II Vísperas – Asunción de la Bienaventurada Virgen María

LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA. (Solemnidad)

II VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: AL CIELO VAIS, SEÑORA

Al cielo vais, Señora,
allá os reciben con alegre canto;
¡oh, quién pudiera ahora
asirse a vuestro manto
para subir con vos al monte santo!

De ángeles sois llevada,
de quien servida sois desde la cuna,
de estrellas coronada,
cual reina habrá ninguna,
pues os calza los pies la blanca luna.

Volved los linces ojos,
ave preciosa, sola humilde y nueva,
al val de los abrojos
que tales flores lleva,
do suspirando están los hijos de Eva.

Que, si con clara vista
miráis las tristes almas de este suelo,
con propiedad no vista
las subiréis de vuelo,
como perfecta piedra imán al cielo. Amén.

SALMODIA

Ant 1. María ha sido elevada al cielo, los ángeles se alegran y, llenos de gozo, alaban al Señor.

Salmo 121 LA CIUDAD SANTA DE JERUSALÉN

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. María ha sido elevada al cielo, los ángeles se alegran y, llenos de gozo, alaban al Señor.

Ant 2. La Virgen María ha sido elevada al tálamo celestial, donde el Rey de reyes tiene un trono adornado con estrellas.

Salmo 126 – EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. La Virgen María ha sido elevada al tálamo celestial, donde el Rey de reyes tiene un trono adornado con estrellas.

Ant 3. Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de la vida.

Cántico: EL PLAN DIVINO DE SALVACIÓN – Ef 1, 3-10

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

El nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de la vida.

LECTURA BREVE   1Co 15, 22-23

Lo mismo que en Adán todos mueren, en Cristo todos serán llamados de nuevo a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero, Cristo; después, en su Parusía, los de Cristo.

RESPONSORIO BREVE

V. La Virgen María ha sido glorificada sobre los coros de los ángeles.
R. La Virgen María ha sido glorificada sobre los coros de los ángeles.

V. Bendigamos al Señor que la ha enaltecido.
R. Sobre los coros de los ángeles.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. La Virgen María ha sido glorificada sobre los coros de los ángeles.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Hoy la Virgen María ha subido al cielo; alegrémonos, porque reina ya eternamente con Cristo.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Hoy la Virgen María ha subido al cielo; alegrémonos, porque reina ya eternamente con Cristo.

PRECES

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:

Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Señor, Dios nuestro, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.

Tú que nos diste a María por Madre, concede por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,
y a todos abundancia de salud y de paz.

Tú que hiciste de María la llena de gracia,
concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.

Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,
y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que coronaste a María como reina del cielo,
haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos la felicidad de tu reino.

Confiando en el Señor que hizo obras grandes en María, pidamos al Padre que colme también de bienes al mundo hambriento:

Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a los cielos a la inmaculada Virgen María, madre de tu Hijo, haz que nosotros, ya desde este mundo, tengamos todo nuestro ser totalmente orientado hacia el cielo, para que podamos llegar a participar de su misma gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Lectio Divina – 15 de agosto

Lectio: Miércoles, 15 Agosto, 2018

La visita de María a Isabel
Luca 1,39-56

1. LECTIO

a) Oración inicial:

Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría, de ciencia, del entendimiento, de consejo, llénanos, te rogamos, del conocimiento de la Palabra de Dios, llénanos de toda sabiduría e inteligencia espiritual para poderla comprender en profundidad. Haz que bajo tu guía podamos comprender el evangelio de esta solemnidad mariana. Espíritu Santo, tenemos necesidad de ti, el único que continuamente modela en nosotros la figura y la forma de Jesús. Y nos dirigimos a ti, María, Madre de Jesús y de la Iglesia, que has vivido la presencia desbordante del Espíritu Santo, que has experimentado la potencia de su fuerza en ti, que las has visto obrar en tu Hijo Jesús desde el seno materno, abre nuestro corazón y nuestra mente para que seamos dóciles a la escucha de la Palabra de Dios.

b) Lectura del evangelio

Luca 1,39-5639 En aquellos días, se puso en camino María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; 40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.41En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, Isabel quedó llena de Espíritu Santo 42 y exclamó a gritos: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; 43 y ¿de dónde a mí que venga a verme la madre de mi Señor? 44 Porque apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. 45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»
46 Y dijo María:
«Alaba mi alma la grandeza del Señor
47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
48 porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava,
por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
49 porque ha hecho en mi favor cosas grandes el Poderoso, Santo es su nombre
50 y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los de corazón altanero.
52 Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
53 A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos con las manos vacías.
54 Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
55 -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.»
56 María se quedó con ella unos tres meses, y luego se volvió a su casa.

c) Momento de silencio orante

El silencio es una cualidad de quien sabe escuchar a Dios. Esfuérzate por crear en ti una atmósfera de paz y de silenciosa adoración. Si eres capaz de estar en silencio delante de Dios podrás escuchar su respiro que es Vida

