Domingo XV de Tiempo Ordinario

Hoy es 14 de julio, domingo XV de Tiempo Ordinario.

Un día más me dispongo a tener un día tranquilo con el Señor. Buco primero una postura cómoda, para que mi cuerpo no me distraiga. Relajo las piernas y los brazos. También los músculos de la cara. Cierro los ojos. Desde el silencio de este rato tranquilo de oración pido conocimiento interno del Señor que por mí se ha hecho hombre, para que más le ame y le siga. Pido hoy a María, madre del amor, que me enseñe a amar como ella.

Ave Maria, gracia plena
Sancta Maria gracia
Ave Maria, mater Dei
Maria, ora pro nobis
Ora pro nobis.

Ave Maria interpretado por Libera, «Eternal, the best of Libera»

La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 10, 25-37):

Se presentó un maestro de la Ley y, para poner a prueba a Jesús, le preguntó: “Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”

Él le dijo: “¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?”

El maestro contestó: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo”.

Jesús le dijo: “Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida”.

Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, le preguntó: “¿Y quién es mi prójimo?”

Jesús entonces dijo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.

Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él, y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: ‘Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta’. ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?”

El maestro contestó: “El que practicó la misericordia con él”.

Jesús le dijo: “Anda, haz tú lo mismo”.

El maestro de la ley está buscando una vida plena, llena de sentido. Conoce la ley y sabe que debe amar a Dios con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas y al prójimo como a sí mismo. Pero duda sobre quién es su prójimo. ¿Tengo deseos de esa vida plena llena de sentido? ¿Cómo vivo el amor al prójimo?

En esta parábola aparecen diferentes personajes: el apaleado, los que miran para otro lado y pasan sin ayudar, el buen samaritano que asiste al necesitado. ¿Con qué personaje de esta parábola me identifico hoy? Pienso en las situaciones en las que necesito de alguien. En las que no atiendo a quien me necesita o en aquellas en que sí lo hago.

Con el samaritano, Jesús nos muestra una imagen de Dios. El que se detiene por mí, se preocupa, me cura, me cuida. Es la imagen de un Dios misericordioso que me ama y me sana.

Consciente de la necesidad de misericordia en este mundo, vuelvo a leer el texto, trayendo a mi corazón la situaciones en las que debo atender al prójimo, y también las situaciones en las que debo atenderme a mí. Me sitúo en la posición del samaritano y trato de inundar de misericordia todos los rincones de mi vida donde hace falta.

El prójimo

El prójimo no es algo que ya existe.
Prójimo es algo que uno se hace.
Prójimo no es el que ya tiene conmigo
relaciones de sangre, de raza,
de negocios, de afinidad…
Prójimo me hago yo cuando ante un ser humano,
incluso ante el extranjero o el enemigo,
decido dar un paso que me acerque,
me aproxime a él.

 (cardenal Martini)

Pongo ante el Señor lo que he sentido durante este rato de oración. Le presento mi debilidad, le agradezco los dones regalados y le pido por mi prójimo y por mí. Que esta oración te pueda acompañar a lo largo de la semana, repitiendo en tu interior, una y otra vez, ese mandamiento. Amarás a Dios con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo…; Amarás a Dios con todo tu corazón y al prójimo como a ti mismo…

Liturgia – Domingo XV de Tiempo Ordinario

XV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

Misa del Domingo (verde)

Misal: Antífonas y oraciones propias. Gloria, Credo. Prefacio dominical.

Leccionario: Vol. I (C)

  • Dt 30, 10-14. El mandamiento está muy cerca de ti para que lo cumplas.
  • Sal 68. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
  • Col 1, 15-20.Todo fue creado por él y para él.
  • Lc 10, 25-37. ¿Quién es mi prójimo?

Antífona de entrada          Cf. Sal 16, 15
Yo aparezco ante ti con la justicia, y me saciaré mientras se manifestará tu gloria.

Monición de entrada
Con alegría y con fe nos volvemos a reunir en torno al altar del Señor para celebrar la Eucaristía, en la que Cristo saldrá una vez más a nuestro encuentro como buen samaritano para curar, por la entrega de su Cuerpo y su Sangre, las miserias y debilidades que nos envuelven.

Acto penitencial
Celebremos, pues, el gran misterio de nuestra Redención con agradecimiento y devoción, y ante el Señor, que se hace presente en nuestra asamblea, reconozcamos que somos pecadores e imploremos su perdón.

  • Tú que viniste al mundo por entregar tu vida por nosotros. Señor, ten piedad.
  • Tú que lavas nuestros pecados y purificas nuestras almas. Cristo, ten piedad.
  • Tú que derramas sobre nosotros tu perdón y nos santificas con tu gracia. Señor, ten piedad.

