Vísperas – Miércoles XXI de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: HORA DE LA TARDE.

Hora de la tarde,
fin de las labores.
Amo de las viñas,
paga los trabajos
de tus viñadores.

Al romper el día
nos apalabraste.
Cuidamos tu viña
del alba a la tarde.

Ahora que nos pagas,
nos lo das de balde,
que a jornal de gloria
no hay trabajo grande.

Das al de la tarde
lo que al mañanero.
Son tuyas las horas
y tuyo el viñedo.

A lo que sembramos
dale crecimiento.
Tú que eres la viña,
cuida los sarmientos. Amén.

SALMODIA

Ant 1. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?

Salmo 26 I – CONFIANZA ANTE EL PELIGRO

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

Cuando me asaltan los malvados
para devorar mi carne,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.

Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor
contemplando su templo.

Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca;

y así levantaré la cabeza
sobre el enemigo que me cerca;
en su tienda sacrificaré
sacrificios de aclamación:
cantaré y tocaré para el Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?

Ant 2. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.

Salmo 26 II

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.

Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.

No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches, no me abandones,
Dios de mi salvación.

Si mi padre y mi madre me abandonan,
el Señor me recogerá.

Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana,
porque tengo enemigos.

No me entregues a la saña de mi adversario,
porque se levantan contra mí testigos falsos,
que respiran violencia.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tu rostro buscaré Señor, no me escondas tu rostro.

Ant 3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.

Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.

LECTURA BREVE   St 1, 22. 25

Llevad a la práctica la palabra y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos. El que se concentra en el estudio de la ley perfecta (la que hace libre) y es constante no como oyente olvidadizo, sino para ponerla por obra, éste encontrará la felicidad en practicarla.

RESPONSORIO BREVE

V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

V. No arrebates mi alma con los pecadores.
R. Ten misericordia de mí.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

PRECES

Oremos, hermanos, a Dios Padre, que en su amor nos mira como hijos, y digámosle:

Muéstranos, Señor, la abundancia de tu amor.

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia: guárdala de todo mal
y haz que crezca en tu amor.

Que todos los pueblos, Señor, te reconozcan como al único Dios verdadero,
y a Jesucristo como al Salvador que tú has enviado.

A nuestros parientes y bienhechores concédeles tus bienes
y que tu bondad les dé la vida eterna.

Te pedimos, Señor, por los trabajadores que sufren: alivia sus dificultades
y haz que todos los hombres reconozcan su dignidad.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

En tu misericordia acoge a los que hoy han muerto
y dales posesión de tu reino.

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos a nuestro Padre común:

Padre nuestro…

ORACION

Escucha, Señor, nuestras súplicas y protégenos durante el día y durante la noche: tú que eres siempre inmutable, da firmeza a los que vivimos sujetos a la sucesión de los tiempos y de las horas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 30 de agosto

Lectio: Miércoles, 30 Agosto, 2017

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo; inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos y la esperanza en tus promesas, para que, en medio de las vicisitudes del mundo, nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Mateo 23,27-32
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos, y decís: ` Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’ Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!

3) Reflexión

• Estos dos ‘ay’ que Jesús pronuncia contra los doctores de la ley y los fariseos de su tiempo, retoman y refuerzan el mismo tema de los dos ‘ay’ del evangelio de ayer. Jesús critica la falta de coherencia entre palabra y práctica, entre interior y exterior.
• Mateo 23,27-28: El séptimo ‘ay’ contra los que parecen sepulcros blanqueados. “Ustedes por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.. La imagen de “sepulcros blanqueados” habla por sí sola y no necesita comentario. Jesús condena a los que tienen una apariencia ficticia de persona correcta, pero cuyo interior es la negación total de aquello que quieren aparecer por fuera.
• Mateo 23,29-32: El octavo ‘hay’ contra los que edificáis los sepulcros de los profetas, pero no los imitan. Los doctores y los fariseos decían: Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!’ Y Jesús concluye: personas que hablan así “confiesan que sois hijos de los que mataron a los profetas”, pues ellos dicen “nuestros padres”. Y Jesús termina diciendo: “Pues bien: colmad también vosotros la medida de vuestros padres!” De hecho, a esas alturas de los acontecimientos, ellos ya habían decidido matar a Jesús. Y así acababan de colmar la medida de los padres.

