Vísperas – San Juan Bosco

VÍSPERAS

JUEVES III TIEMPO ORDINARIO

SAN JUAN BOSCO, presbítero

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Cantemos al Señor con alegría
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

SALMO 131: PROMESAS A LA CASA DE DAVID

Ant. Que tus fieles, Señor, vitoreen al entrar en tu morada.

Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob:

«No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob.»

Oímos que estaba en Efrata,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies.

Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de gala,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Que tus fieles, Señor, vitoreen al entrar en tu morada.

SALMO 113

Ant. El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.

El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono.

Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono.»

Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.

Bendeciré sus provisiones,
a sus pobres los saciaré de pan,
vestiré a sus sacerdotes de gala,
y sus fieles aclamarán con vítores.

Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema.»

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: EL JUICIO DE DIOS

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

LECTURA: 1P 5, 1-4

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

RESPONSORIO BREVE

R/ Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
V/ Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

R/ El que entregó su vida por sus hermanos.
V/ El que ora mucho por su pueblo.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que le reparta la ración a sus horas.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que le reparta la ración a sus horas.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice a favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:

Salva a tu pueblo, Señor.

  • Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,
    — haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.
  • Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, con Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,
    — santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.
  • Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,
    — llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.
  • Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores
    — no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre esté alejado de ti.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

  • Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,
    — salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma famlia, invoquemos al Padre común:

Padre nuestro…

ORACION

Señor, tú que has suscitado en san Juan Bosco un padre y un maestro para la juventud, danos también a nosotros un celo infatigable y un amor ardiente, que nos impulse a entregarnos al bien de los hermanos y a servirte a ti en ellos con fidelidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

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Lectio Divina – 31 de enero

Lectio: Jueves, 31 Enero, 2019
Tiempo ordinario
1) Oración inicial
Dios todopoderoso y eterno: ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto. Que vive y reina contigo. Amen.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Marcos 4,21-25

Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto. Quien tenga oídos para oír, que oiga.»
Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.»
3) Reflexión
• La lámpara que ilumina. En aquel tiempo no había suministro eléctrico. Imaginemos lo que sigue. La familia está en casa. Empieza a oscurecer. El padre se levanta, enciende una lámpara y la coloca debajo de una caja o de una cama. ¿Qué dirán los demás? Gritarán: “¡Padre! ¡Ponla encima de la mesa!” Esta es la historia que Jesús cuenta. No explica. Apenas dice: Quien tenga oídos para oír, que oiga. La Palabra de Dios es la lámpara que debe ser encendida en la oscuridad de la noche. Si se queda dentro del libro de la Biblia, cerrado, es como la lámpara puesta debajo de una caja o de una cama. Cuando enlaza con la vida y es vivida en comunidad, entonces está colocada encima de la mesa e ¡ilumina!

• Prestar atención a los preconceptos. Jesús pide a los discípulos que tomen conciencia de los preconceptos con que escuchan la enseñanza que él ofrece. Deben prestar atención a las ideas con que miran a Jesús. Si el color de los ojos es verde, todo parece verde. Si fuera azul, todo parecería azul. Si la idea con la que miro a Jesús está equivocada, todo lo que pienso sobre Jesús estará amenazado de error. Si pienso que el Mesías, ha de ser un rey glorioso, no voy a entender nada de lo que Jesús enseña y lo voy a entender todo de manera equivocada.
• Parábolas: una nueva manera de enseñar y de hablar sobre Dios. La forma que Jesús tenía de enseñar era, sobre todo, por medio de parábolas. Tenía una capacidad muy grande de encontrar imágenes bien sencillas para comparar las cosas de Dios con las cosas de la vida que la gente conocía y experimentaba en su lucha diaria para la supervivencia. Esto supone dos cosas: estar dentro de las cosas de la vida, y estar dentro de las cosas del Reino de Dios.
• La enseñanza de Jesús era diversa de la enseñanza de los escribas. Era una Buena Nueva para los pobres, porque Jesús revelaba un nuevo rostro de Dios, en el que el pueblo se reconocía y se alegraba. “Padre yo te alabo porque has escondido estas cosas a sabios y entendidos y las has revelado a los pequeños. ¡Sí, Padre, así te pareció bien! (Mt 11,25-28)”.
4) Para la reflexión personal
• Palabra de Dios, lámpara que ilumina. ¿Qué lugar ocupa la Biblia en mi vida? ¿Qué luz recibo de ella?

