Vísperas – Santo Domingo de Guzmán

VÍSPERAS

JUEVES XVIII de TIEMPO ORDINARIO

SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, presbítero

 

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Cantemos al Señor con alegría
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

SALMO 71: PODER REAL DEL MESÍAS

Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.

Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran río al confín de la tierra.

Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.

Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

SALMO 71

Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre, rescatará sus vidas de la violencia.

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.

Que viva y que le traigan el oro de Saba;
que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día.

Que haya trigo abundante en los campos,
y susurre en lo alto de los montes;
que den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre, rescatará sus vidas de la violencia.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: EL JUICIO DE DIOS

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

LECTURA: 1P 5, 1-4

A los presbíteros en esa comunidad, yo, presbítero como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partícipe de la gloria que va a manifestarse, os exhorto: Sed pastores del rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, gobernándolo no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con generosidad; no como déspotas sobre la heredad de Dios, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y cuando aparezca el supremo Pastor, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.

RESPONSORIO BREVE

R/ Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.
V/ Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

R/ El que entregó su vida por sus hermanos.
V/ El que ora mucho por su pueblo.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que le reparta la ración a sus horas.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que le reparta la ración a sus horas.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice a favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:

Salva a tu pueblo, Señor

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,
— haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, con Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,
— santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,
— llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,
— no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre esté alejado de ti.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a tus ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,
— salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Con el gozo que nos da el saber que somos hijos de Dios, digamos con plena confianza:
Padre nuestro…

ORACION

Te pedimos, Señor, que santo Domingo de Guzmán, insigne predicador de tu palabra, ayude a tu Iglesia con sus enseñanzas y sus méritos, e interceda también con bondad por nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – 8 de agosto

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

Ven, Señor, en ayuda de tus hijos; derrama tu bondad inagotable sobre los que te suplican, y renueva y protege la obra de tus manos en favor de los que te alaban como creador y como guía. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Mateo 16,13-23
Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o uno de los profetas.» Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.» Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el Cristo.
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!» Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!

