Vísperas – Martes V de Cuaresma

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: NO ME PESA, SEÑOR, HABER FALTADO.

No me pesa, Señor, haber faltado
por el eterno mal que he merecido,
ni me pesa tampoco haber perdido
el cielo como pena a mi pecado.

Pésame haber tus voces despreciado
y tus justos mandatos infringido,
porque con mis errores he ofendido
tu corazón, Señor, por mí llagado.

Llorar quiero mis culpas humillado,
y buscar a mis males dulce olvido
en la herida de amor de tu costado.

Quiero tu amor pagar, agradecido,
amándote cual siempre me has amado
y viviendo contigo arrepentido. Amén.

SALMODIA

Ant 1. El Señor da la victoria a su Ungido.

Salmo 19 – ORACIÓN POR LA VICTORIA DEL REY.

Que te escuche el Señor el día del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión;

que se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.

Que podamos celebrar tu victoria
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que el Señor te conceda todo lo que pides.

Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.

Unos confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotros invocamos el nombre
del Señor, Dios nuestro.

Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.

Señor, da la victoria al rey
y escúchanos cuando te invocamos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor da la victoria a su Ungido.

Ant 2. Al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Salmo 20, 2-8. 14 – ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Ant 3. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

LECTURA BREVE   1Co 1, 27b-30

Lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más: ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta; de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.

RESPONSORIO BREVE

V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»

V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El que me ha enviado está conmigo; y nunca me ha abandonado, porque yo hago siempre lo que es de su agrado.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El que me ha enviado está conmigo; y nunca me ha abandonado, porque yo hago siempre lo que es de su agrado.

PRECES

A Cristo, el Señor, que nos mandó velar y orar a fin de no sucumbir en la tentación, digámosle confiadamente:

Señor, escucha y ten piedad.

Señor, tú que prometiste estar presente cuando tus discípulos se reúnen en tu nombre para orar,
haz que oremos siempre unidos a ti en el Espíritu Santo, a fin de que tu reino llegue a todos los hombres.

Purifica de todo pecado a la Iglesia penitente
y haz que viva siempre en la esperanza y el gozo del Espíritu Santo.

Amigo del hombre, haz que estemos siempre atentos, como tú nos mandaste, al bien del prójimo,
para que la luz de tu amor brille a través de nosotros ante todos los hombres.

Rey pacífico, haz que tu paz reine en el mundo
y que nosotros trabajemos sin cesar para conseguirla.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que has muerto para que nosotros tengamos vida,
da la vida eterna a los que han muerto.

Terminemos nuestra oración diciendo juntos las palabras del Señor y pidiendo al Padre que nos libre de todo mal:

Padre nuestro…

ORACION

Concédenos, Señor, ser perseverantes en el fiel cumplimiento de tu voluntad, para que en nuestros días crezca tu pueblo no sólo en número, sino también en santidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 20 de marzo

Lectio: Martes, 20 Marzo, 2018
Tiempo de Cuaresma
  
1) Oración inicial
Concédenos, Señor, perseverar en el fiel cumplimiento de tu santa voluntad, para que, en nuestros días, crezca en santidad y en número el pueblo dedicado a tu servicio. Por nuestro Señor.
 
2) Lectura
Del Evangelio según Juan 8,21-30
Jesús les dijo otra vez: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado.
Adonde yo voy, vosotros no podéis ir.» Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: `Adonde yo voy, vosotros no podéis ir’? Él les decía:
«Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba.
Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.
Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy,
moriréis en vuestros pecados.» Entonces le decían: «¿Quién eres tú?» Jesús les respondió:
«Desde el principio, lo que os estoy diciendo. Mucho podría hablar de vosotros y juzgar
pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a él es lo que hablo al mundo.» No comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta;
sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a él.»
Al hablar así, muchos creyeron en él.
 
