Vísperas – Martes XV del Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: COMO EL NIÑO QUE NO SABE DORMIRSE

Como el niño que no sabe dormirse
sin cogerse a la mano de su madre,
así mi corazón viene a ponerse
sobre tus manos, al caer la tarde.

Como el niño que sabe que alguien vela
su sueño de inocencia y esperanza,
así descansará mi alma segura
sabiendo que eres tú quien nos aguarda.

Tú endulzarás mi última amargura,
tú aliviarás el último cansancio,
tú cuidarás los sueños de la noche,
tú borrarás las huellas de mi llanto.

Tú nos darás mañana nuevamente
la antorcha de la luz y la alegría,
y, por las horas que te traigo muertas,
tú me darás una mañana viva. Amén.

SALMODIA

Ant 1. El Señor rodea a su pueblo.

Salmo 124 – EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.

Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.

No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.

Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor rodea a su pueblo.

Ant 2. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Salmo 130 – COMO UN NIÑO, ISRAEL SE ABANDONÓ EN LOS BRAZOS DE DIOS

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.

Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Ant 3. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap 4, 11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

LECTURA BREVE   Rm 12, 9-12

Que vuestra caridad sea sincera. Aborreced el mal y aplicaos al bien. En punto a caridad fraterna, amaos entrañablemente unos a otros. En cuanto a la mutua estima, tened por más dignos a los demás. Nada de pereza en vuestro celo, sirviendo con fervor de espíritu al Señor. Que la esperanza os tenga alegres; estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.

RESPONSORIO BREVE

V. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.

V. Tu fidelidad de generación en generación.
R. Más estable que el cielo.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.

PRECES

Invoquemos a Dios, esperanza de su pueblo, diciendo:

Escúchanos, Señor.

Te damos gracias, Señor, porque hemos sido enriquecidos en todo por Cristo, tu Hijo;
haz que por él crezcamos en todo conocimiento.

En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los que gobiernan;
dales, pues, acierto en sus decisiones para que te sean gratos en su pensar y obrar.

Tú que a los artistas concedes inspiración para plasmar la belleza que de ti procede,
haz que con sus obras aumente el gozo y la esperanza de los hombres.

Tú que no permites que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas,
da fortaleza a los débiles, levanta a los caídos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que nos has prometido la resurrección en el último día,
no te olvides de tus hijos que ya han dejado el cuerpo mortal.

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común:

Padre nuestro…

ORACION

Nuestra oración vespertina suba hasta ti, Padre de clemencia, y descienda sobre nosotros tu bendición; así, con tu ayuda seremos salvados ahora y por siempre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 17 de julio

