Vísperas – Martes XI de Tiempo Ordinario

VÍSPERAS

MARTES XI TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Estoy, Señor, en la ribera sola
del infinito afán. Un niño grita
entre las olas, contra el viento yermo.

A través de la nada,
van mis caminos
hacia el dolor más alto,
pidiendo asilo.

La espuma me sostiene,
y el verde frío
de las olas me lleva,
pidiendo asilo.

Hacia el amor más alto
que hay en mí mismo,
la esperanza me arrastra,
pidiendo asilo.

Gloria al Padre, y al Hijo
y al Espíritu Santo. Amén.

SALMO 124: EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO

Ant. El Señor rodea a su pueblo.

Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.

Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.

No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.

Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor rodea a su pueblo.

SALMO 130: ABANDONO CONFIADO EN LOS BRAZOS DE DIOS

Ant. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.

Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE LOS REDIMIDOS

Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria, y la alabanza.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

LECTURA: Rm 12, 9-12

Que vuestra caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo. En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres; estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.

RESPONSORIO BREVE

R/ Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
V/ Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.

R/ Tu fidelidad de generación en generación.
V/ Más estable que el cielo.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador.

PRECES

Invoquemos a Dios, que ha infundido la esperanza en nuestros corazones, y digámosle:

Tú eres la esperanza de tu pueblo, Señor.

Te damos gracias, Señor, porque en Cristo, tu hijo, hemos sido enriquecidos en todo:
— en el hablar y en el saber.

En tus manos, Señor, están el corazón y la mente de los que gobiernan;
— dales, pues, acierto en sus decisiones, para que te sean gratos en su pensar y obrar.

Tú que concedes a los artistas inspiraciones para plasmar la belleza que de ti procede,
— haz que con sus obras aumente el gozo y la esperanza de los hombres.

Tú que no permites que la prueba supere nuestras fuerzas,
— da fortaleza a los débiles, levanta a los caídos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que, por boca de tu Hijo, nos has prometido la resurrección en el último día,
— no te olvides para siempre de los que ya han sido despojados de su cuerpo mortal.

Unidos fraternalmente como hermanos de una misma familia, invoquemos al Padre común de todos:
Padre nuestro…

ORACION

Nuestra oración vespertina suba hasta ti, Padre de clemencia, y descienda sobre nosotros tu bendición; así, con tu ayuda, seremos salvados ahora y por siempre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – 18 de junio

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas; y, pues el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Mateo 5,43-48

«Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.

3) Reflexión

• En el evangelio de hoy llegamos a la cima de la Montaña de las Bienaventuranzas, donde Jesús proclamó la Ley del Reino de Dios, cuyo ideal se resume en esta frase lapidaria: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial” (Mt 5,48). ¡Jesús estaba corrigiendo la Ley de Dios! Cinco veces de seguido había afirmado: “¡Se os dijo, pero yo os digo!” (Mt 5,21.27,31.33.38). Es una señal de mucho valor de su parte corregir, públicamente, ante toda la gente reunida, el tesoro más sagrado de la gente, la raíz de su identidad, que era la Ley de Dios. Jesús quiere comunicar una nueva mirada para entender y practicar la Ley de Dios. La llave para poder tener esta nueva mirada es la afirmación: Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”. Nunca nadie podrá llegar a decir: “¡Hoy fui perfecto como el Padre celestial es perfecto!” Estaremos siempre por debajo de la medida que Jesús nos ha puesto delante. ¿Por qué él nos puso delante un ideal que para nosotros los mortales es imposible alcanzar?

• Mateo 5,43-45: Oísteis que se os digo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. En esta frase Jesús explicita la mentalidad con la cual los escriba explicaban la ley; mentalidad que nacía de las divisiones entre judíos y no judíos, entre prójimo y no prójimo, entre santo y pecador, entre puro e impuro, etc. Jesús manda subvertir este pretendido orden nacido de divisiones interesadas. Manda superar las divisiones. “Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener?” .Aquí sacamos de la fuente, de donde brota la novedad del Reino. Esta fuente es Dios mismo, reconocido como Padre, que hace nacer el sol sobre malos y buenos. Jesús manda que imitemos a este Dios: «Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (5,48). Es imitando a este Dios que creamos una sociedad justa, radicalmente nueva:

• Mateo 5,46-48: Ser perfecto como el Padre celestial es perfecto. Todo se resume en imitar a Dios: » Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.» (Mt 5,43-48). El amor es el principio y el fin de todo. No hay mayor amor que dar la vida para los hermanos (Jn 15,13). Jesús imitó al Padre y reveló su amor. Cada gesto, cada palabra de Jesús, desde el nacimiento hasta la hora de morir en la cruz, era una expresión de este amor creador que no depende del presente que recibe, ni discrimina al otro por motivo de raza, sexo, religión o clase social, sino que nace de un querer al otro, gratuitamente. Fue un creciendo continuo desde el nacimiento hasta la muerte en Cruz.

