Vísperas – Santos Ángeles Custodios

VÍSPERAS

SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. 
Como era en el principio, ahora y siempre, 
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Ángel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas;
ni de noche ni de día.

Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuentas todos mis pasos.

En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.

Ángel de Dios, que yo escuche
tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo
hacia Dios, que me lo envía.

En presencia de los ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Amén.

SALMO 33

Ant. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.

Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.

Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias.

El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved que bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a El.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.

SALMO 33

Ant. Vive el Señor, que su ángel me ha guardado.

Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor;
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?

Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella.

Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.

Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor;
El cuida de todos sus huesos,
y ni uno sólo se quebrará.

La maldad da muerte al malvado,
los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a El.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Vive el Señor, que su ángel me ha guardado.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: EL JUICIO DE DIOS

Ant. Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Bendecid a Dios y proclamad ante todos los vivientes los beneficios que os ha hecho.

LECTURA: Ap 8, 3-4

Vino un ángel con un incensario de oro, y se puso junto al altar. Le entregaron muchos perfumes, para que aromatizara las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro situado delante del trono. Y por manos del ángel subió a la presencia de Dios el humo de los perfumes, junto con las oraciones de los santos.

RESPONSORIO BREVE

R/ A sus ángeles, Dios ha dado órdenes.
V/ A sus ángeles, Dios ha dado órdenes.

R/ Para que te guarden en tus caminos.
V/ Dios ha dado órdenes.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ A sus ángeles, Dios ha dado órdenes.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sus ángeles están viendo siempre el rostro de mi Padre celestial.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sus ángeles están viendo siempre el rostro de mi Padre celestial.

PRECES

Pidamos al Señor que, como los ángeles, poderosos ejecutores de sus órdenes, seamos siempre prontos a la voz de su palabra. Implorémosle, diciendo:

Con los ángeles, cantamos el himno de tu gloria.

Oh Dios, que has constituido a los ángeles mensajeros de tus maravillas,
— haz que, con su ayuda, también nosotros comuniquemos a los hombres tus proezas,

Señor Altísimo, a quien los ángeles proclaman santo sin cesar,
— haz que la Iglesia resuene para ti la alabanza perenne.

Tú que a tus ángeles has dado órdenes para que guarden a tus siervos en sus caminos,
— haz que todos los que viajan vuelvan con paz y alegría a sus hogares.

Tú que mandaste a tus ángeles anunciar la paz a los hombres
— haz que sugieran siempre a los gobernantes y a sus pueblos proyectos de paz.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Cuando envíes a tus ángeles a reunir a tus elegidos de los cuatro vientos,
— haz que todos tus hijos sean contados entre los elegidos.

Fieles a la recomendación del Salvador, nos atrevemos a decir:

Padre nuestro…

ORACION

Oh Dios, que en tu providencia amorosa te has dignado enviar para nuestra custodia a tus santos ángeles, concédenos, atento a nuestras súplicas, vernos siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – 2 de octubre

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

¡Oh Dios!, que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia; derrama incesantemente sobre nosotros tu gracia, para que, deseando lo que nos prometes, consigamos los bienes del cielo. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Mateo 18,1-5.10

En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron: «¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?» Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos.

3) Reflexión

• El evangelio de hoy presenta un texto sacado del Sermón de la Comunidad (Mt 18,1-35), en el cual Mateo reúne frases de Jesús para ayudar a las comunidades del final del siglo primero a superar los problemas que debían abordar en aquel momento, es decir, la salida de los pequeños por causa del escándalo de algunos (Mt 18,1-14) y la necesidad de diálogo para superar los conflictos internos (Mt 18,15-35). El Sermón de la Comunidad aborda distintos asuntos: el ejercicio del poder en la comunidad (Mt 18,1-4), el escándalo que excluye a los pequeños (Mt 18,5-11), la obligación de luchar para que los pequeños vuelvan (Mt 18,12-14), la corrección fraterna (Mt 18,15-18), la oración (Mt 18,19-20) y el perdón (Mt 18,21-35). El acento cae en la acogida y en la reconciliación, pues el fundamento de la fraternidad es el amor gratuito de Dios que nos acoge y nos perdona. Sólo así la comunidad será señal del Reino.

