Vísperas – Martes XXIV de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: TÚ QUE ERES CRISTO, EL ESPLENDOR Y EL DÍA.

Tú que eres, Cristo, el esplendor y el día,
y de la noche ahuyentas las tinieblas,
Luz de Luz que a tus fieles
cual luz te manifiestas,

te pedimos, Señor, humildemente
esta noche que estés de centinela,
en ti hallemos reposo
y la paz nos concedas.

Si se entregan al sueño nuestros ojos,
en ti vigile el corazón alerta,
y rogamos tus hijos,
Señor, que nos protejas.

Defensor nuestro, míranos, rechaza
al enemigo cruel que nos acecha
y, a quienes redimiste
con tu sangre, gobierna.

A ti, Cristo, Señor del universo,
y a ti, Padre, alabanza dondequiera,
y al Amor, por los siglos
loores. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

Salmo 136, 1-6 – JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA.

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;

que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

Ant 2. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

Salmo 137 – HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REY

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre;

por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.

El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.

Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.

El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

Ant 3. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

LECTURA BREVE   Col 3, 16

Que la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de todo corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

RESPONSORIO BREVE

V. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

V. De alegría perpetua a tu derecha.
R. En tu presencia, Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Me saciarás de gozo en tu presencia, Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es santo.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Haz, Señor, obras grandes por nosotros, porque tú eres poderoso y tu nombre es santo.

PRECES

Invoquemos a Cristo, que da fuerza y poder a su pueblo, diciendo:

Señor, escúchanos.

Cristo, fortaleza nuestra, concede a todos tus fieles, a quienes has llamado a la luz de tu verdad,
que tengan siempre fidelidad y constancia.

Haz, Señor, que los que gobiernan el mundo lo hagan conforme a tu querer,
y que sus decisiones vayan encaminadas a la consecución de la paz.

Tú que con cinco panes saciaste a la multitud,
enséñanos a socorrer con nuestros bienes a los hambrientos.

Que los que tienen en su mano los destinos de los pueblos no cuiden sólo del bienestar de su nación,
sino que piensen también en los otros pueblos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Cuando vengas en tu día a ser glorificado en los santos,
da a nuestros hermanos difuntos la resurrección y la vida feliz.

Todos juntos, en familia, repitamos las palabras que nos enseñó Jesús, y oremos al Padre diciendo:

Padre nuestro…

ORACION

Puestos en oración ante ti, Señor, imploramos tu clemencia y te pedimos que nuestras palabras concuerden siempre con los sentimientos de nuestro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Anuncio publicitario

Lectio Divina – 19 de septiembre

Lectio: 

Martes, 19 Septiembre, 2017

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, creador y dueño de todas las cosas, míranos; y, para que sintamos el efecto de tu amor, concédenos servirte de todo corazón. Por nuestro Señor.

 

2) Lectura

Del Evangelio según Lucas 7,11-17
A continuación se fue a una ciudad llamada Naín. Iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; la acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: «No llores.» Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: «Joven, a ti te digo: Levántate.» El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre. El temor se apoderó de todos y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo». Y lo que se decía de él se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina.

 

