El santoral consigna en primer lugar a San Juan de Brito, noble portugués y uno de los grandes misioneros de la India. Murió decapitado por su fidelidad a la fe. Sigue Santa Catalina de Ricci, de nombre familiar en el mundo cristiano. Sandrina, como le llamaban familiarmente, fue una religiosa dominica, enriquecida por Dios con fenómenos místicos extraordinarios. Escribió cartas a los hombres más célebres de su tiempo, consciente de que los graves problemas que afectaban al mundo y a la Iglesia tenían remedio. Más fuerte que su celo apostólico fue el amor al santo crucifijo.
Conmemoramos también a los santos Aventino obispo de Chartres, Federico abad, Catalina de Ricci dominica, José de Leonisa capuchino, León Ignacio Magno jesuita, Eutiquio mártir, Fileas y Filoromo mártires de Alejandría, Gilberto amigo y defensor de Santo Tomás Becket, Isidoro de Pelusio presbítero y monje, José de Leonisa capuchino, Juana de Valois hija del rey Luis XI de Francia, Nicolás Studita defensor del culto a las imágenes, Papías y compañeros mártires de Panfilia y Rabano Mauro abad del monasterio de Fulda y arzobispo de Maguncia. Fue un gran teólogo y por ello llamado el preceptor de Alemania.
Entre los beatos tenemos a Juan Speed asesinado por no abandonar el catolicismo y una mujer romana, Isabel Canori, beatificada por Juan Pablo II en el Año Internacional de la familia por haber sido esposa fiel de un marido infiel, por quien ofreció su vida a Dios, a Rodolfo Acquaviva, Francisco Pacheco, Carlos Spínola y Santiago Berthieu, jesuitas, Isabel Canori trinitaria y María de Mattias, religiosa y misionera.
Álvaro Maestro Jesús