Vísperas – Miércoles XIX de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: SEÑOR, TÚ ERES MI PAZ Y MI CONSUELO.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo
al acabar el día su jornada,
y, libres ya mis manos del trabajo,
a hacerte ofrenda del trabajo vengo.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo
cuando las luces de este día acaban,
y, ante las sombras de la noche oscura,
mirarte a ti, mi luz, mirarte puedo.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo,
y aunque me abruma el peso del pecado,
movido por tu amor y por tu gracia,
mi salvación ponerla en ti yo quiero.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo,
muy dentro de mi alma tu esperanza
sostenga mi vivir de cada día,
mi lucha por el bien que tanto espero.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo;
por el amor de tu Hijo, tan amado,
por el Espíritu de ambos espirado,
conduce nuestra senda hacia tu encuentro. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

Salmo 125 – DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

Ant 2. Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

Salmo 126 – EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

Ant 3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.

Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.

LECTURA BREVE   Ef 3, 20-21

A aquel que tiene sumo poder para hacer muchísimo más de lo que pedimos o pensamos, con la energía que obra en nosotros, a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, en todas las generaciones por los siglos de los siglos. Amén.

RESPONSORIO BREVE

V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

V. No arrebates mi alma con los pecadores.
R. Ten misericordia de mí.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

PRECES

Invoquemos a Dios, que envió a su Hijo como salvador y modelo supremo de su pueblo, diciendo:

Que tu pueblo, Señor, te alabe.

Te damos gracias, Señor, porque nos has escogido como primicias para la salvación;
haz que sepamos corresponder y así logremos la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Haz que todos los que confiesan tu santo nombre sean concordes en la verdad
y vivan unidos por la caridad.

Creador del universo, cuyo Hijo, al venir a este mundo, quiso trabajar con sus propias manos:
acuérdate de los trabajadores que ganan el pan con el sudor de su rostro.

Acuérdate también de todos los que viven entregados al servicio de los demás;
que no se dejen vencer por el desaliento ante la incomprensión de los hombres.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Ten piedad de nuestros hermanos difuntos
y líbralos del poder del Maligno.

Llenos de fe invoquemos juntos al Padre común, repitiendo la oración que Jesús nos enseñó:

Padre nuestro…

ORACION

Llegue a tus oídos, Señor, la voz suplicante de tu Iglesia a fin de que, conseguido el perdón de nuestros pecados, con tu ayuda podamos dedicarnos a tu servicio y vivamos confiados en tu protección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 16 de agosto

Lectio: Miércoles, 16 Agosto, 2017
Tiempo Ordinario
 
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre; aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor.
 
2) Lectura del Evangelio
Del Evangelio según Mateo 18,15-20
«Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano.
«Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»
 
