Vísperas – San Lucas

VÍSPERAS

SAN LUCAS, evangelista

INVOCACIÓN INICIAL

V/. Dios mío, ven en mi auxilio
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Benditos son los pies de los que llegan
para anunciar la paz que el mundo espera,
apóstoles de Dios que Cristo envía,
voceros de su voz, grito del Verbo.

De pie en la encrucijada del camino
del hombre peregrino y de los pueblos,
es el fuego de Dios el que los lleva
como cristos vivientes a su encuentro.

Abrid pueblos, la puerta a su llamada,
la verdad y el amor son don que llevan;
no temáis, pecadores, acogedlos,
el perdón y la paz serán su gesto.

Gracias, Señor, que el pan de tu palabra
nos llega por tu amor, pan verdadero,
gracias, Señor, que el pan de vida nueva
nos llega por tu amor, partido y tierno. Amén.

SALMO 115: ACCIÓN DE GRACIAS EN EL TEMPLO

Ant. Soy ministro del Evangelio por la gracia que Dios me dio.

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.»

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Soy ministro del Evangelio por la gracia que Dios me dio.

SALMO 125

Ant. Todo lo hago por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
´»el Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Todo lo hago por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.

CÁNTICO de EFESIOS

Ant. A mí se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante Él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. A mí se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo.

LECTURA: Col 1, 3-6a

En nuestras oraciones damos siempre gracias por vosotros a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, desde que nos enteramos de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos. Os anima a esto la esperanza de lo que Dios os tiene reservado en los cielos, que ya conocisteis cuando llegó hasta vosotros por primera vez el Evangelio, la palabra, el mensaje de la verdad. Este se siguen propagando y va dando fruto en el mundo entero.

RESPONSORIO BREVE

R/ Contad a los pueblos la gloria del Señor.
V/ Contad a los pueblos la gloria del Señor.

R/ Sus maravillas a todas las naciones.
V/ La gloria del Señor.

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Contad a los pueblos la gloria del Señor.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Dichoso evangelista san Lucas, que resplandece en toda la Iglesia por haber destacado en sus escritos la misericordia de Cristo.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dichoso evangelista san Lucas, que resplandece en toda la Iglesia por haber destacado en sus escritos la misericordia de Cristo.

PRECES

<

p style=»text-align:justify;»>Invoquemos a Dios, Padre de los astros, que nos ha llamado a la fe verdadera por medio del Evangelio de su Hijo, y oremos por su pueblo santo, diciendo:


Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

<

p style=»text-align:justify;»>Padre santo, que resucitaste de entre los muertos a tu Hijo, el gran pastor de las ovejas,

— haz que nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.

<

p style=»text-align:justify;»>Padre santo, que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,

— haz que el evangelio sea proclamado a toda la creación.

<

p style=»text-align:justify;»>Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,

— danos también a nosotros sembrar tu semilla con nuestro trabajo, para que, alegres, demos fruto con nuestra perseverancia.

<

p style=»text-align:justify;»>Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,

— haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que has sentado a tu Hijo a tu derecha, en el cielo,
— Admite a los difuntos en tu reino de felicidad.

Llenos de fe, invoquemos juntos al Padre común, repitiendo la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro…

ORACION

Señor y Dios nuestro, que elegiste a san Lucas para que nos revelara, con su predicación y sus escritos, tu amor a los pobres, concede a cuantos se glorían en Cristo, vivir con un mismo corazón y un mismo espíritu y atraer a todos los hombres a la salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – 18 de octubre

Tiempo Ordinario

1) Oración inicial

Te pedimos, Señor, que tu gracia continuamente nos preceda y acompañe, de manera que estemos dispuestos a obrar siempre el bien. Por nuestro Señor.

2) Lectura

Del Evangelio según Lucas 10,1-9
Convocando a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades; y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar. Y les dijo: «No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno. Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de allí. Y si algunos no os reciben, salid de aquella ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.» Partieron, pues, y recorrieron los pueblos, anunciando la Buena Nueva y curando por todas partes.
Se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba y estaba perplejo, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido, y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Herodes dijo: «A Juan, le decapité yo.¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?» Y buscaba verle.

