Bautismo del Señor

Después de la Navidad y sus celebraciones, que nos recuerdan el nacimiento de Jesús, la liturgia de la Iglesia celebra hoy el bautismo de Jesús, que es su segundo nacimiento. En el nacimiento de Belén, Dios se humaniza en Jesús. En el nacimiento del Jordán, Dios afirma y expresa su presencia, su voluntad y sus preferencias, en este ser humano, en este hombre, que fue Jesús, el que nació en Belén y se hizo adulto en Nazaret. Este es el motivo de esta fiesta: el bautismo de Jesús nos recuerda el segundo nacimiento de Jesús.

El bautismo de Jesús nos explica en qué debe consistir el bautismo de los cristianos. El bautismo de Juan Bautista era un bautismo de agua, que Juan administraba en el río Jordán. El bautismo de Jesús, tal como lo afirma el propio Juan Bautista, es un bautismo de Espíritu y fuego. El Bautista, cuando se refiere a Jesús y a los cristianos, ya no habla del agua, sino del espíritu (y el fuego, que no es sino una repetición insistente del Espíritu, según Hech 2, 3-4).

¿Qué significa el Bautismo en el Espíritu? Según el Evangelio, es lo mismo que «nacer dé nuevo», nacer por segunda vez. ¿Qué es esto? Jesús se lo explicó muy bien a Nicodemo (Jn 3, 3-8): Tenéis que nacer de nuevo. Eso es «nacer del Espíritu». En efecto, Espíritu es una palabra que significa «viento». ¿Por qué, para qué, se dice que los cristianos tenemos que ser «como el viento»? Jesús lo explica: El viento sopla donde quiere, y oyes su ruido, aunque no sabes de dónde viene ni adónde va.Y el mismo Jesús saca la conclusión: Eso pasa con todo el que ha nacido del Espíritu (Jn 3, 8 b). O sea: el bautismo nos tiene que hacer a los cristianos libres como el viento.

José María Castillo

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