Vísperas – Viernes IV Cuaresma

VÍSPERAS

VIERNES IV CUARESMA

INVOCACIÓN INICIAL

V.Dios mío, ven en mi auxilio
R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Libra mis ojos de la muerte;
dales la luz que es su destino.
Yo, como el ciego del camino,
pido un milagro para verte.

Haz de esta piedra de mis manos
una herramienta constructiva;
cura su fiebre posesiva
y ábrela al bien de mis hermanos.

Que yo comprenda, Señor mío,
al que se queja y retrocede;
que el corazón no se me quede
desentendidamente frío.

Guarda mi fe del enemigo
(¡tantos me dicen que estás muerto!…).
Tú que conoces el desierto,
dame tu mano y ven conmigo. Amén.

SALMO 144: HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS

Ant. Día tras día, te bendeciré, Señor, y narraré tus maravillas.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.

Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandezas acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;

explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Día tras día, te bendeciré, Señor, y narraré tus maravillas.

SALMO 144

Ant. Los ojos de todos te están aguardando, Señor; tú estás cerca de los que te invocan.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Los ojos de todos te están aguardando, Señor; tú estás cerca de los que te invocan.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE ADORACIÓN

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

LECTURA: St 5, 16. 19-20

Confesaos los pecados unos a otros, y rezad unos por otros, para que os curéis. Mucho puede hacer la oración intensa del justo. Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro lo encamina, sabed que uno que convierte al pecador de su extravío se salvará de la muerte y sepultará un sinfín de pecados.

RESPONSORIO BREVE

R/ Yo dije: Señor, ten misericordia.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

R/ Sáname, porque he pecado contra ti.
V/ Señor, ten misericordia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Nadie pudo echar mano a Jesús, porque todavía no había llegado su hora.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Nadie pudo echar mano a Jesús, porque todavía no había llegado su hora.

PRECES

Adoremos al Salvador de los hombres, que, muriendo, destruyó nuestra muerte y, resucitando, restauró la vida, y digámosle humildemente:

Santifica, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre

  • Redentor nuestro, concédenos que, por la penitencia, nos unamos más plenamente a tu pasión,
    — para que consigamos la gloria de la resurrección.
  • Concédenos la protección de tu Madre, consuelo de los afligidos,
    — para que podamos confortar a los que están atribulados, mediante el consuelo con que tú nos confortas.
  • Haz que tus fieles participen de tu pasión mediante los sufrimientos de su vida,
    — para que se manifiesten en ellos los frutos de tu salvación.
  • Tú que te humillaste, haciéndote obediente hasta la muerte y una muerte de cruz,
    — enseña a tus fieles a ser obedientes y a tener paciencia.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

  • Haz que los difuntos sean transformados a semejanza de tu cuerpo glorioso,
    — y a nosotros danos un día parte en su felicidad.

Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro…

ORACION

Señor, tú que en nuestra fragilidad nos ayudas con medios abundantes, concédenos recibir con alegría la salvación que nos otorgas y manifestarla en nuestra propia vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

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Lectio Divina – 5 de abril

Tiempo de Cuaresma

1) Oración inicial

Señor, tú que en nuestra fragilidad nos ayudas con medios abundantes, concédenos recibir con alegría la salvación que nos otorgas y manifestarla en nuestra propia vida. Por nuestro Señor. 

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Juan 7,1-2.10.25-30
Después de esto, Jesús andaba por Galilea, y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle. Pero se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Pero después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él también subió no manifiestamente, sino de incógnito. Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren matar? Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que este es el Cristo? Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es.» Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta;
sino que es veraz el que me ha enviado; pero vosotros no le conocéis. Yo le conozco,
porque vengo de él y él es el que me ha enviado.» Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora. 

