29. “Pero esta «unión íntima y vital con Dios» (GS 19, 1) puede ser olvidada, desconocida e incluso rechazada explícitamente por el hombre. Tales actitudes pueden tener orígenes muy diversos (Cf. GS 19-21): la rebelión contra el mal en el mundo, la ignorancia o la indiferencia religiosas, los afanes del mundo y de las riquezas (Cf. Mt 13, 22), el mal ejemplo de los creyentes, las corrientes del pensamiento hostiles a la religión, y finalmente esa actitud del hombre pecador que, por miedo, se oculta de Dios (Cf. Gn 3, 8-10) y huye ante su llamada (Cf. Jon 1, 3)”.
Como veis, después de haber subrayado en los puntos anteriores que el hombre es un ser abierto a la trascendencia, religioso por naturaleza, que hacerse la pregunta religiosa no es fruto de una educación que desde fuera se nos meten, sino que esas preguntas hechas en todas las culturas y en todos los tiempos son algo que nace de la propia criatura que tiene las huellas del creador impresas, Dios nos ha creado a su imagen y semejanza y lógicamente tenemos una tendencia a la plenitud. La paradoja es que el ser humano es un ser limitado pero que al mismo tiempo puede saciarlo Dios, somos un poco de tierra con hambre de infinito, y no hay otro ser que tenga esta paradoja como nosotros, pequeños, pero al mismo tiempo creados para Dios.
Después de haber hecho esta afirmación que es tan básica de partida, decimos, bueno, esta unión vital tan grande que el Concilio Vaticano II la GS en el punto 19 describe así “La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la vocación con Dios, desde su mismo nacimiento el hombre es invitado al diálogo con Dios, existe pura y simplemente por el amor de Dios que lo creó, y por el amor de Dios que lo conserva, y sólo se puede decir que vive en la plenitud de la verdad cuando reconoce libremente ese amor y se confía por entero a su creador”.
Esta es la vocación para la que hemos sido creados, estamos llamados por la creación, desde que fuimos pensados por Dios, a que nuestra felicidad sea la unión con Dios. Después de haber afirmado esto, el Catecismo afirma, bien somos conscientes de que esta vocación para la que hemos sido creados se puede frustrar, de hecho, muchos de nuestros hermanos y nosotros mismos hemos vivido incoherencias, rechazos a Dios, negaciones explícitas de su existencia o vivir como si Dios no existiese, etc., es decir, existe el fenómeno de ese rechazo para la vocación para la que hemos sido creado, que es la unión con Dios. Puede ser olvidado, desconocido o rechazado explícitamente.
Subdivide ese rechazo de la vocación originaria de la unión con Dios en tres apartados, por desconocimiento, por olvido o por rechazo:
- Por desconocimiento, todos somos conscientes de que aunque existe una religiosidad dentro de nosotros y una cierta apertura a la trascendencia, como no te eduquen, como no tengas a alguien junto a ti que ejerza un poco de estrella de Belén que te guie hasta el conocimiento del Dios verdadero pues el desconocimiento puede hacer muchos estragos, luego también hay que reconocer que no es sólo nuestro desconocimiento, sino que en esta sociedad hay muchas incitaciones para que te olvides de todo, porque claro, la falta de formación se combina con que esta sociedad parece que estuviese pensada para que no pensásemos, parece que todo se ha pensado para que no pienses, consume y calla y tira hacia adelante y pon la televisión si te viene algún pensamiento, que no te preguntes sobre el sentido de la vida. La fe católica, el Concilio Vaticano II afirma que incluso puede haber desconocimientos inculpables, a veces uno puede tener un desconocimiento del cual es culpable porque él ha rechazado la formación, pero también puede haber muchos desconocimientos que sean inculpables, es más que nosotros tengamos la culpa de que haya mucha gente que no haya conocido a Dios, que no haya conocido el rostro verdadero de Dios. Si no hay quien les predique, ¿cómo van a creer? dice San Pablo.
