Vísperas – Viernes XX de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: ERES LA LUZ Y SIEMBRAS CLARIDADES.

Eres la luz y siembras claridades,
eres amor y siembras armonía
desde tu eternidad de eternidades.

Por tu roja frescura de alegría,
la tierra se estremece de rocío,
Hijo eterno del Padre y de María.

En el cielo del hombre, oscuro y frío,
eres la luz total, fuego del fuego,
que aplaca las pasiones y el hastío.

Entro en tus esplendores, Cristo, ciego;
mientras corre la vida paso a paso,
pongo mis horas grises en tu brazo,
y a ti, Señor, mi corazón entrego. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.

Salmo 144 I – HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.

Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.

Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;

explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.

Ant 2. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.

Salmo 144 II

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.

Ant 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

LECTURA BREVE   Rm 8, 1-2

No hay ya condenación alguna para los que están en Cristo Jesús, porque la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús me libró de la ley del pecado y de la muerte.

RESPONSORIO BREVE

V. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.

V. Muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu.
R. Para llevarnos a Dios.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo murió por nuestros pecados, para llevarnos a Dios.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a nuestros padres.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Acuérdate, Señor, de tu misericordia como lo habías prometido a nuestros padres.

PRECES

Invoquemos a Cristo, en quien confían los que conocen su nombre, diciendo:

Confirma, Señor, lo que has realizado en nosotros.

Señor Jesucristo, consuelo de los humildes,
dígnate sostener con tu gracia nuestra fragilidad, siempre inclinada al pecado.

Que los que por nuestra debilidad estamos inclinados al mal,
por tu misericordia obtengamos el perdón.

Señor, a quien ofende el pecado y aplaca la penitencia,
aparta de nosotros el castigo merecido por nuestros pecados.

Tú que perdonaste a la mujer arrepentida y cargaste sobre los hombros la oveja descarriada,
no apartes de nosotros tu misericordia.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que por nosotros aceptaste el suplicio de la cruz,
abre las puertas del cielo a todos los difuntos que en ti confiaron.

Siguiendo las enseñanzas de Jesucristo, digamos al Padre celestial:

Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que tu Hijo sufriese por la salvación de todos, haz que, inflamados en tu amor, sepamos ofrecernos a ti como víctima viva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 25 de agosto

Lectio: Viernes, 25 Agosto, 2017
Tiempo Ordinario
  
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, que has preparado bienes inefables para los que te aman; infunde tu amor en nuestros corazones, para que, amándote en todo y sobre todas las cosas, consigamos alcanzar tus promesas, que superan todo deseo. Por nuestro Señor.
 
2) Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 22,34-40

Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?» Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.»
 
