Vísperas – Martes IV Cuaresma

VÍSPERAS

MARTES IV CUARESMA

INVOCACIÓN INICIAL

V.Dios mío, ven en mi auxilio
R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.

Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.

Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.

Guarda mi fe del enemigo
(¡tantos me dicen que estás muerto!…).
Tú que conoces el desierto,
dame tu mano y ven conmigo. Amén.

SALMO 136: JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA

Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los cauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirnos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;

que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

SALMO 137: ACCIÓN DE GRACIAS

Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre:

por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.

El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.

Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.

El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE LOS REDIMIDOS

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria, y la alabanza.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

LECTURA: St 2, 14.17.18b

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? La fe, si no tiene obras, por sí sola está muerta. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe.

RESPONSORIO BREVE

R/ Yo dije: Señor, ten misericordia.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

R/ Sáname, porque he pecado contra ti.
V/ Señor, ten misericordia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor.

PRECES

Oremos a Jesús, el Señor, que, levantado en la cruz, atrae a todos hacia él, y digámosle:

Atrae, Señor, a todos los hombres hacia ti.

  • Señor, que la luz con que resplandece el misterio de la cruz atraiga a todos los hombres,
    — para que te reconozcan como camino, verdad y vida.
  • Da tu agua viva a todos los sedimientos de verdad,
    — para que su sed quede eternamente saciada.
  • Ilumina a los científicos y a los artistas,
    — para que el progreso sea también camino de salvación.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

  • Mueve los corazones de los que se apartaron de ti a causa del pecado o del escándalo,
    — para que se conviertan a ti y permanezcan en tu amor.

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común de todos:
Padre nuestro…

ORACION

Te pedimos, Señor, que las prácticas santas de esta Cuaresma dispongan el corazón de tus fieles para celebrar dignamente el misterio pascual y anunciar a todos los hombres la grandeza de tu salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

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Lectio Divina – 2 de marzo

Tiempo de Cuaresma 

1) Oración inicial

Te pedimos, Señor, que las prácticas santas de esta Cuaresma dispongan el corazón de tus fieles para celebrar dignamente el misterio pascual y anunciar a todos los hombres la grandeza de tu salvación. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Juan 5,1-16
Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén una piscina Probática que se llama en hebreo Betzatá, que tiene cinco pórticos. En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. Porque el ángel del Señor se lavaba de tiempo en tiempo en la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, recobraba la salud de cualquier mal que tuviera. Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres recobrar la salud?» Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.» Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.» Y al instante el hombre recobró la salud, tomó su camilla y se puso a andar.
Pero era sábado aquel día. Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar la camilla.» Él les respondió: «El que me ha devuelto la salud me ha dicho: Toma tu camilla y anda.» Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho: Tómala y anda?» Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar. Más tarde Jesús lo encuentra en el Templo y le dice: «Mira, has recobrado la salud; no peques más, para que no te suceda algo peor.» El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que le había devuelto la salud. Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.