3) Reflexión

• El evangelio de hoy narra el episodio de la resurrección del hijo de la viuda de Naím. Es esclarecedor el contexto literario de este episodio en el capítulo VII del Evangelio de Lucas. El evangelista quiere mostrar cómo Jesús va abriendo camino, revelando la novedad de Dios que avanza por medio del anuncio de la Buena Nueva. Se van dando la transformación y la apertura: Jesús acoge la petición de un extranjero no judío (Lc 7,1-10) y resucita al hijo de una viuda (Lc 7,11-17). La manera como Jesús revela el Reino sorprende a los hermanos que no estaban acostumbrados a tan gran apertura. Hasta Juan el Bautista se quedó como perdido y mandó preguntar: “¿Eres tú el señor o debemos esperar a otro?” (Lc 7,18-30). Jesús llegó a denunciar la incoherencia de sus anfitriones: «¡Sois como niños que no saben lo que quieren!» (Lc 7,31-35). Y al final, la apertura de Jesús para con las mujeres (Lc 7,36-50).
• Lucas 7,11-12: El encuentro de las dos procesiones. “A continuación se fue a una ciudad llamada Naín. Iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; la acompañaba mucha gente de la ciudad.”. Lucas es como un pintor. Con pocas palabras consigue pintar el cuadro tan bonito del encuentro de las dos procesiones: la procesión de la muerte que sale de la ciudad y acompaña a la viuda que lleva a su único hijo hacia el cementerio; la procesión de la vida que entra en la ciudad y acompaña a Jesús. Las dos se encuentran en la pequeña ciudad, junto a la puerta de la ciudad de Naín.
• Lucas 7,13: La compasión entra en acción. “Al verla el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: ¡No llores! Es la compasión que lleva a Jesús a hablar y a actuar. Compasión significa literalmente: “sufrir con”, asumir el dolor de la otra persona, identificarse con ella, sentir con ella el dolor. Es la compasión que acciona en Jesús el poder, el poder de la vida sobre la muerte, poder creador.
• Lucas 7,14-15: «¡Joven, a ti te digo, levántate!» Jesús se aproxima, toca el féretro y dice: «¡Joven, a ti te digo, levántate!» El muerto se incorporó y se puso a hablar. Y Jesús se lo dio a su madre”.
A veces en momentos de gran sufrimiento provocado por el fallecimiento de una persona querida, las personas dicen: “En aquel tiempo, cuando Jesús andaba por la tierra había esperanza de no perder a una persona querida, pues Jesús podría resucitarla”. Ellas miraban el episodio de la resurrección del hijo de la viuda de Naín como un evento del pasado que apenas suscita añoranza y una cierta envidia. La intención del evangelio, sin embargo, no es suscitar añoranza ni envidia, sino ayudar a experimentar mejor la presencia viva en media de nosotros. El está hoy con nosotros, y ante los problemas y el sufrimiento que nos azotan, nos dice: “¡Te lo ordeno: levántate!”
• Lucas 7,16-17: La repercusión. “Todos se quedaron con mucho miedo y glorificaban a Dios diciendo: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros, y Dios vino a visitar a su pueblo» Y lo que se decía de él se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina” Es el profeta que fue anunciado por Moisés (Deut 18,15). El Dios que nos vino a visitar es el “Padre de los huérfanos y de las viudas” (Sal 68,6; Cf. Judit 9,11).

 

4) Para la reflexión personal

• Fue la compasión lo que llevó a Jesús a resucitar el hijo de la viuda. El sufrimiento de los demás ¿Produce en nosotros la misma compasión? ¿Qué hago para ayudar al otro a vencer el dolor y crear vida nueva?
• Dios visitó a su pueblo. ¿Percibo las muchas visitas de Dios en mi vida y en la vida de la gente?

 

5) Oración final

Servid a Yahvé con alegría,
llegaos a él con júbilo!
Sabed que Yahvé es Dios,
él nos ha hecho y suyos somos,
su pueblo y el rebaño de sus pastos. (Sal 100,2-3)

Hablar a los niños de la Capilla (o la iglesia) y del sagrario

La familia, los catequistas o el colegio llevamos a los niños a la iglesia (o la capilla) y queremos que aprendan a saber estar, que valoren aquel “lugar sagrado” y el uso que hacemos de él, y que conozcan las imágenes y objetos que allí se contienen, y especialmente el sagrario. Este objetivo no es materia de una mera explicación, es sobre todo tema de un aprendizaje y puesta en práctica de actitudes. Vamos a proponer cómo hacerlo con un grupo de catequesis o de colegio que periódicamente se reúnen en la iglesia.

Aprender haciendo

Llegan a la capilla “a su manera” y más o menos centrados o dispersos, según el educador que les acompañe. Cuando están sentados, nos dirigimos a ellos en tono suave y gesto expectante, hasta conseguir centrar su atención –ojalá no tengamos que levantar la voz-, y les decimos:

• Vamos a pensar a dónde hemos venido” (dedos en seguida, ansiosos, que piden la palabra; incluso, respuestas que se disparan en voz alta “a la capilla”). Sin decirlo.

