Vísperas – Jueves XXI de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: VENGO, SEÑOR, CANSADO.

Vengo, Señor, cansado;
¡cuánta fatiga
van cargando mis hombros
al fin del día!
Dame tu fuerza
y una caricia tuya
para mis penas.

Salí por la mañana
Entre los hombres,
¡y encontré tantos ricos
que estaban pobres!
La tierra llora,
porque sin ti la vida
es poca cosa.

¡Tantos hombres maltrechos,
sin ilusiones!;
en ti buscan asilo
sus manos torpes.
Tu amor amigo,
todo tu santo fuego,
para su frío.

Yo roturé la tierra
y puse trigo;
tú diste el crecimiento
para tus hijos.
Así, en la tarde,
con el cansancio a cuestas,
te alabo, Padre.

Quiero todos los días
salir contigo,
y volver a la tarde
siendo tu amigo.
Volver a casa
y extenderte las manos,
dándote gracias. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

Salmo 29 – ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CURACIÓN DE UN ENFERMO EN PELIGRO DE MUERTE

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo.

Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás.»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.

A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?

¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»

Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

Ant 2. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

Salmo 31 – ACCIÓN DE GRACIAS DE UN PECADOR PERDONADO

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.

Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto
un fruto seco.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.

No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor,
aclamadlo, los de corazón sincero.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

Ant 3. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

LECTURA BREVE   1Pe 1, 6-9

Saltad de júbilo, aunque de momento tengáis que sufrir un poco en diversas pruebas. Así la pureza de vuestra fe resultará más preciosa que el oro (que, aun después de acrisolado por el fuego, perece) y será para vuestra alabanza y gloria y honor en el día de la manifestación de Jesucristo. A él no lo habéis visto, y lo amáis; en él creéis ahora, aunque no lo veis; y os regocijaréis con un gozo inefable y radiante, al recibir el fruto de vuestra fe, la salud de vuestras almas.

RESPONSORIO BREVE

V. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.

V. Nos sació con miel silvestre.
R. Con flor de harina.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.

PRECES

Invoquemos a Dios, nuestro refugio y nuestra fortaleza, y digámosle:

Escucha, Señor, nuestra oración.

Dios de amor que has hecho alianza con tu pueblo,
haz que recordemos siempre tus maravillas.

Que los sacerdotes, Señor, crezcan en la caridad
y que los fieles vivan en la unidad del Espíritu y en el vínculo de la paz.

Que el mundo prospere y avance según tus designios
y que los que lo construyen no trabajen en vano.

Envía, Señor, operarios a tu mies
para que tu nombre sea conocido en el mundo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

A nuestros familiares y bienhechores difuntos dales un lugar entre los santos
y haz que nosotros un día nos encontremos con ellos en tu reino.

Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir:

Padre nuestro…

ORACION

Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora comienza, nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día, podamos reunirnos otra vez en tu presencia para darte gracias nuevamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 31 de agosto

Lectio: Jueves, 31 Agosto, 2017

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo; inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Mateo 24,42-51
«Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. «¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: `Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.