Lectio: Martes, 17 Julio, 2018
Tiempo Ordinario

1) Oración inicial
¡Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados, para que puedan volver al buen camino!, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Mateo 11,20-24
Entonces se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido:
«¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti.»
3) Reflexión
• El Sermón de la Misión ocupa el capítulo 10. Los capítulos 11 y 12 describen como Jesús realizaba la Misión. A lo largo de estos dos capítulos, aparecen las adhesiones, las dudas y los rechazos que la acción de Jesús iba provocando. Juan el Bautista, que miraba con los ojos del pasado, no conseguía, entenderlo (Mt 11,1-15). La gente, que miraba hacia Jesús con finalidad interesada, no fue capaz de entenderlo (Mt 11,16-19). Las grandes ciudades alrededor del lago, que oyeron la predicación de Jesús y vieron sus milagros, no quisieron abrirse a su mensaje (es el texto del evangelio de hoy) (Mt 11,20-24). Los sabios y los doctores, que apreciaban todo a partir de su propia ciencia, no fueron capaces de entender la predicación de Jesús (Mt 11,25). Los fariseos que confiaban sólo en la observancia de la ley, criticaban a Jesús (Mt 12,1-8) y decidieron matarle (Mt 12,9-14). Decían que Jesús actuaba en nombre de Belcebú (Mt 12,22-37). Querían de él una prueba para poderle creer (Mt 12,38-45). Tampoco sus parientes apoyaban a Jesús (Mt 12,46-50). Solo los pequeños y el pueblo enfermo lo entendían y aceptaban la Buena Nueva del Reino (Mt 11,25-30). Iban detrás de él (Mt 12,15-16) y veían en él el Siervo anunciado por Isaías (Mt 12,17-21).
• Esta manera de describir la acción misericordiosa de Jesús era una advertencia clara para los discípulos y las discípulas que andaban con Jesús por Galilea. No podían esperar mucha recompensa ni elogio por el hecho de ser misioneros de Jesús. La advertencia vale también para nosotros que, hoy, leemos y meditamos este Sermón de la Misión, pues los evangelios están escritos para todos. Nos invitan a confrontar nuestra actitud con la actitud de los personajes que aparecen en el evangelio y a preguntarnos si somos como Juan Bautista (Mt 11,1-15), como el pueblo interesado (Mt 11,16-19), como las ciudades incrédulas (Mt 11,20-24), como los doctores que pensaban saberlo todo y no entendían nada (Mt 11,25), como los fariseos que lo único que sabían hacer era criticar (Mt 12,1-45) o como la gente pequeña que iba en busca de Jesús para seguirle (Mt 12,15) y que con su sabiduría, sabe entender y aceptar el mensaje del Reino (Mt 11,25-30).
• Mateo 11,20: La palabra contra las ciudades que no lo recibieron. El espacio por donde Jesús anduvo durante aquellos tres años de su vida misionera era un espacio reducido. A lo largo del Mar de Galilea había pocos Km. cuadrados entorno a las ciudades de Cafarnaún, Betsaida y Corazín. ¡Solamente pocos km! Fue, pues, en este espacio muy pequeño, donde Jesús realizó la mayor parte de sus milagros y de sus discursos. Vino a salvar a toda la humanidad, y casi no salió del limitado espacio de su tierra. Trágicamente, Jesús tuvo que constatar que la gente de aquellas ciudades no quiso aceptar el mensaje del Reino y no se convirtió. Las ciudades se fijaron en su rigidez, en sus tradiciones y en sus costumbres y no aceptaron la invitación de Jesús que consistía en cambiar vida.
• Mateo 11,21-24: Corazín, Betsaida y Cafarnaún son peores que Tiro, Sidón y Sódoma. En el pasado, Tiro y Sidón, enemigos férreos de Israel, maltrataron al pueblo de Dios. Por esto, fueron maldecidas por los profetas (Is 23,1; Jr 25,22; 47,4; Ez 26,3; 27,2; 28,2; Jl 4,4; Am 1,10). Y ahora, Jesús dice que estas ciudades, símbolos de toda la maldad posible, se hubiesen convertido ya si en ellas se hubiesen dado los milagros hechos en Corazín y Betsaida. La ciudad de Sodoma, símbolo de la peor perversión, fue destruida por la ira de Dios (Gén 18,16 a 19,29). Y ahora Jesús dice que Sódoma existiría hasta hoy, pues se hubiera convertido si hubiese visto los milagros que Jesús hizo en Cafarnaún. Hoy sigue en pie la misma paradoja. Muchos de nosotros, que somos católicos desde niños, tenemos tantas convicciones consolidadas, que nadie es capaz de convertirnos. Y en algunos lugares, el cristianismo, en vez de ser fuente de cambio y de conversión, es el reducto de las fuerzas más reaccionarias de la política del país.
4) Para la reflexión personal
• ¿Cómo me sitúo ante la Buena Nueva de Jesús: como Juan el Bautista, como el pueblo interesado, como los doctores, como los fariseos o como el pueblo pequeño y libre?
• Mi ciudad y mi país, ¿merecen la advertencia de Jesús contra Cafarnaún, Corazín y Betsaida?
5) Oración final
¡Grande es Yahvé y muy digno de alabanza!
En la ciudad de nuestro Dios
está su monte santo,
hermosa colina,
alegría de toda la tierra. (Sal 48,2-3)

Democracia paritaria, derecho y género

Alda Facio

En 1981 la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) especificó, para la mitad de la humanidad que había sido excluida, las obligaciones de los Estados con respecto a garantizar la participación igualitaria de sus ciudadanas en el quehacer político. Estas obligaciones ya estaban previstas en los artículos 2, 3 y 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; sin embargo como no se entendía que esos artículos incluían a las mujeres, se tuvo que redactar el artículo 7 de la CEDAW que no deja duda del derecho de las mujeres a la participación en la vida política en igualdad de condiciones con los hombres.

