Vísperas – Martes IV de Pascua

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: NOS REÚNE DE NUEVO EL MISTERIO

Nos reúne de nuevo el misterio
del Señor que resurge a la vida,
con su luz ilumina a la Iglesia,
como el sol al nacer cada día.

Resucita también nuestras almas,
que tu muerte libró del castigo
y vencieron contigo al pecado
en las aguas del santo bautismo.

Transfigura los cuerpos mortales
que contemplan tu rostro glorioso,
bella imagen del Dios invisible
que ha querido habitar con nosotros.

Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro,
y a tu lado vivamos por siempre
dando gracias al Padre en el reino. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Cantadnos un cantar de Sión. Aleluya.

Salmo 136, 1-6 – JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA.

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;

que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cantadnos un cantar de Sión. Aleluya.

Ant 2. En medio de los peligros me conservaste la vida. Aleluya.

Salmo 137 – HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DE UN REY

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre;

por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.

El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.

Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu izquierda contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.

El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. En medio de los peligros me conservaste la vida. Aleluya.

Ant 3. Tuyos son, Señor, el poder y la riqueza, la fuerza y la gloria. Aleluya.

Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tuyos son, Señor, el poder y la riqueza, la fuerza y la gloria. Aleluya.

LECTURA BREVE   1Pe 2, 4-5

Acercándoos al Señor, la piedra viva, rechazada por los hombres, pero escogida y apreciada por Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo.

RESPONSORIO BREVE

V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.

V. Al ver al Señor.
R. Aleluya. Aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Yo conozco a mis ovejas y ellas me siguen, y yo les doy vida eterna. Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo conozco a mis ovejas y ellas me siguen, y yo les doy vida eterna. Aleluya.

PRECES

Invoquemos a Cristo, que con su resurrección ha reanimado la esperanza de su pueblo, y digámosle:

Señor Jesús, tú que siempre vives para interceder por nosotros, escúchanos.

Señor Jesús, de cuyo costado abierto salió sangre y agua,
haz de la Iglesia tu esposa inmaculada.

Pastor supremo de la Iglesia, que después de tu resurrección encomendaste a Pedro, al confesarte su amor, el cuidado de tus ovejas,
concede al papa Francisco un amor ardiente y un celo apostólico.

Tú que concediste una pesca abundante a los discípulos que pescaban en el mar,
envía operarios que continúen su trabajo apostólico.

Tú que preparaste a la orilla del mar el pan y los peces para los discípulos,
no permitas que nuestros hermanos mueran de hambre por culpa nuestra.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Señor Jesús, nuevo Adán, que nos das la vida, transforma a nuestros difuntos a imagen tuya,
para que compartan contigo la alegría de tu reino.

Sintiéndonos verdaderos hijos de Dios, digamos a nuestro Padre:

Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso, concédenos que la celebración de las fiestas de Cristo resucitado aumente en nosotros la alegría de saber que estamos salvados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 24 de abril

Lectio: Martes, 24 Abril, 2018

1) ORACIÓN INICIAL

Te pedimos, Señor todopoderoso, que la celebración de las fiestas de Cristo resucitado aumente en nosotros la alegría de sabernos salvados. Por nuestro Señor.

2) LECTURA

Del Evangelio según Juan 10,22-30

Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.» Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.

Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»

3) REFLEXIÓN

• Los capítulos de 1 a 12 del evangelio de Juan son llamados “El libro de las Señales”. En ellos acontece la revelación progresiva del Misterio de Dios en Jesús. En la misma medida en que Jesús va haciendo la revelación, crecen la adhesión y la oposición hacia él según la visión con que cada cual espera la llegada del Mesías. Esta manera de describir la actividad de Jesús no es sólo para informar cómo la gente seguía a Jesús en aquel tiempo, sino también y sobre todo cómo debemos seguirle hoy nosotros, sus lectores y lectoras. En aquel tiempo, todos esperaban la llegada del Mesías y tenían sus criterios para poderle reconocer. Querían que fuera como ellos se lo imaginaban. Pero Jesús no se somete a esta exigencia. Revela al Padre como es el Padre y no como le gustaría a los oyentes que fuera. Pide que nos convirtamos en nuestra manera de pensar y actuar. Hoy también, cada uno de nosotros tiene sus gustos y preferencias. A veces, leemos el evangelio para ver si allí encontramos la confirmación de nuestros deseos. El evangelio de hoy arroja luz al respecto.