3) Reflexión

• A lo largo de los capítulos que van del 1 al 12 del Evangelio de Juan va aconteciendo la progresiva revelación que Jesús hace de sí mismo a los discípulos y a la gente. Al mismo tiempo y en la misma proporción, va creciendo la cerrazón y la oposición de las autoridades contra Jesús hasta el punto de decidir la condena y la muerte de Jesús (Jn 11,45-54). El capítulo 7, que meditamos en el evangelio de hoy, es una especie de parada en medio del camino. Ya hace prever como será el desenlace final.

• Juan 7,1-2.10: Jesús decide ir a la fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén. La geografía de la vida de Jesús en el evangelio de Juan es diferente de la geografía en los otros tres evangelios. Es más completa. Conforme con los otros evangelios, Jesús fue apenas una única vez en Jerusalén, cuando fue detenido y le llevaron a la muerte. Según el evangelio de Juan, Jesús fue por lo menos dos o tres veces a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Por eso sabemos que la vida pública de Jesús duró alrededor de tres años. El evangelio de hoy informa de que Jesús se dirigió más de una vez a Jerusalén, pero no públicamente. Fue a escondidas, pues en Judea, los judíos querían matarle.

• Tanto aquí en el capítulo 7 como en otros capítulos, Juan habla de “judíos”, y de “vosotros los judíos”, como si él y Jesús no fuesen judíos. Esta manera de hablar refleja la situación de la trágica ruptura que tiene lugar al final del primer siglo entre los judíos (Sinagoga) y los cristianos (Ecclesia). A lo largo de los siglos, esta manera de hablar del evangelio de Juan contribuyó a acrecentar el anti-semitismo. Hoy, es muy importante tomar distancia de esta polémica para no alimentar el antisemitismo. No podemos olvidar nunca que Jesús es judío. Nació judío, vivió como judío y murió como judío. Toda su formación viene de la religión y de la cultura de los judíos.

• Juan 7,25-27: Dudas de los habitantes de Jerusalén respecto de Jesús. Jesús está en Jerusalén y habla públicamente a las personas que quieren oírle. La gente queda confundida. Sabe que quieren matar a Jesús y que él anda suelto ante la mirada de todos. ¿Estarían reconociendo las autoridades que él es el Mesías? Pero ¿cómo es que Jesús puede ser el mesías? Todos saben que él viene de Nazaret, pero del mesías, nadie sabe el origen.

• Juan 7,28-29: Aclaración de parte de Jesús. Jesús habla de su origen. “Sabéis de dónde soy”. Pero lo que la gente no sabe es la vocación y la misión que Jesús recibió de Dios. No vino por voluntad propia, sino como todo profeta vino para obedecer a una vocación, que es el secreto de su vida. “Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que es veraz el que me ha enviado; pero vosotros no le conocéis. Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado.”

• Juan 7,30: Porque todavía no había llegado su hora. Querían tomar a Jesús, pero nadie le pone la mano encima “porque todavía no había llegado su hora”. En el evangelio de Juan quien determina la hora y el rumbo de los acontecimientos no son los que detienen el poder, sino que es Jesús mismo. Es él quien determina la hora (cf. Jn 2,4; 4,23; 8,20; 12.23.27; 13,1; 17,1). Y en la cruz, Jesús es quien determina hasta la hora de su muerte (Jn 19,29-30). 

4) Para la reflexión personal

• ¿Cómo vivo mi relación con los judíos? ¿He descubierto alguna vez un poco de antisemitismo dentro de mí? ¿He conseguido eliminarlo?
• Como en el tiempo de Jesús, también hoy hay muchas ideas y opiniones sobre las cosas de la fe. ¿Cómo actúo? ¿Me agarro a las ideas antiguas y me encierro en ellas, o procuro entender el porqué de las novedades? 