3) Reflexión
• En el evangelio de hoy y de mañana vamos a leer y a meditar la segunda parte del Sermón de la Comunidad. El evangelio de hoy habla de la corrección fraterna (Mt 18,15-18) y de la oración en común (Mt 18,19-20). El de mañana habla del perdón (Mt 18,21-22) y habla de la parábola del perdón sin límites (Mt 18,23-35). La palabra clave de esta segunda parte es “perdonar”. El acento cae en la reconciliación. Para que pueda haber reconciliación que permita el retorno de los pequeños, es importante saber dialogar y perdonar, pues el fundamento de la fraternidad es el amor gratuito de Dios. Sólo así la comunidad será señal del Reino. No es fácil perdonar. Ciertos dolores siguen machucando el corazón. Hay personas que dicen: “¡Perdono, pero no olvido!» Rencor, tensiones, broncas, opiniones diferentes, ofensas, provocaciones dificultan el perdón y la reconciliación.
• La organización de las palabras de Jesús en los cinco grandes Sermones del evangelio de Mateo muestran que al final del siglo primero, las comunidades tenían formas bien concretas de catequesis. El Sermón de la Comunidad (Mt 18,1-35), por ejemplo, trae instrucciones actualizadas de cómo proceder en caso de algún conflicto entre los miembros de la comunidad y de cómo encontrar criterios para solucionar los conflictos. Mateo reúne aquellas frases de Jesús que pueden ayudar a las comunidades de finales del siglo primero a superar los dos problemas agudos a los que se enfrentaban en aquel momento, a saber, la salida de los pequeños por causa del escándalo de algunos y la necesidad de diálogo para superar el rigorismo de otros y acoger a los pequeños, a los pobres, a la comunidad.
• Mateo 18,15-18: La corrección fraterna y el poder de perdonar. Estos versículos traen normas simples de cómo proceder en caso de conflicto en la comunidad. Si un hermano o una hermana pecan, esto es, si hubiera un comportamiento no acorde con la vida de la comunidad, no se debe inmediatamente denunciarlo/la. Primero, tratemos de saber los motivos del otro. Si no diera resultado, llevemos a dos o tres personas de la comunidad para ver si se consigue algún resultado. Sólo en caso extremo, hay que llevar el problema a toda la comunidad. Y si la persona no quisiese escuchar a la comunidad, que sea para ti “como un publicano o un pagano”, esto es, como alguien que ya no forma parte de la comunidad. No es que tu estás excluyendo, pero es la persona, ella misma, que se excluye. La comunidad reunida apenas constata y ratifica la exclusión. La gracia de poder perdonar y reconciliar en nombre de Dios fue dada a Pedro (Mt 16,19), a los apóstoles (Jn 20,23) y, aquí, en el Sermón de la Comunidad, a la comunidad misma (Mt 18,18). Esto revela la importancia de las decisiones que la comunidad toma con relación a sus miembros.
• Mateo 18,19: La oración en común. La exclusión no significa que la persona sea abandonada a su propia suerte. ¡No! Puede estar separada de la comunidad, pero nunca estará separada de Dios. En caso de que la conversación en la comunidad no llegue a buen fin, y la persona no quisiese integrarse en la vida de la comunidad, queda como último recurso el rezar juntos al Padre para conseguir la reconciliación. Y Jesús garantiza que el Padre escuchará: “Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos.”
• Mateo 18,20: La presencia de Jesús en la comunidad. El motivo de la certeza de ser oídos por el Padre es la promesa de Jesús: “¡Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, yo estaré en medio de ellos!” Jesús es el centro, el eje de la comunidad y, como tal, junto con la Comunidad, estará rezando al Padre, para que conceda el don del retorno al hermano o a la hermana que se excluyó.
 
4) Para la reflexión personal
• ¿Por qué será que es tan difícil perdonar? En nuestra comunidad, ¿hay espacio para la reconciliación? ¿De qué manera?• Jesús dice: «Allí donde dos o tres están reunidos en mi nombre, yo estaré en medio de ellos». ¿Qué significa esto para nosotros hoy?
 
5) Oración final
¡Alabad, siervos de Yahvé,
alabad el nombre de Yahvé!
¡Bendito el nombre de Yahvé,
desde ahora y por siempre! (Sal 113,1-2)

Comanchería

Título original: Hell and High Water
Intérpretes: Ben Foster, Chris Pine, Jeff Bridges.
Género: Denuncia social Director: David Mackenzie. Producción: EEUU-Reino Unido, 2016

Dos hermanos se ven “obligados” a atracar bancos para conseguir el importe de la hipoteca sin pagar de su difunta madre, so pena de perder el modesto rancho en que vivía la anciana. Acaba de descubrirse que en su parcela hay petróleo, por lo que el banco está interesado en ejecutar el aval sin tardanza. El mayor, Tanner, acaba de salir de presidio. El más joven, Toby, que vivía con su madre, ha perdido su empleo en una estación de servicio y está separado de su mujer que tiene consigo a los dos hijos. Deciden atracar bancos para robar dinero en efectivo y, en especial las sucursales de la entidad con la que tienen la deuda.

La acción del film se sitúa en el Oeste de Tejas, en una zona depauperada y deprimida. Los protagonistas se han convertido en forajidos por causa de su miseria económica y situación social. En este sentido, nos recuerdan a aquellos gánsteres rurales de la época de la Gran Depresión (estilo Bonnie & Clyde) que surgieron a puñados en los estados agrícolas cuyos campesinos perdían sus tierras al no poder pagar los créditos bancarios. El film juega evidentemente a establecer un paralelismo entre aquella crisis y la actual en la que también los bancos y sus prácticas financieras han tenido un nefasto protagonismo.

Con una moral dudosa el film legitima de alguna manera la resolución de los problemas financieros por medio de la violencia siempre que no se atente contra la vida humana. Se ve con simpatía el éxito del hermano pequeño en su propósito. Film, pues, que nos puede ayudar a debatir si el fin justifica unos medios que conllevan violencia contra las personas. La realización de la película, desde el punto de vista cinematográfico, es muy estimable.

