Vísperas – Jueves XXV de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: VENGO, SEÑOR, CANSADO.

Vengo, Señor, cansado;
¡cuánta fatiga
van cargando mis hombros
al fin del día!
Dame tu fuerza
y una caricia tuya
para mis penas.

Salí por la mañana
Entre los hombres,
¡y encontré tantos ricos
que estaban pobres!
La tierra llora,
porque sin ti la vida
es poca cosa.

¡Tantos hombres maltrechos,
sin ilusiones!;
en ti buscan asilo
sus manos torpes.
Tu amor amigo,
todo tu santo fuego,
para su frío.

Yo roturé la tierra
y puse trigo;
tú diste el crecimiento
para tus hijos.
Así, en la tarde,
con el cansancio a cuestas,
te alabo, Padre.

Quiero todos los días
salir contigo,
y volver a la tarde
siendo tu amigo.
Volver a casa
y extenderte las manos,
dándote gracias. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

Salmo 29 – ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CURACIÓN DE UN ENFERMO EN PELIGRO DE MUERTE

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto,
por la mañana, el júbilo.

Yo pensaba muy seguro:
«No vacilaré jamás.»
Tu bondad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.

A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?

¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»

Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi alma sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

Ant 2. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

Salmo 31 – ACCIÓN DE GRACIAS DE UN PECADOR PERDONADO

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.

Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto
un fruto seco.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.

No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor,
aclamadlo, los de corazón sincero.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

Ant 3. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

LECTURA BREVE   1Pe 1, 6-9

Saltad de júbilo, aunque de momento tengáis que sufrir un poco en diversas pruebas. Así la pureza de vuestra fe resultará más preciosa que el oro (que, aun después de acrisolado por el fuego, perece) y será para vuestra alabanza y gloria y honor en el día de la manifestación de Jesucristo. A él no lo habéis visto, y lo amáis; en él creéis ahora, aunque no lo veis; y os regocijaréis con un gozo inefable y radiante, al recibir el fruto de vuestra fe, la salud de vuestras almas.

RESPONSORIO BREVE

V. Nos alimentó el Señor con flor de harina.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.

V. Nos sació con miel silvestre.
R. Con flor de harina.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Nos alimentó el Señor con flor de harina.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.

PRECES

Invoquemos a Dios, nuestro refugio y nuestra fortaleza, y digámosle:

Escucha, Señor, nuestra oración.

Dios de amor que has hecho alianza con tu pueblo,
haz que recordemos siempre tus maravillas.

Que los sacerdotes, Señor, crezcan en la caridad
y que los fieles vivan en la unidad del Espíritu y en el vínculo de la paz.

Que el mundo prospere y avance según tus designios
y que los que lo construyen no trabajen en vano.

Envía, Señor, operarios a tu mies
para que tu nombre sea conocido en el mundo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

A nuestros familiares y bienhechores difuntos dales un lugar entre los santos
y haz que nosotros un día nos encontremos con ellos en tu reino.

Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir:

Padre nuestro…

ORACION

Tú, Señor, que iluminas la noche y haces que después de las tinieblas amanezca nuevamente la luz, haz que, durante la noche que ahora comienza, nos veamos exentos de toda culpa y que, al clarear el nuevo día, podamos reunirnos otra vez en tu presencia para darte gracias nuevamente. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 28 de septiembre

Lectio: Jueves, 28 Septiembre, 2017
Tiempo Ordinario
 
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, que has puesto la plenitud de la ley en el amor a ti y al prójimo; concédenos cumplir tus mandamientos para llegar así a la vida eterna. Por nuestro Señor.
 
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas 9,7-9
Se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba y estaba perplejo, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido, y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Herodes dijo: «A Juan, le decapité yo.¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?» Y buscaba verle.
 
