Vísperas – Jueves XXIV de Tiempo Ordinario

SAN MATEO, apóstol y evangelista. (FIESTA).

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: COLUMNAS DE LA IGLESIA, PIEDRAS VIVAS.

¡Columnas de la Iglesia, piedras vivas!
¡Apóstoles de Dios, grito del Verbo!
Benditos vuestros pies, porque han llegado
para anunciar la paz al mundo entero.

De pie en la encrucijada de la vida,
del hombre peregrino y de los pueblos,
lleváis agua de Dios a los cansados,
hambre de Dios lleváis a los hambrientos.

De puerta en puerta va vuestro mensaje,
que es verdad y es amor y es Evangelio.
no temáis, pecadores, que sus manos
son caricias de paz y de consuelo.

Gracias, Señor, que el pan de tu palabra
nos llega por tu amor, pan verdadero;
gracias, Señor, que el pan de vida nueva
nos llega por tu amor, partido y tierno. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.

Salmo 115 – ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO.

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Vale mucho a los ojos del Señor
la vida de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.

Ant 2. Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.

Salmo 125 – DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.

Ant 3. Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN – Ef 1, 3-10

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

LECTURA BREVE   Ef 4, 11-13

Cristo ha constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

RESPONSORIO BREVE

V. Contad a los pueblos la gloria del Señor.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

V. Sus maravillas a todas las naciones.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. «Yo quiero misericordia y no sacrificios -dice el Señor-; porque no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «Yo quiero misericordia y no sacrificios -dice el Señor-; porque no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores».

PRECES

Hermanos: Edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo santo, diciendo:

Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Padre santo, que quisiste que tu Hijo resucitado de entre los muertos se manifestara en primer lugar a los apóstoles,
haz que también nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.

Padre santo, tú que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,
haz que el Evangelio sea proclamado a toda la creación.

Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,
haz que, sembrando también tu palabra con nuestro esfuerzo, recojamos sus frutos con alegría.

Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,
haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que quisiste que tu Hijo resucitara el primero de entre los muertos,
concede a todos los que son de Cristo resucitar con él, el día de su venida.

Oremos ahora al Padre, como Jesús enseñó a los apóstoles:

Padre nuestro…

ORACION

Dios nuestro, que, en tu inefable misericordia, elegiste a san Mateo, para transformarlo de recaudador de impuestos en un apóstol, haz que también nosotros, imitando su ejemplo y apoyados por su intercesión, te sigamos con fidelidad, cualesquiera que sean las circunstancias de nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 21 de septiembre

Lectio: 

Jueves, 21 Septiembre, 2017

Tiempo Ordinario
 
1) Oración inicial
Padre de bondad, que por la gracia de la adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por nuestro Señor.
 
2) Lectura del Evangelio
Del Evangelio según Mateo 9,9-13
Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» Él se levantó y le siguió.
Y sucedió que estando él a la mesa en la casa, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?» Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa Misericordia quiero, que no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»
 
