Vísperas – Viernes III de Pascua

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: TU CUERPO ES PRECIOSA LÁMPARA

Tu cuerpo es preciosa lámpara,
llagado y resucitado,
tu rostro es la luz del mundo,
nuestra casa, tu costado.

Tu cuerpo es ramo de abril
y blanca flor del espino,
y el fruto que nadie sabe
tras la flor eres tú mismo.

Tu cuerpo es salud sin fin,
joven, sin daño de días;
para el que busca vivir
es la raíz de la vida. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Yo, el Señor, soy el que te salva y el que te rescata. Aleluya.

Salmo 134 I – HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS

Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.

Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
-en medio de ti, Egipto-
contra el Faraón y sus ministros.

Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo, el Señor, soy el que te salva y el que te rescata. Aleluya.

Ant 2. Bendito el reino que viene de nuestro padre David. Aleluya.

Salmo 134 II.

Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.

Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,

tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.

Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.

Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Bendito el reino que viene de nuestro padre David. Aleluya.

Ant 3. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Aleluya.

Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. Aleluya.

LECTURA BREVE   Hb 5, 8-10

Cristo, aunque era Hijo de Dios, aprendió por experiencia, en sus padecimientos, la obediencia, y, habiendo así llegado hasta la plena consumación, se convirtió en causa de salvación para todos los que lo obedecen, proclamado por Dios sumo sacerdote «según el rito de Melquisedec».

RESPONSORIO BREVE

V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.

V. Al ver al Señor.
R. Aleluya. Aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El que fue crucificado resucitó de entre los muertos y nos redimió. Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El que fue crucificado resucitó de entre los muertos y nos redimió. Aleluya.

PRECES

Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y digámosle:

Hijo de Dios vivo, bendice a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por los ministros de tu Iglesia: que, al distribuir entre sus hermanos el pan de vida,
encuentren también ellos en el pan que distribuyen su alimento y fortaleza.

Te pedimos por todo el pueblo cristiano: que viva, Señor, como pide la vocación a que ha sido convocado
y se esfuerce por mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Te pedimos por los que rigen los destinos de las naciones: que cumplan su misión con espíritu de justicia y con amor,
para que haya paz y concordia entre los pueblos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Señor, que podamos celebrar tu santa resurrección con tus ángeles y tus santos,
y que nuestros hermanos difuntos, a quienes encomendamos a tu bondad, se alegren también en tu reino.

Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:

Padre nuestro…

ORACION

Señor, ya que nos has dado a conocer los dones que nos trae la resurrección de tu Hijo, concédenos también que el Espíritu Santo, el Amor increado, nos haga resucitar a una nueva vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 20 de abril

Lectio: Viernes, 20 Abril, 2018

1) ORACIÓN INICIAL

Te pedimos, Señor, que ya que nos has dado la gracia de conocer la resurrección de tu Hijo, nos concedas también que el Espíritu Santo, con su amor, nos haga resucitar a una vida nueva. Por nuestro Señor.

2) LECTURA

Del Evangelio según Juan 6,52-59

Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?» Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.» Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaún.

3) Reflexión

• Estamos llegando casi al final del Discurso del Pan de Vida. Aquí empieza la parte más polémica. Los judíos se encierran en sí mismos y empiezan a cuestionar las afirmaciones de Jesús.

• Juan 6,52-55: Carne y sangre: expresión de vida y de entrega total. Los judíos reaccionan «¿Cómo este hombre puede darnos su carne para comer?» Era cerca de la fiesta de Pascua. Dentro de unos pocos días, iban a comer la carne del cordero pascual en la celebración de la noche de pascua. Ellos no entendían las palabras de Jesús, porque tomaron todo al pie de la letra. Pero Jesús no disminuyó las exigencias, ni tampoco retira nada de lo que había dicho, e insiste: ««En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él”. (a) Comer la carne de Jesús significa aceptar a Jesús como el nuevo Cordero Pascual, cuya sangre nos libera de la esclavitud. La ley del Antiguo Testamento, respecto a la vida, prohibía comer sangre (Dt 12,16.23; He 15.29). La sangre era la señal de la vida. (b) Beber la sangre de Jesús significa asimilar la misma manera de vivir que marcó la vida de Jesús. Lo que trae vida no es celebrar el maná del pasado, sino comer este nuevo pan que es Jesús, su carne y su sangre. Participando en la Cena Eucarística, asimilamos su vida, su donación y su entrega. “Si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.” Deben aceptar a Jesús como mesías crucificado, cuya sangre será derramada.