• Juan 10,22-24: Los Judíos interpelan a Jesús. Hacía frío. Mes de octubre. Fiesta de la dedicación que celebraba la purificación del templo hecha por Judas Macabeo (2Mc 4,36.59). Era una fiesta bien popular de muchas luces. Jesús camina por la explanada del Templo, en el Pórtico de Salomón. Los judíos le preguntan: «¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tu eres el Cristo, dínoslo abiertamente». Ellos quieren que Jesús se defina y que ellos puedan comprobar, desde sus criterios, si Jesús es o no es el Mesías. Quieren pruebas. Es la actitud de quien se siente dueño de la situación. Los novatos deben presentar sus credenciales. De lo contrario, no tendrán derecho a hablar y a actuar.

• Juan 10,25-26: Respuesta de Jesús: las obras que hago dan testimonio de mí. La respuesta de Jesús es siempre la misma: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas.” No se trata de dar pruebas. No adelantaría nada. Cuando una persona no quiere aceptar el testimonio de alguien, no hay prueba que tenga para que piense de otra forma. El problema de fondo es la apertura desinteresada de la persona hacia Dios y hacia la verdad. Donde hay esta apertura, Jesús es reconocido por sus ovejas. “Todo hombre que está de parte de la verdad escucha mi voz” dirá Jesús más tarde ante Pilatos (Jn 18,37). Esta apertura estaba faltando en los fariseos.

• Juan 10,27-28: Mis ovejas conocen mi voz. Jesús retoma la parábola del Buen Pastor que conoce sus ovejas y él es conocido por sus ovejas. Este mutuo entendimiento – entre Jesús que viene en nombre del Padre y las personas que se abren a la verdad – es fuente de vida eterna. Esta unión entre el creador y la criatura a través de Jesús, supera la amenaza de muerte: “¡No perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos!” Están a salvo y, por ello, en paz y en plena libertad.

• Juan 10,29-30: Yo y el Padre somos uno. Estos dos versículos abordan el misterio de la unidad entre Jesús y el Padre: “El Padre, que todo me ha entregado, es mayor que todos. Y nadie puede arrebatar nada de las manos del Padres. El Padre y yo somos uno”. Esta y varias otras frases nos dejan entrever algo de este misterio mayor: “Quien me ve a mí ve al Padre” (Jn 14,9). “Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí” (Jn 10,38). Esta unidad entre Jesús y el Padre no es automática, sino que es fruto de la obediencia: “Yo hago siempre lo que al Padre le agrada” (Jn 8,29; 6,38; 17,4). “Mi alimento es hacer la voluntad del Padre” (Jn 4,34; 5,30). La carta a los Hebreos dice que Jesús tuvo que aprender, por el sufrimiento, lo que es ser obediente (EEB 5,8). “Fue obediente hasta la muerte y la muerte de Cruz” (Fil 2,8). La obediencia de Jesús no es disciplinar, sino que es profética. Obedece para ser total transparencia y, así, ser revelación del Padre. Por esto podía decir: “¡El Padre y yo somos uno!” Fue un largo proceso de obediencia y de encarnación que duró 33 años. Comenzó con el Sí de María (Lc 1,38) y terminó con “¡Todo está consumado!” (Jn 19,30).

4) PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

• Mi obediencia a Dios es ¿disciplinar o profética? ¿Revelo algo de Dios o sólo me preocupo de mi salvación?

• Jesús no se sometió a las exigencias de los que querían comprobar si él era el mesías anunciado. ¿Hay en mí algo de esta actitud dominadora e inquisidora típica de los adversarios de Jesús?

5) ORACIÓN FINAL

¡Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
que nos muestre su rostro radiante!; Pausa.
conozca así la tierra su proceder,
y todas las naciones su salvación. (Sal 67,2-3)

Los derechos de las mujeres son derechos humanos

Bufete popular «Boris Vega» y Cebs

Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DDHH) de 1948, todos los tratados de DDHH contemplan como inherente a toda persona humana, entre otros, el derecho a la igualdad y no discriminación por razón del sexo.

Eleanor Roosevelt decía que los derechos humanos universales empezaban «en lugares tan próximos y tan pequeños que no aparecen en los mapas y que conforman el mundo del individuo: el barrio en que vive; la escuela o universidad en que estudia; la fábrica, el campo o la oficina en que trabaja. Esos son los lugares en que cada hombre, mujer y niño busca ser igual ante la ley, en las oportunidades, en la dignidad sin discriminación. Si esos derechos no significan nada en esos lugares tampoco significan nada en ninguna otra parte».

