Vísperas – Martes de Pascua

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: NOS REÚNE DE NUEVO EL MISTERIO

Nos reúne de nuevo el misterio
del Señor que resurge a la vida,
con su luz ilumina a la Iglesia,
como el sol al nacer cada día.

Resucita también nuestras almas,
que tu muerte libró del castigo
y vencieron contigo al pecado
en las aguas del santo bautismo.

Transfigura los cuerpos mortales
que contemplan tu rostro glorioso,
bella imagen del Dios invisible
que ha querido habitar con nosotros.

Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro,
y a tu lado vivamos por siempre
dando gracias al Padre en el reino. Amén.

SALMODIA

Ant 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Salmo 109, 1-5. 7 – EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Ant 2. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.

Salmo 113 A – ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.

Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.

Ant 3. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.» Aleluya.

Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO – Cf. Ap 19,1-2, 5-7

El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.

Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.» Aleluya.

LECTURA BREVE   1Pe 2, 4-5

Acercándoos al Señor, la piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida y apreciada por Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.

RESPONSORIO BREVE

En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:

Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Mientras estaba llorando junto al sepulcro, vi a mi Señor. Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mientras estaba llorando junto al sepulcro, vi a mi Señor. Aleluya.

PRECES

Aclamemos alegres a Cristo, que después de ser sepultado en el seno de la tierra resucitó gloriosamente a vida nueva, y digámosle confiados:

Rey de la gloria, escúchanos.

Te rogamos, Señor, por los obispos, los presbíteros y los diáconos: que sirvan con celo a tu pueblo
y lo conduzcan por los caminos del bien.

Te rogamos, Señor, por los que sirven a tu Iglesia con el estudio de tu palabra:
que escudriñen tu doctrina con pureza de corazón y deseo de adoctrinar a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por todos los fieles de la Iglesia: que combatan bien el combate de la fe
y, habiendo corrido hasta la meta, alcancen la corona merecida.

Tú que en la cruz cancelaste la nota de cargo de nuestra deuda,
destruye también en nosotros toda clase de esclavitud y líbranos de toda tiniebla.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que al bajar al lugar de los muertos abriste las puertas del abismo,
recibe a nuestros hermanos difuntos en tu reino.

Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:

Padre nuestro…

ORACION

Señor Dios, que nos has proporcionado el remedio de nuestros males por el misterio pascual, colma a tu pueblo de tus dones celestiales, para que alcance la perfecta libertad y llegue a gozar plenamente en el cielo de la alegría que ya ha comenzado a gustar en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 3 de abril

Lectio: Martes, 3 Abril, 2018
Tiempo de Pascua
 
1) Oración inicial
Tu, Señor, que nos has salvado por el misterio pascual, continúa favoreciendo con dones celestes a tu pueblo, para que alcance la libertad verdadera y pueda gozar de la alegría del cielo, que ya ha empezado a gustar en la tierra. Por nuestro Señor.
 
2) Lectura
Del Evangelio según Juan 20,11-18
Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.» Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.» Jesús le dice: «María.» Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní -que quiere decir: «Maestro»-. Dícele Jesús: «Deja de tocarme, que todavía no he subido al Padre. Pero vete a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios.» Fue María Magdalena y dijo a los discípulos: «He visto al Señor» y que había dicho estas palabras.
 
