Vísperas – Miércoles VII de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS

MIÉRCOLES VII TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V.Dios mío, ven en mi auxilio
R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Ignorando mi vida,
golpeado por la luz de las estrellas,
como un ciego que extiende,
al caminar, las manos en la sombra,
todo yo, Cristo mío,
todo mi corazón, sin mengua, entero,
virginal y encendido, se reclina
en la futura vida, como el árbol
en la savia que apoya, que le nutre
y le enflora y verdea.

Todo mi corazón, ascua de hombre,
inútil sin tu amor, sin ti vacío,
en la noche te busca;
le siento que te busca, como un ciego
que extiende, al caminar, las manos llenas
de anchura y de alegría.

Gloria al padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

SALMO 125: DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA

Ant. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares.

SALMO 126: EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS

Ant. Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Que el Señor nos construya la casa y nos guarde la ciudad.

CÁNTICO de COLOSENSES: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CRIATURA

Ant. Él es el primogénito de toda criatura, es el primero en todo.

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Él es el primogénito de toda criatura, es el primero en todo.

LECTURA: Ef 3, 20-21

A Dios, que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.

RESPONSORIO BREVE

R/ Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.
V/ Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

R/ No arrebates mi alma con los pecadores.
V/ Y ten misericordia de mí.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Sálvame, Señor, y ten misericordia de mí.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

PRECES

Invoquemos a Dios, que envió a su Hijo como salvador y modelo supremo de su pueblo, diciendo:

Que tu pueblo te alabe, Señor.

  • Te damos gracias, Señor, porque nos has escogido como primicias para la salvación;
    — haz que sepamos corresponder, y así hagamos nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
  • Haz que todos los que confiesan tu santo nombre sean concordes en la verdad
    — y vivan unidos por la caridad.
  • Creador del universo, cuyo Hijo, al venir a este mundo, quiso trabajar con sus propias manos,
    — acuérdate de los trabajadores, que ganan el pan con el sudor de su frente.
  • Acuérdate, también, de todos los que viven entregados al servicio de los demás:
    — que no se dejen vencer por el desánimo ante la incomprensión de los hombres.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

  • Ten piedad de nuestros hermanos difuntos
    — y líbranos del poder del Maligno.

Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre común, repitiendo la oración que Jesús nos enseñó:

Padre nuestro…

ORACION

Llegue a tus oídos, Señor, la voz suplicante de tu Iglesia, a fin de que, conseguido el perdón de nuestros pecados, con tu ayuda podamos dedicarnos a tu servicio y con tu protección vivamos confiados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

Anuncio publicitario

Lectio Divina – 27 de febrero

1) Oración inicial

Dios todopoderoso y eterno: concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina le enseñe a cumplir de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Marcos 9,38-40
Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros.» Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.

