Vísperas – Jueves V de Cuaresma

VÍSPERAS

JUEVES V CUARESMA

INVOCACIÓN INICIAL

V.Dios mío, ven en mi auxilio
R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Te damos gracias, Señor,
porque has depuesto la ira
y has detenido ante el pueblo
la mano que lo castiga.

Tú eres el Dios que nos salva,
la luz que nos ilumina,
la mano que nos sostiene
y el techo que nos cobija.

Y sacaremos con gozo
del manantial de la Vida
las aguas que dan al hombre
la fuerza que resucita.

Entonces proclamaremos:
«¡Cantadle con alegría!
¡El nombre de Dios es grande;
su caridad, infinita!

¡Que alabe al Señor la tierra!
Contadle sus maravillas.
¡Qué grande, en medio del pueblo,
el Dios que nos justifica!» Amén.

SALMO 29: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA CURACIÓN DE UN ENFERMO EN PELIGRO DE MUERTE

Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, Dios mío, a ti grité,
y tú me sanaste.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo.

Yo pensaba muy seguro:
«no vacilaré jamás»
Tu bonad, Señor, me aseguraba
el honor y la fuerza;
pero escondiste tu rostro,
y quedé desconcertado.

A ti, Señor, llamé,
supliqué a mi Dios:
«¿Qué ganas con mi muerte,
con que yo baje a la fosa?

¿Te va a dar gracias el polvo,
o va a proclamar tu lealtad?
Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.»

Cambiaste mi luto en danzas,
me desataste el sayal y me has vestido de fiesta;
te cantará mi lengua sin callarse.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Señor, Dios mío, a ti grité, y tú me sanaste; te daré gracias por siempre.

SALMO 31: ACCIÓN DE GRACIAS DE UN PECADOR PERDONADO

Ant. Dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso e hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.

Mientras callé se consumían mis huesos,
rugiendo todo el día,
porque día y noche tu mano
pesaba sobre mí;
mi savia se me había vuelto un fruto seco.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la2 desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará.

Tú eres mi refugio, me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.

— Te instruiré y te enseñaré el camino que has de seguir,
fijaré en ti mis ojos.

No seáis irracionales como caballos y mulos,
cuyo brío hay que domar con freno y brida;
si no, no puedes acercarte.

Los malvados sufren muchas penas;
al que confía en el Señor,
la misericordia lo rodea.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: EL JUICIO DE DIOS

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor le dio el poder, el honor y el reino, y todos los pueblos le servirán.

LECTURA: Hb 13, 12-15

Jesús, para consagrar al pueblo con su propia sangre, murió fuera de las murallas. Salgamos, pues, a encontrarlo fuera del campamento, cargados con su oprobio; que aquí no tenemos ciudad permanente, sino que andamos en busca de la futura. Por su medio, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que profesan su nombre.

RESPONSORIO BREVE

R/ Yo dije: Señor, ten misericordia.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

R/ Sáname, porque he pecado contra ti.
V/ Señor, ten misericordia.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Yo dije: Señor, ten misericordia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» «Os aseguro que antes que naciea Abra´han, existo yo.»

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» «Os aseguro que antes que naciea Abra´han, existo yo.»

PRECES

Oremos a Cristo, el Señor, que nos dio el mandamiento nuevo de amarnos los unos a los otros, y digámosle:

Acrecienta, Señor, la caridad de tu Iglesia.

  • Maestro bueno, enséñanos a amarte en nuestros hermanos
    — y a servirte en cada uno de ellos.
  • Tú que en la cruz pediste al Padre el perdón para tus verdugos,
    — concédenos amar a nuestros enemigos y orar por los que nos persiguen.
  • Señor, que la participación en el misterio de tu cuerpo y de tu sangre acreciente en nosotros el amor, la fortaleza y la confianza,
    — y dé vigor a los débiles, consuelo a los tristes, esperanza a los agonizantes.
  • Señor, luz del mundo, que, por el agua, concediste al ciego de nacimiento que pudiera ver la luz,
    — ilumina a nuestros catecúmenos por el sacramento del agua y de la palabra.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

  • Concede la plenitud de tu amor a los difuntos
    — y haz que un día nos contemos entre tus elegidos.