3) Reflexión

• Estamos en la parte narrativa entre el Sermón de las Parábolas (Mt 13) y el Sermón de la Comunidad (Mt 18). En esta partes narrativas que enlazan entre sí los cinco Sermones, Mateo acostumbra seguir la secuencia del Evangelio de Marcos. De vez en cuando, cita otras informaciones, conocidas también por Lucas. Y aquí y allá, trae textos que aparecen sólo en el evangelio de Mateo, como en el caso de la conversación entre Jesús y Pedro, del evangelio de hoy. Este texto recibe interpretaciones diversas y hasta opuestas en las diversas iglesias cristianas.
• En aquel tiempo, las comunidades cultivaban un lazo afectivo muy fuerte con los líderes que habían dado origen a la comunidad. Por ejemplo, las comunidades de Antioquia en Siria, cultivaban su relación con la persona de Pedro. Las de Grecia, con la persona de Pablo. Algunas comunidades de Asia, con la persona del Discípulo Amado y otras con la persona de Juan, en el Apocalipsis. Una identificación con estos líderes de su origen ayudaba a las comunidades a cultivar mejor su identidad y espiritualidad. Pero podía ser también motivo de disputa, como en el caso de la comunidad de Corinto (1 Cor 1,11-12).
• Mateo 16,13-16: Las opiniones de la gente y de los discípulos respecto de Jesús. Jesús hace preguntas para saber qué piensa la gente respecto a su persona, el Hijo del Hombre. Las respuestas son variadas. Juan Bautista, Elías, Jeremías, algún profeta. Cuando Jesús pregunta la opinión de los discípulos, Pedro se vuelve portavoz y dice: “¡Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo!” La respuesta no es nueva. Anteriormente, los discípulos habían dicho lo mismo (Mt 14,33). En el Evangelio de Juan, la misma profesión de fe la hizo Marta (Jn 11,27). Significaba que en Jesús se realizan las profecías del Antiguo Testamento.
• Mateo 16,17: La respuesta de Jesús a Pedro: «¡Bienaventurado eres Simón!» Jesús proclama Pedro “¡Bienaventurado!”, porque recibió una revelación del Padre. Aquí también la respuesta de Jesús no es nueva. Anteriormente, Jesús había alabado al Padre porque había revelado el Hijo a los pequeños y no a los sabios (Mt 11,25-27) y había hecho la misma proclamación de dicha a los discípulos por estar viendo y oyendo cosas nuevas que, antes que ellos, nadie conocía ni había oído hablar (Mt 13,16).
• Mateo 16,18-20: Las atribuciones de Pedro: Ser piedra y tener las llaves del Reino. 
(a) Ser Piedra: Pedro debe ser piedra, esto es, debe ser fundamento firme para la iglesia para que pueda resistir contra las puertas del infierno. Con estas palabras de Jesús a Pedro, Mateo anima las comunidades perseguidas de Siria y de Palestina a que vean en Pedro al líder destacado de su origen. A pesar de ser débil y perseguida, la comunidad tiene un fundamento firme, por la palabra de Jesús. La función de ser piedra como fundamento de la fe evoca la palabra de Dios al pueblo en exilio: “Escúchenme ustedes, que anhelan la justicia y que buscan a Yavé. Miren la piedra de que fueron tallados y el corte en la roca de donde fueron sacados. Miren a Abraham, su padre, y a Sara que los dio a luz; él, que era uno solo cuando lo llamé, se multiplicó luego que lo bendije”. (Is 51,1-2). Indica que en Pedro existe un nuevo comienzo del pueblo de Dios.
(b) Las llaves del Reino: Pedro recibe las llaves del Reino. El mismo poder de ligar y desligar es dado a las comunidades (Mt 18,18) y a los otros discípulos (Jn 20,23). Uno de los puntos en que el evangelio de Mateo más insiste es la reconciliación y el perdón. Es una de las tareas más importantes de los coordinadores y coordinadoras de las comunidades. Imitando a Pedro, deben atar y desatar, esto es, hacer el que haya reconciliación, aceptación mutua, construcción de fraternidad, hasta setenta veces siete (Mt 18,22).
• Mateo 16,21-22: Jesús completa lo que falta en la respuesta de Pedro, y éste reacciona. Jesús empieza a decir: “que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día”. Al decir que debía ir y que debía morir, o que era necesario sufrir, indicaba que el sufrimiento estaba previsto en las profecías. El camino del Mesías no era sólo de triunfo y de gloria, sino también ¡de sufrimiento y de cruz! Si Pedro acepta a Jesús como Mesías e Hijo de Dios, debería aceptarlo también como Mesías Siervo que va a morir. Pero Pedro no acepta la corrección de Jesús y trata de disuadirlo. Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!»
• Mateo 16,23: La respuesta de Jesús a Pedro: piedra de tropiezo. La respuesta de Jesús es sorprendente. Pedro quería orientar a Jesús tomando la delantera. Jesús reacciona: ««¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!«
Pedro tiene que seguir a Jesús, y no el contrario. Es Jesús quien da la dirección. Satanás es aquel que desvía a la persona del camino trazado por Dios. De nuevo aparece la expresión piedra, pero ahora en el sentido opuesto. Pedro, ahora es la piedra de apoyo, ahora es la piedra de tropiezo. Así eran las comunidades de la época de Mateo, marcadas por la ambigüedad. Así somos todos nosotros y así es, según lo dicho por Juan Pablo II, el papado mismo, marcado por la misma ambigüedad de Pedro: piedra de apoyo en la fe y piedra de tropiezo en la fe.

4) Para la reflexión personal

• ¿Cuáles son en nuestra comunidad las opiniones que hay sobre Jesús? Estas diferencias en la manera de vivir y expresar la fe enriquecen la comunidad o la perjudican en su caminada?
• ¿Qué tipo de piedra es nuestra comunidad? ¿Cuál es la misión que resulta de esto para nosotros?

