Vísperas – Viernes VII de Pascua

VÍSPERAS

VIERNES VII DE PASCUA

INVOCACIÓN INICIAL

V.Dios mío, ven en mi auxilio
R.Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
goo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.

SALMO 134: HIMNO A DIOS, REALIZADOR DE MARAVILLAS

Ant. El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.

Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.

Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
—en medio de ti, Egipto—
contra el Faraón y sus ministros.

Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos,
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.

SALMO 134

Ant. Casa de Israel, bendecid al Señor; tañed para su nombre, que es amable.

Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.

Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas;
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,

tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.

Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor.
fieles del Señor, bendecid al Señor.

Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Casa de Israel, bendecid al Señor; tañed para su nombre, que es amable.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE ADORACIÓN

Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

LECTURA: Ga 5, 16.22-23a.25)

Andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne. El fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu.

RESPONSORIO BREVE

R/ El Espíritu Santo. Aleluya, aleluya.
V/ El Espíritu Santo. Aleluya, aleluya.

R/ Será quien os lo enseñe todo.
V/ Aleluya, aleluya.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ El Espíritu Santo. Aleluya, aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Todos se dedicaban a la oración en común, junto con María, la madre de Jesús. Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Todos se dedicaban a la oración en común, junto con María, la madre de Jesús. Aleluya.

PRECES

Bendigamos a Dios Padre, que con tanta generosidad ha derramado los dones del Espíritu sobre todos los pueblos y, pidiéndole que no cese nunca de derramar su gracia sobre el mundo, digamos:

Que la gracia del Espíritu Santo abunde, Señor, en el mundo.

  • Señor, tú que hiciste a tu Elegido luz de las naciones,
    — abre los ojos a los ciegos y libra de toda esclavitud a los que viven en tinieblas.
  • Tú que ungiste a Cristo con la fuerza del Espíritu Santo, para que realizara la salvación de los hombres,
    — haz que pase de nuevo por el mundo haciendo el bien y curando a todos.
  • Envía tu espíritu, luz de los corazones,
    — para que confirme en la fe a los que viven en medio de incertidumbres y dudas.
  • Envía tu Espíritu, solaz en el trabajo,
    — para que reconforte a los que se sienten fatigados y desanimados.
  • Realiza la esperanza de los que ya han muerto,
    — y haz que cuando venga Cristo obtengan una resurrección gloriosa.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

  • Realiza la esperanza de los que ya han muerto,
    — y haz que cuando venga Cristo obtengan una resurrección gloriosa.

Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre común, repitiendo la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…

ORACION

Oh Dios, que por la glorificación de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu reino, haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V.El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R.Amén.

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Lectio Divina – 7 de junio

Tiempo de Pascua

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, que por la glorificación de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu reino; haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Juan 21,15-19

Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.» Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.» Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. «En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras.» Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

3) Reflexión

• Estamos en los últimos días de Pentecostés. Durante la cuaresma, la selección de los evangelios del día sigue la antigua tradición de la Iglesia. Entre Pascua y Pentecostés, la preferencia es para el evangelio de Juan. Así, en estos últimos dos días antes de Pentecostés, los evangelios diarios presentan los últimos versículos del evangelio de Juan. Luego retomamos el Tiempo Común, y volvemos al evangelio de Marcos. En las semanas del Tiempo Común, la liturgia diaria hace la lectura continua del evangelio de Marcos (desde la 1ª hasta la 9ª semana común), de Mateo (desde la 10º hasta la 21ª semana común) y de Lucas (desde la 22ª hasta la 34ª semana común).

• Los evangelios de hoy y de mañana presentan el último encuentro de Jesús con sus discípulos. Fue un reencuentro de celebración, marcado por la ternura y por el cariño. Al final, Jesús llama a Pedro y le pregunta tres veces: «¿Me amas?» Solamente después de haber recibido, por tres veces, la misma respuesta afirmativa, Jesús da a Pedro la misión de cuidar de las ovejas. Para que podamos trabajar en la comunidad Jesús no pregunta si sabemos muchas cosas. ¡Lo que pide es que tengamos mucho amor!