Ya que por Jesucristo hemos llegado a ser hijos de Dios, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro…

ORACION

Escucha nuestras súplicas, Señor, y mira con amor a los que han puesto su esperanza en tu misericordia; límpialos de todos sus pecados, para que perseveren en una vida santa y lleguen de este modo a heredar tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

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Lectio Divina – 11 de abril

Tiempo de Cuaresma

1) Oración inicial

Escucha nuestras súplicas, Señor, y mira con amor a los que han puesto su esperanza en tu misericordia; límpialos de todos sus pecados, para que perseveren en una vida santa y lleguen de este modo a heredar tus promesas. Por nuestro Señor. 

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Juan: 8,51-59

En verdad, en verdad os digo: si alguno guarda mi palabra, no verá la muerte jamás.»
Le dijeron los judíos: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abrahán murió, y también los profetas; y tú dices: ‘Si alguno guarda mi palabra, no probará la muerte jamás.’¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?» Jesús respondió:
«Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: `Él es nuestro Dios’, y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros.
Pero yo le conozco, y guardo su palabra. Vuestro padre Abrahán se regocijó
pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró.»
Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abrahán?» Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, Yo Soy.» Entonces tomaron piedras para tirárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo. 

3) Reflexión

• El capítulo 8 parece una exposición de obras de arte, en la que se pueden admirar y contemplar famosas pinturas, una al lado de otra. El evangelio de hoy trae otra pintura, un diálogo entre Jesús y los judíos. No hay mucho nexo entre una y otra pintura. Es el espectador o la espectadora que, en su observación atenta y orante, consigue descubrir el hilo invisible que enlaza entre sí las pinturas, los diálogos. De este modo vamos penetrando poco a poco en el misterio divino que envuelve a la persona de Jesús.

• Juan 8,51: ‘Si alguno guarda mi palabra, no probará la muerte jamás’. Jesús hace una solemne afirmación. Los profetas decían: ¡Oráculo del Señor! Jesús dice: “¡En verdad, en verdad os digo!” Y la afirmación solemne es ésta: “¡Si alguno guarda mi palabra, no probará la muerte jamás!” De muchas maneras este mismo tema aparece y reaparece en el evangelio de Juan. Son palabras de grande profundidad.

• Juan 8,52-53: Abrahán y los profetas murieron. La reacción de los judíos es inmediata: «Ahora estamos seguros de que tienes un demonio. Abrahán murió, y también los profetas. ;y tú dices: ‘Si alguno guarda mi palabra, no probará la muerte jamás.’¿Eres tú acaso más grande que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes a ti mismo?” Ellos no entendieron el alcance de la afirmación de Jesús. Diálogo de sordos..

• Juan 8,54-56: Quien me glorifica es mi Padre. Siempre y de nuevo Jesús toca la misma tecla: el está de tal modo unido al Padre que nada de lo que dice y hace es de él. Todo es del Padre. Y añadía: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada; es mi Padre quien me glorifica, de quien vosotros decís: `Él es nuestro Dios’, y sin embargo no le conocéis, yo sí que le conozco, y si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros. Pero yo le conozco, y guardo su palabra. Vuestro padre Abrahán se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró”. Estas palabras de Jesús deben haber sido como una espada que hiere la auto-estima de los judíos. Decir a las autoridades religiosas: “¡No conocéis al Dios que decís conocer!» ¡Yo le conozco y vosotros no le conocéis!”, es lo mismo que acusarlos de total ignorancia en aquel asunto sobre el cual enseñaban ser doctores especializados. Y la palabra final aumenta la medida: “Vuestro padre Abrahán se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró”.

• Juan 8,57-59: “¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abrahán?” Tomaron todo al pie de la letra mostrando así que no entendían nada de lo que Jesús estaba diciendo. Y Jesús hace una nueva afirmación solamente: “¡En verdad, en verdad os digo: antes de que Abrahán existiera, YO SOY!” Para los que creen en Jesús, es aquí que alcanzamos el corazón del misterio de la historia. De nuevo piedras para matar a Jesús. Ni siquiera esta vez lo conseguirán, ¡pues aún no ha llegado la hora! ¡Quien determina el tiempo y la hora es Jesús! 