5) Oración final

Crea en mí, oh Dios, un corazón puro,
renueva en mi interior un espíritu firme;
no me rechaces lejos de tu rostro,

no retires de mí tu santo espíritu. (Sal 51,12-13)

Comentario del 8 de agosto

En cierta ocasión, nos refiere Mateo, Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Por el tenor de la pregunta, parece que Jesús tiene la intención de sondear la opinión pública que se han forjado sus contemporáneos de su persona. Ellos contestan lo que han oído entre la gente: Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.

La opinión generalizada es que se trata de un profeta que actualiza o reproduce la misión de antiguos profetas, de profetas de fama contrastada. Pero Jesús quiere ir más lejos; desea conocer su propia opinión. Ellos han estado más cerca de él; le han acompañado en sus correrías apostólicas; han sido testigos de sus actuaciones milagrosas; han observado el asombro que provocaba su enseñanza; tienen, por tanto, un conocimiento más acendrado, al menos más inmediato y próximo, de él. ¿Quién decís, vosotros, que soy yo? Porque algo tendrán que decir; porque tendrán una opinión formada, que no tiene por qué ser la de la gente del entorno.

Leyendo el texto, da la impresión de que aquella pregunta les dejó sorprendidos, como si no tuvieran una respuesta a mano. Jesús ciertamente era su Maestro. Ellos lo habían dejado todo para seguirle. Podían equipararle, como los demás, a uno de los grandes profetas de la antigüedad. Tal vez pensasen incluso que él era el Mesías anunciado y esperado. Pero ¿tenían una idea clara de lo que esto significaba? Lo cierto es que el único que tomó la palabra fue Simón Pedro, que dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.

Por lo que le responde después Jesús, podemos deducir que Pedro no era del todo consciente del alcance de sus palabras, pues le habían sido reveladas de lo alto: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo! Si no se lo ha revelado nadie de carne y hueso, tampoco lo ha deducido de su propia observación. Podía tener una idea vaga de haber encontrado al Mesías anunciado; pero difícilmente podía identificar al Ungido de Dios con el Hijo de Dios vivo. Y eso a pesar de haber oído con frecuencia a Jesús referirse a su Padre del cielo.

Lo seguro es que Jesús ve en la confesión de fe de Pedro una revelación del Padre. Ello, además de otras razones, le permite darle un puesto singular entre sus discípulos: Tú eres Pedro –tal es el nombre de la vocación o de la elección-, y sobre esta piedra –que eres tú- edificaré mi Iglesia. Para desempeñar esta función de cimiento dispondrá de las llaves del Reino de los cielos y podrá atar y desatar en la tierra, quedando sellada su actuación en el cielo. De este modo la Iglesia de Cristo se convierte en Iglesia petrina: una Iglesia que se levanta también sobre la fe de Pedro.

Para cumplir su singular misión, necesitará de la potestad de abrir y cerrar (el poder de las llaves), de atar y desatar (el poder de absolver y de retener, de excomulgar y de reconciliar), es decir, la potestad de gobierno, no en solitario, porque no dejará de formar parte del colegio apostólico, pero sí en singular, como miembro preeminente de ese colegio, como «Papa». A esa función primacial corresponde la vigilancia sobre el depósito doctrinal para que no se falsee ni se deforme, la salvaguarda de la unidad en la Iglesia, la defensa de toda la grey frente a las posibles y reales agresiones, el cuidado pastoral del rebaño a él encomendado: apacienta a mis ovejas.

 

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

84. En algunos jóvenes reconocemos un deseo de Dios, aunque no tenga todos los contornos del Dios revelado. En otros podremos vislumbrar un sueño de fraternidad, que no es poco. En muchos habrá un deseo real de desarrollar las capacidades que hay en ellos para aportarle algo al mundo. En algunos vemos una sensibilidad artística especial, o una búsqueda de armonía con la naturaleza. En otros habrá quizás una gran necesidad de comunicación. En muchos de ellos encontraremos un profundo deseo de una vida diferente. Se trata de verdaderos puntos de partida, fibras interiores que esperan con apertura una palabra de estímulo, de luz y de aliento.