• Juan 21,15-17: El amor en el centro de la misión. Después de una noche de pesca en el lago sin pescar ni un pez, al llegar a orillas de la playa, los discípulos descubren que Jesús había preparado una comida con pan y pescado asado sobre las brasas. Terminada la comida, Jesús llama a Pedro y le pregunta tres veces: «¿Me amas?» Tres veces, porque fue por tres veces que Pedro negó a Jesús (Jn 18,17.25-27). Después de tres respuestas afirmativas, también Pedro se vuelve hacia el «Discípulo Amado» y recibe la orden de cuidar de las ovejas. Jesús no pregunta a Pedro si había estudiado exégesis, teología, moral o derecho canónico. Sólo le pregunta:»¿Me amas?» El amor en primer lugar. Para las comunidades del Discípulo Amado la fuerza que las sustenta y que las mantiene unidas no es la doctrina, sino el amor.

• Juan 21,18-19: La previsión de la muerte. Jesús dice a Pedro: En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras. A lo largo de la vida, Pedro y todos vamos madurando. La práctica del amor se irá estableciendo en la vida y la persona deja de ser dueña de sí misma. El servicio de amor a los hermanos y hermanas nos ocupará del todo y nos conducirá. Otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras. Este es el sentido del seguimiento. Y el evangelista comenta: “Con esto indicaba la clase de muerte con que Pedro iba a glorificar a Dios”. Y Jesús añadió: «Sígueme.»

• El amor en Juan – Pedro, ¿me amas? – El Discípulo Amado. La palabra amor es una de las palabras que más usamos, hoy en día. Por esto mismo, es una palabra muy desgastada. Pero es con esta palabra que las comunidades del Discípulo Amado manifestaban su identidad y su proyecto. Amar es ante todo una experiencia profunda de relación entre personas, donde existe una mezcla de sentimientos y valores como alegría, tristeza, sufrimiento, crecimiento, renuncia, entrega, realización, donación, compromiso, vida, muerte, etc. Este conjunto en la Biblia se resume en una única palabra en lengua hebraica. Esta palabra es Hesed. Es una palabra de difícil traducción para nuestra lengua. En nuestras Biblias generalmente se traduce por caridad, misericordia, fidelidad o amor. Las comunidades del Discípulo Amado tratan de vivir esta práctica de amor en toda su radicalidad. Jesús la revela a los suyos en sus encuentros con las personas, con sentimientos de amistad y de ternura, como, por ejemplo, en su relación con la familia de Marta en Betania: “Jesús amaba a Marta y a su hermana y a Lázaro”. Llora ante la tumba de Lázaro (Jn 11,5.33-36). Jesús encarnó siempre su misión como una manifestación de amor: “Habiendo amado a los suyos los amó hasta el fin” (Jn 13,1). En este amor Jesús manifiesta su profunda identidad con el Padre (Jn 15,9). Para las comunidades no había otro mandamiento que éste: “Actuar como actuaba Jesús” (1Jn 2,6). Esto implica “amar a los hermanos”(1Jn 2,7-11; 3,11-24; 2Jn 4-6). Siendo un mandamiento tan central en la vida de la comunidad, los escritos joaneos definen así el amor: “En esto conocemos el Amor: que el dio su vida por nosotros. Nosotros también debemos dar nuestra vida por nuestros hermanos y hermanas”. Por esto no debemos “amar sólo de palabra, sino dar la vida por nuestros hermanos”.(1Jn 3,16-17). Quien vive el amor lo manifiesta en sus palabras y actitudes y se vuelve también Discípula Amada, Discípulo Amado.