3) Reflexión

• El Evangelio de hoy describe como Jesús cura a un paralítico que se quedó esperando 38 años para que alguien le ayudara a llegar al agua de la piscina para curarse. ¡Treinta y ocho años! Ante esta ausencia total de solidaridad, Jesús, ¿qué hace? No respeta la ley del sábado curando al paralítico. Hoy, al faltar gente que atiende a las personas enfermas en los países pobres, mucha gente experimenta esa misma falta de solidaridad. Viven en abandono total, sin ayuda, sin solidaridad de parte de nadie.
• Juan 5,1-2: Jesús va a Jerusalén. En ocasión de una fiesta de los judíos, Jesús va a Jerusalén. Había allí, cerca del Templo, una piscina con cinco pórticos o pasillos. En aquel tiempo, el culto en el Templo exigía el uso de mucha agua para los numerosos animales que se sacrificaban, sobre todo en las grandes fiestas. Por esto, al lado del Templo, había diversas cisternas con más de un millar de litros de agua. Y allí cerca, gracias a la abundancia de agua, había un balneario público, donde los enfermos se aglomeraban a la espera de ayuda o de curación. La arqueología informa que, en aquel mismo lugar del Templo, había otro donde los escribas enseñaban la ley a los estudiantes. Por un lado, la enseñanza de la Ley de Dios. Por otro, el abandono de los pobres. Y el agua purificaba el Templo, pero no purificaba a la gente.
• Juan 5,3-4: La situación de los enfermos. Esos enfermos se sentían atraídos por las aguas del balneario. Decían que un ángel removía las aguas y el primero que bajara después del movimiento del ángel quedaría curado. Dicho con otras palabras, los enfermos se sentían atraídos por falsas esperanzas. Pues la curación era sólo para una sola persona. ¡Como las loterías de hoy! ¡Sólo una persona gana un premio! La mayoría solamente paga y no gana nada. Y en esta situación de total abandono, allí en el balneario popular, Jesús encuentra a los enfermos.
• Juan 5,5-9: Jesús cura en el día de sábado. Bien cerca del lugar donde se enseñaba la observancia de la Ley de Dios, un paralítico se quedó por 38 años a la espera de alguien que le ayudara a bajar al agua para que se curara. Este hecho revela la absoluta falta de solidaridad y de acogida a los excluidos. El número 38 indicaba la duración de una generación (Dt 2,14). Es toda una generación que no llega a experimentar ni solidaridad, ni misericordia. La religión de la época no era capaz de revelar el rostro acogedor y misericordioso de Dios. Ante esta situación dramática, Jesús no observa la ley del sábado y se ocupa del paralítico diciendo: «¡Toma tu camilla y anda!» El hombre agarra su camilla y se va, y Jesús desaparece en medio de la multitud.
• Juan 5,10-13: Discusión del hombre curado con los judíos. Llegan inmediatamente algunos judíos y critican al hombre por cargar con su camilla en el día de sábado. El hombre no sabe responder a la pregunta de quién le ha curado. No conocía a Jesús. Esto significa que Jesús, al pasar por ese lugar de pobres y enfermos, vio a aquel hombre, percibió la situación dramática en la que se encontraba y, sin más, lo cura. No lo cura para que el hombre se convierta, ni para que crea en Dios. Lo hace, para ayudarle. Quería que el hombre pudiera experimentar un poco de amor y de solidaridad mediante su ayuda y su afecto.
• Juan 5,14-16: El reencuentro con Jesús. Al ir al Templo en medio de la multitud, Jesús encuentra a la misma persona y le dice: «¡Mira, has recobrado la salud! ¡No peques más para que no te suceda algo peor!» En aquel tiempo, la gente decía: «¡La enfermedad es el castigo de Dios! Si tiene parálisis, es señal de que Dios no está a bien contigo.» Jesús no concordaba con este modo de pensar. Al curar al hombre, estaba diciendo lo contrario: “Tu enfermedad no es un castigo de Dios. Dios está contigo.» Una vez curado, el hombre debe tratar de no pecar más, para que no le suceda algo peor. Pero ingenuamente, el hombre va a decir a los judíos que Jesús era quien le había curado. Los judíos empiezan a perseguir a Jesús porque hace cosas en el día de sábado. En el Evangelio de mañana veremos cómo sigue. 

4) Para la reflexión personal

• ¿Has tenido una experiencia semejante a la del paralítico, quedándote un tiempo sin ayuda? ¿Cómo es la situación de asistencia a los enfermos en el lugar donde tú vives? ¿Hay señales de solidaridad?
• ¿Qué nos enseña esto a nosotros? 

5) Oración final

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. (Sal 45)

Amar, morir y resucitar

Debiéramos preguntarnos seriamente qué tenemos que ver cada uno de nosotros, en nuestro diario vivir, con el AMOR del Jueves Santo, la MUERTE del Viernes Santo y la RESURRECCIÓN del Domingo de Pascua.