3) Reflexión
• El texto se ilumina. Jesús se encuentra en Jerusalén, precisamente en el Templo, donde se inicia un debate entre él y sus adversarios, sumos sacerdotes y escribas (20,28; 21,15), entre los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo (21,23) y entre los sumos sacerdotes y los fariseos (21,45). El punto de controversia del debate es: la identidad de Jesús o del hijo de David, el origen de su identidad, y por tanto, la cuestión acerca del reino de Dios. El evangelista presenta esta trama de debates con una secuencia de controversias de ritmo creciente: el tributo a pagar al Cesar (22,15-22), la resurrección de los muertos (22,23-33), el mandamiento más grande (22,34-40), el mesías, hijo y Señor de David (22,41-46). Los protagonistas de las tres primeras discusiones son exponentes del judaísmo oficial que intentan poner en dificultad a Jesús en cuestiones cruciales. Estas disputas son planteadas a Jesús en calidad de “Maestro” (rabbí), título que manifiesta al lector la comprensión que los interlocutores tienen de Jesús. Pero Jesús aprovecha la ocasión para conducirlos a plantearse una cuestión aún más crucial: la toma de posición definitiva sobre su identidad (22,41-46).
• El mandamiento más grande. Siguiendo los pasos de los saduceos que les han precedido, los fariseos plantean de nuevo a Jesús una de las cuestiones más candentes: el mandamiento más grande. Puesto que los rabinos siempre evidenciaban la multiplicidad de las prescripciones (248 mandamientos), plantean a Jesús la cuestión de cuál es el mandamiento fundamental, aunque los mismos rabinos habían inventado una verdadera casuística para reducirlos lo más posible: David cuenta once (Sal 15,2-5), Isaías 6 seis (Is 33,15), Miqueas tres (Mi 6,8), Amós dos (Am 5,4) y Abacuc sólo uno (Ab 2,4). Pero en la intención de los fariseos, la cuestión va más allá de la pura casuística, pues se trata de la misma existencia de las prescripciones. Jesús, al contestar, ata juntos el amor de Dios y el amor del prójimo, hasta fusionarlos en uno solo, pero sin renunciar a dar la prioridad al primero, al cual subordina estrechamente el segundo. Es más, todas las prescripciones de la ley, llegaban a 613, están en relación con este único mandamiento: toda la ley encuentra su significado y fundamento en el mandamiento del amor. Jesús lleva a cabo un proceso de simplificación de todos los preceptos de la ley: el que pone en práctica el único mandamiento del amor no sólo está en sintonía con la ley, sino también con los profetas (v.40). Sin embargo, la novedad de la respuesta no está tanto en el contenido material como en su realización: el amor a Dios y al prójimo hallan su propio contexto y solidez definitiva en Jesús. Hay que decir que el amor a Dios y al prójimo, mostrado y realizado de cualquier modo en su persona, pone al hombre en una situación de amor ante Dios y ante los demás. El doble único mandamiento, el amor a Dios y al prójimo, se convierte en columnas de soporte, no sólo de las Escrituras, sino también de la vida del cristiano.
 
4) Para la reflexión personal
• El amor a Dios y al prójimo ¿es para ti sólo un vago sentimiento, una emoción, un movimiento pasajero, o es una realidad que invade toda tu persona: corazón, voluntad, inteligencia y trato humano?
• Tú has sido creado para amar. ¿Eres consciente de que tu realización consiste en amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente? Este amor ha de verificarse en la caridad hacia los hermanos y en sus situaciones existenciales. ¿Vives esto en la práctica diaria?
 
5) Oración final
¡Den gracias a Yahvé por su amor,

por sus prodigios en favor de los hombres!
Pues calmó la garganta sedienta,
y a los hambrientos colmó de bienes. (Sal 107,8-9)

«Los jóvenes consumen amor como consumen azúcar»

La pedagoga Nora Rodríguez acaba de publicar el libro El nuevo ideal del amor en adolescentes digitales, en el que alerta de los efectos que las redes sociales tienen en las nuevas relaciones de pareja. Y cree que es absolutamente necesario abordar el aprendizaje afectivo desde la infancia y, en edades más avanzadas, enseñar a los adolescentes a ‘desconectarse’. Extractamos lo que decía en una entrevista.

Cambios respecto a otras épocas: La nueva realidad digital ofrece como un nuevo escenario donde se está rediseñando la manera de entender el amor, sobre todo las primeras relaciones de pareja. Los nativos digitales están desarrollando un aprendizaje en un entorno tecnológico donde el amor se convierte en mercadotecnia, en parte de comprar y vender.

Consecuencias del nuevo modelo de relación:

Estamos hablando de un amor que tiene que ser excesivamente romántico con un control obsesivo dentro y fuera del mundo digital. Es como si controlaras una mercancía, con la consigna de que solo puede ser verdadero si exige sacrificio, generalmente por parte de las chicas. Antes hablábamos de que el amor romántico era peligroso porque era una puerta abierta para el maltrato si no se marcaba esa línea divisoria entre lo que es el respeto y no lo es. Pero ahora sí que sí tiene que ser de esta manera porque forma parte del mercado de compra y venta de imagen, de amigos, de cariño… Además, en un mundo en el que todo es global, donde todo es digital, el modelo de chica y de varón que ellos reciben es de un joven hipersexualizado, donde desde edades muy tempranas aprenden a rechazar el cuerpo. El cuerpo rechazado ya es una manera de no marcar el límite del respeto. Si a eso sumamos que en las redes sociales todo son emociones y no hay cuerpo, ¿cómo van a ser estas nuevas relaciones de pareja si generalmente son conflictivas?