Con la CEDAW en mano, el movimiento feminista logró convencer a la comunidad internacional que era indispensable hacer efectivo el derecho de las mujeres a la participación política para lograr la eliminación de la discriminación. Muchos Estados respondieron implementando diversas medidas que aumentaron sustancialmente la participación en las siguientes décadas.

En 1993 las y los delegados oficiales en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos cedieron a la presión ejercida por mujeres de todo el mundo para que se estableciera en su documento final, la Declaración y el Programa de Acción de Viena, el reconocimiento de los derechos de la mujer como derechos humanos, lo cual incluye, por supuesto, el derecho humano a la participación en las decisiones públicas.

En 1995, la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y su documento final, la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, se convirtieron en el catalizador para que los gobiernos de todo el mundo establecieran cuotas de representación política de las mujeres que propiciaron que se duplicase el promedio mundial de dicha representación en menos de dos décadas.

A pesar de este aumento numérico y el creciente reconocimiento de que no puede llamarse democrática una sociedad en la que hombres y mujeres no compartan la adopción de decisiones políticas y los intereses de ambos no se tengan en cuenta por igual, las innumerables barreras económicas, sociales, religiosas y culturales a las que aún se enfrentan las mujeres, siguen limitando seriamente esa participación. Ni siquiera las democracias históricamente estables han podido integrar plenamente y en condiciones de igualdad las opiniones y los intereses de la mitad femenina de la población.

Por eso es tan importante reconocer que la eliminación de las barreras jurídicas que impedían y que en algunos países todavía impiden la participación de las mujeres, aunque necesaria, no es suficiente. La falta de una participación plena e igualitaria de las mujeres no siempre es deliberada, sino que obedece a prácticas y estereotipos inconscientes que, de manera indirecta, promueven al hombre o le facilitan la participación en detrimento de las mujeres. Es por ello que el artículo 4 de la CEDAW alienta a la utilización de medidas especiales de carácter temporal («acciones afirmativas») para dar pleno cumplimiento a su artículo 7. Es más, yo diría que para superar siglos de dominación masculina en la vida pública y acelerar el logro de la igualdad, los Estados tienen la obligación de implementar estas medidas especiales de carácter temporal. Éstas deben orientarse claramente a apoyar la igualdad sustantiva, que no se reduce a trato idéntico entre hombres y mujeres sino que requiere implementar todas y cada una de las medidas que sean necesarias para alcanzarla y así cumplir con los principios constitucionales que garantizan la igualdad de todos los y las ciudadanas.

Es importante distinguir claramente entre las medidas especiales de carácter temporal para acelerar el logro de objetivos concretos relacionados con la participación igualitaria de mujeres y hombres en espacios de poder, y otras políticas sociales generales adoptadas para mejorar la situación de la mujer para que ésta pueda participar en condiciones igualitarias. No todas las medidas que puedan ser o que serán favorables a las mujeres son medidas especiales de carácter temporal. El establecimiento de condiciones generales que garanticen los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de la mujer y que tengan por objeto asegurar para ellas una vida digna y sin discriminación no pueden ser consideradas medidas especiales de carácter temporal.

Después de las dos conferencias ya mencionadas, a la par de la implementación de cuotas, se empezó a hablar de «paridad», entendida como una participación equilibrada de mujeres y hombres en las posiciones de poder y de toma de decisiones en todas las esferas de la vida, participación que constituye un indicador de la calidad democrática de los países, integrándose este dato en numerosos índices internacionales.

Pero así como muchas personas nunca entendieron el porqué de las cuotas o su funcionamiento, creyendo que eran topes para la participación de mujeres en vez de mínimos, muchas personas confundieron y todavía confunden el concepto de «cuotas» con el concepto de «paridad». Las cuotas son ejemplos de lo que la CEDAW llama «medidas especiales de carácter temporal», que buscan dar respuesta al desequilibrio de género en los órganos de toma de decisiones. Con su implementación se busca hacer de ellas un mecanismo que garantice la integración de las mujeres a los órganos de decisión a través del establecimiento de porcentajes mínimos de participación femenina en esos espacios. Como su nombre indica, son medidas temporales que apuntan a su desaparición una vez que se ha logrado eliminar las barreras culturales y sociales que impiden a las mujeres participar en esos espacios en igualdad de condiciones con los hombres.