Gloria

Oración colecta
OH, Dios, que muestras la luz de tu verdad
a los que andan extraviados
para que puedan volver al camino,
concede a todos los que se profesan cristianos
rechazar lo que es contrario a este nombre
y cumplir cuanto en él se significa.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Credo
Manifestemos ahora nuestra fe en Jesús, el Hijo de Dios, el que nos enseña el camino hacia el Reino, el que nos ha dado a conocer el amor del Padre, el que nos ha dado el Espíritu Santo.

Oración de los fieles
Presentemos nuestras súplicas a Dios Padre, que nos ha enviado a su Hijo Jesucristo para levantarnos de nuestra postración y vendar nuestras heridas; para que por su gran misericordia se vuelva hacia nosotros y su salvación nos levante.

1.- Por la Iglesia, cuerpo de Cristo; para que esté siempre dispuesta a cumplir el oficio de misericordia que Cristo, el buen samaritano, le ha encomendado. Roguemos al Señor.

2.- Por las vocaciones sacerdotales; para que Dios llame en nuestra diócesis a jóvenes que se consagren por entero al servicio de su pueblo. Roguemos al Señor.

3.- Por todos los que tienen autoridad; para que no permitan que en ningún lugar del mundo se lesionen los derechos de la persona humana. Roguemos al Señor.

4.- Por los que sufren por cualquier causa; para que su grito de dolor sea escuchado, y la salvación de Dios les levante. Roguemos al Señor.

5.- Por todos nosotros; para que no pasemos de largo ante las necesidades de los que necesitan nuestra ayuda. Roguemos al Señor.

Padre misericordioso, que has puestoen el mandamientodel amor el compendioy el alma detoda la ley; escucha nuestras oraciones y danos un corazónatento ygeneroso hacialos sufrimientosy las miserias delos hermanospara ser como Cristo, buenos samaritanos en el mundo. Por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
MIRA Señor, los dones de tu Iglesia suplicante
y concede que sean recibidos
para crecimiento en santidad de los creyentes.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Cf. Sal 83, 4-5
Hasta el gorrión ha encontrado una casa; la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: tus altares, Señor del universo, Rey y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa, alabándote siempre.

Oración después de la comunión
DESPUÉS de recibir estos dones,
te pedimos, Señor,
que aumente el fruto de nuestra salvación
con la participación frecuente en este sacramento.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición solemne
El Señor os bendiga y os guarde,
haga brillar su rostro sobre vosotros y os conceda su favor,
vuelva su mirada a vosotros y os conceda la paz.

Y la bendición de Dios todopoderoso
Padre, † Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre todos vosotros.
R./Amén.

Santoral 14 de julio

Celebran este día en el cielo San Camilo de Lelis, sacerdote fundador de la Orden de Ministros de los Enfermos y patrono de cuantos luchan contra la enfermedad. La espiritualidad de San Camilo de Lelis ha sido y sigue siendo fuente de inspiración y origen de varias familias religiosas dedicadas a los enfermos, a los que sirvió como el santo de la caridad. Murió en Roma el 14 de julio de 1614.

San Francisco Solano nació en la Serranía de Córdoba, fue religioso franciscano, misionero incansable en la Argentina y Perú, que junto con Montilla su ciudad natal le profesan gran devoción. Varias provincias de misioneros franciscanos le tienen por patrono.

Figuran también en el calendario de hoy los santos Juan Wang, canonizado el 1 de octubre del 2000, Marcelino, Optaciano, Tuscana, Vicencio. En la isla de Fuerteventura celebran la fiesta de San Buenaventura, obispo y doctor.

Recordamos también a los beatos Angelina de Marciano, Ghebre de Miguel, Hroznata, mártir premonstratense, Gaspar de Bono sacerdote, Francisco Pérez Godoy, Bonifacio de Saboya cartujo, Ricardo de Langthorne y Nicodemo de la santa Montaña, monje del monte Athos, autor de la Filocalia, de profunda espiritualidad, venerado por la iglesia ortodoxa.

Merecen nuestro recuerdo también el Venerable Humberto de Románs, quinto Maestro General de la Orden de Predicadores, hombre de asidua oración y espiritualidad que sigue influyendo en muchos de sus devotos.

Santo de altar será un día el Siervo de Dios José María García Lahiguera, obispo y fundador de las Oblatas de Cristo sacerdote. Muchas promociones de sacerdotes del seminario de Madrid le deben a él su formación espiritual y lo recuerdan todavía como santo. En su tumba mandó escribir estas dos palabras: «Sacerdote y hostia». Así había sido su vida de sacerdote y de obispo. El proceso de canonización de este hombre nacido en Fitero (Navarra) se inició el 11 de octubre de 1995. Siervo de Dios, José María, pide a Dios para la Iglesia obispos y sacerdotes santos.

