Vísperas – Miércoles de Ceniza

VÍSPERAS

MIÉRCOLES DE CENIZA

INVOCACIÓN INICIAL

V.Dios mío, ven en mi auxilio
R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

¿Para qué los timbres de sangre y nobleza?
Nunca los blasones
fueron lenitivo para la tristeza
de nuestras pasiones.
¡No me des cooronas, Señor, de grandeza!

¿Altivez? ¿Honores? Torres ilusorias 
que el tiempo derrumba.
Es coronamiento de todas las glorias
un rincón de tumba.
¡No me des siquiera coronas mortuorias!

No pido el laurel que nimba el talento,
ni las voluptuosas
guirnaldas de lujo y alborozamiento.
¡Ni mirtos ni rosas!
¡No me des coronas que se lleva el viento!

Yo quiero la joya de penas divinas
que rasga las sienes.
Es para las almas que tú predestinas.
Sólo tú la tienes.
¡Si me das coronas, dámelas de espinas! Amén.

SALMO 138: DIOS ESTÁ EN TODAS PARTES Y LO VE TODO

Ant. Señor, tu saber me sobrepasa

Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco.

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro;

si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha.

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Señor, tu saber me sobrepasa

SALMO 138

Ant. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

Tú has creado mis entrañas,
me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias,
porque me has escogido potentosamente,
porque son admirables tus obras;
conocías hata el fondo de mi alma,
no desconocías mis huesos.

Cuando, en lo oculto, me iba formando,
y entretejiendo en lo profundo de la tierra,
tus ojos veían mis acciones,
se escribían todas en tu libro;
calculados estaban mis días
antes que llegase el primero.

¡Qué incomparables encuentro tus designios,
Dios mío,, qué inmenso es su conjunto!
Si me pongo a contarlos, son más que arena;
si los dos por terminados, aún me quedas tú.

Señor, sondéame y conoce mi corazón,
ponme a pureba y conoce mis sentimientos,
mira si mi camino se desvía,
guíame por el camino eterno.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Yo, el Señor, penetro el corazón, sondeo las entrañas, para dar al hombre según su conducta.

CÁNTICO de COLOSENSES: HIMNO A CRISTO, PRIMOGÉNITO DE TODA CRIATURA

Ant. Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.

LECTURA: Flp 2, 12b-15a)

Seguid actuando vuestra salvación con temor y temblor, porque es Dios quien activa en vosotros el querer y la actividad para realizar su designio de amor. Cualquier cosa que hagáis, sea sin protestas ni discusiones, así seréis irreprochables y límpidos, hijos de Dios sin tacha.

RESPONSORIO BREVE

R/ Yo dije: Señor, ten misericordia.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

R/ Sáname, porque he pecado contra ti.
V/ Señor, ten misericordia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha.

PRECES

Demos gracias a Dios Padre, que estableció en la sangre de Cristo una alianza nueva y eterna con su pueblo y la renueva en el sacramento del altar, y supliquémosle, diciendo:

Bendice, Señor, a tu pueblo

  • Dirige, Señor, por los caminos de tu voluntad, el sentir de los pueblos y la mente de sus gobernantes,
    — para que procuren con empeño el bien común.
  • Aumenta el fervor de aquellos que, habiéndolo dejado todo, siguieron a Cristo,
    — para que manifiesten con su testimonio la vida de la Iglesia.
  • Tú que creaste a todos los hombres a imagen tuya,
    — haz que sintamos horror de las injusticias y desigualdades entre los hombres.
  • Llama a tu amistad y a tu verdad a los que viven alejados de ti,
    — y a nosotros enséñanos cómo podemos ayudarlos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

  • Admite a los difuntos a tu gloria,
    — para que te alaben eternamente.

Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre común, repitiendo la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…

ORACION

Señor, fortalécenos con tu auxilio al empezar la Cuaresma, para que nos mantengamos en espíritu de conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

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Lectio Divina – 6 de marzo

El significado de la oración, de la limosna y del ayuno
Cómo utilizar bien el tiempo de la Cuaresma

1. Oración inicial

Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.

Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén. 

2. Lectura

a) Clave de lectura:

El evangelio de este Miércoles de Ceniza está sacado del Sermón de la Montaña y quiere ofrecernos una ayuda para hacernos entender cómo practicar las tres obras de piedad: oración, limosna y ayuno y cómo utilizar bien el tiempo de Cuaresma. El modo de cumplir estas tres obras ha cambiado mucho a través de los siglos, según las culturas y costumbres de los pueblos y la salud de las personas. Hoy las personas más ancianas recuerdan el ayuno severo y obligatorio de cuarenta días durante toda la cuaresma. A pesar de los cambios en el modo de practicar las obras de piedad, queda la obligación humana y cristiana (i) de compartir nuestros bienes con los pobres (limosna), (ii) de vivir en contacto con el Creador (oración) y (iii) de saber controlar nuestro ímpetu y nuestros deseos (ayuno). Las palabras de Jesús que meditamos pueden hacer surgir en nosotros la creatividad necesaria para encontrar nuevas formas para vivir estas tres prácticas tan importantes de la vida cristiana.

b) Una división del texto para ayudarnos en su lectura:

Mateo 6,1: La clave general para entender la enseñanza que sigue
Mateo 6, 2: Cómo no hacer limosna
Mateo 6,3-4: Cómo hacer limosna
Mateo 6,5: Cómo no orar
Mateo 6,6: Cómo orar
Mateo 6,16. Cómo no hacer ayuno
Mateo 6,17-18: Cómo hacer ayuno

c) Texto:

«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

«Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

«Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

3. Un momento de silencio orante

para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.