Oremos hoy por el uso adecuado de químicos y la apropiada disposición de desechos tóxicos

“En efecto, Dios nos hace ver cómo desde el cielo se prepara a condenar la maldad y la injusticia de toda clase.” Romanos 1: 18

Una oración:

Dios Creador, te damos gracias por tu regalo de las sustancias químicas que mejoran nuestras vidas. Nos arrepentimos del abuso de ellas y de nuestra inadecuada disposición de desechos tóxicos que contaminan nuestra tierra y tus obras. Con reiterada intensidad hacemos nuestro el canto: Criaturas todas, load a mi Señor, criaturas todas, load a mi Señor.

Una canción:
MOVING (Macaco)
https://www.youtube.com/watch?v=WYCLopP4IN4

La ley universal de la locomoción no puede fallar en este momento…

Moving, all the people moving, one move for just one dream.
We see moving, all the people moving, one move for just one dream.

Tiempos de pequeños movimientos, movimientos en reacción .
Una gota junto a otra hace oleajes, luego mares… océanos.
Nunca una ley fue tan simple y clara: acción, reacción… repercusión.
Murmullos se unen forman gritos, juntos somos evolución.

Moving, all the people moving, one move for just one dream .
We see moving, all the people moving, one move for just one dream.

Escucha la llamada de Mama Tierra, cuna de la creación.
Su palabra es nuestra palabra, su quejio nuestra voz.
Si en lo pequeño está la fuerza, si hacia lo simple anda la destreza,
volver al origen no es retroceder, quizás sea andar hacia el saber .

Moving, all the people moving, one move for just one dream.
We see moving, all the people moving, one move for just one dream.
This is the Life fest under your feet.

Evangelii Gaudium – Francisco I

118. Los Obispos de Oceanía pidieron que allí la Iglesia «desarrolle una comprensión y una presentación de la verdad de Cristo que arranque de las tradiciones y culturas de la región», e instaron «a todos los misioneros a operar en armonía con los cristianos indígenas para asegurar que la fe y la vida de la Iglesia se expresen en formas legítimas adecuadas a cada cultura»[94]. No podemos pretender que los pueblos de todos los continentes, al expresar la fe cristiana, imiten los modos que encontraron los pueblos europeos en un determinado momento de la historia, porque la fe no puede encerrarse dentro de los confines de la comprensión y de la expresión de una cultura[95]. Es indiscutible que una sola cultura no agota el misterio de la redención de Cristo.


[94] Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Ecclesia in Oceania (22 noviembre 2001), 17: AAS 94 (2002), 385.

[95] Cf. Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Ecclesia in Asia (6 noviembre 1999), 20: AAS 92 (2000), 478-482.

Comentario Domingo XX de Tiempo Ordinario

Oración

Señor Jesús:
Tú dijiste: “mi madre y mis hermanos son los que escuchan
la Palabra de Dios y la ponen en práctica”.
Abre nuestro corazón y nuestro ser entero a tu Palabra, para
que seamos hermanos tuyos, tu familia.

Danos el corazón abierto, confiado y obediente de María tu madre.
Y que escuchando tu Palabra, podamos decir, como ella:
“haz tu voluntad en mí, en nosotros”. AMEN.

 

Mt 15, 21-28

«21Y saliendo de allí, Jesús se retiró a la región de Tiro y Sidón.

22Y he aquí que una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, gritó diciendo: ‘Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David; mi hija está malamente endemoniada’. 23Pero él no le respondió palabra.
Y acercándose sus discípulos le rogaron diciendo: ‘Atiéndela, que viene detrás de nosotros gritando’. 24Pero él, respondiendo, dijo: ‘No me han enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel’.

25Pero ella, alcanzándolos, se postró ante él diciendo: ‘Señor, socórreme’. 26Pero él, respondiendo, dijo: ‘No está bien echar a los perritos el pan de los hijos’.
27Pero ella dijo: ‘Sí, Señor; pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores’. 28Entonces Jesús le dijo: ‘Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se te haga como quieres’. Y en aquella hora, fue curada su hija».

¡PALABRA DEL SEÑOR!