3) Reflexión

• El evangelio de hoy nos presenta un ejemplo bonito y actual de la pedagogía de Jesús. Nos muestra que él ayudaba a sus discípulos a percibir y a superar la “levadura de los fariseos y de Herodes”.
• Marcos 9,38-40: La mentalidad de cerrazón: “no viene con nosotros”. Alguien que no era de la comunidad usaba el nombre de Jesús para expulsar los demonios. Juan, el discípulo, ve y prohíbe: Tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros. ¡En nombre de la comunidad impide que el otro pueda hacer una buena acción! Por ser discípulo, él piensa tener el monopolio sobre Jesús y, por esto, quiere prohibir que otros usen el nombre de Jesús para realizar el bien. Era la mentalidad cerrada y antigua del “¡Pueblo elegido, Pueblo separado!”. Jesús responde: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros.” (Mc 9,40). Difícilmente es posible encontrar una afirmación más ecuménica que esta afirmación de Jesús. Para Jesús, lo que importa no es si la persona forma o no forma parte de la comunidad, pero si hace o no el bien que la comunidad debe realizar.
Un retrato de Jesús como formador de sus discípulos. Jesús, el Maestro, es el eje, el centro y el modelo de formación dada a los discípulos. Por sus actitudes, es una muestra del Reino, encarna el amor de Dios y lo revela (Mc 6,31; Mt 10,30; Lc 15,11-32). Muchos pequeños gestos reflejan este testimonio de vida con que Jesús marcaba su presencia en la vida de los discípulos y de las discípulas, preparándolos para la vida y la misión. Era su manera de dar forma humana a la experiencia que él mismo tenía de Dios como Padre. He aquí un retrato de Jesús como formador de sus discípulos:
– los involucra en la misión (Mc 6,7; Lc 9,1-2;10,1),
– al volver, hace revisión con ellos (Lc 10,17-20),
– los corrige cuando se equivocan y quieren ser los primeros (Mc 9,33-35;10,14-15)
– espera el momento oportuno para corregir (Lc 9,46-48; Mc 10,14-15).
– los ayuda a discernir (Mc 9,28-29),
– los interpela cuando son lentos (Mc 4,13;8,14-21),
– los prepara para el conflicto (Jn 16,33; Mt 10,17-25),
– los manda observar la realidad (Mc 8,27-29; Jn 4,35;Mt 16,1-3),
– reflexiona con ellos sobre las cuestiones del momento (Lc 13,1-5),
– los confronta con las necesidades de la gente (Jn 6,5),
– les enseña que las necesidades de la gente están por encima de las prescripciones rituales (Mt 12,7.12),
– tiene momentos sólo con ellos para poderlos instruir (Mc 4,34;7,17;9,30-31;10,10;13,3),
– sabe escuchar, aún cuando el diálogo es difícil (Jn 4,7-42).
– los ayuda a aceptarse a sí mismos (Lc 22,32).
– es exigente y pide que lo dejen todo por amor a él (Mc 10,17-31).
– es severo con la hipocresía (Lc 11,37-53).
– hace más preguntas que dar respuestas (Mc 8,17-21).
– es firme y no se deja desviar por el camino (Mc 8,33; Lc 9,54).
– los prepara para el conflicto y la persecución (Mt 10,16-25).
• La formación no era, en primer lugar, la transmisión de verdades que había que aprender de memoria, sino una comunicación de la nueva experiencia de Dios y de la vida que irradiaba de Jesús para sus discípulos y discípulas. La comunidad que se formaba alrededor de Jesús era la expresión de esta nueva experiencia. La formación llevaba a las personas a tener otros ojos, otras actitudes. Hacía nacer en ellas una nueva conciencia respecto de la misión y respecto de sí mismas. Hacía que fueran poniendo los pies del lado de los excluidos. Producía, después de poco tiempo, una “conversión” como consecuencia de la aceptación de la Buena Nueva (Mc 1,15).

4) Para la reflexión personal

• ¿Qué significa hoy, en el siglo XXI, para mí, para nosotros, la afirmación de Jesús que dice: Quiénno está contra nosotros, está por nosotros?”
• ¿Cómo acontece la formación de Jesús en mi vida?

5) Oración final

Bendice, alma mía, a Yahvé,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Yahvé,
nunca olvides sus beneficios. (Sal 103,1-2)

Lectura continuada del Evangelio de Marcos

Marcos 9, 2-4

«2Y, seis días después, toma Jesús a Pedro, a Santiago y a Juan y los sube en privado, a ellos solos, a un monte elevado.
Y fue transfigurado delante de ellos; 3y su ropa se volvió resplandeciente, blanca en extremo, como ningún batanero sobre la tierra podría blanquearla así.

4Y se les apareció Elías con Moisés, y estaban hablando con Jesús.

.- La profecía de Jesús a algunos de sus seguidores acerca de la revelación del «reinado de Dios que vendrá en poder» al cabo de poco tiempo (9,1) va inmediatamente seguida por su transfiguración gloriosa ante tres de sus discípulos: esta experiencia es así un cumplimiento parcial de aquella profecía. El pasaje es una composición simétrica con una estructura quiástica:

A: Jesús solo con los discípulos (9,2a)
B: Transfiguración (9,2b-3)
C) Aparición de Elías y Moisés con Jesús (9,4)
C’) Pedro sugiere hacer tres tiendas para Jesús, Moisés y Elías (9,5-6)B’) Voz del cielo, que interpreta la Transfiguración (9,7)
A’) Jesús solo con los discípulos (9,8).