• La manifestación plena del amor creador en Jesús. Fue cuando en la Cruz ofreció el perdón al soldado que lo torturaba y lo mataba. El soldado, empleado del imperio, tomó el pulso de Jesús y lo apoyó sobre el brazo de la cruz, luego colocó un clavo y empezó a dar golpes. Varios martillazos. La sangre corría. El cuerpo de Jesús se contorcía por el dolor. El soldado, mercenario ignorante, ajeno a lo que estaba haciendo y a lo que estaba ocurriendo a su alrededor, seguía dando golpes como si fuera un clavo en la pared de la casa para colgar un cuadro. En este momento Jesús dirige al Padre esta oración: “Padre, ¡perdona¡ ¡No saben lo que hacen!” (Lc 23,34). Por más que los hombres quisieran la falta de humanidad no consiguió apagar en Jesús la humanidad. Ellos lo prenderán, lo insultarán, escupirán en el rostro, le darán trotazos, harán de él un rey payaso con la corona de espinas en la cabeza, le flagelarán, le torturarán, le harán andar por las calles como un criminal, tiene que escuchar los insultos de las autoridades religiosas, en el calvario lo dejarán totalmente desnudo a la vista de todos y de todas. Pero el veneno de la falta de humanidad no consiguió alcanzar la fuente de la humanidad, que brotaba desde dentro de Jesús. El agua que brotaba desde dentro era más fuerte que el veneno que venía de fuera, queriendo de nuevo contaminarlo todo. Mirando aquel soldado ignorante y bruto, Jesús tuvo pena del muchacho y rezó por él y por todos: “¡Padre, perdona!” y hasta consigue una disculpa: “Son ignorantes. ¡No saben lo que están haciendo!” Ante el Padre, Jesús se hizo solidario de los que lo torturaban y maltrataban. Era como el hermano que va con sus hermanos asesinos ante el juez y él, víctima de sus propios hermanos, dice al juez: “Son mis hermanos, sabe. Son ignorantes. ¡Pero mejorarán! ” Era como si Jesús estuviera con miedo que la mínima rabia contra el muchacho pudiera apagar en él el pequeño resto de humanidad que aún llevaba dentro. Este gesto increíble de humanidad y de fe en la posibilidad de recuperación de aquel soldado fue la mayor revelación del amor de Dios. Jesús puede morir: “¡Está todo consumado!” E inclinando la cabeza, entrega el espíritu (Jn 19,30). Realizó la profecía del Siervo sufriente (Is 53).

4) Para la reflexión personal

• ¿Cuál es la motivación más profunda del esfuerzo que haces para observar la Ley de Dios: merecer la salvación o agradecer la bondad inmensa de Dios que te ha creado, te mantiene en vida y te salva?
• ¿Cómo entiendes la frase: “ser perfecto como el Padre celestial es perfecto?”

5) Oración final

Piedad de mí, oh Dios, por tu bondad,
por tu inmensa ternura borra mi delito,
lávame a fondo de mi culpa,
purifícame de mi pecado. (Sal 51,3-4)

La «Palabra» en el Día del Corpus

GÉNESIS 14, 18-20: Ofreció pan y vino.

En aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino, y le bendijo diciendo: «Bendito sea Abrán por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos». Y Abrán le dio el diezmo de todo.

SALMO 109: Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

1ª CORINTIOS 11,23-26: Cada vez que coméis y bebéis, proclamáis la muerte del Señor.

LUCAS 9, 11b-17: Comieron todos y se saciaron.

Narrador: En aquel tiempo, Jesús hablaba a la gente del reino y sanaba a los que tenían necesidad de curación. El día comenzaba a declinar. Entonces, acercándose los Doce, le dijeron:

Doce: -«Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado».

Narrador: Él les contestó:
Jesús: -«Dadles vosotros de comer».Narrador: Ellos replicaron:

Doce: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para toda esta gente».

Narrador: Porque eran unos cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos:

Jesús: -«Haced que se sienten en grupos de unos cincuenta cadauno».