4) Para la reflexión personal

• Dos más ‘ay’ para recibir la crítica de parte de Jesús. ¿Cuál de los dos cabe en mí?
• ¿Cuál es la imagen de mi mismo/a que trato de presentar a los otros? Corresponde a lo que soy de hecho ante Dios?

5) Oración final

¡Dichosos los que temen a Yahvé
y recorren todos sus caminos!
Del trabajo de tus manos comerás,
¡dichoso tú, que todo te irá bien! (Sal 128,1-2)

Al comenzar un nuevo curso

(Pregón educativo)

¡Atención! Profesores, catequistas, alumnos, jóvenes…, educadores y educandos. Comienza la marcha atrás; un nuevo curso, nuevas oportunidades, nuevos retos… Es tarea de todos, adultos y jóvenes, comprometerse en sacar lo mejor de sí mismos, en poner “ese granito mágico” que, sumando los de unos y los de otros, formen una auténtica comunidad educativa, una entrañable familia cristiana.

Aquí, amigas y amigos, nadie es más importante que nadie, aquí nadie es imprescindible, pero sí todos necesarios… Aquí nadie, escuchad bien, nadie puede quedarse en el banquillo de los suplentes; aquí todos jugamos de titulares… Educadores y educandos, comienza el partido. ¿Estáis preparados? ¡Adelante!

 

  1. Profesores, catequistas, animadores… ¡educadores!

Tratad a vuestros chicos como queréis que ellos os traten a vosotros. Pues si únicamente prestáis atención a aquellos que siguen vuestras clases y vuestras enseñanzas en el más absoluto y educado silencio, ¿qué merito tenéis? Y si solamente felicitáis y os congratuláis con aquellos cuyos expedientes académicos son la envidia en la clase de profesores, ¿qué merito tenéis? Y si gastáis vuestro precioso tiempo solamente con aquellos que sabéis, a ciencia cierta, que son tierra buena y darán su fruto, ¿qué merito tenéis?…También esos profesionales que únicamente esperan la nómina a fin de mes o ansían el fin de semana y las vacaciones, hacen idénticamente lo mismo.

Vosotros prestad atención a todos, en especial a los más necesitados y a los que más guerra dan. Esforzaos y alegraos con aquellos que más dificultades presentan y sembrad las mejores semillas en aquellos jóvenes, cuya porción de tierra, es bien sabido por todos, difícilmente dará fruto alguno…

 

  1. Alumnos, jóvenes… ¡Educandos!

Tratad a vuestros educadores como queréis que ellos os traten a vosotros. Pues si únicamente hacéis caso de aquellos que os caen mejor, ¿qué mérito tenéis? Y si solamente os esforzáis en aquellas materias que más os gustan y de las que salís victoriosos al final de cada trimestre, ¿qué mérito tenéis? Y si sois responsables, educados, respetuosos, creativos… al lado de ese profesor o ese catequista que continuamente está valorando vuestros progresos, ¿qué mérito tenéis? También otros chicos y chicas sin necesidad de ir al colegio o a la catequesis hacen idénticamente lo mismo…

Vosotros haced caso a todos, en especial aquellos educadores que, por una u otra razón, no simpatizáis con ellos.

Esforzaos por aprender de cada educador y de cada materia sin obsesionaros con la nota académica.

En definitiva poned lo mejor de vosotros mismos para convencer a ese educador que tenéis “un poco atravesado” de que sois tierra buena…

Educadores y educandos… Vuestra recompensa será enorme, inmensa, imposibles de evaluar con parámetros humanos… Ni la nómina a fin de mes ni el aplauso de los colegas de profesión (para los educadores) ni el gran expediente académico ni el reconocimiento de la familia y de los profesores (para los educandos) será comparable con la auténtica recompensa, hecha misericordia, en el gran Maestro de Nazaret.