5) Oración final

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo librará el Señor. (Sal 33)

Comentario del 5 de abril

San Juan nos hace saber que Jesús había vuelto a Galilea, porque en Judea (Jerusalén y alrededores) su vida corría peligro. Los judíos habían puesto precio a su cabeza. La fiesta de los Campamentos era una de esas fiestas judías que concentraba a mucha gente, venida de todas partes, en Jerusalén. Los parientes de Jesús habían subido a la fiesta desde Galilea. Jesús subió también, pero lo hizo de incógnito, no mostrándose de manera pública, sino privadamente. Es evidente que no quería precipitar las cosas. A pesar de todo, su presencia no pasó del todo desapercibida; hubo quienes lo reconocieron. Y al verle, se preguntaban: ¿No es éste el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero éste sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene. No, los jefes no se habían convencido de que Jesús fuera el Mesías; era simplemente que estaban esperando el momento oportuno para actuar. Al parecer, el Mesías profetizado no podía tener unos orígenes conocidos; de Jesús sí conocían sus orígenes; por eso les resultaba difícil establecer su identificación mesiánica.

Precisamente en su enseñanza Jesús alude al tema de sus orígenes, tratando de dar respuesta a este interrogante que se formulaban muchos. Ya ha dejado de esconderse y ha comenzado a hablar públicamente en los aledaños del templo, desafiando a esas autoridades a las que venía enfrentándose desde hacía algún tiempo. Decía: A mí me conocéis y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a ése vosotros no le conocéis; yo lo conozco porque procedo de él y él me ha enviado. Sus palabras tenían un claro destinatario. Iban dirigidas a esas autoridades que no querían reconocerle como enviado de Dios o como Mesías, manifestando de este modo su desconocimiento del mismo Dios. Jesús se sabe enviadopor el que es veraz, el Dios verdadero; por tanto, alguien que no viene, ni habla, ni obra por cuenta propia, sino por cuenta de quien lo envía; por cuenta de ese Dios a quien los judíos dicen conocer, pero que no conocen, porque de conocerlo habrían reconocido también a su enviado. En realidad, sólo quien procede de Él puede conocerlo; y Jesús procede de él, puesto que es su enviado.

Pretender conocer a Dios sin mediaciones, por lo que uno es capaz de percibir, es exponerse fácilmente al error, a formarse una idea muy equivocada o muy distante del mismo. La idea de Dios forjada en la filosofía ha sido múltiple y variada: desde un dios monoteísta, pasando por un politeísmo de dioses, hasta un dios panteísta, identificado con las fuerzas ocultas de la naturaleza. Ni siquiera la idea monoteísta de Dios es suficiente. Yahvéh, el Dios de la alianza sinaítica, no es todavía el Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo revelado en Jesucristo. Sólo el que procede de Él puede dárnoslo a conocer sin mezcla de error. Por eso necesitamos de la mediación y de la revelación de Jesús. Por eso no podemos despreciar sus palabras, si es que queremos conocer realmente la verdad de Dios. Él, en su presencia humana, es el portador de esa verdad, a la que hemos de estar muy atentos si queremos vivir en ella.

Una declaración como ésta provocó de inmediato la indignación de aquellos judíos que intentaron agarrarlo; pero nadie pudo echarle mano porque no había llegado su hora. Y es que su hora no era la de los judíos que habían decretado su muerte, sino la suya y la de su Padre. Su muerte tenía que llegar, pero no cuando la decidiesen sus perseguidores, sino cuando la decidiese el Dios que rige los designios de la historia. Jesús, en un acto supremo de obediencia, se limitaría a ajustar su voluntad (y su reloj) a esa voluntad paterna que incorpora a sus planes de salvación las fuerzas volubles y contingentes de las voluntades humanas. Por eso su hora no deja de ser la hora (designada) de Dios, aunque su inmediata configuración o fabricación dependa de la confluencia de causas (o voluntades, como la de Judas, los miembros del Sanedrín, Pilato, Herodes, el pueblo vociferante, el pueblo indiferente, los soldados) humanas. Pero su hora pasó a ser nuestra hora por efecto de su glorificación, que está exigiendo de nosotros una respuesta de fe o de reconocimiento de su revelación.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

La misa del Domingo

Semana V de Cuaresma
7 de abril de 2019
Isaías 43, 16 – 21. Salmo 125. Filipenses 3, 8 – 14. Juan 8, 1 – 11.