• ¿Cuál es la imagen de Jesús que está en mí? ¿Quién es Jesús para mí y quién soy yo para Jesús?
5) Oración final
Gustad y ved lo bueno que es Yahvé,

dichoso el hombre que se acoge a él. (Sal 34,9)

Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica

Nº 66: El punto 66 que tiene como título No hay otra revelación. Comienza con una cita de la DV 4 del Concilio Vaticano II:

“»La economía cristiana, como alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo» (DV 4). Sin embargo, aunque la Revelación esté acabada, no está completamente explicitada; corresponderá a la fe cristiana comprender gradualmente todo su contenido en el transcurso de los siglos.”

Por lo tanto dos afirmaciones, primero que la revelación de Dios está ya acabada, no habrá otra revelación. No habrá otro momento que supere el actual en cuanto a grado de conocimiento de Dios. No hay que esperar otra revelación pública. Aquí se introduce la palabra revelación pública y esto ya supone distinguir revelación pública de revelación privada o revelaciones privadas. Revelación pública es aquella que va dirigida a todo el mundo. Obviamente Jesucristo, la Revelación de las Sagradas Escrituras no es para unos pocos, es para todos. Por eso se llama revelación pública. Puede ocurrir que también Dios que es Dios y es libre como Dios que es, pueda tener también revelaciones privadas. Revelaciones privadas en el sentido de que es posible que Jesucristo después de su ascensión a los cielos y después del envío del Espíritu Santo, es posible que él se revele particularmente a una persona, a un santo, como lo hizo con San Francisco de Asís, que le graba los estigmas de su pasión y se comunica con él de esa forma tan especial. O como lo hizo con Santa Margarita María de Alacoque o san Faustino Cobasca. Así han existido muchas revelaciones privadas a lo largo de la historia. Sí, sí es posible.

A la Iglesia no se le ocurriría decir que no es posible que Dios tenga una comunicación directa. No en ese sentido de que se ha quedado mudo, no Dios puede seguir hablando. Lo que ocurre es que esas revelaciones privadas, fijaros bien, no añaden nada a las revelaciones públicas. Lo que Jesucristo le ha comunicado a Santa Margarita María de Alacoque en las revelaciones del Sagrado Corazón, a San Faustino Cobasca, pongamos toda la lista, al padre Pío, etc… Todas esas revelaciones privadas, en el fondo no añaden nada a la revelación pública. No forman parte del depósito de la fe. El depósito de la fe es aquel que se ha transmitido por la Tradición que fue predicado por Jesucristo… Ese es el depósito de la fe, el que en los Concilios de la Iglesia ha sido definido, especificado.

Las revelaciones privadas no forman parte del depósito de la fe. La Iglesia las puede discernir, las debe discernir. En muchas ocasiones, para que también así las personas que las han recibido o los devotos que entorno a ella puede haber grupos de seguidores o devociones, tengan la seguridad de que no están siendo engañados. Por eso la Iglesia hace el discernimiento y aprueba y da su visto bueno a las revelaciones privadas, también a las de la Virgen María, las apariciones de la Virgen María. Pero eso no quiere decir que lo que dijo el Señor a Santa Margarita María de Alacoque o lo que nos dijo la Virgen María en Lourdes o en Fátima o donde fuere, pase a ser depósito de fe. No es así. Más aún si un católico tuviese una dificultad de creer en las revelaciones privadas, imaginemos que un católico dice que él no cree que la Virgen se ha aparecido en Lourdes, no lo podríamos considerar como un hereje. No sería un hereje porque no forma parte del depósito de la fe, de la revelación las apariciones allí.

¿Por qué entonces la Iglesia las aprueba, les da un visto bueno? Primero porque tenemos que reconocer que el Señor y la Virgen pueden y tienen su soberanía y por lo tanto pueden tener revelaciones privadas. Pero además también la Iglesia entra a aprobarlas y discernirlas para que no seamos engañados también de falsas revelaciones privadas que prácticamente hay muchas falsas revelaciones privadas. Luego hablaré un poco de esto. La Iglesia entra a discernir para que no seamos engañados.

Pero precisamente un criterio necesario para aprobar unas revelaciones privadas, es que la Iglesia ve que estas revelaciones privadas lo que están haciendo es subrayar algo que el mismo evangelio dijo. Por ejemplo las revelaciones en Fátima: oración y penitencia. Pues la Iglesia entiende que hay signos de veracidad. Primero por la obediencia a la Iglesia, que eso es muy importante, la obediencia a la Iglesia, como criterio para discernir si unas revelaciones privadas son auténticas. Pero además también que el mensaje que transmite en el fondo es el mismo mensaje del evangelio. Si unas revelaciones privadas dijesen cosas distintas a lo que ha dicho el evangelio, no pueden ser aprobadas porque es como decir que Jesucristo se olvidó de decir algo y ahora ha vuelto para decirnos lo que entonces no había dicho. Eso es absurdo. Él nos reveló todo lo que tenía que decirnos. Un signo de autenticidad de las revelaciones privadas es que vengan a subrayar lo mismo que ya dijo antes, sino es que no pueden ser ciertas. Sino es que son herejías o lo que fuere, falsas visiones…