- Otro motivo puede ser el olvido, la dejadez, la pereza que muchas veces suele ser una de las causas principales, sencillamente el alejamiento de Dios antes que el rechazo, difícilmente se llega directamente al rechazo de Dios sin haber pasado por las etapas de dejadez, de olvido, etc… Es como si uno va bajando los peldaños de una escalera y el primer peldaño es soy católico, pero no prácticamente, el siguiente es creo en Dios, pero no sé si creo en la Iglesia, el siguiente es creo en Dios, pero no sé si es Jesucristo o no, ya ha bajado otro peldaño, y al final es que no creo en nada. Es decir, el primer escalón suele ser la dejadez, la pereza, el olvido y luego va ocurriendo aquello de si no vives como piensas acabas pensando como vives, si tú no vives conforme a tus ideales, tus ideales te están denunciando a ti mismo y entonces vas rebajando los ideales y muchas veces en el inicio de ese proceso ha estado la dejadez, la pereza, esa tendencia al mínimo esfuerzo. La tercera posibilidad es, hemos dicho desconocimiento, olvido, y respecto al olvido podemos también señalar qué frecuente suele ser que muchos creyentes haciendo memoria de su vida religiosa digan “Jo, yo antes tuve una época en mi vida en la que fui mucho más religioso, cuando era joven, pequeño… pero la vida me ha llevado a olvidarme”, echamos fuera de nosotros la culpa, pero ha habido una parte de dejadez y de pereza.
- De los tres casos el tercero es el rechazo explícito que es posible que ocurra por soberbia, por orgullo, ahora lo analizaremos un poco más pero nos fijamos como el Concilio Vaticano II viene a decir lo siguiente en la GS, punto 19, párrafo 2o “La palabra ateísmo designa realidades muy diversas, unos niegan a Dios expresamente, otros afirman que nada puede decirse acerca de Dios, los hay que someten la cuestión teológica a un análisis metodológico tal que reputa como inútil el planteamiento de la cuestión, muchos rebasando indebidamente los límites de las ciencias positivas pretenden explicarlo todo desde la base puramente científica, lo que la ciencia no demuestra no sirve para nada…, hay quienes exaltan tanto al hombre que dejan sin sentido la cuestión de la fe parece que el hombre es el centro de todo y Dios nada únicamente serviría si lo utilizamos como criado nuestro hay quienes imaginan un Dios por ellos rechazado que nada tiene que ver con el Dios del evangelio, a quien dice yo no creo en Dios porque es como un policía que me persigue, es tal o cual, me he hecho una imagen odiosa de Dios y claro luego termino siendo ateo, pero tú eres ateo, pero no es que niegues al Dios verdadero sino que estás negando la imagen negativa que te has hecho de Dios.
Este tipo de situaciones tan diversas son las posibilidades de ese rechazo, pero acordémonos que tenemos una libertad de la cual somos responsables, que la libertad es un signo de esa dignidad del hombre, que hemos sido creados para la verdad y para el amor, pero nuestra libertad si no es bien utilizada nos puede apartar del fin para el que hemos sido creados. La libertad es necesaria para vivir la vocación al amor y a la verdad, no se puede amar sin ser libres, pero claro, que paradoja es que yo utilice mi libertad para negar a quien me dio la libertad, Dios me ha hecho libre hasta el punto de que con mi libertad puedo negarle a Dios, que paradoja, y sin embargo Dios no se arrepiente de habernos creado libres, porque si no fuéramos libres no podríamos ser ateos, pero tampoco podríamos ser santos. La libertad nos puede llevar a hacer barbaridades hasta negar a Dios, pero la libertad es también condición para la santidad y para un amor libre en el que nos abrimos al amor de Dios y le devolvemos amor con amor, así Dios nos ha creado libres con todas las consecuencias, también la posibilidad del rechazo.
Este ha sido el punto de partida, ahora entraremos en sus contenidos. Hay según el punto 29 del Catecismo tres posibilidades de rechazar la vocación de la unión con Dios, desconocimiento, olvido y rechazo explícito.
Tales actitudes pueden tener orígenes muy diversos, la rebelión contra el mal en el mundo, la ignorancia o indiferencia religiosa, los afanes del mundo y de las riquezas, el mal ejemplo de los creyentes, las corrientes de pensamiento hostiles a la religión y la actitud del hombre pecador que por miedo se oculta de Dios y huye ante su llamada.