4) Para la reflexión personal

• Mira dentro de ti y di cuál es el motivo más profundo que te lleva a trabajar en comunidad. ¿Es el amor o te preocupan las ideas?
• A partir de las relaciones que tenemos entre nosotros, con Dios y con la naturaleza, ¿qué tipo de comunidad estamos construyendo?

5) Oración final

Bendice, alma mía, a Yahvé,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Yahvé,
nunca olvides sus beneficios. (Sal 103,1-2)

Comentario del 7 de junio

El capítulo 21 del evangelio de san Juan suele estar considerado entre los estudiosos como un apéndice o añadido posterior elaborado por una mano diferente a la del redactor del evangelio. No obstante, y aunque esto sea así, sigue formando parte del relato evangélico y tiene todas las garantías eclesiales necesarias para ser considerado escritura inspirada.

El relator sitúa el diálogo de Jesús con Simón Pedro en el contexto de una aparición del Resucitado, algo que le da un carácter póstumo. Jesús se dirige a Pedro con una pregunta muy personal, tan personal que podía llegar a provocar su sonrojo: Simón –le dice-, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? La pregunta singulariza al receptor no sólo como el hijo de Juan, sino también como el discípulo entre los discípulos. Parece como si Jesús esperase de Pedro un “plus” sobre los demás: un plus de entrega, de dedicación, de liderazgo, de amor. Y Pedro, que seguramente se siente singularizado por la mirada y la exigencia de su Maestro, pero que es consciente de su propia historia, hecha de arranques entusiastas y de debilidades manifiestas, le responde afirmativa, pero contenidamente: Si, Señor, tú sabes que te quiero.

No se atreve a más. Su conciencia no se lo permite. Se sabe discípulo y amigo de Jesús; sabe que le quiere, pero no sabe de lo que será capaz por él. La experiencia de su fragilidad natural le hace ser cauto en la respuesta. Desde luego no sabría decir si su amor es mayor que el de los demás, porque ni conoce el amor de los demás, ni el alcance o la firmeza de su propio amor. Y si Jesús emplea el término γαπς (=¿me amas?), que alude a un amor oblativo o dispuesto a la inmolación, Pedro responde con un término (φιλσε=te quiero) más natural o asequible a la naturaleza humana. Pedro puede asegurar que le quiere; lo que no sabe es si dispone de capacidad suficiente para sacrificar la vida por él. A esa afirmación cautelosa del discípulo y amigo, Jesús responde con un acto de confianza, esto es, depositando en él la responsabilidad del cuidado pastoral de los que le serán encomendados: apacienta mis corderos. Los corderos son suyos, pero le encomienda a Pedro su cuidado.

Aquí no se cierra, sin embargo, el diálogo. Hay una segunda pregunta que parece querer reafirmar al interlocutor en su propósito. En ella ya no comparecen los demás como término comparativo con el que se pretendía medir el amor de Pedro. Jesús se limita a preguntarle: ¿me amas? Y la respuesta del discípulo es la misma: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Y de nuevo la encomienda responsable: Pastorea mis ovejas. Por tercera vez, como forzándole a hacer una triple afirmación de amor por contraste con aquella triple negación del encausado en los días de la Pasión, le pregunta: Simón, Hijo de Juan, ¿me quieres? Esta vez Jesús se pone al nivel de las anteriores respuestas de Pedro y le dice: φιλες με (=¿me quieres?).

El evangelista señala que aquella insistencia de su Señor por saber si le quería, entristeció a Pedro, quizá porque le recordó su triple negación. El discípulo dispuesto a dar la vida por su Maestro no había sido capaz de demostrarle al mundo el amor que sentía por él. Esto que le hizo derramar lágrimas de arrepentimiento en su momento, le hace entristecerse ahora con el simple recuerdo de aquel acto de cobardía. Y su respuesta no puede ser más cauta y prudente: Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero. Pedro se sabe ante alguien que es capaz de penetrar en su interior mejor que nadie, que conoce su entero corazón y que debe saber, por consiguiente, si lo ama realmente con un amor que merece en verdad ese nombre. Él sabe lo que la naturaleza humana, y en concreto esa naturaleza que tiene delante, una naturaleza frágil y temerosa, puede dar de sí. Y si él lo sabe todo, ¿para qué seguir queriendo obtener respuestas? Es el momento en el que Jesús concluye el interrogatorio con el mismo acto de confianza con el que le había obsequiado ya, como suponiendo en su discípulo una responsabilidad mayor que la que él mismo se atribuye. Por eso, porque le supone esta capacidad de responder, le encomienda el pastoreo de sus ovejas: Apacienta mis ovejas.

