Vísperas – Viernes Octava de Pascua

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: TU CUERPO ES PRECIOSA LÁMPARA

Tu cuerpo es preciosa lámpara,
llagado y resucitado,
tu rostro es la luz del mundo,
nuestra casa, tu costado.

Tu cuerpo es ramo de abril
y blanca flor del espino,
y el fruto que nadie sabe
tras la flor eres tú mismo.

Tu cuerpo es salud sin fin,
joven, sin daño de días;
para el que busca vivir
es la raíz de la vida. Amén.

SALMODIA

Ant 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Salmo 109, 1-5. 7 – EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Ant 2. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.

Salmo 113 A – ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.

Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.

Ant 3. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.» Aleluya.

Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO – Cf. Ap 19,1-2, 5-7

El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.

Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.» Aleluya.

LECTURA BREVE   Hb 5, 8-10

Cristo, aunque era Hijo de Dios, aprendió por experiencia, en sus padecimientos, la obediencia, y, habiendo así llegado hasta la plena consumación, se convirtió en causa de salvación para todos los que lo obedecen, proclamado por Dios sumo sacerdote «según el rito de Melquisedec».

RESPONSORIO BREVE

En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:

Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El discípulo predilecto de Jesús dijo: «¡Es el Señor!» Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El discípulo predilecto de Jesús dijo: «¡Es el Señor!» Aleluya.

PRECES

Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y digámosle:

Hijo de Dios vivo, bendice a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por los ministros de tu Iglesia: que, al distribuir entre sus hermanos el pan de vida,
encuentren también ellos en el pan que distribuyen su alimento y fortaleza.

Te pedimos por todo el pueblo cristiano: que viva, Señor, como pide la vocación a que ha sido convocado
y se esfuerce por mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Te pedimos por los que rigen los destinos de las naciones: que cumplan su misión con espíritu de justicia y con amor,
para que haya paz y concordia entre los pueblos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Señor, que podamos celebrar tu santa resurrección con tus ángeles y tus santos,
y que nuestros hermanos difuntos, a quienes encomendamos a tu bondad, se alegren también en tu reino.

Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:

Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio pascual restableciste tu alianza con los hombres, concédenos realizar en nuestra vida lo que en estas fiestas proclama nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 6 de abril

Lectio: Viernes, 6 Abril, 2018
Tiempo de Pascua
  
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio pascual has restaurado tu alianza con los hombres; concédenos realizar en la vida cuanto celebramos en la fe. Por nuestro Señor.
 
2) Lectura
Del Evangelio según Juan 21,1-14
Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis nada que comer?» Le contestaron: «No.» Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor».Cuando Simón Pedro oyó «es el Señor», se puso el vestido -pues estaba desnudo- y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.» Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Venid y comed.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
 