Narrador: Lo hicieron así y dispusieron que se sentaran todos. Entonces, tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de trozos.

(Narrador-Jesús-Doce)

CORPUS CHRISTI: Jesús se hace PAN Que a nadie le falte el PAN

Ideas para una posible homilía con niños

1.- VER: Muchas clases de PAN…

-Hay muchas clases de pan: de hogaza, barra, chapata, bolla, bollo, baguette, rosca, palitos de pan, de molde, tostado…

-Para que el pan sea bueno debe ser tierno, huela a leña,sabroso, crujiente…

*que sea bueno depende también del hambre que tengamos. *los mayores recuerdan el pan hecho con las manos de nuestras madres, amasado con el sudor del esfuerzo, de la entrega…

-El pan es necesario. ¿Por qué es necesario? ¿Qué haríamos sin él?

2.- JUZGAR: Jesús se hace PAN

+En el evangelio de hoy, día de Corpus Christi, se nos habla delPAN del Cielo.

¿QUÉ NOS QUIERE DECIR?

1.- Necesitamos el PAN de la EUCARISTÍA:
-Cada domingo acudimos a la “panadería de Jesús” para que nos de el pan cielo. Es el mejor pan ¿por qué?: lo amasa Jesús con su sangre, un pan que sacia todas las hambres, fortalece nuestra fe y pertenencia a la Iglesia, nos da la vida eterna. Sin el enferma nuestra vida de fe.

-La panadería de Jesús tiene dos hornos que fabrican dos clases de pan: el Pan de la Palabra de Dios que es la luz que nos guía. Y el Pan de la Comunión: el Cuerpo de Jesús que nos alimenta y da la vida.

-Acudid a la Panadería de Jesús cada domingo: tened hambre del Pan de Jesús. Decidle a los papás cada domingo: ¡papá, vamos juntos a por el PAN!

2.- Que a NADIE le falte el PAN:
-Hay dos problemas en el mundo: valoramos poco el pan de la Eucaristía y hay muchos que no tienen el pan material.

– Jesús une sagrario y pobres, alimento y servicio, entrega y misión. Es una unión que no podemos olvidar. Valorar el Cuerpo de Cristo exige valorar a Cristo visible en tantos pobres que necesitan pan.

-Jesús que multiplicó los panes y los peces nos dice: “dadles vosotros de comer”. El Pan de la Eucaristía nos multiplica las fuerzas para amar, compartir, construir un mundo mássolidario…

-Corpus, Día de Caritas, con un lema: «“Practica la justicia,deja tu huella”.

¿En qué debe cambiar mi vida según esto?

3.- ACTUAR: Que a nadie le falte el PAN

-Acudid cada domingo a la Eucaristía, tomad el pan que nos fortalece y nos contagia las ganas de vivir y de amar.

-Dialogad cómo hacer para acoger a Cristo no solo en la comunión sino también acoger a los que nos necesiten como si fueran el mismo Cristo.

-Ved cómo ser custodias del amor de Cristo, como sacar brillo a la custodia de nuestra vida: brillo de entrega, generosidad, alegría, fraternidad, compromiso. Informaos de lo que realiza Caritas.

Comentario del 18 de junio

Se trata de un texto ya comentado, concretamente el 23 de febrero de este mismo año. Os remito, por tanto, a ese comentario. No obstante, me permito añadir alguna que otra reflexión. Jesús, tras invocar lo dicho (y exigido) a los antiguos, incorpora –en cierto modo contraponiendo- su propia enseñanza: Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en los cielos…

Según aquella formulación, el enemigo limitaba con el prójimo; por tanto, no podía formar parte de él. Se pedía, pues, el amor al prójimo, pero exceptuando al enemigo. Reduciendo el concepto de prójimo a los afectiva o ideológicamente próximos, se limitaba el alcance del mandamiento. Jesús, en cambio, lo universaliza de tal manera que alcanza a todos, incluyendo a los enemigos, porque también estos son «prójimo», aunque sea mucha la distancia que nos separe de ellos. Pero, ante esta exigencia de amor tan universal que alcanza incluso a los enemigos, tal vez nos preguntemos: ¿quiénes son estos?, ¿quiénes son nuestros enemigos?

