Vísperas – Viernes XIX de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: YO HE SENTIDO, SEÑOR, TU VOZ AMANTE

Yo he sentido, Señor, tu voz amante,
en el misterio de las noches bellas,
y en el suave temblor de las estrellas
la armonía gocé de tu semblante.

No me llegó tu acento amenazante
entre el fragor de trueno y de centellas;
al ánima llamaron tus querellas
como el tenue vagido de un infante.

¿Por qué no obedecí cuando te oía?
¿Quién me hizo abandonar tu franca vía
y hundirme en las tinieblas del vacío?

Haz, mi dulce Señor, que en la serena
noche vuelva a escuchar tu cantilena;
¡ya no seré cobarde, Padre mío! Amén.

SALMODIA

Ant 1. El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.

Salmo 134 I – HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS

Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.

Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
-en medio de ti, Egipto-
contra el Faraón y sus ministros.

Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.

Ant 2. Casa de Israel, bendice al Señor; tañed para su nombre, que es amable.

Salmo 134 II.

Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.

Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,

tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.

Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.

Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Casa de Israel, bendice al Señor; tañed para su nombre, que es amable.

Ant 3. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

LECTURA BREVE   St 1, 2-4

Hermanos míos, si estáis sometidos a tentaciones diversas, consideradlo como una alegría, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce constancia. Pero haced que la constancia dé un resultado perfecto, para que seáis perfectos e íntegros, sin defectos en nada.

RESPONSORIO BREVE

V. Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre.
R. Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre.

V. Y ha hecho de nosotros reino y sacerdotes para el Dios y Padre suyo.
R. Por la virtud de su sangre.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.

PRECES

Invoquemos al Hijo de Dios, a quien el Padre entregó por nuestras faltas y lo resucitó para nuestra justificación, diciendo:

Señor, ten piedad.

Escucha, Señor, nuestras súplicas, perdona los pecados de los que se confiesen culpables
y en tu bondad otórganos el perdón y la paz.

Tú que, por medio del Apóstol nos has enseñado que donde se multiplicó el pecado sobreabundó mucho más la gracia,
perdona con largueza nuestros muchos pecados.

Hemos pecado mucho, Señor, pero confiamos en tu misericordia infinita;
vuélvete a nosotros para que podamos convertirnos a ti.

Salva a tu pueblo de sus pecados, Señor,
y sé benévolo con nosotros.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que abriste las puertas del paraíso al buen ladrón,
ábrelas también para nuestros hermanos difuntos.

Reconociendo que nuestra fuerza para no caer en la tentación se halla en Dios, digamos confiadamente:

Padre nuestro…

ORACION

Señor, Padre santo, que quisiste que tu Hijo fuese el precio de nuestro rescate, haz que vivamos de tal manera que, tomando parte en los padecimientos de Cristo, nos gocemos también en la revelación de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Anuncio publicitario

Lectio Divina – 18 de agosto

Lectio: Viernes, 18 Agosto, 2017
Tiempo Ordinario
 
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre; aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor.
 
2) Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 19,3-12

Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?» Él respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.» Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?» Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer -no por fornicación- y se case con otra, comete adulterio.»
Dícenle sus discípulos: «Si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, no trae cuenta casarse.» Pero él les dijo: «No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que fueron hechos tales por los hombres, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda.»
 
3) Reflexión
• Contexto. Hasta el cap. 18, Mateo ha mostrado cómo los discursos de Jesús han marcado las varias fases de la constitución y formación progresivas de la comunidad de los discípulos en torno a su Maestro. Ahora, en 19,1, este pequeño grupo se aleja de las tierras de Galilea y llega al territorio de Judea. La llamada de Jesús, que ha atraído a sus discípulos, sigue avanzando hasta la elección definitiva: la acogida o el rechazo de la persona de Jesús. Esta fase tiene lugar a lo largo del camino que lleva a Jerusalén (cap.19-20) y al templo, después de llegar finalmente a la ciudad (cap.21-23). Todos los encuentros que Jesús efectúa en estos capítulos tienen lugar a lo largo del recorrido de Galilea a Jerusalén.