Sin embargo, cuando un ser humano nace con sexo de mujer, el trato y valor desigual que recibe de las sociedades patriarcales y capitalistas aún imperantes en nuestro siglo XXI es altamente discriminatorio y se evidencia tanto en el ámbito público como en el espacio privado del hogar, en el seno familiar, en donde acontecen muchas violaciones a los derechos humanos de las mujeres de todas las edades y en todos los países. La casa y el propio cuerpo son los primeros lugares en el que las mujeres deben disfrutar sus derechos humanos. Ello viene a reco- nocerse cuando, con la presencia y empuje del movimiento de mujeres en la ONU, se aprueba en 1979 la CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER, conocida como la CEDAW por su sigla en inglés, que define y detalla en qué consiste esa discriminación por razón del sexo contra las mujeres, estableciendo las medidas que deben adoptar los Estados para eliminarla en las leyes, en la administración, en la vida política y pública, en la vida privada y familiar, en la educación, el empleo, la salud, el deporte, el ocio, así como en la cultura y las tradiciones. En el año 2000 se aprobó un Protocolo Facultativo de la CEDAW en el que se norman dos procedimientos para denunciar e investigar las violaciones de los derechos contemplados en la misma.

Los instrumentos anteriores también prohíben esa discriminación en el goce de los derechos, pero la forma en que lo establecen es androcéntrica, por- que son pensados desde las necesidades de los hombres, no crean derechos para las mujeres que sean específicos de su realidad cotidiana sino que ofrecen la posibilidad de ejercer, en igualdad de condiciones con los hombres, derechos reconocidos para ellos. En la CEDAW los derechos se establecen tomando en cuenta las necesidades de las mujeres. Claro que muchos de esos derechos son inherentes a la condición humana y por ende, necesarios para las mujeres también, pero hay derechos que sólo ellas necesitan, ya sea por su condición sexual, de género, o debido a la histórica desigualad de poder entre los sexos.

La CEDAW desarrolla su contenido a partir de un preámbulo y treinta artículos. Destacamos:

a. En su primer artículo, la CEDAW define la discriminación y establece un concepto de igualdad sustantiva: «A los efectos de la presente convención, la expresión ‘discriminación contra la mujer’ denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera».

b. La Convención obliga a los Estados a adoptar medidas concretas para eliminar la discriminación contra las mujeres en todos los ámbitos públicos y privados, practicada por el estado y por cualesquiera personas, organizaciones o empresas; así como para garantizarles el ejercicio y goce de derechos en igualdad de condiciones con los hombres en todas las esferas, en particular en la política, social, eco- nómica y cultural.

c. Permite medidas transitorias de «acción afirmativa» o discriminación positiva, hasta que se logre el objetivo de la igualdad.

d. Exhorta a eliminar los estereotipos en los papeles de hombres y mujeres enquistados en la cultura y la tradición, modificando patrones socioculturales de conducta que eliminen prejuicios y prácticas basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos.

e. Requiere que los Estados eliminen toda forma de trata de mujeres y explotación de la prostitución.

f. Aborda la discriminación en la vida política y pública para asegurar la participación de las mujeres en igualdad de oportunidades, así como sus derechos y los de sus hijas e hijos sobre la nacionalidad.

g. Obliga a eliminar la discriminación en la educación, tanto en el acceso a la misma, como en sus aspectos sustanciales.

h. Manda eliminar toda discriminación contra la mujer en el acceso al empleo, el salario y todas las condiciones laborales. Ni el embarazo ni la maternidad pueden discriminarla en su derecho al trabajo.

i. Incluye la planificación familiar.

j. Aborda la discriminación en la vida económica, social y cultural; en particular las mujeres deben tener igualdad en el derecho a las prestaciones familiares, el crédito financiero y en la participación deportiva y cultural.

k. Llama a eliminar la discriminación contra la mujer en las zonas rurales para que pueda participar por igual en el desarrollo y beneficiarse de éste.

l. Garantiza la igualdad ante la ley, incluyendo la legislación del matrimonio y la familia.

m. Crea el Comité para la Eliminación de la Dis- criminación contra la Mujer (el Comité de la CEDAW), con 23 integrantes, encargado de llevar a la práctica sus disposiciones y vigilar su cumplimiento. Los Estados deben informar al Comité sobre sus actividades encaminadas a alcanzar las metas de la Convención.

La CEDAW no se pronuncia explícitamente sobre la violencia contra las mujeres por razones de género, lo que es señalado ya en la década de los 80 por el movimiento de mujeres latinoamericanas. Por su incidencia, en enero de 1992, el Comité de la CEDAW aprobó la Recomendación General 19 en la que se afirma que «la violencia de género, la cual impide o anula el ejercicio de las mujeres de sus derechos humanos y las libertades fundamentales… es discriminación». Posteriormente, la Conferencia Mundial sobre DDHH de Viena (1993) incorpora la violencia contra las mujeres en la agenda de los DDHH, y en diciembre de ese año la Asamblea General de la ONU aprueba la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, en cuya definición incluye el abuso no físico, denuncia esa violencia en el hogar y en la comunidad, y repudia la idea de que los Estados no son responsables ni llamados a rendir cuentas por la violencia perpetrada por actores privados.