3) Reflexión

• El evangelio de hoy, fiesta de San Agustín, habla de la venida del Señor al final de los tiempos y nos exhorta a la vigilancia. En la época de los primeros cristianos mucha gente pensaba que el final de este mundo estaba cerca y que Jesús volvería luego. Hoy mucha gente piensa que el fin del mundo está cerca. Por esto, es bueno reflexionar sobre el significado de vigilancia.
• Mateo 24,42: Vigilancia Por tanto, Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.” Respecto del día y de la hora del fin del mundo, Jesús había dicho: » ¡Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.!» (Mc 13,32). Hoy, mucha gente vive preocupada con el fin del mundo. En las calles de las ciudades, muchas veces se ve escrito: ¡Jesús volverá! ´¿Y cómo será esa venida? Después del año 1000, apoyados en el Apocalipsis de Juan (Apoc 20,7), comenzaron a decir: “Los mil primeros años pasaron, pero los 2000 años no pasarán!” Por esto, en la medida en que se acercaba el año 2000, muchos quedaban preocupados. Hasta hubo gente que, angustiada con la proximidad del fin del mundo, llegó a suicidarse. Otros, leyendo el Apocalipsis de Juan, llegaron a predecir la hora exacta del fin. Pero el año 2000 pasó y no aconteció nada. ¡El fin no llegó! Muchas veces, la afirmación “Jesús volverá” es usada para dar miedo a la gente y ¡obligarla a atender una determinada iglesia! Otros, de tanto esperar y especular en torno a la venida de Jesús, no perciben más su presencia en medio de ellos, en las cosas comunes de cada día, en los hechos de día a día.
• La misma problemática existía en las comunidades cristianas de los primeros siglos. Mucha gente de las comunidades decía que el fin de este mundo estaba cerca y que Jesús volvería luego. Algunos de la comunidad de Tesalónica en Grecia, apoyándose en la predicación de Pablo decían: “¡Jesús volverá luego!” (1 Tes 4,13-18; 2 Tes 2,2). Por esto, había personas que no trabajaban, porque pensaban que la venida fuera cosa de pocos días o semanas. “¿Trabajar, para qué, si Jesús iba a volver?” (cf 2Ts 3,11). Pablo responde que no era tan simple como se lo imaginaban. Y a los que no trabajaban decía. “¡Quién no quiere trabajar, que no coma!” Otros se quedaban mirando al cielo, aguardando el retorno de Jesús sobre las nubes (cf Hec 1,11). Otros se quejaban de que se demorara (2Pd 3,4-9). En general, los cristianos vivían en la expectativa de la venida inminente de Jesús. Jesús vendría a realizar el Juicio Final para terminar con la historia injusta de este mundo acá e inaugurar la nueva fase de la historia, la fase definitiva del Nuevo Cielo y de la Nueva Tierra. Pensaban que esto acontecería dentro de una o dos generaciones. Mucha gente viviría aún cuando Jesús iba a aparecer glorioso en el cielo (1Ts 4,16-17; Mc 9,1). Otros, cansados de esperar, decían: ¡No volverá nunca! (2 Pd 3,4).
• Hasta hoy, la venida de Jesús ¡no ha acontecido! ¿Cómo entender esta demora? Es que no percibimos que Jesús ha vuelto ya, ya está en medio de nosotros: “Yo estaré en medio de vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.» (Mt 28,20). El ya está al lado de nosotros, en la lucha por la justicia, por la paz y por la vida. La plenitud no ha llegado todavía, pero una muestra o garantía del Reino ya está en medio de nosotros. Por esto, aguardamos con firme esperanza la liberación de la humanidad y de la naturaleza (Rom 8,22-25). Mientras esperamos y luchamos, decimos acertadamente: “¡El ya está en medio de nosotros!” (Mt 25,40).
• Mateo 24,43-51: El ejemplo del dueño de la casa y de sus empleados. “Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa.”. Jesús lo deja bien claro. Nadie sabe nada respecto de la hora: «¡Cuando a ese día y a esa hora, nadie sabe nada, ni los ángeles, ni el Hijo, sino solamente el Padre!» Lo que importa no es saber la hora del fin de este mundo, sino tener una mirada capaz de percibir la venida de Jesús ya presente en medio de nosotros en la persona del pobre (cf Mt 25,40) y en tantos otros modos y acontecimientos de la vida de cada día. Lo que importa es abrir los ojos y tener presente el ejemplo del buen empleado del que habla Jesús en la parábola.

4) Para la reflexión personal

• ¿En qué señales se apoya la gente para decir que el fin del mundo está cerca? ¿Piensas tú que el fin del mundo está cerca?
• ¿Qué responder a los que dicen que el fin del mundo está cerca? ¿Cuál es la fuerza que te anima a resistir y a tener esperanza?

5) Oración final

Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey,
bendeciré tu nombre por siempre;
todos los días te bendeciré,
alabaré tu nombre por siempre. (Sal 145,1-2)

Las cruces de un educador

Amigo, únicamente necesitas una Cruz… Tal vez sea la que llevas colgada en el cuello o la que tienes sobre el escritorio o… Bueno, si no tienes ninguna a mano, no te preocupes, no pasa nada. Tan solo déjate llevar, lee cada una de las cruces que siguen, busca otras y sustituye a Cristo por el nombre de alguno de tus jóvenes:

