Domingo XVII de Tiempo Ordinario

Hoy es 28 de julio, Domingo XVII de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Lucas (Lc 11, 1-13):

Un día que Jesús estaba en oración, en cierto lugar, cuando hubo terminado, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan lo enseñó a sus discípulos». Les dijo: «Cuando oréis, decid: ‘Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Danos cada día el pan que necesitamos. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos todos los que nos han ofendido. Y no nos expongas a la tentación’».

También les dijo Jesús: «Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa y no tengo nada que ofrecerle’. Sin duda, aquel le contestará desde dentro: ‘¡No me molestes! La puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada’. Pues bien, os digo que aunque no se levante a dárselo por ser su amigo, se levantará por serle importuno y le dará cuanto necesite. Por esto os digo: Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta, se le abre. ¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado? ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!».

Hoy, Jesús en oración nos enseña a orar. Fijémonos bien en lo que su actitud nos enseña. Jesucristo experimenta en muchas ocasiones la necesidad de encontrarse cara a cara con su Padre. Lucas, en su Evangelio, insiste sobre este punto.

¿De qué hablaban aquel día? No lo sabemos. En cambio, en otra ocasión, nos ha llegado un fragmento de la conversación entre su Padre y Él. En el momento en que fue bautizado en el Jordán, cuando estaba orando, «y vino una voz del cielo: ‘Tú eres mi hijo; mi amado, en quien he puesto mi complacencia’» (Lc 3,22). Es el paréntesis de un diálogo tiernamente afectuoso.

Cuando, en el Evangelio de hoy, uno de los discípulos, al observar su recogimiento, le ruega que les enseñe a hablar con Dios, Jesús responde: «Cuando oréis, decid: ‘Padre, santificado sea tu nombre…’» (Lc 11,2). La oración consiste en una conversación filial con ese Padre que nos ama con locura. ¿No definía Teresa de Ávila la oración como “una íntima relación de amistad”: «estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama»?

Benedicto XVI encuentra «significativo que Lucas sitúe el Padrenuestro en el contexto de la oración personal del mismo Jesús. De esta forma, Él nos hace participar de su oración; nos conduce al interior del diálogo íntimo del amor trinitario; por decirlo así, levanta nuestras miserias humanas hasta el corazón de Dios».

Es significativo que, en el lenguaje corriente, la oración que Jesucristo nos ha enseñado se resuma en estas dos únicas palabras: «Padre Nuestro». La oración cristiana es eminentemente filial.

La liturgia católica pone esta oración en nuestros labios en el momento en que nos preparamos para recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Las siete peticiones que comporta y el orden en el que están formuladas nos dan una idea de la conducta que hemos de mantener cuando recibamos la Comunión Eucarística.

Abbé Jean GOTTIGNY

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Liturgia – Domingo XVII de Tiempo Ordinario

XVII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO

Misa del Domingo (verde)

Misal: Antífonas y oraciones propias. Gloria, Credo. Prefacio dominical.

Leccionario: Vol. I (C)

  • Gén 18, 1-10a. Señor, no pases de largo junto a tu siervo.
  • Sal 14. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
  • Col 1, 24-28.El misterio escondido desde siglos, revelado ahora a los santos.
  • Lc 10, 38-42. Marta lo recibió. María ha escogido la parte mejor.

Antífona de entrada (Cf. Sal 67, 6-7. 36)
Dios vive en su santa morada. Dios, el que hace habitar juntos en su casa, él mismo dará fuerza y poder a su pueblo.

Monición de entrada
Hermanos y hermanas, convocados para escuchar la Palabra de Cristo y alimentarnos con su Cuerpo y Sangre, las lecturas de hoy nos invitan a reflexionar sobre la oración, que es la vida del Espíritu Santo en nosotros. Que esta celebración sea ya la oración suprema, donde, como comunidad, oramos con Cristo, realmente presente en medio de su pueblo en la acción de gracias al Padre, que quiere que seamos sal y luz para el mundo.

Acto penitencial

  • Luz que iluminas nuestras almas: Señor, ten piedad.
  • Roca en quien encontramos nuestro apoyo y fortaleza: Cristo, ten piedad.
  • Maestro que nos enseñas a orar sin desfallecer: Señor, ten piedad.