• Vamos sólo a pensarlo y a sentirlo. Sí, hemos entrado en la capilla. Cuando hemos llegado a la capilla ¿no había nadie? Lo pensamos ¿O alguien nos esperaba? Vamos a sentir que alguien importante de verdad nos espera. Podemos recordar cómo nos sentimos cuando esperamos a alguien importante en casa.”. (breve silencio).

• En la capilla nos esperaba Jesús, ¿verdad?, que ya sabe quiénes somos… que nos conoce… nos mira con cariño… le gusta nuestra visita”.

• Ahora os pregunto: cuando vamos a una casa de familiares o de personas conocidas, al llegar, ¿que hacemos?”. (responderán: saludamos…)

• ¿Y aquí? ¿Hemos mirado dónde está Jesús y le hemos saludado al llegar? (silencio). Tal vez no, porque estamos aprendiendo. Hoy vamos a aprender cómo se saluda a Jesús en una iglesia o una capilla.

• Pero antes, decid: ¿dónde está Jesús, aquí, en la capilla” (Señalarán a imágenes y crucifijo; alguno tal vez señale al sagrario, le pedimos a éste que nos diga lo que sabe de esa cajita que se llama sagrario. A partir de lo que digan ellos –de lo que ellos ya sepan-, aclaramos y completamos).

• En el sagrario guardamos el pan consagrado en la misa, el pan con el que las personas comulgan en misa para recibir a Jesús. Este pan es Jesús-con-nosotros, luego os lo explico. En todas las iglesias y capillas hay un sagrario, una cajita como ésta, de metal o de madera adornada. Y a su lado siempre hay una lamparita roja o una vela que está encendida día y noche (señalo la lámpara). Cuando entréis en una iglesia, buscad, cerca de algún altar principal, una lamparita como ésta, y muy próximo a ella estará la cajita del sagrario. Mirando al sagrario, se saluda a Jesús de esta manera (hago genuflexión), doblando la rodilla derecha hasta el suelo. Este saludo se llama ge-nu-fle-xión.

Repetid todos cómo se llama… Ahora hacemos todos una genuflexión…

Generalmente no sale nada bien a la primera, y tendremos que volver a ensayar y explicar que al entrar y al marcharnos de la capilla haremos este saludo que se llama genuflexión (hago la demostración): «doblamos la rodilla derecha hasta el suelo, que es una manera de mostrar nuestro respeto a Dios, y una manera de reconocer que él es grande y nosotros pequeñas criaturas ante él» (vuelvo a hacer la genuflexión). Les pido que la hagan ellos: «todos de pie, poco a poco doblar la rodilla, el resto del cuerpo derecho, y levantarse. Otra vez». Las primeras veces los niños están muy centrados en el doblar la rodilla, en qué rodilla, en no sentarse en el talón… Cuando lo dominen un poco, les iremos además acostumbrando a hacer la genuflexión mirando al sagrario y pensando en Jesús y diciéndole por dentro un saludo.

Algo más sobre el sagrario

Antes o después del ejercicio de la genuflexión les haremos caer en la cuenta de la diferencia que existe entre las imágenes y el sagrario.

• Las imágenes nos recuerdan a las personas que representan a Jesús, la Virgen, los santos; pero no son Jesús o los santos estando allí presentes; lo mismo que si en casa tenemos una foto de los abuelos, nos recuerda a los abuelos pero ellos no están allí realmente. En el sagrario, sin embargo, sí que está Jesús. Porque el eligió esta forma de quedarse con nosotros. Cuando después de la Resurrección ascendió al cielo, quiso quedarse en forma de pan para que “comulgando”, comiendo ese pan, pudiera darnos un abrazo y pudiéramos estar muy unidos a Él. Jesús está en todas partes, pero ha querido quedarse sobre todo en esta forma de pan, y podemos venir sobre todo a estar con Él a esta casa (la iglesia, la capilla), para hacerle una visita y hablarle».

• Introducirles en la idea de que cuando la vela (o la lamparita) del sagrario esté encendida, nos avisa de que Jesús nos está esperando.