3) Reflexión
• La semana pasada, la liturgia nos llevaba a meditar el 5 del Evangelio de Juan. Esta semana nos pone delante el capítulo 8 del mismo evangelio. Como el capítulo 5, también el capítulo 8 contiene reflexiones profundas sobre el misterio de Dios que envuelve a la persona de Jesús. Aparentemente, se trata de diálogos entre Jesús y los fariseos (Jn 8,13). Los fariseos quieren saber quién es Jesús. Ellos lo critican por dar testimonio de sí mismo sin ninguna prueba o testimonio para legitimarse ante la gente (Jn 8,13). Jesús responde diciendo que él no habla a partir de sí mismo, sino siempre a partir del Padre y en nombre del Padre (Jn 8,14-19).
• En realidad, los diálogos son también expresión de cómo era la transmisión catequética de la fe en las comunidades del discípulo amado al final del primero siglo. Reflejan la lectura orante que los cristianos hacían de las palabras de Jesús como expresión de la Palabra de Dios. El método de pregunta y respuesta los ayudaba a encontrar la respuesta a los problemas que, en aquel final del siglo, los judíos planteaban a los cristianos. Era una manera concreta de ayudar la comunidad a profundizar su fe en Jesús y en su mensaje.
• Juan 8,21-22: ’Adonde yo voy, vosotros no podéis ir’. Aquí Juan aborda un nuevo asunto u otro aspecto del misterio que envuelve a la persona de Jesús. Jesús habla de su ida y dice que allí donde él va, los fariseos no pueden seguirle. “Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado.” Ellos buscan a Jesús, pero no lo encuentran porque no le conocen y lo buscan con criterios equivocados. Ellos viven en el pecado y van a morir en el pecado. Vivir en el pecado quiere decir vivir alejado de Dios. Ellos imaginan a Dios de una determinada forma, y Dios es diferente a como ellos se lo imaginan. Por esto no son capaces de reconocer la presencia de Dios en Dios. Los fariseos no entienden lo que Jesús quiere decir y toman todo al pie de la letra: “¿Es que se va a suicidar?”
• Juan 8,23-24: ‘Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba.’ Los fariseos se orientan en todo según los criterios de este mundo. “¡Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo!” El marco de referencias que orienta a Jesús en todo lo que dice es el mundo de arriba, esto es, Dios, el Padre, y la misión que recibió del Padre. El marco de referencias de los fariseos es el mundo de aquí abajo, sin apertura, cerrado en sus propios criterios. Por esto, viven en el pecado. Vivir en el pecado es no tener la mirada de Jesús sobre la vida. La mirada de Jesús es totalmente abierta para Dios hasta el punto que Dios está en él en toda su plenitud (Cf. Col 1,19). Nosotros decimos: “Jesús es Dios”. Juan nos convida a decir: “¡Dios es Jesús!”. Por esto, Jesús dice: “Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados”. YO SOY es la afirmación con que Dios se presenta a Moisés en el momento de liberar a su pueblo de la opresión de Egipto (Ex 3,13-14). Es la expresión máxima de la certeza absoluta de que Dios está en medio de nosotros a través de Jesús. Jesús es la prueba definitiva de que Dios está con nosotros. Emmanuel.
• Juan 8,25-26: ¿Quién eres tú? El misterio de Dios en Jesús no cabe en los criterios con los que los fariseos miran Jesús. De nuevo preguntan: “¿Quién eres tú?” Ellos no entendían porque no entienden el lenguaje de Jesús. Jesús hablaba con ellos a partir de todo lo que él experimentaba y vivía en contacto con el Padre y a partir de la conciencia de su misión. Jesús no se auto-promueve. El apenas dice y expresa lo que oye del Padre. El es pura revelación porque es pura y total obediencia.
• Juan 8,27-30: ‘Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que YO SOY’. Los fariseos no entienden que Jesús, en todo lo que dice y hace, es expresión del Padre. Lo comprenderán sólo después que hayan levantado al Hijo del Hombre. “Entonces sabréis que YO SOY”. La palabra levantar tiene un doble sentido de levantar sobre la Cruz y ser levantado a la derecha del Padre. La Buena Nueva de la muerte y de la resurrección revelará quién es Jesús, y ellos sabrán que Jesús es la presencia de Dios en medio de nosotros. El fundamento de esta certeza de nuestra fe es doble: de un lado, la certeza de que el Padre está siempre con Jesús y nunca le deja solo y, por otro lado, la total y radical obediencia de Jesús al Padre, por la que él se convierte en total apertura y total transparencia del Padre para nosotros.
 