• Juan 6,56-58: Quien me come, vivirá por mí. Las últimas frases son de gran profundidad y tratan de resumir todo lo que se dijo. Evocan la dimensión mística que envuelve toda la participación en la eucaristía. Expresan lo que Pablo dice en la carta a los Gálatas: “Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí (Gál 2,20). Es lo que dice el Apocalipsis de Juan: “Si uno me oye y me abre, entraré en su casa y comeremos juntos” (Ap 3,20). Y Juan mismo en el Evangelio: “Si alguien me ama guardará mi palabra y mi Padre le amará y los dos nos vendremos con él y en él haremos nuestra morada” (Jn 14,23). Y termina con la promesa de vida que marca la diferencia con el antiguo éxodo: “Este es el pan bajado del cielo. No es como el pan que comieron vuestros padres y después murieron. Quien come de este pan vivirá por siempre.»

• Juan 6,59: Termina el discurso en la sinagoga. Hasta aquí la conversación entre Jesús, la gente y los judíos en la sinagoga de Cafarnaún. Como aludimos anteriormente, el Discurso del Pan de Vida nos ofrece una imagen de cómo era la catequesis en aquel final del siglo primero en las comunidades cristianas de Asia Menor. Las preguntas de la gente y de los judíos reflejan las dificultades de los miembros de las comunidades. Y las respuestas de Jesús representan las aclaraciones para ayudarlos a superar las dificultades, a profundizar en su fe y a vivir más intensamente la eucaristía que se celebraba sobre todo en las noches del sábado al domingo, el Día del Señor.

4) PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

• A partir del Discurso del Pan de Vida, la celebración de la Eucaristía recibe una luz muy fuerte y una enorme profundización. ¿Cuál es la luz que estoy percibiendo y que me ayuda a da un paso?

• Comer la carne y la sangre de Jesús, es el mandamiento que él nos da. ¿Cómo vivo la eucaristía en mi vida? Aunque no pueda ir a misa todos los días o los domingos, mi vida debe ser eucaristía. ¿Cómo alcanzar este objetivo?

5) ORACIÓN FINAL

¡Alabad a Yahvé, todas las naciones,
ensalzadlo, pueblos todos!
Pues sólido es su amor hacia nosotros,
la lealtad de Yahvé dura para siempre. (Sal 117,1-2)

Oración Buenos días

Oración para la mañana en la semana del 23 al 27 de abril, con los materiales publicados por los salesianos.

Buenos días 7-11 septiembre. Infantil

Buenos días 23 al 27 de abril. Ed Infantil

 

Buenos días 7-11 septiembre. Ed. Primaria

Buenos días 23 al 27 de abril. Ed. Primaria

 

Historia del Corpus Christi

Buenos días 23 al 27 de abril. Ed. Secundaria

 

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Buenos días 23 al 27 de abril.Bachiller

Ecclesia in Medio Oriente – Benedicto XVI

Dos nuevas realidades

29. Al igual que en el resto del mundo, en Oriente Medio se perciben dos realidades opuestas: la laicidad, con sus formas a veces extremas, y el fundamentalismo violento, que pretende tener un origen religioso. Con gran suspicacia, algunos responsables políticos y religiosos de Oriente Medio, de todas las comunidades, consideran la laicidad como atea o inmoral. Es verdad que la laicidad puede afirmar a veces de modo reductivo que la religión concierne exclusivamente a la esfera privada, como si no fuera más que un culto individual y doméstico, ajeno a la vida, a la ética, a la relación con el otro. En su versión extrema e ideológica, la laicidad, convertida en laicismo, niega al ciudadano la expresión pública de su religión y pretende que únicamente el Estado legisle sobre su forma pública. Estas teorías son antiguas. No son solamente occidentales y no se pueden confundir con el cristianismo. La sana laicidad, por el contrario, significa liberar la religión del peso de la política y enriquecer la política con las aportaciones de la religión, manteniendo la distancia necesaria, la clara distinción y la colaboración indispensable entre las dos. Ninguna sociedad puede desarrollarse sanamente sin afirmar el respeto recíproco entre la política y la religión, evitando la tentación constante de mezclarlas u oponerlas. La relación apropiada se basa, ante todo, en la naturaleza del hombre, por tanto en una sana antropología, y en el respeto absoluto de sus derechos inalienables. La toma de conciencia de esta relación apropiada permite comprender que hay una especie de unidad-distinción que debe caracterizar la relación entre lo espiritual (religioso) y lo temporal (político), pues ambas dimensiones están llamadas, incluso con la necesaria distinción, a cooperar armónicamente en la búsqueda del bien común. Dicha sana laicidad garantiza que la política actúe sin instrumentalizar a la religión, y que se pueda vivir libremente la religión sin el peso de políticas dictadas por intereses, a veces poco conformes, y con frecuencia hasta contrarios a las creencias religiosas. Por consiguiente, la sana laicidad (unidad-distinción) es necesaria, más aún indispensable para las dos. El desafío que entraña la relación entre lo político y lo religioso puede afrontarse con paciencia y decisión mediante una adecuada formación humana y religiosa. Es preciso recordar continuamente el lugar de Dios en la vida personal, familiar y civil, y el justo lugar del hombre en el designio de Dios. Y, a este respecto, es preciso sobre todo rezar más.