Se dice Gloria.  

Oración colecta
OH, Dios,

protector de los que en ti esperan
y sin el que nada es fuerte ni santo;
multiplica sobre nosotros tu misericordia,
para que, instruidos y guiados por ti,
de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros
que podamos adherirnos ya a los eternos.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Credo
Hagamos ahora nuestra profesión de fe en Jesucristo, encarnado, muerto y levantado como Señor.

Oración de los fieles
«Pedid y se os dará, porque todo el que pide recibe», nos ha dicho el Señor. Oremos confiadamente.

1.- Por la Iglesia, a la que Cristo ha encomendado la tarea de orar por todos, haciendo suyas las necesidades del mundo entero. Roguemos al Señor.

2.- Por las vocaciones sacerdotales, que han de ser ejemplo y estímulo a la vida de oración y de intimidad con Dios. Roguemos al Señor. 

3.- Por los que nos gobiernan y sus ayudantes, encargados de velar por el bien común. Roguemos al Señor.

4.- Por todos los que sufren en cuerpo o en alma, que sus heridas interiores sean curadas con su infinita misericordia, para darles así la esperanza y la paz del corazón. Roguemos al Señor.

5.- Por nosotros mismos, que hemos de descubrir la necesidad de la oración y aprender a orar como discípulos en la escucha del Maestro. Roguemos al Señor.

Escucha, Señor, la oración de tu Iglesia, que ora en nombre de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor. 

Oración sobre las ofrendas
RECIBE, Señor, las ofrendas

que te presentamos gracias a tu generosidad,
para que estos santos misterios,
donde tu poder actúa eficazmente,
santifiquen los días de nuestra vida
y nos conduzcan a las alegrías eternas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Sal 102, 2
Bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus beneficios.

Oración después de la comunión
HEMOS recibido, Señor, el santo sacramento,

memorial perpetuo de la pasión de tu Hijo;
concédenos que este don,
que él mismo nos entregó
con amor inefable,
sea provechoso para nuestra salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Bendición solemne
Dios, fuente de todo consuelo
disponga vuestros días en su paz

y os otorgue el don de su bendición.

Que él os libre de toda perturbación
y afiance vuestros corazones en su amor.

Para que, enriquecidos por los dones de la fe,
la esperanza y la caridad,
abundéis en esta vida en buenas obras
y alcancéis sus frutos en la eterna.

Y la bendición de Dios todopoderoso
Padre, † Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre todos vosotros.
R./Amén.

Santoral del 28 de julio

Santa Catalina Thomás es la primera sana de las islas Baleares y conocida en su tierra con el nombre cariñoso de Beateta. Nace en el siglo XVI, trabajó en el campo y guardó los rebaños de la familia. Más tarde se hizo religiosa entre las Canónigas de San Agustín, consiguiendo un algo grado en la vida contemplativa y espíritu de oración. Fue consejera de obispos y monjes en la vida espiritual y murió a los 43 años. La devoción popular ha sido siempre grande y se le representa con un pan de azúcar en su mano, símbolo de su dulzura y delicadeza fraterna.

San Melchor García San Pedro de Quirós es el protomártir dominico de Asturias, universitario brillante, misionero en Vietnam, que después de indescriptibles torturas fue decapitado el 28 de julio de 1858. En la misma persecución murieron unos 30 000 cristianos. Fue canonizado en 1988 y sus reliquias traídas a Oviedo.

Gloria de Dios en este día son también Acacio, Botvido, Cameliano, Inocencio I, los mártires de la Tebaina, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas, Nicolás, Nazario, Celso, Samsón, Urso y Víctor.

Son beatos Alfonsa de la Inmaculada virgen, David Carlos, religioso escolapio, fusilado en este día durante la persecución de 1936, Lucio Martínez dominico y mártir, beatificado el 11 de marzo de 2001 y los religiosos escolapios Manuel Segura y David Carlos, mártires también de la persecución religiosa en España en los mismos años.

Gloria de Dios y de España son el Pedro Poveda Castroverde, sacerdote, fundador de la Institución Teresiana, gran pedagogo y apóstol de los pobres, que se presentó él mismo a sus verdugos que lo buscaban diciendo: «Soy sacerdote de Jesucristo». Sufrió la muerte a tiros de fusil en Madrid, frete a las tapias del cementerio, el 28 de julio de 1936 porque era, decían, «un pez gordo». Fue solemnemente canonizado con otros cuatro beatos españoles por Juan Pablo II, en Madrid, el día 4 de mayo de 2003.