Y para finalizar, añade una predicción que anticipa la muerte con la que habría de dar gloria a Dios: cuando seas viejo –le dice Jesús-, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras. Jesús profetiza que el Pedro temeroso que no había sido capaz de dar testimonio de él ante un grupo de sirvientes durante su paso por el palacio del Sumo Sacerdote, será finalmente mártir, es decir, dará testimonio de él con la ofrenda de la propia vida. Su muerte será, por tanto, la muerte de un testigo, una muerte con la que dará gloria a Dios; en ella, pues, dará en favor de Jesús el testimonio que no dio durante su Pasión. Con esta muerte ratificará que ha sido digno de pastorear las ovejas que el mismo Jesús le había encomendado, depositando en él su confianza. De aquí se desprende una lección. Cuando el Señor deposita en alguien su confianza para realizar una determinada misión, le da al mismo tiempo la capacidad para llevarla a término, permitiéndole responder debidamente de ella. Esta conciencia debe infundir confianza en todos aquellos que asumen tareas que le son encomendadas por Dios a través de sus intermediarios; a su vez, nos permite confiar en aquellos que, entendemos, Dios ha puesto en nuestro camino como pastores o guías espirituales.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

Capítulo segundo
Jesucristo siempre joven

 

22. Jesús es «joven entre los jóvenes para ser ejemplo de los jóvenes y consagrarlos al Señor»[3]. Por eso el Sínodo dijo que «la juventud es una etapa original y estimulante de la vida, que el propio Jesús vivió, santificándola»[4]. ¿Qué nos cuenta el Evangelio acerca de la juventud de Jesús?


[3] S. Ireneo, Contra las herejías, II, 22,4: PG 7, 784.

[4] Documento Final de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, 60. En adelante este documento se citará con la sigla DF. Se puede encontrar en: http://www.vatican.va/roman_curia/synod/documents/rc_synod_doc_20181027_doc-final-instrumentum-xvassemblea-giovani_sp.html

La misa del Domingo

SE LLENARON DE ESPÍRITU SANTO
DOMINGO DE PENTECOSTÉS

9 de junio de 2019

Hechos 2,1-11; 1 Corintios 12,3b-7.12-13 Juan 20,19-23

OBSERVACIONES PREVIAS

  • Reconocer que Jesús vive en el cielo, pero se desvive en la tierra con nosotros, es un fruto que relacionamos con la Ascensión. Porque tal como recalcan los Hechos (Hch 2,2), el Espíritu de Jesús vive y actúa en todos los seres humanos y en toda la creación.
  • La Ascensión del Señor, que acabamos de celebrar, es el triunfo soñado; la llamada a encontrarnos como pueblo del futuro. Pablo, en la primera carta a los Corintios, nos recuerda que somos miembros de un único Cuerpo y que todos estamos bautizados en un mismo Espíritu (1 Co 12,8).
  • Con el corazón en el cielo, donde ha ascendido el Señor, hundamos nuestras manos en la tierra. Esta realidad señala que Pentecostés no es un recuerdo histórico, sino una realidad viva. Igual que hizo con los apóstoles, Jesús nos regala hoy su Espíritu para siempre (Jn 20,22).

PARA REFLEXIONAR

El Espíritu Santo es el don de Dios que caracteriza el tiempo nuevo o los últimos días. Creer en el Espíritu Santo es sentirse inmerso en el don de vida que Dios nos comunica.