El control dentro de las parejas: Hay un perfil de que ese amor tiene que ser excesivamente excitante, que tienes que tocar el cielo con las manos, pero luego tienes que ser muy frío para dejarlo y muy controlador para que el objeto que compras no te falle. Esto tiene como consecuencia esa línea invisible que marca lo que es el maltrato de lo que no lo es. En el libro lo que se propone es que el desafío de esta época es educar la afectividad y en segundo lugar empezar a hablar de unos estilos de amor más reflexivos, que no es quitar la ilusión, cuidado, pero sí con más reflexión. El ‘whatsapp’, por ejemplo, provoca un control permanente. Están las 24 horas conectados, esto no da descanso ni al cerebro ni a las emociones y genera una necesidad psicopática muy fuerte. Hay que enseñar a los adolescentes a vivir en ‘modo avión’.

Sufrimiento de ambos: El control obsesivo dentro y fuera del mundo digital es de ambos, pero la chica termina siendo siempre la más dañada porque todavía se les enseña que un amor verdadero es un amor que exige el sacrificio de la chica. Los jóvenes están consumiendo amor como consumen azúcar y les hace el mismo mal, porque en realidad están utilizando el amor romántico para saciar las necesidades de estar permanentemente en ese mundo de marketing donde ellos y su cuerpo también lo son.

Consecuencias: Esto tiene consecuencias muy graves porque si se llega al maltrato psicoemocional o sexual, o de algún tipo, esto genera un síndrome postraumático seguro y necesita de una ayuda social que no siempre está. Pero además, ahora sabemos que los traumas que se viven en la adolescencia pueden perdurar a lo largo de toda la vida, incluso en generaciones futuras.

Cómo afrontar el problema: No se está educando para la afectividad, no se está enseñando, no hay programas en los colegios ni a nivel de igualdad, para trabajar desde los 6-7 años lo que es la autogestión de las emociones, de la afectividad, la autonomía personal, ayudarlos a conocerse y a marcar los propios límites. Se trata de saber que desde fuera no te pueden controlar. Desarrollamos programas de alto nivel académico y lo que está fallando es esto. Es decir, tenemos personas que pueden hablar ocho idiomas y tener un promedio de 10, pero que afectivamente o emocionalmente se derrumban o dejan el control en manos de otros, lo que a veces no es tan grave, pero en ocasiones pueden estar en manos de verdaderos psicópatas..

Patricia Burgo Muñoz

El diarionorte Euskadi – 09/05/2015

La familia entre sínodos

Hace poco más de cuatro años escribía un mensaje a Pedro y Ana, días antes del alumbramiento, diciendo “Juan es su nombre”. Parafraseaba la escena del evangelio de Lucas en la que Zacarías escribe en una tablilla el nombre de su hijo. Tras el nacimiento de Juan, vino el de Miguel y hoy los cuatro esperan a Clara. ¡Una familia de cinco miembros! Para muchos, una temeridad; para Pedro y Ana, una opción de vida.

Una de las primeras cosas que choca cuando entras en casa de esta familia es que en el salón no hay televisión. El centro de la convivencia familiar no lo ocupa un aparatito sino la vida. El día que voy a su casa para hacer las fotos están todos en la habitación de Juan, bien tumbados en la cama con un libro, bien tirados por el suelo con un enorme barco pirata. La con- vivencia es el centro.