• El encuentro con los fariseos. Al pasar por la Transjordania (19,1) tiene Jesús el primer encuentro con los fariseos, y el tema de la discusión de Jesús con ellos es motivo de reflexión para el grupo de los discípulos. La pregunta de los fariseos se refiere al divorcio y de manera particular pone a Jesús en apuros acerca del amor dentro del matrimonio, que es la realidad más sólida y estable para la comunidad judía. La intervención de los fariseos pretende acusar la enseñanza de Jesús. Se trata de un verdadero proceso: Mateo lo considera como “un poner a prueba”, como “un tentar”. La pregunta es ciertamente crucial: “¿Es lícito a un hombre repudiar a la propia mujer por cualquier motivo?” (19,3). Al lector no se le escapa la torcida intención de los fariseos al interpretar el texto de Dt 24,1 para poner en aprietos a Jesús: “Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, y resulta que esta mujer no halla gracia a sus ojos, porque descubre en ella algo que le desagrada, le redactará un libelo de repudio, se lo pondrá en su mano y la despedirá de su casa”. A lo largo de los siglos, este texto había dado lugar a numerosas discusiones: admitir el divorcio por cualquier motivo; requerir un mínimo de mala conducta, o un verdadero adulterio.
• Es Dios el que une. Jesús responde a los fariseos citando Gn 1,17: 2,24 y remitiendo la cuestión a la voluntad primigenia de Dios creador. El amor que une al hombre y a la mujer viene de Dios, y por este origen, une y no puede separar. Si Jesús cita Gn 2,24 “El hombre abandonará a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola carne”, (19,5) es porque quiere subrayar un principio singular y absoluto: la voluntad creadora de Dios es unir al hombre y a la mujer. Cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio, es Dios el que los une; el término “cónyuges” viene del verbo congiungere, coniugare, es decir, la unión de los dos esposos que conlleva trato sexual es efecto de la palabra creadora de Dios. La respuesta de Jesús a los fariseos alcanza su culmen: el matrimonio es indisoluble en su constitución originaria. Ahora prosigue Jesús citando a Ml 2, 13-16: repudiar a la propia mujer es romper la alianza con Dios, alianza que, según los profetas, los esposos la viven sobre todo en su unión conyugal (Os 1-3; Is 1,21-26; Jr 2,2;3,1.6-12; Ez 16; 23; Is 54,6-10;60-62). La respuesta de Jesús aparece en contradicción con la ley de Moisés que concede la posibilidad de dar un certificado de divorcio. Dando razón de su respuesta, Jesús recuerda a los fariseos: si Moisés decidió esta posibilidad, es por la dureza de vuestro corazón (v.8), más concretamente, por vuestra indocilidad a la Palabra de Dios. La ley de Gn 1,26; 2,24 no se ha modificado jamás, pero Moisés se vio obligado a adaptarla a una actitud de indocilidad. El primer matrimonio no es anulado por el adulterio. La palabra de Jesús dice claramente al hombre de hoy, y de modo particular a la comunidad eclesial, que no ha de haber divorcios, y sin embargo observamos que existen; en la vida pastoral, los divorciados son acogidos y para ellos está siempre abierta la posibilidad de entrar en el reino. La reacción de los discípulos no se hace esperar: “Si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, no trae cuenta casarse” (v.10). La respuesta de Jesús sigue manteniendo la indisolubilidad del matrimonio, imposible para la mentalidad humana pero posible para Dios. El eunuco del que habla Jesús no es el que no puede engendrar, sino el que, una vez separado de la propia mujer, continúa viviendo en la continencia y permaneciendo fiel al primer vínculo matrimonial: es eunuco con relación a todas las demás mujeres.
 
4. Para la reflexión personal
• ¿Sabemos acoger la enseñanza de Jesús en lo que se refiere al matrimonio con ánimo sencillo sin adaptarlo a nuestras legítimas elecciones y conveniencia?