3) Reflexión
• El evangelio de hoy describe la aparición de Jesús a María Magdalena. La muerte de su gran amigo lleva a María a perder el sentido de la vida. Pero ella sigue buscando. Se va al sepulcro para encontrar a aquel que la muerte le había robado. Hay momentos en la vida en los que todo se desmorona. Parece que todo se ha terminado. ¡Muerte, desastre, enfermedad, decepción, traición! Tantas cosas que pueden llevar a que falte tierra bajo los pies y a jugarnos una crisis profunda. Pero también acontece lo siguiente. Como que de repente, el reencuentro con una persona amiga puede rehacer la vida y hacernos descubrir que el amor es más fuerte que la muerte y la derrota.
• El Capítulo 20 de Juan, además de la aparición de Jesús a la Magdalena, tras varios otros episodios que revelan la riqueza de la experiencia de la resurrección: (a) del discípulo amado y de Pedro (Jn 20,1-10); (b) de María Magdalena (Jn 20,11-18); (c) da comunidad dos discípulos (Jn 20,19-23) y (d) del apóstol Tomás (Jn 20,24-29). El objetivo de la redacción del Evangelio es llevar a las personas a creer en Jesús y, al creer en él, tener vida (Jn 20,30-31).
• En la manera de describir la aparición de Jesús a María Magdalena se ven las etapas de la travesía por la que tuvo que pasar, desde la búsqueda dolorosa hasta el reencuentro de la Pascua. Estas son también las etapas por las que pasamos todos nosotros, a lo largo de la vida, en nuestro camino hacia Dios y en la vivencia del Evangelio.
• Juan 20,11-13: María Magdalena llora, pero busca. Había un amor muy grande entre Jesús y María Magdalena. Ella fue una de las pocas personas que tuvieron el valor de quedarse con Jesús, hasta la hora de su muerte en la cruz. Después del reposo obligatorio del sábado, ella volvió al sepulcro para estar en el lugar donde había encontrado al Amado por última vez. Pero, vio con sorpresa ¡que el sepulcro estaba vacío! Los ángeles le preguntan: «¿Por que lloras ahora?» Respuesta: «Se llevaron a mi señor y nadie sabe donde lo pusieron.” María Magdalena buscaba a Jesús, aquel mismo Jesús que ella había conocido y con quien había convivido durante tres años.
• Juan 20,14-15: María Magdalena conversa con Jesús sin reconocerle. Los discípulos de Emaús ven a Jesús y no le reconocen (Lc 24,15-16). Lo mismo acontece con María Magdalena. Ve a Jesús, pero no le reconoce. Piensa que es el encargado del huerto. Como los ángeles, también Jesús pregunta: «¿Por qué lloras?» Y añade: «¿A quién estás buscando?» Respuesta:»Si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré.” Ella sigue buscando al Jesús del pasado, el mismo de los tres días antes. Es la imagen de Jesús del pasado la que le impide reconocer al Jesús vivo, presente ante ella.
• Juan 20,16: María Magdalena reconoce a Jesús . Jesús pronuncia el nombre: «¡María!» Fue la señal de reconocimiento: la misma voz, la misma manera de pronunciar el nombre. Ella responde: «¡Maestro!» Jesús había vuelto, el mismo que había muerto en la cruz. La primera impresión es que la muerte había sido apenas un momento doloroso a lo largo del recorrido, pero que ahora todo había vuelto a ser como antes. María abraza a Jesús con fuerza. Era el mismo que ella había conocido y amado. Se realiza lo que decía la parábola del Buen Pastor: «El las llama por su nombre y ellas le reconocen». – «Yo conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen» (Jn 10,3.4.14).
• Juan 20,17-18: María Magdalena recibe la misión de anunciar la resurrección a los apóstoles. De hecho, es el mismo Jesús, pero la manera de estar junto a él no es la misma. Jesús le dice: «Deja de tocarme, que todavía no he subido al Padre.” El va junto al Padre. María Magdalena debe soltar a Jesús y asumir su misión: anunciar a los hermanos que él, Jesús, subió para el Padre. Jesús abrió el camino para nosotros y hace que Dios se quede de nuevo cerca de nosotros.
 
4) Para la reflexión personal
• ¿Has tenido una experiencia que te ha dado una sensación de pérdida y de muerte? ¿Cómo fue? ¿Qué es lo que te ha dado nueva vida y te ha devuelto la esperanza y la alegría de vivir?
• ¿Qué cambio tuvo lugar en María Magdalena a lo largo del diálogo? María Magdalena buscaba a Jesús según un cierto modo y lo vuelve a encontrar de otra forma. ¿Cómo acontece esto hoy en nuestra vida?
 
5) Oración final
Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros, como lo esperarnos de ti. (Sal 32)

¿Cuál es el sexo fuerte?

Ramón Nogués Carulla

La sexualidad humana es una preciosa herencia que la evolución nos ha legado en orden a la reproducción de la especie. Los humanos hemos enriquecido este importante modelo general de la vida con una gran creatividad relacional y una poderosa vinculación amorosa.