3) Reflexión
• El Sermón de la Montaña ocupa los capítulos de 5 a 7 del Evangelio de Mateo. La parte narrativa de los capítulos 8 y 9 tiene como finalidad mostrar cómo Jesús practicaba lo que acababa de enseñar. En el Sermón de la Montaña Jesús enseñó la acogida (Mt 5,23-25.38-42.43). Ahora, él mismo la practica al acoger a leprosos (Mt 8,1-4), extranjeros (Mt 8,5-13), mujeres (Mt 8,14-15), enfermos (Mt 8,16-17), endemoniados (Mt 8,28-34), paralíticos (Mt 9,1-8), publicanos (Mt 9,9-13), personas impuras (Mt 9,20-22), etc. Jesús rompe con las normas y costumbres que excluían y dividían a las personas, esto es, el miedo y la falta de fe (Mt 8,23-27) y las leyes de pureza (9,14-17), e indica claramente cuáles son las exigencias de quienes quieren seguirle. Tienen que tener el valor de abandonar muchas cosas (Mt 8,18-22). Así, en las actitudes y en la práctica de Jesús, aparece en qué consisten el Reino y la observancia perfecta de la Ley de Jesús.
• Mateo 9,9: El llamado para seguir a Jesús. Las primeras personas llamadas a seguir a Jesús fueron cuatro pescadores, todos judíos (Mt 4,18-22). Ahora Jesús llama a un publicano, considerado pecador y tratado como impuro por las comunidades más observantes de los fariseos. En los demás evangelios, este publicano se llama Leví. Aquí su nombre es Mateo, que significa don de Dios o dado por Dios. Las comunidades, en vez de excluir al publicano como impuro, deben considerarlo como un Don de Dios para la comunidad, pues su presencia hace que la comunidad se vuelva ¡señal de salvación para todos! Como los primeros cuatro llamados, así el publicano Mateo deja todo lo que tiene y sigue a Jesús. El seguimiento de Jesús exige ruptura. Mateo deja su despacho de impuestos, su fuente de renta, y sigue a Jesús.
• Mateo 9,10: Jesús se sienta en la mesa con los pecadores y los publicanos. En aquel tiempo, los judíos vivían separados de los paganos y de los pecadores y no comían con ellos en la misma mesa. Los judíos cristianos tenían que romper este aislamiento y crear comunión con los paganos e impuros. Fue esto lo que Jesús enseñó en el Sermón de la Montaña, como expresión del amor universal de Dios Padre (Mt 5,44-48). La misión de las comunidades era ofrecer un lugar a los que no tenían lugar. En algunas comunidades, las personas venidas del paganismo, aún siendo cristianas, no eran aceptadas en la misma mesa (cf. Hec 10,28; 11,3; Gal 2,12). El texto del evangelio de hoy indica cómo Jesús comía con publicanos y pecadores en la misma casa y en la misma mesa.
• Mateo 9,11: La pregunta de los fariseos. A los judíos estaba prohibido sentarse en la mesa con publicanos y paganos, pero Jesús no presta atención a esto, por el contrario, confraterniza con ellos. Los fariseos, viendo la actitud de Jesús, preguntan a los discípulos: “¿Por qué vuestro maestro come con los recaudadores de impuestos y con los pecadores?» Esta pregunta puede ser interpretada como expresión del deseo de éstos, que quieren saber porqué Jesús actúa así. Otros interpretan la pregunta como una crítica de los comportamientos de Jesús, pues durante más de quinientos años, desde el tiempo del cautiverio en Babilonia hasta la época de Jesús, los judíos habían observado las leyes de pureza. Esta observancia secular se volvió para ellos una fuerte señal de identidad. Al mismo tiempo, era factor de su separación en medio de los otros pueblos. Así, por las causas de las leyes de pureza, no podían ni conseguían sentarse en la mesa para comer con los paganos. Comer con los paganos significaba volverse impuro Los preceptos de la pureza eran rigurosamente observados, tanto en Palestina como en las comunidades judaicas de la Diáspora. En la época de Jesús, había más de quinientos preceptos para guardar la pureza. En los años setenta, época en que Mateo escribe, este conflicto era muy actual.
• Mateo 9,12-13: Misericordia quiero y no sacrificios. Jesús oye la pregunta de los fariseos a los discípulos y responde con dos aclaraciones. La primera está sacada del sentido común: «No necesitan médico los que están fuertes, sino los que están mal”. La otra está sacada de la Biblia: “Aprendan, pues, lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio”. Por medio de estas dos aclaraciones Jesús explicita y aclara su misión junto con la gente: “No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores». Jesús niega la crítica de los fariseos, y no acepta sus argumentos, pues nacían de una falsa idea de la Ley de Dios. El mismo invoca la Biblia: «¡Misericordia quiero y no sacrificio!» Para Jesús la misericordia es más importante que la pureza legal. Apela a la tradición profética para decir que para Dios la misericordia vale más que todos los sacrificios (Os 6,6; Is 1,10-17). Dios tiene entrañas de misericordia, que se conmueven ante las faltas de su pueblo (Os 11,8-9).
 
4) Para la reflexión personal
• Hoy, en nuestra sociedad, ¿quién es marginado y quién es excluido? ¿Por qué? En nuestra comunidad ¿tenemos ideas preconcebidas? ¿Cuáles? ¿Cuál es el desafío que las palabras de Jesús plantean a nuestra comunidad, hoy?
• Jesús ordena al pueblo que lea y que entienda el Antiguo Testamento que dice: «Misericordia quiero y no sacrificios». ¿Qué quiere decir con esto Jesús, hoy?
 