4) Para la reflexión personal

• Diálogo de sordos entre Jesús y los judíos. ¿Has tenido alguna vez la experiencia de conversar con alguien que piensa exactamente lo contrario y no se da cuenta de ello?
• ¿Cómo entender esta frase: “Vuestro padre Abrahán se regocijó pensando en ver mi día; lo vio y se alegró”? 

5) Oración final

Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. (Sal 104)

Introducción al Catecismo de la Iglesia Católica

Nº 82: “De ahí resulta que la Iglesia, a la cual está confiada la transmisión y la interpretación de la Revelación «no saca exclusivamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Y así las dos se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción» (DV 9).”

 

Se han de recibir y respetar con la misma devoción tanto la Tradición como la Escritura. Las dos. Porque dice que la Iglesia no solo saca de la Escritura. Fundamentalmente, la mayoría de la Escritura sí, pero también tiene desde la Tradición, saca no únicamente la clave de interpretación de lo que dice la Escritura, sino también incluso determinadas luces, determinadas condiciones. Por ejemplo cuando la Iglesia define que María es Inmaculada y que fue concebida sin mancha de pecado original, uno dice en qué parte de la Biblia dice eso. La Iglesia no ha definido ese dogma porque lo diga en tal versículo. Por ejemplo la Iglesia no ha dicho en tal versículo. Es verdad que cuando dice “Dios te salve María, llena eres de gracia…” kejaritomene, que dice esa expresión griega y de ella se desprende que si está llena de gracia no pudo tener en ella lugar el pecado, y de ella la Iglesia deduce, desde su Tradición, que María, desde los primeros siglos fue invocada como “totta pulcra est”.

Es la criatura elegida por Dios en virtud de que iba a ser Madre De Dios, fue Inmaculada, fue preservada de todo pecado. Pero aquí la Iglesia ha echado mano no solo de la Escritura sin también de su Tradición para definir que María es Inmaculada. O lo mismo cuando define que María es asunta a los cielos en cuerpo y alma. ¿En qué pasaje del evangelio dice que María subió a los cielos? Eso no se cuenta, pero también es verdad que hay una serie de tradiciones que narraron la ascensión de María a los cielos. Uno va a Jerusalén y allí tiene la Iglesia de la Dormición de María. Y después bajado al torrente Cedrón, allí se conserva la iglesia de la Tumba de María en la que fue depositada y desde la que ascendió a los cielos.

O sea que existen tradiciones y no me refiero solo a las arqueológicas, a las tradiciones teológicas desde las cuales se interpreta la Escritura. La Iglesia no solo ha sacado de la Escritura sino también de la Tradición su fe y así lo ha proclamado.

Comentario del 11 de abril

El texto de san Juan prolonga la polémica de Jesús con los judíos. En el transcurso de la misma va aumentando la tensión hasta desencadenar un verdadero conflicto con grave riesgo para la vida del Maestro de Nazaret. Jesús, solemnizando, llega a decirles: Os aseguro: Quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre, como concediendo a su palabra no sólo efectos medicinales, sino también vivificantes o generadores de inmortalidad.

Aquello les sonó a falta de juicio, además de a intolerable pretensión. Ahora vemos claro –le dijeron- que estás endemoniado –por no decir, loco-; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: «Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre»? También los profetas murieron; ¿por quién te tienes?He aquí la cuestión. Jesús se tenía por alguien capaz de dar la vida, o de recuperarla, o de mantenerla. Es verdad que los patriarcas y los profetas, aun siendo hombres tan excepcionales, habían muerto. Pero él se tiene por más que profeta: Aquí hay uno que es más que Jonás… más que Salomón –dirá en otra ocasión-. ¿Pretensión o realidad? Los acontecimientos posteriores dictarían sentencia: Jesús murió, como cualquier hombre, como los santos profetas de su tradición; pero la muerte no lo retuvo, porque según el testimonio de los apóstoles resucitó al tercer día. No supo, por tanto, lo que es morir para siempre; porque no murió para siempre.