4) Para la reflexión personal
• Quien se encierra en sus criterios y piensa saberlo todo, no será nunca capaz de comprender al otro. Así eran los fariseos ante Jesús. Yo ante los demás, ¿cómo me comporto?
• Jesús es radical obediencia al Padre y por esto es total revelación del Padre. ¿Qué imagen de Dios se irradia a partir de mí?
 
5) Oración final
Señor, escucha mi oración,
que mi grito llegue hasta ti;
no me escondas tu rostro el día de la desgracia.
Inclina tu oído hacia mí;
cuando te invoco, escúchame en seguida. (Sal 101)

Mi lado de mujer

Frei Bett

Mi lado de mujer se siente incómodo por recibir homenajes un único día en el año, el 8 de marzo, mientras mi lado de hombre se harta con 364 días. Tal vez sea necesaria esa jornada, dolor reciente de una cicatriz antigua. Porque vivimos en una sociedad machista: matrimonio… el cuidado del hogar; patrimonio… el dominio de los bienes.

El marido posee casa, carro, mujer –que incorpora a su nombre el de la familia de él–. La casa… él exige que se limpie todos los días. El carro… lo envía al taller al menor defecto. A la mujer, un ser polivalente, le corresponde el deber de cuidar de la casa, de los hijos, de las compras y del buen humor del marido, que no siempre se acuerda de cuidar de ella.

Mi lado de mujer nunca ha visto al marido gritar al carro, amenazarlo o agredirlo. Sin embargo, no siempre ella es tratada con el mismo respeto. Él olvida que marido y mujer no son parientes: son amantes. O deberían serlo.

En la Iglesia Católica, los hombres tienen acceso a los siete sacramentos. Pueden por tanto ser ordenados sacerdotes y luego obtener dispensa del ministerio y contraer matrimonio. Toda la jerarquía de la más antigua instituición del mundo está formada por hombres. ¿Qué sería de ella y de ellos sin las mujeres?

Las mujeres, consideradas por la teología vaticana como un ser naturalmente inferior, sólo tiene acceso a seis sacramentos. No pueden recibir la ordenación sacerdotal, aunque hayan merecido de Jesús el útero que lo engendró; el seguimento de Juana, de Susana y de la madre de los hijos de Zebedeo; la defensa de la mujer adúltera; el perdón a la samaritana, la primera apóstola; la amistad de Magdalena, primera testigo de su resurrección.

Mi lado de mujer tiene pavor de la violencia doméstica; del imbécil que dice bobadas cuando pasa una muchacha; del padre que asedia a la hija, echándola a las garras de la prostitución; del patrón que exige préstamos sexuales de la funcionaria; del marido que levanta la mano para profanar al ser que dio a luz a sus hijos.

Ante la televisión, o ante un kiosko de revistas, mi lado de mujer se estremece: ella es la burra, la idiota que merodea en un segundo plano de la escena, se baña en la bañera llena de espuma, se exhibe en la casa de los brothers, o es asociada a la publicidad de cervezas y carros, como un adorno más del consumo.

Mi lado de mujer intenta resistir al implacable juego de la desconstrucción de lo femenino: tortura del cuerpo en academias de gimnasia; anorexia para mantenerse esbelta; vergüenza de la gordura, las arrugas y la vejez; entrega al bisturí que amolda la carne según el gusto de la clientela de la carnicería virtual; la silicona para tratar protuberancias. Y mantener la boca cerrada, hasta que haya en el mercado un chip transmisor automático de cultura e inteligencia para ser injertado en su cerebro. Y engullir antidepresivos para intentar encubrir el vacío del espíritu, del sentido, los ideales y la utopía.

Mi lado de mujer se esfuerza por librarse del modelo emancipatorio que adopta como paradigma mi lado de hombre. Seré ella si oso no querer ser como él.

Sirena en mares nunca antes navegados, rumbo al continente feminino, donde las relaciones de género serán de solidaria alteridad, porque el diferente no se hará divergente.

Aquello que es, sólo alcanza plenitud en interacción con su contrario. Como ocurre en todo verdadero amor.

¿Lavarme Tú a mí los pies?