4. Algunas preguntas

para ayudarnos en la meditación y en la oración.

a) ¿Cuál es el punto del texto que más te ha llamado la atención o que te ha gustado más?

b) ¿Cómo entender la advertencia inicial hecha por Jesús?

c) ¿Qué critica y qué enseña Jesús sobre la limosna? Haz un resumen para ti

d) ¿Qué critica y qué enseña Jesús sobre la oración? Haz un resumen para ti

e) ¿Qué critica y que enseña Jesús sobre el ayuno? Haz un resumen para ti

5. Para aquellos que quisieran profundizar más en el tema

a) Contexto:

Jesús habla de tres cosas: la limosna (Mt 6,1-6), la oración (Mt 6,5-15) y el ayuno (Mt 6,16-18). Eran las tres obras de piedad de los judíos. Jesús critica el hecho de que practican la piedad para ser vistos de los hombres (Mt 6,1). No permite que la práctica de la justicia y de la piedad se use como un medio de promoción social en la comunidad (Mt 6,2.5.16). En las palabras de Jesús aparece un nuevo tipo de relación con Dios que se abre para nosotros. Él dice: “Tu Padre que ve en el secreto te recompensará” (Mt 6,4). “Vuestro Padre que conoce vuestras necesidades antes de que le pidáis cualquier cosa” (Mt 6,8). “Si perdonáis a los hombres sus faltas, también vuestro Padre celestial os perdonará” (Mt 6,14). Jesús nos ofrece un nuevo camino de acceso al corazón de Dios. La meditación de sus palabras referentes a las obras de piedad podrá ayudarnos a descubrir este nuevo camino.

b) Comentario del texto

Mateo 6,1: La clave general para entender la enseñanza que sigue

Jesús dice: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos”. La justicia de la que habla Jesús consiste en conseguir el lugar donde Dios nos quiere. El camino para llegar allí está expresado en la Ley de Dios. Jesús avisa del hecho de que no se debe observar la ley para ser elogiados de los hombres. Antes había dicho: “Si vuestra justicia no supera la justicia de los doctores de la ley y de los fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos” (Mt 5,26). Cuando leemos esta frase, no debemos pensar sólo en los fariseos del tiempo de Jesús, sino más bien en el fariseo que duerme en cada uno de nosotros. Si José, esposo de María, hubiese seguido la justicia de la ley de los fariseos, hubiera debido denunciar a María. Pero él era “justo” (Mt 1,19), poseía ya la nueva justicia anunciada por Jesús. Por esto transgredió la antigua ley y salva la vida de María y de Jesús. La nueva justicia anunciada por Jesús reposa sobre otra base, sale de otra fuente. Debemos construir nuestra seguridad desde dentro, no en lo que nosotros hacemos por Dios, sino en lo que Dios hace por nosotros. Y esta es la clave principal para entender la enseñanza de Jesús sobre las obras de piedad. En todo lo que sigue, Mateo aplica este principio general a la práctica de la limosna, de la oración y del ayuno. Desde el punto de vista didáctico, primero dice cómo no debe ser, y luego enseguida enseña cómo debe ser.

Mateo 6,2: Cómo no hacer limosna

El modo errado de hacer limosna, sea en tiempos pasados como hoy, es el de usar un modo vistoso, para ser reconocido y aclamado por los otros. A veces sobre los bancos de la iglesia se ven escritas estas palabras: “Obsequio de la familia tal”. En televisión, a los políticos les gusta mostrarse como grandes benefactores de la humanidad en las inauguraciones de obras públicas al servicio de la comunidad. Jesús dice: “ Aquellos que así obran, ya han recibido su recompensa”.

Mateo 6,3-4: Cómo hacer limosna

El modo correcto de hacer limosna es éste: “Que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha”. O sea, debo dar limosna de tal modo que ni yo tenga la sensación de estar haciendo una cosa buena, que merece una recompensa por parte de Dios y elogio por parte de los hombres. La limosna es una obligación. Es una forma de compartir algo que tengo, con aquéllos que no tienen nada. En una familia, lo que es de uno es de todos. Jesús elogia el ejemplo de la viuda, que daba hasta lo que le era necesario (Mc 12,44).

Mateo 6,5: Cómo no orar

Hablando de algunos modos equivocados de orar, Jesús menciona algunos usos y costumbres raras de aquella época. Cuando se tocaba la trompeta para la oración de la mañana, del mediodía o de la tarde, había gente que le gustaba encontrarse en mitad de la calle para orar solemnemente con los brazos abiertos haciéndose así ver de todos y ser considerados, de esta forma, como gente piadosa. Otros en la sinagoga, asumían posturas extravagantes, para llamar la atención de la comunidad.

Mateo 6,6: Cómo orar

Para no dejarnos dudas, Jesús exagera sobre cómo orar. Dice que se necesita orar, en secreto, solo delante de Dios Padre. Ninguno te verá. Incluso, para los otros, tú serás alguien que no reza. ¡No importa! También de Jesús dijeron: “No es de Dios”. Y esto porque Jesús oraba mucho de noche y no le importaba la opinión de los demás. Lo que importa es tener la conciencia en paz y tener la certeza de que Dios es el Padre que me acoge y no a partir de lo que hago por Dios o a partir de la satisfacción que busco en el hecho de que otros me aprecian como una persona pía que ora.

