Miércoles de Ceniza

Hoy es 6 de marzo, Miércoles de Ceniza.

Con quién mejor que contigo, Señor, para empezar esta Cuaresma. Con quién mejor que contigo, para que esas ganas dormidas de ser como tú, se despierten en mí y ardan en querer estrenar de nuevo esta vida que tantas veces la siento como cascada y gastada. Quiero pedirte para ello tu gracia. Haz que este rato de oración afiance el deseo que tengo de volverme a ti, de beber de tu misericordia, de sanar en tu presencia todo lo que se haya enfermado. Gracias, Señor, por estar ahí, un día más, una Cuaresma más.

No necesito alas, para volar hacia ti.
No necesito fuego, para sentir tu calor.

No necesito dormir, para poderte soñar.
No necesito hablar, para que escuches mi voz.

Estás dentro de mi
Tú eres ese gozo del alma
El agua de mi jardín
Que limpia, todas mis fuentes.

Estás dentro de mi
Tú eres ese gozo del alma
El agua de mi jardín
Que limpia todas mis fuentes
Todos mis nombres
Porque soy hombre
Porque soy pobre
Porque eres Padre

Estás dentro de miinterpretado por Colegio Mayor Kentenich, «En lo alto»

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 6, 1-6; 16-18):

Jesús dijo a sus discípulos: “Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.

Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.

Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará”.

El comienzo de ese verdadero hombre o mujer, que Dios me llama a ser, se encuentra dentro de mí, muy adentro. Este camino de Cuaresma tiene que consistir en cambiar el foco de mi mirada. Descuidaré lo de afuera, las apariencias, las opiniones de los demás, el aplauso de los que me ven, mi imagen, y me centraré en lo de dentro. ¿Quién quiero ser cuando miro mi interior? ¿Cómo quiero vivir? ¿Qué espero o ansío que suceda en mi vida? ¿Me encontraré con mi verdad delante de Dios? Me dejo mirar por él.

Qué frágil e inconsistente es la ceniza. Apenas basta un soplo sobre ella para que se disperse y desaparezca. Quizás es uno de los mejores reflejos de la vida humana. Cuántas dependencias y necesidades tengo. Qué poco puedo muchos días. Es importante que comience a caminar la Cuaresma desde ahí. Así, como la ceniza que me pongan, también yo soy frágil, inconsistente, pequeño ante Dios y ante los hombres. ¿De qué podría presumir o vanagloriarme?

La Cuaresma es un camino hacia la Pascua. Y sin embargo el papa nos recuerda que hay cristianos cuya opción parace ser una Cuaresma sin Pascua. Cristianos con caras de funeral, los llama él. Será que yo también soy de esos de la designación cristiana, del tendrá que ser así, del aquí voy tirando. No dejes Señor que esta Cuaresma olvide que el evangelio es una buena noticia, una alegría para mi vida y para repartir a los otros.

Cuando vuelva a leer el evangelio voy a fijarme en esa expresión inicial para ser vistos por ellos. Los fariseos y escribas no eran malos, eran buenos y hacían obras buenas, como yo. Daban limosnas, oraban y ayunaban. Pero toda su bondad pendía del elogio y del aplauso de los demás. ¿Y al mía? ¿Qué busco al hacer el bien? ¿Busco más el aplauso de los hombres que el de Dios?

Bendice, Señor, al final de este rato de encuentro contigo este camino de Cuaresma. Tú lo comienzas en mí y a ti te tiene que volver. Entre medias y con tu empujón alcanzará a rozar todas  las cosas de mi vida, las de fuera y las de dentro y quizás alguna laguna nueva. Una actitud, un sentimiento, una tarea o actividad que realice, una relación que tengo, un defecto que arrastro. Que así sea, Señor.

Dieta de conversión

Con los demás, manos de Cuaresma,
de ésas que se abren para socorrer,
que no miran al dar,
que nunca dicen ¡stop!
¡Manos a la obra!