Los tiempos del Espíritu

El ritmo del Espíritu Santo es el mismo que siguió Jesús: pasión-muerte-resurrección.
Se equivocan quienes identifican el tiempo del Espíritu con la ausencia de la necesidad de lucha, de compromiso, de continuar la tarea de construcción del Reino, como si el Reino ya estuviera plenamente en nosotros. El Espíritu de Dios no ahorra ni suprime nuestros esfuerzos por hacer posible el mundo que Dios quiere. Se equivocan quienes se limitan a la espera de la victoria final.

Como muestran los Hechos, la Iglesia primitiva es consciente de la presencia del Espíritu Santo y por ello vive en la alegría y en la comunión con Dios, pero se siente impulsada al trabajo, al compromiso, a continuar el camino de Jesús.

He aquí las dos tentaciones de la historia: Dios lo hace todo (nosotros sobramos) o todo lo hacemos nosotros (y, por lo tanto, sobra Dios). Ninguna de las dos cosas: “A Dios rogando y con el mazo dando”.

El aspecto eclesial de Pentecostés

“Creo en el Espíritu Santo que está en la santa Iglesia”, decía la primitiva fórmula de la fe bautismal. Ciertamente el Espíritu de Dios puede estar en todas partes, no es monopolio de la Iglesia; habla y se manifiesta en ‘los signos de los tiempos’, es decir, todo aquello que hay de verdad, de vida, de amor, de progreso para una mejor realización humana, en cada momento de la historia. Sin embargo, los cristianos creemos que el Espíritu Santo continúa la obra de Jesús especialmente a través de la Iglesia. Es la fidelidad de los cristianos a esta acción la que puede hacer más fecundo el camino de toda la humanidad.

El Espíritu, dador del amor de Dios

La vida cristiana es una vida según el Espíritu, precisamente porque es una vida, un camino, de identificación con Jesús, que se realiza en la comunidad eclesial. En ella se expresa, de ella se alimenta, por ella trabaja. Y la Iglesia tiene que vivir del Espíritu y por el Espíritu. El cristiano halla su fuerza de vida, no en normas, en dogmas, en instituciones, sino en la exigente fidelidad al Espíritu. Por ello, no teme ante los cambios sociales, ante las crisis eclesiales, ante las dificultades personales. Vivimos, al igual que ha sucedido y sucederá, el tiempo del Espíritu. Su hálito palpita en la historia.

PARA COMPROMETERSE

  • Es hora de recuperar la alegría de vivir dando testimonio del Señor. Jesús cuenta con nosotros. El Espíritu Santo es la fuerza que abre caminos, que nos impulsa siempre más allá. El Espíritu hace posible la historia de la humanidad.
  • Ha llegado el momento de preocuparnos de Dios en este mundo. Es el tiempo de construir la paz… “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados” (Jn 20,22)… Somos libres, podemos vivir como hijos e hijas de Dios.
  • Habrá que poner todo nuestro empeño en hacer realidad entre nosotros los dones del Espíritu: fortaleza, sabiduría, consejo, temor de Dios… Y todos al servicio de nuestros hermanos que es lo mismo que decir al servicio de Dios.

PARA REZAR

Ven, Espíritu Santo, porque sin ti,
nuestra lucha por la vida termina sembrando muerte,
nuestros esfuerzos por encontrar felicidad acaban en egoísmo.
Ven, Espíritu Santo, porque sin ti,
nuestro ‘progreso’ no nos conduce hacia una vida más digna.
Recuérdanos que todos somos hijos de un mismo Padre
y todos estamos llamados a la comunión feliz con él.
Enséñanos a cuidar esta tierra que nos has regalado,
como casa común donde pueda crecer la familia humana;
enséñanos a entendernos aunque hablemos lenguajes diferentes.