5) Oración final
Señor, dichosos los que guardan sus preceptos,
los que lo buscan de todo corazón;
los que, sin cometer iniquidad,
andan por sus caminos. (Sal 119,2-3)

Grandes testigos de la no violencia: Pedro Casaldáliga

Nace en Balsareny, comarca del Bages, el 16 de febrero de 1928. De muy joven ingresa en el seminario menor de la diócesis de Vic. El deseo de ir a “misiones” hace que ingrese en la congregación claretiana, los Misioneros del Inmaculado Corazón de María. En 1968, es enviado al Mato Grosso (Brasil). La Misión tiene 150.000 km2, de ríos, “sertão” y floresta, al noreste del Mato Grosso, dentro de la Amazonia llamada “legal”, entre los ríos Araguaia y Xingu, lugar de extrema pobreza, sin médico, correo, luz, teléfono, telégrafo… La Misión se convierte en Prelatura: Prelatura de Sao Félix do Araguaia.

En 1970 escribe un informe-denuncia sobre la situación de explotación y abusos que reciben los peones. Comienza a recibir advertencias de los terratenientes y latifundistas. La policía federal controla sus pasos.

A pesar de los enemigos que va ganando, el Papa Pablo VI decide nombrarlo obispo.. El 23 de octubre de 1971 es consagrado obispo de la nueva prelatura de Sao Felix. Su mitra es un sombrero de paja, su báculo un remo de madera, su anillo episcopal lo envía a su madre… En su primera carta pastoral denuncia la realidad que vive: hechos, estafas, chantajes, invasiones, malos tratos, torturas… Estos son los Objetivos y líneas básicas de la pastoral de la Prelatura: la encarnación en la pobreza, en la lucha y en la esperanza del pueblo, la educación liberadora por la

concienciación y la promoción humana y la denuncia profética, pero dejando que sea el pueblo protagonista de su propia historia.

Las amenazas a la vida de Casaldáliga y su equipo han sido permanentes. En la lista de pequeños mártires de la lucha de cada día por la defensa de los derechos de todos, se añadió un nombre: Joao Bosco Burnier, sacerdote jesuita, asesinado por la policía confundiéndole con él.

En 1988, en su primera visita “ad limina” a la Santa Sede, se entrevista con Juan Pablo II y se hacen evidentes las discrepancias con Roma. En 2003 Pedro cumple los 75 años y presenta la renuncia al Papa, que es aceptada. Casaldáliga continúa siendo una voz referente de las causas de los más pobres. Actualmente, recluido en casa de un amigo misionero, a más de mil kilómetros de distancia de su gente, y soportando pacientemente su enfermedad, a los 89 años de edad.

SU ESPIRITUALIDAD

“Vamos hacia la vida. Venceremos hasta la muerte. A nosotros nos toca esperanzar a ese mundo desesperanzado”. “Canta y camina”, exhortaba san Agustín, mientras se venía abajo el Imperio Romano. Cantemos y caminemos, que otros imperios se vendrán abajo también. Mientras el Reino prosigue”.

ALGUNAS FRASES SUYAS

«Nunca he defendido ni defiendo la lucha ar- mada ni la caída del régimen. Ni las guerrillas. Soy, eso sí, totalmente contrario a toda dictadura, capitalista o comunista, militar o civil. Estoy contra toda violencia y contra todo lo que atenta contra los derechos humanos, sea en América Latina o en la Siberia.» (Declaraciones a la revista Yelda, año 1977).

“Solamente amo al prójimo en la medida en que salgo, libre, abierto, solidario, al encuentro del próximo, aproximándome a él, aproximándole a mi.”

“Causas específicamente de nuestra América: la tierra, el agua, la ecología; las naciones indígenas; el pueblo negro; la solidaridad; la verdadera integración continental; la erradicación de toda marginación, de todo imperialismo, de todo colonialismo; el diálogo interreligioso, e intercultural; la superación de ese estado de esquizofrenia humana que es la existencia de un primer mundo y un tercer mundo (y un cuarto mundo también) cuando somos un solo mundo, la gran familia humana, hija del Dios de la vida. (…) El objetivo y la mediación de to- das esas causas nuestras se pueden formular en este postulado: Humanizar la Humanidad, practicando la proximidad”.

Vídeos:

https://www.youtube.com/watch?v=xJQYXqKuqyQ (biografía: 4’17)
https://www.youtube.com/watch?v=Xnzy4y44kZs (entrevista: 8’25)
Referencia: http://servicioskoinonia.org/

PARA GRAFITEAR

«Vamos hacia la vida. Venceremos hasta la muerte»

UNA ORACIÓN

Mi fuerza y mi fracaso, eres tú.
Mi herencia y pobreza, eres tú.
Tú, mi justicia, Jesús,

mi guerra y mi paz,
mi libre libertad.
Mi muerte y mi vida, tú.
Palabras de mis gritos,
silencio de mi espera,
testigo de mi sueños,

cruz de mi cruz, tú.
Perdón de mis pecados,
juez de mi pobre llanto,
razón de mi esperanza,

mi tierra prometida,
tú, Jesús.