Otro ilustre español, que espera la gloria de los altares es el Siervo de Dios Ángel Herrera Oria, político honrado y valiente, fundador del periódico «El Debate», maestro de periodistas, que supo compaginar la actividad política con la fe. Más tarde se hizo sacerdote y fue obispo de Málaga y cardenal. Murió en Madrid el 28 de julio de 1968. Le pedimos que ruegue por su patria a la que tanto amó.

Álvaro Maestro Jesús

Laudes – Domingo XVII de Tiempo Ordinario

LAUDES

DOMINGO XVII DE TIEMPO ORDINARIO

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Señor, ábreme los labios.
R/. Y mi boca proclamará tu alabanza

 

INVITATORIO

Se reza el invitatorio cuando laudes es la primera oración del día.

Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya. +

SALMO 94: INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendición al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso».»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Es domingo; una luz nueva
resucita la mañana
con su mirada inocente,
llena de gozo y de gracia.

Es domingo; la alegría
del mensaje de la Pascua
es la noticia que llega
siempre y que nunca se gasta.

Es domingo; la pureza
no solo la tierra baña
que ha penetrado en la vida
por las ventanas del alma.

Es domingo; la presencia
de Cristo llena la casa:
la Iglesia, misterio y fiesta,
por él y en él convocada.

Es domingo; «este es el día
que hizo el Señor», es la Pascua,
día de la creación
nueva y siempre renovada.

Es domingo; de su hoguera
brilla toda la semana
y vence oscuras tinieblas
en jornadas de esperanza.

Es domingo; un canto nuevo
toda la tierra le canta
al Padre, al Hijo, al Espíritu,
único Dios que nos salva. Amén.

SALMO 62: EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

Ant. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mi labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Por ti madrugo, Dios mío, para contemplar tu fuerza y tu gloria. Aleluya.

CÁNTICO de DANIEL: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR

Ant. En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor». Aleluya.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
Astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
Vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Ant. En medio de las llamas, los tres jóvenes, unánimes, cantaban: «Bendito sea el Señor». Aleluya.

SALMO 149: ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Ant. Que los hijos de Sión se alegren por su Rey. Aleluya.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles,
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Que los hijos de Sión se alegren por su Rey. Aleluya.

LECTURA: Ap 7, 10-12

¡La victoria es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero! La alabanza y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y el honor y el poder y la fuerza son de nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

RESPONSORIO BREVE

R/ Cristo, Hijo de Dios vivo, Ten piedad de nosotros.
V/ Cristo, Hijo de Dios vivo, Ten piedad de nosotros.

R/ Tú que estás sentado a la derecha del Padre.
V/ Ten piedad de nosotros.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Cristo, Hijo de Dios vivo, Ten piedad de nosotros.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?

Benedictus. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por la boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?

PRECES

Glorifiquemos al Señor Jesús, luz que alumbra a todo hombre y Sol de justicia que no conoce el ocaso, y digámosle:

¡Oh Señor, vida y salvación nuestra!

Creador del universo, al darte gracias por el nuevo día que ahora empieza,
— te pedimos que el recuerdo de tu santa resurrección sea nuestro gozo durante este domingo.

Que tu Espíritu Santo nos enseñe a cumplir tu voluntad,
— y que tu sabiduría dirija hoy nuestras acciones.

Que al celebrar la eucaristía de este domingo, tu palabra nos llene de gozo,
— y que la participación en tu banquete haga crecer nuestra esperanza.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Que sepamos contemplar las maravillas que tu generosidad nos concede,
— y vivamos durante todo el día en acción de gracias.

Digamos ahora, todos juntos, la oración que nos enseñó el mismo Señor:
Padre nuestro…

ORACION

Oh Dios, protector de los que en ti esperan, sin ti nada es fuerte ni santo; multiplica sobre nosotros los signos de tu misericordia, para que, bajo tu guía providente, de tal modo nos sirvamos de los bienes pasajeros, que podamos adherirnos a los eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.