Ven, Espíritu Santo, y enséñanos a creer.
Sin tu aliento, nuestra fe se convierte en pura ideología,
nuestra religión, en un triste ‘seguro de vida eterna’;
recuérdanos lo que nos ha dicho Jesús y condúcenos al Evangelio.

Ven, Espíritu Santo, y enséñanos a creer en ti,
como ternura personal de Dios para con cada uno de nosotros,
como fuerza y poder de gracia que puede dar vida a nuestra vida.
Ven a mantener dentro de la Iglesia el esfuerzo de conversión;
ayúdanos a imaginar y construir un mundo más humano;
ábrenos a un futuro más fraterno, limpio y solidario.

¡Gracias, Señor, por tu Espíritu!

Isidro Lozano

La misa del Domingo: misa con niños

DOMINGO DE PENTECOSTÉS (C)
“Espíritu Santo, ven”

9 de junio de 2019

(Ambiente festivo de la celebración en cuanto a la ambientación de la Iglesia: carteles o proyecciones alusivas al Espíritu Santo, flores en rojo, algunas velas de distintos tamaños y color, cantos con letras en sintonía con la fiesta…

  • Un signo para la celebración: el cirio pascual, de nuevo, ha de destacar, como despedida del tiempo de Pascua. Puede estar adornado con algún paño o estola roja, y con flores. No estaría mal un dibujo de una paloma, símbolo del Espíritu santo. Al finalizar la celebración se puede llevar el cirio, en pequeña procesión, y colocarlo junto a la pila del bautismo, su lugar más apropiado.

  • Se puede hacer una procesión de entrada: cruz procesional, libro del evangelio, cirios, acólitos… mientras se canta una canción alusiva al Espíritu Santo.
  • Canciones para la celebración: “Espíritu Santo, ven”. “El Señor os dará su Espíritu Santo” (Kairoi). “Bendigamos al Señor”.

1. MOTIVACIÓN

Amigos: Domingo tras domingo de este tiempo de Pascua hemos llegado a la fiesta de Pentecostés, fiesta del Espíritu Santo. Es el tiempo del nuevo pueblo de Dios, de la Iglesia, es decir, de todos nosotros. Jesús nos envía a ser sus testigos, pero no nos deja solos. Su fuerza, su Espíritu, siempre nos acompaña. Por eso hoy, con gran alegría, cantamos. Comenzamos la celebración.

2. PROCESIÓN de ENTRADA (Con los elementos que se han indicado anteriormente)

3. CANTO. “Espíritu santo, ven”

Espíritu Santo, ven, ven,
Espíritu Santo, ven, ven,
Espíritu Santo, ven, ven,
en el nombre de Jesús.

Acompáñame, condúceme, toda mi vida.
Santifícame, transfórmame, Espíritu Santo, ven.

4. SALUDO DEL SACERDOTE Y MOTIVA EL GESTO PENITENCIAL

5. ASPERSIÓN CON EL AGUA BENDECIDA

(Se puede cantar este canto u otro)

Jesús es, Jesús es Señor.
Jesús es, Jesús es Señor.
Jesús es, Jesús es Señor.
Aleluya, aleluya.
Aleluya, aleluya.
Aleluya, aleluya.

Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios.
Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios.
Gloria a Dios, gloria, gloria a Dios.

6. GLORIA (Cantado o recitado)

7. PRIMERA LECTURA (Hechos de los Apóstoles 2,1 ss.)

Lectura de los Hechos de los Apóstoles:

Todos los discípulos estaban juntos el día de Pentecostés. De repente, un ruido del cielo, como de un viento fuerte, resonó en toda la casa en donde se hallaban reunidos. Vieron aparecer unas llamaradas, como lenguas de fuego, repartidas y posadas encima de cada uno.

Se llenaron todos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en lenguas extranjeras. Así proclamaban el Evangelio a todos los que estaban en Jerusalén, llegando a convertirse en un solo día más de tres mil personas.