3) Reflexión
• El Capítulo 21 del evangelio de San Juan parece un apéndice que fue creciendo más tarde después que el evangelio ya estaba terminado. La conclusión del capítulo anterior (Jn 20,30-31) deja percibir que se trata de una añadidura. De cualquier manera, añadidura o no, es Palabra de Dios, que trae un bonito mensaje de resurrección para este quinto día de la semana de Pascua.
• Juan 21,1-3: El pescador de hombres vuelve a ser pescador de peces. Jesús murió y resucitó. Al final de aquellos tres años de convivencia, los discípulos volvieron para Galilea. Un grupo de ellos está de nuevo ante el lago. Pedro retoma el pasado y dice: “¡Voy a pescar!” Los otros dijeron “¡Nos vamos contigo!” Así, Tomás, Natanael, Juan y Santiago junto con Pedro tomaron el barco y fueron a pescar. Retomaron la vida del pasado como si nada hubiese acontecido. Pero algo había acontecido. ¡Algo estaba aconteciendo! ¡El pasado no volvió! “¡No hemos pescado nada!” Volvieron a la playa cansados. Fue una noche frustrante.
• Juan 21,4-5: El contexto de la nueva aparición de Jesús. Jesús estaba a orillas del mar, pero ellos no le reconocieron. Y Jesús pregunta: “Muchachos, ¿no tenéis nada que comer?” Respondieron: “¡No!” En la respuesta negativa reconocieron que la noche había sido frustrante y que no pescaron nada. Ellos habían sido llamados a ser pescadores de hombres (Mc 1,17; Lc 5,10), y volvieron a ser pescadores de peces. Pero algo había cambiado en sus vidas. La experiencia de tres años con Jesús produce en ellos un cambio irreversible. Ya no era posible volver atrás como si nada hubiera acontecido, como si nada hubiese mudado.
• Juan 21,6-8: Lanzad una red al lado derecho del barco y los vais a encontrar. Ellos hicieron algo que, probablemente, nunca hubiesen hecho en su vida. Cinco pescadores experimentados obedecen a un extraño que manda hacer algo que contrasta con su experiencia. Jesús, aquella persona desconocida que estaba en la playa, mandó que echasen la red por el lado derecho del barco. Ellos obedecieron, echaron la red, y fue un resultado inesperado. ¡La red se llenó de peces! ¡Cómo era posible! ¿Cómo explicar esta sorpresa fuera de cualquier previsión? El amor hace descubrir. El discípulo amado dice: “¡Es el Señor!” Esta intuición lo aclara todo. Pedro se tira al agua para llegar más deprisa cerca de Jesús. Los otros discípulos fueron detrás con el barco arrastrando la red llena de peces.
• Juan 21,9-14: La delicadeza de Jesús. Llegando a tierra, vieron que Jesús había encendido unas brasas y que estaba asando pan y peces. Pidió que trajesen unos peces más. Inmediatamente, Pedro subió al barco, arrastró la red con ciento y cincuenta y tres peces. Muchos peces, y la red no se rompió. Jesús llama a la multitud: “¡Venid a comer!” El tuvo la delicadeza de preparar algo para comer después de una noche frustrada sin pescar nada. Gesto bien sencillo que revela algo del amor con que el Padre nos ama. “Quién me ve a mí, ve al Padre.” (Jn 14,9). Ninguno de sus discípulos se atrevía a preguntar quién era él, pues sabían que era el Señor. Y evocando la eucaristía, el evangelista Juan completó: “Jesús se acercó, tomó el pan y lo distribuyó para ellos”. Sugiere así que la eucaristía es el lugar privilegiado para el encuentro con Jesús resucitado.
 
4) Para la reflexión personal
• ¿Te aconteció alguna vez que te han pedido echar la red por el lado derecho del barco de tu vida, contrariando toda tu experiencia? ¿Has obedecido? ¿Echaste la red?
• La delicadeza de Jesús. ¿Cómo es tu delicadeza en las cosas pequeñas de la vida?
 
5) Oración final
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. (Sal 117)

Oración Buenos días

Oración para la mañana en la semana del 9 al 13 de abril, con los materiales publicados por los salesianos.

Buenos días 7-11 septiembre. Infantil

Buenos días 9 al 13 de abril. Ed Infantil

 

Buenos días 7-11 septiembre. Ed. Primaria

Buenos días 9 al 13 de abril. Ed. Primaria

 

Historia del Corpus Christi

Buenos días 9 al 13 de abril. Ed. Secundaria

 

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Buenos días 9 al 13 de abril.Bachiller

Ecclesia in Medio Oriente – Benedicto XVI

15. El Concilio Vaticano II indica que, para ser eficaz, el camino ecuménico ha de recorrerse «principalmente con la oración, con el ejemplo de vida, con la escrupulosa fidelidad a las antiguas tradiciones orientales, con un mejor conocimiento mutuo, con la colaboración y estima fraterna de las cosas y de los espíritus»[11]. Sobre todo, será conveniente que todos se dirijan aún más hacia Cristo mismo. Jesús une a quienes creen en él y le aman, entregándoles el Espíritu de su Padre, así como el de María, su madre (cf. Jn 14,6; 16,7; 19,27). Este dúplice don, cada uno de diferente entidad, puede ayudar mucho y merece una mayor atención por parte de todos.