¿Lavarme Tú a mí los pies?
Y si es necesario, Señor,
todo mi pobre ser.
¡Lávame y purifícame!
Hazme comprender que, el camino del servicio
es una llave que abre la puerta del cielo
Que el servir, aún sin ser recompensado,
es garantía de que soy de los tuyos.
Por eso, Señor, ¡lávame!
Pero, te pido Señor, que no te inclines demasiado
Soy yo quien, en este Jueves de tanto amor,
necesito plegarme en mi orgullo
Soy yo quien en estas horas memorables,
estoy llamado a  conquistar tu corazón
ofrendándome a los hombres.
¡Lávame, mi Señor!
Para que, mis manos,
puedan acariciar rostros doloridos
Para que, mis pies,
puedan acompañar hermanos perdidos
LO QUE QUIERAS, MI SEÑOR
Me has amado y, al amarme,
brota en mí lo que Tú sembraste:
amor por los que me rodean
amor hacia los que me piden
pasión por los más débiles
Sí, mi Señor; haré lo que Tú quieras
Porque, si algo tiene el Jueves Santo,
es Misterio de amor y de ternura
Misterio de Sacerdocio y aroma de Eucaristía
Misterio de tu presencia
que  siempre permanecerá y estallará en el altar
LO QUE TU QUIERAS, MI SEÑOR
Porque, cada vez que comamos de este pan,
Porque, cada vez que bebamos de este vino,
recordaremos tu querer y tu deseo
nos llenaremos con tu Memorial y tu Palabra
con tu gesto de siervo arrodillado.
LO QUE TU QUIERAS, MI SEÑOR
Sólo te pedimos una cosa:
que nunca nos falte la Eucaristía
para estar eternamente a Ti unidos
Amén

J. Leoz

Spe Salvi – Benedicto XVI

48. Sobre este punto hay que mencionar aún un aspecto, porque es importante para la praxis de la esperanza cristiana. El judaísmo antiguo piensa también que se puede ayudar a los difuntos en su condición intermedia por medio de la oración (cf. por ejemplo 2 Mc 12,38-45: siglo I a. C.). La respectiva praxis ha sido adoptada por los cristianos con mucha naturalidad y es común tanto en la Iglesia oriental como en la occidental. El Oriente no conoce un sufrimiento purificador y expiatorio de las almas en el « más allá », pero conoce ciertamente diversos grados de bienaventuranza, como también de padecimiento en la condición intermedia. Sin embargo, se puede dar a las almas de los difuntos « consuelo y alivio » por medio de la Eucaristía, la oración y la limosna. Que el amor pueda llegar hasta el más allá, que sea posible un recíproco dar y recibir, en el que estamos unidos unos con otros con vínculos de afecto más allá del confín de la muerte, ha sido una convicción fundamental del cristianismo de todos los siglos y sigue siendo también hoy una experiencia consoladora. ¿Quién no siente la necesidad de hacer llegar a los propios seres queridos que ya se fueron un signo de bondad, de gratitud o también de petición de perdón? Ahora nos podríamos hacer una pregunta más: si el « purgatorio » es simplemente el ser purificado mediante el fuego en el encuentro con el Señor, Juez y Salvador, ¿cómo puede intervenir una tercera persona, por más que sea cercana a la otra? Cuando planteamos una cuestión similar, deberíamos darnos cuenta que ningún ser humano es una mónada cerrada en sí misma. Nuestras existencias están en profunda comunión entre sí, entrelazadas unas con otras a través de múltiples interacciones. Nadie vive solo. Ninguno peca solo. Nadie se salva solo. En mi vida entra continuamente la de los otros: en lo que pienso, digo, me ocupo o hago. Y viceversa, mi vida entra en la vida de los demás, tanto en el bien como en el mal. Así, mi intercesión en modo alguno es algo ajeno para el otro, algo externo, ni siquiera después de la muerte. En el entramado del ser, mi gratitud para con él, mi oración por él, puede significar una pequeña etapa de su purificación. Y con esto no es necesario convertir el tiempo terrenal en el tiempo de Dios: en la comunión de las almas queda superado el simple tiempo terrenal. Nunca es demasiado tarde para tocar el corazón del otro y nunca es inútil. Así se aclara aún más un elemento importante del concepto cristiano de esperanza. Nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para los otros; sólo así es realmente esperanza también para mí[40]. Como cristianos, nunca deberíamos preguntarnos solamente: ¿Cómo puedo salvarme yo mismo? Deberíamos preguntarnos también: ¿Qué puedo hacer para que otros se salven y para que surja también para ellos la estrella de la esperanza? Entonces habré hecho el máximo también por mi salvación personal.