3) Reflexión

● Hoy es la fiesta de San Lucas, y el evangelio nos habla del envío de los setenta y dos discípulos que deben anunciar la Buena Noticia de Dios en los poblados, en las aldeas y en las ciudades de Galilea. Los setenta y dos somos todos y todas nosotros que vivimos después de los Doce. Mediante la misión de los discípulos y de las discípulas, Jesús trata de rescatar los valores de la tradición de la gente que estaban siendo encubiertos por el doble cautiverio del dominio romano y de la religión oficial. Jesús trata de renovar y de reorganizar las comunidades para que sean de nuevo una expresión de la Alianza, una muestra del Reino de Dios. Por esto, insiste en la hospitalidad, en el compartir, en la acogida a los excluidos. Esta insistencia de Jesús se percibe en los consejos que daba a los discípulos y discípulas cuando los enviaba en misión. En el tiempo de Jesús había diversos otros movimientos que, al igual que Jesús, trataban de presentar una nueva manera de vivir y convivir, por ejemplo Juan Bautista, los fariseos y otros. Ellos también formaban comunidades de discípulos (Jn 1,35; Lc 11,1; He 19,3) y tenían a sus misioneros (Mt 23,15). Pero como veremos había una gran diferencia.

● Lucas 10,1-3: La Misión. Jesús envía a los discípulos a los lugares donde el mismo tiene que ir. El discípulo es el portavoz de Jesús. No es el dueño de la Buena Noticia. El los envía de dos en dos. Esto favorece la ayuda mutua, pues la misión no es individual, sino comunitaria. Dos personas representan mejor la comunidad.

● Lucas 10,2-3: La Corresponsabilidad. La primera tarea es rezar para que Dios envíe obreros. Todo discípulo y discípula debe sentirse responsable de la misión. Por esto tiene que rezar al Padre para que haya continuidad en la misión. Jesús envía a sus discípulos como corderos en medio de lobos. La misión es tarea difícil y peligrosa. Pues el sistema en que los discípulos vivían y en el que seguimos viviendo era y sigue siendo contrario a la reorganización de la gente en comunidades vivas.

● Lucas 10,4-6: La Hospitalidad. Al contrario de los otros misioneros, los discípulos y las discípulas no pueden llevarse nada, ni bolsa, ni sandalias. Pero deben llevar la paz. Esto significa que deben confiar en la hospitalidad de la gente. Pues el discípulo que va sin nada, llevando apenas la paz, muestra que confía en la gente. Piensa que va a ser recibido, y la gente se siente respetada y confirmada. Por medio de esta práctica el discípulo critica las leyes de exclusión y rescata los valores de la convivencia comunitaria. No saludéis a nadie por el camino significa que no se debe perder tiempo en cosas que no pertenecen a la misión.

● Lucas 10,7: El compartir. Los discípulos no deben andar de casa en casa, pero sí permanecer en la misma casa. Esto es, deben convivir de forma estable, participar en la vida y en el trabajo de la gente y vivir de lo que reciben en cambio, pues el obrero merece su salario. Esto significa que deben confiar en el compartir. Así, por medio de esta nueva práctica, rescatan una antigua tradición de la gente, critican la cultura de acumulación que marcaba la política del Imperio Romano y anuncian un nuevo modelo de convivencia.