Con Dios, calma y silencio,
para escuchar su brisa pasar
y dejar que me abrace, me alivie y anime.
Hasta que mis durezas se ablanden
y mi corazón consiga girar. 

Conmigo, una buena dieta de ego
que me baje del andamio del ombligo
y adelgace unos kilos de soberbia.
Que me quite el caramelo del elogio.
¡Recupera, vida, tu sabor!

(Seve Lázaro)

Gloria al Padre,
y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Liturgia 6 de marzo

MIÉRCOLES DE CENIZA, feria

Misa de feria (morado)
 
Misal: Antífonas y oraciones propias, se omite el acto penitencial, Prefacio III o IV Cuaresma. No se puede decir la Plegaria Eucarística IV.
 
Leccionario: Vol. II
• Jl 2, 12-18. Rasgad favorable para convertirse obrando según Dios.
Sal 50. Misericordia, Señor, hemos pecado.
• 2Cor 5, 20 – 6, 2. Reconciliaos con Dioos: ahora es tiempo favorable.
• Mc 6, 1-6. 16-18.
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Antífona de entrada Cf. Sab 11, 23-24
Te compadeces de todos, Señor, y no aborreces nada de lo que hiciste; pasas por alto los pecados de los hombres para que se arrepientan, y los perdonas, porque tú eres nuestro Dios y Señor.
 
Monición de entrada
Hermanos, con esta celebración del Miércoles de Ceniza, comenzamos el santo tiempo de la Cuaresma; cuarenta días de ascesis especialmente purificante de nuestros pecados, en los que la Iglesia desea que intensifiquemos la conversión de la mente y del corazón; pues la gracia de Dios no produce sus frutos si nos es recibida en uno corazón contrito y humillado. Cuarenta días de penitencia que han de ayudarnos a preparar la gran fiesta de las fiestas, la Pascua del Señor Jesús.
Se omite el acto penitencial, ya que en esta celebración es sustituido por la imposición de la ceniza.
 
Oración colecta
Concédenos, Señor,
comenzar el combate cristiano con el ayuno santo,
para que, al luchar contra los enemigos espirituales,
seamos fortalecidos con la ayuda de la austeridad.
Por nuestro Señor Jesucristo.
 
Bendición e imposición de la ceniza
 
Después de la homilía, el sacerdote, de pie, dice con las manos juntas:
Con actitud humilde oremos, hermanos, a Dios nuestro Padre, para que se digne bendecir con su gracia estas cenizas que vamos a imponer en nuestras cabezas en señal de penitencia.
 
Y, después de una breve oración en silencio, con las manos extendidas, dice una de las siguientes oraciones:
Oh, Dios, que te dejas vencer por el que se humilla
y encuentras agrado en quien expía sus pecados,
escucha benignamente nuestras súplicas
y derrama la gracia † de tu bendición
sobre estos siervos tuyos que van a recibir la ceniza,
para que, fieles a las prácticas cuaresmales,
puedan llegar, con el corazón limpio,
a la celebración del Misterio pascual de tu HIjo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
 
Amén.
 
Y asperja con agua bendita las cenizas, sin decir nada.
Seguidamente, el sacerdote impone la ceniza a todos los presentes que se aercan hasta él; a cada uno le dice:
Conviértete y cree en el Evangelio.
 
Oración de los fieles
Oremos ahora, hermanos, unidos a toda la Iglesia, al Señor que nos llama a la conversión y a la penitencia como preparación para la Pascua; y pidámosle que nos dé su fuerza para buscarle con sencillez de corazón.
1.- Para que durante este tiempo de Cuaresma la Iglesia escuche con más atención la palabra de Dios y, perseverando en la oración y en la caridad, celebre con sinceridad la Pascua. Roguemos al Señor.
2.- Para que no le falten a la Iglesia sacerdotes que nos transmitan sacramentalmente el perdón y la misericordia de Dios. Roguemos al Señor.
3.- Para que los pueblos de toda la tierra, dóciles a la Palabra de Dios, que llama a todos los hombres a reconciliarse con Él y con los hermanos, progresen por los caminos de la fraternidad y de la paz. Roguemos al Señor.
4.- Para que animados por el triunfo de Cristo sobre la muerte, los que sufren por cualquier causa superen las pruebas a las que se ven sometidos y esperen con fe firme los cielos nuevos y la tierra nueva. Roguemos al Señor.
5.- Para que el ayuno, la oración y la limosna de los cristianos nos identifiquen más con Cristo que dio su vida por todos, y nos comprometamos en la construcción de un mundo más justo y fraterno. Roguemos al Señor.
 