[40] Cf. ibíd., n. 1032.

Misa de la familia – Domingo de Ramos

*Objetivo: reflexionar sobre la entrega de Jesús. Una entrega que lleva a la cruz, al sacrificio

*Idea: hoy aclamamos al Señor con palmas y ramos, pero no somos conscientes de lo que supone seguir y ser amigos de Jesús


1. MONICIÓN DE ENTRADA

Buenos días a todos. Hoy todo se tiñe de fiesta. De color. De alegría. Comienza la Semana Santa. Y, aunque nos parezca un contrasentido, en este día se mezclan dos sentimientos: la alegría porque Jesús es Rey y Salvador y, las tristeza o la cruz, porque sabemos que Jesús sube a Jerusalén para morir. ¿Seremos capaces de vivir estos días con fe y siendo conscientes de que Dios nos da a su Hijo por amor?

Iniciemos esta celebración con júbilo: el Señor es Rey, viene a salvarnos, recorre un camino de sangre y de sufrimiento por toda la humanidad. Demos gracias a Dios y celebremos santamente estos días.

(Donde es posible se puede hacer una breve procesión desde la parte trasera de la iglesia o desde fuera. Si no es posible, un grupo de niños o jóvenes, acompañan al sacerdote con palmas o ramos en sus manos)

2. PENITENCIAL (si no hay procesión)

2.1. Hoy te aclamamos con ramos, con cánticos. Mañana por cobardía diremos no ser amigos tuyos. Señor, ten piedad.

2.2. Hoy decimos que eres nuestro Rey, que nadie hay cómo Tú. Pero, a la vuelta de la esquina, adoraremos a otros dioses y nos alejaremos de Ti. Cristo, ten piedad

2.3. Hoy decimos que tú eres el Salvador. ¿Nos lo creemos de verdad? ¿No nos sentimos muy seguros de nosotros mismos? Señor, ten piedad

3.- MONICIÓN A LAS LECTURAS

Las lecturas de este día, tanto el profeta como San Pablo, nos hacen caer en la cuenta de la entrega tan grande y tan impresionante de Jesús por el hombre. Una entrega que llega hasta la humillación. Pero, sobre todo, prestaremos atención al relato de la Pasión de Jesús. Ahí veremos el camino del Señor hasta su muerte; un camino de sacrificio, fe, abandono y esperanza. Escuchemos, hoy más que nunca, con atención.

4. ORACIÓN DE LOS FIELES

4.1. Por la Iglesia. Para que nunca olvide que, Jesús Maestro, es su modelo para entregarse y amar a los hombres de todo el mundo. Que el próximo Año de la Misericordia convocado por el Papa Francisco nos ayude a descubrir el rostro de Cristo. Roguemos al Señor.

4.2. Por los que prefieren ir montados en los caballos del poder, del orgullo, del tener. Para que descubran a un Jesús que no le importa presentarse ante el mundo sobre un humilde pollino. Roguemos al Señor.

4.3. Por todos los que estamos en esta celebración. Para que no olvidemos que, como cristianos, estamos llamados en esta Semana Santa a participar en todas las celebraciones de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Roguemos al Señor.

4.4. Para que en estos días crezca nuestra fe. Para que demos gracias a Dios por lo mucho que nos ama. Para que, en estos próximos días, hagamos más oración. Roguemos al Señor.

4.5. Por los cristianos perseguidos y asesinados por el EI en tantos lugares del mundo. Para que reaccionen nuestros gobiernos ante este gran genocidio que nos conmueve y nos produce estupor. Roguemos al Señor.

5. OFRENDAS

5.1. Con esta BOLA DEL MUNDO queremos representar el amor que Dios nos tiene: deja morir a Jesús por el mundo. Deja que Jesús muera en la cruz, por el mundo.

5.2. Con estos CLAVOS, CORONA DE ESPINA Y PAÑUELO BLANCO, queremos simbolizar lo que en esta Semana Santa vamos a celebrar: la pasión, la muerte pero, sobre todo, la Resurrección de Cristo

5.3. Con el PAN Y EL VINO damos gracias a Dios porque se quiso quedar con nosotros en Jueves Santo. Que, ese día, no olvidemos de rezar por los sacerdotes, por los pobres y para que nunca nos falte la Eucaristía.