Este quinto domingo de cuaresma se nos presenta una nueva disputa de Jesús frente a los fariseos y escribas. Estos siguen tratando de buscar alguna manera de acusarlo para que sea condenado.

Pero hemos de fijarnos también en lo que nos relata el inicio del evangelio de hoy. Jesús se retira, se aleja de las tareas, del ruido, de la gente. Y va al monte de los olivos, se va a una zona para orar, para estar con Dios. Tal como hará tiempo después, cuando es apresado. Tiene confianza plena en Dios, y está con él todo el tiempo que puede.

Tras ello va al templo, lugar donde el pueblo acude a él. El pueblo le respeta y le valora. Sin que él les pida nada, ellos van a escuchar sus enseñanzas. Aquí tenemos un dato importante, porque nadie se acerca a alguien que enseña cosas sin valor. Pero la gente se acercaba a escuchar a Jesús, se agolpaban por estar con él, por atender y entender sus enseñanzas.

Es en este contexto en el que aparecen los fariseos y escribas, buscando comprometerle en un conflicto. Una mujer ha sido sorprendida en adulterio, y nos puede llamar la atención que no está el adúltero. Pero es el mensaje de Jesús lo importante. Somos personas acostumbradas a realizar juicios de las demás personas constantemente. Nos fijamos en el peinado de los demás, en su vestuario, en los gestos, sus bienes (casa, coche, …), en sus costumbres, lo que consume, … Y es que siempre tenemos la sensación de que como el otro hace las cosas de otra forma, es el otro el que falla, el que hace las cosas mal, el que no entiende nada, el que peca. Y debe ser reconducido al bien, el nuestro.

Sin embargo, Jesús nos muestra otra manera de mirar el mundo. Le insisten en que haga un juicio, y su respuesta es que nos miremos a nosotros mismos. Primero, miremos nuestro interior, juzguémonos y después ya veremos al otro. “El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra”.

Es en esos instantes cuando toda nuestra fuerza, nuestro afán y valentía se desmoronan. Uno si se contempla a sí mismo desde fuera, comprueba que no es digno de ser el juez de los otros, además solemos ser un juez nada compasivo. A los otros hay que juzgarlos con fuerza, dar un escarmiento, una lección.

Pero qué ocurre si ese al que vamos a juzgar somos nosotros. Entonces parece que nos entran dudas, tenemos miedos, conocemos muchas cosas de esta persona, y todo parecen atenuantes ante sus errores y fallos. Y sin embargo, ante los demás, aquellos de los que no tenemos demasiada información, no dudamos en juzgarlos y condenarlos. Nos resulta fácil, casi parece que lo pedimos a gritos.

Pues Jesús nos pide que no juzguemos, hemos de trabajar por ayudar al que está a nuestro lado y necesita ayuda. No hemos venido al mundo para condenar, sino para amar y ser misericordiosos con nuestro hermano. Hemos de enseñar el camino del amor y la misericordia, hemos de enseñar a no pecar más. Y este camino se comienza con el ejemplo, no hemos de pecar más. Y el primer pecado que realizamos es juzgar a todo aquel que está a nuestro lado.

Que como Dios, seamos capaces de convertirnos de corazón, porque Dios es compasivo y misericordioso, es nuestro ejemplo de vida, es nuestro camino real de vida.

Germán Rivas, sdb

La misa del Domingo: misa con niños

DOMINGO V de CUARESMA (C)
7 de abril de 2019

“Perdonar como Jesús”

(El evangelio de hoy se sitúa dentro de la catequesis de preparación al bautismo: el perdón de los pecados, siempre y para todos.Convendría transmitir en la celebración la misericordia de Jesús con los pecadores.