La misa del Domingo: misa con niños

DOMINGO IV DE PASCUA (B)
“Buen pastor”

22 de abril de 2018

(Se recomienda mantener el tono festivo y pascual de la celebración: color blanco, las flores, el cirio pascual adornado, algunos carteles de pascua dibujados en la catequesis).

  • Este cuarto domingo de pascua se conoce popularmente como “domingo del Buen Pastor”. Es una jornada dedicada a proponer la vocación sacerdotal y religiosa, y a rezar por esta intención. La Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones nos recuerda este año: “Tienes una llamada”.

  • Un signo para la celebración: una estola blanca (signo del sacerdote o de una vocación de pastor en la iglesia) colocada sobre el altar y cayendo hacia adelante. O una imagen del “Buen Pastor”.

  • Se puede hacer una procesión de entrada, llevando el signo de la estola.
  • Canciones para la celebración: “El Señor es mi pastor”. “Ven y sígueme” (Erdozain).

1. MOTIVACIÓN

Amigos: Cada día está el campo más bonito y con más verdor. También la naturaleza se quiere sumar a este tiempo de pascua y de alegría. Las lecturas nos van a hablar de un “buen Pastor”. Jesús nos va a decir que también nosotros podemos ser buenos pastores. En esta Jornada de Oración por las Vocaciones le decimos a Jesús: “Háblanos, Jesús”. Vamos a celebrar. Comenzamos con alegría cantando.

2. PROCESIÓN de ENTRADA (Puede abrir la procesión el cirio pascual. También se pueden llevar el signo de la estola).

3. CANTO. (Algún canto conocido con mensaje pascual).

4. SALUDO DEL SACERDOTE Y MOTIVA EL GESTO PENITENCIAL

5. ASPERSIÓN CON EL AGUA BENDECIDA

(Como signo penitencial, después de haberlo explicado, se puede hacer la aspersión; se puede cantar este canto u otro)

Jesús es, Jesús es Señor.
Jesús es, Jesús es Señor.
Jesús es, Jesús es Señor.

Aleluya, aleluya.
Aleluya, aleluya.
Aleluya, aleluya.

Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios.
Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios.
Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios.

6. GLORIA (Cantado o recitado)

7. PRIMERA LECTURA (Hechos de los Apóstoles 4, 8-12) Lectura de los Hechos de los Apóstoles:

En aquellos días, Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo:
– Jefes del pueblo y senadores, escuchadme: porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre. Pues quede bien claro que ha sido el nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre se presenta éste sano ante vosotros; ningún otro puede salvar y, bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.

Palabra de Dios.

8. SALMO RESPONSORIAL. (Se puede cantar el estribillo al inicio y final del salmo; un lector recita el salmo)
Estribillo:

El Señor es mi pastor, nada me falta, El Señor es mi pastor. (bis).

Lector:

En verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.

Me guía por el sendero justo, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo porque tú vas conmigo, tu vara y tu cayado me sosiegan.

Estribillo:

El Señor es mi pastor, nada me falta, El Señor es mi pastor. (bis).

9. EVANGELIO (Juan 10, 11-18). “Yo soy el buen Pastor”Lectura del santo evangelio según San Juan:

En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos:
– Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un salo Pastor.

Palabra del Señor.

10. COMENTARIO

  • Imagen del pastor que conoce a sus ovejas.
  • Jesús, que nos conoce. Va delante. No nos dejará.
  • Explicar el signo de la “estola”: vocación, sacerdocio, “ser pastor”.
  • Jesús envía otros “pastores”: vocaciones.
  • Estaría bien aportar el testimonio de un seminarista o un cura recién ordenado o religioso o religiosa, o seglar con compromiso en la iglesia.