2. MEDITATIO

a) Clave de lectura:

Bendita tú entre las mujeres

En la primera parte del evangelio de hoy resuenan las palabras de Isabel, “Bendita tú entre las mujeres”, precedidas por un movimiento espacial. María deja Nazaret, situada al norte de la Palestina, para dirigirse al sur, a casi ciento cincuenta kilómetros, a una localidad que la tradición identifica con la actual Ain Karen, poco lejana de Jerusalén.. El moverse físico muestra la sensibilidad interior de María, que no está cerrada para contemplar de modo privado e intimista el misterio de la divina maternidad que se encierra en ella, sino que es lanzada sobre el sendero de la caridad. Ella se mueve para llevar ayuda a su anciana prima. El dirigirse de María a Isabel es acentuado por el añadido “ de prisa” que San Ambrosio interpreta así: María se puso de prisa en camino hacia la montaña, no porque fuese incrédula a la profecía o incierta del anuncio o dudase de la prueba, sino porque estaba contenta de la promesa y deseosa de cumplir devotamente un servicio, con el ánimo que le venía del íntimo gozo…La gracia del Espíritu Santo no comporta lentitud”. El lector, sin embargo, sabe que el verdadero motivo del viaje no está indicado, pero se lo puede figurar a través de las informaciones tomadas del contexto. El ángel había comunicado a María la preñez de Isabel, ya en el sexto mes (cfr. v.37). Además el hecho de que ella se quedase tres meses (cfr. v.56), justo el tiempo que faltaba para nacer el niño, permite creer que María quería llevar ayuda a su prima. María corre y va a donde le llama la urgencia de una ayuda, de una necesidad, demostrando, así, una finísima sensibilidad y concreta disponibilidad. Junto con María, llevado en su seno, Jesús se mueve con la Madre. De aquí es fácil deducir el valor cristológico del episodio de la visita de María a la prima: la atención cae sobre todo en Jesús. A primera vista parecería una escena concentrada en las dos mujeres, en realidad, lo que importa para el evangelista es el prodigio presente en sus dos respectivas concepciones. La movilización de María, tiende , en el fondo, a que las dos mujeres se encuentren.

Apenas María entra en casa y saluda a Isabel, el pequeño Juan da un salto. Según algunos el salto no es comparable con el acomodarse del feto, experimentado por las mujeres que están encinta. Lucas usa un verbo griego particular que significa propiamente “saltar”. Queriendo interpretar el verbo, un poco más libremente, se le puede traducir por “danzar”, excluyendo así la acepción de un fenómeno sólo físico. Algunos piensan que esta “danza”, se pudiera considerar como una especie de “homenaje” que Juan rinde a Jesús, inaugurando, aunque todavía no nacido, aquel comportamiento de respeto y de subordinación que caracterizará toda su vida: “Después de mí viene uno que es más fuerte que yo y al cuál no soy digno de desatar las correas de sus sandalias” (Mc 1,7). Un día el mismo Juan testimoniará: “Quien tiene a la esposa es el esposo; pero el amigo del esposo que está presente y lo escucha, salta de gozo a la voz del esposo, pues así este mi gozo es cumplido. Él debe crecer y yo por el contrario disminuir” (Jn 3,29-30). Así lo comenta san Ambrosio: “ Isabel oyó antes la voz, pero Juan percibió antes la gracia”. Una confirmación de esta interpretación la encontramos en las mismas palabras de Isabel que, tomando en el v. 44 el mismo verbo ya usado en el v. 41, precisa: “Ha saltado de gozo en mi seno” . Lucas, con estos detalles particulares, ha querido evocar el prodigio verificado en la intimidad de Nazaret. Sólo ahora, gracias al diálogo con una interlocutora, el misterio de la divina maternidad deja su secreto y su dimensión individual, para llegar a convertirse en un hecho conocido, objeto de aprecio y de alabanza. Las palabras de Isabel “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿A qué debo que la madre de mi Señor venga a mí?” (vv. 42-43). Con una expresión semítica que equivale a un superlativo (“entre las mujeres”), el evangelista quiere atraer la atención del lector sobre la función de María: ser la “;Madre del Señor”. Y por tanto a ella se le reserva una bendición (“bendita tú”) y dichosa beatitud. ¿En qué consiste esta última? Expresa la adhesión de María a la voluntad divina. María no es sólo la destinataria de una diseño arcano que la hace bendita, sino persona que sabe aceptar y adherirse a la voluntad de Dios. María es una criatura que cree, porque se ha fiado de una palabra desnuda y que ella la ha revestido con un “sí” de amor. Ahora Isabel le reconoce este servicio de amor, identificándola “bendita como madre y dichosa como creyente”.