6. ORACIÓN

TÚ ERES NUESTRO REY
Y te aclamamos con nuestros ramos
Y te bendecimos con nuestros cantos
Y damos palmas con nuestras manos

TÚ ERES NUESTRO REY
Porque vienes a salvarnos
Porque no te asusta la cruz
Porque darás tu vida por nosotros

TÚ ERES NUESTRO REY
Porque creemos en Ti, y Tú en nosotros
Porque esperamos en tu triunfo
Porque sabemos que eres el mejor

TÚ ERES NUESTRO REY
Hoy te bendecimos, Señor
Mañana, tal vez, te negaremos
Hoy te amamos, Señor
Mañana, tal vez, te venderemos
Pero, Tú sabes, Señor

QUE ERES NUESTRO REY
El Hijo de Dios
El que ha venido a salvarnos
El que en la cruz
nos dice lo mucho que nos ama Dios
TÚ ERES NUESTRO REY

Música – Domingo de Ramos

Procesión de entrada: LOS NIÑOS HEBREOS – Francisco Palazón
  Hosanna, Hosanna – Carmelo Erdozain
                                              Tú reinarás – Padre François

Del salmo 21: DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO? – E. Estrella

Aclamación: HONOR Y GLORIA A TI SEÑOR JESÚS – Carmelo Erdozain

Ofrendas: SEÑOR, TE OFRECEMOS EL VINO Y EL PAN – Eusebio Goicoechea

Himno: SANTO, SANTO, SANTO – Bob Hurd

Paz: CORDERO DE DIOS – Bob Hurd

Comunión: EL CÁLIZ QUE BENDECIMOS – Joaquín Madurga
                   Llora siempre Jesús – Olivar/Madurga
Hizo un banquete el Señor – Carmelo Erdozain

Meditación: LA CRUZ DE CADA DÍA – Espinosa

Salida: DOLOROSA – J. A. Espinosa
Al pie de la cruz – J. Olivar

Letras y partituras de los cantos

Recursos – Domingo de Ramos

OFRENDA DEL FINAL DE LA VIDA

(Por lógica la debe hacer una de las personas mayores de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Mira, Señor, aquí estoy, con la vida ya a las espaldas. Tú has sido generoso al regalarme tantos días. Yo quiero hoy ofrecerte no sólo la vida sino también la muerte. Quiero hoy que la unas a la muerte de tu Hijo Jesucristo, pues solo así tendrá sentido, y me abre a la esperanza de poder participar de su resurrección.

OFRENDA DE LA MARGINACIÓN

(La debe hacer uno/una de los/las jóvenes de la comunidad, aunque, con toda seguridad, él (ella) no sea víctima de alguno de esos muchos problemas)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Por mi parte, Señor, te traigo los golpes de dolor que sufren hoy tantos/as jóvenes, compañeros/as míos/as, aunque sólo sean por la edad. Ahí están: el paro y la falta de ilusión ante el oscuro futuro, la droga, el sida, los grupos y tribus marginales, el apego al alcohol y tantas lacras. En nombre de todos y de todas, te pido que unas nuestros sufrimientos a los de tu Hijo Jesucristo.

OFRENDA DEL TERCER MUNDO

(La puede hacer otro joven o, de existir en la comunidad, un miembro de alguna ONG)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: A mí me corresponde, Señor, traerte otro de los sufrimientos que rompe tu corazón de Padre, pues implica a una buena parte de la humanidad. Te ofrezco el hambre, la miseria y el subdesarrollo del Tercer Mundo. También te traigo las semillas de la esperanza de tantas y tantas personas del Primer Mundo, que son sensibles con los problemas de los más pobres del mundo. Que no muera ningún justo más sin sentido, que no se te escapen sus lágrimas y sus lamentos. Que crezcan los y las que se comprometen en el cambio de la sociedad y del mundo.