 

• Les narramos el pasaje de la Última Cena. Se pueden proyectar los minutos de alguna película sobre Jesús donde los niños vean el ‘Tomad y comed, esto es mi cuerpo’ y el ‘Haced esto en memoria mía’. O, mostrando el cuadro de la Última Cena de Juan de Juanes, narrarles las palabras de Jesús, y ponderar en la pintura la devoción y admiración de los apóstoles que escuchan “Es mi cuerpo” (es mi vida, soy yo).

• Los apóstoles repitieron aquellas palabras y gestos de Jesús con el pan con el vino en la Última Cena, sabiendo que Jesús volvía a hacerse presente con ellos; y los siguientes sacerdotes (sucesores de los apóstoles) lo han venido haciendo, siglo tras siglo, hasta nosotros. Cuando celebramos una Eucaristía (misa) Jesús se hace presente con nosotros en las formas de pan. Las formas que no se consumen en la misma misa, se guardan en el sagrario y se comen (se comulgan) en otra misa, y a veces se llevan a casa de los enfermos para que comulguen los que no pueden ir a la iglesia».

• Que Jesús haya querido quedarse en forma de pan es un misterio, a algunas personas les cuesta creerlo, Él lo puede hacer porque es Dios, y nosotros nos fiamos de lo que Él nos ha dicho, y lo creemos».

 

Explicación sobre la capilla o la iglesia

Les podemos pedir con anterioridad que traigan fotos de iglesias o capillas que co- nozcan o sean importantes para ellos y sus familias (su parroquia, la iglesia en la que fueron bautizados,..) y elaborar con ellas un mural o proyectarlas en un PPS. Puede ser interesante también introducir alguna imagen de Iglesias de diferentes partes del mundo.

• La capilla o la iglesia (la parroquia), son sitios a los que los amigos de Jesús vamos con frecuencia. Por eso, estamos aprendiendo a saber llegar y saber estar con el debido respeto a ese lugar. Es el lugar donde Jesús recibe y reúne a sus amigos, la casa donde nos juntamos, -a veces sólo los niños, otras veces los cristianos mayores y pequeños (la comunidad cristiana)- para rezar, para escuchar la palabra de la Biblia y saber más cosas de Jesús, para celebrar juntos cosas alegres: bautizos, comuniones, bodas, misas del domingo o de fiestas.

• En la catequesis (o el colegio), vamos a tener una visita a la capilla periódicamente. Es como ir a visitar a Jesús a su casa o a su despacho. Jesús es nuestro amigo que nos cuida y nos guía, y nosotros venimos aquí a aprender más cosas sobre él y sus otros amigos, los santos, a hablar un ratito con él, a dejarnos conducir por él y a decirle que queremos ser amigos y estar siempre de su lado.

• Ir a la capilla no es como ir al salón de actos a mirar un espectáculo. Venimos a participar. Se entra y se sale en silencio (¡si en esto reciben poco ejemplo de sus adultos, difícil es que adquieran buena costumbre!), andando, no corriendo; nos sentamos bien en los bancos; y si llevamos algo en la mano, lo dejamos en el suelo donde no estorbe. Porque venimos a estar con Jesús y saber más de él; no, a distraernos.

Jesús Pérez Rivera, S.J.

 

Jóvenes para otro mundo

[Millennials: un cambio profundo]

Transforman la economía mundial. Su forma de ver y entender el mundo ha sufrido un cambio rotundo en relación con las generaciones pasadas, con consecuencias en las economías. Alargan la adolescencia hasta los 40, navegan con sus smartphones, afrontan un paro sin precedentes, desconfían de los bancos y prefieren el prestigio al dinero. Estos son los “millennials”.

[Otra forma de entender el consumo]

Este grupo de jóvenes, conocido también como “Generación Y”, abarca edades entre los 18 a los 33. Han vivido en una época en la cual existe una mayor diversidad racial, una menor brecha educativa entre géneros, un fuerte aumento del coste de la educación superior y, de fondo, la mayor crisis económica desde la gran depresión. Todo esto ha propiciado un cambio en la forma de entender el consumo y su relación con las empresas y las marcas. Así lo afirma Gary Mottola, profesor de Estadística en la Universidad de Villanova. 