• En el evangelio de hoy vamos a meditar sobre la acogida que hay que dar a los pequeños. La expresión, los pequeños, no se refiere sólo a los niños, sino a las personas sin importancia en la sociedad, inclusive a los niños. Jesús pide que los pequeños, estén en el centro de las preocupaciones de la comunidad, pues «el Padre quiere que ni uno sólo de estos pequeños se pierda» (Mt 18,14).

• Mateo 18,1: La pregunta de los discípulos que provoca la enseñanza de Jesús. Los discípulos quieren saber quién es el mayor en el Reino. El mero hecho de preguntar indica que no han entendido bien el mensaje de Jesús. La respuesta de Jesús, es decir, todo el Sermón de la Comunidad, es para que se entienda que entre los seguidores y las seguidoras de Jesús tiene que primar el espíritu de servicio, de entrega, de perdón, de reconciliación y de amor gratuito, sin buscar el propio interés.

• Mateo 18,2-5: El criterio de base: el menor es el mayor. “El llamó un niño y lo puso en medio”. Los discípulos quieren un criterio para poder medir la importancia de las personas en la comunidad. Jesús responde que el criterio son ¡los niños! Los niños no tienen importancia social, no pertenecen al mundo de los mayores. Los discípulos, en vez de crecer por encima o hacia el centro, deben crecer hacia abajo y hacia la periferia. ¡Así serán los mayores en el Reino! Y el motivo es éste: “Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.” El amor de Jesús por los pequeños no tiene explicación. Los niños no tienen méritos, son amados por los padres y por todos por ser niños. Aquí se manifiesta la pura gratuidad de Dios que pide ser imitada en la comunidad por los que creen en Jesús.

• Mateo 18,6-9: No escandalizar a los pequeños. El evangelio de hoy omite estos versículos de 6 a 9 y continúa en el versículo 10. Damos una breve clave de lectura para estos versículos de 6 a 9. Escandalizar a los pequeños significa: ser motivo por los cuales los pequeños pierden la fe en Dios y abandonan la comunidad. El insistir demasiado en las normas y en las observancias, como hacían algunos fariseos, alejaba a los pequeños, porque no encontraban la práctica libertadora traída por Jesús. Ante esto, Mateo guarda unas frases bien fuertes de Jesús, como aquella de la piedra de molino agarrada al cuello, o la otra: “¡Ay de aquel que fuera causa de escándalo!” Señal de que en aquel tiempo los pequeños no se identificaban con la comunidad y buscaban otros refugios. Y ¿hoy? Cada año, en Brasil casi un millón de personas abandonan las iglesias históricas y emigran hacia las iglesias pentecostales. Y son los pobres los que transitan. Si se van, es porque los pobres, los pequeños, no se sienten a gusto en nuestra casa. ¿Cuál es el motivo? Para evitar este escándalo, Jesús manda cortar la mano o el pie y arrancar el ojo. Estas afirmaciones de Jesús no pueden tomarse al pie de la letra. Significan que hay que ser muy exigente en combatir el escándalo que aleja a los pequeños. No podemos permitir, de ninguna forma, que los pequeños se sientan marginados en nuestra comunidad. Pues en este caso la comunidad dejaría de ser señal del Reino di Dios. No sería de Jesucristo. No sería cristiana.

• Mateo 18,10: Los ángeles de los pequeños en presencia del Padre. “Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos”. Hoy, a veces, se oye que alguien pregunta: “Los ángeles ¿existen? ¿No serán un elemento de la cultura persa, donde los judíos vivieron tantos siglos cuando el exilio de Babilonia?” Es posible que sea así. Pero no es esto el quid de la cuestión, no es la cuestión principal. En la Biblia, el ángel tiene otro significado. Hay textos en que se habla del Ángel de Yahvé o del Ángel de Dios y de repente se habla de Dios. Se cambia en uno por el otro (Gén 18,1-2.9.10.13.16: cf Jue 13,3.18). En la Biblia, ángel es el rostro de Yahvé dirigido hacia nosotros. Ángel de la guarda es el rostro de Dios ¡hacia mí, hacia ti! Es la expresión personalizada de la convicción más profunda de nuestra fe, a saber, que Dios está con nosotros, conmigo, ¡siempre!. Es una forma de concretar el amor y la presencia de Dios en nuestra vida, hasta los mínimos detalles.

