II VÍSPERAS
NATIVIDAD DE SAN JUAN BAUTISTA
INVOCACIÓN INICIAL
V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
HIMNO
<
p style=»text-align:justify;»>Pastor que, sin ser pastor,
al buen Cordero nos muestras,
precursor que, sin ser luz,
nos dices por dónde llega,
enséñanos a enseñar
la fe desde la pobreza.
<
p style=»text-align:justify;»>Tú que traes un bautismo
que es poco más que apariencia
y al que el Cordero más puro
baja buscando pureza,
enséñame a difundir
amor desde mi tibieza.
<
p style=»text-align:justify;»>Tú que sientes como yo
que la ignorancia no llega
ni a conocer al Señor
ni a desatar sus correas,
enséñame a propagar
la fe desde mi torpeza.
<
p style=»text-align:justify;»>Tú que sabes que no fuiste
la Palabra verdadera
y que sólo eras la voz
que en el desierto vocea,
enséñame, Juan, a ser
profeta sin ser profeta. Amén.
SALMO 14: ¿QUIÉN ES JUSTO ANTE EL SEÑOR?
Ant. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Señor, ¿quién puede hospedarse en su tienda
y habitar en tu monte santo?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.
el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.
El que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Ant. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
SALMO 111:
Ant. Este vino para dar testimonio de la verdad.
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos,
su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor,
su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Ant. Este vino para dar testimonio de la verdad.
CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE ADORACIÓN
Ant. Juan era la lámpara que ardía y brillaba.
Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!
¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Ant. Juan era la lámpara que ardía y brillaba.
LECTURA: Hch 13, 23-25
Según lo prometido, Dios sacó de la descendencia de David un salvador para Israel: Jesús. Antes de que llegara, Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión; y, cuando estaba para acabar su vida, decía: «Yo no soy quien pensáis; viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias.»
RESPONSORIO BREVE
R/ Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
V/ Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
R/ Tras de mí viene un hombre que existía antes que yo.
V/ Allanad sus senderos.
R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. El niño que nos ha nacido es más que profeta; de él dice el Salvador: «No ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista».
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El niño que nos ha nacido es más que profeta; de él dice el Salvador: «No ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista».
PRECES
Invoquemos con alegría a Dios, que eligió a Juan Bautista para anunciar a los hombres la venida del reino de Cristo, y digámosle:
Guía, Señor, nuestros pasos por el camino de la paz.
Tú que llamaste a Juan desde el vientre de su madre para preparar los caminos de tu Hijo,
—ayúdanos a ir tras el Señor con la misma fidelidad con que Juan fue delante suyo.
<
p style=»text-align:justify;»>Así como concediste al Bautista poder reconocer al cordero de Dios, haz que tu Iglesia lo señale
—y que los hombres de nuestra época lo reconozcan.
Tu que dispusiste que tu profeta menguara y que Cristo creciera,
—enséñanos a ceder ante los otros para que tú te manifiestes.
Tú que, con el martirio de Juan, quisiste reivindicar la justicia,
—haz que demos, sin cansarnos, testimonio de tu verdad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Acuérdate de todos los que han salido ya de este mundo;
—dales entrada en el lugar de la luz y de la paz.
Porque Jesús ha resucitado, todos somos hijos de Dios; por eso nos atrevemos a decir:
Padre nuestro…
ORACION
Dios todopoderoso, concede a tu familia caminar por la senda de la salvación, para que, siguiendo la voz de san Juan, el precursor, pueda llegar con alegría al Salvador que él anunciaba, nuestro Señor Jesucristo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
CONCLUSIÓN
V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.