Vísperas – Miércoles XXVI de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: SEÑOR, TÚ ERES SANTO: YO ADORO, YO CREO.

Señor, tú eres santo: yo adoro, yo creo;
tu cielo es un libro de páginas bellas,
do en noches tranquilas mi símbolo leo,
que escribe tu mano con signos de estrellas.

En vano con sombras el caos se cierra:
tú miras al caos, la luz nace entonces;
tú mides las aguas que ciñen la tierra,
tú mides los siglos que muerden los bronces.

El mar a la tierra pregunta tu nombre,
la tierra a las aves que tienden su vuelo;
las aves lo ignoran; preguntan al hombre,
y el hombre lo ignora; pregúntanlo al cielo.

EI mar con sus ecos ha siglos que ensaya
formar ese nombre, y el mar no penetra
misterios tan hondos, muriendo en la playa,
sin que oigan los siglos o sílaba o letra.

Señor, tú eres santo: yo te amo, yo espero;
tus dulces bondades cautivan el alma;
mi pecho gastaron con diente de acero
los gustos del mundo, vacíos de calma.

Concede a mis penas la luz de bonanza,
la paz a mis noches, la paz a mis días;
tu amor a mi pecho, tu fe y tu esperanza,
que es bálsamo puro que al ánima envías. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro salvador.

Salmo 61 – DIOS, ÚNICA ESPERANZA DEL JUSTO.

Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre
todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?

Sólo piensan en derribarme de mi altura,
y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.

Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.

Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.

Los hombres no son más que un soplo,
los nobles son apariencia:
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo.

No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas,
no les deis el corazón.

Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:

«Que Dios tiene el poder
y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro salvador.

Ant 2. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.

Salmo 66 – QUE TODOS LOS PUEBLOS ALABEN AL SEÑOR.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.

¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Que Dios ilumine su rostro sobre nosotros y nos bendiga.

Ant 3. Todo fue creado por él y para él.

Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Todo fue creado por él y para él.

LECTURA BREVE   1Pe 5, 5b-7

Sed humildes unos con otros, porque Dios resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes. Inclinaos bajo la poderosa mano de Dios, para que a su tiempo os eleve. Descargad en él todas vuestras preocupaciones, porque él se interesa por vosotros.

RESPONSORIO BREVE

V. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.
R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.

V. A las sombras de tus alas escóndenos.
R. Como a las niñas de tus ojos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Guárdanos, Señor, como a las niñas de tus ojos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Haz, Señor, proezas con tu brazo, dispersa a los soberbios y enaltece a los humildes.

PRECES

Aclamemos, hermanos, a Dios, nuestro salvador, que se complace en enriquecernos con sus dones, y digámosle con fe:

Muéstranos, Señor, tu amor y danos tu paz.

Dios eterno, mil años en tu presencia son como un ayer que pasó;
ayúdanos a recordar siempre que nuestra vida es como una hierba que se renueva por la mañana y se seca por la tarde.

Alimenta a tu pueblo con el maná para que no perezca de hambre
y dale el agua viva para que nunca más tenga sed.

Que tus fieles busquen y saboreen los bienes de arriba
y te glorifiquen también con su descanso.

Concede, Señor, buen tiempo a las cosechas,
para que la tierra dé fruto abundante.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Que los difuntos puedan contemplar tu faz
y que nosotros tengamos un día parte en su felicidad.

Confiemos nuestras súplicas a Dios nuestro Padre, terminando nuestra oración con las palabras que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro…

ORACION

Dios nuestro, tu nombre es santo y tu misericordia llega a tus fieles de generación en generación; atiende, pues, las súplicas de tu pueblo y haz que pueda cantar eternamente tus alabanzas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 3 de octubre

Lectio: Miércoles, 3 Octubre, 2018

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia; derrama incesantemente sobre nosotros tu gracia, para que, deseando lo que nos prometes, consigamos los bienes del cielo. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Lucas 9,57-62
Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas.» Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.» A otro dijo: «Sígueme.» Él respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre.» Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.» También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.» Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.»

3) Reflexión

● En el evangelio de hoy sigue el largo y duro camino de Jesús desde la periferia de Galilea hacia la capital. Al salir de Galilea, Jesús entra en Samaria y sigue hacia Jerusalén. Pero no todos le entienden. Muchos le abandonan, porque las exigencias son enormes. Al comienzo de su actividad pastoral, en Galilea, Jesús había llamado a tres: Pedro, Santiago y Juan (Lc 5,8-11). Aquí también en Samaria son tres las personas que se presentan o que son llamadas. En las respuestas de Jesús, emergen las condiciones para poder ser discípulo/a de Jesús.
● Lucas 9,56-58: El primero de los tres nuevos discípulos “Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas.” Jesús le dijo: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.”
A esta primera persona que quiere ser discípulo, Jesús pide que se despoje de todo: no tiene donde reclinar la cabeza, mucho menos tiene que buscar una falsa seguridad donde reclinar el pensamiento de la cabeza.
● Lucas 9,59-60: El segundo de los tres nuevos discípulos. A otro le dice: “Sígueme”. Él respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre.” Le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.” A esta segunda persona llamada por Jesús, Jesús le pide que deje que los muertos entierren a los muertos. Se trata de un dicho popular empleado para decir: deja las cosas del pasado. No pierdas tiempo con lo que ha ocurrido, mira adelante. Tras haber descubierto la vida nueva en Jesús, el discípulo no debe perder tiempo con lo que ha ocurrido.
● Lucas 9,61-62: El tercero de los tres nuevos discípulos. “También otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.” Le dijo Jesús: “Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.”A esta tercera persona llamada a ser discípulo, Jesús le pide que rompa con los lazos familiares. En otra ocasión había dicho: Aquel que ama a su padre y a su madre más que a mí, no puede ser mi discípulo (Lc 14,26; Mt 10,37). Jesús es más exigente que el profeta Elías quien deja que Eliseo se despida de sus padres (1Re 19,19-21). Significa también romper los lazos nacionalistas de la raza y de la estructura familiar patriarcal. Las exigencias fundamentales que Jesús presenta como condiciones necesarias para aquel o aquella que quiere ser discípulo/a son tres: (a) abandonar los bienes familiares, (b) no apegarse a los bienes que se han tenido y acumulado en el pasado, y (c) cortar con los lazos familiares. En realidad, nadie, aunque lo quiera, puede cortar con los lazos familiares, ni tampoco con lo vivido en el pasado. Lo que se nos pide es saber reintegrar todo (bienes materiales, vida personal y vida familiar) de forma nueva alrededor del nuevo eje que es Jesús y de la Buena Noticia que él nos trae.
● Jesús, él mismo, vivió y se dio cuenta de lo que pedía a sus seguidores. Con su decisión de subir hacia Jerusalén, Jesús revela su proyecto. Su camino hacia Jerusalén (Lc 9,51 a 19,27) está representado como la asunción (Lc 9,51), el éxodo (Lc 9,31) o la travesía (Lc 17,11). Una vez llegado a Jerusalén, Jesús realiza el éxodo, la asunción o la travesía definitiva de este mundo hacia el Padre (Jn 13,1). Solamente una persona realmente libre puede hacerlo, porque un tal éxodo supone entregar la propia vida a los hermanos (Lc 23,44-46; 24,51). Esto es el éxodo, esta es la travesía, la asunción de la que las comunidades tienen que darse cuenta para que el proyecto de Jesús vaya adelante.

4) Para la reflexión personal

● Compara cada una de estas tres exigencias con tu propia vida.
● ¿Cuáles son los problemas que emergen en tu vida como consecuencia de la decisión que has tomado de seguir a Jesús?

5) Oración final

Tú me escrutas, Yahvé, y me conoces;
sabes cuándo me siento y me levanto,
mi pensamiento percibes desde lejos;
de camino o acostado, tú lo adviertes,
familiares te son todas mis sendas. (Sal 139,1-2)

Lectura continuada del Evangelio de Marcos

Marcos 6, 43-44

43Y recogieron doce canastos llenos de trozos [de pan] y lo de los peces. 44Y los que comieron los panes eran cinco mil hombres».

6,43-44: La historia termina con dos cifras que confirman la magnitud del milagro: se recogen doce cestas de fragmentos sobrantes y se dice que han sido alimentados cinco mil hombres varones. Doce es un número que tiene gran resonancia, y está asociado con Israel y con la esperanza de una renovación de Israel en el tiempo escatológico; y el número cinco está particularmente asociado con Moisés, el dador del «pan» de la Torá (con sus cinco libros). Así, es probable que esos números conclusivos hayan servido para que los lectores de Marcos recuerden de nuevo que Jesús fue una figura como Moisés, aquel que dio una nueva Torá al Israel renovado.

Nuestra historia presenta a Jesús como el realizador de las promesas del nuevo éxodo: Jesús mismo es el revelador esperado, el pastor del pueblo, el que dirigirá a sus seguidores hasta la victoria final. Sin embargo, él cumple esas esperanzas de una forma que no encaja con el modelo previsto: ofreciendo un banquete en lugar de levantando en armas a un ejército. Más aún, en la conclusión de la historia, a los discípulos se les encarga reunir el pan que ha sobrado, en contraste con lo que sucede en el relato del éxodo (Ex 16,19-20), donde al pueblo se le manda con severidad que no recoja los restos del maná. Esta diferencia puede simbolizar la continuidad del milagro de la eucaristía en el tiempo en que vivía Marcos: el pan sobrante se recoge, de modo que la Iglesia (los pobres de la Iglesia) pueda ser alimentada con los cestos sobrantes de la multiplicación de los panes que Jesús ha realizado. Eso significa que Jesús no solo ha cumplido el modelo mosaico, sino que lo ha trascendido.

Este rasgo será reforzado en el relato que viene a continuación (6,45-52), el cual, por una parte, recuerda la teofanía de Dios a Moisés, mientras que, por otra, presenta a Jesús realizando una función que es propia de Dios, no de Moisés.

El acompañado

La continua sensación de dispersión que he tratado de describir en el anterior capítulo, unida a este vivir sin descanso (y a menudo todo-molesto), pone de manifiesto la necesidad que tenemos de que, de tanto en tanto alguien nos recuerde el valor de lo importante.
Al hombre actual, tan preso de la urgencia, es bueno que le pongan delante la verdad de lo relevante; de lo que permanece y no se lleva el viento. Hablamos de quien desea encauzar su existencia por caminos de vida plena. En el fondo, hablamos del primero de los actores que se da cita en la conversación espiritual: uno mismo.

Gaudete et exsultate (Francisco I)

Por fidelidad al Maestro

96. Por lo tanto, ser santos no significa blanquear los ojos en un supuesto éxtasis. Decía san Juan Pablo II que «si verdaderamente hemos partido de la contemplación de Cristo, tenemos que saberlo descubrir sobre todo en el rostro de aquellos con los que él mismo ha querido identificarse»[79]. El texto de Mateo 25,35-36 «no es una simple invitación a la caridad: es una página de cristología, que ilumina el misterio de Cristo»[80]. En este llamado a reconocerlo en los pobres y sufrientes se revela el mismo corazón de Cristo, sus sentimientos y opciones más profundas, con las cuales todo santo intenta configurarse.


[79]Carta ap. Novo millennio ineunte (6 enero 2001), 49: AAS 93 (2001), 302.

[80] Ibíd.

Comentario Domingo XXVII de Tiempo Ordinario

Oración

Señor Jesús: Abre nuestro corazón y nuestro ser entero a tu Palabra, para que seamos hermanos tuyos, tu familia.
Danos el corazón abierto, confiado y obediente de María tu madre.Y que escuchando tu Palabra, podamos decir, como ella: “haz tu voluntad en mí, en nosotros”. AMEN.

 

Mc 10, 2-16

[[1Y levantándose de allí va a las regiones de Judea y al otro lado del Jordán, y de nuevo vinieron las gentes donde él y, como acostumbraba, de nuevo les enseñaba.]]

«2Y, acercándose unos fariseos, le preguntaban si le estaba permitido al marido repudiar a la mujer, para tentarle.
3Pero él, respondiendo, les dijo: “¿Qué os prescribió Moisés?”.
4Pero ellos dijeron: “Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla”.

5Pero Jesús les dijo: “Por la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este mandamiento. 6Pero desde el comienzo de la creación, varón y hembra los hizo; 7por eso dejará el hombre a su padre y a la madre, 8y serán los dos una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. 9Así pues, lo que Dios unió, no lo separe el hombre”.

10Y de nuevo en casa, los discípulos le preguntaban sobre esto. 11Y les dice: “El que repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; 12y si ella, repudiando a su marido, se casa con otro, comete adulterio”.

13Y le presentaban unos niños para que los tocara, pero los discípulos les abroncaban.

14Pero Jesús, al verlo, se indignó y les dijo: “Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de éstos es el Reino de Dios. 15En verdad os digo: el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”.

16Y, abrazándolos, los bendecía poniendo las manos sobre ellos».¡PALABRA DEL SEÑOR!

 

CONTEXTO

Continúa en Marcos el camino de Jesús a Jerusalén, un momento que el evangelio privilegia para la enseñanza de Jesús a sus discípulos. Laanterior escena evangélica se localizaba en Cafarnaún, “en la casa” (cf.9,33), y ahora, en 10,1, se nos indica un cambio de lugar: Judea, el otro lado del Jordán. Aunque Jesús comienza enseñando a las gentes (v. 1), la escena termina en la intimidad de la casa, donde Jesús alecciona a sus discípulos (vv. 10-12). En medio, unos fariseos hacen una “pregunta-trampa” a Jesús. En esta sección del evangelio, Jesús presenta laalternativa del Reino: sobre la autoridad del cabeza de familia, negando su poder de repudio; sobre la valoración de los niños, proponiéndolos como modelo discipular (10,13-16); sobre el papel de las riquezas materiales, se pide renunciar por causa del seguimiento a Jesús (10,17-27). Después llegará el tercer anuncio de la pasión, muerte y resurrección (10,32-34).

 

TEXTO

El texto evangélico está formado por dos perícopas (10,1-12 y 10,13-16). La primera perícopa, además del v. 1, introductorio, tiene dos partes bien diferenciadas: a) el diálogo de Jesús con los fariseos (vv. 2-9) y b) el diálogo de Jesús con sus discípulos (vv. 10-12). En la primera parte encontramos la cuestión planteada a Jesús sobre el repudio, para tentarle (v. 2), el diálogo sucesivo, en el que los fariseos presentan la ordenanza de Moisés sobre el repudio (vv. 3-4), la explicación, por parte de Jesús, del mandamiento de Moisés y su adecuada comprensión desde el AT (vv. 5-8), y la enseñanza propia de Jesús (v. 9). En esta parte destaca el ambiente de oposición entre fariseos y Jesús, que se expresa mediantelas continuas adversativas (“pero”). En la segunda parte este ambiente oposición cambia (de los “pero” a los “y”), porque Jesús está en casa con sus discípulos: ellos le preguntan sin la malicia de los fariseos (v. 10) y Jesús les responde con claridad (vv. 11-12). El v. 12 es un indicio de que el evangelio de Marcos está escrito para un auditorio no judío, pues entre los judíos las mujeres no tenían ninguna posibilidad de repudiar al marido, mientras que en la legislación romana sí era posible. La segunda perícopa, centrada en los niños como modelo discipular, consta de una introducción con una reacción equivocada de los discípulos (v. 13), la enseñanza de Jesús (vv. 14-15) y las acciones de Jesús con los niños (v. 16).

 

ELEMENTOS A DESTACAR

• El primer texto está totalmente centrado en el repudio. Era un instrumento de poder y dominación del marido sobre la mujer, del que se aprovechaban según la interpretación que hacían de Dt 24,1 (“Si un hombre toma una mujer y se casa con ella, y resulta que esta mujer no halla gracia a sus ojos, porque descubre en ella algo que le desagrada, le redactará un acta de repudio”): cualquier motivo podía ser causa de repudio, con lo que la mujer quedaba a merced del capricho del marido. Los fariseos quieren poner a prueba a Jesús preguntándole por una cuestión que ya había sido peligrosa para Juan Bautista (cf. Mc 6,14- 29). Jesús niega la posibilidad del repudio, y con ello quita al hombre el poder de dominación sobre la mujer. En la postura de Jesús rige el plan inicial de Dios, que crea a los seres humanos para la complementariedad (varón-hembra) y para la comunión (una sola carne). En el ámbito de Jesús no sirven los instrumentos de dominación, sino de servicio, de complementariedad y de comunión. ¿Son ésas las claves de nuestra relación con los demás?

• Jesús alude a la “dureza de corazón” de los humanos para explicar por qué Moisés instituyó el acta de repudio. La dureza de corazón parece como un “eximente” que permite algunas situaciones particulares. La llamada de Jesús “al comienzo de la creación” escomo una llamada a la conversión, a volver a empezar de nuevo, dejándonos llevar no por el capricho de nuestros sentimientos, sino por la bondad de Dios y su voluntad.

• La instrucción de Jesús a los discípulos se realiza “en casa”, el lugarde intimidad y enseñanza reposada de Jesús con sus discípulos. La enseñanza es más radical y absoluta: utilizar el (instrumento de poder del) repudio para comenzar otro matrimonio es adulterio. La mayor cercanía a Jesús conlleva una mayor exigencia de vida. Pensemos en la exigencia de nuestra vida cristiana para poder calcular cuál es nuestra cercanía al Señor Jesús.

• El segundo texto se mantiene también en el ámbito familiar: ahora es la figura de los hijos, de los niños. Su poca valoración en el mundo antiguo choca frontalmente con la importancia que Jesús les concede: son la imagen más clara del verdadero discípulo y hay que ser como ellos para poder experimentar el Reino de Dios, el nuevo estado de cosas inaugurado por Jesús. ¿Nuestros valores son los de Jesús o los imperantes en nuestra sociedad? ¿Nuestro estilo es el que pide Jesús: hacerse niños, ser como niños? ¿Qué significa eso?

• Jesús multiplica acciones con los niños (le piden que los toque, pero él los abraza, los bendice y les impone las manos). Es una actitud muy elocuente de la debida multiplicación de nuestros detalles para con los pequeños y necesitados: hacer incluso más de lo que nos piden.

• El ámbito familiar es protagonista de nuestro evangelio. En él Jesús manifiesta una forma de entenderlo muy diferente a los modelos sociales imperantes. ¿El ámbito familiar nuestro también está acompañado y habitado por Jesús? ¿Qué papel juega en nuestra familia?

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Para la catequesis: Domingo XXVII de Tiempo Ordinario

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario
7 de Octubre 2018

Genesis 2, 18-24; Salmo 127; Hebreos 2, 8-11; Marcos 10, 2-16

…El Reino de Dios es de los que son como ellos…

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito a un hombre divorciarse de su esposa?» Él les respondió: «¿Qué les prescribió Moisés?» Ellos contestaron: «Moisés nos permitió el divorcio mediante la entrega de un acta de divorcio a la esposa». Jesús les dijo: «Moisés prescribió esto, debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio, al crearlos, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su esposa y serán los dos una sola cosa. De modo que ya no son dos, sino una sola cosa. Por eso, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre». Ya en casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre el asunto. Jesús les dijo: «Si uno se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio». Después de esto, la gente le llevó a Jesús unos niños para que los tocara, pero los discípulos trataban de impedirlo. Al ver aquello, Jesús se disgustó y les dijo: «Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». Después tomó en brazos a los niños y los bendijo imponiéndoles las manos.

Reflexión

Jesús invita a los niños a acercarse a Él. Dice que el Reino de Dios es de los que son como los niños. ¿Por qué Jesús ama tanto a los niños? ¿Como son los niños? ¿Aman a sus padres? ¿Confían en ellos? ¿Quieren complacerlos? ¿Aman a Jesús? ¿Confían en Él? ¿Quieren oír su voz y complacerlo? A veces las personas mayores se olvidan de Jesús porque están muy ocupados o porque no quieren obedecerlo. No dejan que Jesús los ayude. Cuando una persona mayor ama a Jesús, lo escucha, confía en El y quiere complacerlo, esa persona es como un niño. Queremos amar a Jesús, confiar en Él, y complacerlo siempre, aunque seamos viejos, para poder entrar en el Cielo.

Actividad

Hacer letrero que amamos a Jesús y hacer oración en El Santísimo.

Amamos a Jesús

Oración

Señor, gracias por amarme tanto. Ayúdame a amarte cada día más y a siempre confiar en Ti. Pido por los que no creen, no te adoran, no confían, y no te aman. Amen

¿Qué me quiere decir hoy Jesús? – Domingo XXVII de Tiempo Ordinario

Hoy Jesús nos habla del matrimonio y de su fruto más maravilloso: los niños. Del matrimonio nos dice que es obra de Dios y que por lo tanto es sagrado y que se le debe cuidar y respetar. De los niños nos dice que «de los que son como ellos», es el Reino de Dios. ¡Por eso Dios ama tanto a los niños!

Pero… ¿A qué se refiere Jesús cuando dice que debemos ser como niños para llegar al cielo?

Cada niño es creado por Dios con ayuda de sus padres. Por lo tanto, cada niño es un ser muy importante para Él. Ha sido creado limpio, listo para amar y ser amado, pues no se ha manchado con las malas intenciones y ambiciones que a veces los grandes vamos aprendiendo.

Por esa misma pureza, los niños creen en Dios y en los demás; sueñan, y por eso esperan un mundo mejor; explotan y juegan, y así desarrollan las capacidades que Dios le dio. Si hoy se pelean, mañana perdonan y olvidan… Los niños fueron creados para amar.

Si ya no somos niños, aprendamos a serlo otra vez y respetemos y apoyemos a los niños.

Si somos niños: ¡Nunca dejemos de creer y de esperar que con ayuda de Dios, podremos construir un mundo mejor y llegar al cielo!

Comentario al evangelio – 3 de octubre

Hay muchas personas que todos los años se embarcan a hacer el Camino de Santiago, y tienen la oportunidad de experimentar lo que es salir al camino sin estar seguro de cuál es la meta. Ni siquiera tienen la seguridad de dónde estaba la meta. Cada mañana toman la mochila y el bordón de peregrino y se ponen en camino. Siempre hacia el oeste. 

Estar con Jesús era algo parecido al camino de Santiago. Con la diferencia de que no era para un mes sino para toda la vida. Con Jesús se sabía de dónde se salía pero no a dónde se llegaba. Los discípulos habían dejado atrás sus casas, sus trabajos, sus redes. Con Jesús no tenían nada más que sus propias fuerzas y el polvo del camino. Jesús iba por delante. Todo era posible. Porque Jesús era absolutamente sorprendente. Sus caminos siempre parecen nuevos. 

En el Evangelio de hoy, como en el caso de los peregrinos, no es Jesús el que invita a seguirle. Son algunos de los que están con él los que parece que se quieren comprometer a seguir a Jesús, a estar siempre con él. Da la impresión de que se habían encontrado con él, que le habían acompañado unos días. Y que de esa experiencia había brotado el deseo de quedarse en la compañía de Jesús. 