Una convivencia llena de sentido, que se nota en una impresionante Biblia ilustrada que tiene sitio preferencial en el mueble-biblioteca destacando entre miles de recuerdos, figuras y fotos y, en la pared, un bello cuadro con la palabra “esperanza” en su centro. Todo en el hogar familiar habla de la vida pasada comprometida y entregada, de la presente en la educación de sus hijos y en su vida como docentes -ambos son profesores- y de la futura, de lo que esperan y desean para sus hijos.

Llega el momento de hacer las fotos y nerviosos me preguntan: ¿Qué nos ponemos? ¿Dónde nos colocamos? ¿Nos tenemos que peinar? Les digo que estén tranquilos, que quiero naturalidad. Les pido que se sienten en el sofá, que abran la Biblia y les expliquen una de las historias a los niños. Cuando pienso que van a utilizar la preciosa Biblia ilustrada, sacan una que hay por detrás, llena de notas, marcas, utilizada y gastada. “Usamos esta, que es la que llevamos utilizando toda la vida, la que nos llevamos a los retiros… ¿Te parece?”. Como no podría ser de otro modo, ese es el libro que hay que usar. Me entendieron a la primera. Y ahí están en calcetines, despeinados, con su ropa de andar por casa, sencillos como son ellos.

Y así fue como se gestaron las fotos que cubren este número. No son ni fotos de archivo ni de estudio; es la realidad de una familia de hoy, con una clara opción cristiana, sin artificios ni añadidos. Seguramente, cuando leas estas letras, Clara ya esté con nosotros y los cinco vivan el nuevo reto de mirar al futuro con “esperanza” tal y como dice el cuadro de su salón. Y cuando llegue la noche y recen antes de dormir, pedirán al Buen Dios que les ayude a ser una gran familia, y por los animales del zoo que alegran la vida de los niños, frase con la que acaba Miguel todas las oraciones.

@jotallorente

Evangelii Gaudium – Francisco I

Persona a persona

127. Hoy que la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera, hay una forma de predicación que nos compete a todos como tarea cotidiana. Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos. Es la predicación informal que se puede realizar en medio de una conversación y también es la que realiza un misionero cuando visita un hogar. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino.

La misa del Domingo

Con el Evangelio de este domingo terminamos nuestro repaso al llamado «discurso del Pan de Vida». La pregunta de Jesús, después de desmenuzarnos el misterio de su propio ser, —el «meollo» de su mensaje, el núcleo de su revelación al mundo—, es clara: ¿nos quedamos o nos vamos? Esto es, lo rechazamos como muchos en el evangelio de hoy o lo aceptamos como razón de nuestra vida como hicieron los doce, de los cuales Simón Pedro se alza como portavoz para afirmar con rotundidad: «Señor, ¿a quien vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos».

Es que Jesús no deja indiferente a nadie. Cuando tuvo que hablar, cuando nos habla, lo hace alto y claro. Sin rodeos ni miramientos. Aún a riesgo de perder, por exigir demasiado, a gran parte de los suyos. Pero es que, Jesús, quería eso, quiere eso de sus seguidores: autenticidad y sinceridad.

La predicación de Jesús, lejos de ser una imposición, era y sigue siendo una propuesta. A nadie se nos obliga a llevar la cruz en el pecho y, mucho menos, a decir que somos cristianos si —por lo que sea— no lo tenemos claro.

Hoy, con más severidad que nunca, estamos viviendo una deserción de la práctica de fe. El titular de un periódico de gran tirada nacional pregonaba hace unos días a los cuatro vientos «Llegó la hora del laicismo»; y apostillaba «¿por fin la culminación de la transición religiosa?». Y es que parece que lo que se lleva, lo que está de moda o bien visto es decir «yo no soy practicante», «a mi la Iglesia no me va», «paso de los rollos de curas». Sí, hermanos, en el fondo lo que subyace es un tema aún más grave: nadie queremos complicaciones. Los compromisos, de por vida, nos asustan; como en el evangelio de este domingo: encrespó el modo de expresarse y las directrices que marcaba Jesús de Nazaret. Queremos una vida fácil, de «color de rosa» y cuando las cosas van mal, cuando surgen las dificultades en lugar de buscar soluciones, buscamos escapatorias.