Estemos alerta

Si en el evangelio del domingo pasado Jesús nos habló de la importancia que hemos de dar a los bienes de aquí abajo, buscando los de arriba, la palabra de Dios nos habla este domingo de la espera y de la alerta. Muchas veces nos pasa que necesitamos ver y tener en mano aquello que consideramos importante. Sin embargo, la fe es precisamente lo contrario: la espera de lo que todavía no tenemos en mano y que tampoco vemos, pero que sabemos que Dios nos lo ha prometido. Por eso debemos estar alerta, como nos dice hoy el Evangelio.

1. La fe, fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve. Cuántas veces he podido escuchar expresiones como: “Yo le tengo mucha fe a este santo, o a esta imagen de Cristo o de la Virgen”, o también “yo tengo mi fe, a mi manera”. Muchas veces la palabra “fe” ha sido manipulada de tal modo que para muchos resulta difícil poder saber qué es exactamente la fe. Hoy, el autor de la Carta a los Hebreos nos da en la segunda lectura una definición preciosa de lo que es la fe. La fe no se basa en lo que vemos, en imágenes de madera y en gestos y ritos. La fe es la esperanza de aquello que Dios nos ha prometido, que aún no vemos, pero que, porque tenemos la confianza puesta en Dios, nuestro Padre, y porque nos fiamos de la palabra de su Hijo Jesucristo, esperamos alcanzar un día. Y a continuación, el autor de la carta nos propone el ejemplo de Abrahán, al que llamamos “nuestro padre en la fe”. Dios le prometió una tierra, y él salió de su casa, sin saber todavía qué tierra era esa, porque se fiaba de Dios. También se fio de Dios cuando le prometió que iba a tener un hijo, él que era mayor y su mujer estéril, y que de ese hijo iba a nacer una gran descendencia. Y cuando finalmente Dios le dio un hijo, Abrahán estuvo dispuesto a entregarlo en sacrificio cuando Dios se lo pidió. Vivió como extranjero en la tierra prometida, sin poseerla todavía, igual que los demás patriarcas. Así nos enseña el autor de la Carta a los Hebreos que la fe es esperar aquello que todavía no tenemos, que no vemos, pero que confiamos en Dios que es quien lo ha prometido, y sabemos que Él siempre cumple sus promesas. Y esto nos da ánimo, como hemos escuchado en la primera lectura del Libro de la Sabiduría.

2. Donde está vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón. En el Evangelio, Jesús nos recuerda que Dios ya nos ha dado lo prometido: “No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino”. Dios ha cumplido su promesa, por eso no debemos tener miedo. Pero ya no se trata de una porción de tierra aquí abajo, como le prometió a Abrahán, sino el Reino de los Cielos que Dios nos prometió desde antiguo y que nos ha traído ya por medio de Jesucristo. Por eso Jesús nos llama a poner nuestro corazón en el Cielo, donde tenemos nuestro tesoro, que es la promesa cumplida de Dios. Si tenemos nuestro tesoro aquí en la tierra, tendremos nuestra esperanza puesta sólo en las cosas de aquí, que sabemos que tarde o temprano terminan acabándose. Pero Dios nos promete algo más grande, algo que es para siempre. Por eso, la actitud propia del cristiano es la de olvidarse de las cosas de aquí para poner su corazón en las cosas de arriba. Allí donde está nuestro tesoro está nuestro corazón, y no hay mayor tesoro que el Reino que Dios nos ha prometido.