Nuestro pasaje se mueve desde un acontecimiento visionario (9,2-4), junto con la valoración equivocada de su significado (9,5-6), hasta una interpretación correcta (9,7).

.- 9,2-4: El relato comienza cuando Jesús escoge a tres de sus discípulos, Pedro, Santiago y Juan, para una revelación especial y los conduce a la cima de una montaña elevada (9,2a). Marcos revela que esta experiencia en la cumbre ocurrió «seis días después»; es probable que este detalle sea simbólicamente importante y que sugiera una semejanza entre Jesús y Moisés, conocido por haber ascendido al monte Sinaí después de esperar seis días (Ex 24,16). Este es el primero de un cierto número de paralelos entre nuestro pasaje y las tradiciones sobre Moisés.

El paralelo con Moisés continúa en el siguiente paso del relato, la descripción de la transfiguración misma (9,2b-3), ya que Moisés también se «transfiguró» en una montaña: cuando bajó del Sinaí tras su segunda estadía allá arriba, su cara brillaba tanto que la cubrió con un velo para proteger al pueblo (Ex 34,29-35). Pero Marcos, a diferencia de Mateo y Lucas, no describe como radiante la faz de Jesús, sino únicamente su ropa. Así, la vestimenta brillante y celestial no evoca a Moisés sino a Adán: la «vestimenta de gloria» de Adán era un tema de inmenso interés entre judíos y cristianos en este periodo; entre esas especulaciones estaba la creencia de que el Mesías recuperaría en el tiempo final las gloriosas vestiduras de Adán. El «llamativo» ropaje de Jesús evoca también la vestimenta de los reyes en ocasiones importantes, en especial la entronización. Así pues, la deslumbrante vestidura de Jesús es uncódigo pictórico que sugiere su estado como nuevo Adán y rey mesías en camino hacia su entronización.

En el versículo siguiente, Elías y Moisés aparecen de repente y los asombrados discípulos los ven conversando con Jesús (9,4). Marcos no nos dice de qué hablaban los tres; la fascinación no parece consistir en lo que se dijeron entre sí, sino simplemente en la capacidad de Jesús para entablar una conversación con estos dos héroes bíblicos. Así pues, la atmósfera entera es de ensueño. Jesús, Moisés y Elías parecen existir en un plano peculiar, separado de los tres mortales que miran como de lejos, atónitos.

El insólito orden «Elías-Moisés» (Moisés era más antiguo y más importante) refleja probablemente la mayor importancia de Elías en contextos escatológicos. Según el Antiguo Testamento, Elías fue trasladado al cielo en vida (2Re 2,11). Pero si Elías y, según algunos, Moisés no habían muerto en realidad, podían volver fácilmente a la vida visible y se esperaba que lo hicieran así justo antes del tiempo final (el eschaton) como un signo de que el universo entero estaba a punto de entrar en ese estado de inmortalidad en el que ellos mismos vivían ya. De ahí que la aparición repentina de «Elías con Moisés» sugiera que la Transfiguración es una anticipación de la ola de gloria divina que estaba a punto de inundar la tierra.

Comentario del 27 de febrero

El evangelio nos refiere que en cierta ocasión Juan, uno de los Doce, con ese sentido exclusivista que nos caracteriza, le dijo a Jesús: Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros. Juan no soporta que un extraño –alguien que no forma parte de su círculo discipular- se sirva del nombre de su Maestro para hacer milagros o expulsar demonios. Servirse del nombre de Jesús podría concebirse como una forma de usurpar una autoridad o un poder que no le había sido dado; pero hacerlo para realizar milagros en beneficio del prójimo podría justificar esa especie de usurpación. Sin embargo, el fin no justifica los medios. Pero lo que no tolera Juan es que se sirva de ese nombre –el de Jesús- y poder un extraño. Si fuese uno de los suyos, lo vería con buenos ojos.

