Vísperas – San Ignacio de Antioquía

SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA, obispo y mártir. (MEMORIA)

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: OH DIOS, QUE ERES EL PREMIO

Oh Dios, que eres el premio, la corona
y la suerte de todos tus soldados,
líbranos de los lazos de las culpas
por este mártir a quien hoy cantamos.

El conoció la hiel que está escondida
en la miel de los goces de este suelo,
y, por no haber cedido a sus encantos,
está gozando los del cielo eterno.

Él afrontó con ánimo seguro
lo que sufrió con varonil coraje,
y consiguió los celestiales dones
al derramar por ti su noble sangre.

Oh piadosísimo Señor de todo,
te suplicamos con humilde ruego
que, en el día del triunfo de este mártir,
perdones los pecados de tus siervos.

Gloria eterna al divino Jesucristo,
que nació de una Virgen impecable,
y gloria eterna al Santo Paracleto,
y gloria eterna al sempiterno Padre. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Señor, tu saber me sobrepasa.

Salmo 138, 1-18. 23-24 – I TODO ESTÁ PRESENTE A LOS OJOS DE DIOS.

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me envuelves por doquier,
me cubres con tu mano.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
tu diestra llegará hasta mí.

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Señor, tu saber me sobrepasa.

Ant 2. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

Salmo 138 II

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has formado portentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hasta el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro,
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los doy por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a prueba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

Ant 3. Todo fue creado por él y para él.

Cántico: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CREATURA Y PRIMER RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS. Cf. Col 1, 12-20

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda creatura;
pues por medio de él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas:
haciendo la paz por la sangre de su cruz
con todos los seres, así del cielo como de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Todo fue creado por él y para él.

LECTURA BREVE   1Pe 4, 13-14

Queridos hermanos: Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros: porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.

RESPONSORIO BREVE

V. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro.
R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro.

V. Nos refinaste como refinan la plata.
R. Pero nos has dado respiro.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, pero nos has dado respiro.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Lo que deseo es el pan de Dios, que es la carne de Jesucristo, de la descendencia de David, y la bebida de su sangre, que es la caridad incorruptible.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Lo que deseo es el pan de Dios, que es la carne de Jesucristo, de la descendencia de David, y la bebida de su sangre, que es la caridad incorruptible.

PRECES

En esta hora en la que el Señor, cenando con sus discípulos, presentó al Padre su propia vida que luego entregó en la cruz, aclamemos al Rey de los mártires, diciendo:

Te glorificamos, Señor.

Te damos gracias, Señor, principio, ejemplo y rey de los mártires,
porque nos amaste hasta el extremo.

Te damos gracias, Señor, porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos
y les das parte en los premios de tu reino.

Te damos gracias, Señor, porque hoy hemos ofrecido, como sacrificio para el perdón de los pecados,
la sangre de la alianza nueva y eterna.

Te damos gracias, Señor,
porque con tu gracia nos has dado perseverar en la fe durante el día que ahora termina.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Te damos gracias, Señor,
porque has asociado a nuestros hermanos difuntos a tu muerte.

Dirijamos ahora nuestra oración al Padre que está en los cielos, diciendo:

Padre nuestro…

ORACION

Dios todopoderoso y eterno, que has querido que el testimonio de los mártires sea el honor de todo el cuerpo de tu Iglesia, concédenos que el martirio de san Ignacio de Antioquia, que hoy conmemoramos, así como le mereció a él una gloria eterna, así también nos dé a nosotros valor en el combate de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Lectio Divina – 17 de octubre