3. Estad alerta. Pero si una actitud propia del cristiano es llevar el corazón al Cielo, donde está nuestro tesoro, otra actitud propia del cristiano es la de estar alerta. Y es que la fe, puesto que es esperar aquello que no vemos, exige de nosotros que estemos atentos, pues Dios nos dará lo prometido cuando menos lo esperemos. Si lo viésemos, sabría por dónde va, y sabríamos cuándo viene y por dónde. Sin embargo, Dios siempre nos sorprende, y llega a nosotros cuando menos lo esperamos. Por ello, la actitud que Jesús nos pide en el Evangelio es la de estar alerta. La cintura ceñida nos recuerda a la Pascua, cuando Dios mandó a los israelitas que comiesen el cordero así. Además, es el modo de vestir propio para el trabajo, la cintura ceñida para sujetar bien la espalda y poder llevar a cabo el trabajo en el campo. Por otro lado, la lámpara encendida nos recuerda la noche, momento en el que solemos dormir, despreocupándonos de lo que pasa a nuestro alrededor. Por ello, la lámpara encendida es signo de la vigilia, de la espera de aquél que puede llegar en cualquier momento, incluso a altas horas de la noche.

“Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará”, nos ha dicho Jesús. A nosotros Dios nos ha dado la prenda de la promesa del reino: nos ha dado su palabra, que acabamos de escuchar, y nos ha dado la Eucaristía, su cuerpo entregado en señal del amor de un Dios que cumple siempre lo que promete. A nosotros, que Dios nos ha dado tanto, nos reclama una respuesta de verdadera fe, una fe como la de Abrahán, que nos hace salir de nosotros mismos para alcanzar aquello que Dios nos quiere dar.

Francisco Javier Colomina Campos

Estad preparados

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – «No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.

Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón.

Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.

Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.

Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»

Pedro le preguntó: – «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»

El Señor le respondió: – «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: “Mi amo tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»

Lucas 12, 13-21

 

Comentario del evangelio

Sabemos que Jesús volverá de nuevo, pero no sabemos cuando va a suceder. Los cristianos no somos unos alumnos que estudiamos todo el último día para aprobar el examen, es decir, no haremos cosas buenas días antes de que llegue Jesús. Eso no es ser cristiano. Nosotros disfrutamos siendo seguidores de Jesús, por eso hacemos las cosas que tenemos que hacer, no porque pensemos que Jesús va a venir mañana para juzgarnos.

 

Para hacer vida el evangelio

• Escribe algo que hayas hecho en esta semana y que lo hayas hecho porque eres cristiano.

• ¿Estás preparado como cristiano? ¿Qué crees que Dios te pide como creyente?

• Escribe un compromiso que vas a hacer la próxima semana por ser creyente.

Oración

Porque me confortas,
me rescatas de los lamentos y quejas,
me pones en contacto con mis recursos
y me haces grande en mi debilidad.
Porque sin Ti nada puedo hacer,
y me siento como un niño,
en brazos de su padre,
seguro y confiado,
vivo bien, puedo todo y soy valioso.
Porque vivir contigo es la mejor lotería,
y el que te encuentra tiene un tesoro,
el vivir en seguridad, en fraternidad,
en confianza y fortaleza.
Porque saber que tras la muerte
eres tú quien me espera,
me hace encontrar sentido a todo
y vivir tranquilo el presente y el futuro.
Tú eres, Señor, mi mejor tesoro,
lo grito a todos los vientos.
Porque Tú eres mi pastor
y nada me puede faltar.

Mi mejor tesoro eres Tú

Porque sé de quién me he fiado mi alma está tranquila,
vivo sin miedos ni preocupaciones y estoy sosegado y feliz.

Porque todo lo que me ocurre, me sucede contigo,
vivo contento y sin ansiedades,
sabiendo que tengo la mejor compañía.

Porque la fe atraviesa montañas,
sé que contigo, Señor, todo lo puedo.
Tú me vuelves fuerte, atrevido, osado, capaz y creativo.

Porque me confortas,
me rescatas de los lamentos y quejas,
me pones en contacto con mis recursos
y me haces grande en mi debilidad.

Porque sin Ti nada puedo hacer, y me siento como un niño,
en brazos de su padre, seguro y confiado,
vivo bien, puedo todo y soy valioso.

Porque vivir contigo es la mejor lotería,
y el que te encuentra tiene un tesoro,
el vivir en seguridad, en fraternidad,
en confianza y fortaleza.