Mientras tanto, Juan percibe la presencia de su Señor y salta, expresando con este movimiento interior el gozo que brota de aquel contacto salvífico. De tal suceso se hará intérprete María en el canto del Magnificat.

b) Un canto de amor:

En este canto María se considera parte de los anawim, de los “pobres de Dios”, de aquéllos que ”temen a Dios”, poniendo en Él toda su confianza y esperanza y que en el plano humano no gozan de ningún derecho o prestigio. La espiritualidad de los anawinpuede ser sintetizada por las palabras del salmo 37,79: “Está delante de Dios en silencio y espera en Él”, porque “aquéllos que esperan en el Señor poseerán la tierra”.
En el Salmo 86,6, el orante, dirigiéndose a Dios, dice: “Da a tu siervo tu fuerza”: aquí el término “siervo” expresa el estar sometido, como también el sentimiento de pertenencia a Dios, de sentirse seguro junto a Él.
Los pobres, en el sentido estrictamente bíblico, son aquéllos que ponen en Dios una confianza incondicionada; por esto han de ser considerados como la parte mejor, cualitativa, del pueblo de Israel.
Los orgullosos, por el contrario, son los que ponen toda su confianza en sí mismos.
Ahora, según el Magnificat, los pobres tienen muchísimos motivos para alegrarse, porque Dios glorifica a los anawim (Sal 149,4) y desprecia a los orgullosos. Una imagen del N. T. que traduce muy bien el comportamiento del pobre del A. T. , es la del publicano que con humildad se golpea el pecho, mientras el fariseo complaciéndose de sus méritos se consuma en el orgullo (Lc 18,9-14). En definitiva María celebra todo lo que Dios ha obrado en ella y cuanto obra en el creyente. Gozo y gratitud caracterizan este himno de salvación, que reconoce grande a Dios, pero que también hace grande a quien lo canta.

c) Algunas preguntas para meditar:

– Mi oración ¿es ante todo expresión de un sentimiento o celebración y reconocimiento de la acción de Dios?
– Maria es presentada como la creyente en la Palabra del Señor. ¿Cuánto tiempo dedico a escuchar la Palabra de Dios?
– ¿Tu oración se alimenta de la Biblia, como ha hecho María? ¿O mejor me dedico al devocionismo que produce oraciones incoloras e insípidas? ¿Te convences que volver a la plegaria bíblica es seguridad de encontrar un alimento sólido, escogido por María misma?
– ¿Está en la lógica del Magnificat que exalta el gozo del dar, del perder para encontrar, del acoger, la felicidad de la gratuitidad, de la donación?

3. ORATIO

a) Salmo 44 (45), 10-11; 12; 15b-16

El salmo, en esta segunda parte, glorifica a la reina. En la liturgia de hoy estos versículos son aplicados a María y celebran su belleza y grandeza.

Entre tus predilectas hay hijas de reyes,
la reina a tu derecha, con oro de Ofir.

Escucha, hija, mira, presta oído,
olvida tu pueblo y la casa paterna,
que prendado está el rey de tu belleza.
El es tu señor, ¡póstrate ante él!

La siguen las doncellas, sus amigas,
que avanzan entre risas y alborozo
al entrar en el palacio real.

b) Oración final:

La oración que sigue es una breve meditación sobre el papel materno de María en la vida del creyente: “María, mujer que sabe gozar, que sabe alegrarse, que se deja invadir por la plena consolación del Espíritu Santo, enséñanos a orar para que podamos también nosotros descubrir la fuente del gozo. En la casa de Isabel, tu prima, sintiéndote acogida y comprendida en tu íntimo secreto, prorrumpiste en un himno de alabanza del corazón, hablando de Dios, de ti en relación con Él y de la inaudita aventura ya comenzada de ser madre de Cristo y de todos nosotros, pueblo santo de Dios. Enséñanos a dar un ritmo de esperanza y gritos de gozos a nuestras plegarias, a veces estropeada por amargos lloros y mezcladas de tristeza casi obligatoriamente. El Evangelio nos habla de ti, María, y de Isabel; ambas custodiabais en el corazón algo, que no osabais o no queríais manifestar a nadie. Cada una de vosotras se sintió sin embargo comprendida por la otra en aquel día de la visitación y tuvisteis palabras y plegarias de fiesta. Vuestro encuentro se convirtió en liturgia de acción de gracias y de alabanza al Dios inefable. Tú, mujer del gozo profundo, cantaste el Magnificat, sobrecogida y asombrada por todo lo que el Señor estaba obrando en la humilde sierva. Maginificat es el grito, la explosión de gozo, que resuena dentro de cada uno de nosotros, cuando se siente comprendido y acogido.”

4.CONTEMPLATIO

La Virgen María, templo del Espíritu Santo, ha acogido con fe la Palabra del Señor y se ha entregado completamente al poder del Amor. Por este motivo se ha convertido en imagen de la interioridad, o sea toda recogida bajo la mirada de Dios y abandonada a la potencia del Altísimo. María no habla de sí, para que todo en ella pueda hablar de las maravillas del Señor en su vida.