4) Para la reflexión personal

• Los pequeños ¿son acogidos en nuestras comunidades? Las personas más pobres del barrio ¿participan en nuestra comunidad?
• Ángel de Dios, ángel de la guarda. Muchas veces, el ángel de Dios es la persona que ayuda a otra persona. En tu vida, ¿hay muchos ángeles y ángelas?

5) Oración final

Porque tú Señor has formado mis riñones,
me has tejido en el vientre de mi madre;
te doy gracias por tantas maravillas:
prodigio soy, prodigios tus obras. (Sal 139,13-14)

Lectura continuada del Evangelio de Marcos

Marcos 10, 46-48

«46Y llegan a Jericó. Y, salir de Jericó él y sus discípulos y una gran muchedumbre, el hijo de Timeo, Bartimeo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.

<

p style=»text-align:justify;»>47Y, al oír que era Jesús, el Nazareno, comenzó a gritar y a decir: “Hijo de David, Jesús, apiádate de mí”.
48Y muchosle reprendían para que callara; pero él gritaba mucho más fuerte: “Hijo de David, apiádate de mí”.

 

Nuestra perícopa parece ser un relato tradicional que Marcos ha retocado sobre todo al principio y al final, como es su costumbre. En cuanto a su estructura, este pasaje aparece en principio como una interrupción: Jesús está saliendo de Jericó e iniciando la última parte de su viaje hacia Jerusalén (cf. 10,32), cuando le detiene la importunidad de Bartimeo. No es sorprendente que, en un relato sobre un hombre que depende de su sentido del oído, predominen verbos de «hablar»; formas de «decir» se usan seis veces; «llamar», tres; «gritar», dos; y «reprender» y «contestar», una vez cada una. El pasaje está enmarcado por una introducción que presenta la escena y a los personajes (10,46), y una conclusión que resuelve las tensiones y sirve de transición a la siguiente perícopa (10,52b). En medio hay tres pequeñas escenas: la primera atañe a Bartimeo y la muchedumbre (10,47- 48); la segunda, a Jesús, la muchedumbre y a Bartimeo (10,49-50), y la tercera implica a Jesús y Bartimeo (10,51- 52a), cada una con el mismo modelo de acción, reacción y resultado.

<

p style=»text-align:justify;»>Señor Jesús:
Tú dijiste: “mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica”. Abre nuestro corazón y nuestro ser entero a tu Palabra, para que seamos hermanos tuyos, tu familia. Danos el corazón abierto, confiado y obediente de María tu madre.
Y que escuchando tu Palabra, podamos decir, como ella: “haz tu voluntad en mí, en nosotros”. AMEN.