● Lucas 10,8: La Comunión de mesa. Los fariseos, cuando iban en misión, iban prevenidos. Pensaban que no podían confiar en la comida que no siempre era ritualmente “pura”. Por esto llevaban alforja y dinero para poder cuidar de su propia comida. Así, en vez de ayudar a superar las divisiones, las observancias de la Ley de pureza, enflaquecían mucho más la vivencia de los valores comunitarios. Los discípulos de Jesús deben comer lo que la gente les ofrece. No pueden vivir separados, comiendo de su propia comida. Esto significa que deben aceptar compartir la mesa. En el contacto con la gente, no pueden tener miedo a perder la pureza legal. Actuando así, critican las leyes de la pureza en vigor y anuncian un nuevo acceso a la pureza, esto es a la intimidad con Dios.
● Lucas 10,9
aLa acogida a los excluidos. Los discípulos deben curar enfermedades, curar a los leprosos y expulsar los demonios (Mt 10,8). Esto significa que deben acoger dentro de la comunidad a los que fueron excluidos. Esta práctica solidaria critica a la sociedad que excluye y apunta hacia salidas concretas. Es lo que hoy hace la pastoral de los excluidos, migrantes y marginados.
● Lucas 10,9
bLa llegada del Reino. Si cumplen con todas estas exigencias, los discípulos pueden y deben gritar a los cuatro vientos: ¡El Reino ha llegado! Anunciar el Reino no es en primer lugar enseñar verdades y doctrinas, sino llevar a una nueva manera de vivir y de convivir como hermanos y hermanas desde la Buena Noticia que Jesús nos trae: que Dios es Padre y Madre de todos nosotros.

4) Para la reflexión personal

● Hospitalidad, compartir, comunión alrededor de la mesa, acogida a los excluidos: son los pilares que sostienen la vida comunitaria. ¿Cómo se realiza esto en mi comunidad?

● ¿Qué es para mí ser cristiano, ser cristiana? En una entrevista en televisión, alguien respondió al reportero: “Soy cristiano, trato de vivir el evangelio, pero no participo en la comunidad de la Iglesia”. El reportero comentó: “¡Así que usted se considera como un buen jugador de football, pero no forma parte de ningún equipo!” ¿Es mi caso?

5) Oración final

Alábente, Yahvé, tus creaturas,
bendígante tus fieles;
cuenten la gloria de tu reinado,
narren tus proezas, (Sal 145,10-11)

Comentario del 18 de octubre

No hace muchos días comentábamos este mismo pasaje de san Lucas. Por eso hoy me ceñiré a algunas frases del mismo que intento profundizar. Tras encomendar la misión de anunciar la cercanía del Reino de Dios a los setenta y dos discípulos, Jesús les decía algo que sigue teniendo vigencia en la actualidad, como la tiene la necesidad de la evangelización, ya sea ésta antigua, moderna o contemporánea: La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¿Ha dejado de ser abundante alguna vez, desde los tiempos apostólicos?

Cuando se creía que el mensaje evangélico había llegado a los confines de la tierra, se descubre un nuevo continente, América, que está reclamando la semilla de la Buena Noticia. Cuando parece que ya se han agotado las posibilidades de la evangelización porque no hay territorio en el que no haya resonado la palabra misionera, se abren posibilidades de reevangelización porque el mundo que se creía evangelizado ha perdido su entraña cristiana, se ha descristianizado y necesita de una nueva evangelización. Y después de veinte siglos de misión, la mies sigue siendo abundante, y no sólo en esos lugares en los que no se ha asentado del todo el cristianismo o en esos otros en los que apenas se ha insinuado, sino en esos lugares en los que parecía tan implantado después de tantos años de civilización cristiana.

Porque la mies es quizá más abundante todavía hoy en la vieja Europa, la Europa de la raíces cristianas. Pero abundancia no significa campo abierto y fértil que reclama mucho trabajo en el obrero. Puede que en medio de esa abundancia, el obrero se sienta sin trabajo, porque sus intentos de evangelización resultan infructuosos, dado que su semilla cae en tierra dura, o pedregosa, o llena de zarzas y espinas. Puede que esa misma experiencia de esterilidad reduzca el número de los obreros; al fin y al cabo, los obreros han de salir de la mies trabajada. Y con la disminución de los obreros, también se reducirá la labor de la evangelización.

En suma, que la mies sigue siendo abundante en cualquier circunstancia en la que nos encontremos, porque hasta ese mundo hostil, ingrato y paganizado de nuestro entorno vital necesita, aunque no lo quiera reconocer, de esa palabra salvadora que nos trajo Jesucristo de parte del Padre, de esa oferta de salvación que está en el primer anuncio (kerigma) del evangelio y que es la «cercanía del Reino de Dios». Pero, para que siga habiendo evangelización es preciso que Dios suscite obreros que asuman esta bandera y esta tarea. Y que los suscite incluso en terrenos desérticos de vida cristiana. Dios puede hacerlo, porque para él nada es imposible. Si Dios puede sacar de las piedras hijos de Abrahán, ¿por qué no va a ser capaz de sacar obreros de su mies de hombres y mujeres totalmente ajenos a la causa cristiana, más aún, de los enemigos de esta misma causa?