Lectura continuada del Evangelio de Marcos

Marcos 6, 6b-13

«6bY recorría en círculo las aldeas de aquella zona enseñando. 7Y llama a sía losDoce y comenzó a enviarles de dos en dos, y les daba autoridad sobre los espíritus impuros.

<

p style=»text-align:justify;»>8Y les ordenó para que nadatomaran para el camino, sino solo un bastón; ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja. 9Sino “calzados con las sandalias y no vistáis dos túnicas”.


10Y les decía: “En la casa en que entréis, permaneced allí hasta que salgáis de allí. 11Y en el lugar que no os reciba ni os escuchen, al salir de allí sacudid el polvo de debajo de vuestros pies, como testimonio para ellos”.

12Y, saliendo, proclamaron para que se convirtieran, 13y expulsaban muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y curaban».

 

• El relato del rechazo de Jesús por parte de sus paisanos (6,1-6a) viene seguido por una breve descripción de su enseñanza posterior en esa zona (6,6b) y por un relato más extenso del envío de los Doce para un viaje misionero (6,7-13). Mediante un «sándwich» típico de Marcos, esta descripción del viaje misionero queda interrumpida por la historia de la muerte del Bautista (6,14-29), para culminar después con el relato del retorno de los Doce que vuelven de su viaje (6,30). Ese retorno sirve como transición para la historia de la multiplicación (alimentación) de los cinco mil (6,31-44). El verbo «enseñar» (didaskein) forma una inclusión en torno a todo este «sándwich» (6,6b.30).

En su forma actual, el pasaje está dividido en tres partes: la introducción al envío (6,6b-7), las instrucciones para los misioneros (6,8-11) y la descripción del éxito de la misión (6,12-13). La primera y la tercera partes son paralelas: la enseñanza «peripatética» (de lugar en lugar) de Jesús al principio corresponde a la predicación misionera de los discípulos al final; y el hecho de que Jesús confiera autoridad a sus discípulos para que expulsen espíritus impuros corresponde a los exorcismos y curaciones que él mismo realizaba. La parte intermedia, en la que se contienen las instrucciones misioneras, está subdividida en directrices para el camino (6,8-9) y para la casa (6,10-1 1). El orden resulta lógico: primero, Jesús dice a sus discípulos cómo han de estar preparados cuando se disponen para ir a un lugar; después les dice lo que han de hacer cuando estén allí.

<

p style=»text-align:justify;»>• 6, 6b-7: El pasaje comienza con una noticia de transición sobre el recorrido que Jesús va realizando por las poblaciones de Galilea (6,6b): no abandona la región, sino que prosigue por ella una gira dedicada a la enseñanza. Más aún, encarga a sus discípulos que extiendan su obra, enviándoles de dos en dos, un procedimiento por el que les convierte en sus representantes oficiales, y les concede autoridad sobre los espíritus impuros (6,7). La conexión entre enviarles y dotarles de autoridad ha de entenderse dentro de un mundo en el que, conforme a una sentencia rabínica posterior, se creía que «el representante (literalmente «uno enviado») de alguien era igual que la persona que le enviaba». 
Esta idea de representación nos permite trazar algunos paralelos notables entre Jesús y los Doce: la enseñanza de Jesús (6,6b) se muestra en la enseñanza de los Doce (6,30; cf. 6,12) y la proclamación del arrepentimiento por parte de los Doce en su misión inaugural (6,12) refleja el énfasis que el mismo Jesús ponía en el arrepentimiento, en el momento inicial de su proclamación del evangelio (1,14-15). Las primeras acciones de Jesús, tanto en territorio judío como gentil, fueron poderosos exorcismos (1,21-28 y 5,1-20); en esa misma línea, en las instrucciones que dirige a sus discípulos concede el primer puesto de importancia a la expulsión de los malos espíritus. 