3) Reflexión
• El evangelio de hoy nos presenta la reacción de Herodes ante la predicación de Jesús. Herodes no sabe situar a Jesús. Había matado a Juan Bautista y ahora quiere ver a Jesús de cerca. En el horizonte despuntan amenazas.
• Lucas 9,7-8: ¿Quién es Jesús? El texto empieza con un balance de las opiniones de la gente y de Herodes sobre Jesús. Algunos asociaban a Jesús con Juan Bautista y Elías. Otros lo identificaban como Profeta, esto es, como alguien que habla en nombre de Dios, que tiene el valor de denunciar las injusticias de los poderosos y que sabe animar la esperanza de los pequeños. Es el profeta anunciado en el Antiguo Testamento como un nuevo Moisés (Dt 18,15). Son las misma opiniones que Jesús mismo recoge de los discípulos al preguntarle: «¿Quién dice los demás que o soy?» (Lc 9,18). Las personas trataban de comprender a Jesús desde lo que ellos mismos conocían pensaban y esperaban. Trataban de enmarcarle dentro de los criterios familiares del Antiguo Testamento, con sus profecías y esperanza, y de la Tradición de los Antiguos, con sus leyes. Pero eran criterios insuficientes. Jesús no cabía allí dentro, ¡era más grande!
• Lucas 9,9: Herodes quiere ver a Jesús. “Entonces Herodes dijo: «A Juan, le decapité yo.¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?” Y buscaba verle”. Herodes, hombre supersticioso y sin escrúpulos, reconoce ser el asesino de Juan el Bautista. Ahora quiere ver a Jesús. Lucas sugiere así que hay amenazas que empiezan a despuntar en el horizonte. Herodes no tuvo miedo de matar a Juan Bautista. No lo tendrá tampoco a la hora de matar a Jesús. Cuando le dijeron que Herodes trataba de hacerle preso, mandó a decirle: “«Id a decir a ese zorro: Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado.” (Lc 13,32). Herodes no tiene poder sobre Jesús. Cuando en la hora de la pasión, Pilatos manda Jesús donde Herodes para que investigue sobre él, Jesús no le da ninguna respuesta (Lc 23,9). Herodes no merecía respuesta.
• De padre en hijo. Hay veces en que se confunden los tres Herodes que vivieron en aquella época, pues los tres aparecen en el Nuevo Testamento con el mismo nombre: a) Herodes, llamado el Grande, gobernó sobre Palestina del 37 al 4 antes de Cristo. Aparece en el nacimiento de Jesús (Mt 2,1). Mató a los niños de Belén (Mt 2,16). b) Herodes, llamado Antipas, gobernó sobre Galilea del 4 al 39 después de Cristo. Aparece en la muerte de Jesús (Lc 23,7). Mató a Juan Bautista (Mc 6,14-29). c) Herodes, llamado Agripa, gobernó sobre toda Palestina del 41 al 44 después de Cristo. Aparece en los Hechos de los Apóstoles (Hec 12,1.20). Mató al apóstol Santiago (He 12,2).
Cuando Jesús tenía más o menos cuatro años, murió el rey Herodes. Aquel que mató a los niños de Belén (Mt 2,16). Su territorio fue dividido entre los hijos. Arquéalo, uno de sus dos hijos, recibió el gobierno sobre la Judea. Era menos inteligente que el padre, pero más violento. Solamente en su toma de posesión fueron masacradas casi 3000 personas, ¡en la plaza del Templo! El evangelio de Mateo informa que María y José, cuando supieron que este Arquéalo había asumido el gobierno de Judea, tuvieron miedo de volver por allá y fueron a morar en Nazaret, en Galilea (Mt 2,­22), gobernada por otro hijo de Herodes, llamado Herodes Antipas (Lc 3,1). Este Antipas quedó en el poder por más de 40 años. Durante los treinta y tres años que Jesús vivió nunca huno cambios en el gobierno de Galilea.
Herodes el Grande, el padre de Herodes Antipas, había construido la ciudad de Cesaréa Marítima, inaugurada en el año 15 antes de Cristo. Era el nuevo puerto de desagüe de los productos de la región. Debía competir con el gran puerto de Tiro en el Norte, y así ayudar para el fomento del comercio en Samaria y en Galilea. Por esto, desde los tiempos de Herodes el Grande, la producción agrícola en Galilea empezaba a orientarse no más a partir de las necesidades de las familias, como era antes, sino desde las exigencias de mercado. Este proceso de cambio en la economía continuó durante todo el gobierno de Herodes Antipas, más de cuarenta años, y encontró en él a un organizador eficiente. Todos estos gobernantes estaban bajo dueño. Quien mandaba e Palestina, desde el 63 antes de Cristo, era Roma, el Imperio.
 