† Cruz con perilla.
† Cruz con ortodoncia.
† Cruz con pantalones piratas.
† Cruz con cabeza rapada.
† Cruz con pulsera de clavos.
† Cruz con zapatillas de marca.
† Cruz con móvil “fashion.”
† Cruz con extensiones
† Cruz con piercing.
† Cruz con plataformas.
† Cruz con último modelito.
† Cruz con los labios pintados.
† Cruz con camiseta “anarka.”
† Cruz con lentillas de colores.
† Cruz con pantalones militares.
† Cruz con canutero en la boca.
† Cruz con pasamontañas.
† Cruz con cazadora de cuero.
† Cruz con cigarro.
† Cruz con gafas de sol.
† Cruz con tupé.
† Cruz con cascos.
† Cruz con gomina.
† Cruz con sudadera del “Che”
† Cruz con rimel.
† Cruz con tatuaje.
† Cruz con acné.
† Cruz con cresta.
† Cruz con uniforme.
† Cruz con pantalones caídos.
† Cruz…
† Cruz…
† Cruz…

Recuerda esta sencilla “plegaria” o haz este cambio todos los días al concluir la jornada, pues debes saber que, si al final de un día trabajando con jóvenes no te “persiguen” sus ruidos, sus preocupaciones, sus sueños, sus cruces…, algo marcha mal, algo no funciona…

José María Escudero

Espejos de Dios

Parábola para educadores cristianos

Después de un largo periodo de peregrinación por la tierra, nuestro protagonista había llegado (no me preguntéis cómo) al reino de los cielos… Con una agradable sensación de bienestar (habían desaparecido los dolores de sus últimos días, postrado en la cama de un hospital), se puso, casi por inercia, en la fila, esperando a que le tocara su turno… Tras casi dos horas de espera y después de comprobar los sitios que aún quedaban libres, optó por escoger una silla al final de la estancia (ya sabéis, “por si las moscas”, se acordó de eso de los últimos y los primeros). Cuando la sala ya estaba llena, apareció el Maestro que se tomó su tiempo para saludar efusiva y personalmente a cada uno de ellos…

Entre tanto nuestro protagonista, que se había aprendido “de pe a pa” el texto del juicio final, empezó a temer que las cosas se torcieran… En efecto, el Maestro, el Señor, después de saludar a todos, les fue llamando uno a uno, comenzando por la primera fila. Al menos, nuestro amigo, que no le había funcionado eso de los últimos y los primeros, pudo comprobar cómo reaccionaba cada persona al estar al lado del Señor…

Hubo varios que se pusieron de todos los colores y cuyas extremidades no paraban quietas (a estos, después de darles una tila, les mandaron de nuevo a sus sitios). Algunos de otro grupo, al encontrarse frente a Dios, empezaron a soltarle una especie de compendio teológico-religioso: catecismo (el gordo, claro), encíclicas, cartas pastorales, vida de los santos, homilías enteritas de sus queridos párrocos…. (Como “la cosa” iba para largo y el Maestro no ponía demasiada pasión, uno de los apóstoles, muy educadamente, les apremió a tomar asiento). También hubo quienes, al acercarse al Maestro, empezaron a abrir la boca, a rascarse la cabeza, a rebuscar en los bolsillos, a mirar la hora… (El Señor vio conveniente no alargar su aburrimiento y les invitó de nuevo a regresar a sus butacas). Únicamente, una persona, al encontrarse con el Señor, se fundió en un largo y apretado abrazo. Parecía que se conocían desde hacía mucho tiempo y la charla se alargó durante unos minutos. Finalmente cuando ya todos (menos nuestro protagonista, qué raro, verdad) habían pasado, Jesús se retiró a descansar a sus aposentos, esperando a que la sala se llenara nuevamente…

Se ha colado la información de que el juicio final será muy parecido a lo relatado en este texto. Cada persona se encontrará de frente con el Señor y cada uno reaccionará de manera muy diferente. Habrá quienes el miedo no les deje articular palabra (serán aquellos a los que en la tierra les han presentado “un Dios-coco”, un Dios que castiga, que es severo, autoritario, “el mandamás”… Igualmente los habrá que reaccionen como máquinas, tipo a las de sacar tabaco o tomar un café (serán aquellos que en la tierra les han presentado “un Dios-rollo.” Lo importante es aprender el catecismo, la Biblia, los mandamientos… sin ofrecerles ni ayudarles a experimentar lo aprendido). Otros bostezarán, dormitarán, incluso roncarán, ante la presencia del Señor (aquellos que en la tierra les han presentado un “Dios sin corazón”, sin pasión, un Dios para cumplir, para pasar la hora, para consumir sacramentos…). Finalmente, otros, desgraciadamente muy pocos de momento, serán los que continúen en el cielo la amistad que comenzaron en la tierra (aquellos a los que se les ha presentado un “Dios Amor”, un Dios amigo, cercano, compañero de camino, alegre, pasional…).