Sí, hermanos, «llegó la hora del laicismo», de quitar los crucifijos en la escuela», de silenciar todo aquello que suene a religión, a Dios. Y lo malo es que los cristianos, los que venimos a misa, los que sin duda en alguna ocasión nos hemos colgado la etiqueta de «buenas familias» callamos y consentimos.

Sí, «el mundo está así» porque ni tú ni yo empezamos a cambiarlo. Porque a la pregunta de Jesús si nos quedamos o nos vamos, respondemos titubeantes «nos quedamos» aunque disimuladamente, sin armar mucho ruido para que no se note, nos vamos yendo porque lo que afirmamos no es lo que vivimos, porque lo que se nos pide nos complica mucho la vida.

El Señor, porque sabe y conoce muy bien nuestra debilidad, siempre tiene sus puertas abiertas: unas veces para entrar y gozar con su presencia y, otras, igual de abiertas para marcharnos cuando —por lo que sea— nos resulta imposible cumplir con sus mandatos. Ahora bien; permanecer con El, nos lo garantiza el Espíritu, es tener la firme convicción de que nunca nos dejará solos. De que compartirá nuestros pesares y sufrimientos, ideales y sueños, fracasos y triunfos. Porque, fiarse del Señor, es comprender que no existen los grandes inconvenientes sino el combate, el buen combate desde la fe. Y, Jesús, nos adiestra y nos anima en esa lucha contra el mal y a favor del bien.

¿Cuándo, en que momentos, hemos dejado al Señor sólo? ¿Sabemos estar en su presencia sin más compañía que el silencio? ¿Nos planteamos, con frecuencia, lo que significa y conlleva el ser cristianos? ¿Nos duele, nos hiere, pone en algún momento «el dedo en la llaga», la proclamación de la Palabra de Dios?

Interrogantes que pretenden estimular nuestra fe dormida. Si creemos y servimos al Señor, que lo hagamos con valentía, con transparencia y sabedores de que, seguirle, aunque no sea un camino de rosas, merece la pena.

La misa del Domingo: misa con niños

*Objetivo: nuestra fe es proclamar que Jesús es el Hijo de Dios

*Idea: nuestro encuentro con Jesús nos lleva a sentirlo como Mesías y Salvación


1. MONICIÓN DE ENTRADA

Una vez, un joven, entró en un comercio y, cuando un empleado le atendió le preguntó: ¿Qué deseas? El joven mirándole fijamente le respondió: ¡No lo sé! ¡Pasaba por aquí!

Amigos, hermanos: ¿Quién es para nosotros Jesús? ¿Por qué y para qué hemos venido a esta Eucaristía? ¿Nos preocupamos de conocerle? ¿O…venimos aquí, porque pasábamos por aquí? Que el Señor sea la fuente y la razón de todo lo que somos y tenemos.

Nos ponemos de pie

2. PENITENCIAL

2.1. Por no preocuparnos en la formación humana y cristiana de nuestras vidas. Señor, ten piedad

2.2. Por dejar a un lado la Historia Sagrada. Por preferir otras lecturas que nos hacen reír pero nos dejan vacíos. Cristo, ten piedad

2.3. Por este mundo que intenta alejar al Señor de todo espacio público y social. Señor, ten piedad

3. MONICIÓN A LAS LECTURAS

La escucha de la Palabra de Dios nos tiene que ayudar a conocerle más y mejor. Hoy, el Evangelio, nos interpela, nos pregunta: ¿Quién es para Ti Jesús? ¿Qué dices de Él? ¿Ya decimos algo o nos callamos?

Que las lecturas de este domingo nos hagan ser más valientes y decididos, como Pedro, para profesar y pregonar nuestro amor a Dios.

