Es todo mucho más sencillo (Oración)

ES TODO MUCHO MÁS SENCILLO

¿No te parece que a veces nos complicamos mucho la vida? Hoy vamos a oír a Jesús diciéndonos muy claramente su fórmula para ser felices. Antes de escuchar la lectura, pon a punto tu cuerpo y tu cabeza. Busco una postura cómoda. Haz silencio, cierra los ojos e intenta centrar toda tu atención en lo que vas a oír.

El texto es una adaptación de Mc 12, 28-34:

Uno de los escribas, que eran los que conocían bien la ley de los judíos, vino a donde estaba Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el mandamiento más importante de la ley?” Jesús contestó: “Está claro: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu ser’. Y el segundo es este: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No hay mandamiento mayor que estos dos”. Al escriba le gustó mucho la respuesta y le dijo: “Jesús, cómo me gusta oírte, tienes toda la razón cuando dices que amar a Dios y al prójimo vale más que todos los rituales que tenemos”. Jesús, viendo que estaban de acuerdo, le dijo: “No estás lejos del reino de Dios”. Y nadie le hizo más preguntas. Pero es que, cuando la gente quiere entenderse de verdad, lo consigue al hablar de la fe.

El escriba que se acerca a preguntar a Jesús es un hombre sabio. Conoce muy bien la ley y todo lo que en su tiempo había que hacer para agradar a Dios. Pero parece que hay algo que le inquieta. Por eso busca a Jesús le hace esta pregunta. ¿De todos los mandamientos de la ley, cuál es el más importante?

Los judíos tenían un montón de leyes que les decían exactamente qué tenían que hacer para estar a buenas con Dios. Lo mismo mandaban dar limosna que prohibían hacerse un tatuaje. Igual obligaban a no hacer trampas que impedían cocinar mezclando carne con leche.

¿Te suena raro? A lo mejor, a veces, nosotros también nos complicamos para estar a buenas con Dios. 

La respuesta que Jesús da es muy clara. Amar a Dios y amar a los demás. Una cosa no se entiende sin la otra, no hay que liarse mucho más.

Hace muchos años hubo un santo, San Agustín, que dejó escrito algo parecido de una manera que no gusta mucho. Dijo así, ama y haz lo que quieras. Piénsalo. Ama y haz lo que quieras. Es una idea sorprendente porque a lo mejor lo primero que entiendes es que se puede hacer todo lo que quieras sin más. Y sí, eso es lo que dice la frase. Pero con la condición de que ames. Porque cuando amas de verdad, no puedes hacer el mal.

Para saber como amar a Dios y a los demás tenemos el modelo de Jesús. Él, con su vida, nos dio la fórmula. Escucha la canción. El cantante se siente tan amado por Dios que le parece que no tiene que temer nada. Todo estará bien. Todo es mucho más sencillo.

Aunque esté cansado y agotado,
con un peso enorme en mi costado,

yo te seguiré dando la gloria,
pues sé bien en quién he confiado.
No eres hombre para que mientas,
con tu diestra Señor me sustentas

tu gozo es mi fortaleza,
me levanto Jesús y proclamo tu nombre.

Nada me separará de Ti, Señor, nada me separará,
si caigo me has de levantar, Dios.
Nada me separará de Ti, Señor.
Me has amado y es tu amor más ancho y más profundo que el mar.

Aunque esté cruzando un gran desierto
y aunque todo me parezca incierto.
Yo te seguiré dando la gloria,
te bendigo y me das la victoria.
No me dejas ni me desamparas

y me cubres Señor con tus alas.
Tu misericordia es para siempre,
me levanto Jesús y proclamo tu nombre.

Nada me separará interpretado por Juan Luis Guerra, «Colección cristiana»

Ama y haz lo que quieras

Ama y haz lo que quieras.
Si callas, callarás con amor;
si gritas, gritarás con amor;

si corriges, corregirás con amor;
si perdonas, perdonarás con amor.
Si tienes el amor dentro de ti,
sólo amor saldrá de ti.
(san Agustín)

Gloria al Padre,
y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.