El modelo biológico de la sexualidad humana está presidido, como en todos los mamíferos, por una fuerte asimetría. Los óvulos humanos son unas 80.000 veces mayores que los espermatozoides. Óvulos y espermatozoides contienen un núcleo comparable donde están los cromosomas que constituirán el nuevo individuo. Pero los óvulos contienen además un complejo citoplasma organizado, así como gran número de unos orgánulos esenciales para el metabolismo (las mitocondrias) con ADN propio y que solamente transmiten las mujeres. Así que la asimetría entre gametos está tremendamente sesgada en favor de la mujer. Genéticamente, en la pareja de cromosomas sexuales, la mujer posee dos cromosomas X (uno de los cuales será silenciado) mientras que el varón posee un cromosoma X y uno Y. El despliegue genético y epigenético de estos cromosomas irá conformando el sexo del individuo. Todas las células nucleadas del cuerpo mantienen esta diferencia cromosómica fundamental. Los óvulos son grandes, pocos ( solamente unos centenares maduran en toda la vida de la mujer) y “caros” (contienen materiales muy preciosos en la elaboración del embrión), mientras que los espermatozoides son pequeños, muchos (varios millones en una sola eyaculación) y “baratos” (justo lo necesario para vehicular el núcleo que se unirá al del óvulo)

El proceso generacional también es poderosamente asimétrico en favor de la mujer: solamente ella tiene órganos gestacionales (útero, etc.) y órganos nutricionales (pechos eficientes para la lactancia), lo que le confiere un papel preponderante en la relación con el nuevo ser. El proceso de engendrar y amamantar genera una relación psíquica íntima y única entre madre e hijo. Algunos destacan que en los mamíferos las hembras tienden a valorar sus gametos (caros y escasos) exigiendo demostración de cualidad por parte de los machos (cuyos gametos, abundantes y baratos les convierten en más volubles y casquivanos). Esta manifestación de cualidad se suele concretar en exhibiciones de lucha y pavoneo, bien conocidas en los animales.

Estas diferencias sexuales se manifiestan también en todas las dimensiones corporales con matices diversos pero claros. El esqueleto, la musculatura y la disposición de la grasa en el cuerpo son distintos en la mujer y el hombre (cuando hallamos un esqueleto, en paleontología humana no es difícil establecer a qué sexo perteneció). Los órganos sexuales son claramente diferentes (el hombre carece de útero). La fisiología general presenta diferencias sutiles pero claras (funcionamiento del sistema cardiovascular, matices respiratorios…). Las hormonas sexuales están organizadas de forma muy distinta (en ciclos en la mujer y con una estructuración muy específica en el caso de la gestación). Los sistemas sensoriales presentan también peculiaridades (la visión periférica es más aguda en la mujer y ciertas percepciones varían con el ciclo sexual). La fuerza física es claramente superior en el hombre debido a la acción muscular de la testosterona. Muchas enfermedades presentan afectación distinta según los sexos (las enfermedades reumáticas o la osteoporosis son más frecuentes en las mujeres, las patologías autistas son claramente más frecuentes en los hombres). El cerebro presenta peculiaridades claramente establecidas aunque no plenamente identificadas en sus consecuencias (por ejemplo existe mejor conexión interhemisférica en el cerebro de las mujeres; algunas zonas de la morfología cerebral de la mujer modifican su estructura con ocasión del proceso reproductor). Estas diferencias sexuales probablemente explican matices en la conducta (p. ej., una mayor perspicacia perceptiva y una mejor capacidad de relación en red por parte de las mujeres en comparación con los hombres, más jerarquizados; o variaciones de humor y estado de ánimo correlativas con los ciclos sexuales). En las enfermedades mentales también aparecen sesgos en relación con el sexo.

Ninguna de las diferencias sexuales comentadas autoriza a establecer en los humanos superioridades de un sexo sobre el otro, y cuanto más intelectuales o mentales son las diferencias menos claras quedan, lo que indica que las diferencias tienen una cierta raíz biológica preponderante.