Vamos a ir analizándolas una por una:
1.- La rebelión contra el mal en el mundo. Una de las causas del rechazo o el olvido de Dios puede ser la rebelión contra el mal en el mundo. Ciertamente la existencia del mal es un misterio que nos supera y ha habido muchas personas especialmente sensibles que cuando han vivido situaciones muy duras de dolor, algunos es curioso que las situaciones de dureza le han acercado a Dios, igual se sentían olvidados de Dios y una enfermedad grave, un acontecimiento duro en sus vidas les ha acercado a Dios, les ha despertado la sensibilidad religiosa, ha sido casi como un aldabonazo para decir ¡Eres consciente, mira como ha fallecido tu padre, tu esposo, tus esposa… no te das cuenta que esta vida es fugaz y estás entregado a ella como si fuese dios, como si fuese eterna y es totalmente pasajera y cómo lo importante es prepararnos para nuestro encuentro con Dios definitivo! A veces estas personas tienen este tipo de encaje, con perdón, del dolor y del sufrimiento y de la cruz que les ha acercado a Dios, pero otras personas, sin embargo, suelen tener otro tipo de reacción diferente. En lugar de reaccionar como hemos comentado, pues dicen…Y esto ¿por qué me toca a mí?
2.- ¿Qué mal he hecho yo? Y si Dios es bueno ¿Cómo permite estas desgracias en el mundo? ¡Que contradicción que Dios diga que me ama y al mismo tiempo Él que es el Señor de la historia y si todo está en su mano como Dios permite esto! Es curioso que ante los mismos males pueda haber reacciones diametralmente opuestas, pero es así. Nos acordamos del libro de Job, y como Job comenzó diciendo al principio cuando le venían las desgracias, “El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea el nombre del Señor”, pero luego cuando continuaba la prueba también se rebotó. ¿Qué está detrás de esto? A veces el Señor nos purifica, como fue el caso de Job, y dentro de los planes de Dios para algunas personas, no tenemos que escandalizarnos de que tengan momentos de rebelión, sino tener paciencia y perseverancia.
Recuerdo que cuando a veces hemos hablado de las previsibles reacciones que suele tener alguien a la hora de encajar una noticia, por ejemplo, que tiene una enfermedad gravísima o incluso terminal, cuando a alguien le dan una noticia de ese calibre, algunos psicólogos suelen decir que es bastante normal dentro del desarrollo de una persona de cómo acoge esa idea que pase por una serie de estadios distintos, entonces en un primer momento pretende ignorar, hace como el avestruz, en segundo lugar suele tener un rebote muy grande y en siguiente lugar suele ser a veces el de tener un momento de bajón como una depresión, y quizás éste suele ser el proceder normal y finalmente se pasa a una etapa de aceptación. Pero no hay que escandalizarse porque alguien tenga dentro de los pasos que pasar por un momento de rebeldía cuando ha recibido una noticia como esa, porque antes de llegar a la aceptación es frecuente que se pase por unos momentos de rebeldía, desesperación o venirse abajo para finalmente tener una acogida y encenderse dentro del él la luz de la esperanza. Pero también yo creo que por una parte hay que no escandalizarse, pero también hay que reconocer que a veces detrás de estas rebeliones contra el mal está un concepto que tenemos d Dios a nuestro servicio religioso “Dios está para satisfacer todas las peticiones que el hago y ¿Cómo me ha podido fallar?”.
A veces nos hacemos una imagen de un Dios utilitario, tenemos una concepción utilitarista de Dios. Y no, Dios sabe más, Dios sabe más que nosotros y además creo que detrás de ese rechazo o de esa rebelión contra Dios por motivo de mal del mundo, pues desde luego se esconde un rechazo de la sabiduría de la cruz, no hemos entendido la sabiduría de la cruz, no hemos entendido lo que supone que Dios nos salvase abrazando el sufrimiento de la cruz, esa es la clave yo diría, esa es la clave de la clave, cuando tú te sientas llagado, mira las llagas de Cristo, cuando tú te sientas sufriente, mira al Cristo sufriente que da sentido a tu dolor. Bueno, hemos dicho que en primer lugar que la rebelión contra el mal suele ser una causa importante.
