Vísperas – San Bernardo

VÍSPERAS

SAN BERNARDO, Abad y doctor

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.

Palabra eternamente pronunciada
en la mente del Padre sin principio,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada,
de la Virgen María, hecha Hijo.

Las tinieblas de muerte y de pecado
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.

No dejéis de brillar, faros divinos,
con destellos de luz que Dios envía,
proclamad la verdad en los caminos
de los hombres y pueblos,
sed su gloria. Amén.

SALMO 136: JUNTO A LOS CANALES DE BABILONIA

Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los cauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirnos:
«Cantadnos un cantar de Sión.»

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha;

que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Si me olvido de ti, Jerusalén, que se me paralice la mano derecha.

SALMO 137: ACCIÓN DE GRACIAS

Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre:

por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.

El Señor es sublime, se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.

Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.

El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Te doy gracias, Señor, delante de los ángeles.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE LOS REDIMIDOS

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria, y la alabanza.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Digno es el Cordero degollado de recibir el honor y la gloria.

LECTURA: St 3, 17-18

La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante y sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia.

RESPONSORIO BREVE

R/ En la asamblea le da la palabra.
V/ En la asamblea le da la palabra.

R/ Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.
V/ Le da la palabra.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ En la asamblea le da la palabra.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. San Bernardo, doctor melífluo, amigo del Esposo, pregonero admirable de la Virgen María, destacó en Claraval como pastor insigne.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. San Bernardo, doctor melífluo, amigo del Esposo, pregonero admirable de la Virgen María, destacó en Claraval como pastor insigne.

PRECES

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice a favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente diciendo:

            Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que, por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,
— haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, con Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,
— santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con  una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,
— llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,
— no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre esté alejado de ti.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a tus ovejas que para nadie las arrebate de tu mano,
— salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Unidos fraternalmente, como hermanos de una misma familia, invoquemos a nuestro padre:
Padre nuestro…

ORACION

Señor, Dios nuestro, tú hiciste del abad San Bernardo, inflamado en el celo de tu casa, una lámpara ardiente y luminosa en medio de tu Iglesia; concédenos, por su intercesión, participar de su ferviente espíritu y caminar siempre como hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – 20 de agosto

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, que has preparado bienes inefables para los que te aman; infunde tu amor en nuestros corazones, para que, amándote en todo y sobre todas las cosas, consigamos alcanzar tus promesas, que superan todo deseo. Por nuestro Señor.

2) Lectura del Evangelio

Del Evangelio según Mateo 19,23-30
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos.» Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?» Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible.» Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?» Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o campos por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna. «Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros.»