Lectio: Miércoles, 17 Octubre, 2018
Tiempo Ordinario
1) Oración inicial
Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos preceda y acompañe, de manera que estemos dispuestos a obrar siempre el bien. Por nuestro Señor.
2) Lectura
Del Evangelio según Lucas 11,42-46
Pero, ¡ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar, aunque sin omitir aquello.¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!»
Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas también nos injurias a nosotros!» Pero él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!
3) Reflexión
• En el Evangelio de hoy sigue la relación conflictiva entre Jesús y las autoridades religiosas de la época. Hoy, en la Iglesia, se vive el mismo conflicto. En una determinada diócesis, el obispo convocó a los pobres a que participaran activamente. Ellos escucharon las peticiones y muchos de ellos empezaron a participar. Surgió un serio conflicto. Los ricos decían que habían sido excluidos y algunos sacerdotes empezaron a decir: “¡El obispo hace política y olvida el evangelio!”
• Lucas 11,42: “Pero, ¡ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar, aunque sin omitir aquello.”. Esta crítica de Jesús contra los líderes religiosos de aquella época puede ser repetido contra muchos líderes religiosos de los siglos siguientes, hasta hoy. Muchas veces, en nombre de Dios, insistimos en detalles y olvidamos la justicia y el amor. Por ejemplo, el jansenismo volvió árida la vivencia de la fe, insistiendo en observancias y penitencias que desviaban a la gente del camino de amor. La hermana carmelita Santa Teresa de Lisieux se crió en ese ambiente jansenista que caracterizaba a Francia hacia los finales del siglo XIX. Fue a partir de una dolorosa experiencia personal, que ella supo recuperar la gratuidad del amor de Dios como una fuerza que tiene que animar por dentro la observancia de las normas. Pues, sin la experiencia del amor, las observancias hacen de Dios un ídolo.
La observación final de Jesús decía: “No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Os lo aseguro: mientras duren el cielo y la tierra, no dejará de estar vigente ni una i ni una tilde de la ley sin que todo se cumpla. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos”. Jesús llama la atención de los discípulos sobre el comportamiento hipócrita de algunos fariseos. A ellos les gustaba circular por las plazas con largas túnicas, recibir el saludo de la gente, ocupar los primeros lugares en las sinagogas y lugares de honor en los banquetes (cf. Mt 6,5; 23,5-7). ¡Marcos añade que a ellos les gustaba entrar en las casas de las viudas y hacer largas preces en cambio de dinero! Personas así recibirán un juicio muy severo (Mc 12,38-40). Hoy en nuestra Iglesia ocurre lo mismo.
• Lucas 11,44: Ay de vosotros, sepulcros que no se ven. “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia! Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad” (Mt 23,27-28). La imagen de los “sepulcros blanqueados” habla por sí sola y no necesita comentarios. Por medio de ella, Jesús condena a los que tienen una apariencia ficticia de persona correcta, pero cuyo interior es la negación total de aquello que quieren hacer por fuera. Lucas, habla de sepulcros escondidos: “¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo». Quien pisa o toca un sepulcro se vuelve impuro, lo mismo cuando el sepulcro está escondido bajo tierra. La imagen es muy fuerte: por fuera, el fariseo de siempre parece justo y bueno, pero ese aspecto es un engaño, pues en su interior existe un sepulcro escondido que, si la gente no sabe darse cuenta, difunde un veneno que mata, comunica una mentalidad que aleja de Dios, sugiere una comprensión errada de la Buena Noticia del Reino. Una ideología que hace del Dios vivo, ¡un ídolo muerto!
• Lucas 11,45-46: Crítica del doctor de la ley y la respuesta de Jesús. “Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas también nos injurias a nosotros!” En la respuesta Jesús no se vuelve atrás, sino que deja bien claro que la misma crítica vale también para los escribas: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!”. En el Sermón de la Montaña, Jesús expresa la misma crítica que sirve de comentario: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas” (Mt 23,2-4).
4) Para la reflexión personal
• La hipocresía mantiene una apariencia engañadora. ¿hasta dónde actúa en mí la hipocresía? ¿Hasta dónde actúa en nuestra Iglesia?
• Jesús criticaba a los escribas que insistían en la observancia disciplinar de las cosas minutas de la ley como el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y olvidan insistir en el objetivo de la ley que es la práctica de la justicia y del amor. Esta crítica ¿vale también para mí?
5) Oración final
Feliz quien no sigue consejos de malvados
ni anda mezclado con pecadores
ni en grupos de necios toma asiento,
sino que se recrea en la ley de Yahvé,
susurrando su ley día y noche. (Sal 1,1-2)

Lectura continuada del Evangelio de Marcos

Marcos 6, 48-50

<

p style=»text-align:justify;»>48Y viéndolesfatigados en el remar, porque el viento les era contrario, hacia la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar, y quería pasarles de largo.
49Pero ellos, viéndole caminando sobre el mar, pensaron que era un fantasma y gritaron. 50(Porque todos le habían visto y se habían llenado de pavor).