  • La celebración de hoy será buena ocasión también para comunicar todos los actos programados para la Semana Santa, comenzando por la celebración penitencial, si es que se celebra en alguno de estos próximos días.
  • Un signo para la celebración: unas cuantas piedras. Se pueden colocar en una bandeja unas cuantas piedras. En cada piedra viene pegado un papelito con una palabra (mentiras, insultos, desobedecer, malgastar el dinero, no trabajar…). Son algunos de nuestros límites que queremos superar antes de Pascua.
  • Hoy también se puede hacer una procesión de entrada, destacando el libro de las Lecturas que abre la procesión.
  • Una canción para la celebración: “La sal y la luz” (Brotes de Olivo). Se puede cantar en la Acción de Gracias).

     

1. MOTIVACIÓN

Amigos: Sed bienvenidos a la celebración. Aunque ya falta poco para la fiesta de Pascua, la Iglesia nos anima a seguir todavía en una actitud de mejora. La Palabra de Dios nos va acompañando durante la Cuaresma y nos sigue invitando a superar nuestros pecados, pedir perdón y participar de la alegría de la Pascua. Por eso, amigos, vamos a celebrar. Vamos a participar.

2. CANTO y PROCESIÓN de ENTRADA

3. SALUDO DEL SACERDOTE

4. PETICIÓN DE PERDÓN: Canto “Arrepentido” (Iñaki Lete, sdb), u otro canto de perdón. Se puede cantar o leer las frases, contestando juntos.

Arrepentido de vivir sin sentido
recorriendo caminos alejados de ti.
Arrepentido de esos días vacíos,
de ese tiempo perdido que pasó ante mí.

Perdónanos, Señor, perdónanos (bis).

Arrepentido de olvidar ilusiones
de enterrar ideales que nacieron en mí.
Arrepentido de negar la sonrisa
y no dar una ayuda al que está junto a mí.

Perdónanos, Señor, perdónanos (bis).

5. PRIMERA LECTURA (Filipenses 3, 8-14))

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses

Hermanos: Todo lo estimo pérdida, comparado con la gracia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo y existir en él.

Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús.

Palabra de Dios.

6. SALMO: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. (Se puede cantar también un canto apropiado, en sintonía de perdón).

7. EVANGELIO (Juan 8, 3-11). “Tampoco yo te condeno. Vete en paz”.

Lectura del santo evangelio según San Juan

En aquel tiempo, los escribas y fariseos le trajeron a una mujer sorprendida en adulterio, la pusieron en medio y le preguntaron:

“Maestro, en la ley de Moisés se nos manda apedrear a las adúlteras; tú ¿qué dices?”. Le preguntaban esto con mala idea, para tener de qué acusarlo. Jesús se inclinó y se puso a escribir en el suelo. Como insistían en la pregunta, se incorporó y les dijo: “Quien de vosotros esté sin pecado, que tire la primera piedra”.

De nuevo se agachó y seguía escribiendo en el suelo. Ellos se fueron retirando uno a uno, empezando por los más ancianos. Jesús se quedó solo y la mujer en el centro, de pie. Se incorporó y le preguntó: “Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado? Ella respondió: “Nadie, Señor”. Y Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante, no peques más”.

Palabra del Señor.

8. COMENTARIO

  • Jesús que comprende y perdona.
  • Nosotros, con qué facilidad vemos los defectos y pecados de otros.
  • Siempre pensamos que “los otros, los demás” son los que tienen que cambiar. ¿Y tú?
  • Se toman las piedras que hemos puesto como “signo”. Se pide a unos niños que lean las palabras que están escritas en ellas.
  • Esto es lo que vemos con facilidad en los demás.
  • Jesús nos recuerda que todos caemos en lo mismo.
  • Y que todos recibimos su perdón.

9. ORACION DE FIELES. PETICIONES

  1. Para que la nueva vida de Dios llegue a todos los que están alejados de Él. Roguemos al Señor.
  2. Para que seamos seguidores de Jesús y demos vida e ilusión a nuestras familias y a la gente con la que nos encontramos. Roguemos al Señor.
  3. Para que no juzguemos a los demás y sepamos reconocer nuestros propios límites. Roguemos al Señor.
  4. Para que nos preparemos bien a la Semana Santa y las fiestas de Pascua. Roguemos al Señor.