M. de Palazuelo

Cinco panes y dos peces

Querida amiga, querido amigo: Al comenzar un nuevo curso, ya sea escolar o catequético, Jesús de Nazaret, el Maestro, el Señor, te entrega un pequeño pero importantísimo regalo: cinco panes y dos peces. (Puedes leer el texto bíblico: Multiplicación de los panes, Jn 6,1-15).

Por favor, antes de continuar, te pido que no confundas los cinco panes y los dos peces con tu capacidad intelectual… Es algo mucho más valioso. De hecho, de lo que hagas con tus cinco panes y tus dos peces dependerá el grado de satisfacción y de felicidad que alcances a lo largo del curso… Ah, y no vale eso de “Si apenas llego al 5, si en catequesis soy el más flojo, si yo no valgo, si soy poquita cosa…” Precisamente “tu poca cosa”, si tú quieres, si lo deseas, puede convertirse en lo más grande y maravilloso para Dios… Ahora ya sí, ahora eres tú el que debes decidir… ¡Adelante con este decálogo educativo!

Yo, con mis cinco panes y mis dos peces, con mi “pequeña cosa” puedo:

  1. Quedármelo en exclusiva. ¡Qué necesidad tengo de compartirlo! ¿Y si se me gasta? ¿Y si alguien me lo quita?
  2. Ponerlo en venta. ¡Excelente idea! Podré beneficiarme y “sacar tajada” de ello.
  3. Regalar las sobras. Primero yo, después yo y, más tarde, si sobra algo…, entonces ya hablaremos.

4.Esconderlo. Mira, no quiero problemas. Seguro que no quedo bien con todos; mejor hago un hoyo y…

  1. Repartirlo entre mi gente. Sólo ellos, sólo aquellos que mejor me caen… Los demás que se busquen la vida.
  2. Buscar el interés. Se lo entregaré a aquellas personas que puedan devolvérmelo, y con creces.
  3. Obsesionarme con el aplauso. Con la palmadita en el hombro. ¡Miradme, bueno no, mejor, admiradme… qué bueno o soy, cuánto valgo, si no fuera por mí…! !
  4. Exponerlo. Como si se tratara de una obra de arte… ¡Se mira pero no se toca! Es patrimonio de la humanidad…, de la humanidad de mi ombligo.
  5. Compartirlo. Sin preguntarme constantemente: ¿Qué es esto para tanta gente? Poner los talentos que Dios me ha regalado al servicio de mis compañeros. Explotar “mi poca cosa” en favor de las personas que Dios, a lo largo de este curso, va a poner en mi camino, en mi vida.
  6. ______________

[Este punto, amiga amigo, te lo dejo para ti… Piensa durante unos segundos qué quieres hacer con tus cinco panes y tus dos peces… ¡Dios y tus compañeros esperan tu respuesta!]

José María Escudero

Evangelii Gaudium – Francisco I

Cultura, pensamiento y educación

132. El anuncio a la cultura implica también un anuncio a las culturas profesionales, científicas y académicas. Se trata del encuentro entre la fe, la razón y las ciencias, que procura desarrollar un nuevo discurso de la credibilidad, una original apologética[109] que ayude a crear las disposiciones para que el Evangelio sea escuchado por todos. Cuando algunas categorías de la razón y de las ciencias son acogidas en el anuncio del mensaje, esas mismas categorías se convierten en instrumentos de evangelización; es el agua convertida en vino. Es aquello que, asumido, no sólo es redimido sino que se vuelve instrumento del Espíritu para iluminar y renovar el mundo.


[109] Cf. Propositio 17.

Comentario Domingo XXII de Tiempo Ordinario

Oración

Queremos, Señor Jesús, escucharte en tu Palabra.
Y escuchándola, sintonizar con tu corazón de Hijo confiado en el
Padre del cielo, aprender a orar Contigo, a esperar con
paciencia activa, a amar y a perdonar sin cansarnos.
Saber una y otra vez cuánto te importa cada hombre y cada
mujer, cuánto te interesa nuestra propia paz y felicidad.
Enséñanos, Jesús, Señor y Hermano nuestro, a conocerte a través
de tu evangelio. ASI SEA.