Hemos distinguido entre revelaciones públicas y revelaciones privadas. Las revelaciones privadas, que no forman parte del depósito de la fe, serán verdaderas en tanto y cuanto, entre otras cosas, confirmen lo afirmado por Jesucristo, lo subrayen, lo destaquen en un momento determinado en el que es especialmente cierto. Existe una tendencia excesiva, muchas veces en algunos de nosotros, en algunas personas, que tienen una especie de búsqueda o van a la caza de revelaciones privadas. Que si este ha tenido una visión, que el otro ha tenido una alocución, que el otro tal, que el otro cual. Y la verdad es que eso es insano. Es insana esa tendencia morbosa a ir a la caza, a la búsqueda de supuestas revelaciones. No sé en qué sitio se dice que hay una mujer a la que se le aparece tal, en otro sitio no se qué. Y eso no suele ser sano y tenemos que ser prudentes. Además el tipo de gente que cae en estas tendencias suele ser gente muy buena. Pero suelen tener una especie o un exceso de búsqueda de un dato nuevo, un exceso de búsqueda ansiosa, que tenemos que saber moderar y controlar. Hay que ser prudentes en esa tendencia que aquí hay una revelación, aquí tal o aquí cual. No es que no pueda ser, pero sí digamos que, podríamos decir con toda seguridad y sin miedo a equivocarnos, que desde luego es absolutamente impensable que todas las supuestas revelaciones privadas que se dicen estar teniendo todas sean ciertas. No puede ser.

Estoy recordando por ejemplo, y con mucho dolor, porque me acuerdo cuando falleció Juan Pablo II, se empezaron a extender unas supuestas revelaciones que tenía alguien en Estados Unidos diciendo que el siguiente papa a Juan Pablo II iba a ser el anticristo y entonces empezaron a desconfiar de la elección del papa Benedicto XVI, porque si había sido secuestrado Juan Pablo II y si había habido un vidente. Y recuerdo haber discutido con fuerza con algunas personas buenas que estaban cayendo en esa trampa mortal y yo les decía, pero no os dais cuenta que esas revelaciones privadas son obviamente falsas. Cómo no van a ser falsas si os están impidiendo creer y confiar en nuestra Madre Iglesia y en la asistencia que el Espíritu Santo da a nuestra Madre Iglesia. Cortad ya con eso, hombre, cortad con eso. Y me daba cuenta que les costaba. Podría poner muchos ejemplos más.

Recuerdo también haber recibido la comunicación de una supuesta revelación en la que un ángel había dado una forma sagrada, una hostia consagrada se la entrega a una persona y entonces ella empieza a hacer una especie de cuestación para comprar entre todos una custodia y para que en su casa tenga la hostia consagrada entregada por un ángel. Pero bueno cómo va a ser eso verdad. Si una hipótesis absurda ocurre, cómo no pone en manos de la Iglesia la custodia de esa hostia consagrada. Pero como va tener en su casa la hostia consagrada. Es absurdo. Existen noticias de muchas revelaciones privadas que son absurdas. Obviamente yo no quiero meter a todo el mundo en el mismo saco, que Dios me libre, que por supuesto que si alguno tiene alguna duda, pues voy a decir que yo personalmente soy devoto de todas las revelaciones privadas que han sido aprobadas por la Iglesia, de todas. No pongo en la más mínima duda ninguna revelación privada aprobada por la Iglesia, pero sí que quiero, con estas palabras y con esta intervención mía, sanarnos de a veces, una tendencia obsesiva a dar por buena todo tipo de alocución, visiones, que no han sido aprobadas por la Iglesia. Luego tengamos paciencia hasta escuchar el juicio de la Iglesia, que nos quiere también preservar de errores.

No sé si recordáis ese pasaje, esa parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro que está en Lc 16 y en la parte final, cuando está el pobre Lázaro sufriendo le pide a Abraham: “Él dijo, te ruego entonces, padre Abraham, que le mandes a Lázaro a casa de mi padre pues tengo cinco hermanos, que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento. Abraham le dice: tienen a Moisés y a los profetas, que les escuchen. Pero él les dijo, no padre Abraham, si un difunto va a ellos, se arrepentirán. Abraham le dijo: si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto.