 

CONTEXTO 

Hermosísimo evangelio el de hoy, que nos invita a contemplar la escena sin perder detalle. La firme resolución de la mujer cananea “hace cambiar” la misión al propio Jesús, que se ve impelido a actuar también a la gente pagana. En cierto sentido, este evangelio es el contrapunto al evangelio del domingo pasado: la mujer grita aquí como los discípulos lo hicieron entonces; la mujer se postra ante Jesús como lo hicieron los discípulos en la barca; la mujer le pide a Jesús: “Señor, socórreme”, como antes Pedro había pedido: “Señor, sálvame”; pero la poca fe de Pedro es ahora “una gran fe” de la mujer sirofenicia, y el reconocimiento que los discípulos hacen de Jesús al final de aquel relato, es ahora el reconocimiento que Jesús hace de la fe de la mujer. Antes de esta escena impresionante, hemos visto cómo Jesús se enfrenta a los fariseos desenmascarando sus estrategias religiosas (15,1-20). Después, otro relato de curaciones (igual que ocurría tras la tempestad calmada) (15,29-31) y la segunda multiplicación de panes (15,32-39).

 

TEXTO

Un primer versículo que introduce la situación (v. 21) da paso a las dos partes del evangelio. En la primera parte (vv. 22-24) podemos distinguir dos momentos: la petición de la mujer cananea y el silencio de Jesús (vv. 22-23a); el ruego de los discípulos y la respuesta negativa de Jesús (vv. 23b- 24). En la segunda parte (vv. 25-28) también hay dos momentos: una nueva solicitud de la mujer y la respuesta negativa de Jesús (vv. 25-26); la insistencia sagaz de la mujer y la respuesta positiva de Jesús con el resultado de la sanación de la hija (vv. 27-28). Jesús pasa, pues, del silencio a la respuesta positiva, pasando por dos respuestas negativas. Ese cambio se debe a la insistencia de la mujer y a la gran fe que deposita en Jesús (3 veces le llama “Señor”, término de confesión de fe en Mateo y número definitivo o superlativo para los judíos).

 

ELEMENTOS INTERESANTES

• Este evangelio necesita una profunda contemplación: admirar la postura de una mujer madre que insiste e insiste, además inteligentemente, para conseguir de Jesús la sanación de su hija; sorprendernos de la postura “remolona” de Jesús, que tarda en atender a la mujer (una estrategia narrativa de Mateo para enseñarnos cómo debe ser nuestra fe); extrañarnos de una inusual dureza en las palabras de Jesús (el evangelista pone el diminutivo de “perro” en el refrán usado por Jesús). Es un texto precioso para calibrar nuestra confianza en Jesús.

• Frente a la “poca fe” de Pedro el domingo anterior, hoy una mujer pagana (no judía) deja sorprendido a Jesús por su “gran fe”. No podemos “dormirnos en los laureles” por el hecho de ser cristianos, ni podemos despreciar a quienes no lo son. El evangelio nos presenta la “sorpresa” de la mujer sirofenicia, que confía ciegamente en Jesús, en contraposición a los discípulos y Pedro en el episodio de la tempestad calmada y, sobre todo, en contraposición a los fariseos y maestros de la Ley (escribas) del relato anterior (15,1-20).

• En el texto hay una cantidad inusual de adversativos (“pero”): aunque resulte cansino en castellano, hemos querido mantenerlos porque indican muy bien la situación del desencuentro entre Jesús y la mujer y los discípulos, y porque se resuelve perfectamente en el “entonces” del v. 28, como si, tras una larga marcha, se llegara a la “meta” final. Puede ayudarnos a pensar en todos los “peros” que ponemos en nuestra relación con Jesús o en nuestro compromiso cristiano.

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Para la catequesis: Domingo XX de Tiempo Ordinario

XX Domingo del Tiempo Ordinario
20 de agosto 2017

Lecturas: Isaías 56, 1.6-7; Salmo 66; Romanos 11, 13-15.29-32; Mateo 15, 21-28

Una extranjera que creyó en Jesús

En aquel tiempo, Jesús se retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al encuentro y se puso a gritar: «Señor, hijo de David, ten compasión de mí. Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio». Jesús no le contestó una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban: «Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros». Él les contestó: «Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa de Israel».