3) Reflexión

• El evangelio de hoy es la continuación inmediata del evangelio de ayer. Trae el comentario de Jesús respecto de la reacción negativa del joven rico.
• Mateo 19,23-24: El camello y el ojo de la aguja. Después de que el joven se fuera, Jesús comenta la decisión de aquel y dice: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos.». Dos observaciones respecto de esta afirmación de Jesús: 1) El proverbio del camello y del ojo de la aguja se usaba para decir que una cosa era imposible, humanamente hablando. 2) La expresión “que un rico entre en el Reino” no se trata, en primer lugar de la entrada en el cielo, después de la muerte, sino de la entrada en la comunidad alrededor de Jesús. Y hasta hoy es así. Los ricos difícilmente entran y se sienten en casa en las comunidades que tratan de vivir el evangelio según las exigencias de Jesús y que tratan de abrirse a los pobres, a los migrantes y a los excluidos de la sociedad.
• Mateo 19,25-26: El espanto de los discípulos. El joven había observado los mandamientos, pero sin entender el porqué de la observancia. Algo semejante estaba aconteciendo entre los discípulos. Cuando Jesús los llamó, hicieron exactamente lo que Jesús había pedido al joven: lo dejaron todo y se fueron detrás de Jesús (Mt 4,20.22). Y sin embargo se quedaron espantados con la afirmación de Jesús sobre la casi imposibilidad que un rico tiene de entrar en el Reino de Dios. Señal de que no habían entendido bien la respuesta de Jesús al joven rico: “¡Va vende todo, dalo a los pobres y ven y sígueme!” Pues, si lo hubiesen entendido, no se hubieran quedado extrañados ante la exigencia de Jesús. Cuando la riqueza o el deseo de riqueza ocupa el corazón y la mirada no consigue percibir el sentido de la vida y del evangelio. ¡Sólo Dios puede ayudar! » Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible.»
• Mateo 19,27: La pregunta de Pedro. El trasfondo de la incomprensión de los discípulos despunta en la pregunta de Pedro: “Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué recibiremos, pues?” A pesar de la generosidad tan bonita del abandono de todo, mantenían la anterior mentalidad. Abandonaron todo para recibir algo en cambio. No habían entendido aún el sentido del servicio y de la gratuidad.
• Mateo 19,28-30: La respuesta de Jesús: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o campos por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros.». En esta respuesta, Jesús describe el nuevo mundo, cuyos fundamentos estaban siendo lanzados por su labor y la de sus discípulos. Jesús acentúa tres puntos importantes: (a) Los discípulos se van a sentar en los doce tronos junto con Jesús para juzgar a las tribus de Israel (cf. Apc 4,4). (b) Van a recibir en cambio muchas veces aquello que habían abandonado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos, campos y tendrán en herencia la vida eterna garantizada. (c) El mundo futuro será el contrario del mundo actual. En él los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos. La comunidad alrededor de Jesús es semilla y muestra de este mundo nuevo. Hasta hoy las pequeñas comunidades de los pobres siguen siendo semilla y muestra del Reino.
• Cada vez que, en la historia de la Biblia, surge un movimiento para renovar la Alianza, el movimiento comienza con reestablecer los derechos de los pobres, de los excluidos. Sin ello, ¡la Alianza no se rehace! Así hacían los profetas, así hace Jesús. Denuncia el sistema antiguo que, en nombre de Dios, excluía a los pobres. Jesús anuncia un nuevo comienzo que, en nombre de Dios, acoge a los excluidos. Este es el sentido y el motivo de la inserción y de la misión de la comunidad de Jesús en medio de los pobres. Saca su raíz e inaugura la nueva Alianza.

4) Para la reflexión personal

• Abandonar casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos, campos por causa del nombre de Jesús. ¿Cómo acontece esto en tu vida¿ ¿Qué has recibido en cambio?
• Hoy, la mayoría de los países pobres no son de religión cristiana, mientras que sí lo son la mayoría de los países ricos. ¿Cómo se aplica hoy el proverbio del camello que no pasa por el ojo de una aguja?

5) Oración final

Aunque fuese por valle tenebroso,
ningún mal temería,
pues tú vienes conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan. (Sal 23,4)

La Vida de Jesús – Fco. Fernández-Carvajal

II.- LA ANUNCIACIÓN A MARÍA

 

1.- NAZARET

Lc 1, 26

Seis meses más tarde del mensaje a Zacarías, volvió de nuevo el arcángel Gabriel a una pequeña ciudad de Galilea llamada Nazaret.

Este pueblo del interior de la región está situado sobre las colinas que cierran por el norte el valle de Yzreel oEsdrelón, a unos 140 km de Jerusalén[1]. Aunque no se menciona en ninguna ocasión en el Antiguo Testamento, Nazaret debió de ser habitada desde muy antiguo, según se desprende de las excavaciones llevadas a cabo[2]. Frecuentemente, el origen de muchos pueblos y asentamientos humanos se debe a la existencia de un manantial de agua. En Nazaret no faltaba tampoco una fuente, hoy conocida como fuente de la Virgen, en torno a la cual los apócrifos han tejido numerosas leyendas. La fuente debía de ser una de las razones principales para la existencia misma del pueblo.


[1]Se encuentra a 343 m de altura sobre el nivel del Mediterráneo y a unos cinco kilómetros al sureste de la que fue capital de Galila, Séforis, de la cual dependía administrativamente. Hacia el año 20 de nuestra era, Herodes levantó una nueva capital, Tiberíades, a 19 km al noroeste de Nazaret, a orillas del lago de Genesaret. Nazaret comenzó a depender entonces de esta nueva capital.

[2]Cfr. J. González Echegaray, Las tres ciudades de la infancia de Jesús, EB 50 (1992), pp. 85-102.