¿Por qué he mencionado este texto? Porque es un texto importante para esto que estamos explicando que dice, mira a veces pensamos que si tuviésemos una comunicación, que si tuviésemos una alocución, una visión, una revelación privada, entonces sí que conseguiríamos acercar a alguien más a Dios. Ahí tienen a Moisés y a los profetas, ahí tienen a Jesucristo, ahí tienen a la Iglesia predicando, si no la escuchan, no se convertirán ni aunque un muerto resucite y te hable a ti directamente. Claro que las revelaciones privadas pueden ayudar y han ayudado y están ayudando. Y los santuarios marianos donde la virgen, estilo como Lourdes o Fátima u otros lugares, han existido revelaciones, unas manifestaciones marianas que están ayudando muchísimo a la conversión. Precisamente este suele ser uno de los signos que la Iglesia tiene en cuenta a la hora de aprobar las revelaciones privadas. Que halla conversiones. Pero no es el único signo tampoco. El de la obediencia a la autoridad de la Iglesia es un signo definitivo, por ejemplo.

Comentario 31 de enero

El pasaje del evangelio de san Marcos que tenemos a la vista parece recoger a modo de espigas algunos dichos tomados de los discursos de Jesús sin aparente conexión interna. Decía él: ¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? La pregunta dirigida a la muchedumbre congregada tiene el valor de una pregunta retórica. No busca otra cosa que el asentimiento a lo que se propone. Evidentemente el candil no se enciende para meterlo debajo de un celemín o debajo de la cama. ¿Qué función haría en semejante situación? El candil se enciende para ponerlo en el candelero, pues fue pensado para iluminar el espacio en el que se sitúa. Y si nació con esta función, no tiene sentido meterlo debajo de la cama. Así no podría cumplir su cometido. El predicador entiende que las cosas se hacen o se conciben para algo, con una finalidad; y el candil, como portador de la llama, se hizo para iluminar. No tiene otro fin que éste. Y para cumplir este fin tiene que ser puesto en alto y liberado de todas las barreras y opacidades que le impidan derramar su haz de luz en todas las direcciones.

La referencia a la luz es constante en el discurso de Jesús. Él se proclama a sí mismo como luz del mundo, un mundo que yace envuelto en tinieblas; y señala a sus seguidores, que habrán de ser enviados a ese mismo mundo necesitado de iluminación, como luz del mundo y sal de la tierra. Quiere, por tanto, que tomen conciencia de esta realidad: también ellos son luz; y su función en el mundo es esparcir esa luz, iluminar con su palabra y con su vida. Pero no deben olvidar que la luz que ellos son es una luz recibida. Aquí no hay pretensiones de ser más que nadie; simplemente de repartir lo que ellos mismos han recibido: la luz del que es luz del mundo por ser haber salido de Dios como Hijo y como Verbo. En las pretensiones de Jesús no hay sino manifestación de la verdad luminosa de su envío, y en las nuestras, la necesidad de responder al mandato misionero de Jesús o de ser correa de transmisión de la luz recibida del mismo. Y el que ha sido dotado de esta fuente luminosa no puede dejar de transmitir la luz en cualquiera de sus manifestaciones o testimonios, lo mismo que el que ha sido equipado con la luz de la razón no puede dejar de iluminar con sus razonamientos y enseñanzas.

Marcos sigue espigando dichos de Jesús: Si se esconde algo es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El maestro de esta sentencia parece suponer que las cosas no se esconden para que permanezcan escondidas sine die, sino para que algún día, en tiempo propicio, se descubran. Aunque no todo lo que se hace a ocultas es para que salga a la luz (algunos preferirían que ciertas acciones ocultas y vergonzantes no vieran nunca la luz), lo cierto es que lo oculto o lo sumergido tarde o temprano sale a flote y queda al descubierto; y si permanece oculto durante el tiempo de la historia, siempre quedará el juicio de Dios ante cuya mirada no pueden ocultarse ni los más íntimos pensamientos, mucho menos las acciones que quieren mantenerse ocultas a los ojos de cualquier testigo.

Precisamente la luz tiene por objeto poner al descubierto lo que ocultan las tinieblas y, por tanto, traer a la evidencia la verdad de las cosas. Este es también el carácter más definitorio de la verdad, la aletheia, poner al descubierto lo que permanecía oculto, sacar a la luz lo escondido. Porque el ser tiende por sí mismo a manifestarse, pero nunca acaba de desvelarse del todo, siempre conserva un núcleo o un fondo nunca enteramente desvelado. Es el enigma de la realidad de que han hablado filósofos como Zubiri; porque la realidad es manifiesta –toda realidad tiene su apariencia-, pero también enigmática. En la medida en que se indaga y se penetra, las cosas nos van descubriendo su realidad, pero no sale a la luz todo lo que esconden, quizá porque su fundamento, estando en ellas mismas, está más allá. Sólo a la mirada del Creador puede estar patente el todo de la realidad. Sólo él, por tanto, puede conocer la verdad de las cosas en su integridad.