     

11. ORACION DE FIELES. PETICIONES

  1. Para que todos nosotros demos testimonio de la alegría de la Resurrección. Roguemos al Señor.
  2. Para que el Señor bendiga a los buenos “pastores”, nuestros sacerdotes y catequistas, que tenemos con nosotros. Roguemos al Señor.
  3. Para que de esta comunidad nazcan nuevas vocaciones de compromiso en la Iglesia: sacerdotes, religiosos, religiosas, misioneros, catequistas. Roguemos al Señor.
  4. Para que los niños y niñas que se preparan a la Primera Comunión sientan esto como el mejor regalo que pueden recibir. Roguemos al Señor.

12. ACCIÓN DE GRACIAS. (Canto: “Ven y sígueme”. Puede ser éste u otro con contenido vocacional o misionero)

13. PARA LA VIDA

(Llamados a ser “buenos pastores” de los compañeros con los que vamos a relacionarnos esta semana).

La misa del Domingo

Domingo IV de Pascua.
2 de abril de 2018

JESÚS, MODELO DE BUEN PASTOR

El relato del evangelio que acabamos de leer y escuchar está enmarcado en un contexto más amplio, el de la polémica entre Jesús y los fariseos, después de la curación del ciego de nacimiento. Quien no entra por la puerta, es ladrón y bandido. Quien no es dueño de las ovejas, sino un simple asalariado, se preocupa solo de su salario y no de las ovejas, y mucho menos está dispuesto a dar la vida por ellas.

Es un texto plenamente integrado en los relatos pascuales, pues el único mandato que Jesús recibe del Padre es dar Vida.

El problema que podemos tener hoy, sobre todo entre los más jóvenes y entre la gente urbana, es que apenas sabemos lo que es realmente un pastor, su conocimiento y dedicación al rebaño y a cada una de las ovejas.

En estos tiempos de ganadería industrial, de ‘pastores eléctricos’, de ‘pastores temporeros’, los pastores no conocen a cada oveja por su nombre, ni las ovejas reconocen a su pastor. En tiempos de Jesús, el pastor era, la mayoría de las veces, el dueño de las ovejas, a las que cuidaba con esmero, incluso, cobijándolas al lado de casa, llamándolas por su nombre propio. Y las cuidaba de tal manera porque de ellas dependía el sustento de la familia: leche, carne, lana, abono,…

La figura del pastor, dueño del rebaño, está en contraposición con la figura del asalariado, del mercenario. El pastor que es dueño de las ovejas, actúa por amor y no le importa arriesgar su propia vida por defenderlas de cualquier peligro. El asalariado, mercenario, actúa por dinero, las ovejas le traen sin cuidado.

La imagen del pastor es muy frecuente en el Antiguo Testamento. Se aplicó a los dirigentes judíos, muchas veces para llamar la atención de que no cumplían con su deber de cuidar como debían del pueblo. También se aplicó al mismo Dios que, cansado de los malos pastores, terminaría por apacentar Él mismo a su rebaño, su pueblo Israel.

Lo que hace Juan en este relato evangélico de hoy, es precisamente resaltar y conectar la vida de Jesús con el pastor que entrega su vida por las ovejas. Juan interpreta de la vida y muerte de Jesús como servicio total a los hombres. Hay que recordar una vez más, que no se trata de un discurso de Jesús, sino de una manera de trasmitir lo que los cristianos de aquella comunidad pensaron sobre Él durante setenta años, hasta que se escribió el texto.

Jesús es, pues, el pastor por excelencia, único. Pastores “buenos”, puede haber muchos. Pastor ideal solo puede haber uno, Jesús. Y es “Buen Pastor” porque la entrega a sus ovejas es hasta las últimas consecuencias, la propia muerte.

Esta disposición de Jesús a dar Vida es lo que celebramos en este tiempo de Pascua. Es mucho más que celebrar la muerte y creer en una vuelta a la vida. Se trata de descubrir que Jesús comunica a otros lo más valioso de sí mismo. Como los primeros cristianos, nosotros tenemos la misma posibilidad de hacer nuestra esa Vida. En la medida que cada uno de nosotros hayamos hecho nuestra esa Vida, estaremos dispuestos a desvivirnos por los demás. Es el mensaje nuclear del mensaje cristiano.

Agustín Fernández, sdb

Oración: La noche oscura

San Juan de la Cruz nació en Fontiveros, Ávila, en 1542. Carmelita, mano derecha de Santa Teresa de Jesús en la reforma de la Orden fue un gran hombre de oración y místico que se dedicó a la dirección espiritual y a tareas de gobierno, a parte de su obra como escritor. Ésta comenzó a partir de su durísimo encarcelamiento durante nueve meses en Toledo, intensa experiencia interior que le marcó para siempre y durante la que redactó dos de sus poemas más bellos. Fue proclamado Doctor de la Iglesia y es el patrón de los poetas de habla hispana.