[11] Decr. Orientalium Ecclesiarum, sobre las Iglesias orientales católicas, 24.

La misa del Domingo

Semana II de Pascua
Domingo 8 de abril de 2018

Hechos 4, 32–35
Salmo117
1Juan5, 1–6
Juan20, 19–31

El evangelio de hoy nos enseña cómo es difícil tener fe en Jesús, viendo como los discípulos que siguieron a Jesús tuvieron muchos miedos y temores ante lo que ocurrió. Jesús muere en la cruz, y los discípulos huyen, se esconden, temen a la población que está a su alrededor y parecen no creer en la posibilidad de la resurrección de Jesús.

Pero incluso en los momentos más difíciles, el Señor está a nuestro lado. Jesús sorprende a los discípulos y se coloca en medio de ellos, en el centro. Ha de ser nuestro centro en la vida y se coloca en esa posición, para traernos la paz. Y nos muestra que es el mismo quien murió en la cruz, que no es otro diferente. Por ello nos muestra las heridas que sufrió. Esta es la única manera de demostrarnos que aquel con el que habían convivido era el mismo que había resucitado.

Y no ha venido únicamente para mostrarse a nosotros. La resurrección es el hecho más importante para los cristianos, la resurrección de Jesús justifica nuestra fe. Pero nos trae la paz, como repite por tres veces en el evangelio de hoy. Busca traer el Espíritu Santo sobre aquellos que creen en él. Busca darles la fe, la esperanza y la caridad suficientes para que puedan continuar la misión que el Padre le ha encomendado.

“Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Jesús tiene confianza plena en sus discípulos, aunque en los momentos de máxima dificultad huyeron y lo dejaron solo. Tiene tal confianza en ellos, que les trae el Espíritu Santo para continuar la misión que le encomendó el Padre. Deben continuar proclamando el Evangelio, la Buena Noticia a todos los hombres. Y lo transmite a partir del mensaje del perdón. Hemos de ser capaces de ser misericordiosos, como lo es Dios con los hombres.

Pero no siempre es fácil. Nos cuesta creer, y cuando se nos cuentan las cosas a través de un tercero, sin haberlo visto ni comprobado, somos más incrédulos. Somos más reacios a creer en la buena noticia de que Cristo ha resucitado. Tenemos como ejemplo a Tomás, que no cree hasta que ve y toca al Señor.

Los cristianos posteriores a la vida, muerte y resurrección de Cristo creen sin haber visto. La fe y el Espíritu Santo son nuestra fuerza y entereza. Tal como nos dice la segunda lectura, el Espíritu es quien da testimonio, porque es la verdad. La victoria sobre el mundo la ha de conseguir nuestra fe. Gracias a la fe en Dios somos capaces de proclamar el mensaje de Jesús, viviendo tal y como él vivió. El amor de Dios consiste en cumplir sus mandamientos y amar a Dios.

Y la manera de que nos distingamos por ello es como nos muestra la lectura de los Hechos de los Apóstoles que hemos escuchado: tener un solo corazón y una sola alma todos los creyentes. Cuando seamos capaces de amar a nuestros hermanos, y dar todo lo que se tiene para distribuirlo según las necesidades, entonces será cuando se cumpla el ideal cristiano.

Cuando la mayor preocupación que tengamos sea el amor a Dios y al prójimo, entonces nuestra fe será fuerte y seremos un ejemplo para los demás. Solo entonces habremos superado el miedo que atenazaba a los discípulos tras la muerte de Jesús, solo entonces habremos superado la desconfianza de Tomás al no ver al resucitado. Solo entonces nuestra fe nos hará verdaderos discípulos y cristianos, pues habremos acogido al Espíritu Santo en nosotros, para transmitir el amor de Dios al prójimo.