Oh Dios, rico en misericordia, atiende las súplicas de tu pueblo y haz que observemos las prácticas cuaresmales realizando obras agradables a tus ojos, para que viviendo en austeridad, nos acerquemos con el corazón renovado a la celebración de la Pascua. Por Jesucristo nuestro Señor.    
 
Oración sobre las ofrendas
Al ofrecer el sacrificio que inaugura solemnemente la Cuaresma,
te pedimos, Señor,
que, mediante las obras de caridad y de penitencia,
dominemos las malas inclinaciones
y, limpios de pecado,
merezcamos celebrar piadosamente la pasión de tu Hijo.
Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
 
Antífona de comunión Cf. Sal 1, 2-3
El que medita la ley del Señor día y noche da fruto en su sazón.
 
Oración después de la comunión
Los sacramentos que hemos recibido
nos sean de ayuda, Señor,
para que nuestros ayunos sean gratos a tus ojos
y nos sirvan de medicina.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
Oración sobre el pueblo
O
h, Dios, infunde propicio un espíritu de contrición
sobre los que se inclinan ante tu grandeza,
y merezcan conseguir misericordiosamente la recompensa
prometida a los que se arrepienten.
Por Jesucristo nuestro Señor.

Santoral 6 de marzo

Recordamos también a la Sierva de Dios Rafaela de la Pasión Veintemilla, agustina, nacida en Quito (Ecuador) en 1836. Le atraía en su juventud la figura de Mariana de Jesús, la azucena de Quito, y fundó en su honor una asociación. Quiso ser religiosa clarisa, pero su hermano, presidente de la república del Ecuador desde 1878 a 18883 la prefirió en su casa. Dedicaba varias horas al día a la oración. Derrocado su hermano por un golpe militar fue exiliada a Lima, donde vivió con su familia haciendo la vida piadosa de siempre. Aquí fundó una asociación dedicada a la atención de la infancia y juventud femeninas con el nombre de Agustinas Hijas del Santísimo Salvador. En todo fue ayudada por el P. Eustasio Esteban, que después fue general de la Orden. De la pasión de Cristo decía que era su alimento y su fuerza. falleció santamente en Lima en 1918 y la Congregación de los santos aceptó su proceso el 6 de marzo de 1992.

Viene a nuestra memoria un santo catalán, Olegario, nacido en Barcelona, miembro de la corte del conde Ramón Berenguer I de Barcelona. Lo ordenaron de sacerdote a los 30 años y fue canónigo de la catedral. Más tarde, después de presidir una abadía en Italia, lo eligieron obispo de Barcelona donde desarrolló un trabajo apostólico admirable. Intervino en conflictos entre el Papado y la Corona de Aragón, dejó heredera de todos sus bienes a la diócesis y murió santamente.

Se celebra también la memoria del presbítero Ciriaco, de la religiosa clarisa Coleta Boylet, del obispo Grodegando, del patriarca de Constantinopla Evagrio, del abad irlandés Fridolino, Inés de Praga virgen, cuya fiesta se celebra el día 2 de este mes, Juan Bautista mártir coreano, Marciano obispo mártir, Julián obispo de Toledo, los cuarenta y dos mártires de Siria y Victorino mártir de Nicomedia.

Sólo una beata conmemora la Iglesia en este día, Rosa de Viterbo, de la tercera Orden de san Francisco que se distinguió por sus obras de caridad y murió a los 22 años.