AMAR, MORIR, RESUCITAR, son como tres movimientos «in crescendo» de la Semana santa. Tres realidades que, sin duda, son las más importantes en la vida de cada hombre. AMAR es el verbo más conjugado de la historia. El hombre está sediento de amor. Cuando lo encuentra y cuando lo da, es feliz. Pero amar como Jesús con su medida y con su finalidad, no es fácil. Amar como El amó supone negarse, olvidarse, vencerse. Amar como amó Jesús supone considerar de verdad a los hombres, a todos los hombres, como hermanos y estar dispuesto a compartir con ellos la herencia, toda la herencia. No, no es fácil amar así. Y por eso no lo hacemos. No lo hacen los hombres en general y no lo hacemos, evidentemente, los cristianos. Por eso, fácilmente, el Jueves Santo no lo entendemos.
MORIR. ¡Qué difícil! Y, sin embargo, la muerte está ahí, dispuesta a acudir puntualmente a la cita. No queremos saber nada de ella. Viéndonos, también nosotros mismos podríamos pensar: ¡Qué terrible una muerte sin respuesta! ¡Qué angustiosa una muerte sin retorno! ¡Qué cruel una muerte sin victoria! Contemplando el modo de vida de los hombres, también quizá el nuestro, cabría preguntarse: ¿Qué esperan los hombres persiguiendo tan ansiosamente el poder, el dinero, la gloria? ¿Está ahí la meta anhelada, el fin último, la aspiración máxima? ¿Qué piensan los hombres de la muerte? No es fácil aprender a morir; sin embargo, debiéramos esforzarnos por dar, a la luz de la muerte y sin necrofilia, hondura y categoría a nuestra vida, sabor cristiano y trascendente a nuestro existir. Pensar serenamente el Viernes Santo, a la sombra de la Cruz.
RESUCITAR. Es la última palabra de la muerte. El triunfo, la gloria, la alegría. Jesús, venciendo el tedio, el dolor, la angustia, la incógnita que se alza perturbadora ante la mente humana. Su triunfo es el nuestro. ¿De verdad lo creemos así los cristianos? Quizá en el fondo de nuestro ser sí lo creemos. Nos falta avivar esa fe, hacerla realidad diaria, ponerla de relieve al enfocar la vida, al acercarnos a los hombres, al vivir con ellos. Hay que intentar resucitar cada día en un esfuerzo permanente por dar a nuestra existencia un tono y un estilo en el que se reconozca inmediatamente a Cristo, cuyo final no fue la Cruz, sino la Luz.
AMAR, MORIR y RESUCITAR: tres realidades para pensar y para vivir en esta Semana Santa y en toda nuestra vida.

Comentario del 2 de abril

Todos sabemos de la importancia del agua para la vida. Es tan esencial que no se concibe vida sin agua. No es extraño, por tanto, que el agua como elemento purificador, regenerador o curativo haya desempeñado un papel tan crucial en la historia de las religiones. En todas partes y épocas históricas ha habido aguas de efecto medicinal que han atraído la atención de enfermos e impedidos en busca de salud. Uno de estos centros de aguas curativas se encontraba en Jerusalén, junto a la puerta de las Ovejas, en una piscina que recibía el nombre hebreo de «Betesda». En torno a ella, bajo sus soportales, se concentraban multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, a la espera de una particular remoción de las aguas que proporcionaba la salud. Entre estos enfermos –refiere el evangelista poniéndonos en contexto- había uno que cargaba con su enfermedad desde hacía ya treinta y ocho años. Pues bien, Jesús se hace presente en este lugar en un tiempo en el que todavía podía pasar desapercibido en medio de esa población flotante que se acumulaba en Jerusalén con motivo de alguna fiesta judía. Este es, al parecer, el caso por el que Jesús se encuentra también en la ciudad.

Cuenta el evangelista que Jesús se dio una vuelta por ese lugar que concentraba el sufrimiento humano de tantos enfermos bajo los soportales de la piscina de Betesda, y fijándose en ese paralítico, que llevaba treinta y ocho años echado en su camilla, le dice: ¿Quieres quedar sano? Aquella pregunta tuvo que sorprender al enfermo; hasta pudo parecerle impertinente. Por supuesto que quería quedar sano. Para eso estaba allí, a la espera de una mano amiga que le ayudara a introducirse en las aguas de la piscina cuando éstas se removieran y adquirieran ese efecto medicinal tan maravilloso que a tantos atraía.

El enfermo se limitó a señalarle las dificultades que tenía esta empresa para un impedido como él. Y Jesús sin más explicaciones le dice: Levántate, toma tu camilla y echa a andar. Al levantarse, como le ordenaba la voz de este desconocido, aquel hombre pudo comprobar que la palabra de Jesús tenía tanta fuerza curativa como el agua removida de la piscina. E hizo literalmente lo que se le mandaba: se levantó –estaba restablecido-, tomó su camilla y echó a andar, suponemos que en dirección a su casa y envuelto en un halo de alegría que no le permitió siquiera reparar en el que le había proporcionado semejante beneficio. Resulta que aquel día era sábado. Y al poco de iniciar su camino, aquel camillero se encontró con un grupo de judíos observantes de la ley que le recriminaron por llevar la camilla en el día del descanso sagrado. El paralítico restablecido se limitó a reproducir las palabras que había oído a su sanador: El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar. No hacía, por tanto, otra cosa que cumplir órdenes de alguien que se había ganado una merecida autoridad ante él.