Encuentro del Papa con las escuelas italianas

¡Queridos amigos! Ante todo les agradezco, porque han realizado este encuentro: un gran encuentro de toda la escuela: chicos y grandes; maestros, personal no docente, alumnos y padres de familia; estatales y no estatales… Agradezco… estos testimonios, verdaderamente bellos, importantes. Se ve que esta manifestación no es en “contra”, ¡es “por”! No es un lamentarse, ¡es una fiesta! Una fiesta por la escuela. Sabemos bien que hay problemas y cosas que no funcionan, lo sabemos. Pero ustedes están aquí, nosotros estamos aquí porque amamos la escuela. Digo “nosotros” porque yo amo la escuela, la he amado como alumno, como estudiante y como maestro. Y luego como Obispo. En la Diócesis de Buenos Aires encontraba a menudo al mundo de la escuela, y hoy les agradezco por haber preparado este encuentro de toda Italia.

¿Por qué amo la escuela? Amo la escuela porque es sinónimo de apertura a la realidad. ¡Al menos así debería ser! No lo es siempre, y entonces quiere decir que es necesario cambiar un poco. Ir a la escuela significa abrir la mente y el corazón a la realidad, a la riqueza de sus aspectos, de sus dimensiones. ¡Esto es bellísimo! En los primeros años se aprende a 360 grados, luego poco a poco se profundiza hacia una dirección y finalmente se especializa. Pero si uno ha aprendido a aprender, esto le queda para siempre, permanece una persona ¡abierta a la realidad! Esto lo enseñaba también un gran educador italiano, que era un sacerdote: Don Lorenzo Milani. Los maestros son los primeros que deben permanecer abiertos a la realidad, ¡con la mente siempre abierta a aprender! Sí, porque si un maestro no está abierto a aprender, no es un buen maestro, y ni siquiera es interesante; los muchachos lo perciben, tienen “olfato”, y son atraídos por profesores que tienen un pensamiento abierto, “inconcluso”, que buscan “algo más”, y así contagian esta actitud a los estudiantes.

Otro motivo por el que amo la escuela es que la escuela es un lugar de encuentro. Se encuentra a los compañeros; se encuentra a los maestros; se encuentra al personal asistente. Los padres de familia encuentran a los profesores; el director encuentra a las familias… Es un lugar de encuentro. Y esto es fundamental en la edad del crecimiento, como complemento a la familia. La familia es el primer núcleo de relaciones: la relación con el padre y la madre y los herma- nos es la base, y nos acompaña siempre en la vida. Pero en la escuela nos “socializamos”: encontramos personas diferentes a nosotros, diferentes por edad, por cultura, por proveniencia… La escuela es la primera sociedad que integra a la familia. La familia y la escuela ¡jamás van contrapuestas! Son complementarias, y por lo tanto es importante que colaboren, en el respeto recíproco. Y las familias de los chicos de una clase pueden hacer mucho colaborando juntas entre ellas y con los maestros. Esto hace pensar en un proverbio africano que dice: “Para educar a un niño se necesita a toda la tribu”.

Y también amo la escuela porque nos educa a lo verdadero, al bien y a lo bello. La educación no puede ser neutra. O es positiva o es negativa; o nos enriquece o nos empobrece; o hace crecer a la persona o la deprime, incluso puede corromperla. La misión de la escuela es desarrollar el sentido de lo verdadero, del bien y de lo bello. Y esto ocurre a través de un camino rico, hecho por tantos “ingredientes”. ¡Por esto existen tantas disciplinas! Porque el desarrollo es fruto de diversos elementos que actúan juntos y estimulan a la inteligencia, a la consciencia, a la afectividad, al cuerpo…

De esta manera cultivamos en nosotros lo verdadero, el bien y lo bello; y aprendemos que estas tres dimensiones no están jamás separadas, sino siempre entrelazadas. Si una cosa es verdadera, es buena y es bella; si es bella, es buena y es verdadera; y si es buena, es verdadera y es bella. Y estos elementos juntos nos hacen crecer y nos ayudan a amar la vida, también cuando estamos mal, también en medio a los problemas. ¡La verdadera educación nos hace amar la vida y nos abre a la plenitud de la vida!