3.- La ignorancia o la indiferencia religiosas, que ciertamente son dos cosas distintas, pero aquí, tal y como están expuestas, creo que se refiere más bien a la indiferencia como actitud, que claro, de la indiferencia con el tiempo se deriva la ignorancia, porque si yo soy indiferente con el tiempo al final termino por ser ignorante. La indiferencia puede ser hoy en día el estadio más lejano a la fe, incluso hay algunos estudiosos de la fenomenología religiosa que suelen decir que la indiferencia religiosa que caracteriza en este momento más en nuestra cultura que el ateísmo, (quizá cuando se realizó el Concilio Vaticano II tal y como se habla y se escribe en muchos de sus puntos, el ateísmo explícito era la gran bestia que se alzaba contra la fe, hoy en día, no es tanto el ateísmo, el Concilio Vaticano II tiene lugar en la primera parte de la década de los sesenta, pero en este momento es la indiferencia, sin duda alguna, la que tiene muchas más incidencia que el ateísmo, y, posiblemente cuando alguien ha caído en esa indiferencia, para mí Dios no es nada, en mi vida es insignificante, mi vida se entiende desde el materialismo, etc., Dios es algo sobreañadido que no es necesario para la vida, no me formulo a mí mismo las preguntas sobre el sentido de la vida sino que el pasotismo acaba llenándolo todo.
Posiblemente la indiferencia es el lugar más alejado de la fe, con lo cual, a veces suele decirse que la indiferencia para sanarse igual tiene que pasar primeramente por el agnosticismo o por el ateísmo para luego llegar a la fe. Es casi peor la indiferencia que el agnosticismo o el ateísmo. Igual un indiferente para llegar a la fe tendría que pasar por ser ateo, porque en el fondo, el que es ateo, por lo menos piensa, el que niega a Dios por lo menos piensa, pero el indiferente se niega a pensar ¿Tú crees en Dios? Yo paso. Es como si le preguntásemos por un ovni, seguro que tendría más curiosidad por un ovni que por Dios. Conocéis la famosa frase de la Madre Teresa de Calcuta que dice que el mayor pecado de nuestro tiempo es la indiferencia.
4.- Los afanes de este mundo y las riquezas. Nos refiere ahí Mt 13, 22 “El que fue sembrado entre los abrojos es el que oye la palabra, pero las persecuciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y queda sin fruto”. Este mundo materialista y capitalista tiene una capacidad de seducción muy grande, una capacidad de embrujo es como un canto de sirena que nos atonta y nos absorbe, el hecho de que tengamos incluso miedo al silencio, a quedarnos solos. Es impresionante ver como tantas personas van escuchando música, no tienen ningún momento de quedarse a solas. El otro día me decía una persona que había estado en un lugar, en un monasterio y decía “Me despertaba el silencio, porque no estamos acostumbrados a ese silencio”. Esto es más que una anécdota, tenemos un planteamiento materialista en la existencia que yo me atrevería a decir que puede ser la causa principal del ateísmo en occidente.
Frente a Marx que decía que la religión es el opio del pueblo, yo me atrevería a decir, el materialismo es el opio del pueblo, para que no pienses, pan y circo, el método de los romanos para tener a la población contenta, diversiones, más diversiones y todas tus necesidades satisfechas, es el pan y circo que en el fondo, lo curioso del asunto es que nosotros mismos, no solamente que el emperador queriendo dominar a la población utiliza maliciosamente esa manera de drogarlo, es que nosotros mismos a veces somos nuestros fabricantes de droga y nosotros mismos la consumimos. No le echemos únicamente la culpa a los diseñadores de esta sociedad materialista, sino que existe también una complicidad evidente en todos nosotros. Entonces mientras que el hombre, que es un ser espiritual, esté sobre saciado de bienes materiales, que tiene no lo que necesita sino mucho más de lo que necesita, ¿Qué ocurre? Pues que pierde su instinto espiritual, o lo adormece, o lo anestesia. El hombre tiene un sentido espiritual, pero con tanto materialismo…
Yo a veces he puesto un ejemplo de un perro de caza de esos que impresiona ver cómo el perro de caza tiene un instinto cazador y cómo cuando pasa un ave se le ponen las orejas tiesas y se pone en posición estirada y con todos los sentidos perfectamente orientados a esa ave que pasa, pero si tú a ese perro de caza le pones todos los días un plato de carne picada, sobreabundante, ya te digo yo que ese perro con el tiempo va perdiendo su instinto de caza, al final ni las orejas se le ponen tiesas cuando pasa el ave.