PROGRAMA DE LAS CELEBRACIONES DE LA SEMANA SANTA

(Alguien del Consejo Pastoral presenta la HOJA de todos los encuentros, celebraciones y acciones que se den en la Comunidad durante esta Semana Santa)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Yo te quiero ofrecer, Señor, todos los esfuerzos de nuestra Comunidad de cara a estos días santos para vivir de cerca todo cuanto nos ofrece tu Hijo amado. Te volvemos a presentar su ofrenda, inmensa y creadora de vida. Concédenos, te pedimos, vivir una experiencia NUEVA en esta Semana Santa y poder así disfrutar con Él y contigo de la alegría de la resurrección y de la Vida.

Oración de los fieles – Domingo de Ramos

Recorrido el camino de conversión de la Cuaresma, estamos ante el pórtico de la semana grande para los cristianos, donde Jesús nos da su última enseñanza. Obediencia hasta la muerte, que nos gana la vida eterna y el perdón de nuestros pecados. Pedimos al Padre un corazón capaz de acoger este misterio de amor:

PADRE, ACABA EN NOSOTROS LA CONVERSIÓN.

1. – Por la Iglesia, para que cada uno de sus miembros se convierta a Dios y así resplandezca su luz a través de nosotros. OREMOS

2. – Por los hombres de todos los pueblos, para que desde el amor y la unión entre ellos trabajen por un mundo mejor. OREMOS

3. – Por los que viven alejados de Dios y de su Iglesia, para que este tiempo privilegiado les ayude a volver al autor de la Vida y la salvación. OREMOS

4. – Por todos los enfermos, para que uniendo su dolor al Via Crucis de Cristo, encuentren pronto el consuelo de la Resurrección. OREMOS

5. – Por las familias cristianas, para que vivan la conversión que lleva a mirar al corazón del prójimo con la misericordia de Dios. OREMOS

6. – Por todos nosotros, para que sepamos andar este tiempo de Pasión, Muerte y Resurrección y salgamos renovados para llevar a Cristo al mundo. OREMOS

Padre, ayúdanos en este tramo final de nuestra conversión para morir al hombre viejo y así poder resucitar con Jesucristo. Por Él que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

Amen.

Comentario al evangelio – 20 de marzo

Hoy es  día propicio para mirar a Cristo crucificado. Jesús dialoga a fondo con los judíos, antes de padecer: se identifica con el Padre; eso escandaliza a los judíos porque son de aquí abajo. «Si no creéis que yo soy, moriréis en vuestros pecados». 

Jesús muestra el misterio de Dios en lo que enseña, en cómo vive, también en la cruz: «Cuando levantéis en alto al Hijo del hombre, reconoceréis que yo soy y que no hago nada por mi propia cuenta» (Evangelio). Consecuencias:

  • La Salvación viene del Amor obediente de Cristo crucificado; para nosotros la cruz no es una insignia, ni necedad «sino memoria de Aquel que se hizo pecado» para liberarnos (Papa Francisco). El Hijo del Hombre ha sido elevado para que todo el que cree en Él tenga Vida Eterna. 
  • En el diálogo que mantuvo Nicodemo con Jesús impresiona el compromiso del Padre por nuestra Salvación: «tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna». 
  • La relación «premio o castigo» no son suficientes para nuestra conversión. Hoy la liturgia nos invita a mirar al Crucificado, porque su amor clavado nos impulsa a corresponderle: 
    «Contemplo «la Serpiente» bendecida, levantada en la cruz como estandarte: sacramento y misterio, he de mirarte con una fe total y agradecida; antídoto y salud, fuente de vida.
    Quiero acercarme a Ti, y manifestarte mi nada, mi pobreza; y regalarte un beso como flor en cada herida.
    Quisiera penetrar por esas puertas espléndidas en sangre, siempre abiertas, en el Santuario inmenso de tu amor, comulgando con tu gloria y tu dolor; y en tu fuego quemarme, transformado en testigo de un Dios crucificado por Amor. Amén». (Rafael Prieto).
  • O la plegaria «anónima» más conocida:
    «No me mueve, mi Dios, para quererte, el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido  para dejar, por eso de ofenderte.
    Muéveme, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido… muévenme  tus afrentas y tu muerte…
    Muévenme, al fin de tal manera, que aunque no hubiera cielo yo te amara y aunque no hubiera infierno te temiera».

Y en el horizonte tu Pascua, Señor, tu Victoria sobre el pecado y la muerte…todos los bautizados resucitaremos contigo en la Noche Santa.

Jaime Aceña Cuadrado cmf