Los judíos observantes, interesados por el caso, le preguntan no quién te ha curado, sino ¿quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar? Pero el que había quedado sano no sabía quién era, y Jesús, aprovechando el barullo, se había marchado de aquel sitio. Más tarde, refiere san Juan, se encontraron de nuevo en el templo, y Jesús aprovechó el momento para darle un consejo: Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor.

Resulta curiosa esta correlación que Jesús establece entre enfermedad y pecado, que no es la correlación que establecían los judíos de su tiempo. No es que él piense que la enfermedad es un castigo por un pecado cometido por el propio enfermo o por uno de sus antepasados. A propósito del ciego de nacimiento dice: No pecó ni éste ni sus padres para que naciera ciego, sino que está así para que se manifieste la gloria de Dios. Y de los infortunados judíos aplastados por la torre de Siloé, dice: No penséis que eran más pecadores que los demás habitantes de Jerusalén. Pero cuando cura al paralítico de Cafarnaúm le dice: No peques más; como si hubiera una ligación entre enfermedad y pecado; y como si «quedar sano» fuese iniciar una nueva vida en la que no haya pecado porque, de haberlo, podrían producirse cosas peores a la enfermedad padecida.

Es como si Jesús entendiese que el pecado genera males peores a los de la enfermedad más duradera e intolerable. ¿Qué puede haber peor para aquel hombre que la parálisis soportada durante tantos años? ¿Una enfermedad aún más grave? ¿La muerte, que paraliza todos los órganos vitales del ser vivo? ¿O una posible condena a la que la muerte no pone fin, sino más bien inicio? Es evidente, por otras referencias evangélicas, que Jesús tuvo presente este destino que se adentra en el más allá de la muerte y que se hace depender del estado moral del hombre en esta vida. Basta recordar en este sentido la parábola del rico «Epulón» y del pobre Lázaro. La falta de sensibilidad del rico tuvo funestas consecuencias para él en el más allá. ¿No está aquí el «suceso peor» (ese algo peor) que se cierne sobre el pecador como una amenaza posible?

Tras haber devuelto la salud al paralítico, no le dice simplemente: «ten cuidado y no hagas ninguna temeridad no vayas a quedar de nuevo tetrapléjico», sino no peques más, no sea que te ocurra algo peor. En el pensamiento de Jesús, el pecado se vislumbra como fuente o raíz de males mayores a los representados por las enfermedades comunes que él combatió. Y es que hemos de reconocer que el pecado está en la raíz de todos esos males en los que se ha hecho presente la maldad humana –el egoísmo, el odio, la injusticia, la venganza, el desamor, la envidia, la pasión incontrolable, la traición, etc.-; y estos son los males más duros de soportar, porque al daño físico se une el daño moral que horada hasta lo más hondo el corazón humano.

Cuando los judíos se enteraron de que el agente de aquella curación había sido Jesús, el Nazareno, empezaron a acosarle porque hacía tales cosas en sábado.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Veritatis gaudium – Francisco I

Artículo 56. § 1. La Facultad debe disponer además de medios informáticos, técnicos, audiovisuales, etc., que sirvan de ayuda para la enseñanza y la investigación.

§ 2. En correspondencia con la naturaleza y la finalidad peculiares de la Universidad o Facultad haya también institutos de investigación y laboratorios científicos, así como otros medios necesarios para conseguir el fin que les es propio.

Recursos – Domingo V de Cuaresma

PRESENTACIÓN DE UN PUÑADO DE GRANOS DE TRIGO

(Un agricultor -si lo hubiere en la comunidad- coge del recipiente situado en la parte de atrás del lugar de la celebración un puñado de granos de trigo, que lleva con cuidado hasta depositarlo en otro nuevo recipiente que le ofrece el que preside)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Con las mismas manos con las que trabajo la tierra, te ofrezco hoy, Señor, este puñado de granos de trigo, como símbolo de la vida y de la resurrección. Tu propio Hijo lo empleó como metáfora, para enseñarnos que no hay resurrección sin muerte, ni espiga sin grano muerto en la tierra. Nosotros y nosotras hoy nos unimos a la comparación que utilizó tu Hijo, para ofrecerte nuestras vidas, que esperamos conquistar en la plenitud de tu Vida.