Álvaro Maestro Jesús

Laudes – Domingo XV de Tiempo Ordinario

LAUDES

DOMINGO XV de TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Señor, ábreme los labios.
R/. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Se reza el invitatorio cuando laudes es la primera oración del día.

Ant.  Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.+

SALMO 94: INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendición al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso».»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Cristo,
alegría del mundo,
resplandor de la gloria del Padre.
¡Bendita la mañana
que anuncia tu esplendor al universo!

En el día primero,
tu resurrección alegraba
el corazón del Padre.

En el día primero,
vio que todas las cosas eran buenas
porque participaban de tu gloria.

La mañana celebra
tu resurrección y se alegra
con claridad de Pascua.

Se levanta la tierra
como un joven discípulo en tu busca,
sabiendo que el sepulcro está vacío.

En la clara mañana,
tu sagrada luz se difunde
como una gracia nueva.

Que nosotros vivamos
como hijos de luz y no pequemos
contra la claridad de tu presencia.

SALMO 92: GLORIA DEL SEÑOR CREADOR

Ant. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.

El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder:
así está firme el orbe y no vacila.

Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.

Levantan los ríos, Señor,
levantan los ríos su voz,
levantan los ríos su fragor;

pero más que la voz de aguas caudalosas,
más potente que el oleaje del mar,
más potente en el cielo es el Señor.

Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El Señor es admirable en el cielo. Aleluya.

CÁNTICO de DANIEL: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR

Ant. Eres alabado, Señor, y ensalzado por los siglos. Aleluya.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
Astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
Vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Ant. Eres alabado, Señor, y ensalzado por los siglos. Aleluya.

SALMO 148: ALABANZA DEL DIOS CREADOR

Ant. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya. +

Alabad al Señor en el cielo,
+ alabad al Señor en lo alto.

Alabadlo, todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos.

Alabadlo, sol y luna;
alabadlo, estrellas lucientes.

Alabadlo, espacios celestes
y aguas que cuelgan en el cielo.

Alaben el nombre del Señor,
porque él lo mandó, y existieron.

Les dio consistencia perpetua
y una ley que no pasará.

Alabad al Señor en la tierra,
cetáceos y abismos del mar,

rayos, granizo, nieve y bruma,
viento huracanado que cumple sus órdenes,

montes y todas las sierras,
árboles frutales y cedros,

fieras y animales domésticos,
reptiles y pájaros que vuelan.

Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,

los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños,

alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.

Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo

Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo

Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Alabad al Señor en el cielo. Aleluya.

LECTURA: Ez 37, 12b.14

Así dice el Señor: «Yo mismo abriré vuestros sepulcros, y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío, y os traeré a la tierra de Israel. Y, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestros sepulcros, pueblo mío, sabréis que yo soy el Señor. Os infundiré mi espíritu, y viviréis; os colocaré en vuestra tierra, y sabréis que yo, el Señor, lo digo y lo hago». Oráculo del Señor.

RESPONSORIO BREVE

R/ Cristo, Hijo de Dios vivo, Ten piedad de nosotros.
V/ Cristo, Hijo de Dios vivo, Ten piedad de nosotros.

R/ Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
V/ Ten piedad de nosotros.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Cristo, Hijo de Dios vivo, Ten piedad de nosotros.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El buen samaritano se acercó a un hombre medio muerto, le dio lástima, y le vendó las heridas.

Benedictus. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR. Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por la boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El buen samaritano se acercó a un hombre medio muerto, le dio lástima, y le vendó las heridas.

PRECES

Invoquemos a Dios Padre, que, por mediación de su Hijo, envió el Espíritu Santo, para que con su luz santísima penetrar las almas de sus fieles, y digámosle:

Ilumina, Señor, a tu pueblo.

Te bendecimos, Señor, a ti que eres nuestra luz,
— y te pedimos que este domingo que ahora comenzamos transcurra todo él consagrado a tu alabanza.

Tú que, por la resurrección de tu Hijo, quisiste iluminar al mundo,
— haz que tu Iglesia difunda entre todos los hombres la alegría pascual.

Tú que por el Espíritu de la verdad, adoctrinaste a los discípulos de tu Hijo,
— envía este mismo Espíritu a tu Iglesia para que permanezca siempre fiel a ti.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que eres luz para todos los hombres, acuérdate de los que viven aún en las tinieblas
— y abre los ojos de su mente para que te reconozcan a ti, único Dios verdadero.

Por Jesús hemos sido hechos hijos de Dios; por esto, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro…

ORACION

Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados para que puedan volver al buen camino, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.