Este ejemplo apliquémoslo a nosotros porque es verdad que el materialismo de la vida nos puede domesticar de una manera en la que perdemos el instinto espiritual. Hace poco os comentaba de un chico africano que me había hablado y me había dicho, uno viene a España y ve que mientras que la gente lo tiene todo se olvida de ̈Dios, como si pensasen que Dios no es necesario porque tenemos dinero, cuenta corriente, tarjeta de crédito y absurdamente el materialismo te lleva a olvidarte de Dios. Pues sin duda el materialismo es una de las grandes causas que originan el ateísmo o el olvido de Dios.
5.- El mal ejemplo de los creyentes. En concreto dice el párrafo tercero del punto 19 de la GS del Concilio Vaticano II “Quienes voluntariamente pretenden apartar de su corazón a Dios y soslayar las cuestiones religiosas desoyen el dictamen de su conciencia, y por tanto, no carecen de culpa, sin embargo, también los creyentes tienen en esto su parte de responsabilidad porque el ateísmo considerado en su total integridad no es sólo un fenómeno originario sino que es un fenómeno derivado de varias causas entre las que se debe contar también la reacción crítica contra las religiones y ciertamente en algunas zonas del mundo sobre todo contra la religión cristiana. Por lo cual en esta génesis del ateísmo puede tener parte no pequeña los propios creyentes en cuanto que con el descuido de la educación religiosa o con la exposición inadecuada de la doctrina, incluso con los defectos de su vida religiosa, moral y social han velado, más bien, que revelado el genuino rostro de Dios y de la religión”. Tenemos, como veis, que coger esta capacidad de canalizar la realidad no con una forma autodefensora, ¡La verdad nos hará libres! Y claro que nosotros tenemos nuestra parte de culpa en la increencia que nos rodea, si fuésemos más santos el mundo creería más. Esto es obvio, allí donde hay un padre santo los hijos tienen un testimonio que los mueve. Allí donde hay un párroco verdaderamente entregado a Dios lo lógico es que se note en la parroquia. Es una gran responsabilidad el hecho de que por nosotros alguien pueda acercarse a Dios o alejarse de Dios. Nosotros no dejamos de ser, los cristianos, como un espejo que refleja quien es Dios, lógicamente cuando se habla de Dios uno tiende a fijarse en los que son creyentes, a ver cómo es la vida de los creyentes, y si no se distingue en nada… ¡Podemos ser nosotros causa de escándalo por una vida incoherente! Soy consciente de que alguno estará pensando, pero bueno, el pecado de los cristianos no quita la existencia y el amor de Dios, el pecado de los que son mediadores, bueno pecado de ellos es, pero no por eso me va a limitar mi entrega a Dios, sí, pero para poder hacer uno esa afirmación tiene que tener una fe firme, cuando no tiene una fe firme es bastante probable que las incoherencias con el mensaje de Cristo a quienes las predican haga daño a los que están débiles en su fe, a las conciencias más débiles. ¡Qué responsabilidad es que mis hijos o mis parroquianos puedan alejarse de Dios por mis pecados! ¡Cuántas veces hemos de pedirle a Dios, yo a veces he hecho esa oración ¡Señor, que por mi culpa nadie es aleje de ti, y te pido que ojalá a través de mí, como instrumento tuyo, algunas personas puedan acercarse a ti! Esa es una petición muy sagrada, Señor, que yo no sea motivo de escándalo para nadie. Jesús dice en el Evangelio “ay de aquellos que escandalicen a uno de estos pequeños, más les valdría atarse una piedra al cuello y lanzarse al río” Yo creo que no hay ninguna frase en el Evangelio más dura que esa, y habla del pecado de escándalo, que alguno de esos pequeños, que alguna conciencia se aleje de Dios por motivo mío, que yo le haga mal espiritualmente.