<

p style=»text-align:justify;»>• 10,46-48: El pasaje comienza con dos referencias a la antigua ciudad de Jericó (10,46a). Así pues, se describe la llegada de Jesús a la antigua puerta de entrada a Palestina, así como su salida de ella. Esto sirve para aumentar la desesperación de la grave situación de Bartimeo. No solo es un mendigo ciego, desvalido, dependiente de las limosnas que quieran darle los transeúntes, sino que su única posibilidad de salvación está a punto de desvanecerse, ya que Jesús, apenas llegado a su ciudad, se aleja rápidamente con su rostro orientado hacia Jerusalén (cf. 10,32-34). El peligro de que Bartimeo pierda su oportunidad queda subrayado por el hecho de que la frase «junto al camino» y el tema de oír («y tras oír que era Jesús el Nazareno») han aparecido anteriormente en una descripción parabólica de la semilla arrojada donde no puede dar fruto, ya que es devorada inmediatamente por los súbditos de Satanás (4,4.15). 
Bartimeo, sin embargo, no está dispuesto a dejar que su posibilidad de liberación se escabulla tan fácilmente. Informado de que es Jesús quien pasa (10,47a), se permite proferir una tanda de gritos: «Hijo de David, Jesús, apiádate de mí» (10,47b). Este nexo del grito de socorro con el nombre del rey que había fundado la dinastía israelita hace a nuestra perícopa semejante a ciertos pasajes, tanto en la literatura judía como en la pagana, en la que un peticionario suplica un favor a un rey, favor que puede ser la curación milagrosa. Además, uno de los matices del título «Hijo de David» es la realeza y, por extensión, el mesianismo. Estas propiedades se complementan con una segunda dimensión del título, que relaciona a Jesús con el hijo de David, Salomón, quien se convierte en un gran exorcista y sanador en las leyendas judías. Por tanto, la invocación a Jesús de Bartimeo como «Hijo de David» encaja exactamente con el remedio que busca. 
Luego viene el vano intento de la muchedumbre de hacer callar a Bartimeo (10,48). La mención de esta tentativa emplea un término recio («reprender»), que Marcos suele aplicar a la lucha contra los demonios (cf. 1,25; 3,12; 9,25); así pues, la reprobación por parte de la muchedumbre de la inoportunidad de Bartimeo, puede representar en el contexto marcano un intento satánicamente instigado de robar la palabra de esperanza sembrada en ese mendigo sentado «junto al camino». El comentario a Marcos más antiguo, el Pseudo Jerónimo, apoya esta exégesis, puesto que parafrasea 10,48a del siguiente modo: «Los pecados y los demonios ahogan el grito del pobre hombre, que el Señor oyó». Como en el relato de la confesión de Pedro, la proclamación de la identidad mesiánica de Jesús (cf. 8,29) va seguida de un «reproche» endemoniado (cf. 8,32b). 
Sin embargo, este intento de hacerlo callar hace que Bartimeo grite más fuerte que antes (10,48b). La persistencia del ciego es ejemplar; cuando el pueblo dice al elegido de Dios que su causa es desesperada, él se dirige a la divinidad con más resolución aún y demuestra así su fe (cf. «Tu fe te ha salvado» en 10,52). Así pues, como en 9,14-27, el centro de la atención está tanto en la lucha para creer como en el milagro mismo; por ello no es sorprendente que el pasaje tenga vinculaciones con un contexto de culto litúrgico, en el que la fe se expresa comunitariamente. En particular, el grito repetido del ciego ha entrado en la liturgia cristiana en su forma mateana: kyrie eleéson («Señor, ten piedad»: 20,30-31). Así pues, la superficie mundana de 10,47-48 enmascara una lucha titánica entre la bandera real de la liberación de Dios -que avanza hacia Jericó como el nuevo Josué en su subida para «conquistar» Jerusalén- y las fuerzas de la enfermedad y de la opresión demoníaca, que se oponen. En los márgenes de la batalla, junto al camino, se sienta un ciego que lleva tiempo viviendo en el reino de la oscuridad y que, al oír ahora el rumor de la marcha del libertador, se pone a gritar con todas sus fuerzas pidiendo socorro antes de que la esperanza desaparezca en el horizonte. Este ciego, irónicamente, ve con más claridad que el pueblo vidente alrededor de él, quien trata de apagar su perspicacia.

Comentario del 2 de octubre

El evangelio de Mateo añade, en este punto, algunas precisiones al pasaje de Lucas que comentábamos ayer. Según Mateo, los discípulos de Jesús no se limitan a discutir quién es el más importante, sino que se acercan al Maestro con esta pregunta: ¿Quién es el más importante en el Reino de los cielos? Ya no se trata de saber quién es el más importante para el mundo o la sociedad que mide la importancia de las cosas o las personas, sino quien lo es en esa nueva sociedad creada por Dios que es el Reino de los cielos. En ese «espacio» conformado a la medida de Dios, según sus criterios, quién será el más importante. Jesús, entonces, llamó a un niño, nos dice el evangelista (y en esto coinciden Lucas y Mateo), lo puso en medio, y dijo: Os digo que si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el Reino de los cielosPor tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos.