Mateo 6,16: Cómo no ayunar

Jesús critica las prácticas equivocadas del ayuno. Había gente que se desfiguraban el rostro, no se lavaban, usaban vestidos rotos, no se peinaban, de modo que todos pudiesen ver que estaban ayunando y de un modo perfecto.

Mateo 6,17-18: Cómo ayunar

Jesús recomendaba lo contrario. Cuando tú ayunes derrama perfume sobre tu cabeza, lávate la cara, de modo que ninguno se dé cuenta de que estás ayunando, sino sólo tu Padre que está en los cielos. Como decíamos antes, se trata de un camino nuevo de acceso al corazón de Dios que se abre delante de nosotros. Jesús, para asegurarnos interiormente, no pide lo que nosotros hacemos por Dios, sino más bien lo que Dios hace por nosotros. La limosna, la oración y el ayuno no son dineros para comprar el favor de Dios, sino sólo la respuesta de gratitud al amor recibido y experimentado.

c) Ampliando conocimientos:

i) El contexto más amplio del Evangelio de Mateo

El Evangelio de Mateo ha sido escrito para una comunidad de judíos convertidos que estaban atravesando una crisis profunda de identidad, con relación a su pasado. Después de convertirse a Jesús, habían continuado viviendo según sus antiguas tradiciones y frecuentaban las sinagogas, junto con los parientes y amigos, como antes. Pero sufrían, a causa de una fuerte presión por parte de los amigos judíos que no aceptaban a Jesús como Mesías. Esta tensión aumentó después de los años setenta. Cuando, en el 66 d. de Cristo, explotó la revuelta de los judíos contra Roma, dos grupos no quisieron participar, el grupo de los fariseos y el grupo de los judíos cristianos. Ambos grupos sostenían que ir contra Roma no tenía nada que ver con la venida del Mesías, como otros defendían. Después de la destrucción de Jerusalén por parte de los romanos en el 70, los otros grupos judíos desaparecieron todos. Quedaron sólo los fariseos y los judíos cristianos. Ambos pretendían ser los herederos de las promesas de los profetas, y por esto, aumentaba la tensión entre los hermanos a causa de la herencia. Los fariseos reorganizaron el resto del pueblo y tomaron posición cada vez más encontrada contra los cristianos, que acabaron por ser excomulgados de la sinagoga. Esta excomunicación reabrió todo el problema de la identidad. Ahora los cristianos eran de modo oficial y formal separados del pueblo de las promesas. No podían frecuentar más sus sinagogas y sus rabinos. Y ellos se preguntaban: “¿Quién es el verdadero pueblo de Dios ellos o nosotros?” ¿Es Jesús verdaderamente el Mesías?

Mateo, por tanto, escribe su evangelio (1) para este grupo de cristianos, como un evangelio de consolación para aquéllos que estaban excomulgados y perseguidos por los judíos: ayudándoles a superar el trauma de la rotura; (2) como un evangelio de revelación, mostrando que Jesús es el verdadero Mesías, el nuevo Moisés, que cumple las promesas; (3) como un evangelio de nueva práctica, mostrando cómo deben hacer para llegar a la verdadera justicia, mucho mayor que la justicia de los fariseos.

ii) Una clave para el Sermón de la Montaña

El Sermón de la Montaña es el primero de los cinco discursos del Evangelio de Mateo. Describe las condiciones que permiten a una persona el poder entrar en el Reino de Dios: la puerta de entrada, la nueva lectura de la ley, el modo nuevo de ver y practicar las obras de piedad; el modo nuevo de vivir en comunidad. En una palabra, en el Sermón de la Montaña, Jesús comunica el modo nuevo de mirar las cosas de la Vida y del Reino. Se trata de una división que sirve de clave de lectura:

Mt 5,1-16: La puerta de entrada

Mt 5,1-10: Las ocho Bienaventuranzas ayudan a percibir donde el Reino está ya presente (Mt entre los pobres y perseguidos) y donde estará en breve (Mt entre los otros seis grupos).

Mt 5,12-16: Jesús dirige palabras de consuelo a los discípulos y avisa: aquél que viva las bienaventuranzas será perseguido (Mt 5,11-12), pero su vida tendrá un sentido, un significado, porque será sal de la tierra (Mt 5,13) y luz del mundo (Mt 5,14-16).

Mt 5,17 al 6,18: La nueva relación con Dios: Una nueva Justicia

Mt 5,17-48: La nueva justicia debe superar la justicia de los fariseos

Jesús radicalizaba la ley, o sea, la llevaba a su raíz, a su objetivo principal y último que es servir la vida, la justicia, el amor y la verdad. Los mandamientos de la ley indican un nuevo camino de vida, evitado por los fariseos (Mt 5,17-20).

De pronto Jesús presenta varios ejemplos de cómo deben ser entendidos los mandamientos de la Ley de Dios dada por Moisés: antiguamente se os dijo, pero yo os digo ((Mt 5,21- 48).

Mt 6,1-18: La nueva justicia no debe buscar recompensa o mérito (Es el evangelio de este Miércoles de Ceniza)

Mt 6,19-34: La nueva relación con los bienes de la tierra: una nueva visión de la creación

Afronta las necesidades primarias de la vida: alimentos, vestidos, casa, salud. Es la parte de la vida que produce más angustias en las personas. Jesús enseña cómo relacionarse con los bienes materiales y con las riquezas de la tierra: no acumular bienes (Mt 6,19-21), no mirar al mundo con mirada afligida (Mt 6,22-23), no servir a Dios y al dinero al mismo tiempo (Mt 6, 24), no preocuparse por lo que comeremos o beberemos (Mt 6,23-34).