Pero volvamos de nuevo a la discusión. Los judíos le acusan de presunción, de fanfarronería o de vanagloria. Por eso Jesús responde en estos términos: Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: «Es nuestro Dios», aunque no lo conocéis. Yo sí lo conozco, y si dijera: «No lo conozco», sería como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día: lo vio, y se llenó de alegría.

La gloria humana es vanagloria, y la gloria con la que uno pretende glorificarse o enaltecerse a sí mismo, más vana todavía. Jesús se reafirma en la idea de que no se está glorificando a sí mismo, aunque lo parezca, puesto que habla de sí mismo y del poder inherente a su palabra, sino que es su Padre, Dios, el que lo glorifica en las obras que le ha concedido realizar y el que lo glorificará en su día, resucitándolo de entre los muertos. Ese Dios, al que ellos invocan como su Dios, es un auténtico desconocido para ellos; y si dicen que lo conocen están mintiendo. Jesús no para de tensar la cuerda hasta que finalmente se rompa. Les echa en cara su desconocimiento de Dios; les acusa de embusteros; y cuando se remite a Abrahán como testigo presencial y gozoso de su triunfo, hace crecer la indignación de sus oyentes que ya no pueden digerir por más tiempo el discurso de Jesús. Le dicen: No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?

Jesús lleva la réplica hasta extremos ‘intolerables’ para aquellos oídos: Os aseguro que antes que naciera Abrahán existo yo. El Nazareno parece aludir a una misteriosa preexistencia que les rompe todos sus esquemas mentales. Antes había hablado de un «no morir para siempre»; después, hablará de Abrahán como espectador gozoso del día triunfal de su resurrección; ahora habla de una existencia «anterior» a la de Abrahán, su antepasado. Todo muy extraño, y más que extraño, falto de juicio e inaceptable para una mentalidad como la de aquellos judíos que lo escuchaban. Estas últimas palabras desataron definitivamente su cólera hasta el punto de coger piedras para arrojárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo. Tampoco ésta era su hora; pero tuvo que esquivar su linchamiento.

El incidente narrado por san Juan nos dice a las claras que a Jesús, o se le acepta tal como es, acogiendo su testimonio con actitud de fe y sin prejuicios o esquemas previos, o se le rechaza como alguien que ha enloquecido o ha perdido el sentido de la realidad o que no encaja de ninguna manera en nuestros esquemas mentales. Es preciso acogerlo como un novum que irrumpe en nuestras vidas desviándolas de sus órbitas ordinarias. O se acepta que no es un hombre cualquiera, o difícilmente se le puede aceptar. Lo que seguramente pretende decirnos san Juan con este relato que refleja los últimos días de la vida terrena de Jesús con su carga de enfrentamiento y de conflicto es que, o le acogemos como el Hijo de Dios que viene a cumplir una misión en el mundo, o tenemos que desecharle como un loco iluso y extraviado que no merece sino desprecio o, quizá, compasión. Tal es la alternativa en la que nos sitúa su presencia entre nosotros, el signo de contradicción que encarnó en su existencia humana. Pidamos al Señor luz (=fe) para ver su realidad más profunda y auténtica.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