Palabra de Dios.

8. CANTO: “El Señor os dará su Espíritu Santo”
(Se canta como estribillo del salmo responsorial o de la “Secuencia”, que se puede ir leyendo e intercalando lentamente y de manera meditativa).

El Señor os dará su Espíritu Santo,
ya no temáis, abrid el corazón,
derramará todo su amor (bis).

9. EVANGELIO (Juan 20, 19-23). “Recibid el Espíritu Santo”

Lectura del santo evangelio según San Juan:

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

– Paz a vosotros.
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron

de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

– Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.

Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:

– Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.

Palabra del Señor.

10. COMENTARIO

  • Espíritu Santo, ¿qué entiendes tú con este nombre? Algo así como:
  • Fuerza, calor, vida, ilusión.
  • Alegría, Iglesia, comunidad, grupo de Jesús.
  • Ejemplo de los cristianos perseguidos en algunas naciones y cómo son testigos de Jesús.
  • ¿Y aquí, entre nosotros, que no tenemos esas persecuciones?
  • Ser testigo de Jesús con tu vida.

11. ORACION DE FIELES. PETICIONES

1. Por la Iglesia, para que cumpla su misión de anunciar la buena noticia del Evangelio. Roguemos al Señor.

2. Por los que no conocen a Dios o están alejados de Él, para que lo sientan cercano, con la fuerza de su Espíritu. Roguemos al Señor.

3. Por los jóvenes que han recibido este año el Espíritu Santo en la Confirmación. Roguemos al Señor.

4. Por los misioneros y misioneras, y por los jóvenes que sienten la vocación: sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas y animadores de la fe. Roguemos al Señor.

12. CANTO COMUNIÓN: “Bendigamos al Señor”

Bendigamos al Señor,
Dios de toda la creación,
por habernos regalado su amor,
su bondad y su perdón

y su gran fidelidad
por los siglos de los siglos durarán.

El Espíritu de Dios hoy está sobre mí,
Él es quien me ha ungido para proclamar
la Buena Nueva a los más pobres,

la gracia de su salvación (bis).

Enviados con poder
y en el nombre de Jesús,
a sanar a los enfermos el dolor,
a los ciegos la visión,
a los pobres la verdad
y a los presos y oprimidos libertad.

El Espíritu de Dios…

13. ACCIÓN DE GRACIAS

Durante la Acción de Gracias, con una motivación oportuna por parte del sacerdote, alguna persona puede trasladar el cirio pascual, encendido, hacia la zona de la pila bautismal, donde permanecerá durante el año, para ser encendido especialmente en los bautismos.

14. PARA LA VIDA

(Llamados a llevar a la vida la alegría del Espíritu Santo que se nos ha dado).page6image1018591568

El idioma del Espíritu (Oración)

EL IDIOMA DEL ESPÍRITU

Cuando tenemos miedo nos escondemos y no sabemos qué hacer, cómo contar lo que nos pasa o cómo  superar nuestro miedo. Eso les ocurría a los amigos de Jesús antes de que llegara el Espíritu.

El texto es una adaptación del libro de los Hechos (Hch 2, 1-11):

Los amigos de Jesús seguían esperando que llegase ese Espíritu que les había prometido, aunque no sabían muy bien cómo sería eso. Un día estaban juntos en la casa que compartían en Jerusalén. Entonces ocurrió algo muy extraño. Primero oyeron un ruido como si hubiera un viento muy fuerte alrededor de la casa. Luego fue como si unas llamas de fuego se posaran sobre cada uno. Sintieron de golpe una alegría, un valor, una fuerza y una sabiduría que no habían sentido antes. Era como si el mismo Jesús volviera a estar con ellos, pero ahora de otra forma, muy dentro. Eso era su Espíritu.

