En el siglo XXI todos los cristianos queremos ser de vida activa y contemplativa al mismo tiempo

1.- ¿Señor, ¿No te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano. Respondiendo, le dijo el Señor: Marta, Marta, andas inquieta y preocupado con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada. Es equivocado pensar que lo que le dice Jesús a Marta es que es mejor escucharle que servirle. Lo que Jesús le dice a Marta es que él no necesita muchas cosas, que con algo que haga él tiene suficiente; que se deje ya de preparar cosas y que se siente a la mesa con ellos. Como dice muy bien santa Teresa, comentando este relato evangélico de Lucas, es muy acerado: “Sin los servicios de Marta, el Maestro se hubiera quedado sin comer aquel día”. Precisamente hoy, que estamos celebrando la fiesta de san Benito, todos nosotros, los cristianos, queremos seguir el consejo el él da a sus monjes: ora et labora (reza y trabaja). Y, si nos fijamos ya en san Pablo vemos que él siempre quiso ganarse con sus propias manos el pan que comía, para no ser carga material para nadie. San Agustín, cuando funda monasterios, el primer consejo que da es que cada una de los que entran en sus monasterios deben trabajar todo lo que puedan y gastas sólo aquello que necesiten. Así resultaba que los monasterios agustinianos no sólo no eran carga material para la sociedad, sino que daban continuas limosnas a los pobres que tenían alrededor, que eran siempre muchos. En esto que estamos diciendo creemos que tampoco debemos separar vida consagrada de frailes y monjas, de la vida seglar, de los cristianos que viven casados. Para ser buen discípulo y buen amigo de Jesús lo único que se necesita es guardar su mandamiento, es decir, amarnos unos a otros como él nos amó. Esto vale exactamente igual para las personas a las que llamamos de vida activa, como para las que llamamos de vida contemplativa y para los que llamamos personas consagradas, como para las que llamamos personas seglares.

2.- En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré… Alzó la vista y vio a tres hombres frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda, se postró en tierra y dijo: Señor, si he alcanzado tu favor no pases de largo junto a tu siervo. La actitud de nuestro patriarca Abrahán frente a los tres huéspedes que se acercaban a su tienda constituye para nosotros, los cristianos de este siglo XXI, un maravilloso ejemplo de amor fraterno. Abrahán supo ver en el huésped al mismo Dos. Todo encuentro con l prójimo necesitado debería ser para nosotros una teofanía. En el prójimo necesitado está siempre presente Dios mismo. A pesar de los siglos que han pasado desde Abrahán a nosotros y de las circunstancias tan distintas que hay entre la vida del patriarca Abrahán y la nuestra, aprendamos a hacer de la hospitalidad una virtud cristiana. El mandamiento de Jesús que nos manda amar al prójimo como él nos amó vale para todos los siglos y para todos los pueblos del mundo.

3.- Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros; así completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo, a favor de su cuerpo que es la Iglesia. Como san Pablo, también cada uno de nosotros, los cristianos, formamos parte del cuerpo místico de Cristo. Sepamos aceptar todos los sufrimientos que la vida nos traiga para colaborar con Cristo en la salvación del mundo.

Gabriel González del Estal