Los humanos hemos elaborado secularmente nuestras conductas en un proceso de humanización largo y complejo que, partiendo de los potentes condicionamientos biológicos, tienda al establecimiento de unos patrones de conducta que superen la biología para apuntar a valores nuevos. Y esto sucede en el sexo. Las ventajas biológicas femeninas en competencias generativas han sido precisamente las que han supuesto para la mujer su confinamiento en las funciones reproductoras. Los primates somos reproductivamente débiles lo que supone que las hembras primates se vean muy condicionadas por sus funciones reproductivas. En los humanos solamente la superación de las exigencias reproductoras gracias a los avances de la biomedicina han posibilitado la superación de los condicionantes reproductores de la mujer facilitando su igualdad en el campo de lo público y social. Efectivamente en el antiguo régimen demográfico la mayor parte de la vida de la mayoría de las mujeres quedaba monopo- lizada por su quehacer reproductor. Actualmente la alta supervivencia de los hijos reproductores lleva a que las mujeres tengan menos hijos, lo que permite que estén presentes en la vida social en paridad de derechos y oportunidades con los hombres. Esto se logra al reducir el número de hijos a través de adecuados sistemas de control de la natalidad, lo que equilibra la explosión demográfica. Así que la liberación de la mujer no se deduce de su biología sino de la superación de condicionantes biológicos de la reproducción humana. En este tema, como en tantos otros, es una respetuosa superación cultural de la biología lo que permite avanzar la humanización, aunque haya que respetar los condicionantes biológicos que nos constituyen.

No existe un sexo fuerte frente a otro sexo débil en términos generales, a no ser que nos refiramos a un factor muy poco brillante: la fuerza física en la que el hombre suele destacar frente a la mujer. Esta es posiblemente la razón de que las federaciones deportivas (la competitividad deportiva depende mucho de la fuerza física) sigan separadas por sexos en sociedades que han aceptado ampliamente la igualdad de sexos. Pero esta “fortaleza” tiene poca significación frente a otras fortalezas como la de carácter, la que proviene de la esperanza o la constancia, la riqueza emocional, la fortaleza en la lucha social por las libertades personales y sociales, etc., fortalezas que no dependen principalmente de la pura biología, sino de la gran aportación de la mente, la cultura, la educación, la gestión pública, etc. La cultura se ocupa de ordenar las relaciones de género de manera que no sean fruto solamente de las diferencias de sexo. La cultura forma parte de nuestro acervo evolutivo y la humanización constituye un reto para nuestra especie. La igualdad de sexos enriquecida por sus diferencias es parte importante de este reto. Estamos llamados a realizar conjuntamente un proyecto humanizador que coordine, articule y vincule los sexos en condiciones de igualdad y enriquecido con las diferencias, en la construcción de un mundo más justo.

El importante tema de la sexualidad y la reproducción está hoy sometido precisamente a un proceso de modificación técnica biomédica que merece una cuidadosa atención y discernimiento científico y cultural. Las modificaciones posibles afectan a los sistemas de control de la natalidad, las variadas técnicas de reproducción asistida, las manipulaciones hormonales o cerebrales relativas al sexo, así como las estructuras más o menos artificiales con las que la técnica nos beneficia o amenaza en procesos denominados posthumanistas o transhumanistas. Frente a estos retos hay que estar muy atentos para no constituirnos como ‘aprendices de brujo’ que ignoren que la naturaleza biológica nos ha conformado como lo que somos: humanos, mujeres y hombres, a la búsqueda cultural de una mejor condición para todos, en la perspectiva de un punto focal borroso que hay que ir precisando cuidadosamente.

¿Qué pascua podemos vivir?