La paridad no es una medida especial de carácter temporal sino precisamente una medida, entre muchas, para garantizar la igualdad en la participación de toma de decisiones. Como afirma la destacada politóloga Beatriz Llanos, «la paridad es una medida definitiva, que reformula la concepción del poder político redefiniéndolo como un espacio que debe ser compartido igualitariamente entre hombres y mujeres, y por ello incide en el resultado desde su propia concepción y no sólo en la oferta electoral, como ocurre con las cuotas».

La paridad exige no sólo que se reconozca que el concepto de ciudadanía no es neutral, sino que se entienda que debido a que éste se compone de hombres y mujeres, ambos deben estar representados en porcentajes similares en el sistema político. No se trata únicamente de cubrir una cuota mayor de cargos políticos a favor de las mujeres, sino de reconocer y respetar en la práctica, el derecho a la igualdad entre mujeres y hombres. En otras palabras, la paridad incluye el aumento cuantitativo de las mujeres en los espacios políticos, pero también acarrea un cambio en los modos de hacer política, construyendo una nueva cultura política.

A pesar de décadas de esfuerzos por institucionalizar ya sea las cuotas o la paridad, en 2011 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) observó que «los avances en la representación política de las mujeres en los distintos ámbitos de gobierno» eran «desiguales» y «lentos» en las Américas. Aún peor, en los últimos años estamos viendo serios retrocesos en nombre de la cultura, la religión o las tradiciones, y en todas las regiones del mundo se están viendo intentos para de nuevo desaparecer el sujeto «mujer», homologándonos con la familia; sustituyendo los ministerios o institutos de la mujer que tanto costó construir en la década de los 90, por ministerios o institutos de la familia; legislando para que la familia sea más protegida que el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia; y derogando las leyes de cuotas de participación femenina con la argumentación de que ya no son necesarias. Menciono esto porque es muy difícil lograr la igualdad en la participación política y pública si las mujeres somos invisibles o simple- mente no existimos como sujetas de derechos, o si tenemos que participar en condiciones de mucha violencia de género contra nosotras.

Para combatir estos y tantos otros retrocesos en cuanto a los derechos humanos de las mujeres creo importante estudiar y utilizar la CEDAW, y sus Recomendaciones Generales, que dicen cómo se debe interpretar la convención. Pero además de combatir esos retrocesos, es importante que por fin se entienda que sin las mujeres, la democracia no va.

17.- La invitación divina y la ingratitud humana

«Semejante es el reino de los cielos a
un hombre rey que celebró las bodas de
su hijo. Y envió sus siervos a
llamar a los invitados a la boda.
Y éstos no quisieron ir» (Mt 22, 2-3).

<

p style=»text-align:justify;»>Señor

Tú eres el gran bienhechor desairado: continuamente ofreces, das, pero los hombres rechazan tus dones.

Los hombres tienen otros manjares y otros banquetes, que prefieren a tus banquetes y a tus manjares.

Así nos lo dijiste claramente en la parábola sobre el banquete de bodas que dio un rey a su hijo. 

<

p style=»text-align:justify;»>Señor

Según entendemos, en este ejemplo quisiste, además de retratarnos nuestra ingratitud, retratar primero el gozo de tu corazón y después tu amargura cuando era despreciada tu invitación.
Como una tentativa más para que rectificáramos nuestro modo de proceder. 

<

p style=»text-align:justify;»>Señor

Déjanos decirte que nos asombra tu gran deseo de que todos participen de tus bienes, tu afán de dar y regalar, de tenernos alrededor de tu mesa.

Nos sorprende tu exquisita atención sin merecerlo nosotros.

Nunca llegaremos a conocer la profundidad y anchura de tu corazón.

<

p style=»text-align:justify;»>Señor

Tú nos conoces y no te cansas de nuestras absurdas negativas.

Por esto insistes de nuevo y envías una y otra vez tus mensajeros a buscarnos.

