan de la tierra, nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestras competencias… para tratar de cooperar en aportar nuestro granito de arena por la construcción de un mundo más justo, para cooperar a que todos tengan vida y vida en abundancia.

Comentario al evangelio (15 de junio)

“Dar vida” no consiste sólo en engendrar a una nueva criatura. Y “dar muerte” no se hace sólo matando a otro.

Así nos lo dice Jesús en el Evangelio de hoy: también se “mata” la vida cuando no nos tratamos como lo que somos, cuando hacemos daño al prójimo, cuando anulamos la dignidad del semejante.

Por ello es bueno, de vez en cuando, preguntarte si “alguien tiene algo contra ti”. No si tú tienes algo contra alguien, sino si alguien tiene alguna herida por algo que hayas podido decir, hacer u omitir. Es el momento de hacer verdad, de saberse limitado y a la vez con capacidad de reconciliar, recomponer, restañar. Sin dejar pasar demasiado tiempo. Eso es andar en verdad. Y a partir de ahí tienen sentido las ofrendas y oraciones a Dios, desde la base de una vida que anda en verdad y en amor. En camino.

Damos vida cuando, con nuestras palabras y acciones, acompañamos al otro, ayudamos a crecer, facilitamos que salga lo mejor de cada persona, perdonamos lo que haya que perdonar, tendemos puentes para avanzar y abrimos puertas al encuentro con Dios.

Señor de la Vida,
gracias por darme la vida
y por aquellos que me han ayudado a desarrollarla.
Que yo también sea
de los que facilitan la vida
desde la verdad y la reconciliación.

Luis Manuel Suárez CMF

Jueves X de Tiempo Ordinario

Hoy es 15 de junio, jueves de la X semana de Tiempo Ordinario.

Prepárate para el encuentro con el Señor, como quien se viste y acicala para una cita importante. Busca la calma y la apertura al Señor. Busca las mejores galas en tu interior para ofrecérselas al Señor y disfrutar de este rato juntos.

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 5, 20-26):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»

Dios te ama, te acoge, te perdona, siempre. Pero sabe que a pesar de sentirnos amados, somos frágiles. Necesitamos límites, saber que no todo vale. Es como enseñar a un niño, con todo el cariño, pero dejándole claro que esto quema, o lo otro puede hacer daño. El Señor te da libertad y confía en ti, pero te hace saber que todo tiene consecuencias.

Dejarme llevar por mi mal humor, insultar a otros, matar ilusiones y proyectos ajenos, tomarme la justicia por mi mano, todos, en algún momento, hemos tenido impulsos así en nuestras vidas. Es 1fácil sentirme identificado con el evangelio de hoy. Quizás por eso me parece tan duro. Quizás me sorprenda oír hablar a Jesús así. busco en mi memoria alguna situación de mi vida similar a estas y rememoro cómo actué y cómo me sentí.

El perdón es fuente de alegría y de paz interior. Fundamental para poder abrir los oídos a lo que el Señor me quiera decir. Pruebo a reconciliarme con ese episodio que rememoré antes. Se lo presento al Señor que está ahora, en este rato, conmigo. Pienso si me daría más paz haber actuado de otra manera o haber dicho algo diferente.

Al volver a leer el texto, intenta captar el mensaje protector que Jesús tiene para ti, donde te recomienda lo mejor, para que no sufras, para que seas más feliz, para que vivas con más paz y reconciliado.

Es el momento de darle gracias al Señor por este rato. Por dejarte ver las cosas con perspectiva y más calma. Por acogerte incluso cuando muestras tus pies de barro. Por haberte ayudado a reconciliarte con tu lado más frágil. Pídele aprender de tus errores y mejorar inspirado por tu amor y su perdón.

Dios te salve María,
llena eres de gracia,
el Señor es contigo.
Bendita tú eres,
entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María,
Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.