[Adaptar la oferta a estas exigencias]

Este cambio en el pensamiento generacional ha hecho que las empresas no solo transformen sus productos y servicios, sino que también deban adaptar su marketing a los consumidores. Éstos demandan transparencia y un mayor compromiso con causas medioambientales y sociales. Se convierte en un requisito adaptar la oferta a estas exigencias.

[Bancos vituales]

El Pew Research Center acaba de publicar un estudio que intenta estudiar estas actitudes juveniles. Recalcan que, al ser los primeros nativos digitales, prefieren operar con smartphones. Esto provoca un desinterés por los bancos y sus oficinas y es el motivo por el cual ASB Bank (Nueva Zelanda), ICICI (India), y Commonwealth Bank (Australia) ofrecen ya servicios financieros a través de Facebook. Según la consultora Británica KE, si Apple abriera un banco el primer día tendría 37 millones de clientes. La virtualidad de las finanzas encaja con ellos. 

[Transformación del mercado]

Se dice que son “nómadas empresariales”, no temen cambiar de trabajo si este no genera un reto para ellos o no satisface sus intereses personales; además el hecho de madurar con otros tiempos hace que tanto el sector inmobiliario como automovilístico se vea afectado. Todos estos factores inciden en la transformación del mercado.

[Optimistas, innovadores y autónomos]

Aun así, el optimismo forma parte de ellos, son innovadores y autónomos. Estos jóvenes de hoy son los forjadores del futuro del mañana y la influencia que ejercen en la sociedad hace que hasta las más grandes multinacionales se vean obligadas a hacer un cambio que encaje con sus intereses.

Manuela Duque Cano

PARAHACER

1.- Nosotros hemos puesto los títulos: seis características de esta generación. ¿Cuál nos llama más la atención?

<

p style=»text-align:justify;»>2.- ¿En cuál estamos nosotros más metidos ya?


3.- ¿Qué repercusiones tiene esto a la hora de educar? ¿Y de educar en la fe?

Evangelii Gaudium – Francisco I

La lectura espiritual

152. Hay una forma concreta de escuchar lo que el Señor nos quiere decir en su Palabra y de dejarnos transformar por el Espíritu. Es lo que llamamos «lectio divina». Consiste en la lectura de la Palabra de Dios en un momento de oración para permitirle que nos ilumine y nos renueve. Esta lectura orante de la Biblia no está separada del estudio que realiza el predicador para descubrir el mensaje central del texto; al contrario, debe partir de allí, para tratar de descubrir qué le dice ese mismo mensaje a la propia vida. La lectura espiritual de un texto debe partir de su sentido literal. De otra manera, uno fácilmente le hará decir a ese texto lo que le conviene, lo que le sirva para confirmar sus propias decisiones, lo que se adapta a sus propios esquemas mentales. Esto, en definitiva, será utilizar algo sagrado para el propio beneficio y trasladar esa confusión al Pueblo de Dios. Nunca hay que olvidar que a veces «el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz» (2 Co 11,14).

Música – Domingo XXV de Tiempo Ordinario

«MIS CAMINOS NO SON VUESTROS CAMINOS»

“Hubo un hombre envidioso
que al dueño pidió cuentas
por recibir lo mismo
que quien llegó detrás.
Y el dueño fue y le dijo:
amigo, ten en cuenta
que te di lo acordado y mi amistad.
Unos van de madrugada, otros llegan al final.
Pero Dios a todos paga por igual”

(J.A. Olivar)

Ambientación musical: “En la plaza de un pueblo” en el CD Parábolas-2 (SP).

La parábola de los trabajadores que esperan en la plaza del pueblo tiene hoy toda su vigencia y actualidad. Jornaleros extranjeros y de nuestro propio país llenan las plazas y esquinas de las calles esperando que alguien les contrate, aunque sea por un miserable jornal, aunque sea sólo por un día para poder llevar algo a la boca de sus hijos. Nos molesta que “los malos” se puedan salvar, como nos molesta que Dios no distribuya justicia según nuestros pobres y estrechos moldes de entender la justicia. Y es que no comprendemos el amor de Dios que hace salir su sol sobre buenos y malos, sobre justos y pecadores, porque sus caminos no son nuestros caminos.