PRESENTACIÓN DE UNAS FLORES O UNAS PLANTAS NATURALES

(Otro miembro cualquiera de la comunidad presenta ahora unas flores o unas plantas, que han debido ser recogidas ese mismo día del campo. Dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy, con este fruto de nuestros campos, nuestra esperanza. Esta esperanza se apoya en la entrega y la muerte de Jesús, que le valió para que Tú le rescataras de sus garras para su glorificación. Por eso, nosotros y nosotras ahora te ofrecemos nuestros sufrimientos, dolores, menosprecios, signos de nuestra obediencia, en la esperanza de nuestra glorificación. No permitas que nuestros corazones se inunden de tristeza y desolación. Danos, con tu gracia, la esperanza del triunfo en tu Reino.

PRESENTACIÓN DE UN PERIÓDICO

(Lleva el periódico uno de los miembros de la comunidad, mientras otro hace la ofrenda:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, nosotros te traemos hoy un periódico. Es el resumen de la vida de una jornada a nivel local, provincial, regional, nacional e internacional. Son pocas las noticias buenas que nos ofrece. Es más numerosa la información de signo negativo. Hay guerras, injusticias, corrupción, sucesos. Son un resumen de cómo somos las personas. Pero son también un signo de TU PRESENCIA entre nosotros y nosotras, si somos capaces de agudizar nuestra vista y ver bajo la pesada realidad cómo Tú nos hablas. Señor, no permitas que se embote la sensibilidad de nuestra fe para reconocer tu presencia entre nosotros.

PRESENTACIÓN DE UNA COPA

(Un miembro cualquiera de la comunidad hace esta ofrenda, consistente en una copa de cristal bien limpia. Tras dársela al Presidente, dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te ofrezco hoy, en nombre de toda la comunidad y de cada uno / cada una de nosotros y de nosotras, esta copa bien limpia, que transparenta su fondo. Con ella va nuestro deseo de ser coherentes y rechazar cuanto signifique fariseísmo o apariencias, porque así reflejaremos mejor la VIDA NUEVA del Resucitado en nuestras vidas.

PRESENTACIÓN DE UN SALERO

(Uno de los militantes de la comunidad ofrece un puñado de sal o un salero. Después dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Mira, Señor, yo te ofrezco hoy este salero. La sal es signo de la transformación de la realidad. Con esta ofrenda, yo te traigo mis ánimos y los de la comunidad entera, de ser agentes de cambio de cuanto nos rodea. Que, con nuestro empeño, seamos capaces de convertir el mundo en tu casa y a la humanidad en tu familia.

PRESENTACIÓN DE UN FRASCO DE COLONIA

(Sería preferible que lo ofreciera una mujer, aunque sin interpretarlo como síntoma machista)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy este sencillo frasco de colonia y perfumo el lugar de nuestra celebración. Es el olor de la vida, el olor de la resurrección. Y te pido en nombre de toda la Comunidad que todos y todas y cada uno/una de nosotros y de nosotras, a través de nuestras palabras, nuestra vida y comportamiento, seamos olor y señal de la nueva vida del Resucitado.

Oración de los fieles – Domingo V de Cuaresma

El ayuno, la oración y la limosna nos han acompañado en este desierto. Hoy te pedimos que apagues la sed de tu pueblo para que proclamemos tu alabanza. Oremos diciendo:

SEÑOR, APAGA NUESTRA SED.

1. – Por el Papa Francisco, los obispos y sacerdotes, para sigan mostrando a tu pueblo que Cristo es lo único importante. OREMOS

2. – Por los que dirigen las naciones para que velen por la Paz y la seguridad de sus pueblos. OREMOS

3. – Por todos los que se han alejado de Cristo, para que sientan las palabras de perdón que Él siempre nos da. OREMOS

4. – Por los que viven entre nosotros y que vienen de otros países para que colaboremos todos juntos en la alegría y felicidad de todos. OREMOS

5. – Por los que trabajan en medios de comunicación y en la educación, para que sientan su vocación como un servicio a los demás ejercido con verdad y dedicación. OREMOS

6. – Por todos los que compartimos tu Pan alrededor de tu mesa, para que cerca ya de la Pascua de Cristo sintamos que ésta ya está brotando entre nosotros. OREMOS

Señor, atiende con generosidad estas plegarias que tu pueblo te presenta confiado. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.