4) Para la reflexión personal
• Tengo que preguntarme siempre: ¿quién es Jesús para mí?
• Herodes quiere ver a Jesús. Era curiosidad morbosa y supersticiosa. Otros quieren ver a Jesús, porque quieren encontrar un sentido a la vida. Y ¿qué motivación tengo que me empuja a ver y a encontrar a Jesús?
 
5) Oración final
Sácianos de tu amor por la mañana,
y gozaremos y cantaremos de por vida.
Alégranos por los días que nos humillaste,
por los años en que conocimos la desdicha. (Sal 90,14-15)

A mis padres no les importo

BOAL HERRANZ, Rosa María

A mis padres no les importo.

Problemas de conducta en los adolescentes.

Ed. San Pablo, 2016, 176 págs.

Todas las etapas del ciclo vital humano tienen sus características específicas y dificultades, pero no cabe duda que, de todas ellas, tiene una importancia capital la de la niñez y adolescencia, ya que de cómo se hayan vivido estos años dependerá el estado emocional de esta persona en la etapa adulta.

La autora de este libro se introduce de lleno en este mundo complicado e interesante con el objetivo de ayudar a los padres y educadores en esta difícil y gran tarea. Desde su experiencia como psicoterapeuta en este campo y habiendo estado en contacto con adolescentes y su problemática, ofrece al lector, en este caso a los padres, unas herramientas pedagógicas inteligentes y prácticas que, respetando la libertad de los hijos y sin recurrir a la autoridad paterna del “ordeno y mando”, permita ayudarles dentro del marco del diálogo familiar y de la disciplina, con expresiones de afecto y ternura.

Para ello es fundamental crear el clima de confianzaen la comunicación. Los niños no se atreven a expresar lo que sienten, muchas veces por miedo o por vergüenza y suelen hacerlo a través de su comportamiento que, en el fondo, es una forma de pedir ayuda. Los padres han de saber que la educación se ejerce más en términos de actitudes y contacto personal que en términos de métodos. El mejor espejo para ellos es la propia conducta de los padres. Es importante ayudarles a conocerse, aceptarse y apreciarse. Si sienten que no se les valora pensarán: “si no me valoran es que no soy valioso”. Todo esto lo irán introduciendo en su interior y puede acabar en el futuro en una baja autoestima y como consecuencia en depresión.

A esto dedica una gran parte del libro, ya que estos trastornos son muchas veces consecuencia de la carencia afectiva que han experimentado en el seno familiar. Es un libro con mucha información sobre este tema y ofrece unas pautas muy valiosas para prevenir y tratar estos trastornos. Es un tratado de psicología básica que ayudará muy eficazmente a los padres en este conocimiento tan necesario para la salud mental de los niños y formar unos cimientos sanos de su personalidad para su vida de adultos.

El juego perfecto

Director: William Dear (EstadosUnidos, 2009)

Duración: 118 minutos ••• Distribuidora: High Road Entertainment

Temas: Esperanza, muerte, sueños, juego, san Luis, alcohol, milagro, ora et labora, delicadeza, equipo, imaginación, dinero, periodismo, racismo, hermandad, Guadalupe/Juan Diego, respeto, fe, Dios de vivos, medalla, Corazón de Jesús, discriminación, perdón, David y Goliat, Josué, familia, trascendencia, verdad liberadora, ecumenismo.

Para qué: Descubrir que Dios se revela a través de los sueños como un Dios de vida.