¿Qué pascua podemos vivir… Si cientos de nuestros hermanos
 y hermanas tienen hambre, pasan frío, tienen miedo?
Señor, con tu fuerza, ayúdanos a transformar la realidad

¿Qué pascua podemos vivir si el Viernes Santo se eterniza 
y el domingo es borrado de la vida de tantas personas?
Señor, con tu fuerza, ayúdanos a transformar la realidad
¿Qué aleluya podemos entonar ante los ojos huraños de los niños sucios, frente a los ancianos agotados de trabajar y sufrir, ante los hombres separados de los suyos y que ya no verán nunca más?
Señor, con tu fuerza, ayúdanos a transformar la realidad
¿Qué hosanna podremos proferir ante cada población «limpiada», 
ante esas inmensas columnas de deportados?
Señor, con tu fuerza, ayúdanos a transformar la realidad
¿Qué gloria podremos cantar en cada misil que equivoca su blanco, en cada edificio que se desmorona, en cada barrio que es incendiado  que representa el trabajo de toda una vida?
Señor, con tu fuerza, ayúdanos a transformar la realidad
¿Qué amén podemos responder a la autosuficiencia y garantía de los «cabecillas» de la verdad infusa, a la frente arrugada de los dictadores, a la sonrisa hipócrita y a la fría indiferencia de los verdugos, ocupados en masacrar personas indefensas?
Señor, con tu fuerza, ayúdanos a transformar la realidad
Señor, somos conscientes de la urgencia de inventar soluciones, de encontrar refugios, de crear un ejército humanitario que no mate, 
sino que socorra, que proteja, en la esperanza aferrada a tu misericordia, a la espera incondicional de tu gracia, a tu perdón …
Señor, con tu fuerza, ayúdanos a transformar la realidad

Ecclesia in Medio Oriente – Benedicto XVI

12. Basados en las indicaciones del Directorio ecuménico[10], los fieles católicos pueden promover el ecumenismo espiritual en las parroquias, monasterios y conventos, en las instituciones escolares y universitarias, y en los seminarios. Los pastores se cuidarán de acostumbrar a los fieles a ser testigos de la comunión en todos los ámbitos de su vida. Ciertamente, esta comunión no es una confusión. El testimonio auténtico comporta el reconocimiento y el respeto por el otro, la disposición para el diálogo en la verdad, la paciencia como una dimensión del amor, la sencillez y la humildad de quien se reconoce pecador ante Dios y el prójimo, la capacidad de perdón, de reconciliación y purificación de la memoria, tanto en el plano personal como comunitario.


[10] Cf. Consejo pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Directrices para la aplicación de principios y normas sobre el Ecumenismo (25 marzo 1993): AAS 85 (1993), 1039-1119.

Música – Domingo II de Pascua

Entrada: CREDO, DOMINE – Bisbat de Terrassa
                 El Señor nos llama – Alberto Taulé

Aspersión: AGUA VIVA – Alberto Taulé
                    Fuente Bautismal – Carmelo Erdozáin

Gloria: GLORIA A DIOS EN EL CIELO (26) – Néstor Jaen

Del salmo 117: LA MISERICORDIA DEL SEÑOR ES ETERNA. ALELUYA – B. Vega

Aclamación: ALELUYA, ALELUYA (25) – José Sánchez López (P. Josico)
                       Resucitó Cristo, el Señor – José Sánchez López (P. Josico)

Ofrendas: TE OFRECEMOS EL VINO Y EL PAN – Autor desconocido

Himno: SANTO, SANTO, SANTO (23) – Néstor Jaen

Paz: CORDERO DE DIOS (29) – Néstor Jaen

Comunión: ACERQUÉMONOS TODOS AL ALTAR – Francisco Palazón
                     Cuando comemos de tu Pan – Edgar López

Meditación: CÁRITAS – Edgar López
                       Somos testigos – Kairoi

Salida: REINA DEL CIELO – Francisco Palazón
              Madre de los creyentes – Francisco Palazón
              Alégrate, María – José Sánchez López (P. Josico)

Letras y partituras de los cantos

Recursos – Domingo II de Pascua

PRESENTACIÓN DE UNA VESTIDURA BLANCA

(Esta ofrenda la puede hacer cualquier adulto de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Mira, Señor, siguiendo una antigua costumbre, en la que un día como hoy los bautizados en la Noche de la Pascua se vestían las ropas blancas, símbolo de su bautismo, yo te traigo, en nombre mío y de toda la comunidad de bautizados, esta vestidura blanca, símbolo de la nueva vida y de la gracia bautismal. Queremos, por otra parte, comprometernos a vivir desde esa vida nueva que Tú nos regalaste, por el agua, el día de nuestro bautismo.