Había dicho también este maestro de sentencias: La medida que uséis, la usarán con vosotros, y con creces. Es la justa correspondencia a las medidas empleadas para pesar y sopesar los méritos ajenos; porque medida hay en nuestros juicios sobre la estatura intelectual o moral de una persona, en nuestros juicios sobre la valía personal, las intenciones o los esfuerzos del prójimo. Examinemos nuestras medidas. Puede que sean mezquinas, poco benévolas, desconsideradas, injustas o carentes de misericordia. Pues bien, tengamos en cuenta que, en conformidad con el dictamen de Jesús, seremos medidos con la misma medida empleada por nosotros. Sucede que muchas veces en nuestra conducta habitual olvidamos esto y nos vemos sorprendidos por las varas de medir que otros han empleado para tasar nuestras acciones.

Pero siempre hay que preguntarse: ¿Qué medida hemos usado nosotros para evaluar las acciones de los demás, su altura intelectual y moral, sus trabajos y proyectos? Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Ya lo que tenemos, lo tenemos porque nos ha sido dado, pero se nos dará más si somos capaces de multiplicar lo que ya tenemos; pues tales posesiones son multiplicables. Se nos han dado talentos productivos, es decir, susceptibles de incremento. No hemos recibido unos talentos para enterrarlos, si por enterrar entendemos inutilizar; los hemos recibido para incrementarlos, dándoles productividad. Al que se limita a enterrar su talento le será quitado hasta el talento que se le dio. Esto no es tan difícil de entender. Basta con contemplar un órgano atrofiado por falta de uso; basta con contemplar la pérdida de masa muscular en una persona que ha dejado de usar las piernas por razón de una larga enfermedad. El músculo que no se ejercita se atrofia. Ésta ley que impera en la naturaleza corpórea rige también para cuanto hemos recibido de Dios para nuestro crecimiento y desarrollo personal. Si no ejercemos las facultades y las virtudes que nos han sido dadas podemos acabar perdiéndolas por falta de ejercicio.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Episcopalis Communio – Francisco I

Art. 27

Según el can. 20 del CIC y del can. 1502 § 2 del CCEO, con la promulgación y la publicación de la presente Constitución apostólica permanecen abrogadas todas las disposiciones contrarias, en particular:

1. los cánones del CIC y del CCEO que, en todo o en parte, resulten directamente contrarios a cualquier artículo de la presente Constitución apostólica;

2. los artículos del motu proprio Apostolica sollicitudo de Pablo VI, del 15 de septiembre de 1965;

3. el Ordo Synodi Episcoporum, de 29 de septiembre de 2006, incluido el Adnexum de modo procedendi in Circulis minoribus.

Establezco que cuanto deliberado en esta Constitución apostólica tenga plena eficacia a partir del día de su publicación en L’Osservatore Romano, a pesar de cualquier cosa contraria, aunque merecedora de especial mención, y que sea publicada en el Comentario oficial Acta Apostolicae Sedis.

Exhorto a todos a acoger con espíritu sincero y disponibilidad preparada las disposiciones de esta Constitución apostólica, con la ayuda de la Virgen María, Reina de los Apóstoles y Madre de la Iglesia.

Dado en Roma, en San Pedro, el 15 de septiembre de 2018, sexto año del Pontificado.

Ante los retos… ratos

Ante el reto (una sociedad secularizada, bautizados que viven como si no lo estuvieran, incapacidad o no disposición de las familias para transmitir la fe, conciencia individualista de todo lo que acontece, relativismo moral…) no cabe otra que “ratos” ante y con Aquel que nos puede llenar de su presencia. No lo tuvo fácil Él y ya nos lo advirtió: “seréis, por mi causa, perseguidos”.

1. Nuestro encuentro con Cristo, desde el día de nuestro Bautismo, fue un golpe de gracia y de vida pero, cuando pasa el tiempo, vamos cayendo en la cuenta de lo que supone comprometerse con El. O de lo que nos espera, si somos capaces y estamos interesados, claro está, de acoplar hasta las últimas consecuencias, su estilo de vida con la nuestra. Porque, nos puede ocurrir lo mismo que a aquellos que, en la sinagoga, quedaron encantados por las palabras de Jesús pero, a continuación, comenzaron a pensárselo dos veces: ¿no es este Jesús el hijo del carpintero? ¿Y esos milagros? También, esta reacción y actitud, la solemos emplear muchísimas veces en personas de nuestro entorno cuando nos cuesta admitir el bien que nos hacen o, simplemente, el que llevan la razón.