Gracias a todos. Y, por favor, ¡no nos dejemos robar el amor por la escuela!

Papa Francisco

Evangelii Gaudium – Francisco I

Un oído en el pueblo

154. El predicador necesita también poner un oído en el pueblo, para descubrir lo que los fieles necesitan escuchar. Un predicador es un contemplativo de la Palabra y también un contemplativo del pueblo. De esa manera, descubre «las aspiraciones, las riquezas y los límites, las maneras de orar, de amar, de considerar la vida y el mundo, que distinguen a tal o cual conjunto humano», prestando atención «al pueblo concreto con sus signos y símbolos, y respondiendo a las cuestiones que plantea»[120]. Se trata de conectar el mensaje del texto bíblico con una situación humana, con algo que ellos viven, con una experiencia que necesite la luz de la Palabra. Esta preocupación no responde a una actitud oportunista o diplomática, sino que es profundamente religiosa y pastoral. En el fondo es una «sensibilidad espiritual para leer en los acontecimientos el mensaje de Dios»[121] y esto es mucho más que encontrar algo interesante para decir. Lo que se procura descubrir es «lo que el Señor desea decir en una determinada circunstancia»[122]. Entonces, la preparación de la predicación se convierte en un ejercicio dediscernimiento evangélico, donde se intenta reconocer —a la luz del Espíritu— «una llamada que Dios hace oír en una situación histórica determinada; en ella y por medio de ella Dios llama al creyente»[123].


[120] Ibíd., 63: AAS 68 (1976), 53.

[121] Ibíd., 43: AAS 68 (1976), 33.

[122] Ibíd.

[123] Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Pastores dabo vobis (25 marzo 1992), 10: AAS 84 (1992), 672.

No siempre los planes de Dios son los planes del hombre

1.- Dios sí quiere que nuestros planes coincidan con sus planes, pero somos nosotros los que muchas veces hacemos esto imposible. Por nuestra inclinación al mal, por nuestro egoísmo, por nuestro materialismo, por no obedecer humildemente los planes de Dios, hacemos muchas veces imposible que los planes de Dios se cumplan en nuestras vidas. Los planes de Dios son siempre la justicia, el amor, la paz. Dios sí quiere que todos sus hijos puedan vivir dignamente y sean humana y cristianamente felices, pero somos nosotros, los humanos, los que, con nuestro egoísmo y maldad, creamos divisiones injustas y hacemos posible que, mientras a algunos les sobren muchas cosas superfluas, a otros les falten muchas cosas necesarias. También es verdad que los hombres, las personas humanas, somos limitados e imperfectos en nuestro entender y en nuestro obrar. Más de una vez los planes de Dios nos sorprenden y nos descolocan, porque no los entendemos. En estos casos, debemos aceptar con humildad y confianza en Dios los acontecimientos personales, familiares o sociales, que nos cuesta entender y explicar. ¿Por qué mueren tantos niños inocentes, por qué, como consecuencia de un terremoto o un huracán, sufren y mueren muchas personas buenas que siempre desearon cumplir la voluntad de Dios?, ¿por qué?, ¿por qué?… Humildad y confianza en Dios, a pesar de todo. Fijémonos ya concretamente en el evangelio de este domingo, según san Mateo.

2.- El Reino de los cielos se parece a un propietario que salió a contratar jornaleros para su viña. El propietario de esta viña pagó lo mismo a los jornaleros que habían trabajado todo el día, que a los que habían trabajado menos horas. ¿Fue injusto este propietario? Según las costumbres de la época, según los planes de los hombres, sí, pero según los planes de Dios, no. ¿Por qué? Porque el propietario de la parábola, que se parece al Reino de los cielos, no se fijó en la cantidad de horas que habían trabajado unos u otros, sino en la misma voluntad de trabajar que habían tenido todos los jornaleros que habían ido a la plaza a buscar trabajo. Por qué habían contratado a unos antes que a otros no lo sabemos, pero, según la parábola, parece que todos habían ido a la plaza con la misma voluntad de trabajar. El propietario no hizo distinción entre jornaleros y jornaleros, entre los más fuertes, o los más ricos, o los más amigos, y los más débiles, o los más pobres, o los menos conocidos. Por supuesto, la frase final: los últimos serán los primeros y los primeros los últimos, tiene un significado histórico y teológico. Se refiere a que los judíos, que fueron los primeros llamados al Reino de Dios, serían los últimos en entrar en él, mientras que los paganos, que fueron los últimos llamados, serían los primeros. San Pablo explicará después esto mismo en muchas ocasiones.

