VÍSPERAS
MIÉRCOLES III DE ADVIENTO
INVOCACIÓN INICIAL
Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
Alegría de nieve
por los caminos.
Todo espera la gracia
del Bien Nacido.
En desgracia los hombres,
dura la tierra.
Cuanta más nieve cae,
más cielo cerca.
La tierra tan dormida
ya se despierta.
Y hasta el hombre más muerto
se despereza.
Ya los montes se allanan
y las colinas,
y el corazón del hombre
vuelve a la vida. Amén.
SALMO 125: DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA
Ant. Desde Sión vendrá el Señor todopoderoso a salvar a su pueblo.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Ant. Desde Sión vendrá el Señor todopoderoso a salvar a su pueblo.
SALMO 126: EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS
Ant. Por amor de Sión no callaré, hasta que amanezca como una aurora su Justo.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Ant. Por amor de Sión no callaré, hasta que amanezca como una aurora su Justo.
CÁNTICO de COLOSENSES: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CRIATURA
Ant. El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres.
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Ant. El Espíritu del Señor está sobre mí; me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres.
LECTURA: Flp 3, 20b-21
Aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestra condición humilde, según el modelo de su condición gloriosa, con esa energía que posee para sometérselo todo.
RESPONSORIO BREVE
R/ Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
V/ Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
R/ Que brille tu rostro y nos salve.
V/ Señor de los ejércitos.
R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Despierta tu poder y ven a salvarnos, Señor Dios de los ejércitos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Oh renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ven a librarnos, no tardes más.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Oh renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ven a librarnos, no tardes más.
PRECES
Supliquemos, hermanos, a Cristo, juez de vivos y muertos, y digámosle confiados:
Ven, Señor Jesús
Haz, Señor, que tu justicia, que pregonan los cielos, también la reconozca el mundo,
— para que tu gloria habite en nuestra tierra.
Tú que por nosotros quisiste ser débil en tu humanidad,
— fortalece a los hombres con la fuerza de tu divinidad.
Ven Señor, y con la luz de tu palabra
— ilumina a los que viven sumergidos en las tinieblas de la ignorancia.
Tú que con tu humillación borraste nuestros pecados,
— por tu glorificación llévanos a la felicidad eterna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Tú que vendrás a juzgar al mundo con gloria y majestad,
— lleva a nuestros hermanos difuntos al reino de los cielos.
Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre común, repitiendo la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…
ORACION
Dios y Señor nuestro, que en el parto de la Virgen María has querido revelar al mundo entero el esplendor de tu gloria, asístenos con tu gracia, para que proclamemos con fe íntegra y celebremos con piedad sincera el misterio admirable de la encarnación de tu Hijo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.