4. PETICIONES

4.1. Por la Iglesia. Para que avance, con todos los medios a su alcance, en el conocimiento y en la propagación de la fe. Por el Papa; para que sea más fuerte el valor y el testimonio de los cristianos. Roguemos al Señor.

4.2. Por aquellos que confunden al Señor con un líder. Para que vean en Cristo al mismo Hijo de Dios Encarnado para la Salvación del mundo. Roguemos al Señor.

4.3. Por tantos cristianos que no tienen claras algunas cosas. Por aquellos que ponen sordina a la voz del Señor. Roguemos al Señor.

4.4. Por los católicos. Para que leamos más la Biblia. Para que nos comprometamos en la participación de grupos de fe, de catecumenado, de vida apostólica. Roguemos al Señor.

4.5. Por los medios de comunicación. Para que sean más respetuosos con la figura de Jesucristo. Roguemos al Señor.

5. OFRENDAS

5.1. Con este mural “JESUS ES SEÑOR” queremos gritar en esta Eucaristía que, el Señor, es lo más grande que tenemos en nuestra comunidad. Que no lo olvidemos

5.2. Con el pan y el vino traemos hasta el altar nuestro deseo de que, JESUS SEÑOR, sea el alimento más importante y más esperado de toda la semana.

6. ERES TÚ, EL SEÑOR

Que me comprende y me abraza

Que me pregunta y me responde

Que me sostiene y me levanta

Que me quiere y me perdona

ERES TÚ, EL SEÑOR

El que no me exige nada por su amor

El que me espera cuando me voy

El que me aguarda hasta que regrese

ERES TÚ, EL SEÑOR

El que sin verse, tanto hace por mí

El que sin notarse, tantos caminos me abre

El que sin enojarse, me mira pacientemente

ERES TÚ… ¡EL SEÑOR! ¡MI DIOS!

Amén

Carta de amor del Padre

Puede ser que tú no me conozcas, sin embargo Yo conozco todo sobre ti… (Salmo 139,1)

Yo sé cuándo te sientas y cuando te levantas… (Salmo 139,2)

Todos tus caminos me son conocidos… (Salmos 139,3)

Aun todos los cabellos de tu cabeza están contados… (Mateo 10,29-31)

Porque tú fuiste hecho a mi imagen… (Génesis 1,27)

En mí, tú vives, te mueves y eres… (Hechos 17,28)

Porque tú eres mi descendencia… (Hechos 17,28)

Te conocí aun antes de que fueras concebido… ((Jeremías 1,4-5)

Yo te escogí cuando planeé la creación… (Efesios 1,11-12)

Tú no fuiste un error, porque todos tus días están escritos en mi libro… (Salmo 139,15-16)

Yo determiné el tiempo exacto de tu nacimiento y donde vivirías… (Hechos 17,26)

Tú has sido creado de forma maravillosa… (Salmo 139,14))

Yo te formé en el vientre de tu madre… (Salmo 139,13)

Yo te saqué del vientre de tu madre el día en que naciste… (Salmo 71,6)

Yo he sido mal representado por aquellos que no me conocen… (Juan 8,41-44)

Yo no estoy enojado ni distante, más soy la manifestación perfecta del amor… (1 Juan 4,16)

Y es mi deseo compartir de mi amor desmedido hacía ti, simplemente porque tú eres mi hijo y Yo soy tu padre… (1 Juan 3,1)

Te ofrezco mucho más de lo que tu padre terrenal pudiera darte… (Mateo 7,11)

Porque Yo soy el Padre Perfecto… (Mateo 5,48)

Cada regalo que tú recibes viene de mis manos… (Santiago 1,17)

Porque Yo soy tu proveedor quien suple para todas tus necesidades… (Mateo 6,31-33)

El plan que tengo para tu futuro ha estado siempre lleno de esperanza… (Jeremías 29,11)