No nos encontramos en situación de ‘guerra civil’; pero con cierta frecuencia estallan conflictos sociales que nos hacen pensar casi de inmediato en situaciones prebélicas de infausta memoria. Y si no tenemos enemigos de guerra, sí los podemos tener de ideología o de partido, es decir, personas que se sitúan ideológica o políticamente frente o contra nosotros. Y la postura religiosa también suele ir acompañada de una buena carga ideológica, con una concentración de sentimientos de potencia inimaginable. Porque las ideologías no son inocuas, ni carentes de emotividad. No por ser ideologías, afectan exclusivamente a la dimensión intelectiva del hombre; también mueven sentimientos y desatan verdaderas tempestades entre los hombres. Por eso ha habido guerras de ideología (enfrentamientos entre una mentalidad marxista y otra liberal o capitalista) y de religión (enfrentamientos entre cristianos y musulmanes o entre católicos y protestantes). Los enemigos surgen allí donde hay reyertas, disputas, desencuentros, pugnas, contiendas, rivalidades con una fuerte carga de emotividad que deja heridas sangrantes y provoca odios, resentimientos, antipatías, deseos de venganza, etc. Lo que define al enemigo es la enemistad; y la enemistad es lo contrario a la amistad. Pero quizá lo que más le delate es el sentimiento del odio o del aborrecimiento.

Todo lo que odiamos o aborrecemos se convierte, por efecto de este mismo odio, en nuestro enemigo. El enemigo, si lo es realmente, nos resulta odioso. Y hay personas que nos resultan odiosas no por lo que son en sí (quizá ni siquiera las conozcamos), sino por lo que representan; porque representan a un determinado partido, iglesia o institución. ¿Cómo amar entonces al enemigo, siendo éste alguien que ha despertado nuestro odio? ¿Cómo amar «lo odiado»? ¿Cómo amar al que nos aborrece, persigue o calumnia? ¿No es el mandamiento de Jesús una pretensión imposible? Pudiera parecerlo. Pero si somos realmente hijos de este Padre que hace salir su sol sobre malos y buenos, incluso sobre lo que le aborrecen y maldicen, es posible. Se trataría sólo de que nuestro Padre, Dios, nos diera esta capacidad o transformara nuestra carga negativa de sentimientos hacia esos a quienes consideramos enemigos.

En realidad, amar al que nos aborrece, persigue o calumnia no tendría que sernos imposible si ese tal no adquiere para nosotros categoría de enemigo; si se nos impone más bien su condición de hombre necesitado de misericordia por razón de su ceguera o envilecimiento. Lo realmente difícil es amar lo que nos resulta odioso o aborrecible por su maldad. Pero este sentimiento también puede cambiar; bastaría con que Dios nos hiciera ver su bondad natural o sustancial, una bondad recuperable, aunque por el momento se halle recubierta de una capa de fealdad o de maldad que nos impide contemplar la bondad oculta. No obstante, Dios puede darnos su mirada, una mirada que nos permita percibir su misma bondad presente en sus criaturas y, finalmente, amar lo que hay de amable en ellas. En suma, podemos amar a nuestros enemigos, porque Dios puede mostrarnos la bondad que hay en ellos y transformar nuestro odio inicial en compasión o nuestra antipatía en simpatía.

En cualquier caso, siempre podremos hacer el bien a los que nos aborrecen, insultan, persiguen o desprecian; porque para hacer el bien basta con ser bueno, y el hecho de que los demás no lo sean o no merezcan el bien que se les hace no debe ser un obstáculo insalvable para los agentes del bien. También se podrá rezar por ellos: rezar es una manera no sólo de disponer para la práctica del bien a los que elevan esa oración en beneficio de otros, sino de hacer el bien a los destinatarios de semejante súplica. Y si amar es desear el bien de la persona amada, hacer el bien debe ser una expresión de amor. Confiemos, pues, en la capacidad que Dios nos da para amar incluso a personas tan poco amables como nuestros enemigos.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

33. El Señor nos llama a encender estrellas en la noche de otros jóvenes, nos invita a mirar los verdaderos astros, esos signos tan variados que Él nos da para que no nos quedemos quietos, sino que imitemos al sembrador que miraba las estrellas para poder arar el campo. Dios nos enciende estrellas para que sigamos caminando: «Las estrellas brillan alegres en sus puestos de guardia, Él las llama y le responden» (Ba 3,34-35). Pero Cristo mismo es para nosotros la gran luz de esperanza y de guía en nuestra noche, porque Él es «la estrella radiante de la mañana» (Ap 22,16).