Pero él, de inmediato, habló con ellos, y les dice: “Animaos, soy yo, no temáis”.

<

p style=»text-align:justify;»>6,48-50: Con su mirada penetrante, sobrenatural, Jesús descubre el esfuerzo de sus seguidores aislados, amenazados, remando fatigosamente en medio de un mar azotado por el viento (Mc 6,48a). A causa de su vinculación bíblica con la muerte (cf. 2Sm 22,5; Cant 8,6-7; Sal 69,2-3; Jonás 2), en la literatura apocalíptica el mar sacudido por la tormenta se convirtió en una imagen común de la tribulación escatológica del fin de los tiempos. La tribulación de los discípulos en el mar probablemente haría que los discípulos de la comunidad de Marcos recordaran la aflicción y el desamparo escatológico que ellos mismos estaban experimentando bajo las olas de las persecuciones asociadas con la guerra judía. Es probable que los lectores de Marcos escucharan la narración de la aparición milagrosa de Jesús sobre las 
aguas tormentosas como una narración con un profundo mensaje de esperanza para ellos. Este mensaje quedaría simbólicamente reforzado por el hecho de que el milagro acontece en la cuarta vigilia de la noche (entre las 3 y las 6 de la madrugada), el tiempo en que la oscuridad comienza a perder su dominio sobre la tierra, conforme al tema bíblico común del Dios que llega con su ayuda al amanecer.

En este tiempo de victoria del amanecer, Jesús viene hacia sus discípulos caminando a grandes pasos sobre el mar espumante (Mc 6,48b). Este es el centro de la narración. Para este asombroso caminar de Jesús sobre el mar hay una remota analogía bíblica en la historia de la «cabeza» de hacha que Elías hizo flotar sobre el agua (2Re 6,1-7); pero resultan más semejantes los actos de levitación atribuidos a los magos y a otros obradores de milagros en la antigüedad helenista; esta impresión queda confirmada por la ansiedad de los discípulos, que temen que Jesús sea un fantasma.

Sin embargo, en la atmósfera de nuestra narración, saturada de Antiguo Testamento, esta figura de Jesús caminando sobre las aguas evoca más que un hecho asombroso de magia. Este paso de Jesús por el mar lleva el recuerdo de los israelitas cruzando el Mar Rojo en el Éxodo; así, este pasaje se sigue manteniendo en la línea de la tipología de pascua/éxodo/Moisés que ha caracterizado la narración anterior. Por otra parte, la fórmula de autoidentificación de Jesús (Yo estoy aquí: ego eimi, yo soy) tiene una fuerte conexión con la pascua y es, además, una interpretación del nombre divino que Dios reveló a Moisés en la zarza ardiente (Ex 3,14). Los ecos de Moisés y del Éxodo resultan inconfundibles en nuestro pasaje.

Pero estos matices no significan que nuestro pasaje asimile a Jesús con Moisés, pues le compara más bien con Dios. En el Antiguo Testamento es Dios mismo o su Sabiduría quien camina sobre las aguas del mar; es Dios mismo quien pisotea y domina las olas del mar, demostrando así que Él es y que ningún otro es divino (cf. Job 9,8; Hab 3,15; Sal 77,19; Is 43,16; 51,9-10; Sir 24,5-6). Dios es el único que puede rescatar al pueblo del mar (Sal 107,23-32; Jon 1,1-16; Sab 14,2-4). Pues bien, esto es lo que el pasaje de Marcos atribuye a Jesús.

