Viernes XVIII de Tiempo Ordinario

Hoy es 9 de agosto, viernes XVIII de Tiempo Ordinario.

La lectura de hoy es del evangelio de Mateo (Mt 16, 24-28):

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará. Pues, ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O, ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta. Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino».

Hoy, el Evangelio nos sitúa claramente frente al mundo. Es radical en su planteamiento, no admite medias tintas: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (Mt 16,24). En numerosas ocasiones, frente al sufrimiento generado por nosotros mismos o por otros, oímos: «Debemos soportar la cruz que Dios nos manda… Dios lo quiere así…», y vamos acumulando sacrificios como cupones pegados en una cartilla, que presentaremos en la auditoria celestial el día que nos toque rendir cuentas.

El sufrimiento no tiene valor en sí mismo. Cristo no era un estoico: tenía sed, hambre, cansancio, no le gustaba que le abandonaran, se dejaba ayudar… Donde pudo alivió el dolor, físico y moral. ¿Qué pasa entonces?

Antes de cargar con nuestra “cruz”, lo primero, es seguir a Cristo. No se sufre y luego se sigue a Cristo… A Cristo se le sigue desde el Amor, y es desde ahí desde donde se comprende el sacrificio, la negación personal: «Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará» (Mt 16,25). Es el amor y la misericordia lo que conduce al sacrificio. Todo amor verdadero engendra sacrificio de una u otra forma, pero no todo sacrificio engendra amor. Dios no es sacrificio; Dios es Amor, y sólo desde esta perspectiva cobra sentido el dolor, el cansancio y las cruces de nuestra existencia tras el modelo de hombre que el Padre nos revela en Cristo. San Agustín sentenció: «En aquello que se ama, o no se sufre, o el mismo sufrimiento es amado».

En el devenir de nuestra vida, no busquemos un origen divino para los sacrificios y las penurias: «¿Por qué Dios me manda esto?», sino que tratemos de encontrar un “uso divino” para ello: «¿Cómo podré hacer de esto un acto de fe y de amor?». Es desde esta posición como seguimos a Cristo y como —a buen seguro— nos hacemos merecedores de la mirada misericordiosa del Padre. La misma mirada con la que contemplaba a su Hijo en la Cruz.

Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez

Liturgia – Santa Teresa Benedicta de la Cruz

VIERNES. SANTA TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ, virgen y mártir, patrona de Europa, fiesta

Misa de la fiesta (rojo)

Misal: Antífonas y oraciones propias. Gloria. Prefacio de mártires. No se puede decir la Plegaria Eucarística IV.

Leccionario: Vol. IV

  • Os 2, 16b. 17de. 21-22. Me desposaré contigo para siempre.
  • Sal 44. Escucha, hija, mira: inclina el oído.
  • Mt 25, 1-13. ¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!

Antífona de entrada          Gál 6, 14
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.

Monición de entrada y acto penitencial
Hoy celebramos la fiesta de santa Teresa Benedicta de la Cruz; judía conversa, religiosa carmelita y filósofa, quien murió en el campo de exterminio nazi de Auschwitz, en Polonia, durante la segunda guerra mundial, y a quien el Papa Juan Pablo II proclamó patrona de Europa.

A nosotros, se nos pide que seamos también testigos de Cristo en nuestra vida por medio de la fe y de las buenas obras. Sin embargo, constantemente fallamos en este cometido. Por ello, al comenzar la celebración de los sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados y pidamos humildemente perdón a Dios por ellos.

Yo confieso…

Se dice Gloria.

Oración colecta
DIOS de nuestros padres,
que guiaste a la mártir santa Teresa Benedicta
en el conocimiento de tu Hijo crucificado,
imitándole incluso en la muerte,
concédenos por su intercesión
que todos los hombres reconozcan a Cristo Salvador
y, por medio de él, puedan contemplarte para siempre.
Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración de los fieles
Oremos, hermanos, a Dios nuestro Padre, que en su misericordia ha hecho fuertes a los mártires en la hora del tormento, y con fe, presentémosle nuestras súplicas.