3.- Mis planes so son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos. El profeta Isaías contrapone directamente en este texto los planes de los malvados y criminales con los planes de Dios. Dios, mediante el profeta, pide a los malvados que se arrepientan de sus malas acciones, con la seguridad de que el Señor tendrá piedad de ellos y les perdonará. El perdón de Dios, les dice, es superior al pecado del ser humano. Aceptemos nosotros siempre la voluntad de Dios en nuestras vidas y, aunque algunas veces nos equivoquemos y pequemos, si sabemos pedir perdón Dios es seguro que nos perdonará. Ante Dios, la humildad y el amor tienen siempre la última palabra, porque el Señor está siempre cerca de los que le invocan, como nos dice el salmo 144.

4.- Para mí la vida es Cristo y una ganancia el morir. Pero si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero no sé qué escoger. San Pablo, como sabemos, creía firmemente en la resurrección con Cristo, cuando Cristo volviera en la segunda y definitiva venida que él creía que iba a ser inmediata. Por eso, el morir para san Pablo era una ganancia porque dejaría de sufrir y se incorporaría para siempre a Cristo. Pero él también sabía que había sido el mismo Cristo el que le había dado la vocación de predicar el evangelio a los gentiles y, por tanto, su trabajo era fructífero. Si para él su vida es Cristo debe aceptar el vivir para los demás, por Cristo, aunque para esto tenga que sufrir en esta vida mortal Este mismo sentimiento lo han tenido también otros santos del cristianismo y podemos tenerlo también en algún momento nosotros, cuando la vida nos resulte demasiado dura y penosa. Lo importante es que todos nosotros hagamos en cada momento lo que Dios nos pide y dejemos después que sea el mismo Dios el que decida la hora de nuestra muerte y de nuestra unión definitiva y gloriosa con Cristo. Pidamos al Señor que nuestros planes coincidan siempre con sus planes.

Gabriel González del Estal

¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?

«El reino de Dios es como un amo que salió muy de mañana a contratar obreros para su viña. Convino con los obreros en un denario al día, y los envió a su viña. Fue también a las nueve de la mañana, vio a otros que estaban parados en la plaza y les dijo: Id también vosotros a la viña, yo os daré lo que sea justo. Y fueron. De nuevo fue hacia el mediodía, y otra vez a las tres de la tarde, e hizo lo mismo. Volvió por fin hacia las cinco de la tarde, encontró a otros que estaban parados y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el día sin hacer nada? Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: Id también vosotros a la viña. Al caer la tarde dijo el dueño de la viña a su administrador: Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros. Vinieron los de las cinco de la tarde y recibieron un denario cada uno. Al llegar los primeros, pensaron que cobrarían más, pero también ellos recibieron un denario cada uno. Y, al tomarlo, murmuraban contra el amo diciendo: Esos últimos han trabajado una sola hora y los has igualado a nosotros, que hemos soportado el peso del día y el calor. Él respondió a uno de ellos: Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No convinimos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Pero yo quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿No puedo hacer lo que quiera con lo mío? ¿O ves con malos ojos el que yo sea bueno? Así pues, los últimos serán los primeros, y los primeros los últimos».

Mateo 20, 1-16

Comentario del Evangelio

Los cristianos, por el hecho de serlo, tenemos que estar atentos a lo que les pasa a otras personas, para poder ayudarlas, para escucharlas, para vivir con ellas lo bueno y lo no tan bueno que pasa en la vida de todos.

Pero a veces estamos pendientes de los demás de una forma que no es la adecuada. A veces estamos pendientes de lo que hacen otras personas para echarles en cara lo que hacen mal, o para comparar lo que hacemos nosotros con lo que hacen ellos, para ver quien es el mejor de los dos.

Y es que a veces aparece la versión envidiosa de nosotros, la versión que está todo el día midiendo lo que hacen los demás. Si nos fiajmos en Jesús, seguro que podemos cambiar.

Para hacer vida el Evangelio

• Escribe una situación de tu vida en el que le hayas cogido algo de manía a una persona.

• ¿Cómo te sentías? ¿Te hacía todo esto mejor persona? ¿Cómo quiere Dios que nos fijemos en otras personas?

• Escribe un compromiso que te ayude a confiar más en las personas.

Oración

Ayúdanos, Señor Jesús, a ser misioneros,
a ofrecer a todos tu amistad, tu Proyecto,
el amor de Dios Padre.