Sin embargo, precisamente en este momento más «divino» del Jesús marcano, ese mismo Jesús despliega también su humanidad: Jesús desea pasar ante sus discípulos, por el propio bien de ellos, para ofrecerles una revelación plena de su identidad, pero no puede hacerlo a causa del terror y la incomprensión que ellos muestran. Así, Jesús tiene que volver de nuevo a la barca, porque resulta necesario ayudar a los discípulos.

A pesar de esta limitación, el impacto básico de nuestra narración consiste en darnos una impresión de la divinidad de Jesús. Pues bien, precisamente esta cualidad divina es la que permitirá que Jesús supere la muerte, la suya y la de sus seguidores. Es probable, pues, que Marcos haya querido que esta narración se entienda como un retrato simbólico de la victoria de Jesús sobre el «último enemigo» (cf. 1Cor 15,26). Sin embargo, parece que los discípulos todavía no están preparados para esta revelación: gritan de miedo, pensando que Jesús es un fantasma (6,49). Este detalle puede tener una resonancia espiritual para los lectores de Marcos; probablemente están siendo tentados por la persecución que sufren, de manera que algunos piensan que han colocado su confianza en una alucinación o en un fantasma, que no tiene poder para salvarles. Pero el texto de Marcos disipa esas dudas. Todoslos discípulos ven la figura caminando sobre el agua, de tal forma que si fuera una ilusión sería un caso raro de psicosis de masas. El clímax del pasaje llega inmediatamente, cuando Jesús reafirma su identidad como ha puesto de relieve el redactor del evangelio introduciendo esta afirmación de Jesús con una fórmula pleonástica: «De inmediato habló con ellos y les dijo». Esta fórmula subraya el restablecimiento de la comunicación después de que se haya roto, destacando también el carácter básico de aquello que va a ser comunicado.

Jesús está de nuevo con sus discípulos y les habla otra vez con este anuncio soberano: «¡Animaos! Soy yo; no temáis» (6,50b). Las palabras de Jesús, que consuelan y transmiten poder, refuerzan también la conexión que esta historia ha trazado entre Jesús y el Dios del Antiguo Testamento, por la connotación divina de la fórmula ego eimi («Yo soy» = «Yo estoy aquí»).