En este domingo está resumida la vida pública de Jesús

1.- ¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Sí, Cristo conoció momentos de triunfo y momentos de pasión. La liturgia del domingo de ramos nos describe estos momentos de triunfo y los momentos de pasión con una viveza y una plasticidad asombrosa. Comenzamos la ceremonia con la bendición y la procesión de los ramos: es el momento del triunfo. Quizá el pueblo fiel ha identificado siempre la fiesta del domingo de ramos con la procesión: a la fiesta del domingo de ramos se iba preparado, sobre todo, para ver y participar en la procesión que había antes de la misa. Para eso la gente se vestía con el mejor traje, o con la mejor falda, blusa o abrigo que encontraran en el armario. ¡Quien no estrena en ramos, o es manco, o no tiene manos!, decía la gente sencilla. Para ellos, la fiesta del domingo de ramos era la fiesta de la procesión de ramos. Y sabían, quizá de una manera imprecisa y no muy teológica, que eso lo hacían para honrar al Señor, para acompañarle en su entrada triunfal en Jerusalén. Ellos, todos, estaban de parte del Señor, le aclamaban como a su verdadero rey y Señor. Los demás reyes y señores de la tierra eran nada comparados con la grandeza del Rey y Señor de los señores, con Cristo Jesús. Yo no sé lo que sentiría Cristo cuando, montado en un pollino, entró triunfalmente en Jerusalén, aclamado con gritos y cánticos por el pueblo sencillo y viendo el camino alfombrado con los mantos de la gente. Pero indudablemente debió sentirse agradecido a la piedad sincera de aquella gente sencilla. Por eso, cuando algunos fariseos le dicen que reprenda a sus discípulos, Jesús les replica: os digo que, si estos callan, gritarán las piedras. Aclamemos hoy nosotros, desde los pliegos más sencillos e íntimos de nuestra alma, a quien vino a la tierra para salvarnos y liberarnos de tanta miseria y de tanto mal como nos circunda. Dejemos que Cristo sea, en este momento, el rey y señor que transforme nuestros corazones.

2.- No oculté el rostro a insultos y salivazos. Es el momento del sufrimiento y de la pasión. Muchos momentos de la vida de Cristo fueron momentos de pasión. Jesús no buscó el sufrimiento porque le gustara sufrir; Jesús aceptó el sufrimiento porque para ser fiel a la voluntad de su Padre Dios tuvo que hacer muchas cosas que le causaron un gran sufrimiento. No ocultó el rostro a insultos y salivazos, no se acobardó ante el sufrimiento que le suponía su lucha constante contra el mal, su denuncia diaria de la ambición, de la hipocresía y de la maldad de muchos jefes políticos y religiosos de su tiempo. Por eso, en la liturgia de este domingo de ramos leemos también el relato de la pasión y muerte de Cristo, para que no olvidemos que en la vida de Cristo, junto a los momentos de triunfo hubo también momentos de pasión. Como la vida de cualquier cristiano que quiera ser fiel a la voluntad de nuestro Padre Dios; hemos de saber aceptar en nuestra vida los momentos de triunfo y los momentos de pasión con igual entereza y con amor. Participemos hoy con alegría en la procesión de los ramos y unámonos espiritualmente, en la lectura de la pasión, al Cristo que, por amor, aceptó valientemente el sufrimiento, sin ocultar su rostro a insultos y salivazos.

Gabriel González del Estal

Llevaron a Jesús al Gólgota y lo crucificaron. Jesús dando un fuerte grito expiró

Al llegar cerca de Betfagé y de Betania, junto al monte de los Olivos, envió a dos discípulos diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente y, a la entrada, encontraréis un pollino atado sobre el que nadie ha montado aún; desatadlo y traedlo. Si alguien os pregunta: ¿Por qué lo desatáis?, decidle: El Señor lo necesita».

Los enviados fueron y lo encontraron como les había dicho. Mientras ellos desataban el pollino, sus dueños les dijeron: «¿Por qué desatáis el pollino?». Ellos replicaron: «El Señor lo necesita». Y se lo llevaron a Jesús. Echaron sus mantos sobre el pollino y montaron a Jesús.

A medida que avanzaba, ellos extendían sus mantos en el camino a modo de alfombra. Al acercarse a la bajada del monte de los Olivos, todos los que iban con él, llenos de alegría, comenzaron a alabar a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto, diciendo: ¡Bendito el que viene, el rey, en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo! ¡Viva Dios altísimo! Algunos fariseos de entre la gente le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos». Él les dijo: «Os digo que si éstos se callaran gritarían las piedras».

Lucas 23, 1-49

Comentario del Evangelio

El Domingo de Ramos es un día alegre en las parroquias. Todos los creyentes llevamos nuestros ramos para recordar el día en el que Jesús entré en Jerusalén acompañado de la alegría de muchas personas que creían en Él. Recordamos la alegría de muchas personas por poder estar con Jesús.