Y aquí viene la respuesta de Jesús, el más interesado en el uso que se haga de su nombre, que como casi siempre nos sorprende y nos desarma. No se lo impidáis –le dice-, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. ¡Qué apertura de miras la de Jesús! ¡Qué actitud tan universal y tan incluyente¡ El que no es nuestro enemigo, el que no se posiciona en contra nuestra, es nuestro aliado, está a nuestro favor. Por el simple hecho de no poner obstáculos a nuestra labor, la estará favoreciendo. Pero aquí se trata de alguien que hace algo, un milagro, invocando el nombre y el poder de Jesús; ése no puede luego hablar mal del que le ha proporcionado el nombre y el poder para obrar en ese modo. Lo lógico es que el que opera milagros en nombre de alguien sienta simpatía y admiración por esa persona a la que acude para obrar el milagro, y ello aunque no esté adscrito al grupo de sus allegados. En realidad, sin pertenecer visiblemente al círculo apostólico, forma ya parte de él por razón del vínculo que le une a su cabeza.

Jesús no excluye ni separa, sino que incluye y agrega muchas veces de manera imperceptible. Cualquier vinculación con los de lejos o los de fuera es apreciada como una vía de acercamiento. Cristo ha venido a unir, no a distanciar o a separar. Es verdad que la indiferencia no es todavía el apoyo o la alianza; pero no lo olvidemos: el que no está contra nosotros está a favor nuestro, está quizá con nosotros. Ya sabemos que entre estar en contra y estar a favor hay grados intermedios: ni en contra ni a favor. Pero Jesús prefiere obviar tales grados para considerar en su favor a todos los que no están en su contra. Es una apreciación que puede dar lugar a amargas decepciones en la vida, pero Jesús está dispuesto a correr este riesgo con tal de no excluir ni alejar a nadie del radio de influencia de su amor y amistad. Ojalá que el Señor nos encuentre siempre en esta actitud de acogida respecto de los que no son formalmente de los nuestros.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Veritatis gaudium – Francisco I

Artículo 21. Si la Facultad está unida con algún seminario mayor o colegio sacerdotal, quedando a salvo la debida cooperación en todo lo que atañe al bien de los alumnos, los estatutos tomen clara y eficazmente precauciones para que la dirección académica y la administración de la Facultad se distingan debidamente del gobierno y administración del seminario mayor o colegio sacerdotal.

Comentario Domingo VIII de Tiempo Ordinario

Oración preparatoria

Señor Jesús, no dejes de darme Tu palabra, no permitas que la acoja mediocre. Dame Tu Espíritu para acoja esta palabra fuerte, inaudita, rompedora que me diriges a mí, insistente y provocador. Que en Tu palabra se me dé experiencia de ser discípulo/a, de mi vida y otras vidas transformadas. AMEN.

 

Lucas 6, 39-45

Jesús les hizo también esta comparación: «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo?
El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro.
¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo», tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.
No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos ni se cosechan uvas de las zarzas.
El hombre bueno saca el bien del tesoro de bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal de su maldad, porque de la abundancia del corazón habla la boca.
 
Palabra del Señor.

 

CONTEXTO

Lucas continua con su “Sermón del Llano” y de la sección de las bienaventuranzas pasa a esta del evangelio de hoy: la sección dedicada al amor a los enemigos, también bastante diferente de su paralelo mateano. A esta sección sigue la pequeña parábola del ciego que guía a otro ciego y otros dichos de Jesús sobre la paja ajena y la viga propia, el árbol bueno y el árbol malo, y la persona buena y la persona mala (Lc 6,39-45): el evangelio del próximo domingo.

 

TEXTO

La pequeña introducción del v. 27a dirigida a un “vosotros” que son, así, fuerte- mente interpelados, abre un texto con una estructura con tres partes:

a) vv. 27b-31: 9 imperativos marcan el tenor de esta parte. Los 4 primeros, solemnes y concluyentes, dan paso a una concreción en segunda persona singular que “atrapa” más al lector (vv. 29-30) y a la conocida como “regla de oro” (v. 31).

b) vv. 32-34: esta parte no tiene imperativos, sino un razonamiento lógico con tres ejemplos que hacen más razonable la “bravura ética” ofrecida por Jesús asus interlocutores.

c) vv. 35-38: 8 imperativos conducen de nuevo a los oyentes a una altura ética inaudita, pero esta vez anclada en una razón teológica: la misericordia de DiosPadre es, a la vez, la medida y el motor de nuestro actuar ético.