La parábola acaba y nuestro protagonista sigue sin aparecer…

Amigas, amigos, catequistas, sacerdotes, profesores, monitores, padres, agentes de pastoral… ¡Educadores en la fe! Sois cada uno de vosotros el protagonista de esta historia que ha vuelto a la tierra… Sois cada uno de vosotros el espejo de Dios… Recordad siempre que cada joven que tenéis en vuestros grupos, está viendo en vosotros la imagen de Dios…

José María Escudero

Evangelii Gaudium – Francisco I

133. Ya que no basta la preocupación del evangelizador por llegar a cada persona, y el Evangelio también se anuncia a las culturas en su conjunto, la teología —no sólo la teología pastoral— en diálogo con otras ciencias y experiencias humanas, tiene gran importancia para pensar cómo hacer llegar la propuesta del Evangelio a la diversidad de contextos culturales y de destinatarios[110]. La Iglesia, empeñada en la evangelización, aprecia y alienta el carisma de los teólogos y su esfuerzo por la investigación teológica, que promueve el diálogo con el mundo de las culturas y de las ciencias. Convoco a los teólogos a cumplir este servicio como parte de la misión salvífica de la Iglesia. Pero es necesario que, para tal propósito, lleven en el corazón la finalidad evangelizadora de la Iglesia y también de la teología, y no se contenten con una teología de escritorio.


[110] Cf. Propositio 30.

Sin cruz no ha redención

1.- El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Los maestros espirituales de todos los tiempos nos han dicho que la ascética es un paso necesario en el camino de perfección. Pensar que el espíritu humano puede llegar a su perfección espiritual sin poner freno a los desenfrenos del cuerpo, es una utopía inhumana. Nacemos imperfectos, con tendencias carnales contrarias a un buen desarrollo del espíritu y necesitamos domar el caballo negro de nuestras pasiones incontroladas, como ya nos decía el mismísimo Platón, para que el carro de nuestra vida corra por el buen camino y no se desboque, ni se desvíe del camino recto. Jesús se lo dice así, de una forma clara y tajante, al bueno y optimista Pedro que quería ver a Cristo ya en la cima de la gloria, sin haber pasado antes por el monte de la crucifixión. Pero es que Dios no ha excluido a ningún ser humano, ni siquiera a su propio Hijo, de subir al monte calvario, antes de subir al monte de la resurrección. Esto lo hemos estado viendo estos días pasados, en un orden puramente humano, en los ciclistas corredores del tour de Francia y de la vuelta a España. Han tenido que sufrir mucho y subir sacrificadamente muchos puertos, antes de llegar a la meta final. La vida no siempre es un valle de lágrimas, pero siempre es un campo de batalla. Eso fue para Cristo, que quiso cargar amorosa y pesadamente con su cruz, y eso es necesariamente para cada uno de nosotros, porque nacemos inclinados al pecado y necesitamos esforzarnos cada día, cargar con nuestras cruces, si queremos llegar a la perfección a la que hemos sido llamados.

2.- Yo era el hazmerreír todo el día, todos se burlaban de mí… pero la palabra era en mis entrañas fuego ardiente, encerrado en los huesos; intentaba contenerla y no podía. El profeta Jeremías fue durante toda su vida de profeta un buen ejemplo de persona que supo cargar con las múltiples cruces que sus enemigos pusieron en su camino de predicación de la palabra de Dios. Muchas veces estaba a punto de abandonar, sus tendencias egoístas así se lo pedían, pero  su auténtica vocación de profeta de Yahvé logró siempre imponerse a sus  tendencias egoístas y  cargó con su cruz hasta el momento final. Un buen ejemplo para nosotros, los cristianos de este siglo XXI, cuando nos parece que la sociedad actual nos mira con cierto desprecio y, más de una vez, se burlan y se ríen de nosotros.

3.- No os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto. Vivimos en este mundo, pero no debemos permitir que todas las reglas y costumbres de este nuestro mundo sean las reglas y las costumbres de nuestra vida cristiana. No todo lo que nos dice y nos aconseja <el mundo> es voluntad de Dios. Tenemos que saber discernir, en cada caso, lo que es bueno, agradable, perfecto, ante Dios.