  • Experimentar que ser hijos de Dios nos vacuna contra el racismo y nos ayuda a vivir en familia (equipo).
  • Comprender la trascendencia en la historia del lema ora et labora.
  • Contemplar que el juego es una parábola de la vida

No se trata de un cuento. Es una historia. En 1957, unos niños de Monterrey (Méjico) derrotan a Estados Unidos en la Liga Mundial Infantil de béisbol. Ángel Macías, que lidera el equipo mejicano, logra realizar el juego perfecto; el otro equipo no ha conseguido llegar a la primera base [98 ́]. ¿Cómo lo logran? Recreando la historia de David y Goliat [97 ́], y de Josué [45 ́].

Es bien sabido que la fuerza especial que guiaba la honda de David era la fe, como recoge la canción de mi amigo C. Gabaráin: Un gigante poderoso / confiando en su poder / fue vencido por un joven / con la honda de su fe. Y es bien sabido que esta fe engendra esperanza, lo que la Biblia trajo al mundo. Es la misión en la que está empeñado el padre Esteban. Esos niños no tienen nada, ¿cómo puedo darles esperanza? [7 ́], reza ante un crucifijo. El Crucificado le responde, cuando se va a acostar, a través de la radio: Koufax, el chico pobre y desgarbado que creció en las calles de Brooklyn para acabar en las ligas mayores [7 ́]. El sacerdote congrega a los niños en torno a una vieja radio para escuchar los partidos de béisbol. Para Ángel Macías el béisbol siempre es perfecto [9 ́]. El padre Esteban les dice: Sólo Dios puede hacer algo infinito y eterno [10 ́].

Dios sigue hablando. Ahora a través de un pelota oficial de béisbol que parece llovida del cielo [12], propiedad de san Luis [15 ́]. Para los niños es objeto de veneración, es de Dios [14 ́]. En jugada perfecta, Dios va a derrotar con esa pelota a los viejos dioses (Baco), que siguen cazando víctimas [16, 57, 66 ́] con refugios falsos. A la muerte añaden muerte. Una víctima es el padre de Ángel. Ha perdido en accidente a su hijo Pedro, un buen chico [5 ́]. Ángel nunca será el hijo que fue Pedro, nunca [11 ́], escucha Ángel que su padre le dice a su madre. La otra víctima es César Faz, el entrenador. Ha sufrido en EE.UU., en el mundo del béisbol, la discriminación racista por ser mejicano. Se refugia en una mentira, pero solo “la verdad le hará libre” (Jn 8, 32) [59 ́].

Un milagro consigue hacer de estos niños un equipo, porque a veces Dios nos da la capacidad de conseguir los milagros [20 ́]. El milagro se llama ora et labora, reza [7, 26, 38 ́] y trabaja [21, 27, 30, 31, 36, 68, 73 ́]. Es decir, san Benito traducido al román paladino, “a Dios rogando y con el mazo dando”. Es el milagro de Guadalupe [58 ́], la maravilla de una evangelización inculturada, en toda circunstancia [87 ́] y en toda persona [47, 50-54, 72]. “En Dios no hay acepción de personas” (Rom 2,11; He 10,34), base del respeto que exigimos [85 ́]. Nos quiere a todos, y nos quiere en equipo [27 ́]. El resultado, “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom 5,20).

Muy importante en esta historia es el papel de la periodista [43, 64, 72 ́], pregonar la verdad desde las azoteas (cf. Lc 12,3). El guiño al ecumenismo [62, 64, 71, 72, 73, 76 ́]. La jugada más inesperada en el momento más inesperado, “porque no sabéis el día ni la hora” (Mt 25,13). Y la última alusión a la trascendencia: los miembros del equipo que se fueron estarán lanzando pelotas esperando al resto de su equipo [107 ́]. “Corred de tal manera que obtengáis la corona incorruptible” (1Cor 9,24-25).

Ángel Macías había aprendido del P. Esteban que cualquier cosa es posible con la ayuda de Dios [8 ́]. El espíritu es el fuelle [10, 104 ́], pues “sin mí, no podéis hacer nada” (Jn 15,5).