 

ELEMENTOS A DESTACAR

• El texto tiene dos elementos muy destacados: a) en primer lugar, la gran cantidad de pronombres personales de segunda persona (sobre todo de plural); esto imprime un fuerte carácter de apóstrofe (¡una interpelación vehemente dirigida en segunda persona!) a este evangelio. No quiere pasar inadvertido al oyente de ninguna manera, sino que busca interpelar fuertemente y lograr una conmoción que nos “remueva” por dentro. ¿Lo hace?

• Igualmente, hay una gran cantidad de imperativos (hasta 17 en el original), por lo que a la interpelación se suma un potente alcance ético. Un texto, pues, que quiere llegar a nuestro comportamiento y elevarlo. ¿Le dejamos?

• Es interesante la disposición textual: la parte central (vv. 32-34) propone con lógica que una ética “mediocre” nos iguala por abajo a “los pecadores”. Y las partes extremas, que nos elevan a una ética mucho más exigente y alternativa tienen sus respectivos fundamentos: la primera, en la autoridad ejemplar del que habla (“Yo os digo”): Jesús, maestro que enseña lo que él mismo vive; la segunda, en la experiencia de Dios, que es Padre y es misericordioso. Ser discípulos de Jesús y ser hijos de un Dios así conducen necesariamente a unas opciones éticas inauditas.

• Para muchos, el amor a los enemigos fue la gran novedad de la ética cristiana. Pero el amor a los enemigos (y todas las demás disposiciones del texto que“desarrollan” ese primer precepto del amor) no es tanto una norma general de conducta, cuanto una actitud característica de los discípulos de Jesús que experimentan el amor paterno de Dios. No es condición sino resultado. Lo primero y decisivo es experimentar el amor de Dios y mantenernos fieles en el seguimiento de Jesús. Solo así podremos crecer en la ética “cristiana”. ¿Qué experiencia de Dios y de discipulado refleja nuestro comportamiento ético?

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Para la catequesis: Domingo VIII de Tiempo Ordinario

Domingo VIII Ordinario
3 marzo 2019

Sir 27, 5-8; Salmo 91; 1Cor 15, 54-58; Lucas 6, 39-45

«¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego?

En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: «¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano. No hay árbol bueno que produzca frutos malos, ni árbol malo que produzca frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de las zarzas, ni se cortan uvas de los espinos. El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón».

Reflexión

¿Qué pasa si un ciego guía a otro ciego? ¿Quién es el ciego que guía? (Los fariseos y nosotros porque somos pecadores) Jesús dice que el discípulo no es superior a su maestro.
¿Quién es el maestro? (Jesús) Quien es el discípulo? (Los fariseos y nosotros, los pecadores) Jesús pregunta: “¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo?” ¿Qué quiere decir Jesús con esto? (No quiere que juzguemos los pecados de otros cuando nosotros mismos tenemos pecados. No quiere que nos sintamos mejores que otras personas. Quiere que amemos y tratemos de acercar a otras personas al amor de Jesús con nuestro ejemplo de amor.) Jesús también dice: “Cada árbol se conoce por sus frutos…El hombre bueno dice cosas buenas…” ¿Por qué nos dice esto Jesús? (Jesús quiere que sepamos discernir entre el bien y el mal comparando una persona a un árbol; los frutos son sus palabras y acciones.) Si reconocemos que una persona no tiene amor en su corazón por las cosas que dice y hace, no lo seguiremos. Jesús quiere que seamos felices siguiéndolo a Él en humildad, amando mucho y haciendo el bien.

Actividad

En una cartulina grande, dibujar dos corazones grandes, uno rojo, el otro negro. En un corazón rojo, poner palabras que diría una persona que sigue a Jesús. (Gracias.; Te aprecio.; ¿Necesitas ayuda?; Se mi amigo. Yo amo a Jesús…) En el corazón negro, poner palabras que diría una persona que no tiene a Jesús en su corazón. (No te quiero ayudar.; Vete.; Soy mejor que tú.; No te necesito.; No necesito a Dios…) Cortar corazones pequeños y ponerles tape detrás. Taparle los ojos con un pañuelo, darle tres vueltas y que traten de pegar el corazón en el corazón rojo.