• El pasaje evangélico nos ha recordado que el designio del Padre sobre el hombre y la mujer es un maravilloso proyecto de amor. ¿Eres consciente de que el amor tiene una ley imprescindible que comporta el don total y pleno de la propia persona al otro?
 
5) Oración final
Crea en mí, oh Dios, un corazón puro,

renueva en mi interior un espíritu firme;
no me rechaces lejos de tu rostro,
no retires de mí tu santo espíritu. (Sal 51,12-13)

Una oración por Barcelona

Por los fallecidos, en primer lugar.
Por sus historias truncadas,
por ser víctimas de una violencia terrorista absurda.
Por todo el dolor que esas muertes repentinas dejan atrás.

Por las otras víctimas, heridos de distinta consideración,
que habrán de lidiar con las secuelas del horror
experimentado en esos minutos de pánico y muerte.

Por los familiares y amigos
que se ven enfrentados a afrontar
las consecuencias de este terrorismo salvaje.

Por los fanáticos que creen que la violencia consigue algo,
para que abran los ojos, el corazón y la entraña
a una lógica que no se basa en el odio o la destrucción.

Por quienes tienen que intentar que esto no ocurra:
autoridades, fuerzas de seguridad y tantos otros.
Que sigan haciendo su trabajo con convicción,
con paciencia, con generosidad y con perseverancia,
aunque a veces el agresor consiga golpear.

Por las gentes de paz que, ante esto,
serán señaladas injustamente,
por entrar en una etiqueta, una categoría
o una adscripción religiosa.

Por la paz.
Que se convierta en clamor,
en camino
y en resultado.

Oremos hoy por aquellos que perdonan y que, como hermanos y hermanas, construyen esta tierra nuestra

“Empeñémonos en servir y conocer a Yavé. Madruguemos en su busca y lo encontraremos. Caerá sobre nosotros como el aguacero, como la lluvia de primavera que riega la tierra.” Oseas 6: 3

Una canción:
CANCIÓN PARA EL PERDÓN (César López) https://www.youtube.com/watch?v=exj7pmikiGE

 

Esta es la canción que canto para sanar
las heridas que la vida trae.

Esta es la canción que canto para perdonar,
pedir perdón y perdonarme.

Aprendí que perder hace parte de andar,
y, para andar, hay que amar el camino.
Perdonar puede no transformar lo vivido,
pero cambia lo que vendrá.

Dicen que el odio es un veneno
que te tomas
queriendo ver morir a los demás.
Hay un espejo en tu enemigo
y, al verlo, lo puedes perdonar.

Dicen que el odio es como un velo
que te impide ver los colores de la realidad.
No todo es blanco y negro,

y aunque empieces de cero,
se aprende a perdonar.

Esta es la canción que canto
para no claudicar
y firmar con actos mi propia historia.
Esta es la canción que canto
para no olvidar
que la vida es bella, que la vida es corta.
La vida no es un jardín de rosas.

Aprendí que quien pide perdón se pondrá
en las manos de quien lo otorga.
El perdón es hermano de la verdad
y la verdad es la memoria.

 

Una oración:

Dios Creador, Nos arrepentimos de nuestros pecados contra los hermanos y hermanas, contra la creación entera cuando no hemos sido constructores de fraternidad. Y ahora te pedimos que nos guíes en esta tarea nuestra.

Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente
puede escapar.
Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.

Evangelii Gaudium – Francisco I

120. En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados. Esta convicción se convierte en un llamado dirigido a cada cristiano, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros». Si no nos convencemos, miremos a los primeros discípulos, quienes inmediatamente después de conocer la mirada de Jesús, salían a proclamarlo gozosos: «¡Hemos encontrado al Mesías!» (Jn 1,41). La samaritana, apenas salió de su diálogo con Jesús, se convirtió en misionera, y muchos samaritanos creyeron en Jesús «por la palabra de la mujer» (Jn 4,39). También san Pablo, a partir de su encuentro con Jesucristo, «enseguida se puso a predicar que Jesús era el Hijo de Dios» (Hch 9,20). ¿A qué esperamos nosotros?