Mt 7,1-29: La nueva relación con las personas: una nueva vida en comunidad

No buscar la paja en el ojo de tu hermano (Mt 7,1-15), no echar las perlas a los puercos (Mt 7,6); no tener miedo de buscar las cosas de Dios (Mt 7,7-11); la regla de oro (Mt 7,12); escoger el camino estrecho y difícil (Mt 7, 13-14) ; poner atención a los falsos profetas (Mt 7,15-20); no sólo hablar sino obrar (Mt 7,21-23); la comunidad construida sobre esta base estará segura, en pie, a pesar de la tempestad (Mt 7,24-27) . El resultado de estas palabras es una nueva conciencia delante de los escribas y fariseos (Mt 7,28-29).

6. Oración de un Salmo: Salmo 40 (39)

Dichoso será el hombre
que pone en Yahvé su confianza,
Anunciar la gran justicia de Dios
Yo esperaba impaciente a Yahvé:
hacia mí se inclinó
y escuchó mi clamor.
Me sacó de la fosa fatal,
del fango cenagoso;
asentó mis pies sobre roca,
afianzó mis pasos.
Puso en mi boca un cántico nuevo,
una alabanza a nuestro Dios;
muchos verán y temerán,
y en Yahvé pondrán su confianza.
y no se va con los rebeldes
que andan tras los ídolos.
¡Cuántas maravillas has hecho,
Yahvé, Dios mío,
cuántos designios por nosotros;
nadie se te puede comparar!
Quisiera publicarlos, pregonarlos,
mas su número es incalculable.
No has querido sacrificio ni oblación,
pero me has abierto el oído;
no pedías holocaustos ni víctimas,
dije entonces: «Aquí he venido».
Está escrito en el rollo del libro
que debo hacer tu voluntad.
Y eso deseo, Dios mío,
tengo tu ley en mi interior.
He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he contenido mis labios,
tú lo sabes, Yahvé.
No he callado tu justicia en mi pecho,
he proclamado tu lealtad, tu salvación;
no he ocultado tu amor y tu verdad
a la gran asamblea.

Y tú, Yahvé, no retengas
tus ternuras hacia mí.
Que tu amor y lealtad
me guarden incesantes.
Pues desdichas me envuelven
en número incontable.
Mis culpas me dan caza
y ya no puedo ver;
más numerosas que mis cabellos,
y me ha faltado coraje.

los que me insultan: «Ja, ja».

¡En ti gocen y se alegren

¡Dígnate, Yahvé, librarme;
Yahvé, corre en mi ayuda!
¡Queden confusos y humillados
los que intentan acabar conmigo!
¡Retrocedan confundidos
los que desean mi mal!
Queden corridos de vergüenza

todos los que te buscan!

¡Digan sin cesar: «Grande es Yahvé»

los que ansían tu victoria!

Aunque soy pobre y desdichado,

el Señor se ocupará de mí.

Tú eres mi auxilio y libertador,

¡no te retrases, Dios mío!

7. Oración final

Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.

Lectura continuada del Evangelio de Marcos

Marcos 9, 5-6

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p style=»text-align:justify;»>5Y, respondiendo,Pedrodice aJesús: “Rabí, bueno es estarnos aquí; hagamos tres tiendas, una para ti y otra para Moisés y otra para Elías”. 6(Porque no sabía qué respondía, porque se habían atemorizado).


9,5-6: Por tanto, lo que experimentan los tres discípulos es un anticipo de la gloria de la resurrección de Jesús. Y asimismo la vuelta de este a la vida apunta hacia la resurrección general de los muertos (cf. 9,9-10). Se esperaba entre los judíos que cuando tuviera lugar ese último acontecimiento, cuando el reinado de Dios viniera en poder (cf. 9,1), no solo el mesías sino toda la humanidad redimida, representada por Adán, recuperaría el esplendor perdido por la caída. No por casualidad, varias tradiciones judías y cristianas primitivas localizan el Paraíso en una montaña; por tanto, la localización de nuestro pasaje en la cima de un monte sugiere también una vuelta al Edén.

Es natural que Pedro quisiera prolongar su estancia en esta recreación del paraíso; interrumpe por ello el parlamento de las tres figuras sobrenaturales con el entusiasta comentario: «Rabí, bueno es que nos quedemos aquí» (9,5a). Pedro hace la sugerencia de que él y sus condiscípulos pueden erigir tres tiendas, una para Jesús, otra para Moisés y otra para Elías (9,5b). El comentario editorial de Marcos en el siguiente versículo marca la intervención de Pedro como un caso de mal entendimiento por parte de los apóstoles. Marcos parece considerarla un error serio. Probablemente este error no radica tanto en la idea de las tiendas sino en uno, o los dos, de los factores siguientes, a los que se refieren el principio y el final de la declaración de Pedro en Mc 9,5:

1) «Rabí, bueno es que nos quedemos aquí». La exclamación podría sugerir un reprensible deseo de permanecer en la montaña con Jesús. Tal deseo podría ser interpretado como un desacuerdo en el fondo con la orden divina, «escuchadlo» (9,7). Escuchar a Jesús significa acatar su instrucción de tomar la cruz y seguirlo (8,34), y ello significa bajar con Jesús del monte de la Transfiguración al valle de la debilidad, la necesidad y el dolor humanos (cf. 9,14- 29), donde Jesús mismo perderá pronto la vida.