Jesús habla a adultos y les propone hacerse como niños, porque sin esta condición no podrán entrar en el Reino de los cielos y, por tanto, tampoco podrán ser importantes en este Reino. Volver a ser como niños no puede ser una regresión a la infancia biológica, cosa del todo imposible; tampoco seguramente un desandar el camino de crecimiento hacia la madurez o regresión a una infancia psicológica. Volver a ser como niños es más bien recuperar la conciencia de la pequeñez connatural a los niños y quizá en cierta medida su inocencia docilidad, o esa ingenuidad que permite a los niños confiar en lo que les dicen (=creer), dejarse guiar, aunque ello pueda suponer también la posibilidad de dejarse engañar. Volver a ser pequeño como un niño es, sin duda, recuperar la posibilidad de creer. ¿Cómo podrán entrar en ese Reino los que desconfían totalmente de esa oferta, los que se niegan a aceptar siquiera la posibilidad de un Reino de los cielos, los que no admiten más reino que el de la tierra?

Freud diría que hacerse niño es una regresión anómala o patológica en un adulto. Según él, ya hemos alcanzado la madurez para poder prescindir de Dios o para poder emanciparnos de este Dios que nos ha sido impuesto como Padre. Los adultos ya no necesitan de un padre. Jesús no es de la misma opinión: Para entrar en el Reino de los cielos es necesario recuperar la conciencia de hijos de Dios. Sí, hacerse como niños tal vez signifique recuperar esta conciencia de hijos pequeños que no pueden prescindir de su padre ni vivir sin él. Sólo estos podrán entrar en el Reino del Padre. Porque ¿cómo poder entrar en el Reino de Dios y formar parte de esta familia queriendo prescindir de Dios porque ya no lo necesitamos, puesto que somos adultos y no necesitamos padre? Hacerse como niños es volver a sentir la necesidad de Dios Padre. Y el que más sienta esta necesidad, porque se sabe más pequeño y desvalido, será sin duda el más grande en el Reino de los cielos.

Acoger a un niño es sintonizar con lo que el niño significa. Y acogerlo en nombre de Cristo es acoger al mismo Cristo y sintonizar con su condición de Hijo del Padre. Es vivir la infancia espiritual. Es volver a sentirse hijo de Dios.

Y finalmente una advertencia: Cuidado con despreciar a uno de estos pequeñosporque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. Despreciar a uno de esos pequeños no es sólo despreciar la pequeñez, es despreciar a los que tendrán el honor y la dicha de contemplar el rostro de Dios, como lo contemplan en el presente sus ángeles.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

139. Tiempo atrás un amigo me preguntó qué veo yo cuando pienso en un joven. Mi respuesta fue que «veo un chico o una chica que busca su propio camino, que quiere volar con los pies, que se asoma al mundo y mira el horizonte con ojos llenos de esperanza, llenos de futuro y también de ilusiones. El joven camina con dos pies como los adultos, pero a diferencia de los adultos, que los tienen paralelos, pone uno delante del otro, dispuesto a irse, a partir. Siempre mirando hacia adelante. Hablar de jóvenes significa hablar de promesas, y significa hablar de alegría. Los jóvenes tienen tanta fuerza, son capaces de mirar con tanta esperanza. Un joven es una promesa de vida que lleva incorporado un cierto grado de tenacidad; tiene la suficiente locura para poderse autoengañar y la suficiente capacidad para poder curarse de la desilusión que pueda derivar de ello»[75].


[75] Dios es joven. Una conversación con Thomas Leoncini, ed. Planeta, Barcelona 2018, 16-17.

Comentario Domingo XXVII de Tiempo Ordinario

Oración preparatoria

Señor Jesús, auméntame la fe, cambia mi corazón en algo tan gratuito como el Tuyo. Así… así es como sueño seguirte y en ese camino continuar más y más atento/a a la Palabra que sale de Tu boca. No me dejes, no abandones mi corazón ni mis manos, que sean algo dinámico movidos por Tu Amor. AMEN.