Notas para fijarnos en el Evangelio – Domingo XX de Tiempo Ordinario

● Encontramos a Jesús en las ciudades de Tiro y Sidón, territorio pagano.

● Jesús ha llegado a estas tierras, seguramente, debido a la situación tensa que se había originado con los dirigentes religiosos del pueblo, fariseos y letrados.

● Se trataba de una cuestión sin importancia para nosotros: comer sin lavarse las manos, observar las tradiciones religiosas por pequeñas que fuesen.

● La postura de Jesús fue dar primacía a la persona sobre cualquier tradición humana.

● No es el hombre quien ha de estar al servicio del sábado sino el sábado al servicio del hombre.

● En estas tierras de paganos una mujer se acerca a Jesús para pedirle por su hija enferma.

● A la petición de la mujer se une la intercesión de los Apóstoles. La respuesta de Jesús es dura: “Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel”.

● Postura que refleja la actitud de algunos miembros de las primitivas comunidades cristianas. Pero ya aquí se verá como la acción salvífica de Jesús es universal.

● Pero la mujer insiste: “Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos”.

● Cuando uno está de verdad interesado por una cosa no cesa de insistir, por muchas barreras que puedan ponerle.

● La mujer humildemente pide participar de la acción salvadora de Jesús.

● La mujer da la razón a Jesús pero al mismo tiempo pide ser asociada de alguna manera al pueblo de la alianza. Ella también espera participar de la bondad del Hijo de Dios.

● Jesús ante la insistencia de la mujer pagana ha de exclamar su admiración: “Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas”. La oración ha de ser constante.

● Esta fe grande que Jesús admira en esta mujer contrasta con la poca fe que en otros momentos Jesús reconoce que se da en los Apóstoles, como fue en el caso de la tempestad calmada “Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe” ((Mt 8, 26) o cuando los discípulos se lamentan de que se han olvidado de llevar pan, Jesús les dice “Jesús se dio cuenta y les dijo: ¡Hombres de poca fe! ¿Por qué comentáis que es porque no tenéis pan? ¿Aún no entendéis? ¿No recordáis los cinco panes repartidos entre los cinco mil hombres y todos los cestos que recogisteis? (Mt 16, 8-9).

● Varias veces los paganos son presentados como modelo de fe en los Evangelios.

● Con este relato y con otros, como el de la curación del criado del centurión, se resalta la apertura universal de la misión que tomará plenitud con la venida del Espíritu Santo.

● Para entrar a formar parte de la comunidad cristiana no hay que ser de una raza concreta; las puertas de Reino están abiertas a todos los pueblos y razas.

● En el proyecto de Jesús todos tenemos idéntica preferencia, donde todos somos iguales y si hay quien ha de ocupar los primeros sitios son los pobres. La fe no tiene fronteras.

● Y el milagro se reproduce, su hija queda curada.

La misa del Domingo: misa con niños

*Objetivo: Caer en la cuenta de que, el Señor, es un Dios para todos

*Idea: nuestra petición, siempre, es escuchada. Sobre todo, cuando el Señor, la ve desinteresada


1. MONICIÓN DE ENTRADA

Cada vez que venimos a la Eucaristía, lo hacemos por muchas razones: porque queremos hacer memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo; porque su Palabra nos orienta durante el resto de la semana. Pero, también es verdad, porque –sabemos—que se puede cumplir todo aquello que, con fe y esperanza, pedimos al Señor.

Que esta Misa sea para nosotros un dejarnos llevar por Cristo. El curará y sanará nuestras heridas, nuestras cicatrices producidas en el cuerpo o en el alma. Comencemos esta Acción de Gracias. ¡Es el Domingo! ¡Día de los cristianos! ¡Día de la belleza del alma!