2) «…Una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». La incomprensión implica suponer una paridad entre Jesús, por una parte, y Moisés y Elías, por otra: aunque tanto Moisés como Elías sean en cierto modo los precursores de Jesús, el estatus de este supera al de ellos. Y Marcos ha rechazado ya dos veces la función de Elías como descripción adecuada de Jesús (6,15; 8,27- 30), y en el siguiente pasaje el propio Jesús asignará la función de Elías a Juan Bautista, no a sí mismo.

Comentario del 6 de marzo

Jesús previene a sus discípulos ante el riesgo de hacer ciertas cosas buenas delante de los demás con el único fin de ser vistos por ellos y obtener así la debida recompensa: Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. A esas prácticas en las que se pone de manifiesto la justicia (resp. bondad) de los hombres pertenecen la limosna, la oración y el ayuno. Nuestras prácticas cuaresmales eran ya observancias frecuentes en la tradición judía y, en general, en toda tradición religiosa. La limosna dice relación inmediata al prójimo al que se socorre; la oración está orientada al Dios a quien se ora; y el ayuno se presenta como una práctica ascética referida al sujeto que la lleva a cabo.

Jesús no desaprueba este tipo de prácticas, pero sí ciertos modos de ejecutarlas. Cuando hagas limosna –les dice-, no vayas tocando la trompeta por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Haz, por tanto, limosna; pero no la hagas como los hipócritas, convirtiendo este acto de misericordia –que es la limosna- en un acto de ostentación para enaltecimiento y gloria de la propia imagen. Obrar así es desvirtuar la limosna, puesto que el fin del acto ya no es socorrer al indigente, sino fomentar la propia gloria personal. Lo que se presuponía como un ejercicio de misericordia se ha convertido en un ejercicio de vanagloria. Para eso ha bastado con cambiar la finalidad, si se quiere oculta, de la acción. Pero la trompeta que encabeza el cortejo ya es suficientemente elocuente del fin que se pretende. Ha dejado de ser limosna para convertirse en otra cosa, en un acto de ostentación que persigue el encumbramiento personal o del estamento. Evidentemente, como refrenda Jesús, ya han recibido su paga, que no es otra que la gloria (vana) obtenida. También resulta manifiesta la hipocresía que esconde semejante comportamiento. Bajo capa de misericordia (la que se supone en la limosna) se oculta un refinado deseo de grandeza.

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Es una buena medida para evitar intenciones taimadas. La limosna hecha en secreto queda libre del riesgo de buscar una recompensa ajena a la propia satisfacción de hacer el bien o de agradar a Dios. Normalmente es difícil que el que recibe la limosna no se entere de su procedencia, pero hasta al destinatario se le puede ocultar el origen de ese beneficio. Uno puede ocultar su acción bajo el manto del anonimato. Siempre ha habido donantes anónimos. En cualquier caso, parece muy conveniente que nuestra limosna permanezca lo más secreta posible; sólo así evitaremos tentaciones de vanidad y búsquedas solapadas de algún tipo de correspondencia o de paga. No por eso quedaremos sin recompensa. Jesús nos garantiza la paga del Padre que ve en lo secretoy que no dejará sin recompensa las buenas acciones de sus hijos. Esta paga divina no hay por qué descartarla ni ignorarla. Jesús la incluye siempre como promesa de salvación o de vida eterna. Nuestras buenas obras han de ser desinteresadas, pero no hasta el punto de renunciar a la promesa de felicidad que les es inherente. Despreciar esta recompensa sería un desprecio del don divino y, por tanto, del Donador de los dones, además de una pretensión contraria a la misma naturaleza humana que busca intrínsecamente la propia satisfacción en la posesión del Bien supremo.

Y lo que se dice de la limosna es aplicable también a la oración y al ayuno. Tampoco hay que rezar como los hipócritas, de pie en las sinagogas y en las esquinas, para que los vea la gente. Si rezamos para que nos vea la gente, estamos haciendo de la oración un espectáculo. La oración es oración y sólo eso: plegaria, súplica, acción de gracias en la presencia del Señor. Para hacer oración sólo necesitamos de este interlocutor. Es verdad que en la oración comunitaria nos verán otros: los que oran con nosotros y los que nos ven reunirnos para la oración. Pero el fin de este acto comunitario no es que otros nos vean, sino presentar a Dios nuestras peticiones y alabanzas. También es verdad que la oración litúrgica puede convertirse en un espectáculo en el que se escenifican ciertos misterios y actúan ciertos personajes y coros; pero no deja de ser un espectáculo que invita a la participación a los mismos espectadores, que deben convertirse también en actores. Si es un espectáculo que invita a la oración, no pierde su finalidad que es precisamente la de orar; no deja, por tanto, de ser oración. Lo que hay que evitar es que la oración persiga un fin distinto del que tiene en cuanto tal. Si sucede esto dejaría de ser lo que es para convertirse en otra cosa, en un acto público en el que se busca el aplauso o la admiración de la gente, en un simple espectáculo.

Por eso es muy conveniente atender a la consigna de Jesús: Cuando tú vayas a rezar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. El comportamiento al que invita Jesús a sus discípulos es radicalmente contrario al que adoptan los fariseos; y lo es, porque quiere evitar los vicios en que incurren los hipócritas. El modo de evitar la tentación de querer ser vistos por la gente es encerrarse en el propio cuarto para rezar al Padre que ve en lo escondido. De cualquier modo, lo que se busca es que se ore con la pretensión única y exclusiva de hacer oración, y no de obtener otros réditos asociados a esa práctica. No hemos de buscar otra recompensa que la que viene de Dios Padre.