Primacía de la gracia

«Hay una tentación que insidia siempre todo camino espiritual y la acción pastoral misma», afirmaba san Juan Pablo II, «pensar que los resultados dependen de nuestra capacidad de hacer y programar» (NMI 38).
El éxito del acompañamiento espiritual no depende ni única ni principalmente del estilo con que se realiza, la cualidad del director o el lugar donde se lleva a cabo. Cada una de esas cosas gozan de importancia, si bien han de estar enmarcadas en el lugar de la verdadera fecundidad.
«Ciertamente, Dios nos pide una colaboración real a su gracia y, por tanto, nos invita a utilizar todos los recursos de nuestra inteligencai y capacidad operativa en nuestro servicio a la causa del Reino. Pero no se ha de olvidar que, sin Cristo, «no podemos hacer nada» (cfr. Jn 15, 5)». Esta es la radicalidad evangélica: sin Jesús, nada es posible hacer. El acompañamiento espiritual debe poner todo su empeño en conducir al hombre a la escucha de Dios, para poder vivir de Él y con Él.
En muchas ocasiones, la actividad comunitaria —del orden que sea: social, formativo, sacramental– y personal están centradas en hacer cosas: rastrillos, solidaridad, coro, catequesis o formación. También la dirección espiritual. Hacer cosas.  Al comienzo del nuevo milenio, san Juan Pablo II adveritía que, «en la programación que nos espera, trabajar con mayor confianza en una pastoral esencial de la visión cristiana de la vida: la primacía de la gracia».
La primacía de la gracia consiste —aun a riesgo de ser redundante— en ser conscientes de que sin Jesús no podemos hacer nada, ni siquiera existir. La dirección espiritual, en este sentido, guarda íntima relación con mostrar el medio esencial que hace posible la amistad con Dios: la oración. Es tarea prioritaria de la dirección espiritual enseñar a escuchar la palabra de Dios, en lo más íntimo del alma. Dejarse acompañar espiritualmente significa abrirse al universo de las cosas de Dios: la oración, los sacramentos, el recogimiento, la piedad… la alegría. En definitiva, la gracia.
«La oración nos hace vivir precisamente en esta verdad»: todo depende de Dios. «Nos recuerda constantemente la primacía de Cristo y, en relación con él, la primacía de la vida interior y de la santidad. Cuando no se respeta este principio, ¿ha de sorprender que los proyectos pastorales lleven al fracaso y dejen en el alma un humillante sentimiento de frustración? Hagamos, pues, la experiencia de los discípulos en el episodio evangélico de la pesca milagrosa: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada» (Lc 5, 5). Este es el momento de la fe, de la oración, del diálogo con Dios, para abrir el corazón a la acción de la gracia y permitir a la palabra de Cristo que pase por nosotros con toda su fuerza: ¡Duc in altum! En aquella ocasión, fue Pedro quien habló con fe: «en tu palabra, echaré las redes» (ibíd.). Permitidle al Sucesor de Pedro que, en el comienzo de este milenio, invite a toda la Iglesia a este acto de fe, que se expresa en un renovado compromiso de oración».
Dios es quien conoce y gobierna los corazones; el auténtico director y protagonista de la dirección espiritual es la gracia de Dios. Debemos acudir a Él cuando deseemos ser ayudados.
A ejemplo de tantos personajes evangélicos, es necesario postrarse delante de Dios en la súplica de una vida mejor. Gritar al borde del camino en espera de respuesta, como el ciego de Jericó (cfr. Mc 10, 46-52). Responder a Jesús con humildad y perseverancia hasta obtener el don divino, como la mujer Sirofenicia (cfr. Mc 7, 24-30). Ser conscientes de que un poco de Dios es mucho para nosotros, como la enferma de flujos de sangre, conformada con tocar «tan solo el borde del manto» (Mc 9, 21). Sí; ser perseverantes en la relación de Dios, como Marta, María y Lázaro; llorar, como la viuda de Naín, tal vez ya no esperando nada (cfr. Lc 7, 11-17); reír, como los novios de Caná, olvidando quizá la propia obligación… porque Él está aquí; porque Cristo es el principal invitado en la vocación de cada uno (cfr. Jn 2, 1-11). En definitiva, amarle y compartir con él las tardes  del lago, a veces encrespado, a veces calmado y fecundo; y siempre con un Jesús que grita en lo más hondo; ¡rema mar dentro! (cfr. Lc 5, 5).
La preparación interior de quien se inicia o persevera en el camino de la dirección espiritual es ponerse a disposición de la misma gracia que convirtió almas pecadoras en santas, hombres vulgares en extraordinarios, personas temerosas en héroes. En definitiva, tener gran fe en el poder de Dios. Esa misma gracia quiere ser  hoy derramada en cada corazón, y no ha perdido en nada su potencia.
Sucede, para decepción de los que quieren resultados inmediatos, que el extraordinario poder de la gracia no se traduce habitualmente en grandes manifestaciones, sino que se suele delsplegar en medio de lo más normal, entre la muchedumbre de los habituales quehaceres. En síntesis se puede afirmar que la vida cristiana es imitación de la vida de Cristo, que tuvo mucho más de oculta que de llamativa, aun cuando fuera siempre y del todo extraordinaria.
Hoy como entonces, la gracia también busca dar fruto en el desenvolvimiento ordinario de nuestras vidas. En medio de esa cotidiana lucha, la dirección espiritual es un instrumento muy adecuado para evitar que la conciencia se duerma, obviando la consoladora y divina presencia de Dios en lo concreto, y abandonando el proyecto de vivir con finura cada aspecto de obrar diario.
Cuenta conmigo, Fulgencio Espa

Gaudete et exsultate (Francisco I)