Gabriel González del Estal

El que quiera venirse conmigo que se niege a sí mismo

Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que él tenía que ir a Jerusalén y padecer mucho de parte de los ancianos del pueblo, de los sumos sacerdotes y de los maestros de la ley, ser matado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a reprenderle: «¡Dios te libre, Señor! ¡No te sucederá eso!». Pero él, volviéndose, le dijo: «¡Apártate de mí, Satanás!, pues eres un obstáculo para mí, porque tus sentimientos no son los de Dios, sino los de los hombres».

Luego dijo a sus discípulos:

«El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida la perderá, pero el que pierda su vida por mí la encontrará. ¿Qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué dará el hombre a cambio de su vida? Porque el hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras.

Mateo 16, 21-27

Comentario del Evangelio

Jesús sabía que debía sacrificarse por nosotros. Tenía claro que ese era su destino, que esa era su misión. Por amor tenía que salvarnos a todos. Y no sólo eso: nos recuerda a nosotros que nuestra misión es dedicar nuestra vida a los demás. Que no nos creamos los más importantes, sino que estemos siempre en actitud de servicio a los demás.

No tratemos de salir nosotros a salvo de las situaciones. No pasemos de todo, comprometámonos, apostemos por vivir la vida al servicio de los que más lo necesitan. Vivimos en un mundo en el que muchas veces se dice que cada uno se arregle como pueda, que si a mí me van bien las cosas, no importa cómo le vayan a los demás.

Pero Jesús nos cambia nuevamente los esquemas, nos propone lo contrario. Nos propone que seamos valientes, como Él lo fue. Ser cristiano supone que a veces debemos hacer cosas en su nombre, en nombre de Jesús.

Para hacer vida el Evangelio

• ¿Alguna vez has hecho algo por ser cristiano? Escribelo a continuación…

• ¿Qué crees que te pide Jesús que hagas en tu vida? ¿Crees que Jesús nos propone vivir de otra manera?

• Escribe un compromiso que te ayude a ser mejor cristiano en tu vida.

Oración

Así de claro y contundente nos lo dices hoy, Señor Jesús.
De ahí que yo me pregunto
¿qué es ganar y qué es perder?
Me parece que todos sin excepción todos queremos ganar:
el deportista, el torero, el empresario,
el agricultor, el cura, el político…
todos queremos ganar;
bien es cierto que unos una cosa y otros otra. Tú en cambio, Señor Jesús, nos dices
que lo que hay que hacer es perder, pero para ganar.
¿Cómo es posible?

Oración acción

Así de claro y contundente nos lo dices hoy, Señor Jesús.
De ahí que yo me pregunto
¿qué es ganar y qué es perder?

Me parece que todos sin excepción todos queremos ganar:
el deportista, el torero, el empresario,
el agricultor, el cura, el político…
todos queremos ganar;
bien es cierto que unos una cosa y otros otra.

Tú en cambio, Señor Jesús, nos dices que lo que hay que hacer es perder, pero para ganar.
¿Cómo es posible?

No resulta fácil, Señor Jesús,
asumir tu propuesta.
Pero si me fijo veo que buenos padres pierden su vida por sus hijos,
y buenos hijos pierden su vida por sus padres para que ellos tengan vida:
estén sanos, tengan cosas, puedan estudiar, estén bien…
por ellos hacen horas y horas de trabajo, por ellos se desviven para que ellos vivan.

Pero si observo veo que ellos, en el fondo,
lo que también pretenden es ganar,
ellos quieren ganar a sus hijos, o a sus padres, ellos quieren que sus padres o sus hijos ganen. Ellos buscan el bien de sus hijos.
Lo que sucede es que por ganar el bien de sus hijos o de sus padres están dispuestos a perder.

Luego tu lógica es también la lógica
de todos los que de verdad aman,
es la lógica del Amor, es la lógica de Dios.

Esto mismo lo dice este cuento:

EL LÁPIZ, LA GOMA Y EL SACAPUNTAS

Había una vez un lápiz precioso que vivía en una librería muy bonita. Había allí también otros lápices. Todos deseaban ser vendidos y soñaban con el niño o la niña que sería su amo. Todos, menos nuestro lápiz que, aunque sea tan precioso, no quería ser vendido. Cada vez que entraba un comprador, el lápiz se escondía debajo de las gomas de borrar y los sacapuntas que también vivían en el escaparate.