 

Mt 16, 21-27

«21Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y ser ejecutado, y ser resucitado al tercer día.

22Y, llevándolo aparte, Pedro comenzó a increparlo diciendo: ‘¡Líbrete Dios, Señor! ¡No te pasará eso a ti!’. 23Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ‘Ponte detrás de mí, Satanás, escándalo eres para mí, porque no piensas las cosas de Dios, sino las de los hombres’.

24Entonces Jesús dijo a sus discípulos: ‘Si alguno quiere venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. 25Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa mía, la encontrará. 26¿De qué le sirve a una persona ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué dará una persona para recobrar su vida? 27Porque el Hijo del hombre está para venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta’».

¡PALABRA DEL SEÑOR!

 

CONTEXTO 

Con 16,21 comienza la tercera gran parte del evangelio de Mateo, marcada por la expresión “Desde entonces comenzó Jesús a…”, que en 4,17 daba inicio a la segunda parte del mismo. El texto sucede a la confesión de Cesarea, que leíamos el domingo anterior, siendo su contrapunto: el mismo Pedro que confesaba a Jesús como Mesías e Hijo de Dios, y era alabado por ello, ahora es llamado “Satanás” por el propio Jesús. Esta tercera parte está totalmente orientada a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, y, de hecho, comienza con el primer anuncio de la Pasión, de los tres que irán apareciendo. Tras él, las condiciones para seguir a Jesús, que también forma parte del evangelio de hoy. Y, considerando la reacción de Pedro a ese anuncio, el evangelista situará de inmediato el relato de la Transfiguración (17,1-13), que es como un adelanto de que la Pasión y Muerte no será “lo último” que le ocurra a Jesús.

 

TEXTO

El evangelio puede estructurarse en tres partes: a) el anuncio que Jesús hace a sus discípulos acerca de su destino sufriente en Jerusalén (v. 21); b) la reacción negativa de Pedro y respuesta de Jesús (vv. 22-23); c) las condiciones que Jesús expone a sus discípulos sobre el seguimiento (vv. 24-27). El texto incide en la expresión “detrás de mí”, el lugar espacial y espiritual del verdadero discípulo, y en el término “vida”, sobre cuyo sentido ofrecerá un explicación enormemente paradójica.

 

ELEMENTOS INTERESANTES

• En el anuncio de Jesús destaca la expresión “tenía que”, que rige los verbos “ir”, “padecer”, “ser ejecutado” y “ser resucitado” (v.21). La expresión tiene, en el NT, significado teológico: indica que es voluntad de Dios que tales cosas acontezcan, porque forman parte de su proyecto de salvación. El evangelio insistirá en que la muerte de Jesús y su resurrección formaban parte de un proyecto salvador que Jesús aceptó con libertad y entrega total. Aceptar determinadas cosas en la vida exige una profunda experiencia de Dios y una entrega total a su voluntad: ¿cómo resuena esto en nuestra vida?

• Pedro increpa a Jesús y éste le responde de una manera extremadamente dura: le llama “Satanás” y “escándalo” (= tropiezo, trampa). Pedro es un escándalo para Jesús porque lo tienta a dejar el camino de la obediencia a la voluntad del Padre, para seguir un camino más fácil, como lo había intentado Satanás en las tentaciones (cf. 4,1-11). ¿Cómo afrontas la vida, con la lógica de Dios y de Jesús o con la de los hombres y la de Pedro?

• Jesús conmina a Pedro a ponerse en el debido lugar: detrás. Ser discípulo es ser seguidor, seguir el camino marcado por el Maestro, por Jesús. ¿Es ése nuestro lugar habitual?