 

Lc 17, 5-10

««5Y dijeron los apóstoles al Señor: “Auméntanos la fe”.
6Pero dijo el Señor: “Si tuvierais una fe como un grano de mostaza, diríais a esta morera: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y os obedecería.
7Pero ¿quién de entre vosotros, a un siervo que tiene arando o pastoreando, al regresar del campo, le dirá: ‘Pasa al instante y ponte a la mesa?’. 8¿Acaso no le dirá: ‘Prepárame algo para cenar y cíñete para servirme, y después que yo haya comido y bebido comerás y beberás tú?’. 9¿Acaso tiene que dar las gracias al siervo porque hizo lo mandado? 10Así también vosotros: cuando hagáis todo lo mandado, decid: ‘Somos unos inútiles siervos; hemos hecho lo que teníamos que hacer’”».

¡PALABRA DEL SEÑOR!

 

CONTEXTO

Con este evangelio termina la segunda etapa del camino de Jesús hacia Jerusalén. Continúa la instrucción a los discípulos, aquí presentados como “apóstoles” (algo típico de Lucas). Lucas nos sigue presentando las enseñanzas de Jesús para la vida en comunidad. Los dos primeros versículos del cap. 17 (vv. 1- 2) alertan sobre el escándalo a los “pequeños”. Los dos siguientes (vv. 3-4) enseñan la importancia de la corrección fraterna. Jesús enseña que los discípulos sean responsables, comprensivos y reconciliadores. Ahora llega nuestro evangelio (vv. 5-10), con la presencia de una fe que se hace servicio. A partir de ese momento comienza la tercera etapa del camino, mentado expresamente en Lc 17,11, donde continuará la formación de los discípulos con diversos episodios y dichos de Jesús.

 

TEXTO

El evangelio tiene dos partes:

1) La primera (vv. 5-6) está centrada en la fe: los discípulos piden a Jesús que les aumente la fe (v. 5) y Jesús les responde haciéndoles notar su poca fe y las virtualidades de la misma (v. 6).

2) La segunda (vv. 7-10) es una parábola compuesta por tres preguntas que nos invitan a reflexionar y una conclusión aplicada a los interlocutores de Jesús. Está centrada en el servicio: de un hecho cotidiano según la lógica humana, Jesús enfatiza nuestra condición de simples siervos que han de realizar “todo lo mandado”, sin esperar por ello gratificación alguna. Seguramente, en nuestra experiencia religiosa, las cosas no las hacemos con la “naturalidad” y la “gratuidad” que pide Jesús, y vivir un “cristianismo forzado” es antesala de un “ateísmo práctico”.

 

ELEMENTOS A DESTACAR

• No sé si el crecimiento de nuestra fe es algo que nos preocupa, ni si está en la lista de nuestras peticiones a Jesús, a Dios. Pero era algo importante para los discípulos de Jesús. La fe, confianza inquebrantable en Jesús y adhesión comprometida a su proyecto, es algo vivo y, como tal, está necesitado de atención y cuidado.

• Pero hay que contar con que nuestra fe es más que pequeña: si fuera como un grano de mostaza, ¡sería capaz de obrar cosas impresionantes! Lucas, y los demás evangelios, insisten en dos aspectos: las enormes virtualidades de la fe y, a la vez, paradójicamente, la pequeñez y fragilidad de la fe de los discípulos. Seguramente, tratan de estimular en los lectores un empeño por confiar en la enseñanza de Jesús y por entregarse decididamente a ponerla en práctica.

• Notemos el cambio que se produce en el “vosotros”: son los “señores” en el v. 7 y los “siervos” en el v. 10: en la comunidad cristiana los “señores” deben servir, y hacerlo gratuitamente y por entero; o, si se quiere, servir nos hace “señores”, nos da la verdadera categoría de discípulos, pues es la marca característica del discipulado, a imagen de Jesús (“Siendo de condición divina, se despojó de sí mismo, tomando condición de esclavo”: Flp 2,6-7). Repasemos nuestra vida de servicio en la comunidad, en la familia, en la sociedad: a quién servimos, cuánto, cómo, de qué manera.