Tu afán está retratado cuando dices: «Todo está a punto» y terminas con un casi desesperado ruego: «Venid a las bodas».

Te rebajas a pedirnos un favor cada vez que nos ofreces un regalo.

Y no regateas darnos explicaciones y razones para que lo aceptemos. 

<

p style=»text-align:justify;»>Señor

Los hombres de tu tiempo y los de ahora te contestaron «sin hacerte caso», con un gran desdén, sin molestarse en quedar bien con disculpas de palabra.

Así somos: cada uno toma una dirección distinta.

Preferimos ir a nuestra finca, al campo, a la sala de música, al deporte, al cine o teatro; en fin, a donde más nos place.

Y aun hubo y hay quien se enfadó y se enfada con tus ofrecimientos, actuando violentamente, hiriendo y matando a tus mensajeros. 

<

p style=»text-align:justify;»>Señor

Las respuestas que hoy sigues recibiendo a tus continuas invitaciones son muy parecidas a aquellas que entonces recibiste.

No nos interesan tus invitaciones, tenemos otras mejores, otros planes, otros caminos, otros negocios, otros gustos.

Pierdes el tiempo insistiendo, no te metas con nosotros, ya sabemos a dónde ir y qué hacer. Nos molestan tus palabras, tus llamadas; preferimos que nos dejes en paz. 

<

p style=»text-align:justify;»>Señor

A veces lo decimos de otras maneras, con excusas bien calculadas.

Como que nos preocupan las ocupaciones que tenemos; que tenemos más obligaciones de las que podemos atender; que nos falta tiempo para todo; que las prisas nos agobian; que nuestro horario es muy duro y lleno.

Con ello tratamos de convencernos de que no podemos dedicarte ninguna hora libre del día para ti, para estar y hablar contigo, para pensar en tus planes. 

<

p style=»text-align:justify;»>Señor

Muchos de estos hombres y mujeres no pueden oír las voces de los hijos, que preguntan dónde están sus padres, qué hacen, por qué no viven con ellos, por qué no tienen tiempo de hablarles y ayudarles.

Y tú quizá sabes mejor que nadie dónde están estos padres y qué hacen cuando dicen que trabajan y se sacrifican fuera de casa por la familia.
Hemos querido hacernos la vida a nuestro gusto y medida, y todos la vivimos con disgusto y sin medir sus consecuencias. 

<

p style=»text-align:justify;»>Señor

Les molesta a muchas personas que no te quedes tranquilo en el cielo y que te preocupes de arreglar los problemas de nuestro mundo. No les gusta que les hables de que el reino de Dios está también en la tierra y que ha de regir las relaciones sociales, en el trabajo y en la familia.

Te tienen por un intruso, cuando quieres meterte en nuestras leyes, en nuestra conciencia, en nuestra mente y en nuestro corazón. Quieren ser ellos los únicos protagonistas, jueces y árbitros de su libertad y de su vida. 

<

p style=»text-align:justify;»>Señor

Nos das miedo cuando tu paciencia llega al colmo de tu generosidad y no puedes conseguir de nosotros la respuesta de amor y gratitud que tú buscas.

Nos das miedo cuando dices que los que habíamos sido «convidados no éramos dignos» y mandas sustituirlos por otros que estaban «a las salidas de los caminos», y eran en tus palabras «malos y buenos». 

<

p style=»text-align:justify;»>Señor

Sabemos que tu corazón no puede dejar de amar ni de dar continuamente.

Tu banquete, tus bienes, tus regalos, tus ayudas, no pueden perderse en el vacío.

Si los elegidos primero lo rehusamos todo, otros se han de beneficiar de lo que hemos despreciado.

Tienes que ser justo hasta el fin y quieres ser generoso hasta el exceso. 

<

p style=»text-align:justify;»>Señor

Tu última palabra de la parábola nos aclara quién gozará de tu Reino en los cielos: no los llamados que no responden, sino los llamados que te aman y demuestran su amor con las obras.

A estos últimos, y sólo a éstos, tú escoges y seleccionas para acompañarte y vivir en tu Reino. Ojalá podamos ser nosotros de estos últimos.