• Jesús nos presenta su gran paradoja: “Quien pierda la propia vida la encontrará”. Impone tres condiciones a aquéllos que quieren ser sus discípulos: negarse a sí mismo, tomar la propia cruz y seguirlo. Negarse a sí mismo quiere decir no centrar su vida sobre el propio egoísmo, sino en Dios y su proyecto (el Reino), lo cual comporta la aceptación de adversidades y sufrimientos, que hay que cargar (la cruz en la misión). En tu vida concreta de cada día ¿qué significa “perder la vida” por causa de Jesús? ¿Cuáles son tus cruces?

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Para la catequesis: Domingo XXII de Tiempo Ordinario

XXII Domingo Ordinario
3 de septiembre 2017

Lecturas – Jeremías 20, 7-9; Salmo 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9; Romanos 12, 1-2; Mateo 16,21-27

En aquel tiempo, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: «No lo permita Dios, Señor; eso no te puede suceder a ti». Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: «¡Apártate de mí, ¡Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!»

Luego Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla?

Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, y entonces le dará a cada uno lo que merecen sus obras».

 

Reflexión

Seguir a Cristo puede ser duro. Pero es lo único que tiene sentido y que da vida abundante. ¿Qué cosas nos resultan difíciles de dejar? ¿Qué quisieran guardar para sí mismos y sin compartir con nadie? ¿Se han sentido muy solos cuando no han querido compartir o jugar con otros niños? ¿Que quiere decir Jesús cuando dice que al no entregar uno pierde?

 

Actividad

Dibujen y recorten cruces de cartulina Por un lado escribir su nombre y por el otro, algo que se les hace difícil, pero que comprenden que tienen que aceptar. Colocar las cruces en una cesta y ofrecerlas a la hora de hacer la oración.

 

Oración

Señor a veces nos cuesta aceptar el dolor de un sacrificio por el bien de los demás. Pero eso es lo santo y agradable a Ti. Haznos generosos y confiados en que, en esa entrega de nosotros mismos, es donde vamos a encontrar tu vida abundante. Amen

¿Qué me quiere decir hoy Jesús? – Domingo XXII de Tiempo Ordinario

Jesús empieza a preparar a sus amigos para los duros tiempos que se acercan. Pero Pedro, impulsivo como es y creyendo hacerle un bien a Cristo, pretende confortarlo diciéndole que Dios no va a permitir que eso suceda. Jesús reacciona rechazándolo de inmediato y diciéndole: «Apártate de mí Satanás (…) porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres». Pedro todavía no entendía que el camino para llegar a Dios es el de la entrega, del sacrificio por los demás y del amor.

A veces nos ocurre igual: nuestra naturaleza humana nos invita a la comodidad, al disfrute, a buscar el camino más corto y fácil para hacer las cosas. Y nada de eso es malo. Se vuelve malo cuando esa búsqueda de lo fácil nos hace olvidarnos de los demás, de Dios, de nuestras obligaciones como cristianos, en pocas palabras, cuando nos vuelve egoístas.

El camino para salvarnos y llegar a Dios es el camino del amor. Y el camino del amor se basa en la búsqueda del bien de los que nos rodean, y esto a veces, implica sacrificarnos, olvidarnos un poco de nosotros y ¡tomar nuestra cruz!

Nuestra cruz puede tomar varias formas: aceptar a los demás a pesar de sus defectos; posponer nuestros gustos y deseos por servir a los demás; aceptar esas obligaciones que no me gustan y hacerlas con amor y entusiasmo; enfrentar el sufrimiento inevitable con fe y esperanza… No siempre es fácil, pero Cristo nos da el ejemplo y el apoyo para lograrlo.

¿Cuál es mi mayor «cruz»?

Comentario al evangelio – 30 de agosto

Este capítulo de Mateo resulta «chocante» para no pocos cristianos. No están muy habituados a ver a un Jesús «enfadado» y enfrentado tan directamente y con frases tan agresivas y directas con un cierto grupo de personas «religiosas» (fariseos y escribas). La verdad es que, desde un punto de vista religioso, eran intachables: cumplidores a la letra de las leyes vigentes. Pero ellos se habían encargado de subrayar lo que era importante en esa ley, quedándose, eso sí, «con la letra», y en muchísimos casos con aspectos secundarios A CAMBIO de olvidar aspectos esenciales. Esto es: preferían todas las leyes «religiosas» que a lo largo del tiempo se habían ido introduciendo en la religión judía (y que tenían, claro, su sentido), pero otras cosas que les resultaban incómodas, las habían dejado en segundo plano (la justicia, la defensa del débil, el reparto de los bienes, la ley del Jubileo y el Año Sabático…). Lo leíamos en el Evangelio de ayer.