2. PENITENCIAL

2.1. ¿Cuidamos bien, interiormente, nuestro cuerpo o solamente lo externo? Señor, ten piedad

2.2. ¿Damos gracias a Dios por la salud y por el avance de la ciencia? Cristo, ten piedad

2.3. ¿Pedimos al Señor por los enfermos? ¿Les visitamos? ¿Nos preocupamos por la salud de nuestra familia? Señor, ten piedad

3. MONICIÓN A LAS LECTURAS

Escuchar la Palabra del Señor nos lleva a ponernos delante del espejo de nuestra vida. Una vida que, no siempre, es saludable, fuerte ni honrada. El Señor, a través de la proclamación de la Palabra de Dios, nos habla y se preocupa de dirigirnos con acierto en nuestra existencia. Que Él sea la fuente y el secreto de nuestra salud. Escuchemos con atención.

4. PETICIONES

4.1. La Iglesia pide constantemente a Dios por la paz y por la salud de todos los hombres. Pidamos hoy por ella. Por el Papa Francisco y todas sus intenciones. Roguemos al Señor.

4.2. Tengamos un recuerdo especial por todos los enfermos que se encuentran en los hospitales. Por aquellos que mueren en la soledad. Roguemos al Señor.

4.3. No olvidemos a los que están cuidando a los que, por sí mismos, ya no pueden valerse. Para que vean en el rostro dolorido el cuerpo del mismo Cristo. Roguemos al Señor.

4.4. A veces en nuestro mundo sobran los que menos valen; la eutanasia es un intento de alejar de la sociedad del bienestar a aquellos que tanto han hecho por ella. Que no caigamos en esa tentación. Roguemos al Señor.

5. OFRENDAS

5.1. Con esta lámpara encendida hoy reflejamos el sufrimiento de tantas personas que, teniéndolo todo, les falta lo más importante: LA SALUD. Que el Señor les infunda fortaleza.

5.2. Con este Rosario queremos simbolizar nuestro deseo de memorizar y repetir, siempre que haga falta, una petición de súplica, de confianza o de amor al Señor o a la Virgen.

5.2 El pan y el vino, convertidos en Cuerpo y Sangre de Cristo, son alimento, salud y vida espiritual. Que nunca nos falten como medicina para nuestra fe y para nuestro vivir.

6. QUIERO Y LO DESEO, SEÑOR

Que vengas a mi lado

y así no me encuentre nunca solo

Que me hables

y pueda escoger el camino verdadero

Que me toques

y pueda hacer frente a todas enfermedades

Que me visites

y te dé gracias por tu presencia

Que me alimentes

y sea fuerte por dentro y por fuera

Que me escuches

y veas cómo estoy en espíritu

corazón y vida

QUIERO Y LO DESEO, SEÑOR

Que, lo que a Ti te parezca con mi vida,

me lo concedas.

Amén

Comentario al evangelio – 18 de agosto

El proyecto de Dios era bello: en el Paraíso, el amor haría encontrarse en plenitud al hombre y a la mujer. Ese amor era, debería ser, un reflejo del  mismo amor de Dios. Pero ese proyecto quedó destrozado por el pecado. Ahora vivimos en un esfuerzo continuo y dificil por reconstruir aquel sueño. Por eso cada pareja que se casa nos permite ilusionarnos de nuevo y soñar que el amor es posible. Y cada fracaso de una pareja en su amor se convierte en una pesadilla. No se trata sólo de su fracaso como personas. Su fracaso es nuestro fracaso. Su dolor es nuestro dolor.

Una vez más el sueño de Dios se ha visto frustrado. Pero la voz de Jesús nos sigue invitando a soñar, a ilusionarnos, a volver a intentarlo, aunque el fracaso esté delante de nosotros como una posibilidad, Por que el amor entre el hombre y la mujer será siempre uno de los signos más bellos del amor con el que Dios nos ama.