Canto de entrada: “Acuérdate, Señor de tu Iglesia” CLN A-18; MD 8-2; “Cerca está el Señor” CLN 731; “¿Le conocéis?” CLN 723; MD 43.

Salmo responsorial: “Cerca está el Señor de los que lo invocan” 

Santo: CLN I 15.

Fracción del pan:  «Cordero de Dios» CLN N15.

Comunión: El relato del Evangelio ha roto toda nuestra lógica humana como la rompe un Dios que baja del cielo al estrecho de nuestro pecho. A pesar de todo, el corazón puede entender la lógica de Dios y aceptar que Dios es justo a su manera. Cantamos: «El viñador» CLN 411; MD 78; «Este es el pan de los hijos» MD 190. «En la fracción del pan» CLN O5; MD 167.

Canto final: «Gloria, Aleluya» CLN 716; MD 56.

Antonio Alcalde Fernández

Recursos – Domingo XXV de Tiempo Ordinario

1. EL CONTEXTO. La rentabilidad. Los “derechos adquiridos”.

Lo nuestro es “lo rentable”. Lo demás, no interesa. “Eso, ¿cuánto vale?” Es la sociedad de la rentabilidad. O la de los “derechos adquiridos”, donde todo son exigencias: “estoy en mi derecho”, “yo lo he pagado, no hacen nada de más”, “sólo exigimos nuestros derechos”… Una sociedad donde sólo hablamos de “derechos adquiridos” nos deshumaniza.

2. LA OFERTA DEL EVANGELIO. La gratuidad

La justicia de Dios va más allá de los “derechos adquiridos” pues hubo en tiempo en que esos “derechos” todavía no lo eran. Era necesaria la solidaridad, pero cada persona estaba sometida al azar de una sociedad desigual. Hemos ganado en justicia. Pero tal vez nos hemos quedado ahí, olvidándonos de la solidaridad, que, en el evangelio de Mateo recibe el nombre de “gratuidad”, y va mucho más allá de la justicia y de la pura “rentabilidad”. Lo único realmente “justo” es la gratuidad, que brota del amor. La sociedad necesita esa gratuidad para no ahogarnos en la justicia: “summum ius, summa iniuria” (“a mayor justicia, mayor daño”: la justicia al pie de la letra puede provocar una injusticia mayor…). La gratuidad es humanizadora.

3. Un texto

«Si, desde una perspectiva de derechos civiles y políticos la democracia es aquel sistema en el que -Churchil dixit- si llaman a tu puerta a las 6 de la mañana puedes confiar en que será el lechero, desde la perspectiva de los derechos sociales y económicos la democracia sería aquel sistema en el cual, si ves alguna manifestación de pobreza en tu entorno, puedes confiar en que hay alguien que ya está trabajando en ello, con tus impuestos. De esta manera, la cuestión social ha dejado de ser un PROBLEQUÉ para convertirse en un PROBLECÓMO: asunto de gestión, técnica, de eficiencia, profesional.

… Esta es, en mi opinión, la paradoja fundamental del Estado de bienestar: aparentemente su desarrollo ha sido compatible con una desaparición creciente de cualquier justificación de su existencia soportada sobre alguna forma de interés material privado (más allá de un etéreo “por si vienen mal dadas”), pero al tiempo se elimina cualquier referencia a la actuación desinteresada (deber, obligación)». (IMANOL ZUBERO, conferencia tenida en CONFER en 2012 con el título: “Fortalezas y debilidades de la sociedad civil hoy”. Puede leer completa en la página web de CONFER: Qué hacemos – Recursos – Justicia y Solidaridad – Jornadas 2012).

4. Un poema, una canción, una oración

Pregunta la gratuidad.

El que ha querido crecer como persona
acumulando bienes en su vacío

¿cómo no sentirá perderse
al compartirlos con el necesitado?