Álvaro Maestro Jesús

Laudes – Miércoles de Ceniza

LAUDES

MIÉRCOLES DE CENIZA

INVOCACIÓN INICIAL

V.Señor, ábreme los labios.
R.Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Se reza el invitatorio cuando laudes es la primera oración del día.

Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».

SALMO 94: INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendición al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso».»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.

Este mundo bueno fue
si bien usásemos de él
como debemos,
porque, según nuestra fe,
es para ganar aquel
que atendemos.
Aun aquel Hijo de Dios,
para subirnos al cielo,
descendió
a nacer acá entre nos,
y a vivir en este suelo
do murió. Amén.

SALMO 50: MISERICORDIA, DIOS MÍO

Ant. Contra ti, contra ti solo pequé, Señor, ten misericordia de mí.

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmesa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mi toda culpa.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renúevame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

¡Líbrame de la sangre, oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrifio es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Contra ti, contra ti solo pequé, Señor, ten misericordia de mí.

CÁNTICO de JEREMÍAS: LAMENTACIÓN DEL PUEBLO EN TIEMPO DE HAMBRE Y GUERRA

Ant. Reconocemos, Señor, nuestra impiedad; hemos pecado contra ti.

Mis ojos se deshacen en lágrimas,
día y noche no cesan:
por la terrible desgracia de la doncella de mi pueblo,
una herida de fuertes dolores.

Salgo al campo: muertos a espada;
entro en la ciudad: desfallecidos de hambre;
tanto el profeta como el sacerdote
vagan sin sentido por el país.

¿Por qué has rechazado del todo a Judá?
¿Tiene asco tu garganta de Sión?
¿Por qué nos has herido sin remedio?
Se espera la paz y no hay bienestar,
al tiempo de la cura sucede la turbación.

Señor, reconocemos nuestra impiedad,
la culpa de nuestros padres,
porque pecamos contra ti.

No nos rechaces nuestra impiedad,
la culpa de nuestros padres,
porque pecamos contra ti.

No nos rechaces, por tu nombre,
no desprestigies tu trono glorioso;
recuerda y no rompas tu alianza con nosotros.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Reconocemos, Señor, nuestra impiedad; hemos pecado contra ti.

SALMO 99: ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO

Ant. El Señor es Dios, y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su puebLo y ovejas de su rebaño.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor es Dios, y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

LECTURA: Dt 7, 6. 8-9

El Señor, tu Dios te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad. Por puro amor vuestro, por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto. Así sabrás que el Señor, tu Dios, es Dios: el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y guardan sus preceptos, por mil generaciones.

RESPONSORIO BREVE

R/ Él me librará de la red del cazador.
V/ Él me librará de la red del cazador.

R/ Me cubrirá con sus plumas.
V/ Él me librará.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Él me librará de la red del cazador.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos como los hipócritas.

Benedictus. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR. Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por la boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos como los hipócritas.

PRECES

Demos gracias a Dios Padre, que nos concede el don de iniciar hoy el tiempo cuaresmal; roguémosle que, durante estos días de salvación, la acción de su Espíritu purifique nuestros corazones y los llene de su amor, y digámosle:

Danos, Señor, tu Espíritu Santo.

  • Danos vivir de toda palabra
    — que sale de tu boca.
  • Haz que busquemos la caridad no únicamente en los acontecimientos importantes,
    — sino, ante todo, en la vida ordinaria.
  • Concédenos observar el ayuno que te agrada,
    — compartiendo nuestro pan con los hambrientos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

  • Danos llevar en nuestros cuerpos la muerte de tu Hijo,
    — tú que nos has vivificado en su cuerpo.

Ya que Dios nos ha adoptado como hijos, oremos al Padre como nos enseñó el Señor:
Padre nuestro…

ORACION

Señor, fortalécenos con tu auxilio al empezar la Cuaresma, para que nos mantengamos en espíritu de conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del mal. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.