PRESENTACIÓN DE UNA LÁMPARA ENCENDIDA

(Hace la ofrenda uno de los adultos de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Yo te traigo, Señor, esta candela encendida, símbolo de tu Hijo Resucitado, que reunió en torno a su luz a los primeros cristianos en comunidades vivas. Te ofrecemos, en primer lugar, nuestros deseos de vivir y compartir seriamente en nuestra comunidad y también, en segundo lugar, nuestras ganas de salir de ella para hacerte presente entre los hombres y mujeres, a través de nuestra palabra y nuestra vida. Para todo ello danos, Señor, tu gracia y fortaleza.

PRESENTACIÓN DE UN INSTRUMENTO DE LABORATORIO

(Puede presentar esta ofrenda otro de los adultos de la comunidad; mejor si es un profesor o persona dedicada a la investigación o labor similar)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Por mi parte, Señor, yo te traigo este instrumento de laboratorio. Es símbolo del desarrollo científico y técnico que ha logrado nuestra sociedad. Con esta ofrenda te queremos decir que estamos dispuestos y dispuestas a mirar más allá del conocimiento científico, aunque, por otra parte, reconocemos su importancia. Por tu parte, Señor, límpianos los ojos y el corazón, para que podamos descubrirte y contemplar tu rostro.

PRESENTACIÓN DE UNA PANCARTA, DONDE SE HAYA ESCRITO: «SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO»

(Hacen la ofrenda dos personas de la comunidad: si se ha traído en la procesión del comienzo, una persona la coge y la enseña a la Comunidad de forma llamativa; la otra persona realiza la siguiente oración)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, nosotros hemos querido levantar bien en alto la confesión individual de cada uno, cada una de los miembros de esta comunidad, y queremos ofrecerte nuestra fe. Contestamos, así, al mejor don que Tú nos has hecho, porque creemos que la fe ni es un código de verdades solamente, ni nos afecta sólo a una dimensión de nuestra persona, sino que es nuestra confianza depositada en Ti, que nos hace ser, pensar, vivir, relacionarnos y comprender la historia y la realidad sólo desde Ti. Por eso, al regalo de la fe en tu Hijo, nosotros y nosotras te ofrecemos hoy todo lo que somos y tenemos.

PRESENTACIÓN DE LAS LLAGAS DE LA HUMANIDAD

(Esta ofrenda la hacen tres jóvenes de la comunidad. Dos de ellos, que han preparado previamente un resumen de los más serios problemas de la humanidad y de la sociedad en la que vivimos, los presentan por separado: El primero de ellos hace el resumen de los problemas del Tercer Mundo, y el segundo, de los más cercanos a nosotros; es decir, de la sociedad occidental. El tercero de los jóvenes se encarga de hacer la ofrenda:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, nosotros somos miembros jóvenes de esta comunidad, que se ha reunido para celebrar el triunfo de tu Hijo sobre la muerte, expresada hoy, en este mundo, a través de esa lista de problemas, que nosotros hemos encontrado y que, seguro, no son los únicos que afectan a los hombres y mujeres de hoy. Hazte presente, Señor, y transfórmalos en vida, y no te olvides de hacernos crecer a nosotros en amor y solidaridad para luchar contra ellos y transformarlos a la altura de tus deseos y tu voluntad.

PRESENTACIÓN DE LA COLECTA

(Si se cree oportuno y en consonancia con la primera lectura de este día, se podría hacer la COLECTA. Unos adultos de la comunidad recogen la colecta entre los participantes. Mientras tanto, se puede cantar: “Con vosotros está y no le conocéis” u otro canto similar. Finalizada la colecta, uno de los que la han recogido hace la ofrenda, diciendo:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, ahí tienes el fruto de nuestra fraternidad. No tiene el valor y la radicalidad de la primitiva comunidad de Jerusalén, pero quiere ser el símbolo de nuestra preocupación por los más necesitados de nuestra comunidad. Hoy te pedimos que incrementes en nosotros y nosotras la sensibilidad respecto de los que más lo necesitan. Que no se nos escape ningún dolor de los nuestros y que seamos capaces de estar siempre cerca de ellos personalmente y con los bienes que precisen.