2.- El domingo pasado nos quedábamos con la sensación del éxito de Jesús: ¡todos los ojos puestos en El! Hoy, por el contrario, todas las manos parecen estar sobre El para empujarlo y despeñarlo por una ladera. La vida, en todos los estados y en variadas situaciones, nos trae a la memoria esta cruda realidad: tan pronto te aplauden como te critican. Pero, aquella persona que es o quiera ser profeta, ha de saber (hemos de saber) que no hemos venido al mundo para ser elogiados, ni tampoco con el ánimo de ser impopulares, sino para sentirnos tan en las manos de Dios que, cumplir su voluntad, es la ocupación y la preocupación de todo apostolado. Lo demás queda en segundo plano. Agarrarse a Dios, y estar menos pendiente de la imagen, da fuerza al apostolado. Lo contrario lo debilita.

3. ¿Lo vemos así? ¿No preferimos que la sociedad, el mundo, los que nos rodean pongan los ojos en nosotros y en nadie más? La Iglesia, aunque nos duela, cuando es empujada por la ladera desde diversos medios de comunicación, filosofías imperantes o ideologías sectarias, está más cerca y a la altura de Jesús Maestro. Si, El, fue denostado, despreciado entre los suyos y no reconocido ¿Por qué con la iglesia habría de ser distinto? ¿Qué espera nuestra sociedad de la Iglesia? ¿Qué le diga que “sí” a todo? ¿Qué piense y actúe como el mundo y no como Dios? ¿Que renuncie a lo que es vital en ella y traicione al espíritu de su fundador para subir puntos en el barómetro de su consideración? Me quedo con una sentencia leída estos días atrás: “un cristianismo light y en acorde perfecto con las ideas dominantes de nuestro tiempo, es un cristianismo al que le quedan cuatro días”.

El Señor va por delante. Que seamos capaces de abrirnos paso en medio de una turba que, más que airada, está despistada y sin control. Se cumple una vez más. Sólo desprecian a uno en su propia casa. ¿Será que Jesús tenía entre nosotros muchas casas pero pocos corazones dispuestos a dar batalla por El?

5.- ¿NO ERES TÚ, SEÑOR?

¿Quién vino pequeño y, ahora, nos habla con lenguaje tan elocuente?
¿Quién se hizo hombre y, ahora, parece expresarse con Palabras de Dios?
¿Quien nació en el silencio y, ahora, rompe la calma con palabras proféticas?

¿NO ERES TÚ, SEÑOR?
¿A quién se cerraron las puertas de la posadas
y, una vez más, te las cierran las gentes de tu misma tierra?
¿Aquel que fue reverenciado con dones por los Reyes
y, ahora, eres irreverentemente acosado al filo de un despeñadero?
¿Aquel que, fue agasajado por sencillos, humildes y pastores
y, ahora, acoges dudas e improperios?

¿NO ERES TÚ, SEÑOR?
¿Aquel a quien los profetas fueron anunciando y,
los hombres de aquellos tiempos, al igual que los de ahora,
tampoco te reconocemos?
¿Aquel que bajó a compartir nuestra humanidad
y, ahora, nos resulta difícil contemplar tu divinidad?

¿NO ERES TÚ, SEÑOR?
¿Aquel que, con su propia vida, cumple una vez más
lo que en Belén Dios hizo con la suya: amor al hombre?
¿Aquel que, siendo humilde, es valiente para manifestar
las cosas de Dios ante un mundo indiferente?

¿NO ERES TÚ, SEÑOR?
¿Quién siendo el Hijo de Dios quieres que vivamos en Ti,
que creamos en Ti, sin más pruebas que tu Palabra y tu vida?
¿Aquel que siendo Hombre nos enseña el camino adecuado
para buscar y encontrar a Dios?

¡DINOS, SEÑOR! ¿NO ERES TÚ?

Javier Leoz

Jesús, como Elías y Eliseo, no es enviado sólo a los judíos

Evangelio del domingo

En la sinagoga de Nazaret Jesús comenzó a decirles: «Hoy se cumple ante vosotros esta Escritura». Todos daban su aprobación y, admirados de las palabras tan hermosas que salían de su boca, decían: «¿No es éste el hijo de José?».

Él les dijo: «Seguramente me diréis aquel refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún, hazlo también aquí, en tu patria».

Y continuó: «Os aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Os aseguro, además, que en tiempo de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y hubo gran hambre en toda la tierra, había muchas viudas en Israel, y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta, en Sidón. Y había muchos leprosos en Israel cuando Eliseo profeta, pero ninguno de ellos fue limpiado de su lepra sino Naamán, el sirio».

Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, se levantaron, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron a la cima del monte sobre el que estaba edificada la ciudad para despeñarlo. Pero Jesús pasó por en medio de todos y se fue.

Lucas 4, 21-30

 

Comentario del Evangelio

Hay veces que escuchamos cosas de la Palabra de Dios que nos incomodan, que no nos hacen sentirnos bien, porque nos dice cosas que sabemos que debemos cambiar en nosotros, pero eso nos cuesta mucho.

En el Evangelio de hoy vemos que algunas personas intentaron despeñar a Jesús por cosas que les decía y que nos les gustaba. Pero no debemos comportarnos así. Debemos darnos cuenta que, aunque a veces la Palabra de Dios nos incomoda, nos dice cosas que sabemos que debemos cambiar en nosotros mismos.

Para hacer vida el Evangelio

• Escribe algún texto del Evangelio que te haya animado alguna vez a tener que cambiar alguna cosa en tu vida.

• ¿La Palabra de Dios puede hacernos sentir incómodos a los cristianos? ¿Cómo debemos recibir lo que nos dice Jesús en los Evangelios?

• Escribe un compromiso para que todos los días puedas conocer un poco más la Palabra de Dios, que te permitirá crecer como amigo de Jesús.

 

Oración

Tú eres mi seguridad y mi pasión,
Tú llenas de alegría mi corazón,
Tú eres mi mensaje para el mundo,
Tú eres quien me impulsa al amor,
quien despierta en mí la ternura,
quien me hace desbordar misericordia.
Y no puedo parar de contárselo a la gente,
con la autoridad que me da el sentirte,
con la seguridad que me da el saberme amado por Ti,
con la confianza que me demuestras

cada segundo,
con tu presencia que invade mis días
y mis noches,
con tu fuerza que me vuelve grande,
valiente y osado,
con la fe que casi me hace atravesar montañas
y me lleva a vivir una vida entregada a Ti y a los hermanos.

Como Jeremías, me siento llamado

Siento que me has elegido, Señor,
que desde el seno materno pensaste en mí,
que tienes para mí grandes sueños,
que me susurras al oído quién eres,
para que yo lo anuncie a los hermanos.

Tú, Señor, conoces mis dudas y miedos,
sabes bien cuándo me siento inseguro,
sabes cuándo confío sólo en mis fuerzas
y haces que en Ti mi valor aumente,
sacando de mí lo mejor,
sugiriéndome las palabras adecuadas
y los gestos oportunos para anunciarte.

Muchas veces me siento como un pobre muchacho,
inmaduro, inseguro, dudoso
y lleno de miedos,
pero, como sé muy bien
de quién me he fiado,
enseguida recupero la seguridad
y la fuerza,
porque Tú, Señor, vas conmigo
todos los días de mi vida.

Tú eres mi seguridad y mi pasión,
Tú llenas de alegría mi corazón,
Tú eres mi mensaje para el mundo,
Tú eres quien me impulsa al amor,
quien despierta en mí la ternura,
quien me hace desbordar misericordia.

Y no puedo parar de contárselo a la gente,
con la autoridad que me da el sentirte,
con la seguridad que me da el saberme amado por Ti,
con la confianza que me demuestras cada segundo,
con tu presencia que invade mis días
y mis noches,
con tu fuerza que me vuelve grande, valiente y osado,
con la fe que casi me hace atravesar montañas
y me lleva a vivir una vida entregada a Ti y a los hermanos.

Mari Patxi Ayerra

Notas para fijarnos en el evangelio Domingo IV de Tiempo Ordinario

• En Jesús se hace presente “hoy” (21)la promesa de la salvación de Dios que los profetas anunciaban para los pobres, cautivos, ciegos, oprimidos (Lc 4,18): Él es el Mesías liberador, se abre la era de la Salvación, pero es universal, no excluye a los paganos

• Las “palabras de gracia” (22) hacen referencia la gracia que viene de Dios y de su palabra. Es lo mismo que Jesús remarcó en el desierto (“no solo de pan vive el hombre”) (Lc 4,4) citando Dt 8,3:“para enseñarte que no sólo de pan vive que el hombre, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios”. La misma palabra la encontramos cuando Lucas nos habla de la predicación de los Apóstoles en el Libro de los Hechos (Hch 14,3; 20,24.32).

• “¿No es éste el hijo de José?” (22): Lagente presente en la sinagoga expresa las dificultades que hay para aceptar que aquello que se espera de Dios –las “palabras de gracia”- se pueda realizar y encontrar en un hombre.

• ”Médico, cúrate a ti mismo” (23): antes de ocuparse de los demás hay que remediar lo propio… hay que comenzar por liberar a Israel.