El que ha programado todo su tiempo para producir,
esclavo del calendario,

¿cómo podrá acoger la alegría
de cantar libre al ritmo de la esta?

El que ha puesto su autoestima
en la opinión de los grandes,
¿cómo se sentirá seguro

ante su propio espejo?

El que ha diseñado su cuerpo
para competir con los fuertes,
¿cómo extenderá su mano

para ser solidario de los débiles?

El que concibe la relación
como una conquista sobre el otro,
¿cómo podrá sentirse seguro
de la verdad de una caricia?

El que está subido en la cima,
con el corazón lleno de orgullo,
¿cómo no va a sufrir la soledad
de sentir a los demás abajo?

El que ha cercado su mansión
y ha blindado su persona con lejanía,
¿cómo no verá un peligro

en el vecino que pasa por la calle?

El que sólo se siente persona
actuando con prepotencia,
¿cómo no verá una amenaza
en el cuchillo que parte el pan en la mesa?

Benjamín González Buelta, S.J.

Oración de los fieles – Domingo XXV de Tiempo Ordinario

 

Somos incorregibles, Señor. Por eso te pedimos que nos enseñes el don de la gratuidad.

ENSÉÑANOS, SEÑOR, EL DON DE LA GRATUIDAD

  • Por la Iglesia y por todos los que tienen alguna responsabilidad en ella. Para que trabajen gozosamente sin esperar mayor recompensa que servir al Señor y a los demás. Roguemos al Señor.
  • Por los gobernantes y legisladores de las naciones. Para que garanticen un ordenamiento justo en el ámbito del trabajo. Roguemos al Señor.
  • Por los trabajadores que atraviesan dificultades, y por aquellos que buscan trabajo y no lo encuentran. Para que no desesperen y consigan lo que necesitan. Roguemos al Señor.
  • Por los que celebramos la Eucaristía. Para que agradezcamos a Dios el camino que nos prepara y lo vivamos con ilusión. Roguemos al Señor.

Ayúdanos, Padre, a comprender las razones de tu corazón.

Comentario al evangelio – 19 de septiembre

En una sociedad en que la seguridad de la mujer dependía de los hombres, esta viuda, que perdido a su hijo único, se encuentra indefensa y en la ruina total. Sobre ella se acumulan las desgracias. Pero, por otra parte, Jesús había declarado dichosos a los pobres y pequeños, a cuyo número pertenece ciertamente esta mujer. (Lc 6, 20-21)

Al hacer revivir a su hijo, Jesús provoca en el pueblo una confesión de fe en su persona y en la misericordia de Dios (Lc 7,16)

Esta resurrección es, con la de la hija de Jairo, la única que nos refiere Lucas: por un lado, madre-hijo; por otro, padre-hija. Se trata de jóvenes, cuya muerte es particularmente trágica.

Llama la atención que la madre angustiada y desesperada no lucha con toda su fe por recobrar vivo al hijo único, llora desconsolada. Este milagro tiene como única motivación la compasión y el poder de Jesús, que ocupa el centro del relato, como omnipotente vencedor y señor sobre la muerte.

El cortejo fúnebre sale de la ciudad por la puerta. Jesús, a quien presenta Lucas como maestro, está de camino y justamente en este momento va a entrar con sus discípulos en la ciudad. Este caminar de Jesús tiene un relieve muy especial en el desarrollo de la historia de la salvación, como subrayará Lucas.

Todo comienza por la mirada de Jesús a la madre. Y esta mirada provoca en él una infinita compasión por aquella mujer aplastada por el dolor. El Dios de  Lucas es compasivo, también lo es su Mesías. Pero además de este impulso del corazón, Jesús tiene poder para cambiar los destinos de las personas. Dice a la madre: “No llores”. El consuelo tiene su fuente en Dios, que puede despertar a los muertos. Y Jesús manifiesta este designio y esta voluntad de vida no por una nueva palabra, sino por un gesto, el de tocar el féretro. Y a continuación la palabra de Jesús da la vida y levanta al joven que iban a enterrar. Al devolver el hijo a su madre, Jesús se revela como señor de la vida.