CAPÍTULO CUARTO
ALGUNAS NOTAS DE LA SANTIDAD EN EL MUNDO ACTUAL

110. Dentro del gran marco de la santidad que nos proponen las bienaventuranzas y Mateo 25,31-46, quisiera recoger algunas notas o expresiones espirituales que, a mi juicio, no deben faltar para entender el estilo de vida al que el Señor nos llama. No me detendré a explicar los medios de santificación que ya conocemos: los distintos métodos de oración, los preciosos sacramentos de la Eucaristía y la Reconciliación, la ofrenda de sacrificios, las diversas formas de devoción, la dirección espiritual, y tantos otros. Solo me referiré a algunos aspectos del llamado a la santidad que espero resuenen de modo especial.

Comentario Domingo XXIX de Tiempo Ordinario

Oración

Señor Jesús resucitado, envíanos tu Espíritu que nos lleve a la verdad completa acerca de Ti y acerca de nosotros mismos.

A la verdad completa sobre el sentido de tu vida y de tu muerte.
A la verdad completa sobre el sentido de nuestras vidas, sobre el valor de lo que ponemos, de lo que gozamos, de lo que sufrimos.

Porque queremos:

–  amar Contigo como Tú supiste amar,
–  gozar Contigo cuando toque gozar,
–  sufrir Contigo cuando nos toque sufrir. AMEN.

 

Mc 10, 35-45

«35Y van hacia a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, diciéndole:“Maestro, queremos nos hagas lo que vamos a pedir”. 36Pero él les dijo:“¿Qué queréis que os haga?”. 37Pero ellos le dijeron: “Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. 38Pero Jesúsles dijo: “No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?”. 39Pero ellos le dijeron: “Podemos”. Pero Jesús les dijo: “La copa que yo voy a beber, la beberéis y seréis bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado; 40pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado”.

41Y al oír esto los diez, comenzaron a indignarse contra Santiago y Juan.42Y, llamándoles a sí, Jesús les dice: “Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. 43Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, 44y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos, 45porque tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por muchos».

¡PALABRA DEL SEÑOR!

 

CONTEXTO

Este evangelio sigue al tercer anuncio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús (Mc 10,32-34) y, como sucedía tras los otros dos anuncios anteriores (8,31 y 9,30-31), la reacción de los discípulos es negativa, de incomprensión. En este caso, Santiago y Juan reaccionan preocupándose por sus puestos de privilegio en el Reino, que causa la indignación de los demás discípulos. Y a la reacción equivocada sigue, como en los otros casos, una enseñanza de Jesús para perfilar el verdadero discipulado. Tras estos episodios, la sección (primera sección de la segunda parte del evangelio) termina con el de la curación del ciego de Jericó (10,46-52) que, como discípulo cabal, sigue a Jesús por el camino (hacia Jerusalén, hasta el final). A partir de ese momento, comienza la segunda sección, el ministerio de Jesús en Jerusalén. Jesús llega a la meta (capp. 11-13).

 

TEXTO

El evangelio consta de dos unidades textuales: a) en la primera (vv. 35-40) asistimos a una conversación de Santiago y Juan con Jesús, en la que los dos hermanos piden a Jesús los puestos de privilegio en la gloria de su Reino; es de destacar la gran cantidad de conjunciones adversativas, quetraducimos con “pero” a pesar de que no “suene” siempre bien,que muestran la confrontación y el desencuentro entre los hermanos y Jesús: a cada intervención de unos le sigue un“pero” del otro; b) en la segunda unidad (vv. 41-45) se nos presenta la enseñanza de Jesús al grupo de discípulos, ofreciendo las claves de un auténtico discipulado: evitar elcomportamiento de los “grandes” y asumir un estilo deservicio total y radical, como imitación del estilo de Jesús.

 

ELEMENTOS A DESTACAR

• La ambición nace de la falta de atención a Jesús. Ha sido muy prolijo en anunciar los detalles de su pasión, pero Santiago y Juan acuden a Jesús con una petición contraria: no escuchan a Jesús, quieren que Jesús les escuche a ellos; Jesús habla de pasión, ellos hablan de gloria. No hay entendimiento posible (pero… pero… pero…). ¿Reflejan Santiago y Juan nuestro propio seguimiento? ¿Escuchamos a Jesús o queremos sólo que él nos escuche?