10. ACCIÓN DE GRACIAS. “La sal y la luz” (Brotes de Olivo).

El que me sigue en la vida sal de la tierra será,
mas si la sal se adultera, los hombres la pisarán.

Que sea mi vida la sal. Que sea mi vida la luz.
Sal que sala, luz que brilla. Sal y fuego es Jesús.

Sois como la luz del mundo, que a la ciudad alumbra,
ésta se pone en la cima donde el monte se encumbra.

Que brille así vuestra luz ante los hombres del mundo,
que palpen las buenas obras de lo externo a lo profundo.

11. PARA LA VIDA

(Se recuerda el horario de las celebraciones de Semana Santa, en concreto, del Domingo de Ramos. Se anima a preparar un buen ramo para traerlo a bendecir el próximo domingo).

Iñaki Lete, sdb

Quien esté libre de pecado (Oración)

QUIEN ESTÉ LIBRE DE PECADO

La semana pasada, con el relato del hijo pródigo, aprendíamos que Dios perdona. Hoy vamos a ver cómo Jesús perdonaba cada día a las personas que lo necesitaban.

En tiempos de Jesús había una mujer que había sido infiel a su marido, y eso estaba castigado por las leyes judías. La mujer estaba muerta de miedo porque le iban a tirar piedras, y seguramente moriría. La agarraron y la llevaron  al templo ante Jesús. Así que, además de matarla iba a pasar más vergüenza por tener que seguir reconociendo lo que había hecho mal delante de Jesús. Pero… Jesús nos sorprende. Atento.

El texto es una adaptación del evangelio de Juan (Jn 8, 1-11):

Jesús estaba un día en el templo, enseñando a la gente como hacía a menudo. Entonces le trajeron a una mujer y la pusieron en medio. La mujer había sido infiel a su marido y, según la ley de Israel, el castigo era tirarle piedras hasta matarla. Le preguntaron a Jesús, “¿Qué te parece, tenemos que hacer lo que nos dice la ley o no?” Lo decían para pillarle, porque Jesús siempre estaba hablando del perdón, pero si ahora decía que no había que cumplir la ley, era una falta muy gorda. Entonces Jesús se puso a escribir en la arena del suelo. Todos esperaban que dijese algo. Al final se levantó, los miró, y les dijo: “El que nunca haya pecado, que tire la primera piedra”. Los dejó sorprendidos. Porque la verdad es que todos habían pecado alguna vez y, claro, se daban cuenta de que ellos no eran tan perfectos como para castigar con dureza a la mujer. Así que todos se fueron marchando sin castigarla.
Jesús se quedó con la mujer, y la ayudó a levantarse. Ella estaba nerviosa y agradecida. Jesús le dijo: “¿Al final, ninguno te ha condenado?” Ella dijo: “Ni uno, Señor”. Entonces Jesús la miró con cariño y le dijo: “Pues yo tampoco te condeno. Vete, pero no peques más”.

¡Madre mía! Me encanta ver cómo perdona Jesús, porque, ¡anda que no he hecho yo algunas cosas mal! ¡Anda que no intento ocultar cosas a mis padres o a otras personas! Por miedo o por vergüenza. A mí también me cuesta mucho reconocer lo que hago mal.

Confía en Jesús, en su cariño, en su ternura. Mira como él ve más allá de los pecados de la gente. Él trata a las personas de tal manera que las transforma, las cambia. No las hace sentir avergonzadas, sino que desean cambiar de nuevo, como la mujer infiel. Seguro que desde entonces intentó hacer las cosas mejor.

Mientras escuchas la canción, piensa en dos cosas. Solo dos cosas de las que te arrepientes mucho y por  las que nunca te has atrevido a pedir perdón.