Hoy Jesús se refiere a la incoherencia entre el exterior y el interior. A las apariencias. De esto sabe mucho nuestra sociedad actual, tan preocupada de que estemos «guapos» y tan despreocupada de que nuestros cimientos, valores y mundo interior sean sólidos y valiosos. El espejo se lleva muchas horas de contemplación (que se lo pregunten a cualquier adolescente o joven, cuando está naciendo su «yo», pero no sólo a ellos), pero qué poco tiempo dedicamos a contemplar en silencio la vida, lo que somos, lo que debiéramos llegar a ser… Pero también en la Iglesia esto es bastante mejorable. Uno se sorprende cuando escucha a ciertos eclesiásticos recién nombrados su «sorpresa por el «inesperado nombramiento» que acaba de recibir… cuando llevaba tiempo buscándolo y deseándolo. O cuando algunos personajes religiosos (incluso algún fundador) eran superintransigentes en asuntos morales con sus gentes, mientras tenían una manga ancha enorme para sí mismos.

Luego pasa Jesús hablar de los profetas, y les reprocha que parecen «guardianes de cementerios». Los profetas siempre han resultado muy incómodos, y no es nada sencillo discernir quién es un profeta y quién un «cantamañanas». Por una parte Israel los ha valorado siempre… a la vez que procura no hacerles caso y quitarles de en medio. Y esto, con mucha frecuencia, «en el nombre de Dios». El propio Jesús será uno de estos casos.

En nuestra Iglesia esta historia se ha repetido. Personajes carismáticos, teólogos que resultaron molestos, sospechosos, críticos con la Institución… terminaron en los altares o siendo maestros de referencia para los siglos posteriores (recuerdo por ejemplo a Francisco de Asís, Teresa de Jesús, Tomás de Aquino, pero también hay numerosos casos en nuestra propia época). Es tarea importante y delicada de nuestros Obispos velar porque la fe se transmita correctamente, cuidar el depósito de la fe. Y hay que agradecer que esta figura esté presente en nuestra Iglesia Católica (su ausencia en otras Iglesias cristianas ha sido a menudo fuente de confusión). Pero también tienen que poner mucho cuidado para no confundir su propia teología, sus ideas e ideologías, sus intereses personales… con la ortodoxia y el bien de la Iglesia. No deben olvidar nunca que fue, precisamente la autoridad religiosa la que, en el nombre de Dios y para velar por la ortodoxia, condenó a muerte al Hijo de Dios. No deben confundir nunca la ortodoxia con la uniformidad.

Y esto es muy difícil. De hecho no faltan quienes ven peligros por todas partes y tratan al pueblo de Dios como inmaduro, incapaz; quienes andan siempre con las prohibiciones, las condenas, los avisos, los silenciamiento, frenando las búsquedas de nuevos caminos, de nuevas interpretaciones… mientras siguen empeñados en mirar hacia atrás, tratando de resucitar lo que ya está muerto, pasado o trasnochado. Parece como si les gustara el «olor a muerto». El peligro de cualquier institución (también de nuestra Iglesia) es intentar perpetuarse a sí misma, mantener sus privilegios y logros, evitando adaptarse a las nuevas circunstancias y escuchar a la cultura y a las gentes a las que intenta, sinceramente, atender.

Ya digo: esto no es nada sencillo, y el Evangelio de hoy es una invitación a ver qué hacemos con los profetas, teólogos y santos de hoy. A estar atentos no sólo a nuestra historia, sino también a los signos de los tiempos. Oremos, pues, para que el Espíritu nos ayude a no vivir en clave de «cementerios», a no «eliminar» o silenciar a los profetas de hoy.