Misa de la familia – Santísima Trinidad

1. ACOGIDA
– Hermanos y hermanas: Este domingo celebramos la festividad del «Corpus Christi», la fiesta del Sacramento de la Eucaristía, de la presencia real del Señor en un poco de pan y de vino, tal como el Señor lo anunció y mandó que hiciéramos. Somos una comunidad de creyentes que compartimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo con el compromiso de compartir también lo que somos y tenemos con los demás. La Eucaristía exige unidad y fraternidad entre aquellos que la celebran.

Esto es lo que nos pide la campaña de Cáritas de este día: “Practica la justicia, deja tu huella”. Una invitación a vivir el valor del compartir, como distintivo de los cristianos y como respuesta al amor gratuito de Dios.

(Cartel: “Que a nadie le falte el PAN de Jesús”).

– (Si hay primeras comuniones añadimos) Hoy es el día de la Primera Comunión de un grupo de niños y niñas de nuestra parroquia. Sus catequistas y ellos han preparado durante varios años en catequesis este encuentro que hoy van a realizar con Jesús: conocen mejor quién es Jesús, se han hecho sus amigos, le rezan, ya han celebrado la primera Confesión y, ahora, la primera Comunión.

Dispongamos nuestros corazones para participar en esta Eucaristía, con respetuoso silencio y viva atención.

2. CELEBRACIÓN DEL PERDÓN

Arreglemos un poco nuestro corazón, porque, aunque hemos confesado y lo tenemos limpio, siempre hay alguna cosilla que lo mancha. En silencio, pedimos perdón a Dios, para que podamos recibir a Jesús como se merece.

– Tú, que querías a los niños a tu lado y los bendecías. Señor, ten piedad.
– Tú, que curabas a los enfermos y perdonabas a los pecadores. Cristo, ten piedad.
– Tú, que alimentabas a la multitud que tenía hambre. Señor, ten piedad.

El Dios del amor, que nos alimenta con el pan de su Palabra y de su Eucaristía, tenga misericordia de nosotros,perdone…

3. MONICIÓN A LAS LECTURAS

Jesús implica a sus discípulos en su misma tarea: «dadles vosotros de comer», o lo que es lo mismo, anunciar y trabajar por la llegada de un Reino donde todos son queridos y alimentados; el pan de Jesús, a través de sus discípulos, llega a todos hasta quedar saciados, incluso sobra, porque aún hay muchos hermanos sin participar en la mesa de la fraternidad.

4. PETICIONES

Oremos hoy al Padre, por mediación de Jesucristo, que está presente en el Pan y el Vino y pidamos por las necesidades de todos. Decimos: R.- Danos, Señor, tu pan.

  1. Por el Papa Francisco y por todos los que formamos la Iglesia, para que construyamos “una Iglesia pobre y para los pobres”, Oremos.
  2. Por los que colaboran en Cáritas y en la atención a los necesitados, para que el Espíritu de Jesús les haga crecer en amor e iniciativas de servicio. Oremos.
  3. Por los pobres y por todos los que sufren necesidad, que encuentren en nosotros, los que nos alimentamos del pan de Jesucristo, ayuda solidaria. Oremos.
  4. Por los niños y niñas que participan (participamos) por primera vez en la Eucaristía compartiendo el Cuerpo de Cristo. Por sus padres y familiares, por sus catequistas. Oremos.
  5. Por todos nosotros, para que la fiesta de Corpus nos ayude a valorar la eucaristía dominical en familia. Oremos.

Padre, escucha nuestra oración. Te lo pedimos por JNS.

5. OFRENDAS
PAN Y DEL VINO: Señor, te ofrecemos este pan y este vino, que Tú mismo nos has regalado y son fruto de la

tierra, la vid y el esfuerzo de los hombres y que Tú, por mediación del Espíritu Santo, los conviertes para nosotros en el Cuerpo y en la Sangre de tu Hijo. Ellos son la fuerza y el alimento que necesitamos, para peregrinar por este mundo, a la espera de poder un día participar del Banquete de tu Reino. Que valoremos más la Eucaristía y que cada domingo participemos en ella en familia.

COLECTA DE CÁRITAS: Señor, te traemos el gesto de solidaridad de toda la comunidad con los más necesitados, hecho visible en la cesta con el dinero recaudado. Además de darnos, queremos compartir nuestros bienes. Tú nos los has regalado y, sin embargo, los hombres hemos realizado un reparto injusto y, por eso, unos pocos tienen mucho y unos muchos apenas nada. Haz crecer en nuestros corazones la generosidad y la solidaridad.

6. EXPOSICIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN:

(Después de la oración de Poscomunión se hace la siguiente monición)

-Hoy, en este momento después de comulgar, haremos un gesto de reconocimiento solemne de Jesús presente en la Eucaristía. La solemnidad de Corpus nos da ocasión para este signo de fe y de adoración eucarística. Iremos en breve procesión por la iglesia y acabaremos con la bendición con el Santísimo Sacramento. (Se inciensa la custodia y luego se reza un momento).

CORPUS DE LA MISERICORDIA
Señor, tócanos con tus manos para que sintamos la misericordia de tus caricias.
Señor, bendícenos con tu corazón para que palpitemos con la misericordia de un amor verdadero.
Señor, bendícenos con tu pensamiento para que tu misericordia engendre comunión.
Señor, bendícenos con tu Palabra para que corrijamos, con tu misericordia, nuestros desvíos.
Señor, bendícenos con tu mirada para que sepamos, con tu misericordia, mirar como tú lo haces.
Señor, bendícenos con tu Cuerpo y transmite, con tu misericordia, fortaleza a los nuestros.
Señor, bendícenos con tu Sangre e infunde en nuestras venas, la misericordia de tu valor divino.
Señor, bendícenos con tu amor y, con tu misericordia, amemos como tú donde estemos.
Señor, bendícenos con tu humildad y, con tu misericordia, no hagamos ruido al hacer algo por los demás. Señor, bendícenos con tu Espíritu Santo y, con tu misericordia, nos abramos sin miedo a Él.
Señor, bendícenos con el Padre y, con tu misericordia, sepamos que todo viene de Él.
Señor, bendícenos con tu Eucaristía y, con tu misericordia, sácianos para nunca olvidarla.
A Ti te adoramos, fuente de misericordia. A Ti te bendecimos, razón de nuestra misericordia. A Ti te alabamos, abrazo de misericordia. A Ti te proclamamos, abrazo en la Eucaristía, ven y ayúdanos para ser torrentes de misericordia. Amén. (Javier Leoz)

(Se comienza la procesión con un canto eucarístico. Al llegar al presbiterio se deja la custodia sobre el altar. Se vuelve a incensar el santísimo. El sacerdote dice esta oración que sigue y luego da la bendición con la custodia).

– Concede, Señor, Dios nuestro, a los que creemos y confesamos que en este sacramento está realmente presente Jesucristo, que por nosotros nació de la Virgen María y por nosotros murió en la cruz, que consigamos la salvación eterna que mana de esta fuente. Por Cristo, nuestro, Señor. (Se hace la reserva, el sacerdote besa el altar, hace reverencia y se retira).

Recursos – Cuerpo y Sangre de Cristo

PRESENTACIÓN DE UNOS GRANOS DE TRIGO Y UN RACIMO DE UVAS

(Esta ofrenda la puede presentar cualquier miembro de la comunidad, aunque sería aconsejable que lo hiciera alguna de las personas que se encargan de la limpieza y de los preparativos antes de cada celebración)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy y te ofrezco uno de tus más maravillosos regalos para con nosotros y con nosotras: estos granos de trigo y este racimo de uvas. Con el sudor de su frente los arrancan los agricultores de la tierra. Y, transformados en pan y vino, son el alimento y la bebida más básica, que sacia el hambre y la sed de los hombres y de las mujeres. Tu Hijo los eligió como signo de su Cuerpo y de su Sangre, y nos recuerdan, día a día, tu amor incondicional y su entrega por nosotros y nosotras. Hoy te los traemos, como signo también de los compromisos de esta comunidad, que quiere ser, en medio del mundo, pan y vino que calme las necesidades de las personas.

PRESENTACIÓN DE UNA CUSTODIA O EXPOSITOR

(Uno de los/las catequistas de la comunidad es quien puede hacer esta ofrenda. Previamente debe haberse limpiado convenientemente la custodia o el expositor que tenga la comunidad. Servirá también para el rato de adoración al Santísimo que proponemos para la tarde, durante el cual la comunidad puede celebrar las II Vísperas de esta fiesta)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, ya sabes de mi tarea como catequista de esta comunidad. Hoy te ofrezco, en nombre de todos y de todas, esta custodia, que nos sirve para exponer el Cuerpo de tu Hijo y adorarle. En mi servicio, yo expongo el mensaje que tu propio Hijo nos dejó, y lo hago con mis palabras y el testimonio de mi vida, para transmitir, no sólo unos conocimientos intelectuales, sino una forma de vivir la fe. Por otra parte, Tú te has quedado en todos nosotros y nosotras y toda persona es tu imagen, ante la cual debiéramos caer de rodillas, en servicio y adoración. Con esta custodia hoy, queremos expresar nuestros deseos de ser tu manifestación ante los hombres y las mujeres y nuestro servicio incondicional y eficaz a todos ellos y ellas.