Eso era Saulo antes de convertirse en el apóstol Pablo. Dios puede, pero quiere que haya hombre y mujeres que se lo pidan con fe y con insistencia, como viéndose en la urgencia de tener que hacerlo porque es mucha no ya la mies de los campos, sino el «desierto religioso» que se ofrece a nuestra vista. Dios quiere que le pidamos que saque (y mande) obreros a su mies para que, tomando conciencia de esta necesidad, nos prestemos a presentarle nuestras manos como instrumentos disponibles para esta labor. Y si no las nuestras, las de nuestros hijos o nietos. Sólo el que pide, desea y advierte la necesidad que se esconde tras la petición. Sólo la oración dispone para el trabajo que se implica en ella.

De ahí que les diga a continuación: ¡Poneos en camino! Poneos en camino y otros os seguirán: aquellos que Dios suscite al contacto con vosotros. ¿Qué otra cosa hizo el mismo Jesús que ponerse en camino a orillas del Jordán? Ponerse en camino y llamar en su seguimiento. Unos respondieron y otros no. Pero siempre hubo alguna respuesta que tuvo su continuidad. La labor de los primeros obreros tuvo sucesión, los apóstoles tuvieron sucesores, y así se fue extendiendo el mensaje del evangelio.

Pero en la historia de esta implantación siempre ha habido avances y retrocesos, aumentos y pérdidas, crecimiento en cantidad y disminución en la calidad, rechazos y acogidas, incorporaciones masivas, pero poco conscientes, y conversiones singulares muy valiosas y efectivas, santidad y mediocridad, edades de oro y edades de hierro, tiempos de reforma y tiempos de contrarreforma, primaveras y eclipses de fe. Sea cual sea la época en la que nos encontremos, no debemos perder la esperanza. Él es el dueño de la mies y el dueño de la vida. En su poder está transformar los corazones de piedra en corazones de carne o el desierto de irreligiosidad, que se nos presenta como incontenible, en vergel. A nosotros, los que aún conservamos la fe, nos toca orar (algo que sólo nos es posible desde la fe viva y actual) y ponernos en camino en la dirección que él nos indique y con los medio que él mismo ponga a nuestro alcance.

 

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

155. Con el amigo hablamos, compartimos las cosas más secretas. Con Jesús también conversamos. La oración es un desafío y una aventura. ¡Y qué aventura! Permite que lo conozcamos cada vez mejor, entremos en su espesura y crezcamos en una unión siempre más fuerte. La oración nos permite contarle todo lo que nos pasa y quedarnos confiados en sus brazos, y al mismo tiempo nos regala instantes de preciosa intimidad y afecto, donde Jesús derrama en nosotros su propia vida. Rezando «le abrimos la jugada» a Él, le damos lugar «para que Él pueda actuar y pueda entrar y pueda vencer»[81].


[81] Discurso a los voluntarios de la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud en Panamá (27 enero 2019): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (1 febrero 2019), p. 17.

La misa del domingo

Domingo XXIX del Tiempo Ordinario – Ciclo C
20 de octubre de 2019

• Éxodo 17,8-13: Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel.

• Salmo 120: Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

• 2ª Timoteo 3,14–4,2: El hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena.

• Lucas 18,1-8: Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él.

UNA PROPUESTA DE HOMILÍA

Durante todo este mes de Octubre, animados por el Papa Francisco, la Iglesia universal está celebrando el Mes Misionero Extraordinario. Un mes para cuidar de modo especial la animación misionera de nuestra vida cristiana, manteniendo viva la conciencia misionera universal de la Iglesia; retomando con un nuevo impulso la transformación misionera de la vida y de la pastoral de la Iglesia; animándonos a que todos llevemos en el corazón el anuncio del evangelio y la conversión misionera y evangelizadora de nuestras propias comunidades; procurando que crezca el amor por la misión, que es una pasión por Jesús, pero al mismo tiempo, una pasión por su pueblo.