6.- Las corrientes de pensamiento hostiles a la religión. Existen corrientes de pensamiento hostiles, por ejemplo, el hecho de que exista hoy en día un relativismo tan generalizado, la negación de que no existe verdad absoluta, cada uno hace su propia verdad, etc., ese tipo de afirmaciones tan relativistas, será verdad para ti, pero para mí no, no existe una verdad que valga para todos… todo este tipo de pensamientos son causantes en gran medida del ateísmo. O, por ejemplo, aquí lo que sirve es la ciencia, entendido por ciencia una ciencia experimental, y todo lo que no sea ciencia no existe. O por ejemplo la ideología de género que tanto se difunde que hace daño para nuestra creencia en Dios, yo no soy hombre ni mujer, yo elijo mi sexualidad, yo me revelo contra el creador y yo voy a elegir. Todo ese tipo de ideologías de genero son una no aceptación de nuestro ser criatura. Yo soy criatura y una criatura tiene que aceptar el ser de su naturaleza, si no, ¿Cómo vas a reconocer al creador? Obviamente este tipo de ideologías, como existió en un tiempo el ateísmo del marxismo, pues esa teoría científica según la cual la religión estaba pensada para que las clases económicas más pudientes estuviesen sometiendo a las clases pobres, diciéndoles que guantazo a guantazo en vuestra pobreza aquí porque después así tendréis la vida eterna, es decir, la religión ha sido inventada por los pudientes para someter a los pobres. Este tipo de pensamientos, ideologías conducen al rechazo de Dios.
7.- Finalmente, esa actitud del hombre pecador que por miedo se oculta de Dios y huye de su llamada. También existe tal cosa, aquí nos cita Gn 3, 8-10 cuando dice que “oyeron Adán y Eva, después de haber pecado, el ruido de los pasos de Yahvé que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa y se ocultaron de la vista de Yahvé de entre los árboles. Entonces …” Es decir, estos versículos del Génesis en los que se nos habla que el hombre tenía miedo de Dios, claro que son reflejo de una de las actitudes que nos apartan de Dios, que es no tener confianza en Dios, pensar que Dios es mi enemigo, que viene a quitarme mi libertad, mejor me escondo a ver si me reprocha, a ver si me pide una conversión que hoy no estoy dispuesto a mover mi vida, el miedo a Dios, no confiar en su bondad y en su misericordia, eso que dice el refrán “Se piensa el ladrón que todos son de su condición”. A veces nosotros como proyectamos en Dios nuestra forma egoísta de ser dice uno “me voy a esconder de Dios no sea que me pida algo que a mí no me apetece darle”. Este miedo, esta desconfianza en Dios es una causa de ateísmo. Es como si yo pensase que mi padre o mi madre me van a decir algo que es contra mí, y entonces me alejo de ellos. Si mi padre y mi madre que me quieren aquello que me digan va a ser para mi bien. Otro texto que se nos ofrece es el de Jonás 1, 3 cuando Yahvé le dirigió la palabra a Jonás y le dijo “levántate, vete a Nínive y proclama en ella el mensaje que yo te doy, que su maldad clama ante Dios” y a Jonás le da miedo ir a Nínive, porque es una ciudad hostil, y eso de ir allí para hacer de profeta de calamidades “sois unos pecadores, Dios está disgustado por vuestra vida y os pide conversión”, claro a nadie le gusta ser profeta de calamidades. Dice Jonás, me escapo, menuda la que me va a caer, entonces se va, bajó a Jope, embarcó en un barco que salía para Tarsis, pagó su peaje y cuando se embarcó, cuenta el libro de Jonás, que se desencadenó un gran viento sobre el mar, que hubo una borrasca tremenda y el barco parecía que se iba a romper y los marineros vieron una tormenta tan grande que dijeron “esto es un castigo de Dios por alguna cosa, ¿qué ha pasado aquí? Alguien ha enfurecido a Dios, vieron a Jonás que estaba durmiendo en plena tormenta, sospecharon de él y lo tiraron al mar. Todos sabemos el episodio de la ballena, etc. Pero es curioso, es importante saber que Jonás se había metido en ese barco huyendo de Dios. Es decir, que el no tener confianza en Dios acaba siendo una causa de rechazo de su llamada. Pues bien, como veis este punto 29 que hemos explicado es muy práctico porque hace una especie de elenco, en total hemos explicado seis causas de posible ateísmo, agnosticismo, de rechazo de Dios.
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