 

José Mª Martínez Manero

Evangelii Gaudium – Francisco I

161. No sería correcto interpretar este llamado al crecimiento exclusiva o prioritariamente como una formación doctrinal. Se trata de «observar» lo que el Señor nos ha indicado, como respuesta a su amor, donde se destaca, junto con todas las virtudes, aquel mandamiento nuevo que es el primero, el más grande, el que mejor nos identifica como discípulos: «Éste es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado» (Jn 15,12). Es evidente que cuando los autores del Nuevo Testamento quieren reducir a una última síntesis, a lo más esencial, el mensaje moral cristiano, nos presentan la exigencia ineludible del amor al prójimo: «Quien ama al prójimo ya ha cumplido la ley […] De modo que amar es cumplir la ley entera» (Rm 13,8.10). Así san Pablo, para quien el precepto del amor no sólo resume la ley sino que constituye su corazón y razón de ser: «Toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Ga 5,14). Y presenta a sus comunidades la vida cristiana como un camino de crecimiento en el amor: «Que el Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos» (1 Ts 3,12). También Santiago exhorta a los cristianos a cumplir «la ley real según la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (2,8), para no fallar en ningún precepto.

Sin ruido y haciendo bien

Se nota cuando, nuestras palabras son eso: buenos deseos. Y, por el contrario, a veces los silencios hacen y dicen mucho. Hoy con el evangelio en la mano nos damos cuenta de que nuestro “si” no siempre es sincero ni creíble. Muchas veces está condicionado por el quedar bien con alguien o por algo, por salir airosos de algunas situaciones o, simplemente, porque con un “si vacío” solucionamos una situación puntual que, luego, se nos puede volver en contra. Es bueno pues aquella máxima de: “promete lo que vayas a realizar y calla aquello que te deje en evidencia”.

1. Dios nos hace libres, y desde esa libertad, estamos llamados a cooperar con El. Conoce de antemano los sentimientos más profundos de nuestros corazones. Sabe, perfectamente, cuando nuestros labios emiten sonidos que en nada reflejan nuestro pensamiento. Pero, Dios, ahí está: aguarda, espera, confía una y otra vez en el ser humano. ¿Por qué? ¡Nos quiere libres y libremente desea que le amemos! ¿Se puede querer a un padre por imperativo legal? ¿El amor es auténtico cuando se da largas o cuando se demuestra?

2. Las parábolas siempre nos enseñan el camino de la salvación. Hoy, al proclamar la del evangelio, nos damos cuenta que como el hijo pequeño también nosotros somos muy propensos a posponer lo importante y a llevar a cabo lo secundario.

-Cuántas familias dicen un “si” al Bautismo; se comprometen ante Dios y ante la Iglesia a educar en cristiano a sus hijos; luego no van en esa dirección adecuada y resulta ser un “no” olvidando cultivar la viña de la fe.

-Cuántos matrimonios, delante del altar, prometen fidelidad en lo bueno y en lo malo. Llegan las dificultades y el egoísmo o la presión del ambiente convierten todo eso en un “no”. Dejan de cultivar la viña del amor.

-En cuántos momentos, sumergidos en celebraciones musicalmente bellas y en impresionantes templos, decimos amar a Dios sobre todo; nos comprometemos a un cambio de vida…..pero salimos de las cuatro paredes del cenáculo festivo y, nuestra vida cristiana, se diluye en medio del océano del mundo. Se diluye no como sal…sino como algo insípido.

3. ¿En cuál de los hijos nos vemos representados? ¿Somos hombres y mujeres de palabra? ¿Llevamos a la práctica aquello que prometemos? ¿Nos quedamos en “buenas palabras” o pasamos a los hechos? ¿Es Dios el norte y guía de nuestra existencia? San Vicente de Paul llegó a decir “el ruido no hace bien; el bien no hace ruido”.

No es bueno proclamar aquello que se quiere hacer sin llevarlo a cabo. Hay un primer paso para obrar según la voluntad del Señor: hacer el bien implica no hacer mal. Empecemos por ahí: no haciendo mal las cosas. No comprometiéndonos en aquello que, tal vez, supera nuestra capacidad o nuestras fuerzas. No somos más grandes cuando vamos pregonando lo que podemos construir (si luego se queda en paja) o cuando presumimos de estar en todo, pero dejamos a medio camino aquellas responsabilidades que se nos han encomendado.