<

p style=»text-align:justify;»>• 6,8-9: Instrucciones para el camino. El hecho de que los Doce hayan recibido un poder espiritual de Jesús indica que Dios está de su parte, de modo que no tienen que preocuparse de la forma en que habrán de alimentase ni de qué han de vivir a lo largo del camino: el mismo Dios que les ha dado dominio sobre los enemigos sobrehumanos resolverá sin duda sus necesidades físicas (cf. Mt 6,25-34). Consecuentemente, el primer conjunto de instrucciones que Jesús les da sobre su viaje misionero se centra no tanto en aquello que deberían llevar, sino en lo que no necesitan llevar: ni pan, ni bolsa de provisiones, ni dinero, sino solo la ropa que llevan puesta. Los enviados de Jesús deben esperar que sus necesidades de comida y cobijo serán resueltas por aquellos que reciben su mensaje. Pero, en un plano más profundo, las necesidades de los discípulos las resolverá el mismo Dios; en ese sentido, resulta significativa la existencia de fuertes conexiones entre la descripción marcana del equipaje e indumentaria de los discípulos, y los de los israelitas a los que Dios saca de Egipto y sostiene durante cuarenta años en el desierto, según las diversas descripciones que ofrece el Antiguo Testamento. Los misioneros de Marcos no tendrán que llevar pan o comida, como tampoco los israelitas tuvieron que acarrear provisiones de pan, porque les llovería el maná del cielo (Ex 16). A los misioneros de Marcos tan solo se les permite tomar un vestido, pues tampoco los israelitas errantes necesitaron tener ropas de reserva, ya que las que tenían se hallaban sobrenaturalmente preservadas del envejecimiento (cf. Dt 8,4; 29,5). Más aún, tres de los elementos mencionados en Mc 6,8-9 -vestidos, comida y sandalias- se encuentran también vinculados de un modo significativo en Dt 29,5-6; y las sandalias se mencionan de nuevo en la instrucción sobre la comida de la pascua en Ex 12,11, junto con otro elemento de Mc 6,8-9, que es el bastón para el camino. Según esto, los paralelos con la tradición del Éxodo resultan amplios y consistentes. Marcos probablemente desea interpretar el viaje misionero de los discípulos como una participación en el nuevo éxodo inaugurado por Jesús. Los Doce no necesitarán llevar consigo el equipaje habitual de los viajeros porque su tarea forma parte del acto divino de la liberación escatológica, y el Dios del Éxodo y de Jesucristo les sostendrá a lo largo del camino. 


<

p style=»text-align:justify;»>• 6,10-11: Instrucción para la casa. El hecho de que la Iglesia reciba un poder divino semejante al de Jesús implica que ella también se encuentra unida a Jesús en el rechazo que este sufre por parte de «esta generación» (cf. 8,12; 9,19). Esta oposición constituye el tema de las instrucciones conclusivas de Jesús (6,10-11). Los discípulos deben permanecer allí donde sean aceptados; pero, en caso de ser rechazados, deberán abandonar la ciudad o población tras haber realizado un gesto profético que anticipa el juicio que Dios enviará sobre esa ciudad. Esta reacción de los discípulos puede parecer exagerada, pero debemos recordar que el rechazo que han de superar no ha sido una negación cortés a escuchar el evangelio, sino una persecución activa que incluye asesinatos (cf. 13,9-13). En respuesta a ese rechazo tan profundamente «arraigado», a los misioneros se les dice que sacudan el polvo de sus pies cuando salgan del lugar; es un signo de que deben rechazar ese lugar de una manera tan completa como el lugar 
les ha rechazado a ellos. La misma dificultad del acto aquí citado -el polvo no se sacude fácilmente de unos pies con sandalias que han estado marchando por los caminos no pavimentados del Cercano Oriente- evoca la profundidad del sentimiento aquí referido. No debe permanecer con el misionero ni el más ligero rastro del lugar que les ha rechazado; deben limpiarse y purificarse decididamente de cualquier huella que recuerde ese lugar y salir de allí. El mismo Dios será quien haga el resto en el día del juicio.

• 6,12-13: La sombría referencia al juicio futuro, al final de las instrucciones misioneras, nos permite pasar mejor a la descripción conclusiva de la misión de los Doce. A la vista de estos milagros, la misión de los Doce resulta un brillante éxito. El poder vivificante de la resurrección, que se anticipa en los milagros y la predicación eficaz de los discípulos, brota del rechazo, sufrimiento y muerte de Jesús, que se sigue manifestando en las persecuciones que padece la Iglesia primitiva.

Este dato queda reforzado por la misma estructura del viaje misionero de Marcos, en el que se intercala nuestra próxima perícopa, la historia de la ejecución de Juan Bautista: de este modo esta se inscribe, como en un tríptico, entre las dos partes en las que se habla del viaje misionero de los Doce que obra milagros y reparte vida (el envío y el retorno de los misioneros: 6,6b-13 y 6,30). Sin embargo, la ejecución de Juan el Bautista anticipa la crucifixión de Jesús. Según eso, la muerte de Jesús en la cruz constituye la base de la experiencia vivificante del evangelio.