 

Paso 1 Lectio: ¿Qué dice el texto? Atiende todos los detalles posibles. Imagina la escena. Destaca todos los elementos que llaman la atención o te son muy significativos. Disfruta de la lectura atenta. Toma nota de todo lo que adviertas.

Paso 2 Meditatio: ¿Qué me dice Dios a través del texto? Atiende a tu interior. A las mociones (movimientos) y emociones que sientes. ¿Algún aspecto te parece dirigido por Dios a tu persona, a tu situación, a alguna de tus dimensiones?

Paso 3 Oratio: ¿Qué le dices a Dios gracias a este texto? ¿Qué te mueve a decirle? ¿Peticiones, alabanza, acción de gracias, perdón, ayuda, entusiasmo, compromiso? Habla con Dios…

Paso 4 Actio: ¿A qué te compromete el texto? ¿Qué ha movido la oración en tu interior? ¿Qué enseñanza encuentras? ¿Cómo hacer efectiva esa enseñanza?

Para la catequesis: Domingo XXVII de Tiempo Ordinario

XXVII Domingo de Tiempo Ordinario
6 de octubre 2019

Hab. 1, 2-3; 2, 2-4; Salmo 94; 2 Timoteo 1, 6-8. 13-14; Lucas 17, 5-10

Fe como una Semilla de Mostaza

En aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». El Señor les contestó: «Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decir a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería. ¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: ‘Entra en seguida y ponte a comer’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú’? ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación? Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos, sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer’ «.

Reflexión

Los apόstoles pidieron a Jesús: “Auméntanos la fe”. ¿Qué es la fe? (Creer y confiar en Dios. Creemos que existe, nos ama, nos guía y nos escucha aunque no lo podemos ver. También creemos que todo lo puede.) ¿Por que necesitaban los apóstoles más fe? (Para cumplir su misión de llevar el mensaje de amor de Jesús al mundo. Jesús hacía milagros para que todos creyeran en lo que decía. Igual los apóstoles querían hacer milagros para que la gente creyeran el mensaje de Jesús que ellos llevaban.) Jesús dice que con solo un poquito de fe, el tamaño de una semillita de mostaza, podríamos decirle a un árbol que se arranque de raíz y se plante en el mar. Jesús nos enseña que la fe tiene poder. De donde viene este poder? (Es el poder de Dios. Cuando creemos y confiamos en Él, Él puede hace milagros en nuestra vida.) Como podemos aumentar nuestra fe? (Orando mucho, leyendo la biblia, participando en los sacramentos, especialmente la Reconciliaciόn y la Eucaristía, haciendo buenas obras, perdonando, siguiendo los mandamientos de amor.) Jesús hace un cuento de un siervo que labra la tierra y vuelve a su casa. ¿Debe de esperar que su amo lo trate de manera especial porque hizo su trabajo? (No. Él cumpliό con su responsabilidad y nada mas.) ¿Qué quiere enseñarnos Jesús? (Debemos ser humildes siervos delante de Dios. Cuando oramos, cumplimos los mandamientos, o hacemos buenas obras, estamos cumpliendo nuestra responsabilidad como hijos de Dios y nada más. No debemos de llenarnos de orgullo porque Dios es la fuente de todo lo bueno que somos y hacemos y debemos agradecerle. ) Pidamos por mas fe.

Actividad

En la siguiente página, seguir instrucciones para hacer la planta que nos ayuda a crecer en amor y fe. Colorear dibujos del Credo corto y cantar canción. Se puede usar antes del Rosario con los pequeños.

Oración

Jesús, aumente mi fe para creer que todo lo eres, y todo lo puedes. Ayudame a orar más, perdonar más, y amar más. Ayudame a ser mejor testigo de tu amor y poder en el mundo. Amen

¿Qué me quiere decir hoy Jesús?