Tampoco hemos de hacer del ayuno un espectáculo, como el de los farsantes que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Pero aquí lo que hay es una farsa o una demudación del rostro para aparentar algo que no se es, ni se hace. El ayuno hay que practicarlo, pero intentando evitar que la gente lo note, o mejor, procurando que la gente no lo note. De ahí que se aconseje «perfumarse la cabeza y lavarse la cara», precisamente para que la gente no lo note. Y ello para que en nuestra actuación no vivamos pendientes del juicio de los demás, sino sólo del juicio de Dios, que será quien recompense nuestros «méritos».

Luego si queremos evitar deformaciones, hemos de practicar la limosna, la oración y el ayuno no de cara a los hombres y pendientes de su juicio, aprobación o alabanza, sino de cara a Dios y pendientes exclusivamente de su juicio y recompensa. La Iglesia nos invita durante la cuaresma que iniciamos a mantener este tipo de prácticas que nos disponen a la obra de misericordia (limosna) desde la privación y el despojamiento (ayuno) y desde la motivación religiosa (oración). Para socorrer al prójimo hay que despojarse de aquello que está en nuestra posesión. Y tanto para una cosa como para la otra hay que tener motivos: hacer lo que Dios quiere o lo que le agrada; hacerlo por amor de Dios, con la certeza de que Él nos recompensará con una paga infinitamente superior a lo que se nos pide. Limosna, oración y ayuno están de tal manera entretejidos que no es posible su práctica individual e inconexa. Sólo el que ayuna puede hacer limosna y oración; sólo el que ora tiene fuerzas para ayunar y motivos sobrenaturales para hacer limosna; sólo el que hace limosna puede orar de verdad y sin avergonzarse de presentarse ante Dios. Pero para ayunar, orar y hacer limosna no hay que pretender otra cosa que eso: ayunar, orar y practicar la misericordia.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Comentario Domingo I de Cuaresma

Oración preparatoria

Señor Jesús, dame entrar en Ti y en Tu Palabra para acoger y hacer mío Tu mis- mo estilo de desplegar el Reino, haciendo significativa la Palabra, apostando por una autoridad que surge del amor, desde lo pequeño y lo que no cuenta, desde los tirados en las cunetas de la historia. AMEN.

 

Lc 4, 1-13

«1Pero Jesús, lleno del Espíritu Santo, se volvió del Jordán y era conducido por el Espíritu en el desierto, 2durante cuarenta días, tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días y, habiendo sido completados ellos, tuvo hambre.

3Entonces le dijo el diablo: “Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se conviertaen pan”.

4Y respondió a él Jesús: “Está escrito: No solo de pan vivirá el ser humano”.

5Y, llevándole a una altura, le mostró todos los reinos de la tierra en un instante6y le dijo el diablo: “Te daré toda esta autoridad y la gloria de ellos, porque a míme ha sido dada y al que quiero la doy. 7Así que si te postras ante mí, toda serátuya”.

8Y, respondiendo, Jesús le dijo: “Está escrito: Ante el Señor tu Dios te postrarás ya él solo darás culto”.

9Entonces, lo condujo a Jerusalén y lo colocó sobre el alero del Templo y le dijo:“Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo; 10porque está escrito: A sus ángeles te encomendará para protegerte, 11y: En manos te llevarán, para que no tropiece ante piedra tu pie”.

12Y, respondiendo, le dijo Jesús: “Está dicho: No tentarás al Señor tu Dios”.

13Y, una vez completada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta un tiempo propicio».

¡PALABRA DEL SEÑOR!

 

CONTEXTO

El evangelio de hoy se encuentra en la sección que narra la preparación de Jesús a su ministerio (Lc 3,1-4,13). Después de tratar la misión y destino de Juan Bautista (3,1-20), el evangelio nos narra el bautismo de Jesús (3,21-22), su genealogía (3,23-38) y las tentaciones (4,1-13). Jesús queda ‘acrisolado’ como heraldodel Reino tras superar unas tentaciones que ponen a prueba su total entrega a la causa de Dios. A partir de ese momento, está en condiciones de comenzar a proclamar la Buena Noticia (Lc 4,14-30) y a hacer realidad en su práctica esa Buena Nueva (4,31-44).

 

TEXTO

La unidad textual (perícopa) se abre y se cierra con la presencia de la tentación y el diablo (vv. 2 y 13). Así pues, tenemos una introducción (vv. 1-2) y una conclusión abierta (v. 13). La sección central (vv. 3-12) tiene tres partes: las dos tentaciones extremas (vv. 3-4 y vv. 9-12) comienzan igual (“Si eres Hijo de Dios”) y plantean el uso de Dios para provecho propio. La tentación central (vv. 5-8) es propiamente el corazón del texto y, con el planteamiento del tema del poder y la gloria, nos da la verdadera lección del texto: solo a Dios hay que adorar y dar culto. Solo Dios es el verdadero dueño de nuestra vida y esta hay que entregarla solo a Él. No hay que “servirse de Dios” sino “servir a Dios” entregando la vida a su causa, la causa del Reino, la causa de Jesús.

 

ELEMENTOS A DESTACAR

• Los cuarenta días son un repetido símbolo bíblico de la prueba y la tentación, un paso de la muerte a la vida, de lo antiguo a lo nuevo, un espacio de encuentro especial con Dios. Israel realiza el éxodo a través del desierto durante cuarenta años (Ex 16,35); Moisés sube al monte durante cuarenta días y cuarenta noches

(Ex 34,28); Elías viaja por el desierto hacia el Sinaí durante cuarenta días (1Re 19,8); Jesús mismo es conducido por el Espíritu al desierto y permanece cuarenta días con sus noches. Es el plan de Dios el que nos conduce al desierto para superar las pruebas, acrisolar la llamada y entregarse a la misión encomendada. ¿Qué te sugiere todo esto para esta Cuaresma?