Señor venimos a tu presencia acosados por tantas piedras como se arrojan hacia nosotros. Esperamos, como la adúltera, escuchar de tu boca: ¿nadie te ha condenado? Yo tampoco, anda y no peques más. Y respondemos:

QUE TU MISERICORDIA NOS SALVE, SEÑOR.

1. – Por la Iglesia; para que el comportamiento de Jesús la lleve a vivir su enseñanza con un compromiso de vida auténtico. OREMOS

2. – Por el Papa, los obispos, los sacerdotes; para que el mensaje que envían al mundo con su testimonio, esté basado en la misericordia, que nace en un corazón convertido. OREMOS

3. – Por los que se sienten acosados, discriminados, blanco de tantos lanzadores de piedras; para que reconozcan a Jesús, como el que siempre dispersa a esa gente despiadada, mostrándoles la grandeza de su corazón. OREMOS

4. – Por todos los que sufren cualquier tipo de dolor; para que encuentren personas con coraje, que en vez de ocupar sus manos con piedras, las ocupen en ayudarles a superar sus problemas. OREMOS

5. – Por los aquí presentes; para que nos demos cuenta de que el punto de partida para ir a Dios es reconocer nuestro comportamiento deficiente y acusador que nos haga quitarnos la máscara de encima para vivir el amor a cara descubierta. OREMOS

Señor, aquí nos hemos juntado la miseria y la misericordia, como dice San Agustín; concédenos la gracia de ir remodelando nuestro corazón a ese cambio que esperas de cada uno de nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Comentario al evangelio – 2 de abril

Sin agua no hay vida. Este preciado elemento de la naturaleza está empezando a ser un grave problema, pues lo necesitamos para vivir. Las políticas de producción y consumo todavía no se han decidido con determinación a llevar a cabo un crecimiento sostenible para cuidar y preservar el agua. El número seis de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, habla de ello: “El agua potable y limpia representa una cuestión de primera importancia, porque es indispensable para la vida humana y para sustentar los ecosistemas terrestres y acuáticos. Las fuentes de agua dulce abastecen a sectores sanitarios, agropecuarios e industriales. La provisión de agua permaneció? relativamente constante durante mucho tiempo, pero ahora en muchos lugares la demanda supera a la oferta sostenible, con graves consecuencias a corto y largo término. Grandes ciudades que dependen de un importante nivel de almacenamiento de agua sufren periodos de disminución del recurso, que en los momentos críticos no se administra siempre con una adecuada gobernanza y con imparcialidad. […] En algunos países hay regiones con abundante agua y al mismo tiempo otras que padecen grave escasez.”

La Palabra de Dios hoy nos habla del agua. El agua que brota del Templo descrita por el profeta Ezequiel y que va purificando y curando todo lo que encuentra a su paso. Representa la vida en Dios, cono el agua que recibimos en el bautismo, el agua que se asperja sobre nosotros en el acto penitencial de la pascua, en las bendiciones de los Ramos, al despedir los restos mortales de un ser querido… Agua bendita de la vida, utilizada en los sacramentos y celebraciones.

La misma en la que deseaba sumergirse aquel enfermo que llevaba treinta y ocho años padeciendo su postración sin poder llegar a tiempo a la piscina de Betesda, junto a la Puerta de las Ovejas en Jerusalén. No necesitó llegar a tiempo a la piscina, pues el mismo Jesús le curó con su Palabra de autoridad. El agua del Señor sanó su enfermedad.

Hoy te pedimos Señor que no nos falte el agua que Tú nos das, el agua de la Vida, el agua que sacia de verdad nuestra sed y que ofreciste a la mujer samaritana junto al pozo. Esta agua también es un bien escaso, pues no todos conocen de su existencia ni saben dónde ir a buscarla. Danos de beber de esta agua, Jesús.

Juan Lozano, cmf