Si bien esa Declaración no es vinculante, en el sistema Interamericano de DDHH sí lo es la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, «Convención de Belem do Pará», adoptada en 1995, que declara el derecho humano fundamental de las mujeres a una vida libre de violencia, a la que define como cual- quier acción o conducta, basada en su género, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, en el ámbito público (comunidad, trabajo, espacios políticos, escuelas, iglesias, etc.) o en el privado (casa, hogar, familia).

Establece que el derecho a vivir libres de violencia incluye, ente otros: el derecho de las mujeres a que se respete su vida, su integridad física, psíquica y moral; derecho a su libertad y seguridad; a ser valoradas y educadas libres de patrones estereotipados de comportamiento y prácticas sociales, culturales o religiosas basadas en conceptos de inferioridad o subordinación. Esta Convención impone deberes a los Estados de adoptar políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar la violencia, así como mecanismos interamericanos de protección.

Una vez ratificada una convención, queda mucho por hacer: difundirla, cumplirla, adoptar leyes y políticas públicas; disponer los fondos necesarios; que el proceso de cambio de las tradiciones y costumbres sea efectivo.

Es necesaria la toma de conciencia de mujeres y de hombres, de estados y de organizaciones, de que la igualdad de género es una exigencia de la justicia y una premisa inaplazable para el desarrollo humano y el buen vivir social. Es una revolución pendiente qpor la que debemos organizarnos y luchar.

Domingo V de Pascua

Para entender bien este texto es necesario saber que tanto la vid (o las uvas) o como la higuera (o los higos) son símbolos del pueblo de Dios en el AT. Así, el profeta Oseas (9,10), refiriéndose al pueblo, dice: «Como uvas en el desierto encontré a Israel, como breva en la higuera descubrí a vuestros padres». Jeremías (24,1-10) cuenta una visión con estas palabras: «El Señor me mostró dos cestas de higos… una tenía higos exquisitos, es decir, brevas; otra tenía higos muy pasados, que no se podían comer». Los higos exquisitos aparecen como figura de los desterrados fieles a Dios; los «muy pasados que no se podía comer» son figura del rey, sus dignatarios y el resto de Jerusalén que han quedado en Palestina o residen en Egipto (v. 8).

Pero tanto la vid (que da agrazones en lugar de uvas) como la higuera (abundante en hojas, pero sin frutos) son figura del pueblo judío y de sus gobernantes, que no se han mantenido fieles a Dios. El fruto que Dios esperaba de Israel era el cumplimiento de las dos exigencias fundamentales de la Ley: el amor a Dios y el amor al prójimo como a sí mismo (12,28-31). Practicar ese amor, encarnado, según Is 5,7 (cf. Mc 12,1-2), en la justicia y el derecho, era la tarea preparatoria de la antigua alianza en relación con el reinado de Dios prometido. Sin embargo este pueblo no ha dado los frutos deseados a lo largo de la historia. Así Jeremías (8,4- 13), después de constatar la corrupción de Jerusalén, que, a pesar de todo, se gloría de la Ley, termina descorazonado diciendo: «Si intento cosecharlos, oráculo del Señor, no hay racimos en la vid ni higos en la higuera».

El texto completo de este pasaje del profeta ilumina el sentido de la esterilidad: «Así dice el Señor: «¿No se levanta el que cayó?, ¿no vuelve el que se fue? Entonces, ¿por qué este pueblo de Jerusalén ha apostatado irrevocablemente? Se afianza en la rebelión, se niega a convertirse. He escuchado atentamente: no dice la verdad, nadie se arrepiente de su maldad diciendo: «¿Qué he hecho?». Todos vuelven a su extravío… mi pueblo no comprende el mandato del Señor. ¿Por qué decís: «Somos sabios, tenemos la Ley del Señor»?, si la ha falsificado la pluma falsa de los escribanos… Del primero al último sólo buscan medrar; profetas y sacerdotes se dedican al fraude».

Semejante es el lamento de Miq 7,1ss: «¡Ay de mí! Me sucede como al que rebusca terminada la vendimia: no quedan uvas para comer, ni brevas que tanto me gustan». La decepción del profeta proviene de que los piadosos y justos han desaparecido de la tierra y todos cometen malas acciones. A la higuera-Israel la conmina Jesús en el evangelio de Marcos de este modo: «Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti».

No le lanza una maldición que le desee directamente la muerte o algún mal.

Jesús no expresa odio o aborrecimiento hacia la higuera-institución. De hecho, no le dice: «No produzcas fruto», ni tampoco anuncia que no encontrarán fruto en ella, condenándola a la esterilidad. Le dice: «Nunca jamás coma ya nadie fruto de ti». Expresa así Jesús el deseo vehemente de que ninguna persona, judía o no, recurra para su alimento-vida a la higuera- institución o dependa de ella; quiere que la humanidad repudie su doctrina y su ejemplo; que nadie busque nada en ella ni acepte nada de ella; que quede aislada al margen de la sociedad humana, y termine así su papel histórico.