• Jesús evoca su muerte violenta con las imágenes de la copa y el bautismo, y la entiende como una muestra de fidelidad absoluta a la misión encomendada por el Padre. Y los doshermanos aceptan beber la copa y “ser bautizados” en esebautismo. Pero ¿entendían esas imágenes en el mismo sentido que Jesús? Luego, en su vida, demostraron que sí. Nuestra vida concreta es la que confirma la comprensión que tenemos del proyecto de Jesús sobre nosotros: ¿se aparta mucho de lo que nos enseña el evangelio? ¿en qué?

• La ambición de unos rompe la armonía del grupo, rompe la comunión: los demás discípulos se indignan contra Santiago y Juan. Por eso Jesús los convoca y les enseña que la relación con los demás no debe ser opresiva, de arriba abajo, como los que ejercen el señorío y el poder (katakyrio –katexousiazo: la preposición katá indica un movimiento de imposición que dobla y encorva a los demás), sino justamente al revés: de abajo arriba, desde el servicio absoluto (notemos la gradación: “vuestro servidor [diakonos]” – “esclavo de todos [doulos]”. Estar entre los demás “como el que sirve” es un título de Jesús que indica su manera de levantar a los demás, de dignificar su vida, deelevar la dignidad de toda persona. Ése es el estilo de sus seguidores. ¿Es el nuestro?

• El fundamento de este comportamiento en la comunidad (vuestro servidor) y en la sociedad (esclavo de todos) es el mismo Jesús que da su vida en “rescate” por muchos: Jesús es privado de libertad, para dar libertad y rescatar de la esclavitud; es privado de vida, para dar vida y rescatar de la muerte. Sólo una vida cristiana profundamente radicada en Jesús puede luego orientarse como lo hizo él.

• “No será así entre vosotros”: mirando a nuestra comunidad, ¿a qué aspectos podría referirse este mandato de Jesús? ¿qué cosas tendrían que cambiar?

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Para la catequesis: Domingo XXIX de Tiempo Ordinario

XXIX domingo del Tiempo Ordinario
21 de Octubre 2018

Isaías 53, 10-11; Salmo 32; Hebreos 4, 14-16; Marcos 10, 35-45

“El Hijo del hombre… no ha venido a que lo sirvan, sino a servir.”

«En aquel tiempo, se acercaron a Jesús Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte». Él les dijo: «¿Qué es lo que desean?» Le respondieron: «Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria». Jesús les replicó: «No saben lo que piden. ¿Podrán pasar la prueba que yo voy a pasar y recibir el bautismo con que seré bautizado?» Le respondieron: «Sí podemos». Y Jesús les dijo: «Ciertamente pasarán la prueba que yo voy a pasar y recibirán el bautismo con que yo seré bautizado; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; eso es para quienes está reservado». Cuando los otros diez apóstoles oyeron esto, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús reunió entonces a los Doce y les dijo: «Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen. Pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario: el que quiera ser grande entre ustedes que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos».

Reflexión

¿Por qué Santiago y Juan pedían sentarse al lado de Jesús en el Cielo? ¿Qué les enseña esta sociedad y la televisión sobre ser importante y tener poder? Jesús dice que los más importantes son aquellos que sirven. ¿Qué hacen tus padres por ti; que sacrificios hacen para que tengan todo lo necesario ¿Qué ejemplos de servicio tienen a su alrededor? ¿Qué sacrificios hacía Jesús cuando estaba en la tierra? ¿Qué pueden hacer esta semana para servir en sus casas o en sus escuelas?

Actividades

En la siguiente página hay dibujos de servicios que pueden hacer los niños en la casa. Hablen de estos y otros que pueden hacer en la casa o en la escuela. Que los niños preparen una nota de agradecimiento para sus padres por todo lo que sacrifican por ellos.