4. Demos gracias a Dios porque nos sigue llamando. Lo importante es ser conscientes de que, ciertos caminos que elegimos, nos apartan de Él, de su amor, de su presencia, de su viña y del sendero que nos conduce a la salvación, a la felicidad o la gracia.

No nos conformemos con los “mínimos” de nuestra fe. Además de la misa dominical, como cristianos, estamos llamados a trabajar un poco más nuestra personal viña. No podemos decir “si” al Señor y, luego, marcharnos por otros derroteros totalmente distintos al Evangelio.

Digamos “si” a Jesús. Con todas las consecuencias. No olvidemos que, el movimiento, se demuestra andando y que la fe cuando se trabaja…produce más fe.

5.- MI “SI” DE CADA DIA, SEÑOR

Que sea para Ti con las pequeñas cosas que te ofrezco
y no en aquellas que pienso pero nunca alcanzo
Que lo veas en el detalle que ofrezco
y no en el escaparate del mundo en el cual me pierdo

MI “SI” DE CADA DIA, SEÑOR
Sea la verdad de mi vida,
y nunca la falsedad en la que me confundo
Sea pronunciado por el bien como respuesta
y no ahogado por el mal que me acompaña

MI “SI” DE CADA DIA, SEÑOR
Sea el llevar a feliz término:
cada promesa a mis prójimos
siendo rico llevando la paz conmigo
y ofreciéndola a los que caminan a mi lado
Desterrando el mal que me aparta de Ti
y aferrándome al bien que me habla de tu reinado
Siendo consciente de mis posibilidades
pero sin olvidar que, Tú, me las diste de balde

MI “SI” DE CADA DIA, SEÑOR
Sea darte lo poco o mucho de mi persona
La verdad de mi existencia
La sinceridad de mis palabras
La bondad de mi corazón
El deseo y la seguridad de que, ir por donde Tú me envías,
es el mejor camino para salvarme y ayudar a los demás.
¿Aceptas mi “si”, Señor?
Ayúdame a pronunciarlo, a que sea auténtico
y, nunca, me olvide de llevarlo a cabo.
Amén.

Javier Leoz

“¿Los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios”

«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos; se acercó al primero y le dijo: Hijo, vete a trabajar hoy a la viña. Y él respondió: No quiero. Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al otro hijo y le dijo lo mismo, y éste respondió: Voy, señor; pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?». Le contestaron: «El primero». Jesús dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas entrarán en el reino de Dios antes que vosotros. Porque Juan vino por el camino de la justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las prostitutas han creído en él. Pero vosotros, aun viendo esto, no os habéis arrepentido ni creído en él».

Mateo 21, 28-32

 

Comentario del Evangelio

Este Evangelio del día de hoy es muy conocido. Dos hijos: uno de ellos se compromete a hacer una cosas y no la hace. Y el otro no dice que lo va a hacer, y sin embargo luego es el que la hace. ¿Qué pensáis que es más importante, hablar de hacer el bien o hacer el bien?

En este mundo de hoy necesitamos creyentes que hablen de Dios, creyentes que de forma natural puedan expresar que Jesús para ellos es muy importante. Pero eso no sirve de nada si solo nos quedamos en las palabras, si solo somos cristianos de boca, pero no nos comprometemos y vivimos como decimos que somos.

Y es que en este mundo en el que vivimos a veces nos gusta quedar muy bien con muy buenas palabras, pero muchas veces nos quedamos sólo ahí. Y es que sólo si somos auténticos, si hacemos las cosas que decimos, seremos personas que lleven a Jesús a los demás.

 

Para hacer vida el Evangelio

• Escribe una situación de tu vida en el que le hayas quedado en hacer una cosa y después no la hayas hecho.

• ¿Cómo te has sentido? ¿Qué nos pide Jesús que hagamos?

• Escribe un compromiso a hacer en tu vida lo que le dices a los demás que vas a hacer.