El juicio tan tajante de Jesús sobre el templo y la institución, que los presenta como el prototipo de lo aborrecible, se debe a que ésta ha sido infiel a la misión que Dios le había asignado, en dos aspectos diferentes que serán explicitados en la perícopa siguiente: hacia fuera ha traicionado el universalismo que debía encarnar, y hacia dentro del pueblo se ha convertido en instrumento de explotación.

Con ello, siendo la institución judía con el templo la única representante en la tierra del verdadero Dios, deforma su imagen, convirtiéndolo en un Dios particularista y legitimador de la injusticia. Apaga así el faro que debía iluminar a la humanidad y cancela todo horizonte de esperanza. Es el juicio del Mesías sobre las instituciones de Israel. Constata el fracaso de la antigua alianza y, por su parte, declara el fin de la misión de Israel en la historia.

Como se ve, las palabras de Jesús no tendrán efecto más que si cada uno siguiendo su deseo, renuncia a buscar alimento en la higuera, es decir, si dejan de profesar la ideología que la institución propone o las ventajas que procura la adhesión a ella. El cumplimiento de estas palabras, depende de la opción libre de los seres humanos.

Frente a aquel pueblo que había sido infiel a Dios a lo largo de la historia, Jesús funda un nuevo pueblo, una comunidad humana nueva, verdadero pueblo de Dios, cuya identidad le viene de la unión con Jesús, que le comunica incesantemente el Espíritu, y el fruto de su actividad depende de ella.

La vid o la viña es el símbolo de Israel como pueblo de Dios (Sal 80,9; Is 5,1-7; Jr 2,21; Ez 19,10-12). La afirmación de Jesús se contrapone a esos textos; no hay más pueblo de Dios (vid y sarmientos) que la nueva humanidad que se construye a partir de él (la vid verdadera, cf. 1,9: la luz verdadera; 6,32: el verdadero pan del cielo). Como en el AT, es Dios, a quien Jesús llama su Padre, quien ha plantado y cuida esta vid.

Advertencia severa de Jesús, que define la misión de la comunidad. Él no ha creado un círculo cerrado, sino un grupo en expansión: todo miembro tiene un crecimiento que efectuar y una misión que cumplir. El fruto es el hombre nuevo, que se va realizando, en intensidad, en cada individuo y en la comunidad (crecimiento, maduración), y, en extensión, por la propagación del mensaje, en los de fuera (nuevo nacimiento). La actividad, expresión del dinamismo del Espíritu, es la condición para que el hombre nuevo exista.

El sarmiento no produce fruto cuando no responde a la vida que recibe y no la comunica a otros. El Padre, que cuida de la viña, lo corta: es un sarmiento que no pertenece a la vid.

En la alegoría, la sentencia toma el aspecto de poda. Pero esa sentencia no es más que el refrendo de la que cada uno se ha dado: al negarse a amar y no hacer caso al Hijo, se coloca en la zona de la reprobación de Dios (3,36). El sarmiento que no da fruto es aquel que pertenece a la comunidad, pero no responde al Espíritu; el que come el pan, pero no se asimila a Jesús.

Quien practica el amor tiene que seguir un proceso ascendente, un desarrollo, hecho posible por la limpia que el Padre hace. Con ella elimina factores de muerte, haciendo que el discípulo sea cada vez más auténtico y más libre, y aumente así su capacidad de entrega y su eficacia. Pretende acrecentar el fruto: en el discípulo, fruto de madurez; en otros, fruto de nueva humanidad.

El sarmiento no tiene vida propia y, por tanto, no puede dar fruto de por sí; necesita la savia, es decir, el Espíritu comunicado por Jesús. Interrumpir la relación con él significa cortarse de la fuente de la vida y reducirse a la esterilidad.

El fruto de que se hablaba antes se especifica como mucho fruto (cf. 12,24). Éste está en función de la unión con él, de quien fluye la vida. Sin estar unido a Jesús, el discípulo no puede comunicarla (sin mí no podéis hacer nada). El porvenir del que sale de la comunidad por falta de amor es «secarse», es decir, carecer de vida. El final es la destrucción (los echan al fuego y se queman). La muerte en vida acaba en la muerte definitiva. Qué bien lo había entendido Juan en su carta cuando sentencia: «Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó». El amor es lo único que conduce a la vida verdadera y definitiva.