Un día entró un niño iba con su padre. Pidió un lápiz y nuestro amigo intentó escabullirse, co- mo siempre, pero el niño dijo: – Papa, quiero este lápiz.

La señora de la tienda dijo: – Ahora te lo doy.

Y el lápiz se vio cogido por el cuello y pensó. ¿Qué será de mí?

El niño lo puso en el estuche con la goma y el sacapuntas y se fue al colegio. Por el camino, el lápiz iba muy serio.

La goma se dio cuenta y le dijo: – ¿Por qué es- tás tan serio?

– Es que no quiero estar aquí dentro. Estaba mucho más tranquilo en la tienda.

– Estarás bien, serás una gran ayuda para este niño; contigo escribirá y dibujará.

– ¡Qué cosas me dices! Si escribe y me utiliza, me gastaré. No tengo ninguna gana de cansarme y de gastarme.

El sacapuntas dijo: – No pienses así. Eres un buen lápiz y tienes que ayudar, gastarte, siendo el que eres.

– Y cuando se me gaste la punta, ¿tú me la afilarás? Y cuando el niño escriba y se equivoque, tú goma, ¿me borrarás? A pesar de todo, ¡no quiero ser un buen lápiz! ¡Quiero volver a la tienda!

Hablando, hablando, llegaron al colegio. El niño sacó el lápiz del estuche y empezó a copiar lo que el profe de mate había escrito en la pizarra.

Sonó el timbre del recreo y el niño se fue a jugar al patio con sus amigos.

El lápiz se aburría. Muy pronto tendrían que afilarlo, pues se le acababa la punta.

– No pienses que voy a dejarme afilar, le dijo al sacapuntas, que le miraba.

– Tendrás que hacerlo. Si te gastas con amor te será más fácil estar contento. Quizás ése es el secreto de la felicidad.

La goma, que estaba muy atenta, dijo:- Mira, yo también me gasto de tanto borra que borrarás… Pero lo hago con amor porque sé que, gracias a mí, nuestro amigo puede terminar bien sus trabajos. Y me gasto. Pero me gusta hacerlo porque quiero mucho a nuestro amigo. No recibo nada a cambio, pero tengo bastante con verle feliz.

El lápiz estaba cada vez más aterrado.

El sacapuntas le dijo: – Pensándolo bien, es bueno que te afile la punta. La letra de nuestro amigo será más fina.

El recreo se había terminado. Llegó el niño, cogió el sacapuntas con una mano y el lápiz con la otra y se fue hacia la papelera.

El lápiz pensó:- Ha llegado mi hora.

La punta había salido perfecta y el niño volvió satisfecho a su sitio.

La goma preguntó al lápiz: – ¿Te ha hecho mucho daño?

Apenas me he dado cuenta. He pensado que así hago feliz a este niño, aunque cada día me haga más pequeño.

Aquel día el lápiz dio lo mejor de sí mismo al niño. Eso le hacía feliz.

También la goma de borrar se iba gastando.

Llegó un día en que se gastaron del todo. El sacapuntas, triste y alegre al mismo tiempo, oyó que el niño decía: – ¡Ha sido el lápiz y la goma que mejores he tenido!

Notas para fijarnos en el evangelio del Domingo XXII de Tiempo Ordinario

● Jesús se dirige a Jerusalén, la ciudad del templo, donde los judíos peregrinan varias veces al año. Es en Jerusalén donde concluirá de una manera trágica su vida.

● Jesús anuncia su pasión y resurrección, su final en este mundo.

● Jesús predice su muerte provocada por los sumos sacerdotes, los letrados, el sanedrín, las autoridades romanas, el pueblo. Se cumplirá aquello que nos dice la Palabra “vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”.

● Los evangelistas nos presentan a Jesús plenamente consciente de lo que van a hacer con su Persona, de ahí que en lógico lo que la Palabra pone en boca de Jesús “mi vida no me la quitan soy Yo quien la entrego”.

● Jesús además de hablar de anunciar lo mucho que le harán sufrir también habla de victoria “y resucitar al tercer día”.

● Pero ahí no llegan, se quedan en la primera parte, en el fracaso, no escuchan ni toman conciencia que el final será una gran victoria.

● ¿No nos falta también a nosotros ser más conscientes de que el bien ganará, de que Cristo ha vencido a la muerte y al pecado?

● ¿No nos falta a nosotros tomar más conciencia de ello para tener más esperanza?