Comentario del 20 de agosto

La experiencia de aquel encuentro le sirvió a Jesús para extraer una enseñanza moral muy útil para sus discípulos: Creedme; difícilmente entrará un rico en el Reino de los cielos. Y añade: Lo repito: Más fácil le es a un camello entrar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de los cielos. La comparación les sorprende todavía más, y provoca su espanto, y comentan: Entonces, ¿quién puede salvarse?

El interrogante es pertinente: si la dificultad es ésta, la que encuentra un camello para pasar por el ojo de una aguja, ¿quién puede entonces salvarse o entrar en el reino de los cielos?, ¿y sobre todo, qué rico podrá salvarse?, ¿quizá el no ponga su confianza en el dinero?; pero ¿es posible ser rico, tener dinero, y no poner la confianza en él? Quizá esto sea imposible para los hombres, pero no para Dios; Dios lo puede todo; Dios puede hacer que un rico deje de poner su confianza en el dinero. Basta con hacerle pasar por una experiencia de ruina, de crisis o de enfermedad mortal para hacerle tomar conciencia de que en semejantes circunstancias el dinero no sirve para nada o para casi nada –quizá para unos cuidados paliativos o poco más-.

Pero nos podemos hacer todavía una pregunta: ¿Por qué esta incompatibilidad entre el dinero, o la confianza en él, y el reino de Dios? Probablemente porque tras el afán por el dinero hay una idolatría que resulta incompatible con el verdadero culto a Dios. Es eso que dice Jesús en otro pasaje del evangelio: No podéis servir a Dios y al dinero.

Y es que el dinero se convierte fácilmente en un pequeño reyezuelo, un amo que reclama servicio, atención, culto y adoración. Deja de ser un medio de adquisición de ciertos productos más o menos indispensables para la vida para convertirse en un ídolo que absorbe todas nuestras energías y por el que uno arriesga y sacrifica aspectos muy importantes de la vida como la amistad, la armonía familiar, la paz social, la estabilidad personal. Sucede con frecuencia que el que pone su confianza en el dinero deja de ponerla en los demás; más aún, deja de ponerla en Dios.

Y este es el gran peligro del dinero: que somete a esclavitud, que despierta la codicia generando una espiral de efectos imprevisibles, porque nunca se ve saciada, que nos aparta de Dios provocando la engañosa imaginación de que nos aporta una base más segura (para la vida) que la del mismo Dios. La dificultad que Jesús ve en el dinero está en su poder encadenante, en su capacidad para atar, hasta el punto de encadenar nuestra voluntad, de no dejarnos libertad para actuar conforme al dictado de nuestra recta conciencia. Esto es lo que le sucedió a aquel joven rico: sus posesiones le tenían tan aprisionado que le impedían seguir a Jesús, cuando éste parecía ser su verdadero deseo.

Es en este preciso instante en el que Pedro reacciona y le dice: Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar? Si el joven rico no había sido capaz de romper el lazo que le tenía atado a sus riquezas, ellos, en cambio, habían dejado casa, trabajo, familia y posesiones por seguir a Jesús. Su asiento en el mundo no había sido tan fuerte como para retenerles ante la llamada del Maestro. Realmente habían dejado muchas cosas (todo, dice Pedro) por embarcarse en esta aventura de final incierto con este singular Maestro que había ejercido sobre ellos una atracción irresistible.

Jesús valora su actitud y les hace saber que no quedará sin recompensa: Creedme, cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de la gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de IsraelEl que por mí deja casa, hermanos o hermanas, madre o padre, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.

El seguimiento del Hijo del hombre lleva aneja una promesa de participación en su propio destino glorioso. Sus apóstoles podrán compartir con él trono y regencia, pero no en un marco terreno, sino celeste. No obstante, la recompensa prometida incrementa ya «en este tiempo» las posesiones dejadas «cien veces más»; no hay que esperar, por tanto, a la vida futura para obtener la recompensa con la que Dios premia a sus seguidores o a esos que han dejado tantas cosas ‘valiosas’ por Jesús y por el Evangelio, que es la causa de Jesús; porque las cosas (y personas) que se dejan, no se dejan por desprecio (o baja estima) hacia ellas, sino por el aprecio que les merece la persona y la causa de Jesús.

Pues bien, Jesús promete recompensarles con más –cien veces más– casas, hermanos, padres, hijos y tierras estando aún en esta vida y tiempo; porque, llegada la edad futura, recibirán no mil veces más, sino un premio que no tiene equivalencia con nada de este mundo, recibirán vida eterna.