La paga la tenemos asegurada,
una buena paga para todos.
La mejor que podríamos soñar:
ser hijos tuyos,
formar parte de tu familia.
Todos percibiremos el mismo salario,
tanto los que desde su más tierna infancia
ya se implicaron en tu seguimiento,

y en tu Proyecto como los que lo hicieron
a última hora.

Todos recibiremos la misma recompensa,
porque Tú eres don generoso.
Gracias, Señor Jesús,

por tu manera de ser,
por tu amor universal,
por tu preferencia por los últimos.
Gracias porque Tú confías en todos.

Mis caminos no son vuestros caminos

¡Cuántas veces, Señor Jesús,
allá donde resides, mirando fijamente nuestro mundo
y la manera de proceder que tenemos los humanos, estarás diciéndote:
“mis caminos no son vuestros caminos”.

No son nuestros caminos los tuyos porque estamos apegados a las cosas, porque queremos ser los primeros, porque “tanto tienes, tanto vales“, porque nos creemos
los dueños del mundo,
porque se abusa de los débiles, porque maltratamos la naturaleza, porque la envidia, a veces, nos corroe porque, como hoy nos muestras en la Palabra,
Tú eres don, gracia y eso, a veces, nos cuesta comprenderlo…. porque… Tú ya sabes como somos.

Perdón, Señor Jesús,
porque a veces nos creemos mejores que otros y tenemos el peligro
de creernos superiores; tenemos el peligro de pensar
que ya lo hemos hecho todo,
que somos los que cumplimos
y quizás minusvaloramos a otros, que, a lo mejor,
pensamos que son los últimos de la cola y tal vez para Ti ellos son los primeros.

Ciertamente, Señor Jesús,
“tus caminos no son nuestros caminos”.

Si esto lo tuviese claro,
si de ello estuviese plenamente convencido
ya tendría mucho de solucionado. Me fiaría menos de mí y más de Ti.

Me llama la atención la insistencia del dueño de la viña
en salir a todas horas
a la plaza del pueblo
para ofrecer trabajo a todo el mundo. No les pide ningún requisito,
no necesitan papeles,
tanto da que sean jóvenes que viejos, blancos que negros, hombres que mujeres…
les ofreces trabajo a todo el mundo.

Así hace Dios.

Ahí está, Señor Jesús,
la fotografía que haces del Padre
y tu manera de ser.
Tú, Señor Jesús,
también hoy invitas a todos
a trabajar en tu viña, en tu Proyecto. Tú quieres que los que te seguimos tengamos esto bien claro. Hemos de continuar haciendo a todos tu oferta de participar en tu Proyecto. Hemos de salir a las calles…, hemos de invitar a todo el mundo
a cooperar en el Reino de Dios.

Es el aspecto misionero que tiene tu Iglesia, ofreciendo pero no imponiendo. Pienso, Señor Jesús, que quizás seamos excesivamente respetuosos
o cómodos
y por ello tu invitación no llega a todos.

Ayúdanos, Señor Jesús, a ser misioneros, a ofrecer a todos tu amistad, tu Proyecto, el amor de Dios Padre.

La paga la tenemos asegurada,
una buena paga para todos.
La mejor que podríamos soñar:
ser hijos tuyos,
formar parte de tu familia.
Todos percibiremos el mismo salario, tanto los que desde su más tierna infancia ya se implicaron en tu seguimiento,
y en tu Proyecto como los que lo hicieron a última hora.

Todos recibiremos la misma recompensa, porque Tú eres don generoso.

Gracias, Señor Jesús,
por tu manera de ser,
por tu amor universal,
por tu preferencia por los últimos.

Gracias porque Tú confías en todos.

Notas para fijarnos en el evangelio del Domingo XXV de Tiempo Ordinario

● Podemos comparar esta parábola con la del hijo pródigo. Ambas tienen muchas semejanzas.

● Uno de los puntos culminantes de las dos parábolas está en la recriminación que en una hace al hijo mayor y en la otra a los que se pusieron a trabajar a primera hora que protestan por la manera de actuar el dueño de la viña.

● Tanto el hijo mayor como los jornaleros de primera hora ambos piensan que son víctimas de una injusticia.

● Estos reproches reflejan la manera de pensar de los fariseos cuando Jesús acoge a los pecadores.

● Es la manera de pesar, a lo mejor, de los que entonces y ahora se creen o nos creemos buenos.

● Desconcierta la forma de proceder el dueño de la viña.