• Lo “que has hecho en Cafarnaún” (23):El Evangelio todavía no ha explicado la actividad de Jesús en Cafarnaún, que empezará pronto (Lc 4,31-41). Aquí se ha-ce referencia en contraposición a Nazaret: quieren que la actividad salvadora de Jesús se ejerza solamente en beneficio de Israel (aquí en su tierra, dejando fuera a los paganos). La actitud exclusivista los cierra al mensaje, la incredulidad impide la acción de Dios (24).

• Jesús, además de actualizar -”hoy” (21)- la acción de Dios en favor de los pobres (Lc 4, 18), recuerda a sus oyentes que Dios, a lo largo de la historia del pueblo, ya se ha hecho presente entre los más desvalidos: “viudas”, “leprosos”… extranjeros (28-29). Recordando estos episodios (1Re 17,1.9; 18,1; 2Re 5,1-14): en que Elías y Eliseo actúanen favor de personas extranjeras, Jesús manifiesta que su propia misión está destinada a todos los pueblos y no tan solos a Israel. También los paganos son llamados a la salvación (Hch 28, 23-28).

Ahora, “hoy”, Jesús hará presente estaintervención de Dios con su palabra y acción.

• Este recuerdo de la Historia de la Salvación pasa por denunciar que “en Israel” (25.27) no se ha aceptado esa intervención de Dios. Y, además, pasa por decir que en “Sarepta” (26) y en “Siria” (27), es decir, en otros pueblos, extranjeros, sí que la han aceptado. Y eso les es difícil de aceptar (28-29) a los judíos, los cuales entienden el ser pueblo escogido en un sentido restrictivo y exclusivista.

• Detrás de este relato del evangelista Lucas hay un experiencia dolorosa en las primeras comunidades cristianas: los cristianos que proceden del pueblo de Israel tienen dificultades para aceptar que los de procedencia no israelita también reciben la Buena Noticia de la Salvación de Cristo. También hoy tenemos dificultades para aceptarnos los unos a los otros.

• El final de esta escena (28-30) nos anticipa la muerte y resurrección de Jesucristo El que “lo empujaron fuera del pueblo… Hasta un barranco del monte… con intención despeñarlo” (29) nos recuerda la Pasión y Muerte. Y el que “se abriera paso entre ellos y se alejase” (30)nos transporta a la Resurrección. Por su misterio pascual, Cristo continúa abriéndose paso (30) “hoy” (21), saliendo de las situaciones de reclusión hacia la libertad, de los exclusivismos hacia la acogida y la liberación de los pobres, cautivos, ciegos, oprimidos (Lc 4,18), de “viudas” y“leprosos” (25-27), de los extranjeros.

Comentario al evangelio – 31 de enero

La luz es para que ilumine. Las cosas buenas merecen ser conocidas. Lo que ayuda a la vida necesita hacerse accesible.

Así fue y así es la vida de Jesús. En su tiempo, se mostró a las personas. Recorriendo calles, aldeas y ciudades. Acercándose a los más necesitados. Hablando públicamente. Llamando a un grupo de seguidores, que continuaran dando voz a su palabra y encarnando sus gestos de amor. Aunque muchas veces se apartaba para rezar, escapando así del activismo sin raíces, su vida fue un mostrarse, un exponerse… hasta su último día. En la cruz, Jesús se muestra al mundo como amor entregado, supremo amor.

Por eso, la vida cristiana está llamada a mostrar a este Jesús, con las palabras y con la vida. Sin prepotencia. Pero sin complejos. Aunque una vez Jesús recomendó “que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha” para evitar todo afán de aparentar, otra vez nos dijo: “brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. El que es Luz (“yo soy la luz del mundo”) nos llama a ser luz (“vosotros sois la luz del mundo”). Brillar con una luz que no es propia, sino reflejo de la luz que recibimos. Como la luna, que refleja la luz del sol. Y a ello somos llamados como Iglesia, como cuando en la noche de Pascua la luz del Resucitado se va transmitiendo a todas las velas de la comunidad reunida. Y a ello somos llamados cada uno en nuestro bautismo, cuando nuestros padres y padrinos encienden una vela del cirio pascual.

Señor Jesús, gracias por ser luz.
Luz que ilumina oscuridades, que calienta frialdades.
Que ayuda a caminar.
Señor Jesús, gracias por llamarnos a ser luz.
Con la luz recibida de ti.
Sin deslumbrar, sino iluminando.
Te ofrezco mi luz, reflejo de tu luz.
Ayúdame a ser luz para otros,
especialmente para quienes viven en mayor oscuridad.
AMÉN

Luis Manuel Suárez CMF