Porque Yo te amo con amor eterno… (Jeremías 31,3)

Mis pensamientos sobre ti son incontables como la arena a la orilla del mar… (Salmo 139,17-18)

Me regocijo sobre ti con cantos… (Sofonías 3,17)

Yo nunca dejaré de hacerte el bien… (Jeremías 32,40)

Porque tú eres mi tesoro más preciado… (Éxodo 19,5)

Yo deseo afirmarte dándote todo mi corazón y toda mi alma… (Jeremías 32,41)

Y quiero mostrarte cosas grandes y maravillosas… (Jeremías 33,3)

Si me buscas con todo tu corazón me encontrarás… (Deuteronomio 4,29)

Deléitate en Mí y te daré todos los deseos de tu corazón… (Salmo 37,4)

Porque soy Yo quien produce los deseos de tu corazón… (Filipenses 2,13)

Yo puedo hacer por ti mucho más de lo que tú pudieras imaginar… (Efesios 3.20)

Porque Yo soy tu mayor alentador… (2 Tesalonicenses 2,16-17)

Yo también soy el Padre que te consuela durante todos tus problemas… (2 Corintios 1,3-4)

Cuando tu corazón está quebrantado, Yo estoy cerca de ti… (Salmo 34,18)

Así como el pastor carga a un cordero, Yo te cargo a ti cerca de mi corazón… (Isaías 40,11)

Un día Yo quitaré toda lágrima de tus ojos y quitaré todo el dolor que hayas sufrido en esta tierra… (Apocalipsis. 21,3-4)

Yo soy tu Padre y te he amado como a mi hijo, Jesús… (Juan 17,23)

Porque en Jesús, mi amor por ti ha sido revelado… (Juan 17,26)

Él es la representación exacta de quien Yo soy… (Hebreos 1,3)

Él vino a demostrar que Yo estoy contigo y no contra ti… (Romanos 8,31)

Y también a decirte que no estoy contando tus pecados… (2 Corintios 5,18-19)

Porque Jesús murió para que tú y Yo pudiéramos ser reconciliados… (2 Corintios 5,18-19)

Y su muerte fue la suprema expresión de mi amor por ti… (1 Juan 4,10)

Entregué todo lo que Yo amaba para que pudiera ganarme tu amor… (Romanos 8,31-32)

Si tú recibes el regalo de mi Hijo Jesús, tú me recibes a mí… (1 Juan 2,23)

Y ninguna cosa podrá separarte otra vez de mi amor… (Romanos 8,38-39)

Vuelve a casa y daré la mayor fiesta celestial que jamás se haya visto… (Lucas 15,7)

Yo siempre he sido Padre y por siempre seré Padre… (Efesios 3,14-15)

La pregunta es… ¿Quieres tú ser mi hijo?… (Juan 1,12-13)

Yo estoy esperando por ti… (Lucas 15,11-32)

 

Con amor, tú Padre Omnipotente Dios

Comentario al evangelio – 25 de agosto

¿Y si me preguntan a mí eso de “cuál es el mandamiento principal de mi vida”? Seguro que tengo una respuesta estupenda, de las de libro. Como seguramente tendría el fariseo del Evangelio de hoy si la pregunta se la hubiesen hecho a él.

Pero si alguien observa mi vida y deduce cuál es el principal interés o centro de atención (“mandamiento”) de la misma, la cosa podría ser distinta. Como le ocurría al fariseo.

Jesús no da la respuesta que le piden para “instruir” al fariseo, sino para recordarle que no basta con “saber” cuál es el mandamiento, sino que hay que ponerlo en práctica.

Este pasaje no admite mucho comentario, pero sí admite mucha reflexión. Te invito a que dediques unos minutos a repetir en voz baja, como si fuera un mantra, eso de “amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todo el ser y al prójimo como a uno mismo”. Y mira a ver cómo suena en tu vida, qué repercusión tiene en tu comportamiento de esta semana, de este viernes.