• La asociación mar-desierto (en este caso, Jordán-desierto) evocaba a todo judío la realidad fundante de su fe y de su identidad. El v. 1 enlaza con el episo- dio del bautismo de Jesús. En él, Jesús queda lleno del Espíritu Santo y oye la voz del Padre, que lo proclama su Hijo, en quien se complace (Lc 3,22). A partir de entonces, Jesús ya no se va a entender a sí mismo al margen del Padre, ni va a hacer nada por cuenta propia, sino conducido siempre por el Espíritu del Señor (cf. Lc 4,1; 4,14.18; 12,10).

• Dos tentaciones ponen a prueba nuestra confianza filial para sembrar la cizaña de la desconfianza y para utilizar a Dios en beneficio propio (vv. 3 y 9). ¿Nos resultan familiares? Las respuestas de Jesús abren la perspectiva al Señor nuestro Dios y su papel en nuestra vida.

• La tentación central es la del poder a cambio de perder nuestra integridad: Jesús nos da la clave: solo Dios es merecedor de adoración y culto. Solo Dios es el dueño de nuestra vida y misión. Esto supone renuncia (¿a qué?) y compromiso (¿con qué?): labor para la Cuaresma.

• Jesús vence toda tentación porque está lleno de Espíritu y unido decididamente a Dios. Por eso el diablo se alejó hasta un tiempo propicio, un tiempo en que pudo seducir la fragilidad de un espíritu desconfiado y alejado de Dios (cf. Lc 22,3.53). ¿Cómo y con qué nos pertrechamos para superar las tentaciones?

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Para la catequesis: Domingo I de Cuaresma

I Domingo de Cuaresma
10 marzo 2019

Deuteronomio 26, 4-10; Salmo 90; Romanos 10, 8-13; Lucas 4, 1-13

Jesús es Tentado en el Desierto

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán y conducido por el mismo Espíritu, se internó en el desierto, donde permaneció durante cuarenta días y fue tentado por el demonio. No comió nada en aquellos días, y cuando se completaron, sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: «Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan». Jesús le contestó: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre». Después lo llevó el diablo a un monte elevado y en un instante le hizo ver todos los reinos de la tierra y le dijo: «A mí me ha sido entregado todo el poder y la gloria de estos reinos, y yo los doy a quien quiero. Todo esto será tuyo, si te arrodillas y me adoras». Jesús le respondió: «Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás». Entonces lo llevó a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del templo y le dijo: «Si eres el Hijo de Dios, arrójate desde aquí, porque está escrito: Los ángeles del Señor tienen órdenes de cuidarte y de sostenerte en sus manos, para que tus pies no tropiecen con las piedras». Pero Jesús le respondió: «También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios». Concluidas las tentaciones, el diablo se retiró de él, hasta que llegara la hora.

Reflexión

Después de bautizarse, el Espíritu Santo conduce a Jesús al desierto 40 días para prepararse antes de empezar su misión de salvarnos de nuestros pecados. Se prepara orando y ayunando. ¿Por qué? (La oración y el ayuno nos acercan a Dios y nos ayudan a obedecerlo.) Pero Satanás, el enemigo de Dios, no quiere que Jesús cumpla su misión y trata de tentarlo en otra dirección. ¿Qué significa tentación? La primera tentación era que dejara de ayunar, algo que el Espíritu Santo le había pedido y que lo ayudaba a obedecer; después, trata de que escogiera poder y riquezas en vez de servir a Dios; y finalmente, trata de que se tire del templo, algo muy peligroso, a ver si los ángeles lo salvan. ¿Alguna vez han sido tentados a desobedecer a Dios? ¿A escoger placer, poder o riquezas en vez de servir a Dios? ¿A ponerse en peligro porque un amigo(a) te presiona? Jesús siempre resistió, recitando lo que Dios decía en la Biblia. Jesús nos enseña que la oración, el ayuno o sacrificio, y la Palabra de Dios nos ayuda a resistir las tentaciones y cumplir nuestra misión de amar y servir a Dios y a nuestros hermanos.

Actividad

Cortar las tarjetas. Pegar las de “Tentación” en cartulina de un color, y las de “Ayuda” en otro color. Poner cartas boca abajo en dos grupos. Destapar uno de cada grupo. ¿Cómo las de “Ayuda” nos ayuda a resistir las de “Tentación”? Repite cartas de “Ayuda”.

Oración

Ayúdame Señor a vencer mis tentaciones y a centrarme en lo grandioso de tu amor por nosotros. Quiero ser mejor cada día. Ayúdame a saber distinguir entre lo bueno y lo malo y compartir tu gran amor con todos mis hermanos. Amén

¿Qué me quiere decir hoy Jesús? – Domingo I de Cuaresma

¿Sabes lo qué es esto?. Es un anzuelo. ¿No es bonito? Parece especialmente atractivo a peces grandes y hambrientos. Los peces grandes se comen a los más pequeños, así que cuando ven este anzuelo, están tentados a hacer una comida sabrosa del anzuelo. Una cosa que pueden no notar es que el anzuelo tiene unos ganchos pegados a él. Así, que cuando ese pez grande decide hacer de ese pequeño pez o anzuelo una comida, en lugar de gozar de ese alimento, probablemente termine siendo una comida para algún pescador.