Es la puerta de entrada de la Semana Santa, donde vamos a vivir la muerte y sacrificio de Jesús por todos nosotros y la Resurrección de Jesús, venciendo a la muerte.

Es muy importante que vivamos el Domingo de Ramos con la alegría de que somos seguidores de Jesús y que para nosotros él es muy importante en nuestras vidas.

 

Para hacer vida el Evangelio

• Escribe como sueles pasar el Domingo de Ramos.

• ¿Qué celebramos los creyentes el Domingo de Ramos? ¿Qué es lo más importante de este día?

• Escribe un compromiso para que este Domingo de Ramos lo vivas con toda la intensidad.

Oración

Nos vestimos la cara
con la mejor sonrisa, iluminamos nuestros gestos
con bondad,
lanzamos cohetes de ilusión
y de magia,
levantamos los ramos para alabarte
porque vienes a traernos más Vida,
a rescatarnos de la mediocridad,
a entusiasmarnos con vivir en Amor.
Cantamos a gritos alabándote,
nos llenamos de risas disfrutándote,
nos desborda el entusiasmo
por seguirte,
se nos inflama el corazón de tu Amor
y nuestra vida se llena de sentido.
Queremos seguirte y vivir para Ti,
y entregarnos como Tú, hasta el final.
Vamos a poner pasión en el vivir
y generosidad y confianza hasta morir.

Vestimos nuestro corazón de fiesta

Porque llegas montado en un borrico,
estrenamos corazón amoroso,
inauguramos una mente positiva,
recomenzamos con entusiasmo desbordante,
nos llenamos de tu Vida y de tu Amor, para inventar el mundo
de tus sueños,
para construir juntos el Reino,
para romper las diferencias y distancias,
para unirnos en la fiesta de la vida
y contigo celebrar la pasión
de vivir y morir.

Nos vestimos la cara
con la mejor sonrisa, iluminamos nuestros gestos
con bondad,
lanzamos cohetes de ilusión
y de magia,
levantamos los ramos para alabarte
porque vienes a traernos más Vida,
a rescatarnos de la mediocridad,
a entusiasmarnos con vivir en Amor.

Cantamos a gritos alabándote,
nos llenamos de risas disfrutándote,
nos desborda el entusiasmo
por seguirte,
se nos inflama el corazón de tu Amor
y nuestra vida se llena de sentido.
Queremos seguirte y vivir para Ti,
y entregarnos como Tú, hasta el final.
Vamos a poner pasión en el vivir
y generosidad y confianza hasta morir

Mari Patxi Ayerra

Notas para fijarnos en el evangelio Domingo de Ramos

• El evangelista Lucas recuerda que Jesús sigue “subiendo hacia Jerusalén” (28), la ciudad símbolo de la presencia de Dios en medio del pueblo. Es un camino que continúa, que no acabará en la entrada dentro de las murallas; solo terminará cuando se cumpla la Pascua de Jesucristo, es decir, Muerte y Resurrección, la manifestación definitiva de Dios.

• En este pasaje aparece Jesús como Mesías pacífico y humilde (Zac 9,9-10), entrasobre un borriquillo, frente al triunfante rey esperado (Lc 19,11). No entra con un caballocomo un guerrero conquistador sino como un Rey de Paz. Aunque algunos rasgos: la alegría o extender el manto al paso de Jesús, revelan su realeza (1 Re 1,38-40; 2 Re 9,13). Es un anuncio simbólico de lo queocurrirá en su Resurrección, en la que Dios le hará Señor y Mesías (Hch 2,36).

• Los discípulos entonan (19,38a) un cántico inspirado en el Salmo 118,26 utilizado en las fiestas judías. Lucas introduce cambios (sustituir reino por el rey) que hace más clara la alusión a Jesús. Además, introduce una segunda parte: “¡Paz en el cielo! ¡Viva Dios altísimo!”. (19,38b) que se parece al cántico de los ángeles que alaban a Dios en Belén (Lc 2,13-14). Ahora son los discípulos los que cantan la manifestación de su gloria(el enviado por Dios que aporta paz).