 

Oración

Señor Jesús, hoy quiero presentarte
a tantas personas humildes, sencillas,
anónimas que hacen lo que les toca,
pero saben poco o quizás mucho.
No suelen alardear,
ni se sienten por encima de nadie,
simplemente viven la vida
procurando hacer tu voluntad.
Son gente que no sale en los periódicos,
ni aparecerán en ningún libro de historia,
son personas buenas,
repletas de buenas obras.
Gracias, Señor Jesús por todas ellas.
Señor Jesús,
te pido perdón por todos
los que de una forma especial en el interior de tu Iglesia hablamos,
difundimos reflexiones, predicamos,

comentamos tu Palabra…
y a lo mejor no vivimos
lo que decimos.

Los publicanos y las prostitutas os precederán

Señor Jesús,
hoy me dices que lo que te interesa son las obras,
las obras buenas, sea de quien sea. Tú estás por el producto de calidad.

Tú no miras la etiqueta de origen,
la denominación…
Tú te fijas sólo en el producto bueno, en el resultado, venga de donde venga.

Es interesante escuchar tu valoración porque seguramente, también ahora, nos puede ser muy útil.

Como entonces hoy también
hay quien se dice mejor que los demás, quien promete, quien habla mucho, quien se cree que…
pero a la hora de la verdad no hace el bien no hace todo lo que debería hacer,
no lleva una vida de acorde
con tu Proyecto, con tu voluntad.

Y los hay que hablan poco
o que no hablan nada, que saben poco; pero su vida está repleta de buenas obras. Sus vidas se ajustan o tratan de ajustarse al Proyecto del Padre: trabajan por la paz, defienden la verdad,
denuncian las injusticias,
son acogedores, cuidan de los enfermos, respetan la naturaleza,
son partidarios de la vida,
dan culto a Dios de corazón…

De unos y de otros los hay en todos los campos de la vida.

El ideal sería que nuestras vidas estuviesen bien llenas de buenas palabras y de buenas obras.

El caso es que hoy, Señor Jesús, nos dices que para Ti lo que cuenta son las obras.

Esto en tu tiempo lo decías porque ante la presencia de Juan Bautista los que detectaban el conocimiento
de la Ley no lo aceptaron. Mientras que otros que sabían poco
de la Palabra de Dios se convirtieron, cambiaron de vida.

Era una manera, una vez más,
de reforzar tu argumentación
en favor de aquellos
a los que Tú te acercabas:
los publicanos y las prostitutas: “Os aseguro que los publicanos
y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios”.

Señor Jesús, hoy quiero presentarte a tantas personas humildes, sencillas, anónimas que hacen lo que les toca, pero saben poco o quizás mucho.

No suelen alardear,
ni se sienten por encima de nadie, simplemente viven la vida procurando hacer tu voluntad.
Son gente que no sale en los periódicos, ni aparecerán en ningún libro de historia, son personas buenas,
repletas de buenas obras. Gracias, Señor Jesús por todas ellas.

Señor Jesús,
te pido perdón por todos
los que de una forma especial en el interior de tu Iglesia hablamos, difundimos reflexiones, predicamos, comentamos tu Palabra…
y a lo mejor no vivimos
lo que decimos.

Somos gente de mucha labia y quizás de pocos hechos.

Perdón por nuestra verborrea. Perdón por nuestra incoherencia entre lo que decimos y lo que hacemos y lo que es peor perdón porque,
a lo mejor, nos creemos los mejores.

Perdón, Señor Jesús.

Notas para fijarnos en el evangelio del Domingo XXVI de Tiempo Ordinario

● En el texto de la parábola hay tres protagonistas: el padre y los dos hijos.

● El padre representa a Dios que nos ofrece su proyecto, el camino de la vida.

● Los hijos somos nosotros.

Jesús es concreto y va al grano. Sus enseñanzas tienen una aplicación directa a nuestras vidas.

● De los dos hijos el primero tiene muy malas palabras. Rechaza el Proyecto de Dios Padre, pero su comportamiento es bueno está de acuerdo con la voluntad de Dios. Sus obras son buenas.