Lucas 13, 6-9

«Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar higos pero no halló. Dijo entonces al viñador:
— Mira, hace tres años que vengo a buscar higos a esta higuera, pero nunca encontro nada. Córtala, pues no sirve más que para agotar la tierra.
Pero él contestó.
— Señor, déjala un año más, así tendré tiempo para cavarle alrededor y echarle abono. Puede ser que así dé frutos en adelante; si no, la cortarás» (Lc 13, 6-9).
Voy a contar, a quien quiera oírlo, un episodio que me hizo palpar lo limitado que es un profeta.
A mí no me gustaban muchas cosas… y vivía siempre diciendo:
«No me gusta quien generaliza»;
«no me gusta quien exagera»;
«no me gusta quien sólo sabe atacar»;
«no me gustan los extremistas»;
«no me gustan los intrigantes»;
«no me gustan los alborotadores»;
«no me gustan los explotadores»;
«no me gustan los injustos»;
«no me gustan los vagabundos»;
«no me gustan los cobardes»;
«no me gustan los hipócritas»;
«no me gustan los abusones».
¡Y había cantidad de gente que a mí no me iba!
Un día decidó decírselo a mi amigo Jesucristo. Y tuvo que escucharle más o menos esto:
«Las prostituas y los ladrones encontrarán antes el camino del reino, que no quienes sólo saben ver defectos en todo».
De momento, yo creí que Jesús estaba bromeando.
— ¡Vamos, anda! ¡Una prostituta va a entender más que yo de honestidad, fe, religión y demás cosas bonitas que yo vivo a diario! Este Jesús es fabuloso; pero de vez en cuando dice algunas cosas que, si uno no las interpreta bien, acaba por pensar que está hablando en serio…
Y traté de interpretar lo que él decía:
«Naturalmente, en aquel entonces, lo que él quería decir era esto…»
«Evidentemente no era exactamente eso lo que él intentaba decir…»
«¡Es sencillamente imposible que él pudiera decir semejante cosa!…»
«Eso es una pura invención o añadidiura, obra de algún copista exaltado…»
Y poquito a poco…, despacito…, hábilmente, conseguí mi intento: encajonar a Jesús dentro de mi esquema.
¡Y dejé de ser feliz!
P. Zezinho

Gaudete et exsultate (Francisco I)

46. Cuando san Francisco de Asís veía que algunos de sus discípulos enseñaban la doctrina, quiso evitar la tentación del gnosticismo. Entonces escribió esto a san Antonio de Padua: «Me agrada que enseñes sagrada teología a los hermanos con tal que, en el estudio de la misma, no apagues el espíritu de oración y devoción»[43]. Él reconocía la tentación de convertir la experiencia cristiana en un conjunto de elucubraciones mentales que terminan alejándonos de la frescura del Evangelio. San Buenaventura, por otra parte, advertía que la verdadera sabiduría cristiana no se debe desconectar de la misericordia hacia el prójimo: «La mayor sabiduría que puede existir consiste en difundir fructuosamente lo que uno tiene para dar, lo que se le ha dado precisamente para que lo dispense. […] Por eso, así como la misericordia es amiga de la sabiduría, la avaricia es su enemiga»[44]. «Hay una actividad que al unirse a la contemplación no la impide, sino que la facilita, como las obras de misericordia y piedad»[45].


[43] Carta a Fray Antonio, 2: FF 251.

[44] Los siete dones del Espíritu Santo, 9, 15.

[45] Id., In IV Sent., 37, 1, 3, ad 6.

Comentario Domingo XX de Tiempo Ordinario

Oración

“Yo soy el pan”

A veces me cuesta creer, Señor, que eres mi pan. Tengo anhelos, deseos, que me alejan de ti.
Pienso en muchas cosas que te impiden entrar en mí.

“Yo soy el pan”

A pesar de todo, sigues ofreciéndote.
Tus Palabras de cada día me revelan tu presencia, me envuelven con tu paciencia.

En silencio he descubierto:

“Oh Señor, eres mi pan.”

Siento el tiempo perdido
en buscar a otro que nunca he encontrado.
Perdona por los ojos y oídos que han sido cerrados a tu Palabra,al pan verdadero de la vida.

Con manos abiertas, te acepto, Señor.
Te tomo como “pan para siempre”.
Toma mi cuerpo, mi “carne”, mi ser, mi persona.
Haz de mí un pan compartido que da vida,
“una palabra hecha carne”,
un alimento vivo, tomado, bendecido, partido, entregado… por y para la vida del mundo.

Amén.

 

Jn 6, 51-58

«51Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.

52Así que disputaban los judíos entre sí, diciendo: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?’.
53Así que les dijo entonces Jesús: “En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.

54El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yoloresucitaréenelúltimodía. 55Porque mi carne es verdadera comida ymi sangre es verdadera bebida.
56El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.57Como el Padre que vive me envió y yo vivo por el Padre, también el que me come vivirá por mí.

58Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el que vuestros padres comieron, y murieron; el que come este pan vivirá para siempre ».

¡PALABRA DEL SEÑOR!

 

CONTEXTO

Llegamos al sexto diálogo del discurso sobre el Pan de Vida. Las últimas palabras de Jesús en el diálogo anterior suponenuna “vuelta de tuerca” difícil de entender y aceptar: “El pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo”. Estaspalabras provocan la discusión entre los judíos (v. 52) y la siguiente respuesta de Jesús (vv. 53-58). Después de este sexto diálogo veremos la reacción negativa de muchos discípulos (vv. 60.66) y la reacción positiva (la “confesión”) de Pedro, que ponen fin al capítulo 6 del evangelio joánico.