Si en este mes hay un día marcado en rojo en el calendario es justamente el de hoy. En este domingo la Iglesia celebra el DOMUND, el domingo mundial de las misiones, con el mismo lema que el Mes Misionero Extraordinario: “Bautizados y enviados”.

Un lema en dos tiempos –Bautizados y enviados–, que nos recuerda que el gran regalo que Dios nos ha hecho con el bautismo compromete toda nuestra vida y nos pone al servicio del Evangelio. Ser bautizados nos convierte en misioneros enviados a anunciar la Buena Nueva del Señor en medio de nuestro mundo.

Quizá no todos estamos llamados a vivir esta vocación en lugares lejanos, como hacen los Misioneros que, habiendo abandonado su tierra, se entregan día a día en los países más pobres y desfavorecidos. Sin embargo, todos los que formamos la Iglesia, los que hemos recibido el don del Bautismo, sí estamos llamados a vivir nuestra vocación misionera en lo cotidiano de nuestra vida: en nuestras familias, con nuestros amigos, en nuestros trabajos… Dios cuenta con nosotros ahí, en la vida ordinaria, para que seamos Misioneros de lo cotidiano.

Si nuestra vida cristiana no mueve nuestro corazón hacia la misión, algo está fallando. Jesús nos quiere junto a Él para enviarnos en medio del mundo: para cambiar las cosas, para luchar por la justicia, para construir un mundo más humano y más de Dios.

En las lecturas que acabamos de proclamar en la Liturgia de la Palabra, hemos recordado una vez más este horizonte. El evangelio de Lucas nos recuerda que

Hoy más que nunca, el mundo necesita muchas obras buenas. Hoy más que nunca nuestra sociedad está sedienta de esperanza. Por eso, hoy más que nunca, nos hemos de sentir bautizados y enviados, para ser levadura en medio de la masa, para ser luz en medio de la oscuridad, para ser hermanos en medio de tanta crispación.

Es el Señor quien nos consagra y quien nos envía. Es Él quien nos acoge en su Iglesia, por medio del Bautismo, y quien nos confía una misión, a través de la vocación que nos ha regalado personalmente a cada uno. Como hemos repetido en el Salmo: Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

claman ante él. La justicia de Dios siempre supera nuestras expectativas. Es una justicia cargada de misericordia, una justicia dispuesta a perdonar y dar nuevas oportunidades, una justicia que busca el bien de todos y de cada uno. Una justicia que se ofrece gratuitamente para aquél que está Dios hará justicia a sus elegidos que dispuesto a abrir su vida y su corazón a la Palabra del Señor.

Para llevar adelante esa justicia en todos los rincones del mundo, Dios quiere contar con nosotros. Nos quiere misioneros, disponibles y dispuestos para anunciar el Evangelio de su Hijo. Nos lo recordaba San Pablo en la segunda lectura: El hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena.

Pongamos en Él nuestras esperanzas e ilusiones. También nuestras preocupaciones y dolores. Él es nuestro auxilio. Lo es también para tantos hombres y mujeres que, lejos de su hogar, viven su vocación misionera al servicio de otros pueblos. Su testimonio de entrega radical y absoluta, sin duda, revitaliza nuestro compromiso como bautizados y enviados.

Queridos hermanos y hermanas, con nuestra humilde oración –como Moisés en medio de la batalla–, pidamos a nuestro Dios que siga acompañando la vida comprometida de estos misioneros, que afiance su fe y su esperanza, y que sostenga su vocación de bautizados y enviados. Lo pedimos para ellos, que se entregan en la distancia, a la vez que lo pedimos para cada uno de nosotros, los que nos queremos seguir entregando aquí, en nuestro día a día, como misioneros de lo cotidiano.

Que así sea.