PRESENTACIÓN DE UN CARNÉ DE DONANTE DE SANGRE

(Lo puede hacer cualquiera de los donantes existente en la comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te ofrezco este carné de donante de sangre, que es signo de que Tú, a través del ejemplo que nos diste en tu Hijo Jesucristo, que se entregó por nosotros hasta la muerte en la Cruz, nos pides darnos. Ayúdanos a entender que el seguimiento de tu Hijo exige de nosotros y de nosotras vivir la vida como donación, entrega y servicio. Danos fuerzas para poderlo hacer; incluso en medio de este mundo que se ha plegado sobre el individualismo y el egoísmo.

PRESENTACIÓN DE UNA HOGAZA DE PAN Y UNA JARRA DE VINO

(Pueden hacer esta ofrenda los acólitos. Uno de ello dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, te ofrecemos este pan y este vino, que Tú mismo nos has regalado y son fruto de la tierra, la vid y el esfuerzo de los hombres y mujeres y que Tú, por mediación del Espíritu Santo, los conviertes para nosotros y para nosotras en el Cuerpo y la Sangre entregados de tu Hijo. Ellos son la fuerza y el alimento que necesitamos, tanto individualmente como comunidad, para peregrinar por este mundo, a la espera de poder participar un día en el Banquete de tu Reino.

PRESENTACIÓN DE LA COLECTA

(Tras las ofrendas, unas personas de la comunidad se levantan y recogen la COLECTA del dinero. Mientras tanto, la comunidad canta un canto apropiado. Concluida la recogida de la colecta, una de las personas dice:)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, por mi parte, te traigo y te ofrezco el gesto de solidaridad de toda la comunidad con las personas más necesitadas. Además de darnos, queremos compartir nuestros bienes. Tú nos los has regalado y, sin embargo, los hombres y las mujeres hemos realizado un reparto injusto y, por eso, unos pocos tienen mucho y unos muchos apenas nada. No dejes de tu mano providente a los y a las que Tú has hecho preferidos y preferidas de tu amor, y haz crecer en nuestros corazones la exigencia de luchar por la justicia y ser cada vez más solidarios y solidarias con cuantos precisan ayuda.

Oración de los fieles – Cuerpo y Sangre de Cristo

Señor, Tú que eres el pan vivo bajado del cielo, te pedimos hoy que sigas alimentando a tu Iglesia para que llegue a todos tu Palabra que es alimento eterno. Repetimos:

ALIMENTA A TU PUEBLO, SEÑOR.

1. – Por el Papa, los obispos y sacerdotes, para que siempre animen a sus fieles y los alienten con tu Palabra y con el Pan compartido. OREMOS

2. – Por los gobernantes y dirigentes, para que sea su principal dedicación el satisfacer las necesidades de todos los habitantes de la tierra. OREMOS

3. – Por los que sufren por falta de alimento o de consuelo para que la labor de los cristianos les haga descubrir en Cristo la verdadera comida y verdadera bebida. OREMOS

4. – Por todos aquellos que se han alejado de la Iglesia o cuya fe se ha enfriado, para que sientan que solo a través del pan de la eucaristía es posible recibir la fuerza que el Espíritu nos envía. OREMOS

5. – Por las familias cristianas, para que nunca les falte el pan necesario tanto material como espiritual. OREMOS

6. – Por todos aquellos hermanos que otros años celebraron con nosotros esta fiesta y hoy ya no están entre nosotros, para que Dios los acoja en la felicidad eterna. OREMOS

7. – Por todos nosotros y todos los que compartimos la mesa eucarística, para que también un día participemos del banquete eterno. OREMOS

Señor, atiende lo que tu pueblo con fe te implora y aliméntanos con tu Palabra y tu eucaristía. Te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amen.


Oremos a Dios Padre abiertos a la novedad de un Dios que se ha quedado con nosotros en la Eucaristía. Y con esta actitud alegre y confiada abrimos el corazón para presentarle nuestras súplicas. Y respondemos:

ESCÚCHANOS PADRE

1. – Tu entrega da la vida al mundo. Por los que hacen de su vida una entrega a los demás: el Papa, los obispos; los sacerdotes, los religiosos … para que al dar a sus hermanos el Pan de vida encuentren ellos, en ese mismo Pan, su alimento y su fortaleza. OREMOS.