Miguel Beltrán

Gaudete et exsultate (Francisco I)

17. A veces la vida presenta desafíos mayores y a través de ellos el Señor nos invita a nuevas conversiones que permiten que su gracia se manifieste mejor en nuestra existencia «para que participemos de su santidad» (Hb 12,10). Otras veces solo se trata de encontrar una forma más perfecta de vivir lo que ya hacemos: «Hay inspiraciones que tienden solamente a una extraordinaria perfección de los ejercicios ordinarios de la vida»[15]. Cuando el Cardenal Francisco Javier Nguyên van Thuânestaba en la cárcel, renunció a desgastarse esperando su liberación. Su opción fue «vivir el momento presente colmándolo de amor»; y el modo como se concretaba esto era: «Aprovecho las ocasiones que se presentan cada día para realizar acciones ordinarias de manera extraordinaria»[16].


[15] S. Francisco de Sales, Tratado del amor a Dios, VIII, 11.

[16] Cinco panes y dos peces: un gozoso testimonio de fe desde el sufrimiento en la cárcel, México 19999, 21.

Música – Domingo XVI de Tiempo Ordinario

Entrada: LA ALEGRÍA DE VIVIR – M. de Terry
En la fiesta del domingo – Carmelo Erdozáin

Penitencial: SEÑOR, TEN PIEDAD – Alberto Taulé

Gloria: GLORIA A DIOS EN EL CIELO – Rufino Zaragoza

Del salmo 22: EL SEÑOR ES MI PASTOR NADA ME FALTA – V. M. Amaral

Aclamación: ALELUYA – Cesáreo Gabaráin

Ofrendas: RECIBE OH DIOS – Tradicional

Himno: SANTO, SANTO, SANTO – Cesáreo Gabaráin

Paz: CORDERO DE DIOS – Alejandro Mejía

Comunión: DANOS DE TU PAN – Pedro Joaquín Madurga
Y cenaré contigo – Joaquín Santos Elías

Meditación: OÍ TU VOZ – Carmelo Erdozáin
Donde irán los hombres – Luis Alfredo Díaz

Salida: MARÍA, ENSÉÑANOS – Edgar López
Gracias, Madre – José Miguel Cubeles

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Cantos del domingo

Recursos – Domingo XVI de Tiempo Ordinario

PRESENTACIÓN DE UNA REVISTA DEL CORAZÓN

(Puede hacer esta ofrenda una de las mujeres de la comunidad. Luego dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy esta revista de las llamadas del corazón, como expresión de la banalidad de la vida y de cómo, al menos en lo que nos muestran, la gente vive sin valores definidos, víctimas de la moda o del qué dirán. Con ella, nosotros y nosotras te queremos expresar nuestros deseos de vivir desde el mensaje y los valores de tu Hijo, a la vez que te pedimos fortaleza para poderlo hacer en medio de este mundo hostil.

PRESENTACIÓN DE UNOS CASCOS DE AUDIO

(Esta ofrenda la puede hacer uno/a de los/as jóvenes de la comunidad, tan habituados/as a escuchar música con ellos)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo estos cascos, que utilizamos tanto los/as jóvenes de hoy para oír música. Son, sin embargo, un poco símbolo de la soledad, pues nos aíslan de los demás. Eso es precisamente lo que te queremos ofrecer hoy, como uno de los problemas que sufre mucha gente. Pero la soledad sólo se vence con la compañía, y ése es nuestro compromiso hoy, tanto individual como comunitariamente: ser cercanos y cercanas unos de otros y ofrecernos SIEMPRE la mutua ayuda.

PRESENTACIÓN DE UN RELOJ

(Un varón adulto será el encargado de hacer esta ofrenda)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Por mi parte, Señor, te traigo este reloj, que simboliza las prisas y el estrés al que se ven sometidos los hombres y las mujeres de hoy, que viven precisamente contrarreloj. También te traigo el compromiso mío y el de todos y todas de ser un poco de descanso y sosiego para los demás, en vez de fuente creciente de problemas.

