PRESENTADOR
Un profesor de una Universidad de Barcelona, estudioso del tema religioso, afirma que las actuales generaciones son analfabetas en materia religiosa.
Cito algunos ejemplos muy simples, que, sin embargo, ayudan, facilitan el encuentro y la comprensión entre Jesús y el pueblo judío entre la Biblia y el mensaje cristiano. Ahí van algunos ejemplos: “comprar un “moisés”, «lavarse las manos como Pilato”, “el benjamín de la casa”, ”hacer de chivo expiatorio”, «estar hecho un cristo”, “es un Babel”, “no solo de pan vive el hombre”, “el que está libre de pecado que tire la primera piedra”, ”poner la otra mejilla”, ”echar margaritas a los puercos”, “de Pascuas a Ramos”, ”pasar las de Caín” y un largo etc.
Centrándonos en la lectura de la misa de hoy, concretamente en la frase: “Hasta que San Juan baje el dedo”, se parece mucho a los ejemplos anteriores. Nos da a entender que el asunto que tenemos entre manos se alargará por mucho tiempo. Pero este Santo original, como ninguno, no solo es sugerente por la frase, también lo es como modelo de comportamiento, de cumplidor de su misión: Prepara al pueblo judío para recibir al Mesías, a Jesús el Salvador. El Bautista supo retirarse a un segundo plano para dejarle a Jesús el primero: “Conviene que yo disminuya y Él crezca“. Es difícil cumplir con ésta condición. Cuesta ahondar en esta dirección. Es lo mejor que se puede decir de este Santo tan interesante. Sería magnífico que fuéramos los cristianos, como el Bautista: atractivos presentadores de Jesús, que lo presentemos como persona digna de ser atendida, contemplada y seguida.
Jesús anima con la alabanza mayor que un creyente puede escuchar : ”¿Qué salisteis a ver? ¿Un profeta?. Os digo que sí, y más que profeta”. A éste se refiere lo que está escrito: “Mira, envío por delante a mi mensajero para que prepare el camino. Os digo que entre los nacidos de mujer ninguno es mayor que Juan”.
En nuestras televisiones conocemos a varios presentadores. No siempre son conscientes de la influencia que ejercen. Si bien, cada uno somos responsables de nuestros actos.
Josetxu Canibe