Nota: No es recomendable comentar este evangelio prescindiendo absolutamente del tema de su historicidad, comentar estas palabras de Jesús, como si fueran históricamente literales, como si Jesús hubiese pensado así… «Hasta hace 100 años –como todavía hoy en círculos poco instruidos- se tenía por cierto que la creencia en Jesús como Dios encarnado se basaba con toda certeza en la propia enseñanza de Jesús (…). Difícilmente habrá un estudioso competente del Nuevo Testamento que este preparado para defender que las cuatro veces que aparece la frase «Yo soy» en Juan puedan atribuirse históricamente a Jesús» (cf. John Hick, La metáfora de Dios encarnado, Abyayala, Quito 2004, adquirible por internet, y en varias librerías españolas). Permitir que siga habiendo personas que se mantengan en una «ignorancia vencible» sobre este punto vendría a ser un flaco favor al pueblo de Dios.

Nota: No hay capítulo de la serie «Un tal Jesús» que aborde el evangelio de este domingo. Puede escogerse en su portal (untaljesus.net) algún otro capítulo que resulte sugerente.

Para la revisión de vida

¿Vivo realmente unido a un tronco, a unas raíces? ¿Cuál es el tronco en el que estoy establecido? ¿Cuáles son las raíces últimas que alimentan mi vida?

¿Estoy en verdad unido a Dios? ¿Soy realmente teocéntrico o me pierdo en ramas y sarmientos laterales, en mediaciones religiosas que me apartan del verdadero y absoluto centro?

Para la reunión de grupo

– Juan elabora su evangelio cargado de teología y de proclamación de fe. Hasta hace unos 70 años el cristianismo católico consideró las palabras puestas por Juan en boca de Jesús como literalmente históricas, pronunciadas además por una persona que tenía plena y absoluta conciencia de sí misma como Hijo de Dios. Hoy día, ningún biblista piensa así. ¿Dialogar en el grupo –con ayuda de algún experto si hace falta- sobre «la conciencia de Jesús».

– Si esas palabras no son de Jesús, sino de Juan, ¿qué cambia? ¿Nada? ¿Algo? ¿Qué? ¿Su autoridad? ¿Su sentido? ¿La hermenéutica con que deben ser interpretadas?

– Cuando Jesús dice que es él la vid y que los sarmientos no pueden tener vida sino unidos a la vid… ¿lo está diciendo en un sentido absoluto y universal? ¿Todo ser humano se salva sólo por su unión a la vid que es Jesús? ¿Y quienes no conocen a Jesús se salvan? ¿Cómo? El lenguaje de la vid es metafórico o descriptivo? ¿Es real?

– ¿Cabe entender la imagen de la unión de la viña con los sarmientos como una justificación de una «vida espiritual» intimista, individual? ¿Puede mirarse también en perspectiva comunitaria?

– Gianni Vattimo ha publicado un artículo en el que considera a las religiones como higueras secas… Puede ser objeto de un diálogo-debate en el grupo.

(http://www.elpais.com/articulo/opinion/religion/enemiga/civilizacion/elpepiopi/20090301elpepio pi_12/Tes/)

Para la oración de los fieles

– Para que toda la Iglesia siga siendo en medio del mundo el Camino, la Verdad y la Vida que fue y es Jesús para todos nosotros. Oremos.

– Para que sepamos orientar a las personas, especialmente a los jóvenes, que buscan su camino en la vida. Oremos.

– Para que seamos, con nuestro ejemplo de solidaridad con los pobres y necesitados, luz orientadora de los que buscan la verdad. Oremos.

– Para que seamos fomentadores y transmisores de vida entre quienes andan en sombras de muerte. Oremos.

– Para que con creatividad y solidaridad, construyamos el templo de piedras vivas que es la comunidad. Oremos.

– Para que corroboremos siempre nuestras palabras con el testimonio vivo de nuestra propia vida. Oremos

Oración comunitaria

Oh Dios, Misterio incomprensible, Presencia inasible, Amor inexpresable, Luz inefable. Ayúdanos a comprender que la Verdad está más allá de nuestras formulaciones, que la Vida eres Tú mismo, y que los Caminos que conducen a Ti son infinitos. Nosotros  concretamente te lo pedimos inspirados por Jesús, hijo tuyo y hermano mayor nuestro. Amén.

Ecclesia in Medio Oriente – Benedicto XVI

33. La Iglesia latina en Oriente Medio, además de estar sufriendo una sangría de muchos de sus fieles, experimenta otra situación diferente, debiendo afrontar nuevos y numerosos retos pastorales. Sus pastores tienen que gestionar la afluencia masiva y la presencia en los países económicamente fuertes de la región de trabajadores de todo tipo, procedentes de África, el Extremo Oriente y el subcontinente indio. Estas poblaciones, compuestas a menudo de hombres y mujeres solos o de familias enteras, se enfrentan a una doble precariedad. Son extranjeros en la tierra donde trabajan, y muchas veces se encuentran en situaciones de discriminación e injusticia. El extranjero es objeto de la atención de Dios y, por tanto, merece respeto. En el juicio final se tendrá en cuenta cómo ha sido acogido (cf. Mt 25,35.43)[29] .