Gracias quiero darte por amarme,
gracias quiero darte yo a ti Señor,
hoy soy feliz porque te conocí,
gracias por amarme a mí también.

Yo quiero ser, Señor
amado, como el barro en manos del alfarero.
Toma mi vida, hazla de nuevo.
Yo quiero ser un vaso nuevo.
Toma mi vida, hazla de nuevo.
Yo quiero ser un vaso nuevo.
Te conocí y te amé.
Te pedí perdón y me escuchaste.

Sí, te ofendí;
perdóname, Señor,
pues te amo y nunca te olvidaré.

Yo quiero ser, Señor.
amado, como el barro en manos del alfarero.
Toma mi vida, hazla de nuevo.
Yo quiero ser un vaso nuevo.
Toma mi vida, hazla de nuevo.
Yo quiero ser un vaso nuevo.

Vaso nuevo interpretado por Armonía coral, «Vaso nuevo»

Te proponemos que, ahora que está terminando la Cuaresma, hagas el esfuerzo de ser humilde, de reconocer lo bueno y lo malo que haces y seguir adelante. O puedes contarle a tus padres aquello que llevas tiempo queriéndoles decir, y no lo haces. Puedes acercarte a esa persona a la que le has hecho daño y hablar con ella.

Gracias por amarme

Cuando veo todo oscuro… …gracias por amarme.
Cuando veo todo con ilusión… …gracias por amarme.
Cuando trato mal a los demás… …gracias por amarme.
Cuando trato bien a los demás… …gracias por amarme.
Cuando me atrevo a pedir perdón… …gracias por amarme.
Cuando no me atrevo a pedir perdón… …gracias por amarme.
Gracias porque ese amor me ayuda a cambiar, Jesús.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Comentario al evangelio – 5 de abril

“Acechemos al justo, que nos resulta fastidioso: se opone a nuestro modo de actuar. […] Presume de conocer a Dios y se llama a sí mismo hijo de Dios […] Proclama dichoso el destino de los justos, y presume de tener por padre a Dios. […] Lo someteremos a ultrajes y torturas, para conocer su temple y comprobar su resistencia” -dice el libro de la Sabiduría que meditamos hoy en la primera lectura-. Y lo hicieron, ¡vaya si lo hicieron! “¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada”-nos dice san Juan en el Evangelio-.

Se acercan los días de la Pasión del Señor, en dos semanas estamos celebrando el Viernes Santo, la Muerte del Señor. Gesto de amor inmenso en el que Jesús da la vida por nosotros, cumpliendo la voluntad del Padre, bajando a los infiernos del dolor físico y psicológico del abandono, la burla y la traición, para llenar de sentido esos sinsentidos humanos y para que, cuando nosotros los vivamos, podamos encontrarnos con Jesús en nuestras heridas. La redención consiste en que no hay experiencia humana que Jesús-hombre y Dios- no haya vivido y, por lo tanto, no sea susceptible de cristificarse, de llenarse de Cristo. En cualquier experiencia humana, puedes encontrarte con Jesús porque Él la acompaña, te ayuda a vivirla, está ahí contigo. En la alegría, en el gozo, en la paz, en la belleza, en la armonía…, te encuentras con el Señor. Pero también en la enfermedad, en la tristeza, en la soledad, en la burla, en el fracaso, en el abandono…, porque Él los vivió y los llenó de su presencia para siempre. Nada escapa a la presencia de Cristo, nada hay que puedas vivir ajeno a Él.

Jesús, ayúdame a buscarte en los momentos más oscuros de mi existencia. No permitas que los viva solo, sin Ti porque tu entrega no fue en vano, tu pasión conforta las mías, tu amor por mi llega hasta lo más hondo y duro de mi existencia. Por eso, yo quiero acompañarte en tu Pasión para darte gracias, para agradecer tu amor por mi. ¿Qué puedo hacer por ti?

Juan Lozano, cmf