● El segundo de los hijos tienen buenas palabras, pero sus obras son malas. Acepta de palabra el Proyecto de Dios pero en la práctica lo rechaza.

● El segundo de los hijos representa a los judíos observantes y a las autoridades religiosas que no reconocieron a Juan, que no se convirtieron, que conocían la Ley pero no la cumplían.

El primero simboliza a los pecadores representados por los recaudadores de impuestos y las prostitutas que a pesar de llevar una vida desordenada han entrado en el camino de la conversión, aceptan y llevan a la práctica la voluntad de Dios Padre.

● Por eso Jesús dice: “Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas lo creyeron. Y aun después de ver esto vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis”.

● ¿Qué nos enseña Jesús en esta parábola?

* Lo decisivo en nuestra relación con Dios no reside en las palabras buenas que podamos tener, sino en las obras. O sea lo que ya decía el profeta Isaías:

“Este pueblo se me acerca con la boca y me glorifica con los labios, mientras su corazón está lejos de mí, y su culto a mí es precepto humano y rutina”. Es también lo que Jesús dice en aquella otra parábola en la que habla de dos maneras de construir. Unos lo hacen sobre arena que son los que escuchan su palabra y no la ponen en práctica y lo que construyen no dura y otros sobre roca, los que escuchan su palabra y la ponen en práctica y esta construcción es la que perdura.

* Las buenas intenciones, si quedan sólo en eso, no llevan a ninguna parte, lo que cuentan son los hechos.

* No nos hemos de quedar en aplicar esta parábola a los fariseos del tiempo de Jesús. También nosotros podemos tener la tentación de conformarnos en unas buenas palabras sin llegar a los hechos. De esto podemos pecar y mucho los sacerdotes, los agentes de pastoral…

● Si observamos la vida de Jesús vemos que fue una persona de hechos y de palabras. Con frecuencia en la vida de Jesús los hechos van por delante. Jesús una persona de palabra y de hechos.

Comentario al evangelio – 28 de septiembre

Lo menos que nos podemos preguntar es para qué quería Herodes conocer a Jesús. ¿Estaría interesado por su mensaje? La respuesta más posible es que no. Herodes era el que era. Estaba en el poder. Recibió las críticas de Juan Bautista. Hasta se dice que lo apreciaba pero eso no le contuvo a la hora de ordenar que le llevasen su cabeza en una bandeja. Todo por el que dirán. Porque en un momento de juerga, de banquete, quizá de demasiado alcohol, había prometido a su bailarina preferida que le daría cualquier cosa que le pidiera. Era rey. Tenía el poder. Pero no era muy prudente. Ni siquiera era verdaderamente fuerte. No se atrevió a reconocer su error y a desdecirse de aquella barbaridad. Prefirió matar al profeta.

Quizá también era que ni le apreciaba mucho ni atendía sus palabras. Para nada. No era más que un objeto curioso de su corte. Y una vez que lo perdió de aquella manera tan tonta, pensó que necesitaba otro profeta, otro juguete, otro milagrero. 

Pero Jesús nunca se plegó a los deseos del poder. Lo suyo fueron los caminos, los lugares alternativos. No frecuentó ni la corte de Herodes ni el Templo de los Sumos Sacerdotes. Se movió como en su casa entre la gente sencilla y humilde, entre los pecadores, entre los publicanos y las prostitutas. Frecuentó los lugares marginales y oscuros de su mundo. Allí habló del reino de Dios. Para Herodes, como para los representantes oficiales de la religión judía, sólo tuvo palabras de desprecio. Los que pensaban que tenían el poder y la fuerza, los que se creían cerca de Dios por su actitud religiosa, los que se sentían por encima de los demás, son los que se quedan fuera del Reino.

Mientras tanto, por la puerta grande, entran los pobres, los humildes, los que tienen hambre y sed de justicia, los enfermos, los que sufren. Ellos acogen en su corazón la buena nueva y se llenan de esperanza. Jesús no es para ellos un juguete de feria ni el enano de la corte que distrae el aburrimiento del soberano. Jesús es vida y salvación, amor y esperanza, luz y reconciliación.