Y el Espíritu los empujó a salir a la calle. Ya no tenían miedo de que los arrestasen. Solo tenían ganas de compartir la buena noticia de Jesús. Aquel día la ciudad estaba llena de gente de distintos países. Los amigos de Jesús empezaron a hablar, contando las cosas que Jesús les había enseñado. Y lo sorprendente es que todos los entendían. Era como si pudieran hablar todos los idiomas del mundo.

Hay un idioma que todos entendemos. En cualquier lugar del mundo. Ese idioma es el del corazón. El de las sonrisas, el que viene directo del alma. Ese es el lenguaje que hablaban los discípulos cuando recibieron el Espíritu. Cuando hablas ese idioma eres mucho más feliz.

Nosotros queremos hablar ese idioma, mirar el alma de nuestros amigos y hablarles desde el corazón. Y de esa manera podemos ser capaces de transmitir la alegría de ser amigos de Jesús.

Háblame Señor, pues lo que sale de tu boca,
me alimenta, me acaricia y me conforta.
Háblame Señor, el desierto de mi vida,
atraviesa con tu voz,
y transfórmalo en oasis de tu amor.

Háblame pues nada tengo para reclinarme,
Y es en tu aliento donde quiero descansar
Dirígete a mi pobre vida aunque no lo merezca
Que me refugio en tu lenguaje oh Señor.

Tócame con tu palabra y quedaré limpio.
Que pueda ver que pueda hablar
y pueda escuchar.
Sobre mí pronuncia ‘efetá’
 con fuerza. 
Haz que me abra a ti y a todos mis hermanos.
Soy un publicano y te quedas en mi casa,

no me condenas pues tú redimirás mis faltas.

Que tu palabra sea mi pan,
mi agua y mi proyecto.
Mi compromiso con el mundo,
mi señal de paz.

Que habite con toda su fuerza
en medio de mi vida.
Que sea mi vara mi bastón mi luz y compañía
La espada que me lleve al fondo
de los corazones.
La semilla que se siembre
sin mezclar mis intenciones.

Y que mi vida se transforme
en palabra de Dios.

Háblame, Señor interpretado por Verbum Dei, «Palabra»

Jesús, enséñanos tu lenguaje, el lenguaje que todos entienden, para poder transmitir tu alegría y tu fuerza a todos nuestros amigos.

Gloria al Padre,
y al Hijo,
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Comentario al evangelio – 7 de junio

Por algo el Derecho Romano es la base de muchos sistemas jurídicos europeos. Garantías para el procesado, dentro de lo que era posible en su época. A Pablo eso le permite ir a Roma, a dar testimonio. ¿De qué? De que su encuentro con Cristo, traumático al principio, le cambió la vida. Y no con argumentos filosóficos, sino con mucho, pero que mucho amor.

De amor habla también el Evangelio. el conocido relato de la triple afirmación de Pedro lo podemos leer desde esta clave. A Pedro no le valen los años de servicio a la empresa. No es un “ascenso” automático, por el simple hecho de haber estado desde el principio con Jesús. No le cuentan las muchas homilías escuchadas, las noches al raso, el frío y el calor pasado con el Maestro. Todo eso está muy bien. Seguro que le fue “ablandando” el corazón, para entender lo que de verdad era importante.

Y porque amó mucho, a Pedro se le perdona mucho. La traición queda atrás, Pedro puede volver a mirar a Cristo a los ojos, y recibir de manos del Salvador las llaves de la Iglesia. La barca de Cristo queda en buenas manos, manos firmes, curtidas por el trabajo en el mar, y ablandadas por el contacto con Jesús. Y se prepara para ser el primero de los seguidores, el pastor que va delante de las ovejas, en el lugar del Buen Pastor, que subió a los Cielos.

Repítele a Jesús que le quieres. Él lo sabe, pero nos hace bien. Y déjale que te perdone tus miedos, tus traiciones, tus dudas. Peor que Pedro no eres, seguro. Y él fue capaz de seguir adelante. ¡Y cómo!

Alejandro, C.M.F.