Porque saber que tras la muerte eres tú quien me espera,
me hace encontrar sentido a todo
y vivir tranquilo el presente y el futuro.

Tú eres, Señor, mi mejor tesoro, lo grito a todos los vientos.
Porque Tú eres mi pastor
y nada me puede faltar.

Mari Patxi Ayerra

Notas para fijarnos en el evangelio Domingo XVIII de Tiempo Ordinario

• Los vv. 33-34 nos sitúan en el mismo tema. Igual mente lo percibimos cuando Jesús nos dice: “no temas” (32). Jesús añade la razón porla que podemos estar dispuestos a darlo todo, a compartirlo todo, sin “temor”: “vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino” (32).

* No es aquí (32) el único lugar del Evangelio según Lucas en que se dice que “el Reino se da”a los discípulos: A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del Reino de Dios (Lc 8,10);Yo os transmito el Reino, como me lo transmitió mi Padre a mi (Lc 22,29). Otro evangelista, Mateo, lo pone en labios de Jesús cuando explica la parábola del juicio, donde queda muy claro qué quiere decir ser discípulo y, por tanto, ser heredero del Reino (Mt 25,34).

• El “rebaño” (32) es una imagen bíblica clásica para representar a Israel (Ez 34). Aquí Jesús la usa para hablar de los discípulos, el nuevo Israel.

* En otros lugares del Nuevo Testamento también hallamos esta imagen aplicada a la Iglesia, a la misión de los pastores de la Iglesia de Dios, que deben tener cuidado del rebaño que el Espíritu Santo les ha confiado (Hch 20,28).

• Lucas, tanto en el Evangelio como en el libro de los Hechos, insiste en el valor de la “limosna” (33), la importancia de dar los bienes a los pobres.

* Por ejemplo: dad limosna de lo de dentro, y lo tendréis limpio todo (Lc 11,41); vende todo lo que tienes y repártelo a los pobres, que Dios será tu riqueza (Lc 18,22); la mitad de mis bienes, Señor; se la doy a los pobres (Lc 19,8); esa viuda, que es pobre, ha echado más que nadie (Lc 2 1,1.4); una discípula llamada Tabita… hacia infinidad de obras buenas y de limosnas (Hch 9,36); Dios ha escuchado tu oración y tiene presentes tus limosnas (Hch 10,31). (bien se puede ver Hch 11,29;24,17).

• “Haceos un tesoro inagotable en el cielo” (33): Jesús insiste, una y otra vez, en decir cuál es la vida que vale la pena, como se expresaba en el texto del domingo pasado (Lc 12,13-21).

* Es un tema repetido en el Nuevo Testamento: Amontonad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los coman, ni ladrones que abran boquetes y roben (Mt 6,20); Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro corazón y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego (Sant 5,2-3). Es un tema que se vincula con el del “corazón” (34): Mateo nos dice que donde está tu tesoro, allí está tu corazón (Mt 6,21); y san Pablo dice que hay que “aspirar”, es decir, poner el corazón allí donde está el Resucitado: Ya que habéis resucitado con Cristo… aspirad a los bienes de arriba (Col 3,1-2).

* “Tener ceñida la cintura” (cf. Ex 12.11; 2Re 4,29) era la manera como llevaban el vestido los que trabajaban o bien tenían que emprender un viaje. La imagen de las “lámparas encendidas” expresa también la idea de estar a punto de prestar un servicio (aparece igualmente en Lc 8,16 y 11,33).

• Jesús habla de si mismo, al mismo tiempo, como del “señor” (37) y del que “va sirviendo” a los criados (37).

* San Juan lo dice, no en parábola, sino narrando los hechos en la Última Cena: se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido …/…Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy (Jn 13,4-5.13).

• Vale la pena destacar la Bienaventuranza que pronuncia Jesús tres veces en este texto:“dichosos” (37,38) y “dichoso” (43).