En el tiempo presente sólo cabe multiplicar las posesiones y los afectos, pero la recompensa futura no es siquiera una multiplicación de las cosas dejadas, sino un bien de rango infinitamente superior, un bien de carácter intemporal: la vida eterna, que, en cuanto eterna, no es comparable con ningún estado temporal. La promesa de Jesús para los que han dejado cosas –realmente valiosas- por él habla a las claras de la generosidad de Dios que paga con creces la siempre limitada generosidad humana. A Dios, fuente suprema de toda bondad, no podemos ganarle en generosidad. La misma generosidad que hallamos en nosotros procede de Él, que nos ha creado así, con capacidad para amar y para gozarnos en el amor con que nos donamos.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

96. Es verdad que «la plaga de los abusos sexuales a menores es por desgracia un fenómeno históricamente difuso en todas las culturas y sociedades», especialmente en el seno de las propias familias y en diversas instituciones, cuya extensión se evidenció sobre todo «gracias a un cambio de sensibilidad de la opinión pública». Pero «la universalidad de esta plaga, a la vez que confirma su gravedad en nuestras sociedades, no disminuye su monstruosidad dentro de la Iglesia» y «en la justificada rabia de la gente, la Iglesia ve el reflejo de la ira de Dios, traicionado y abofeteado»[50].


[50] Discurso conclusivo del encuentro sobre “La protección de los menores en la Iglesia” (24 febrero 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (1 marzo 2019), p. 9.

Recursos – Domingo XXI de Tiempo Ordinario

PRESENTACIÓN DE UNA PARTIDA DE BAUTISMO

(La puede presentar un adulto o una adulta de la Comunidad)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor yo te traigo este documento que es la PARTIDA del BAUTISMO, con la que quiero mostrarte mi compromiso, y el de todos/todas y cada uno/una, de vivir tal como Tú quieres que lo hagamos. Es decir, que no nos conformemos ni nos creamos salvados y salvadas porque estamos bautizados/bautizadas o porque escuchamos tu Palabra, sino que nos empeñaremos en vivir tu Evangelio como el camino de nuestras vidas. Si Tú aceptas nuestro ofrecimiento y nuestro esfuerzo, ayúdanos, por favor, con tu gracia.

PRESENTACIÓN DE UN FRASCO DE COLONIA

(Sería preferible que lo ofreciera una mujer, aunque sin interpretarlo como síntoma machista)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy este sencillo frasco de colonia y perfumo el lugar de nuestra celebración. Es el olor de la vida, el olor de la resurrección. Y te pido en nombre de toda la Comunidad que todos/todas y cada uno/una de nosotros/nosotras, a través de nuestras palabras, nuestra vida y comportamiento, seamos olor y señal de la nueva vida del Resucitado.

PRESENTACIÓN DE UN RACIMO DE UVAS

(Hace esta ofrenda un padre, al que acompaña toda la familia)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te ofrezco hoy este racimo de uvas, que bien puede simbolizar nuestra familia y todas las familias de la tierra. Y es que un débil tronco común soporta las uvas individuales y diferentes, como en nuestra familia vivimos personas distintas, con roles distintos, pero en orden a la construcción de la unidad. Señor, al ofrecerte hoy nuestro deseo, danos Tú tu gracia para poderlo hacer realidad.

PRESENTACIÓN DE LA CONCHA BAUTISMAL

(Lo puede hacer el responsable mismo de la Comunidad o el encargado de los Bautismos)

ORACIÓN – EXPLICACIÓN: Señor, yo te traigo hoy la concha que ha vertido sobre la cabeza de muchos y muchas de los miembros de esta comunidad el agua del bautismo, y lo hago tan sólo para darte gracias por la elección de cada uno/una de nosotros y de nosotras para ser consagración tuya e hijos e hijas de tu familia. Sólo tu generosidad es nuestro único mérito. Por ello, nuestra acción de gracias.

Oración de los fieles – Domingo XXI de Tiempo Ordinario

Hoy vemos como el Señor acoge a todos los de cerca y los de lejos, a todos los que cumplen su voluntad y caminan según sus preceptos. Así pues, le pedimos al Padre diciendo:

R.- SEÑOR, MUÉSTRANOS TU VOLUNTAD.