[29] Cf. Propositio 14.

Música – Domingo V de Pascua

Entrada: ALELUYA, EL SEÑOR ES NUESTRO REY (1a. y 5a. estrofas) – Miguel Manzano
Aclamemos hoy al Señor – J. Pedro Martins

Aspersión: NUEVA VIDA – Cesáreo Gabaráin
Agua Viva – Alberto Taulé

Gloria: GLORIA A DIOS EN EL CIELO (11) – Alberto Taulé

Del salmo 21: BENDITO SEA EL SEÑOR. ALELUYA – B. Carrillo

Aclamación: ALELUYA, ALELUYA (19) – J. Pedro Martins

Ofrendas: TE OFRECEMOS, PADRE NUESTRO – Orlando Ponce

Himno: SANTO, SANTO, SANTO (13) – Alberto Taulé

Paz: CORDERO DE DIOS (16) – Francisco Fernández/Guisasola

Comunión: COMULGAR ES COMPARTIR – Alfonso Franco A.
Quiero estar a tu lado, Señor – Carmelo Erdozáin

Meditación: AMAOS – José Miguel Cubeles/Kairoi
El Reino de Dios – Luis Alfredo Díaz Britos

Salida: ALÉGRATE, MARÍA – José Sánchez López (P. Josico)
La Pascua con María – Bernardo Velado/Antonio Alcalde

Letras y partituras de los cantos

Recursos – Domingo V de Pascua

PRESENTACIÓN DE UN RAMO DE FLORES DE ALMENDRO

(El ramo puede ser de flores de cualquier árbol y lo puede ofrecer cualquiera de los adultos de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy este hermoso ramo de flores, que es símbolo, sin embargo, de lo que les sucede a quienes no están unidos y unidas a Cristo, pues su belleza desaparece en breve tiempo. Las flores se marchitan y quedan desnudas las ramas, que entran también en un proceso de muerte. Señor, nosotros y nosotras no queremos ser tan hermosos y hermosas como este ramo de flores, pero sí queremos, si Tú así nos lo concedes, vivir como tu Hijo lo hizo, por la gracia que nos concedes a través de El.

PRESENTACIÓN DE UNAS TIJERAS DE PODAR

(Otro de los adultos presenta unas tijeras de podar. Puede ser de sexo distinto al que ha hecho la ofrenda anterior)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Por mi parte, Señor, te traigo estas tijeras de podador. Todos y todas conocemos cuál es su finalidad y cómo, matando lo superfluo, generan nueva y más vigorosa vida. También sabemos que la permanencia en tu Hijo Jesucristo nos pone en situación de poda, de morir para resucitar. Que las dificultades de la poda no nos hagan desistir de vivir en Jesucristo, de imitarle y de identificarnos con Él.

PRESENTACIÓN DE UN BEBÉ

(Esta ofrenda la debe hacer la propia madre del niño o de la niña)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy el fruto de mis propias entrañas. Permaneció en ellas durante nueve largos meses, dependiendo en todo y por todo de mí. Aún sigue dependiendo, pues es un ser tan frágil que sin mí no sería capaz de sobrevivir. Soy consciente, sin embargo, de que el niño (la niña) es un proyecto de persona diferente, a la que hay que favorecer su desarrollo. Así queremos nosotros y nosotras, Señor, ser en unión a tu Hijo Jesucristo. De él recibimos la vida, pero nosotros y nosotras hemos de ser protagonistas y libres para vivirla. Edúcanos, Señor, en la libertad y la responsabilidad.

PRESENTACIÓN DE UN MAPA O PLANO DE UNA CIUDAD

(Da lo mismo que sea un mapa de carreteras que un plano de una ciudad, y que haga la ofrenda cualquier miembro de la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te ofrezco hoy este mapa (plano), ayuda para los y las que no encuentran los caminos. También los hombres y mujeres de hoy, nosotros mismos, buscamos con ansiedad el sentido de nuestras personas y de nuestras vidas; muchos de ellos y ellas ni siquiera lo encuentran.

Al ofrecerte hoy este signo, nosotros queremos hacer pública confesión de que tu Hijo, Jesucristo, es nuestro mejor y único mapa para saber cuáles son los caminos de nuestra vida, pues Él los recorrió primero. Te pedimos hoy, sin embargo, que si se hace la oscuridad en nuestras vidas o surgen la duda y la tentación, Tú nos ilumines para recuperar, en y por tu Hijo Jesucristo, nuestro sentido.