* Lucas menciona muchas Bienaventuranzas, generalmente en boca de Jesús: son dichosos los pobres, los que tienen hambre, los que lloran, los que son odiados por causa de Jesús (Lc 6,20-23),el que no rechaza a Jesús (Lc 7,23), los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen (Lc 11,28),los discípulos que ven lo que Dios realiza y revela a través de Jesús (Lc 10,23), el que invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos, que por ello comerá en el banquete del Reino de Dios (Lc 14,14-15). Pero también Isabel (Lc 1,45) y una mujer anónima (Lc 11,27) lo dicen de María, la Madre deJesús, por ser quien acogió la Palabra y nos la ha dado. También el Magníficat dice que todas las generaciones felicitarán a María, es decir, la pro- clamarán feliz o dichosa (Lc 1,48).

• La pregunta de Pedro (41) indica que Jesús se dirige a los Doce (48), a los que tienen responsabilidades en la Iglesia, sobre todo en lo que dice como respuesta (42-48).

• Nos puede sorprender el “condenándolo” (46)tan contundente que usa Jesús. Estamos en una parábola —tampoco Cristo glorioso es un “ladrón” (39), pero esta imagen indica eficazmente que nadie sabe el momento de su venida definitiva (40)—. El “condenándolo” es muy eficaz para decir que no estar alerta y dejarse seducir por la riqueza (Lc 12,15) es perder la vida (Lc 12,21).

Comentario al evangelio – 8 de agosto

Si habéis visitado la basílica de San Pedro en el Vaticano habréis observado que alrededor de la cúpula, por su parte interna, están escritas en latín las palabras centrales del evangelio de hoy: «Tu es Petrus et super hanc petram aedificabo ecclesiam meam» (Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia). Hace falta subir al deambulatorio para caer en la cuenta del descomunal tamaño de estas letras hechas en mosaico. No es necesario decir por qué se han puesto estas palabras en este preciso lugar. Pero lo que sí nos interesa es preguntarnos qué pueden significar para nosotros hoy.

Caigamos en la cuenta de que estas palabras que Jesús dirige a Pedro sólo se encuentran en el evangelio de Mateo. En ellas se ha fundamentado bíblicamente la autoridad del Papa en cuanto sucesor de Pedro. Según el Código de Derecho Canónico, esta autoridad es «suprema, plena, inmediata y universal» (canon 331). Estas palabras resultan tan solemnes que cuesta relacionarlas con el apóstol Pedro, hombre vulnerable. Por eso necesitamos una y otra vez beber en el sentido más genuino de lo que el evangelio nos quiere transmitir.

Lo primero que me llama la atención es que Jesús no elige a Pedro en virtud de sus cualidades personales sino por su fe en él como Hijo de Dios. Pero se trata de una fe que Pedro no se puede adjudicar como una conquista «porque eso no te lo ha revelado ningún mortal sino mi Padre que está en el cielo». Por tanto, Pedro es, sobre todo, un hombre agraciado con el don de la fe. Sobre este don reposa el sentido de su ministerio en la comunidad. Sin esa fe, la autoridad se convierte en mera dominación.

Pero hay un segundo aspecto que quiero subrayar. La potestad de «atar y desatar» consiste en la potestad de «interpretar la ley» para adaptarla a las nuevas situaciones. De hecho, Pedro así lo hizo. Pensemos en las decisiones que tomó en la asamblea de Jerusalén, tal como se nos narra en el capítulo 15 de los Hechos de los Apóstoles.

¿No sería deseable que esto sucediera hoy de una manera más audaz, de una manera parecida a como Jesús interpretaba la ley? Él siempre buscaba liberar a las personas, encontrar salidas donde la rigidez sólo veía puertas cerradas. Si el ministerio de Pedro fuera más en esta línea, ¿no sería un punto de encuentro en el camino ecuménico más que un obstáculo como, de hecho, lo es hoy para muchos hermanos de otras iglesias?

Hoy celebramos la memoria de Santo Domingo de Guzmán, un santo lúcido para tiempos claroscuros; un santo muy a propósito para nuestra época, un enamorado de la Palabra que supo ser audaz en un siglo tan convulso como el siglo XIII.