1.- Para que los miembros del a Iglesia, alentados por el ejemplo de los santos mártires, vivamos con entusiasmo y entrega nuestra fe. Roguemos al Señor.

2.- Para que la sangre de los mártires, semilla de nuevos cristianos, sea también abono de abundantes y santas vocaciones sacerdotales y religiosas para nuestra diócesis. Roguemos al Señor.

3.- Para que los gobernantes de nuestro país sirvan a la causa de la justicia, la paz y el bien común, evitando todo tipo de barbarie y racismo. Roguemos al Señor.

4.- Para que los que padecen por cualquier causa, los que son perseguidos por su fe en Jesucristo, los que son privados de sus justos derechos, experimenten, por la intercesión de los mártires, la fortaleza que necesitan para no desesperar. Roguemos al Señor.

5.- Para que todos nosotros, al celebrar la gloria de los mártires de Cristo, nos decidamos a vivir nuestros compromisos con ilusión, entrega y generosidad. Roguemos al Señor.

Oh Dios, que fortaleces nuestra debilidad y que nos das cuanto necesitamos para permanecer unidos a Ti; escucha nuestras oraciones y haz que, a imitación de santa Teresa Benedicto, permanezcamos fieles a tu amor frente a todo tipo de amenazas. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración sobre las ofrendas
ACEPTA, Señor, con bondad estos dones que te ofrecemos

en la fiesta de tu mártir santa Teresa Benedicta
y, ya que has llevado a la perfección del sacrificio único
los diferentes sacrificios de la Antigua Alianza,
actualiza el que tu Hijo te ofreció con su sangre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión          Cf. Sal 22, 4
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.

Oración después de la comunión
CONCEDE, Padre misericordioso,

que los frutos celestiales del árbol de la Cruz
fortalezcan el corazón de quienes
veneramos la memoria de santa Teresa Benedicta,
para que, unidos fielmente a Cristo en la tierra,
merezcamos comer del árbol de la vida en el paraíso.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Santoral 9 de agosto

Entre las santas nuevas del santoral tenemos hoy a santa Teresa Benedicta de la Cruz, conocida en el mundo con el nombre de Edith Stein, canonizada el 11 de octubre de 1998. De origen judío pasó por una etapa de indiferencia religiosa en su vida, mientras fue la discípula predilecta de Husserl, creador de la fenomenología. Después de muchos combates, de dudas y perplejidades leyó a santa Teresa de Jesús, que le hizo exclamar: ¡Aquí está la verdad! Se bautizó a los 30 años siendo ya escritora de reconocida fama. Hechizada por Santa Teresa entró en el Carmelo hasta que, deportada por los nazis por ser judía y religiosa católica, fue condenada a la cámara de gas letal, en un campo de concentración destinado al exterminio del pueblo judío, en Auschwitz (Polonia) el año 1942. Juan Pablo II la declaró patrona de Europa en 1999.

El santoral recuerda también este día a otros numerosos santos: Amadeo Menez franciscano portugués, Autor obispo, Bandarido, Domiciano y Fedlimino obispos, Fermo y Rústico mártires, Julián, Marciano y otros ocho compañeros mártires,  Mauricio obispo, Nateo obispo también, Pedro abad, Numídico y compañeros mártires de Cartago, Romano y Rústico mártires, Secundiano, Marceliano y Veriano mártires italianos y Sereno obispo.

No menos numerosos son los beatos: Claudio Richard benedictino, Falco eremita, Faustino Oleiza y Florentino Felipe, religiosos escolapios asesinados en la guerra civil española de 1936 por odio a su fe, Guillermo Plaza operario diocesano igualmente asesinado en la misma persecución, Juan Bufalari eremita, Juan de Salerno dominico, Juan Eliseo capuchino, Ricardo Bere mártir de Enrique VIII, Teuzon de Badia monje benedictino y una serie de religiosos de la Orden hospitalaria de san Juan de Dios, encabezados por Rubén de Jesús López Aguilar, asesinados en Barcelona en 1936.