1. – Por la Iglesia, para que sea fiel a su misión de llevar el Evangelio a todos los pueblos del mundo.

OREMOS

2. – Por todos los pueblos del mundo para que acojan el mensaje de Salvación de Cristo y se conduzca según la ley de Dios.

OREMOS

3. – Por todos aquellos que viven alejados de Cristo, para escuchen el mensaje de salvación con un corazón renovado y respondan con prontitud a la invitación del Señor.

OREMOS

4. – Por todos los que dedican su vida a la extensión del Reino y la proclamación del Evangelio, para que sus esfuerzos se vean recompensados con la conversión de aquellos que oigan su predicación.

OREMOS

5. – Por los padres de familia, para que inculquen las enseñanzas del Evangelio a sus hijos y estos lo acojan con el corazón abierto.

OREMOS

6 – Por nosotros para que seamos predicadores de la Palabra que hemos recibido y llevemos a Cristo a nuestros entornos.

OREMOS

Padre que conoces nuestras debilidades y nuestras necesidades, atiende todo aquello que tu pueblo te suplica para seguir fieles a las enseñanzas del evangelio.

Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.

Amen.


Oremos, hermanos a Dios nuestro Padre, siempre fiel y cariñoso con sus criaturas y le decimos:

R.- SEÑOR, QUE TU PALABRA NOS SALVE

1. – Por la Iglesia de Roma, por el Papa Francisco, por los obispos, sacerdotes y diáconos; por los laicos comprometidos en los trabajos de la Iglesia y por todos aquellos que se esfuerzan en llevar la Palabra de Dios a los confines del mundo.

OREMOS

2. – Por las Iglesias perseguidas, por sus prelados, sacerdotes y ministros, para que no les falte nunca el aliento de todas las Iglesias que en el mundo son libres.

OREMOS

3. – Por los intelectuales, profesores y periodistas que viven y trabajan inspirados por Jesús y su Evangelio, para que nunca les venzan las dudas y permanezcan fieles a la Iglesia de Dios

OREMOS

4. – Por todos aquellos que, perdidos los alientos humanos, solo confían en Cristo como Camino, Verdad y Vida. Que descubran la enorme gracia que Dios les ha dado.

OREMOS

5. – Por los pilotos de aviación, por los marinos y marineros, por los conductores de tren y de autobús y por todos los que viajan de regreso de sus vacaciones, para que el ángel del Señor les guíe con felicidad a su destino.

6. – Por todos aquellos que soportan algún peligro –policías, bomberos, médicos de urgencias, etc. — por el bien de los hermanos, para que nunca les falte fuerza y decisión en el desempeño de su labor.

OREMOS

7. – Por nosotros, presentes en esta eucaristía, por nuestros familiares y amigos. Y por aquellos que nunca nadie se acuerda de ellos.

OREMOS

Acepta Dios Todopoderoso nuestras súplicas y dígnate escucharnos.

Te lo pedimos por Nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina…

Amén.

Comentario al evangelio – 20 de agosto

Muchos de nosotros nos hemos preguntado más de una vez cuál será ese pecado contra el Espíritu Santo al que Jesús se refirió con tanta dureza. Sería un insensato si afirmara que sé claramente a qué se quiso referir el Señor, pero el evangelio de hoy despierta en mí desde hace años una reflexión.

Jesús nos dice una vez más que para Dios nada hay imposible: el Señor lo puede todo. Y nosotros seguimos empeñados en que hay muchas situaciones personales, comunitarias, sociales, ante las que no hay nada que hacer. ¿Cómo que nada? Nosotros no podremos hacer nada. Pero, ¿y la Gracia?

Con excesiva frecuencia los creyentes hablamos de personas que “no tienen arreglo”, de situaciones en las que no merece la pena pelear… Hoy el Evangelio vuelve a recordarnos lo contrario: Dios lo puede todo. Dejemos que su Espíritu entre de verdad en esas realidades; quitemos obstáculos a su acción. No acusemos de ineficacia a las mediaciones que el Señor nos propone si no las hemos experimentado del todo.

Somos demasiados los que nos apuntamos al lamento de Gedeón: nos sentimos los más pequeños de la tribu de nuestros padres, a la que además consideramos la menos digna de todas. ¡Puede que sea verdad, pero para el Señor todo sigue siendo posible!