Ella se acercó entonces a Jesús y postrada ante él, le dijo: «¡Señor, ayúdame!» Él le respondió: «No está bien quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos». Pero ella replicó: «Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos». Entonces Jesús le respondió: «Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas». Y en aquel mismo instante quedó curada su hija.

Reflexión

¿Tiendo a desistir de mis deseos y peticiones a ¿Dios si no se me cumplen inmediatamente? Imagínate que eres la mujer, ¿Dejas de insistir porque Jesús no te quiere escuchar? ¿Qué le dices tú para convencerle? Jesús se conmueve ante la insistencia y la fuerte fe de la mujer.

¿Qué cosas te convencen a ti para ayudar a otros? ¿Te separas de algunos niños porque no son como tú? Compartir

Actividades

Representen la escena tal como aparece en la lectura. Luego represéntala adaptada a la situación del ambiente donde conviven.

Oración

Señor, a veces pedimos mal y otras veces nos desanimamos si no tenemos respuesta inmediata. Danos una fe fuerte y generosa, abierta a todos y siempre con el deseo de seguirte siempre pase lo que pase. Amen.

¿Qué me quiere decir hoy Jesús? – Domingo XX de Tiempo Ordinario

Jesús y sus amigos recorren una región de paganos, de gente alejada de Dios. Pero hasta allá ha llegado la fama de Jesús, de sus curaciones y milagros. Por eso, una mujer se acerca a suplicarle que sane a su hija enferma. Pero Cristo aparentemente no la escucha y sigue su camino. Ella insiste hasta desesperarlos, y los apóstoles le piden que la atienda. Jesús accede a detenerse. Tal parece que Cristo quería probar su fe y perseverancia, y una vez demostradas, no duda en escucharla y curar a su hija enferma.

La vida nos presenta momentos en que oramos, pedimos, rogamos, y tal pareciera que Cristo no nos escucha, que no atiende a nuestras súplicas, pues no hace lo que le pedimos. Nuestra fe se tambalea y hasta llegamos a renegar de Dios, alejándonos de Él, dejando de orar, de ir a misa, de comulgar y de leer su Palabra.

Pero Dios espera exactamente lo contrario de nosotros en momentos así. Espera que fortalezcamos nuestra fe a través de la constancia en nuestras oraciones. Que busquemos momentos para dialogar con Él; para leer su Palabra; para reflexionar con humildad a la luz de ella y así, tratar de entender y aceptar su voluntad. La paz volverá a nosotros cuando nos pongamos en sus manos.

Pidamos a Jesús que aumente nuestra fe. Y pidamos a su madre María y a sus amigos los apóstoles, que como con la mujer cananea, intercedan ante él para que nos escuche.

¿Cuándo me he alejado de Dios porque pareciera que no me escucha?

Comentario al evangelio – 16 de agosto

Todos buscamos la felicidad. Si no conseguimos ser felices, la vida nos parece un fracaso. Pero, ¿cuáles son los caminos seguros para alcanzar la felicidad? Lo primero que descubrimos es que la felicidad no se regala. Y que si uno la quiere poseer, primero la tiene que regalar a los demás. En el evangelio de hoy Jesús nos muestra el camino del perdón y de la corrección fraterna como medios eficaces para vivir felices.

En la convivencia de las personas siempre hay desajustes, roces, molestias. Nadie estamos libres de estas situaciones. Como suele  decirse, “pasa en las mejores familias”. Cuánto más en la comunidad cristiana o en el grupo de apostolado.

Solemos tener muy buen ojo y olfato para descubrir los defectos y errores de los demás. Dice Jesús: “Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano”.

¿Cómo puede llegar nuestra oración al corazón del Padre? Poniendo en práctica esta recomendación del Señor Jesús: “Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”

Por eso es tan importante rezar en comunidad, en familia, con los amigos. Entonces la fuerza de nuestra oración es infinita.

Los últimos párrafos del Deuteronomio nos presenta a Moisés contemplando desde las alturas del monte Nebo la Tierra Prometida. Y allí morirá. De Moisés no queda ni tumba, ni mausoleo, ni monumentos, ni rastro alguno que induzca a endiosamientos ingenuos y vacíos que pudieran servir para alimentar falsos mesianismos. Queda su legado, la Ley de Dios que él transmitió fielmente a su pueblo, y el ejemplo de una fidelidad total a la llamada de Dios que le envió a liberar al pueblo de la esclavitud.