• La reacción negativa de algunos fariseos (19,39-40) expresa el rechazo de los judíos al reconocimiento del mesianismo de Jesús. La contestación de Jesús puede significar (Hab 2,11) que nadie puede impedir que Jerusalén aclame a Jesús.

• En los versículos que siguen (19,41-46), surgen también palabras de juicio sobre Jerusalén, que no ha sabido reconocer la salvación de Dios que llegaba con Jesús(visita de Dios a Jerusalén v.44). La lamentación y la destrucción sobre Jerusalén nos puede indicar la fragilidad de este momento de gloria.

• En esta escena aparece resumida la contradicción entorno de Jesús: aclamación y rechazo, muerte y resurrección. Es la Pascua.

Unas notas sobre el texto de la PASIÓN: Lc 22,14-23,56

• Es el único Evangelio que presenta explícitamente la Última Cena como una cena pascual (muy parecida a 1 Cor 11,23-25).

• Jesús realiza el Plan de Dios aceptándolo libremente y obedientemente (22,15). En Getsemaní aparece la humanidad de Jesús con gran realismo; suda sangre en su combate interior y de oración intensa (22,39-46). Aparece claro el interés por exculpar a Pilato presionado por los judíos (23, 4-7). Jesús noes un revolucionario contra Roma, sino el profeta que sufre por su pasión; su Reino no es político (23, 13-18).

• La atención de Jesús a las personas concretas, propio de Lucas, destacada en la mirada a Pedro: “El Señor, volviéndose, miró a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho… (22, 61), en la atención a las mujeres: “Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos”. (23,28), en el perdón a los verdugos: “Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen»”. (23, 34), en el consuelo al ladrón: “Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso»”. (23, 43). El salmo 31,6 ofrece las últimas palabras de confianza sin límites en el Padre: “«Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu»”. Los suyos le siguen de lejos hasta la cruz y la muerte: “Todos sus conocidos y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea se mantenían a distancia, viendo todo esto”. (23, 49); así podrán ser testigos.

Comentario al evangelio – 11 de abril

La liturgia de hoy nos presenta un texto del libro del Génesis, relacionado con el Evangelio. Se nos habla de Abrahán. Abrahán es modelo del creyente porque su fe está vivificada por la caridad y por la humildad. Cuando acoge hospitalariamente a los misteriosos personajes (el mismo Dios) en el encinar de Mambré, por ejemplo, su “regateo” con Dios intercediendo a favor de las ciudades que estaban llenas de pecadores, el ponerse en segundo plano ante su sobrino Lot, dejándole elegir primero, dándole la tierra más fértil….

Lo que hoy escuchamos en las lecturas expresa especialmente su disposición interior, manifestada en el gesto de postrarse en adoración al recibir la “promesa” de convertirse en bendición para todos los pueblos. Apoyándose humildemente en la Palabra de Dios a pesar de que todo parecía imposible, Abrahán creyó que llegaría a ser fecundo. 

La fe es una lucha por la vida. Jesús es el verdadero descendiente de Abrahán, porque en el combate entre la muerte y la vida, su fe abre a todos una esperanza inesperada. En el muro de la angustia que nos oprime, Jesús abre una brecha para que pueda irrumpir la vida, y es que él es la vida: “Antes que naciese Abrahán, yo soy”.

Pero Jesús sigue teniendo problemas con sus contemporáneos. Cogen piedras para arrojárselas. No querían cambiar. Incluso ante un personaje que les ofrece la vida eterna, gracias a la fe. Jesús se revela como el Hijo de Dios, por eso osa decirles a los judíos que él es anterior a Abraham.

Reconocer a Jesús como el Señor, como el Hijo de Dios, es una de las cosas que tenemos que pedirle al Espíritu de Dios que nos regale en esta Cuaresma. Mientras no reconozcamos a Jesús como el Señor, los cambios en nuestra vida no serán profundos. Seremos como los que oían a Cristo y cogían piedras para tirárselas. Nos hace mucha falta. Para ir hasta el final.

Alejandro, C.M.F.