Entre los beatos destacamos a Mons. Florentino Asensio Barroso, obispo de Barbastro, torturado y fusilado en la misma persecución de 1936, a Cándida de Jesús natural de Andoain (Guipúzcoa), fundadora de las Hijas de Jesús y a la todavía Venerable Lutgarda Mas y Mateu, nacida en Barcelona y fundadora del Instituto de las Religiosas de Ntra. Sra. de la Merced.

Álvaro Maestro Jesús

Laudes – Santa Teresa Benedicta de la Cruz

LAUDES

SANTA TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ

(1891-1942). Nació en Breslau, de familia judía. Recibió el bautismo a los 32 años y posteriormente ingresó en el Carmelo. Ofreció su vida por el pueblo de Israel en los hornos crematorios de Auschwitz, víctima de la persecución nazi.

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Señor, ábreme los labios.
R/. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Se reza el invitatorio cuando laudes es la primera oración del día.

Ant. Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

SALMO 23: ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

— ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

— El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

— Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

HIMNO

«Quien entrega su vida por amor,
la gana para siempre»,
dice el Señor.

Aquí el bautismo proclama
su voz de gloria y de muerte.
Aquí la unción se hace fuerte
contra el cuchillo y la llama.

Mirad cómo se derrama
mi sangre por cada herida.
Si Cristo fue mi comida,
dejadme ser pan y vino
en el lagar y en el molino
donde me arrancan la vida.

SALMO 62: EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

Ant. En medio de sus tormentos, los mártires de Cristo contemplaban su gloria y decían: «Ayúdanos, Señor».

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. En medio de sus tormentos, los mártires de Cristo contemplaban su gloria y decían: «Ayúdanos, Señor».

CÁNTICO de DANIEL: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR

Ant. Almas y espíritus justos, cantad un himno a Dios. Aleluya.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
Astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
Vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Ant. Almas y espíritus justos, cantad un himno a Dios. Aleluya.

SALMO 149: ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Ant. Mártires del Señor, alabad al Señor en el cielo.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles,
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Mártires del Señor, alabad al Señor en el cielo.

LECTURA: 2Co 1, 3-5

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios del consuelo; Él nos alienta en nuestras luchas hasta el punto de poder nosotros alentar a los demás en cualquier lucha, repartiendo con ellos el ánimo que nosotros recibimos de Dios. Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, gracias a Cristo rebosa en proporción nuestro ánimo.

RESPONSORIO BREVE

R/ Los justos viven eternamente
V/ Los justos viven eternamente

R/ Reciben de Dios su recompensa.
V/ Viven eternamente.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Los justos viven eternamente

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

Benedictus. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR. Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por la boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

PRECES

Celebremos, amados hermanos, a nuestro Salvador, el testigo fiel, y, al recordar hoy a los santos mártires que murieron a causa de la palabra de Dios, aclamémoslo, diciendo:

Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

Por la intercesión de los santos mártires, que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,
— concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires, que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,
— concédenos, Señor, la integridad y la constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires, que, soportando la cruz, siguieron tus pasos,
— concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Por la intercesión de los santos mártires, que lavaron su manto en la sangre del cordero
— concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Terminemos nuestra oración diciendo juntos las palabras del Señor y pidiendo al Padre que nos libre de todo mal:
Padre nuestro…

ORACION

Dios de nuestros padres, llénanos de la ciencia de la cruz con la que colmaste, en el martirio, a santa Teresa Benedicta, y concédenos, por su intercesión, que te busquemos siempre a ti, la Verdad más alta, y que hasta la muerte guardemos fielmente la alianza de amor eterno que, para salvar el mundo, has sellado con la sangre de tu Hijo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.