Oración

Señor, ayúdame a mirar con Tus ojos de amor a mis hermanos. Mando Tu espíritu de sabiduría para poder discernir entre el bien y el mal y siempre escoger el bien. Ayúdame a ser siempre testigo de Tu Amor.

¿Qué me quiere decir hoy Jesús? – Domingo VIII de Tiempo Ordinario

¿Les gustan las frutas? Hoy tengo una canasta llena con diferentes clases de frutas.

Aquí tengo una manzana. ¿A cuántos de ustedes les gustan las manzanas? Las manzanas no solo saben bien, sino que son saludables. Estoy seguro que has oído el refrán «Una manzana al día mantiene al médico alejado de ti».

¿Qué acerca de los guineos? Hay muchas maneras de prepararlos. Son tremendos con el cereal en el desayuno, ¿no es así? ¿Y qué del budín de guineo? ¿Habrá alguien a quien no le guste el budín de guineo? ¡Mmmm! Una de mis meriendas favoritas es la batida de guineo. ¡Ah!, ¿mencioné que los guineos tienen muchas vitaminas?

¿Cuál es una de las mejores maneras de obtener la vitamina C? ¡A través de la naranja o china, desde luego!

¿De dónde obtienes todas estas frutas deliciosas? Provienen de árboles frutales, ¿no es así? Las manzanas vienen de un árbol llamado manzano. Las naranjas, de un naranjal. Los guineos de matas de guineo.

Jesús tenía mucho que decir acerca de los frutos. Les dijo a sus seguidores que ellos estaban aquí para dar frutos. Ahora, no creo que él estuviera pensando en manzanas, naranjas y guineos. ¿Qué crees que estaba pensando Jesús cuando les dijo a sus seguidores que dieran frutos para él? (Espere que los niños contesten). Cuando Jesús dice que las personas buenas dan buen fruto, él no se refiere al fruto que se come. Implica que, si estamos siguiéndole, desearíamos hacer las cosas que le darían gozo a Dios. Haremos buenas cosas, ayudaremos a las personas, compartiremos lo que tenemos con otros y trataremos a otros con respeto.

Jesús dijo: «A cada árbol se le reconoce por su propio fruto. El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca.» ¿Qué clase de árbol frutal deseas ser? ¿Un árbol que produzca buen fruto o uno que produzca un fruto que sea malo?

Comentario al evangelio – 27 de febrero

“No es de los nuestros”, de nuestro grupo, de nuestra tierra, de nuestra raza, de nuestra ideología, de nuestra Iglesia… ¡Qué mentalidad tan mezquina y cerrada la de aquellos que ven en el otro una amenaza por el simple hecho de no ser de los suyos! Esta mentalidad se cuela con frecuencia en nuestras comunidades y poco tiene que ver con la praxis de Jesús que, precisamente por esto, reprocha hoy a sus discípulos esta actitud exclusivista.

La pregunta es ¿está contra nosotros? Si la respuesta es no, ¿por qué le impedimos que haga el bien, o le criticamos, aunque no sea de los nuestros? Precisamente nuestro mundo cada vez más universal necesita la cooperación de todos, el trabajo en equipo, en red. Muchas personas, afortunadamente, compartimos valores básicos del evangelio, aunque no todos lo hacen en nombre de Jesús. Trabajemos juntos, no sea esto un obstáculo. Muy posiblemente el que lleva una vida de entrega y altruismo hacia los demás acabará descubriendo a Dios en el amor que da y que recibe. No sería la primera vez.

¡Qué buenos los consejos del Libro del Eclesiástico de hoy hablando sobre la sabiduría! “La sabiduría instruye a sus hijos, estimula a los que la comprenden. Los que la aman, aman la vida, los que la buscan alcanzan el favor del Señor. [ ] Dios ama a los que la aman”.

En este día elevamos nuestra plegaria hacia el cielo pidiendo la Sabiduría para saber trabajar con el otro, con el diferente, con el que no es de mi grupo. Suplicamos la sabiduría de tener un corazón abierto y acogedor con todos, que no discrimina ni hace guetos. Invocamos el don de la Sabiduría que nos hace comprender que cada ser humano tiene algo que aportarnos porque también es hijo/a de Dios aunque sea distinto.

Juan Lozano, cmf