¿Has visto alguna vez una semilla de mostaza? La semilla de mostaza es una de las semillas más pequeñas. Permítanme enseñársela. La semilla de mostaza es tan pequeña que es difícil de ver. Algunas personas usan un collar o una cadena con un globito o esfera de cristal dentro del cual se encuentra una de estas semillas de mostaza. Ellos usan ese collar como símbolo de su fe en Dios. ¿Saben porqué la semilla de nostaza es considerada como símbolo de fe?

Un día, Jesús estaba hablando con sus discípulos cuando uno de ellos se dirigió hacia él diciendo: «Señor, ¡aumenta nuestra fe!», Jesús le contestó y dijo: «Si tuvieraas fe del tamaño de un grano de mostaza, le podrías decir a este arbusto salte de ahí y plántate en el mar y lo haría.» ¿Se pueden imaginar lo que sería tener esa clase de fe?

He oído una historia acerca de un hombre que leyendo ese versículo en la Biblia decidió ponerlo a prueba. Había un arbol bien grande en frente de su casa. Se dirigió a él y le dijo: «En la mañana, cuando me haya despertado , deseo que te hayas ido. Esa noche el hombre se acostó y cuando se levantó fue a la puerta, la abrió y miró a su patio. «Tal como pensaba», dijo el hombre, «todavía estás ahí.»

Bueno, en primer lugar el hombre no tenía fe como un grano de mostaza, ¿no? De hecho, no tenía ninguna fe. Cuando le dijo al árbol que se moviera, él realmente no esperaba que lo hiciera. En segundo lugar, creo que el hombre no entendió lo que Jesús le estaba tratando de enseñar a sus discípulos.

Jesús no estaba sugiriendo que tú y yo tratemos de mover árboles sólo para probar que tenemos fe. Lo que Jesús estaba tratando de enseñarle a sus discípulos, y lo que desea que tú y yo aprendamos, es que no es necesario tener una fe grande para producir resultados grandes. ¿Por qué? Porque los resultados no dependen de nosotros, dependen de Dios. Si el resultado dependiera del tamaño de nuestra fe, no me cabe duda de que probablemente iríamos fanfarroneando sobre nuestra gran fe.

¿Qué hemos aprendido hoy sobre la fe? Esto es lo que espero que hayamos aprendido: No pidamos por una fe grande para que podamos hacer grandes cosas, pidamos por fe del tamaño de un grano de mostaza para que podamos ver a Dios hacer grandes cosas.

Querido Padre, pedimos que tengamos fe del tamaño de un grano de nostaza . Ayúdanos a creer y no dudar en tu gran poder. Amén.

Comentario al evangelio – 2 de octubre

Hoy celebramos la fiesta de los Santos Ángeles Custodios.

En este día la liturgia nos propone tres textos vinculados entre sí con el motivo de los ángeles. Puede verse al respecto la reflexión que hacíamos el miércoles día 29.

La primera lectura está tomada del libro del Éxodo. Son unas palabras que el Señor dirige a su pueblo como promesa de que no sucumbirá ante sus enemigos. Estas palabras se encuentran en el libro junto con gran cantidad de prescripciones, y su función es la de unir el cumplimiento de los mandamientos a la certeza de la conquista de la tierra prometida.

Los creyentes del siglo XXI deberíamos tener ya superada esta lógica a partir de nuestra experiencia de la misericordia divina. Tal vez, la clave para la interpretación de las lecturas de este día, se encuentre siguiendo el orden inverso. Veamos:

Evangelio y Salmo Responsorial: El más importante en el Reino de los cielos es, para San Mateo, el que se haga como un niño (recordemos que los niños son un grupo de personas despreciado en tiempos antiguos en Israel). Muy parecida es la convicción del salmista que se sabe al amparo del Altísmo.

Primera lectura: la obediencia al ángel (y a los mandamientos que se encuentran en torno a estos versículos en el libro del Éxodo) hará posible el triunfo sobre los enemigos.

Nuestras vidas están en manos de Dios. La tarea será reconocerlo como nuestro Señor y guía