Uno de los temas que él trató a fondo es la vivencia de «la noche oscura», intentando ayudar a los que se encuentran en ella, siendo algo que ya ha pasado a formar parte de la cultura espiritual. La noche oscura es ese tiempo en el que el alma se siente separada de Dios. Pero no es sólo tiempo de ausencia, también lo es de búsqueda y de confianza en Dios.

 
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La noche oscura

Comentario al evangelio – 20 de abril

LA PALABRA SE HIZO CARNE 

Y LUEGO SE HIZO PAN

Y AHORA SE HACE IGLESIA


 

     Las lecturas de hoy… me han dado de sí para dos homilías distintas. Como en días anteriores me he detenido en los Hechos de los Apóstoles, he preferido quedarme con la segunda: el Evangelio. 

     Dicen los especialistas que San Juan ha reservado el uso de la palabra «carne» para referirse exclusivamente a la encarnación (la Palabra de Dios se hizo carne) y a la Eucaristía. Ambas se iluminan mutuamente. Si la Palabra de Dios se hizo carne, quiere decirse que donde Dios habla ahora es en la persona de Jesús (él es la Palabra de Dios), a él hay que escuchar, porque las antiguas Diez Palabras/mandamientos ahora son una sola: Cristo. Y los mandamientos solo uno: Amaos como yo.

 • Y si las Diez Palabras/Mandamientos dieron origen al Pueblo de Dios, esta Palabra que es Cristo es el origen de un Nuevo Pueblo. 

 Si la Palabra de Dios se hizo carne/hombre, quiere decirse que a Dios ahora lo encontramos en los hombres, en todo hombre y también en mí. 

 Si la Palabra de Dios se hizo carne, quiere decir que Dios se ha metido de lleno en nuestra historia para hacerla suya, para que le encontremos en los acontecimientos que vivimos, en el cada día. 

 Quiere decir también que Dios ha asumido nuestra debilidad para elevarla, ahora es una «carne» divinizada, habitada por el Espíritu, consagrada. 

 Si la Palabra de Dios (la que hizo la creación en 7 días, la que hizo la vida) se ha hecho carne, en Cristo comienza una nueva creación, una nueva vida, un nuevo nacimiento: nacemos de lo Alto, de Dios: y por eso somos Hijos y herederos con Cristo… Y más… No pretendo agotarlo en unas pocas líneas.

♦ Y «comer su carne» significa aceptar, asumir, formar parte de todas estas cosas que acabamos de apuntar. 

♦ Significa también que nos vamos transformando en Cristo, en Cuerpo y Carne suya («ya no soy yo el que vive, sino Cristo que vive en mí»). 

♦ Significa que aceptamos ser también nosotros pan que se entrega para que otros se alimenten. Haced «esto» en memoria mía.

♦ Significa que aceptamos la entrega y el sacrificio (=sangre) por amor como estilo de vida. 

♦ Significa que estamos «en proceso» de Resurrección por estar unidos a él.

♦ Y significa que, si nosotros somos el Cuerpo de Cristo (y él nuestra cabeza), la Palabra y la carne de Cristo se hacen Iglesia/comunidad fraterna, de modo que también a los hermanos los «comulgamos» cuando recibimos su Cuerpo, quedando unidos (= en comunión) entre nosotros. Y me permito subrayar esto último, porque encuentro a no pocos hermanos que convierten la comunión en un «tú a tú» con Jesús… sin «miembros», sin que importe la comunidad, sin integrarse, sin construirla, sin vivirla. 

¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?, se preguntaban aquellos judíos que no entendían nada. Nosotros ya sabemos la respuesta, aunque a menudo nos cuesta hacerla vida. 

   Lo que no vale es lo que algunos afirman con tanta seguridad (la ignorancia es muy atrevida): que «para ser cristiano no hace falta la Eucaristía(=ir a misa)». Porque el deseo y la intención de Jesús es que su Palabra y su carne/cuerpo son el camino para ser uno con él, para ser realmente discípulos, para sellar con él la alianza nueva y eterna y ser su nuevo Pueblo/comunidad, para tener Vida en nosotros, para que seamos uno y el mundo crea… 

Todo esto hay que irlo «masticando» muy despacio, porque «tiene mucha miga».

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf