Vísperas – Miércoles XXVII de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: SEÑOR, TÚ ERES MI PAZ Y MI CONSUELO.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo
al acabar el día su jornada,
y, libres ya mis manos del trabajo,
a hacerte ofrenda del trabajo vengo.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo
cuando las luces de este día acaban,
y, ante las sombras de la noche oscura,
mirarte a ti, mi luz, mirarte puedo.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo,
y aunque me abruma el peso del pecado,
movido por tu amor y por tu gracia,
mi salvación ponerla en ti yo quiero.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo,
muy dentro de mi alma tu esperanza
sostenga mi vivir de cada día,
mi lucha por el bien que tanto espero.

Señor, tú eres mi paz y mi consuelo;
por el amor de tu Hijo, tan amado,
por el Espíritu de ambos espirado,
conduce nuestra senda hacia tu encuentro. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

Salmo 125 – DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

Ant 2. Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

Salmo 126 – EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

Ant 3. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.

Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Él es el primogénito de toda creatura, es el primero en todo.

LECTURA BREVE   Ef 3, 20-21

A aquel que tiene sumo poder para hacer muchísimo más de lo que pedimos o pensamos, con la energía que obra en nosotros, a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, en todas las generaciones por los siglos de los siglos. Amén.

RESPONSORIO BREVE

V. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

V. No arrebates mi alma con los pecadores.
R. Ten misericordia de mí.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

PRECES

Invoquemos a Dios, que envió a su Hijo como salvador y modelo supremo de su pueblo, diciendo:

Que tu pueblo, Señor, te alabe.

Te damos gracias, Señor, porque nos has escogido como primicias para la salvación;
haz que sepamos corresponder y así logremos la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Haz que todos los que confiesan tu santo nombre sean concordes en la verdad
y vivan unidos por la caridad.

Creador del universo, cuyo Hijo, al venir a este mundo, quiso trabajar con sus propias manos:
acuérdate de los trabajadores que ganan el pan con el sudor de su rostro.

Acuérdate también de todos los que viven entregados al servicio de los demás;
que no se dejen vencer por el desaliento ante la incomprensión de los hombres.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Ten piedad de nuestros hermanos difuntos
y líbralos del poder del Maligno.

Llenos de fe invoquemos juntos al Padre común, repitiendo la oración que Jesús nos enseñó:

Padre nuestro…

ORACION

Llegue a tus oídos, Señor, la voz suplicante de tu Iglesia a fin de que, conseguido el perdón de nuestros pecados, con tu ayuda podamos dedicarnos a tu servicio y vivamos confiados en tu protección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 10 de octubre

Lectio: Miércoles, 10 Octubre, 2018

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican; derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Lucas 11,1-4
Estaba él orando en cierto lugar y cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.» Él les dijo: «Cuando oréis, decid:
Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano,
y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe,
y no nos dejes caer en tentación.»

3) Reflexión

● En el evangelio de ayer, vimos a María a los pies de Jesús, escuchando su palabra. Quien escucha la palabra de Dios deberá dar una respuesta en la oración. Así, el evangelio de hoy, da continuidad al evangelio de ayer, presentando el pasaje evangélico en que Jesús, por su manera de rezar, despierta en los discípulos la voluntad de rezar, de aprender de él a rezar.
● Lucas 11,1: Jesús, ejemplo de oración. “Estaba él orando en cierto lugar y cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: “Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.” La petición del discípulo es algo extraña, pues en aquel tiempo, la gente aprendía a rezar desde pequeños. Todos e todas rezaban tres veces al día, de mañana, a medio día y por la tarde. Rezaban muchos salmos. Tenían sus prácticas piadosas, tenían los salmos, tenían las reuniones semanales en la sinagoga y los encuentros diarios en casa. Pero parece que no bastaba. El discípulo quería más: “¡Enséñanos a rezar!” En la actitud de Jesús él descubrió que podría dar un paso más y que, por ello, necesitaba una iniciación. El deseo de rezar está en todos, pero la manera de rezar pide una ayuda. La manera de rezar va cambiando a lo largo de los años de la vida y ha ido cambiando a lo largo de los siglos. Se enseña a rezar por medio de las palabras y del testimonio.
● Lucas 11,2-4: La oración del Padre Nuestro. “Jesús respondió: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación.” En el evangelio de Mateo, de forma muy didáctica, Jesús resume toda su enseñanza en siete peticiones dirigidas al Padre. Aquí en el evangelio de Lucas las peticiones son cinco. En estas cinco peticiones, Jesús retoma las grandes promesas del Antiguo Testamento y pide que el Padre nos ayude a realizarlas. Las primeras tres (o dos) dicen algo respecto de nuestra relación con Dios. Las otras cuatros (o tres) dicen algo respecto de la relación entre nosotros…
Mt – Lc: Introducción: Padre Nuestro ¡que estás en el cielo!
Mt – Lc: 1º petición: Santificación del Nombre
Mt – Lc: 2º petición: Llegada del Reino
Mt: 3º petición: Realización de la Voluntad
Mt – Lc: 4º petición: Pan de cada día
Mt – Lc: 5º petición: Perdón de las deudas
Mt – Lc: 6º petición: No caer en las Tentaciones
Mt: 7º petición: Liberación del Maligno
● Padre (Nuestro): El título expresa la nueva relación con Dios (Padre). Es el fundamento de la fraternidad.
a) Santificar el Nombre: El nombre es JAHVÉ. Significa ¡Estoy contigo! Dios con nosotros. En este NOMBRE Dios se da a conocer (Ex 3,11-15). El Nombre de Dios es santificado cuando es usado con fe no como magia; cuando es usado según su verdadero objetivo, es decir, no para la opresión, sino para la liberación de la gente y la construcción del Reino.
b) Llegada del Reino: El único dueño y rey de la vida humana es Dios (Is 45,21; 46,9). La venida del Reino es la realización de todas las esperanzas y promesas. Es la vida plena, la superación de las frustraciones sufridas con los reyes y los gobiernos humanos. Este Reino acontecerá, cuando la voluntad de Dios se realice plenamente.
c) Pan de cada día: En el éxodo, cada día, la gente recibía el maná en el desierto (Ex 16,35). La Providencia Divina pasaba por la organización fraterna, por el compartir. Jesús nos invita a realizar un nuevo éxodo, una nueva manera de convivencia fraterna que garantice el pan para todos (Mt 6,34-44; Jn 6,48-51).
d) Perdón de las deudas: Cada 50 años, el Año Jubilar obligaba a todos al perdón de la deuda. Era un nuevo comienzo (Lev 25,8-55). Jesús anuncia un nuevo Año Jubilar, «un año de gracia de parte del Señor» (Lc 4,19). El Evangelio quiere empezar todo de nuevo. Hoy, la deuda externa ¡no es perdonada! Lucas cambia “deudas” por “pecados”.
e) No caer en la Tentación: en el éxodo, la gente fue tentada y cayó (Dt 9,6-12). Murmuró y quiso volverse atrás (Ex 16,3; 17,3). En el nuevo éxodo, la tentación será superada por la fuerza que el pueblo recibe de Dios (1Cor 10,12-13).
● El testimonio de la oración de Jesús en el Evangelio de Lucas:
– A los doce años de edad, va al Templo, a la Casa del Padre (Lc 2,46-50).
– En la hora de ser bautizado y de asumir la misión, reza (Lc 3,21).
– En la hora de iniciar la misión, pasa cuarenta días en el desierto (Lc 4,1-2).
– En la hora de la tentación, se enfrenta al diablo con textos de la Escritura (Lc 4,3-12).
– Jesús tiene la costumbre de participar en las celebraciones en las sinagogas los sábados (Lc 4,16)
– Busca la soledad del desierto para rezar ( Lc 5,16; 9,18).
– La víspera de escoger a los doce Apóstoles, pasa la noche en oración (Lc 6,12).
– Reza antes de comer (Lc 9,16; 24,30).
– Al ponerse ante la realidad y a la hora de hablar de su pasión, reza (Lc 9,18).
– En la crisis, sube al Monte para rezar y es trasfigurado cuando reza (Lc 9,28).
– Ante la revelación del Evangelio a los pequeños, dice: “¡Padre yo te doy gracias!” (Lc 10,21)
– Rezando, despierta en los apóstoles la voluntad de rezar (Lc 11,1).
– Reza por Pedro para que no desfallezca en la fe (Lc 22,32).
– Celebra la Cena Pascual con sus discípulos (Lc 22,7-14).
– En el Huerto de los Olivos, reza, aun cuando transpira sangre (Lc 22,41-42).
– En la angustia de la agonía pide a los amigos que recen con él (Lc 22,40.46).
– En la hora de ser clavado en la cruz, pide perdón por los malhechores (Lc 23,34).
– En la hora de la muerte, dice: «¡Entre tus manos encomiendo mi espíritu!» (Lc 23,46; Sal 31,6)
– Jesús muere soltando el grito del pobre (Lc 23,46).

4) Para la reflexión personal

● ¿Rezo? ¿Cómo rezo? ¿Qué significa la oración para mí?
● Padre Nuestro: paso en revista las cinco peticiones y verifico cómo las vivo en mi vida.

5) Oración final

¡Alabad a Yahvé, todas las naciones,
ensalzadlo, pueblos todos!
Pues sólido es su amor hacia nosotros,
la lealtad de Yahvé dura para siempre. (Sal 117,1-2)

Lectura continuada del Evangelio de Marcos

Marcos 6, 45-47

<

p style=»text-align:justify;»>«45Y, de inmediato, obligó a sus discípulos entrar en la barca y precederle a la otra orilla, a Betsaida, mientras él despedía a la muchedumbre.
46Y, habiéndoles despedido, se fue al monte para orar.
47Y, llegado el atardecer, estaba la barca en medio del mar, y él solo sobre tierra.

<

p style=»text-align:justify;»>A la multiplicación/alimentación de cinco mil personas con las cinco hogazas de pan y los dos peces le sigue un milagro aún más sorprendente: Jesús desafía la ley de la gravedad caminando sobre el mar de Galilea. Entre estos dos milagros existe una continuidad, dado que el paso por el mar prolonga la simbología del éxodo que se hallaba presente en la historia de la multiplicación. Estos pasajes probablemente se encontraban ya vinculados en la tradición premarcana, como lo sugiere el hecho de que aparezcan combinados en el evangelio de Jn 6,16-21. Sin embargo, la versión que Juan ofrece de esta historia se encuentra menos elaborada que la de Marcos: los elementos milagrosos son menos sobresalientes en Juan. Además, Marcos pone de relieve varias veces la voluntad de Jesús (obligando a los discípulos a salir, despidiendo a la multitud, queriendo pasar de largo ante los discípulos), rasgo ausente en Juan que puede provenir de la redacción de Marcos. Para él fue muy importante poner de relieve algunos aspectos teológicos, y especialmente cristológicos, de la historia.
Esta narración, a la que Marcos ha dado nueva fuerza con su redacción, se encuentra cuidadosamente estructurada. Su acción principal queda encerrada en un quiasmo o esquema circular:

<

p style=»text-align:justify;padding-left:30px;»>6,45: Jesús hace que los discípulos suban a una barca


6,48a: Jesús los ve esforzándose, mientras reman en el mar

<

p style=»text-align:justify;padding-left:30px;»>
6,48b: A la cuarta vigilia Jesús viene a ellos caminando sobre el mar

<

p style=»text-align:justify;padding-left:30px;»>6,49-50: Ellos lo ven y quedan turbados


6,51: Jesús entra en la barca

De un modo apropiado, en el centro del quiasmo aparece la descripción del caminar de Jesús sobre las aguas (6,48b), que constituye también el centro dramático de la narración. La estructura quiástica pone asimismo de relieve la importancia del tema marcano del «ver», situando en paralelo la visión que Jesús tiene de sus discípulos (6,48a) y la que ellos tienen de Jesús (6,4-50). La importancia de ese tema del «ver» responde a la forma literaria de la historia, que es un tipo de epifanía, género definido como «una manifestación repentina e inesperada de un ser divino o celestial, experimentada por ciertas personas elegidas a las que el ser divino revela un atributo, una acción o un mensaje divino».

La narración se divide en tres partes, prácticamente iguales: a) Los vv. 45-47 ofrecen las bases para el milagro, estableciendo el contexto: los discípulos en medio del mar, Jesús en la costa; b) la sección central, vv. 48-50, describe la extraordinaria epifanía de Jesús sobre el agua, la reacción aterrada de los discípulos y la respuesta de Jesús, que se identifica a sí mismo con unas palabras cargadas de valor simbólico; c) la narración concluye en los vv. 51-52, cuando Jesús se reúne con sus discípulos en la barca, un tema que viene acompañado por otro milagro (la inmediata calma del viento), otra reacción muda de los discípulos (admiración) y el comentario del narrador sobre la respuesta de los discípulos («porque no habían entendido lo de los panes»).

• 6,45-47: Jesús pone en movimiento la cadena de acontecimientos que conducirán al milagro, despachando a discípulos para que vayan al otro lado del Mar de Galilea (Mc 6,45). Después de que los discípulos se han ido, Jesús despide a la muchedumbre (6,46a), algo que los discípulos le habían pedido hacer unos diez versículos antes. Jesús ha cumplido así esta petición, pero siguiendo el orden temporal fijado por él, no por ellos. Entonces Jesús sube «a la montaña» para orar (6,46b; cf. 1,35), un dato que puede ser entendido como un recuerdo de Moisés (que sube a la montaña para recibir la ley de Dios, en el libro del Éxodo): en este pasaje sigue dominando el simbolismo mosaico que habíamos visto en el anterior (la multiplicación y alimentación de los cinco mil). La creación del contexto y escenario queda completada con la anotación de que, cuando llega el anochecer, la barca ha llegado a la mitad del lago, mientras que Jesús está a solas sobre la tierra firme (6,47). De esa manera, los discípulos quedan alejados de Jesús por una gran distancia. Parece imposible que él pueda ver su aflicción, a varias millas de distancia, en la oscuridad, y mucho menos que pueda venir a rescatarles a través de un mar embravecido. Pues bien, esto será exactamente lo que va a suceder en lo que sigue: Jesús les verá y caminará hasta ellos. Contemplada de esta forma, la escena tendría indudablemente una gran resonancia simbólica para la comunidad de Marcos, que a veces se siente separada de Jesús y que ora para que él se haga presente.

El depositario de mis confidencias

¿Quién puede ser depositario de mi confidencia espiritual? ¿Qué características he de buscar en esa persona? ¿Cómo ha de ser el que me ayude a crecer en el amor de Dios y en el servicio a los demás? En este capítulo se dibujan los rasgos que describen genéricamente las características fundamentales del acompañante o director espiritual.
 
 
Límites
 
 
Las respuestas a las preguntas que he formulado presentan, al menos, dos riesgos. El primero, pretender ser exhaustivos, pensando que se pueden llegar a afirmar las características del consejero perfecto. En ese ejercicio interpersonal que es la dirección espiritual, la cualidad del director se descubre en cada persona. El mejor médico no lo es siempre para todos y cada uno de los pacientes, al menos en materia espiritual. El acompañamiento es un diálogo entre dos, en el que necesariamente intervienen acompañante y acompañado. Es legítimo hablar de cualidades generales del director espiritual, si bien como una generalización útil y oportuna, quizá necesaria, pero no absoluta.
El segundo riesgo es presentar en grado tan sumo las cualidades del director espiritual, que sea imposible encontrar uno solo válido; dicho de otro modo, llevarlo tan a las nubes, que nos quedemos sin ninguno en la tierra. De esta limitación se hace eco san Agustín, cuando fue requerido por Florentina para una importante consulta espiritual. «¿Ves qué peligro corremos aquellos a quienes se nos exige, no solo el ser doctores sino el enseñar las cosas divinas, siendo hombres?», afirmaba mediada su carta (Carta 266 n. 3). El santo es consciente del peligro de tener que hablar de cosas tan altas… siendo tan solo hombre. «¿Qué somos nosotros en comparación con aquel de quien voy a hablar?». Con estas afirmaciones, el obispo de Hipona no es presa de la retórica, sino de la humildad. Alberga, sin embargo, una esperanza para Florentina: «Que lleguéis al lugar en que no necesitaréis de doctores». Habla del Cielo. El padre espiritual cifra el éxito del acompañamiento en el deseo de que su pupilo crezca más y más, para que, gozándose en su gran fe, esperanza y caridad, necesite cada vez menos «aprender, no solo de mí, sino también de cualquier hombre» (n. 4). Sin embargo, siempre será necesaria la dirección espiritual, como servicio de lo más indispensable: el trato personalísimo con Dios.
En definitiva, solo el Maestro Interior, el Espíritu Santo, es consejero perfecto de las cosas de Dios, siendo Él mismo Persona divina (cfr. 1Co 2, 10). El buen acompañante espiritual será aquel que haga al otro capaz de escuchar a Dios.
«Aunque puedas aprender algo saludablemente por mi ministerio», concluye san Agustín, «te enseñará Aquel que es el Maestro interior del hombre interior, pues Él en tu corazón te hace ver que es verdad lo que se te dice. Porque ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento (1 Co 3, 7)».
Fulgencio Espa. Cuenta conmigo

Gaudete et exsultate (Francisco I)

103. Algo semejante plantea el Antiguo Testamento cuando dice: «No maltratarás ni oprimirás al emigrante, pues emigrantes fuisteis vosotros en la tierra de Egipto» (Ex 22,20). «Si un emigrante reside con vosotros en vuestro país, no lo oprimiréis. El emigrante que reside entre vosotros será para vosotros como el indígena: lo amarás como a ti mismo, porque emigrantes fuisteis en Egipto» (Lv 19,33-34). Por lo tanto, no se trata de un invento de un Papa o de un delirio pasajero. Nosotros también, en el contexto actual, estamos llamados a vivir el camino de iluminación espiritual que nos presentaba el profeta Isaías cuando se preguntaba qué es lo que agrada a Dios: «Partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y no desentenderte de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora» (58,7-8).

Comentario Domingo XXVIII de Tiempo Ordinario

Oración

Señor Jesús resucitado, envíanos tu Espíritu que nos lleve a la verdad completa acerca de Ti y acerca de nosotros mismos. Porque queremos: amar Contigo como Tú supiste amar, gozar Contigo cuando toque gozar, sufrir Contigo cuando nos toque sufrir. AMEN.

 

Mc 10, 17-30

«17Cuando [Jesús] salía en camino, uno, corriendo a su encuentro yarrodillándose ante él, le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué he de hacer paraheredar vida eterna?”. 18Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie esbueno sino sólo Dios. 19Conoces los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a la madre”. 20Pero él le dijo: “Maestro, todo eso lo he guardadodesde mi juventud”. 21Jesús, mirándolo fijamente, le amó y le dijo: “Unacosa te falta: anda, todo lo que tienes véndelo y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme”. 22Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido; porque tenía muchos bienes.

23Y Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: “¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!”. 24Pero los discípulos quedaron sorprendidos por sus palabras. Pero Jesús,respondiendo de nuevo, les dice: “Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! 25Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre en el Reino de Dios”. 26Pero ellos se asombraban aún más,diciéndose unos a otros: “Y ¿quién podrá ser salvado?”. 27Mirándolos fijamente, Jesús dice: “Para los hombres, es imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios”.

28Pedro comenzó a decirle: “Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y tehemos seguido”. 29Dijo Jesús: “En verdad os digo: nadie que haya dejadocasa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el evangelio, 30quedará sin recibir el ciento por uno: ahora, en este tiempo, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna”». [[31Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros]].

¡PALABRA DEL SEÑOR!

 

CONTEXTO

Continúa la mención del camino, que ha aparecido varias veces en los últimos domingos. Jesús sigue en camino hacia Jerusalén junto a sus discípulos. Esta insistencia es una llamada para nosotros: a no quedarnos quietos, a crecer en nuestro discipulado, a saber acompañar a Jesús en toda circunstancia, a ir abrazando todo su proyecto y su estilo de vida. En los evangelios anteriores hemos visto que el estilo de vida de Jesús provoca cambios en la esfera familiar. Hoy lo hace en el tema de los bienes materiales, en la valoración de los mismos. Un evangelio en tres cuadros que advierte del peligro de la riqueza de cara a un verdadero discipulado. ¿Qué significa esta lección en un contexto de crisis económica generalizada y de preocupación por lo material? Al evangelio de hoy, sigue en Marcos eltercer anuncio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús (10,32- 34), la mala reacción de los discípulos (10,35-40) y una nueva enseñanza de Jesús (10,41-45).

 

TEXTO

El texto forma una unidad que se abre y se cierra con la mención a lavida eterna (vv. 17 y 30), que forma una inclusión. En torno a este eje temático hay tres escenas en las que diversos personajes seencuentran con Jesús: a) el “modelo negativo”: el joven rico,preocupado por la vida eterna pero también por sus bienes económicos que le hacen rechazar la invitación de Jesús (vv. 17-22); b) la enseñanza central de Jesús a sus discípulos, donde se alerta del peligro de las riquezas para entrar en el ámbito del Reino (vv. 23-27); c) el “modelo positivo”: Pedro habla en nombre de los demás discípulos para indicar que han dejado todo por seguir a Jesús; éste habla de la recompensa, pero también de la persecución y de noquedarse “dormido en los laureles” (vv. 28-31). En el texto sobresalela mirada profunda de Jesús (vv. 21.23.27), como una invitación a que nuestra mirada sobre la vida y la realidad vaya más allá de la superficialidad o el materialismo, para encontrar su verdadero sentido.

 

ELEMENTOS A DESTACAR

• En la primera escena, el interés del rico era “aumentar sus bienes” con la “herencia” de la vida eterna. Pero Jesús le propone cumplir losmandamientos que tienen relación con el prójimo, no los que tienen relación con Dios. El rico quería vivir junto a Dios, pero Jesús le señala la vida junto al prójimo. No se puede “comprar” a Dios y tener relación con él sin una relación justa con los demás. El camino de acceso a Dios es el prójimo. ¿Nuestra fe es una fe desencarnada de la realidad?

• Jesús le mira fijamente y le ama (es la única vez en el evangelio de Marcos en que aparece este verbo como acción de Jesús), y por eso le propone el camino del seguimiento y discipulado. Pero ese camino tiene un precio: desprenderse de los bienes materiales, ejercer una total solidaridad con los necesitados y compartir la vida y el destino de Jesús. Un precio que el rico no está dispuesto a pagar. ¿Qué precio pagamos, o estamos dispuestos a pagar, por atender la llamada de Jesús? ¿Entendemos que las exigencias del discipulado son consecuencia del amor que Jesús nos tiene?

• En la segunda escena, los discípulos escuchan una enseñanzasorprendente e insistente: los bienes materiales son un obstáculo insalvable para vivir en el ámbito de Jesús y del Reino. Toda la vieja teoría religiosa que bendecía la riqueza como “premio”de Dios a la buena conducta de los seres humanos se desploma: de ahí las reacciones de los discípulos: sorpresa y asombro. ¿Sabemos captar la novedad de Jesús? ¿Vivimos con viejos tópicos religiosos o asumimos la novedad radical del Reino anunciado por Jesús?

• En la tercera escena Pedro habla del desprendimiento total que él y sus compañeros han cumplido para seguir a Jesús y éste le señala que todo lo que han dejado lo recuperarán en esta vida. Todo, menos la figura del padre: vivir en la comunidad mesiánica de Jesús reproduce las relaciones humanas pero bajo la guía de unPadre especial, Dios, sin parangón a nivel humano. Vivir el discipulado no separa del mundo, sino que activa otro modo de hacer mundo, orientado por la soberanía de Dios Padre: ¿nos preocupamos de vivir en nuestras comunidades como verdaderas familias centradas y radicadas en Dios?

• Jesús habla también de persecuciones: cuando se vive la alternativa del Reino hay que afrontar los ataques de un sistema cuyos valores son contrarios a los del Reino. Quizá uno de sus mayores éxitos sea el habernos inyectado el virus del materialismo y la necesidad del dinero, que desactiva la radical preferencia de Jesús por los pobres y su no menos radical rechazo de la riqueza como estilo de vida del auténtico discípulo. En vivir con la mayor honestidad posible esta enseñanza de Jesús radicarían posiblemente las persecuciones de las que habla Jesús.

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Para la catequesis: Domingo XXVIII de Tiempo Ordinario

XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario
14 de Octubre 2018

Sabiduría 7, 7-11; Salmo 89; Hebreos 4, 12-13; Marcos 10, 17-27

Un hombre rico habla con Jesús

En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?» Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre». Entonces él le contestó: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven». Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme». Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!» Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús insistió: «Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios». Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: «Entonces, ¿quién puede salvarse?» Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: «Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible».

Reflexión

El joven es bueno y honrado, pero Jesús lo llama a una mayor generosidad. ¿Por qué le dice que no el joven? ¿Como se siente después? ¿Confiaba más en sus cosas o en Jesús? ¿Qué nos da la verdadera felicidad, las cosas o Jesús?

Actividades

Que los niños compartan cosas que les he difícil dejar. Pregunten como Jesús nos da la verdadera felicidad. Hagan una lista de las riquezas que nos da Jesús. Hablen de cómo pueden esta semana, dejar algo por un tiempo que les he difícil. Decirle a Jesús que lo dejas por amor a Él.

Oración

Señor, ayúdame a confiar completamente en Ti. Enséñame a compartir lo que tengo y lo que soy. Ayúdame a entender que la generosidad me libera y me abre a tu amor y a tus riquezas. Amen.

¿Qué me quiere decir hoy Jesús? – Domingo XXVIII de Tiempo Ordinario

Un joven rico buscó a Jesús y le preguntó cómo llegar al Cielo, si ya desde muy joven cumplía con los mandamientos. Jesús le respondió que no bastaba, que debía hacer algo más: desprenderse de su dinero, dárselo a los pobres y seguirlo. Jesús le está pidiendo al joven que le dé a Dios el lugar a que merece en su vida: el primero. Que se libere del amor al dinero y que ponga toda su esperanza en Dios. ¿Es que ser rico es malo?

El dinero, -como todos los bienes-, no es malo. Los bienes lo hacemos malos según el uso que les damos y la importancia que les demostramos. A veces es difícil darle a las cosas menos importancia que a las personas y que al mismo Dios. Por ejemplo, cuando te peleas por un juguete, o cuando no quieres ir a misa por ver la tele.

Si no somos capaces de desprendernos de esas cosas que nos fascinan, con tal de atender a los demás, de ayudarles en sus necesidades, de dedicarle tiempo a la oración, a conocer a Jesús… entonces todavía amamos más a las cosas que a Dios y a nuestros hermanos.

La verdadera felicidad nos la da Dios a través del servicio a los demás. Pensar que el dinero o las cosas que con él compramos nos garantizan la felicidad, es equivocarnos.

¿A qué le tengo que dar menos importancia para ser más compartido con mis cosas y con mi tiempo?

¿Espero encontrar en Dios la felicidad, o en mis cosas?

Comentario al evangelio – 10 de octubre

Pablo se siente legítimo apóstol de los gentiles. La Iglesia de Jerusalén (Santiago, Juan y Pedro) así se lo han confirmado. Esta es la carta de legitimación de que su predicación es auténtica, frente a las tendencia judaizantes que querían someter a los cristianos gentiles a las prescripciones judías. Pablo pone en evidencia uno de los grandes conflictos que tuvo la Iglesia de los primeros tiempos, y que estuvo a punto de escindir la Iglesia. Al final la unidad se mantuvo, no sin dolor, renuncia y diálogo en la búsqueda de la voluntad de Dios allí donde Dios se nos muestra.

En el evangelio Jesús nos enseña la oración del Padrenuestro. Es la respuesta a la inquietud de sus discípulos por la oración: “Señor, enséñanos a orar”. Es la oración fundamental, es decir la que nos lleva a fondo de nuestra fe, a nuestra experiencia filial. El Padrenuestro es un maravilloso y sencillo mapa para viajar al centro. En la versión de Lucas, nos lleva al centro a través de cuatro peticiones esenciales: el reino, el pan, el perdón, la preservación de la tentación. Jesús ora porque necesita viajar al centro de su experiencia filial, porque necesita respirar el cariño de su Abbá. Jesús es el gran experto del «viaje al centro». Y, desde el centro, se conecta con todos y con todo. Sé que estas expresiones pueden malentenderse en tiempos en que hemos hablado, más bien, de la necesidad de viajar la periferia. No hay contradicción. Aquí el «centro» no significa el ámbito del poder sino el núcleo de la persona, su corazón. Viajar al centro es viajar al santuario de nuestra identidad, en el que descubrimos a Dios, nos descubrimos a nosotros mismos de un modo nuevo, nos vinculamos a los demás en la raíz y nos insertamos en el mundo. Por eso orar es como respirar.