Oración de los fieles – Domingo II de Pascua

Sintiéndonos comunidad resucitada nos acercamos a Cristo para pedirle por toda la iglesia extendida por el mundo.

R.- AYÚDANOS SEÑOR, A RESUCITAR CONTIGO.

1.- Por el Papa Benedicto XVI, los obispos, los sacerdotes, los diáconos y todos los ministros de la Iglesia, para que muestren el rostro resucitado de Cristo a todos los hombres. OREMOS

2.- Por todos los pueblos que viven sin paz, para que el Señor les ayude a afianzar entre ellos lazos de amistad, cooperación y ayuda. OREMOS

3.- Por todos los enfermos, los pobres, los que están solos, los carentes de amor, para que en Cristo resucitado encuentren la luz y la esperanza. OREMOS

4.- Por todos los que siguen a Cristo desde cualquier situación, para que el Señor los llene de felicidad y sean signos vivos de la presencia de Dios en el mundo. OREMOS

5.- Por todas las familias, para que resuciten de sus rutinas, sus esclavitudes, sus competitividades, sus egoísmos, sus discordias y reine en ellas la unidad y la paz. OREMOS

6.- Por nosotros, para que el Señor nos dé la generosidad y la entrega necesarias para gritar a todos con nuestra vida que Cristo ha resucitado. OREMOS

Ilumínanos Señor, Dios Padre Nuestro, para que cumpliendo tu voluntad pasemos haciendo el bien a todos y mostrando la alegría que supone vivir a tu lado. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén

Comentario al evangelio – 3 de abril

El libro de los Hechos nos sigue contando cómo el testimonio de Pedro toca los corazones y se inicia una larga cadena de conversiones. La primera pesca del “pescador de hombres” fue verdaderamente milagrosa: tres mil personas recibieron sus palabras y entraron en sus redes.

El Evangelio nos presenta a María que, una vez ha reconocido al “Rabboni”, es invitada por Jesús a anunciar a los otros discípulos el acontecimiento de la Resurrección-

Pedro, confirmada su fe en Jesús Resucitado, es movido por el Espíritu a anunciar el Mensaje. El mismo Espíritu que obra en él, actúa también en el corazón de los oyentes convirtiéndolos a la fe. María, después de este encuentro con el Resucitado, se convierte en el símbolo de la fe plena haciéndose misionera y evangelizadora de la Palabra de Jesús: “fue corriendo a donde estaban los discípulos y les anunció: he visto al Señor” (v. 18)

Para hablar de Jesús, primero es necesario encontrarse con Él. Ya lo dice San Juan en su primera carta: “Lo que hemos visto, oído y experimentado, os lo anunciamos”. Y es el Espíritu el que nos lleva al encuentro con Jesús. El Espíritu el que nos hace testigos y evangelizadores. Sin Él no somos ni podemos hacer nada; Él siempre nos precede, acompaña y da el incremento a nuestro trabajo misionero. El Espíritu está siempre presente y actuante aunque el Evangelio tenga dificultades para ser recibido por los hombres y los pueblos. El Espíritu siembra siempre por medio de los evangelizadores y sólo Él recoge los frutos a su tiempo. Al evangelizador le corresponde ser consciente de que es un instrumento del Espíritu y que debe hacer su trabajo lo mejor posible. Si el evangelizador vive una vida profunda de unión con Jesús, será mejor instrumento. El Papa Francisco habla en “La alegría del Evangelio” de “evangelizadores con Espíritu”.

Hoy se habla de Nueva Evangelización: una evangelización que incluye a todos los bautizados sin excepción. Ya no podemos decir “eso es cosa de curas, religiosos y religiosas”. Todo bautizado es evangelizador y ha sido ungido en el Bautismo para ser como Jesús “sacerdote, profeta y rey”. El Espíritu da a cada bautizado dones y carismas para el bien común, no para que cada uno se los guarde para sí. No dejemos dormir los dones recibidos, sino pongámoslos a trabajar. Todos somos importantes y nos necesitamos, como los miembros del cuerpo.

José Luis Latorre, cmf