 

TEXTO

El evangelio de hoy no forma una perícopa, porque el v. 51 pertenece a la unidad anterior (vv. 41-51) y falta el v. 59, que completaría la unidad textual formada por los vv. 52-59. Con todo, el evangelio podemos estructurarlo en 3 partes: a)

una introducción, en la que se presenta el tema que desarrolla Jesús en esta parte del discurso, esto es, la identificación del pan vivo con la carne de Jesús (v. 51); b) la reacción de su auditorio, mostrando su extrañeza (v. 52); c) la respuesta de Jesús, desarrollando el tema (vv. 53-58).La frase “El que come de este pan vivirá para siempre” forma una inclusión que abre y cierra el texto (vv. 51.58) y el hilo conductor del texto es comer/beber lacarne/sangre de Jesús. De fondo, la nueva vida(eterna) ofrecida por Jesús a los miembros de la comunidad reunida en torno a la Eucaristía.

 

ELEMENTOS A DESTACAR

• Jesús había dado de comer el “pan de miga y cáscara”(M. Benedetti) al comienzo del capítulo 6, pero luego ofrece un pan vivo que es su propia carne y que alimenta a un nivel más profundo, porque hace vivir para siempre.Teniendo a Jesús como pan, “viviremos para siempre”, tendremos el “acceso a la vida”, tendremos la “vida eterna”. Para siempre. ¿Puedes decir que Jesús es “tu pan”? ¿Puedes decir que Jesús es el pan que de verdad puede “saciar” tu “hambre”, tus anhelos, tus cansancios? ¿Cómo puedes ser un pan para los demás, para los que están a tu alrededor?

• A quien coma/beba la carne/sangre de Jesucristo se le ofrece la resurrección (v. 54), permanecer en Jesús (v. 56), vida (v. 57). La Eucaristía es el momento más privilegiado para recibir todos estos dones, pero ¿tenemos experiencia de eso? ¿encontramos en la Eucaristía la vida que Jesús ofrece, la esperanza en la resurrección? ¿qué podemoshacer para que las palabras de Jesús se “hagan” en cadaeucaristía?

• El texto nos abre con certeza a un futuro de vida: tresveces aparece el verbo “vivirá” (vv. 51.57.58) y el corazón del mismo texto es “yo lo resucitaré” (v. 54). ¿Quérelevancia tiene esta insistencia en nuestra vida creyente?

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Para la catequesis: Domingo XX de Tiempo Ordinario

XX Domingo del Tiempo Ordinario
19 de agosto 2018

Proverbios 9:1-6; Salmo 33; Efesios 5:15-20; Juan 6:51-58

El que come de este pan, vivirá para siempre.

Yo soy ese pan vivo que ha bajado del cielo; el que come de este pan, vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo. Los judíos se pusieron a discutir unos con otros: ¿Cómo puede éste darnos a comer su propio cuerpo? Jesús les dijo: Les aseguro que, si ustedes no comen el cuerpo del Hijo del hombre y beben su sangre, no tendrán vida. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día último. Porque mi cuerpo es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, vive unido a mí, y yo vivo unido a él. El Padre, que me ha enviado, tiene vida, y yo vivo por él; de la misma manera, el que se alimenta de mí, vivirá por mí. Hablo del pan que ha bajado del cielo. Este pan no es como el maná que comieron los antepasados de ustedes, que a pesar de haberlo comido murieron; el que come de este pan, vivirá para siempre.

Reflexión

Jesús dice que, “El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna.” ¿Que quería Jesús decir con esto? ¿Qué pensaban algunos judíos que Él quería decir? Cuando nos sentamos a compartir la Eucaristía tenemos fuerza para enfrentar juntos los problemas. ¿Comen juntos en su familia? ¿Disfrutan compartiendo en familia? ¿Se sienten apoyados por su familia? ¿Qué pasaría en tu vida si no estuvieras con Jesús, si nunca compartes con Él? Jesús se hace presente en la Eucaristía para compartir su vida totalmente con nosotros. Él sabe que lo necesitamos para ser felices. ¿Entienden cuanto necesitan a Jesús? En la misa, durante la Consagración, Dios hace el milagro de cambiar el pan y el vino al cuerpo y sangre de Jesús (Transubstanciación).

Actividad

En la siguiente página tienen una actividad donde se muestran las distintas partes de la misa. Pueden hacer dos copias. La segunda copia, cortar cada parte en una tarjeta (22 tarjetas). Después de explicar todas las partes, repartes las tarjetas y cada niño tiene que poner su tarjeta donde va en la primera copia y decir a que sección de la misa pertenece.