2. – Nos presentas una mesa vacía para que nosotros la llenemos de pan. Por todos los cristianos, para que seamos capaces de partir y repartir nuestro pan con el necesitado, para que llegue a todos el pan de la Palabra y el Amor. OREMOS.

3. – Nos dices todos los días: construid la paz. Para que no escatimemos esfuerzos en poner paz en la familia, en el trabajo, en nuestro entorno, en nosotros mismos y, sobre todo, para que no nos escondamos a la hora de pedir la paz para los países que más la necesitan. OREMOS.

4. – Abres tus manos y nos sacias de tus dones. Te pedimos de una manera especial por los pobres, a los que con tanta frecuencia tratamos de esquivar; los que viven en condiciones infrahumanas, los que no saben como solucionar sus problemas en la vida; para que encuentren personas que de verdad practiquen el mandamiento de Amor. OREMOS.

5. – Tú, el Padre que ama como nunca el hombre podrá comprender. Por los padres de familia que tan difícil tienen la tarea de educar a sus hijos, en este tiempo en el que les ha tocado vivir, para que sean valientes, responsables y generosos en tan delicada labor, poniendo en ella todo el amor que sean capaces. OREMOS.

6. – Tu bondad llega cada día a todos los hombres. Que en el mundo crezca el amor, la solidaridad…, para que todos sintamos la necesidad que tenemos unos de otros para vivir y tratemos de hacernos la vida cada vez más feliz. OREMOS.

7. – Todo lo que encontramos en nuestro camino es noticia de tu amor. Por nosotros: Para que vivamos llenos de fe esta Eucaristía y nos sintamos inmensamente agradecidos al Señor que cada día nos abre la mesa para darnos fuerza en el camino, sin escatimar esfuerzos a la hora de realizar el compromiso que esto conlleva. OREMOS.

Señor, Dios Padre nuestro, que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo entregados a la Iglesia sirvan para renovar a la humanidad que camina hacia ti con ansias de salvación.

Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén

Comentario al evangelio – 18 de junio

Es curioso cómo a veces lo más pedestre nos ayuda a mirar a lo más alto. En la vida pero también en la fe. En la segunda carta que Pablo envía a los cristianos de la comunidad de Corinto les insta con mucha vehemencia a ser generosos «en la colecta a favor de los santos», como lo habían sido las Iglesias de Macedonia. Hablando en plata, Pablo necesitaba que los corintios contribuyeran con su dinero a la colecta que él mismo supervisaba y que habría de llevar a Jerusalén. Se trataba, pues, de una cuestión aparentemente muy lejana a los asuntos del espíritu. Sin embargo, una petición tan prosaica le sirve al Apóstol para alumbrar una de las confesiones de fe más elevadas que se le conocen: «ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para enriqueceros con su pobreza».

Aquello que Pablo esperaba recibir de los cristianos de Corinto (su riqueza material) le permitió confesar delante de ellos el corazón del misterio de Cristo (su pobreza radical, que nos enriquece). Para él, que anunciaba el Evangelio a tiempo y a destiempo, cualquier circunstancia de la comunidad cristiana debía poder enraizarse en Jesús y hallar su sentido en Él. Al fin y al cabo, todo en nuestra existencia, también lo más cotidiano, está llamado a ser transfigurado conforme al amor de Dios en Cristo. Todo ha de llegar a vivirse conforme a la dinámica de la salvación, en la que la entrega total de Cristo por nosotros nos hace capaces del amor de Dios y dispensadores de su misericordia. En ocasiones, una pequeña limosna, como la de la viuda del templo –algo tan simple, tan mundano, tan habitual, tan indigente–, porta en sí toda la riqueza del cielo.

Quien va introduciendo poco a poco la lógica del misterio cristiano en todas las facetas de su existencia va adquiriendo, aun sin saberlo, la fuerza de lo alto. De modo que llegará un día en que se descubra capaz de aquello que, viviendo bajo otra lógica, le hubiera sido imposible. Podrá llegar incluso a perdonar a sus enemigos, como hizo Cristo en la cruz; un gesto de amor tan generoso que representa la cumbre de la vida cristiana. Quien comienza compartiendo unas tristes monedas puede al final compartir Su feliz misericordia.

Adrián de Prado Postigo, cmf