● Pedro, el portavoz del grupo, no comprende ni acepta las palabras del Jesús.

Pero, como todos los Apóstoles, estaba convencidos de la venida de un Mesías glorioso y triunfante que liberaría a Israel de toda opresión.

● Ellos habían puesto en Jesús su confianza. El anuncio de Jesús no cuadra con sus expectativas. Por eso Pedro con contundencia le dice: “¡No lo permita Dios… Eso no puede pasarte!”.

● Nos extraña también a nosotros el sufrimiento, la cruz en nuestra vida, en la vida de la Iglesia, en la vida de los seguidores de Jesús, nos cuesta asumirla en nuestra vida como paso para que haya vida “Si el grano de ¿trigo no cae en tierra y muere no puede dar fruto”.

● Esta realidad de la cruz es dura y nos resulta muy difícil asumirla.

● No sé si en alguna otra ocasión Jesús responde con tanta dureza como en este caso lo hace con Pedro, el jefe del grupo de los doce Discípulos: “Apártate di mi Satanás… no piensas como Dios sino como los hombres”.

● Aquel a quien Jesús le había dicho que era el fundamento de su Iglesia ahora le dice que es Satanás.

● ¿No nos debe decir también a nosotros lo mismo que a Pedro en más de una ocasión?

● Jesús a Pedro le recuerda que lo propio del discípulo es seguirle, que los discípulos siguen al maestro por el mismo camino, con el mismo estilo de vida.

● Hay en la última parte, en boca de Jesús, una contraposición de palabras:

Salvar y perder, perder para ganar. En algunos sitios existe un juego de cartas que se llama el “gana-pierde”.

● Según Jesús para salvar la vida hay que perderla, o sea hay que darla, hay que entregarla a Dios y a la humanidad; es lo que hacen a diario los buenos los padres por sus hijos.

● Como conclusión queda en el aire ese interrogante: ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida?

● En la vida de muchos Santos este pensamiento fue el revulsivo para que sus vidas tomaran un rumbo definitivo.

● ¿De qué nos sirve ganar en mundo entero si perdemos la amistad con Dios?

Comentario al evangelio – 31 de agosto

Los textos de hoy, mañana y pasado pertenecen al quinto y último gran discurso del evangelio de Mateo: es el discurso escatológico, completado con distintas recomendaciones que llaman a la vigilancia. Y se explican estos llamamientos: en las comunidades primitivas, la espera de la pronta llegada del Señor había perdido la tensión de los primeros tiempos; el Marana ta (¡Ven, Señor Jesús!) no resonaba ya con la misma fuerza; el retraso de la parusía propiciaba cierta relajación de las costumbres.

Quizá hayamos recordado en alguna otra ocasión un pensamiento de Theodor Adorno, pero puede venir bien recordarlo de nuevo. Decía este filósofo: «los hombres de nuestro tiempo son capaces de todo, incluso del amor, pero no de la fidelidad». Parece que acertaba. Uno de los personajes de la novela y la película “El Diario de Brigitte Jones”, de Helen Fielding, venía a decir lo mismo: vivimos “en la cultura de los tres minutos”, y lo refería a la crisis de las relaciones amorosas de larga duración. Años antes que Fielding, el dibujante Romeu presentaba una tira de viñetas alusivas al nomadismo religioso de los jóvenes: abandonaban su tradición católica, se dejaban atraer por el budismo, luego se asomaban a cultos sincretistas y así mariposeaban de religión en religión, sin “atarse” a ninguna.

El evangelista lanza un aviso a los dirigentes de las comunidades cristianas y a todos en general: nos llama a la fidelidad al Señor plasmada en la constancia en un servicio solícito. La erosión del tiempo, la aparición de problemas, la indiferencia de muchos, la oposición de otros, la sensación de que no se avanza ni se mejora y, en fin, las tensiones en el seno del grupo ponen a prueba la solidez de nuestras adhesiones y la tenacidad en el cumplimiento de nuestros compromisos. ¿Salimos airosos de estas pruebas?

Rimando con el evangelista Mateo, la Madre Teresa de Calcuta –según refieren– decía lo siguiente: “Lo que a nosotros se nos pide no es éxito, sino fidelidad. Si en esa fidelidad nos tenemos que desvivir, habremos aprendido la verdadera sabiduría de la vida”. ¡Ojalá podamos decir: “soy fiel, luego existo”!