Celebración de la Eucaristía

Oración

Señor siéntate con nosotros cuando nos reunimos a comer como familia. Comparte nuestras penas y alegrías de nuestro día. Ayúdanos a entender el gran regalo de Tu presencia con nosotros en la Eucaristía. Que celebremos Tú presencia durante la misa y agradezcamos el don de Tu alimento que nos da fuerza cada día. Amen.

¿Qué me quiere decir hoy Jesús? – Domingo XX de Tiempo Ordinario

Jesús hoy nos vuelve a hablar de uno de sus más grandes regalos: el Sacramento de la Comunión A través de él, nos invita a participar de una vida en la tierra llena de Dios, y una Vida Eterna junto a Dios. En pocas palabras: Jesús nos invita a salvarnos a través de la Comunión.

A pesar del beneficio tan grande que nos da la comunión, hacemos como algunos judíos de su tiempo, no comulgamos porque:

• No le creemos a Jesús;
• No queremos confesarnos;
• «No pudimos» ir a misa;
• O simplemente, nos da flojera ir a misa;

Pensemos: si hacemos gastos y largas filas por ver la película del momento, ¿por qué no hacer un pequeño esfuerzo los domingos, por recibir al Creador del Mundo, a nuestro mejor amigo, en la Comunión?

No perdamos la oportunidad, al menos cada domingo, de ir a misa a llenarnos de Vida con Jesús en la Comunión. A llenarnos de esa Vida que nos ayudará a ponernos en paz y saber perder perdón cuando ofendemos a alguien; a ayudar a quienes nos necesitan; a esforzarnos por ser mejores en lo que nos cuesta tanto trabajo superar; ¡a tener Vida Eterna!

Si aún no he hecho mi Primera Comunión… ¿Qué debo hacer para prepararme y recibir a mi gran amigo, Jesús?

Comentario al evangelio – 15 de agosto

El 1º de enero celebrábamos a Santa María, Madre de Dios.

El 25 de Marzo la Anunciación de Ntra. Señora, y hoy, 15 de Agosto, celebramos a María Asunta en Cuerpo y alma al cielo.

La historia humana es una historia de exilio. Nos encontramos desterrados en la tierra donde luchan el bien y el mal, la solidaridad y el egoísmo, la justicia y la mentira, es decir, la lucha entre los valores de la muerte y los valores de la vida. María supo salir victoriosa.

La fiesta de hoy nos invita a contemplar la historia humana como historia de salvación.

Desde el siglo II los Santos Padres presentan a la Virgen María como la mujer asociada a Cristo en la lucha contra el mal que ha de desembocar en la victoria del bien. «Convenía que aquella que había sido conservada intacta en su virginidad conservara intacto su cuerpo de la muerte. Convenía que aquella que había llevado en su seno al creador del universo como un niño tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que aquella que vio morir a su Hijo en la cruz lo viera ahora sentado en su gloria. Convenía que la madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por todas las criaturas como Madre de Dios».

María, la mujer llena de gracia, la virgen y madre es la primera mujer resucitada después de Cristo: su vida de gracia es para nosotros puerta de la gracia; su maternidad nos devuelve en Cristo la dignidad de hijos queridos; su resurrección es la prueba de que también nosotros estamos llamados a participar plenamente de la vida de Dios en la fraternidad de la Iglesia.

Con María, Dios convierte las promesas en realidad. Dios sale de las sombras para realizar junto a los hombres una nueva historia basada en la gracia y la providencia, animándonos a salir del doble juego de apostar por Dios a la vez que por las cosas del mundo.

María nos recuerda que la última palabra en nuestra historia la tiene Dios y merece la pena apostar por todo lo que conduce a la vida.

La lectura del libro del Apocalipsis nos recuerda la bendición de Dios a su pueblo a través de la entrega de una tierra donde edificar el templo, el lugar donde el pueblo ofrece a Dios sus sacrificios y oraciones.

La primera carta a los Corintios es un canto a la esperanza en la resurrección: «¿Dónde está muerte tu victoria? ¡Demos gracias a Dios que nos da la victoria por Jesucristo!».

Y el Evangelio nos recuerda que María es honrada en la Iglesia por ser Madre de Dios, pero también por ser la primera mujer en escuchar y vivir la palabra de Dios. ¡Dichosos quienes cumplen la Palabra de Dios!.

Con la gloria de María, hay futuro para todos si como Ella también nosotros asimilamos la Palabra de Dios, la guardamos en nuestro corazón con cuidado y dejamos que nos lleve al destino que Dios nos tiene preparado.

Hoy celebramos que también nosotros, como ella, saldremos de este destierro de dolor y lágrimas y contemplaremos a María Virgen y Madre, asunta al cielo junto a todos los que se mantenido en la amistad de Dios. Para que sea posible, hoy le pedimos a Dios que nos ayude por intercesión de María a vivir en fe y gracia decididos por Dios, máximo bien.