Pero no saben donde se han metido. Jesús les pide una entrega y una radicalizad total. Hay que dejarlo todo y encontrarse con nada. Si el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza tampoco los que están con él. Jesús va camino de Jerusalén y allí las expectativas no son buenas. Esos nubarrones terribles también están sobre la cabeza de los que acompañan a Jesús. 

Hoy sucede algo parecido. Seguir a Jesús es comprometerse con la justicia, acercar el amor de Dios a los más pobres y marginados, renunciar a la violencia en todas sus formas y abrir caminos a una fraternidad en la que toda la humanidad está invitada a participar sin excepciones ni exclusiones. En ese camino no hay vuelta atrás. Y no hay otro camino para encontrar la vida de verdad.

Es tiempo de decidirnos por Jesús

      En la vida hay tiempos y momentos que exigen decisiones serias, que luego deben ser asumidas con todas sus consecuencias. Jesús puso a los apóstoles ante una de esas decisiones en aquel diálogo que tuvo con ellos cerca de Cesarea de Filipo. Les pidió, ni más ni menos, que se definieran ante él. Hoy la pregunta resuena también para nosotros. “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” No es baladí la cuestión. Pedro da la impresión de que es capaz de responderla casi de golpe. A bote pronto. Pero no es difícil darse cuenta de que su respuesta no tiene mucho peso. En realidad no había entendido nada o casi nada. Cuando Jesús les comienza a explicar lo que significa que él es el Mesías, entonces Pedro se empeña en tratar de disuadirlo. Pero Jesús se desentiende de él y sigue planteando lo que va a ser su vida y la vida de sus seguidores. “El que quiera venirse conmigo…”

      Es que el cristiano puede ser que encuentre resistencia en los que le rodean o en la sociedad. El ambiente le puede hacer más difícil ser cristiano. Es verdad. Pero hay otra resistencia que proviene de dentro de la persona. Es la resistencia a la Palabra de Dios. A ella alude la lectura del profeta Isaías: “El Señor me ha hecho oír sus palabras y yo no he opuesto resistencia”. El profeta no la opuso pero nosotros quizá sí. Quizá nos da miedo asumir las consecuencias de seguir a Jesús, de comportarnos como cristianos en nuestra familia o en nuestro barrio, de acercarnos a los más débiles y necesitados y compartir con ellos nuestro tiempo o nuestros bienes, de perdonar con generosidad como Dios nos perdona. Hay que ser fuertes a veces para ser cristiano y amar a todos como Dios nos ha amado en Cristo. En nuestros oídos vuelven a resonar las palabras de Jesús: “El que quiera venirse conmigo…”

      Porque ser cristiano no es cuestión de pegar un grito en un momento determinado, decir “Sí, yo quiero seguir a Jesús”, y luego olvidarse de lo dicho y seguir como si nada hubiese cambiado en nuestra vida. Ser cristiano significa comportarse como tal no sólo los domingos sino también los días de entre semana. No vaya a ser que se nos presente el apóstol Santiago y nos pregunte (segunda lectura): “¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no lo demuestra con obras?” Se puede decir más alto pero no más claro. Además, sabemos que es verdad. La fe se demuestra en las obras, en la forma de relacionarnos con nuestros hermanos y hermanas, en nuestra capacidad para compartir la vida y lo que tenemos, en nuestra capacidad de amar sin medida y perdonar con generosidad. Decidirnos por Jesús no sólo es confesar como Pedro en Cesarea que es el “Mesías”. Decidirnos por Jesús es vivir las consecuencias cada día de nuestra vida. 

Para la reflexión

      ¿Qué creemos que nos pide Jesús que hagamos para seguirle? ¿Nos cuesta escuchar su Palabra? ¿Nos comportamos siempre como cristianos? ¿En que podríamos mejorar para ser más coherentes entre nuestro ir a misa los domingos y lo que hacemos el resto de los días?

Fernando Torres