PRESENTACIÓN DE UN CAYADO O UN BASTÓN

(Esta ofrenda la puede hacer el mismo presidente o quien dirige el Consejo Pastoral)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy este bastón. Es el símbolo de la autoridad. Con él te quiero ofrecer mi disponibilidad de servicio, porque, como discípulo del Buen Pastor, sé que la única autoridad existente en tu familia es la de la entrega y el servicio incondicional. Dame fuerzas para crecer en mi capacidad de solicitud. En nombre del resto de la comunidad, te ofrezco también su disponibilidad de servicio, pues bien sabemos que somos pastores unos de otros. Trenza entre todos nosotros y todas nosotras esa red del amor y la caridad.

PRESENTACIÓN DE UN MEDICAMENTO

(Con el envoltorio sería suficiente, para tener el valor de símbolo. Y lo puede presentar alguien relacionado con la sanidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Mira, Señor, yo te traigo un medicamento, porque pensamos que es un buen signo de la misericordia, una de las cualidades fundamentales de una comunidad cristiana. Queremos ser eso: medicina para los otros y las otras. Bálsamo y aceite que curen las heridas de los demás. Mera capacidad de escucha, que alivie y aligere los problemas de los otros y de las otras. Y lo queremos hacer a imagen de tu Hijo Jesucristo, tal como Él lo hizo antes y lo hace ahora con nosotros y nosotras.

Oración de los fieles (Domingo XVI de Tiempo Ordinario)

Como en el salmo, queremos dejarnos guiar por Ti, el único y verdadero pastor, ayúdanos a no desviar nuestro camino. Repetimos:

CONDÚCENOS, SEÑOR, Y REPARA NUESTRAS FUERZAS.

1. – Por el Papa, los obispos y sacerdotes para que sean imagen del Pastor al frente de tu Iglesia. OREMOS

2. – Por los dirigentes de las naciones para que sean fieles a su servicio y cuiden de su pueblo como Cristo cuida de su Iglesia. OREMOS

3. – Por los judíos, el otro pueblo de Dios, para que descubran la universalidad del mensaje de Cristo y lo tengan como pastor. OREMOS

4. – Por enfermos crónicos y aquellos cuyas dolencias son largas, para que confíen siempre en el vara y el cayado del Señor. OREMOS

5. – Por todos los misioneros, para que sean constructores de paz entre dos culturas. OREMOS

6. – Por todos nosotros para que seamos ovejas fieles a Cristo y pastores solícitos de su iglesia. OREMOS

Padre, acoge estas necesidades que tu pueblo te presenta y atiéndelas con generosidad. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amen.

Comentario al evangelio (17 de julio)

Llamada a reconocer el paso de Dios

Las alianzas con otros pueblos y el desprecio de la voluntad de Dios eran los distintivos del pueblo de Israel en tiempos del profeta Isaías. En la lectura de este día se narra cómo el profeta sale al encuentro del rey de Judá, Ajaz. Le recuerda que la subsistencia de la dinastía real no dependerá de las alianzas militares con potencias extranjeras. El futuro de Judá y su monarquía depende únicamente de la fe en la Promesa de Dios: “Si no os afirmáis en mí no seréis firmes”. Sólo la confianza absoluta es garantía de salvación. Por eso, hay que excluir el buscar apoyo de las potencias extranjeras, es decir, en los falsos dioses. Nada hay que temer por muy evidentes que sean las pruebas de superioridad de los otros, cuando confiamos del todo en Dios.

Así lo proclama el salmista alabando la protección de Dios para con su pueblo. 

Siglos después, Jesús recordó a sus contemporáneos estas acciones de la historia de su pueblo y les hizo ver que ellos formaban parte de una generación incrédula: no creyeron en Dios porque no le reconocieron a Él como Mesías, ni descubrieron el significado de los signo que Él realizó en algunas ciudades de Galilea -lugar y espacio en donde Jesús realizó su misión-.

Jesús nos llama a hacer memoria del paso de Dios por nuestra vida, a reconocer su acción salvadora sobre nosotros y a confiar en su fuerza liberadora a pesar de todos los signos contrarios a ello que se interpongan en nuestro camino.

Por ello si queremos seguir en el camino de Jesús necesitamos analizar nuestra fe a la luz de su Palabra, de su vida, de sus obras, de sus gestos… y comprobar si es imaginación o es pura experiencia de Dios, el acontecer diario de nuestra existencia. Por eso no podemos dejar de preguntarnos día a día: ¿Vivo cerrado a los signos que revelan Su presencia?