Germán Rivas, sdb

La misa del Domingo: misa con niños

DOMINGO II DE PASCUA (B)
“Tomás”

8 de abril de 2018

(En este domingo, en muchos lugares, ya se ha retomado el ritmo habitual de trabajo colegio y la participación en la eucaristía. Conviene destacar, por lo tanto, los signos y mensajes que se expresaron el domingo anterior. Este domingo, como toda la semana anterior, se puede considerar como continuación de la fiesta de Pascua, “un único día de Pascua” prolongado en el tiempo.

  • Siguen destacando los signos de fiesta y alegría: el color blanco, las flores, el cirio pascual. Se puede tener un recipiente con el agua bendecida en la vigilia pascual o con agua bendita y algún cartel o proyección con frases: “resucitó” “aleluya” …
  • Un signo para la celebración: sigue siendo el cirio pascual, colocado en pedestal o soporte digno.
  • Como señal de “adhesión” o de creer en Jesús, en el momento del ofertorio los niños pueden llevar unas flores, y colocarlas en un jarrón junto al cirio. Podría llevar una flor cada niño/a.
  • Se puede hacer una procesión de entrada, y abriendo la procesión el cirio pascual que es colocado en lugar destacado, o las velas que se colocarán sobre el altar.
  • Canciones para la celebración: “La fiesta del Señor” (Erdozain); “Jesús es Señor” (Kairoi); “Resucitó” (Kilo A.); “Somos testigos” (Kairoi).

1. MOTIVACIÓN

Amigos: Hoy sentimos alegría al vernos de nuevo con algunos de vosotros, que han estado en otros lugares. Ya veis que nuestra iglesia está bonita y muy adornada, y sobre todo destaca esta gran vela encendida, que se llama “cirio pascual”. Se encendió en la celebración de Pascua, en la vigilia pascual. Este signo nos recuerda que la resurrección de Jesús es actual, que no sólo la recordamos sino que verdaderamente sucede hoy y aquí. Eso es lo que ahora vamos a celebrar. Amigos, cantamos y comenzamos la celebración.

2. PROCESIÓN de ENTRADA (Abre la procesión el cirio pascual, que se puede incensar cuando es colocado en su sitio. Mientras, se canta).

3. CANTO “La fiesta del Señor” (Erdozain).

Aleluya, aleluya, es la fiesta del Señor.
Aleluya, aleluya, el Señor resucitó (bis).

Ya no hay miedo, ya no hay muerte;
ya no hay penas que llorar;

porque Cristo sigue vivo,
la esperanza abierta está.

Cuando un hombre a tu lado
ya no sabe caminar.

No le dejes de la mano,
dale tu felicidad.

4. SALUDO DEL SACERDOTE Y MOTIVA EL GESTO PENITENCIAL

5. ASPERSIÓN CON EL AGUA BENDECIDA

(Se procede a la aspersión y se puede cantar este canto u otro)

Jesús es, Jesús es Señor.
Jesús es, Jesús es Señor.
Jesús es, Jesús es Señor.

Aleluya, aleluya.
Aleluya, aleluya.
Aleluya, aleluya.

Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios.
Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios.
Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios.

6. GLORIA (Cantado o recitado). Suenan campanillas o campana de fiesta en el interior de la iglesia.

7. PRIMERA LECTURA (Hechos de los Apóstoles 4, 32-35) Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles:

En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio a nada de lo que tenía.

Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.

Palabra de Dios.

8. CANTO: “Resucitó” (Kilo A.) Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya.

Aleluya, aleluya, aleluya, resucitó.

La muerte, ¿dónde está la muerte?
¿dónde está mi muerte?

¿dónde su victoria?