Servicio en casa

Oración

Jesús, enséñanos a tratar a los miembros de nuestra familia con compasión, paciencia y cariño. Que no busquemos tanto mandar y hacer valer nuestra voz como servirnos unos a otros para que todos seamos como Tú. Amen

¿Qué me quiere decir hoy Jesús? – Domingo XXIX de Tiempo Ordinario

Con el pasaje de hoy celebramos el Día Mundial de las Misiones. Y cuando hablamos de misiones pensamos en sacerdotes y monjitas que andan por todo el mundo enseñando la Palabra de Dios. ¡Recemos por todos ellos para que den a conocer a Cristo a tantos que hoy no lo conocen!

Pero cuando Jesús dice: «Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio», no sólo se refiere a los sacerdotes y monjitas, ¡sino a todos nosotros los cristianos!

Para cumplir con el mandato de Jesús, no necesariamente tengo que cargar mi mochila e irme al África a enseñar su Palabra. Hay muchas personas a nuestro alrededor, que si bien conocen a Jesús, necesitan de buenos ejemplos de vida cristiana para creer en Él y seguirlo.

Cuando mi familia y yo rezamos juntos; vamos a misa; convivimos con alegría y respeto; nos ayudamos; compartimos nuestras cosas; respetamos y ayudamos a los que nos rodean… estamos evangelizando, y de la mejor manera: ¡con el ejemplo!

Además de lo anterior, debo seguir preparándome para conocer mejor a Jesús y poder hablar de Él a los demás.

Comentario al evangelio – 17 de octubre

No tiene ningún sentido dividir a la gente en buenos y malos como suelen hacer las películas mediocres.

Primero, porque ningún ser humano puede juzgar a su hermano.

Segundo, porque el bien y el mal nos atraviesan a todos por dentro.

Jesús es implacable contra los fariseos y maestros de todos los tiempos que se preocupan por dar una «buena imagen electoral» y pasan por alto el derecho y el amor de Dios, o que abruman a la gente con cargas insoportables mientras ellos (¿o nosotros?) no mueven ni un dedo.

Son palabras enérgicas, de las más contundentes transmitidas por los evangelios, y, sin embargo, no parece que tengan demasiado efecto en nosotros. A veces, en nuestra iglesia, hay personas que se sienten con la obligación moral de señalar lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer, de marcar una línea nítida entre lo permitido y lo prohibido, de censurar conductas «escandalosas», de llamar a cada cosa por su nombre.

¿Cómo podemos saber si estas actitudes «proféticas» son genuinamente evangélicas o no? La carta a los gálatas nos ofrece una pista. Donde hay Espíritu surgen frutos espirituales: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, amabilidad, autocontrol, etc. Donde hay «carne» (hoy diríamos «ser humano que se deja llevar por lo suyo») surgen otros frutos: fornicación, impureza, contiendas, celos, rencores, sectarismo etc.

Esto puede parecer demasiado simple. Y, sin embargo, a esta simplicidad suelen llegar después de muchas vueltas, los hombres y mujeres espirituales. Hace tiempo que me he desenganchado de los maestros que presumen de decir las cosas claras y que van dejando un rastro de rencor, enemistades, sectarismo.

Hoy celebramos la memoria de Ignacio de Antioquía, un creyente que vivió en el siglo I y murió apenas comenzado el siglo II, un hombre valiente y humilde, enamorado de Cristo y muy preocupado por su cuerpo que es la comunidad. Nos hace bien acercarnos a los creyentes que tuvieron que vivir su fe en el seno de sociedades paganas y que fueron capaces de mantenerse firmes en la fe sin perder nunca la lucidez.

La memoria de este santo me lleva a recordar, una vez más, a los cristianos que hoy viven en Oriente Medio, particularmente a los pocos cristianos de Tierra Santa. Su siempre difícil situación ha empeorado mucho en los últimos años. Necesitan de la solidaridad de la iglesia universal. Parece que esta es su suerte desde el comienzo mismo del cristianismo.