● En primer lugar llama la atención su insistencia en ir a la plaza en busca de los que no tenían trabajo, va incluso cuando la jornada se está terminando.

● También nos interpela su modo de proceder al final de la jornada pagando primero a los últimos.

● Aquí se cumple aquello de “los primeros serán los últimos y los últimos los primeros”.

● Y por último la paga que da a los jornaleros. A todos les paga con el mismo salario.

● Esta parábola nos sitúa en nuestras relaciones con Dios no en un plano comercial. Dios es don, gracia.

● Este es quizás el punto central de la parábola que nos muestra la bondad de Dios. Dios además de justo es tremendamente generoso.

● Como dice Isaías en boca de Dios “mis caminos no son vuestros caminos”. Dios nos desconcierta.

● La respuesta del dueño de la viña, de Dios, expresa lo que piensa Jesús sobre la imagen que Él tiene de Dios: Dios es amor, bondad, misericordia, compasión.

● Toda una muy buena noticia para el mundo que nunca nos debemos cansar de anunciar. Ciertamente Dios es compasivo y misericordioso como nunca podríamos imaginar.

● En esta parábola Jesús no pretende darnos una lección de justicia social. Sino que nos muestra la manera de ser de Dios, muy diferente a como nosotros la concebimos.

● Jesús en esta parábola se autodefiende de los que le criticaban por el comportamiento que tenía con los pecadores. Y por tanto la parábola es una crítica contra los que se escandalizaban de que el amor sea totalmente gratuito, de que la salvación se ofrezca a los alejados, a los pecadores.

● Dios llama a todos a trabajar en su viña: a mayores y jóvenes, a débiles y a fuertes, a hombre y mujeres, a religiosos y a laicos.

● Sólo el hecho de ser llamados por Dios a trabajar en su viña, en su Proyecto es todo un honor, es la mejor de las pagas.

Comentario al evangelio – 21 de septiembre

Celebramos hoy la fiesta de este apóstol Mateo, que de la mesa de cobrador de impuestos para el emperador de Roma pasó a ser servidor de Dios en el anuncio de la palabra de salvación para todos los pueblos.

“Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos y le dijo: ‘Sígueme’” Lo vio más con la mirada interna de su amor que con los ojos corporales. Jesús vio al publicano y, porque lo amó, lo eligió, y le dijo: ‘Sígueme’, que quiere decir ‘Imítame’.

“Él se levantó y lo siguió”. Lo escueto del texto que narra la prontitud con que Mateo decide seguir a Jesús puede sugerir dos posibilidades: o bien que Mateo había ya oído hablar de la grandeza del profeta de Galilea y de la grandeza de su mensaje, o bien que la presencia del mismo Jesús resultó para él un motivo suficiente para dejarlo todo y seguirle.

La respuesta de Mateo (un pecador) a la llamada del Señor es inmediata, como la de Pedro y Andrés, Santiago y Juan. La rapidez en la respuesta a la llamada, la generosidad en el seguimiento y la libertad con que relativiza todos los valores antes poseídos, nos hace comprender que ha nacido un hombre nuevo.

¿Por qué eran despreciables los cobradores de impuestos? Entre otras razones porque se los consideraba tramposos, abusadores de los demás. A esto se añadía la humillación que suponía someter al pueblo elegido de Dios a un señor de esta tierra.

Pues bien, a esta clase de personas llama Jesús para que le sigan,  y con ellas se sienta a la mesa. lo único que les pide es que acepten un cambio de vida, esa vida nueva que inaugura el reinado de Dios Padre en una comunidad de hermanos, donde el dinero deja de ser el único tesoro. Esto, naturalmente, provoca el escándalo de los fariseos,  para quienes, además, comer con publicanos suponía un gran pecado, pues la comunión de mesa significaba una íntima comunión de vida. 

El poder de Jesús para perdonar los pecados está muy relacionado con su cercanía a los pecadores. Las comidas de Jesús con ellos eran una demostración  del amor incondicional de Dios ofrecido a todos. Y sólo se escandalizaban de esa conducta los que no creíann en la bondad y en la misericordia de Dios.

Las palabras de Jesús: “No necesitan médico los sanos, sino los enfermos” son una propuesta para la Iglesia  de todos los tiempos.

La invitación de Mateo a sus compañeros de oficio fue un anticipo de su futura tarea  misionera y en su primer trato con el Señor arrastró en pos de si por el camino de la salvación a un considerable grupo de pecadores. De este modo, ya en los inicios de su fe, comienza su ministerio evangelizador.