Si conoces a alguien que goce pescar, probablemente sabes que tiene una caja llena de anzuelos. ¿Por qué necesitas todas estas clases de anzuelos? Esto es porque no todos los peces son atraídos por los mismos anzuelos. Diferentes clases de peces son atraídos por diferentes anzuelos, pero todos son tentados por algo. Los peces no son los únicos que son tentados por algo que no es bueno para ellos. En ocasiones tú y yo también somos tentados. Puede venir como una sorpresa para ti, aún ¡Jesús fue tentado! De eso trata nuestra lección de hoy.

Después que Jesús fue bautizado, fue llevado por el Espíritu Santo al desierto y por cuarenta días fue tentado por el diablo. Durante esos cuarenta días, no comió nada. Como puedes imaginar, tenía mucha hambre. Ahí fue cuando el diablo se presentó, cogió una piedra y le dijo a Jesús: «Si eres el Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.» Jesús tenía hambre, así que fue muy tentador, pero le contestó: “Escrito está, ‘No solo de pan vive el hombre.'»

Bueno, piedras no eran el único anzuelo que el diablo tenía en su «caja de materiales de pesca.» Entonces, llevó a Jesús a un lugar alto y le enseñó todos los reinos de la tierra. Le dijo a Jesús: «Todos estos reinos me pertenecen, pero te los daré si te postras ante mí y me adoras.»

Jesús le respondió: «Las Escrituras dicen: “Debes adorar al Señor tu Dios y servirle solo a él.»

Aun así, el diablo no se dio por vencido. Llevó a Jesús a Jerusalén, al punto más alto del templo y le dijo: «Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate de aquí! Las Escrituras dice que Él enviará sus ángeles para protegerte; ellos te levantarán en sus manos para que no tropieces con tu pie en piedra alguna.»

Jesús respondió: «Las Escrituras también dicen, ‘No pongas a prueba al Señor, tu Dios.'»

Cuando Jesús fue tentado, él dependió de la Escritura para resistir al diablo. La Biblia nos dice que seremos tentados, pero que Dios proveerá la manera para resistir al diablo. Dios nos ha dado su Palabra, la Biblia, para que, tal como Jesús hizo, nosotros podamos depender en lo que la Escritura enseña para evitar las tentaciones del diablo. Oremos y pidámosle al Padre que nos ayude a rehuir el gancho cuando Satanás nos tiente.

Padre, sabemos que seremos tentados. Algunas cosas pudieran ser muy atractivas para nosotros, pero pedimos tu ayuda para resistir la tentación. En el nombre de Jesús oramos, amén.

Comentario al evangelio – 6 de marzo

Con el miércoles de Ceniza iniciamos el tiempo de Cuaresma. La Palabra de Dios de la liturgia cuaresmal tiene como objetivo prepararnos para el misterio Pascual de la muerte y resurrección de Jesús. Como señala el Papa Francisco en el mensaje de Cuaresma para este año: «El camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual».

El gesto que caracteriza este día es la imposición de la ceniza, en su sentido bíblico significa arrepentimiento y perdón, va acompañado de la expresión: «Convierte y cree en el Evangelio». Este pórtico de entrada a la Cuaresma es una apremiante llamada al cambio para abrir nuestro corazón a la alegría del Evangelio. La vida cristiana es un proceso constante de conversión por la presencia transformante del misterio de Dios que se nos revela en Jesús. Un año más se nos invita a vivir este itinerario de preparación como un don gratuito de la misericordia del Señor.

Las practicas cuaresmales del ayuno, la oración y la limosna tienen una rica tradición bíblica y teológica. El profeta Joel en la primera lectura señala que el Señor espera una «conversión de todo corazón», un cambio interno, una conversión sincera. No bastan los maquillajes o la practica externa de algunos ritos. El ayuno al que apelan los profetas es para dejarnos tocar por la misericordia y el perdón del Señor. Es lo que pide el salmista: «Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con un espíritu firme». En este sentido, el ayuno no es solo dejar de comer alimentos externos, es «aprender a cambiar nuestra actitud con los demás y con las criaturas».

En el Evangelio de Mateo se nos advierte de no vivir una religiosidad para ser vistos por los demás, de la mera apariencia o para creernos superiores. Al contrario, «la exhortación de Jesús quiere incidir en las formas de vivir una espiritualidad en lo concreto de la vida. Se enuncian las tres formas típicas de la religiosidad judía (Tb 12,8): limosna, oración y ayuno, y se matiza la novedad de la praxis del cristiano, la recta intención al practicarlas; en definitiva, la necesidad de dar un sentido profundo al seguimiento de Jesús en la vida ordinaria». La llamada de la conversión de la Cuaresma no se puede reducir a un simple moralismo, es algo más, se trata de encarnar el misterio Pascual en nuestras vidas, de vivir en el horizonte de la resurrección.

Que el ritmo especial de estos días nos ayude a ir fraguando nuestro corazón para moldearlo según el corazón de Dios. Nuestras vidas no cambiarán a golpe del cincel de nuestro voluntarismo. La conversión del corazón es una gracia a pedir. Que este tiempo de Cuaresma sea un tiempo propicio, una nueva oportunidad, para entrar en silencio y con discreción a desenmascarar nuestro yo egoísta para reubicar nuestra vida desde los valores del Evangelio.

Al iniciar este itinerario cuaresmal hacemos nuestra la oración del Papa Francisco: «pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales. Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora también sobre la creación».

¡Buen y fructífero inicio de Cuaresma!

Edgardo Guzmán, cmf.