PRESENTACIÓN DE UNA PIEDRA

(Sin exagerar en el tamaño, sí que debiera verse que es un material de construcción. Debe hacer la ofrenda alguien de la comunidad que esté relacionado con esa actividad humana)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, por mi trabajo sé bien lo que te traigo y para lo que sirve. Es una piedra, y la usamos para construir con solidez. Como ella, y aún más porque es la clave, es tu Hijo Jesucristo para nuestra comunidad y para la Iglesia. Gracias a Él se sostiene todo el edificio y, en él, encuentra su sentido.

Al hacerte hoy esta ofrenda, quiero, en nombre de toda la comunidad, ofrecerte nuestro edificio espiritual, el Cuerpo de tu Hijo que se «encarna» en nuestra parroquia (comunidad). Y con ella, va nuestro compromiso de ser testigos de tu Hijo resucitado en medio de este mundo. Nuestra experiencia de unidad entre nosotros y nosotras y de servicio al mundo quiere ser nuestro ofrecimiento.

Oración de los fieles – Domingo V de Pascua

Oramos a Dios Padre, única vid, de quien proceden todos los bienes recibidos, para que nos llene con sus dones.

R. AYÚDANOS SEÑOR, A DAR FRUTOS DE AMOR.

1.- Por toda la Iglesia; para que unida a su único Señor por la fe, haga llegar a todos sus miembros la verdad, el amor y la entrega. OREMOS

2.- Por todos los que prestan un servicio en la Iglesia; para que dejándose podar de tantas cosas que los esclavizan lleguen a ser fecundos en su misión y generosos en la entrega. OREMOS

3.- Por las familias que se encuentran pasando momentos de dificultad; para que acudan al Señor con la seguridad de que injertadas en Él les llegará la fuerza para suavizar su dolor. OREMOS

4.- Por los enfermos; para que pongan sus dolores, sus sufrimientos, los pies de Cristo. Él los aliviará y les ayudará a encontrar la persona adecuada para compartirlos. OREMOS

5.- Por todos los que dejamos de dar frutos porque vivimos en la comodidad; para que el Señor nos dé la gracia de comprender que estamos privando a los demás de los beneficios que les pertenecen de los dones que hemos recibido. OREMOS

6.- Por todos los que compartimos esta Eucaristía; para que vivamos en el servicio la manifestación de amor que nos enseñó Cristo. OREMOS

Padre bueno, escucha nuestras súplicas y concédenos permanecer en Ti, único Señor por medio de la fe traducida en obras. Por Jesucristo nuestro Señor.

Amén.

Comentario al evangelio – 24 abril

El Evangelio permanece escrito con tinta indeleble en lo hondo de nuestras entrañas humanas, pero anunciar a Jesús y creer en Él casi nunca responde a un movimiento espontáneo, natural: somos torpes para hablar bien de Dios, aun llevando su imagen dentro de nosotros; y pobres para creer en Dios, aun habiéndolo conocido encarnado en la historia.

Las lecturas del libro de Hechos que escuchamos estos días están redactadas con delicadeza y finura, pero no ocultan la difícil evangelización de los primeros discípulos de Jesús. El escritor sagrado jamás pierde la compostura, pero tampoco oculta la verdad. Las idas y venidas de Esteban, Pablo, Bernabé y tantos otros responden, por un lado, a la alegría irrefrenable de quien se ha encontrado con Cristo y desea comunicarlo; por otro lado, son un vivo testimonio de la cruda problemática que acarrea siempre la transmisión de la fe: el Señor nos ha llamado a evangelizar, eso no se duda, pero… ¿quién, cómo, cuándo y a quién? ¿Cómo tener certeza de que la mano del Señor –su Espíritu- está con nosotros al darlo a conocer?

Las fricciones externas a que da lugar el anuncio del evangelio tienen una cierta correspondencia con las resistencias internas del discípulo. Los judíos que se encontraban en Jerusalén por la fiesta de la Dedicación  han visto a Jesús y también las obras que Él estaba haciendo en nombre del Padre. Sin embargo, no terminan de dar el salto de la fe, porque no se trata de fiarse de un hombre bueno, sino de creer que ese hombre es Dios mismo con nosotros. ¿Cómo saber con certeza que Él es quien dice ser? ¿Por qué entregar el corazón a quien no manifiesta su gloria de manera inequívoca?

Cuando pensamos que lo tenemos todo a favor para encontrar al Señor y para comunicarlo con acierto, el desconcierto de la evangelización y la inquietud de la fe pueden hacernos zozobrar… no ser que elijamos la senda de la humildad y la paciencia evangélicas. Humildes para hablar de Quien siempre nos excede; pacientes para convertirnos en ovejas que han aprendido a reconocer Su voz. Entonces, sí. Entonces, poco a poco, iremos convirtiéndonos en testigos y mensajeros del gozo del Evangelio.

Adrián de Prado, cmf.