Alegría, alegría hermanos,
que si hoy nos queremos
es que resucitó.

9. EVANGELIO (Juan 20, 19-31). Tomás: “si no veo, no creo”.

NARRADOR: Lectura del santo evangelio según San Juan. Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

JESÚS: Paz a vosotros.
NARRADOR: Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

JESÚS: Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.

NARRADOR: Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

JESÚS: Recibid el Espíritu santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.

NARRADOR: Tomás, uno de los doce, llamado “el Mellizo”, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:

DISCÍPULO: Hemos visto al Señor.

NARRADOR: Pero él les contestó.

TOMÁS: Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.

NARRADOR: A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:

JESÚS: Paz a vosotros.

NARRADOR: Luego dijo a Tomás.

JESÚS: Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

NARRADOR: Contestó Tomás.

TOMÁS: ¡Señor mío y Dios mío!

NARRADOR: Jesús le dijo:

JESÚS: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.

NARRADOR: Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor.

10. COMENTARIO

  • Tomás dijo “Señor mío y Dios mío” sólo después de ver las heridas en las manos y el costado.
  • Y Jesús dijo: “Dichosos los que crean sin haber visto”.
  • (Aquí se puede establecer un diálogo entre el sacerdote y los niños).
  • ¿Quién es más “dichoso” Tomás o tú?
  • La respuesta es “tú”, porque no has visto a Jesús resucitado con los ojos “físicos”, sino con los ojos de la fe, del corazón y, sobre todo, del AMOR, que es el que te ayuda a “ver” mejor las cosas. Ellos lo vieron con los ojos “físicos”
  • Ahora estamos llamados a “ser testigos” de esta buena noticia.

11. ORACION DE FIELES. PETICIONES

  1. Para que el Señor nos ayude a verle con los ojos de la fe y del amor. Roguemos al Señor.
  2. Para que la Iglesia, el Papa, nuestros obispos y sacerdotes, religiosos, misioneros, catequistas, seglares y todos nosotros, comuniquemos la alegría del Señor resucitado. Roguemos al Señor.
  3. Para que los que han recibido el bautismo y la confirmación en estos días, o los van a recibir, y también sus familias, se comprometan a ser buenos cristianos en nuestra sociedad. Roguemos al Señor.
  4. Por los cristianos que son perseguidos en muchos lugares del mundo, para que su testimonio traiga la paz y aumente la fe de todos los cristianos. Roguemos al Señor.

12. OFERTORIO. Unas flores al cirio pascual

(Previamente algunos niños pueden tener alguna flor en su sitio, en el banco. O puede haber flores sueltas en una mesita. Van saliendo algunos niños y, después de la monición, colocan las flores en uno o dos jarrones, junto al cirio pascual. Ayuda de las catequistas).

Monición: Como señal de que “hemos visto a Jesús resucitado” y lo aceptamos con amor colocamos junto al cirio pascual estas flores, es algo de nuestra vida que queremos que esté muy cerca de Jesús.

(Si procede, se podría cantar un canto de ofertorio o de pascua)

13. ACCIÓN DE GRACIAS. (Canto: “Somos testigos de la Resurrección” (Kairoi). Se puede cantar o escuchar esta canción u otra).

El Señor resucitó,
venciendo la muerte en la cruz,
nuestra esperanza está en Él,
Él es nuestro Salvador.

Atrás quedó el temor,
la duda y la poca fe,
hagamos ya realidad,
un Reino nuevo de amor.

Somos testigos de la resurrección.
Él está aquí.

Está presente, es vida y es verdad.
Somos testigos de la resurrección.
Él está aquí.

Su espíritu nos mueve para amar.

Tú nos reúnes, Señor,
en torno al cáliz y al pan, y nos invitas a ser
la luz del mundo y la sal.
Donde haya odio y dolor
haremos presente la paz,
en cada gesto de amor
María Madre estará.

14. PARA LA VIDA

(Invitando a “ser testigos de la resurrección” en la vida de cada día, en el colegio, en casa, con los amigos/as… se despide la celebración con la Bendición solemne de Pascua (misal). Se escucha en música ambiental, o se interpreta a órgano si hubiera un buen organista, el “Aleluya” de Haendel).

Oración: Jesús ha resucitado

Hace unos pocos días que hemos empezado la Pascua. Pero a veces nos resulta difícil acercarnos al misterio de la Resurrección de Jesús. Normalmente cuando contemplamos a Jesús nos lo podemos imaginar en su día a día, predicando o curando enfermos. Lo podemos contemplar en su nacimiento como un niño frágil. O en estos días pasados sufriente, abandonado y muerto en una cruz. Pero al contemplar las escenas de su Resurrección es habitual que nos sintamos bloqueados, sin saber cómo imaginárnoslo, peguntándonos qué vieron sus discípulos. Y muchas veces esta dificultad nos impide interiorizar la grandeza e importancia de la Resurrección.

Hoy te proponemos que te olvides de imaginarte a Jesús Resucitado, y te fijes en los frutos en aquellos que lo reconocieron. Quizá así a ti también te resulte más fácil encontrar a Jesús Resucitado en tu vida

Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba». Él entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista. Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24, 28-32)

 
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Jesús ha resucitado

Comentario al evangelio – 6 de abril

La “pesca milagrosa” es la tercera aparición de Jesús a Pedro y otros discípulos reunidos junto al lago de Tiberíades. En este relato el evangelista describe simbólicamente la misión de toda comunidad cristiana.

Este reducido grupo de discípulos representa a la Iglesia “en misión”. Sin Jesús en la barca el fracaso de la “pesca” (=misión) es total –no pescaron nada-, y anda a tientas en la noche. Frente a la conciencia de no triunfar por si solos en la empresa, interviene Jesús –“al clarear el día”- con el don de su Palabra premiando a la comunidad que ha perseverado unida en el trabajo misionero. “Echad la red a la derecha de la barca y pescaréis”. La obediencia a la Palabra produce una pesca abundante. Los discípulos se fiaron de Jesús y experimentaron con el Señor la desconcertante novedad de su vida de fe. Y luego Jesús les invita a comer, símbolo de la Eucaristía.

¡Qué diferente es la pesca de Pedro trabajando toda la noche en el lago de Tiberíades de la de su discurso en Jerusalén! Allí no pescó nada, aquí “muchos de los que habían oído el discurso creyeron y el número de hombres era cinco mil”. En Tiberíades era el Pedro que amaba sí al Señor, pero todavía no se había encontrado plenamente con el Cristo Resucitado ni había experimentado en sí mismo la fuerza renovadora del Espíritu, y en Jerusalén era el Pedro transformado por el Señor y su Espíritu. La seguridad de Pedro al hablar es fruto de la certeza interior de que Jesús es el único Salvador. Y esta certeza le hace fuerte, intrépido, misionero e irresistible. Cuando un cristiano y una comunidad tienen esta conciencia profunda del Resucitado son imparables y son capaces de realizar grandes y heroicas epopeyas misioneras mientras se interesen por la salvación del prójimo a la luz de Cristo Salvador.

El anuncio del Evangelio supone siempre el testimonio de vida del que lo proclama. La incoherencia aleja a los hombres. La vivencia personal del evangelizador dará veracidad a las palabras y a los actos. Pero también tenemos la tentación del cansancio al no ver los frutos de nuestro trabajo misionero y poco a poco empezamos a apoyarnos en otras cosas que habíamos dejado. Es difícil creer sin ver y vivir de lo invisible. En esos momentos aparece Jesús y se manifiesta de alguna forma y nos vuelve a llamar e invitar a comenzar de nuevo. Y aparece la pesca abundante.

José Luis Latorre, cmf