Xabier Camino Sáez, sdb

Misa del domingo: misa con niños

“DOMUND, Bautizados y Enviados”
20 de octubre de 2019

(Se puede ambientar la iglesia con algún cartel del DOMUND de este año. O ir proyectando imágenes de las misiones. En este año en que se celebra un “Mes Misionero Extraordinario”.

Se trata de acercar la idea de ser “misionero-misionera” a la realidad donde se encuentra cada persona: la misión te espera. Al mismo tiempo es el día para “abrir” nuestros ojos a otras culturas y a la labor que desarrollan los misioneros y misioneras en naciones más necesitadas.

Un signo para la celebración: unas cajas o huchas de colores para hacer la colecta. Se pueden colocar en lugar visible. En las cajas se puede pegar el logo del DOMUND de este año.

También se puede adornar la iglesia con algunos vestidos, telas o adornos que se vean claramente que son de otros países: lo exótico llama la atención y puede ser signo.

Si se contara con la palabra viva de algún misionero o misionera, voluntario o voluntaria en misiones, en la homilía, sería muy oportuno.

Colecta: hoy se puede motivar y cuidar más la colecta. Presentar las cajas o huchas de colores (preparadas en las catequesis o grupos) ante el altar, como aportación para el DOMUND.

En cuanto a las oraciones del día, se puede rezar la misa por la “Evangelización de los pueblos”. Ver Misal. Evangelio, del domingo.

Cantos para la celebración: “Ay de mí si no evangelizara”. “Alma misionera”. “Id y enseñad”).

1. MOTIVACIÓN

Amigos. Durante esta semana hemos visto unos carteles en el Colegio o en la Parroquia, también en las calles. Nos anuncian que hoy celebramos el DOMUND, y este año en un “Mes Misionero Extraordinario”. Hoy todos los cristianos nos sentimos misioneros, es decir, una invitación a ser valientes, porque la misión nos espera. Bienvenidos a la eucaristía del DOMUND.

2. PROCESIÓN DE ENTRADA COLORISTA, SI PROCEDE. CANTO LARGO Y ANIMADO: “¡Ay de mí si no evangelizara!

¡Ay de mí si no evangelizara!
sería triste, no podría crecer.
Quiero cantar que Tú estás vivo,
que Tú reinas, que vives hoy (bis).

Yo soy testigo de tu obra,
cambiaste mi corazón,
diste sentido a mi camino,
y hoy vivo para ti, Señor.

¡Ay de mí si no evangelizara!…

En nuestros campos y ciudades,
en el trabajo y el hogar,

el Señor dice a cada uno,
¡es hora de evangelizar!

¡Ay de mí si no evangelizara!….

3. SALUDO DEL SACERDOTE

4. PETICIÓN DE PERDÓN

  • Por la veces que nos cerramos a los demás. SEÑOR, TEN PIEDAD.
  • Porque construimos fronteras también en nuestra casa. CRISTO, TEN PIEDAD.
  • Porque no somos “valientes” para ser testigos de Jesús. SEÑOR, TEN PIEDAD.

     

5. PRIMERA LECTURA (Como Primera lectura se puede hacer la del día. También se puede leer este testimonio que se propone u otra de tipo misionero).

Ciudad Don Bosco, ciudad para los niños:

“La Ciudad Don Bosco de Medellín es más que una casa de acogida para niños y niñas en situación de abandono. Es un lugar en el que encuentran cariño y consejo para tener un futuro mejor. En Colombia, la mitad de los niños que viven en la calle son menores de 18 años. Niños y jóvenes que tienen que enfrentarse cada día a graves problemas.

En medio de estas calles con problemas, la Ciudad Don Bosco es un pequeño jardín. Cada día, misioneros y voluntarios salen a las calles para conocer a los niños que viven en las calles y ofrecerles la oportunidad de conocer la Ciudad Don Bosco. Desde 1965, la Ciudad Don Bosco ha rescatado a más de 83.000 niños y niñas de la violencia de las calles. Niños y niñas que han podido educarse y romper con una vida de pobreza gracias a las ayudas que se les envía desde nuestros colegios o parroquias en el Día del DOMUND y en otras campañas. Haz algo por ellos. También esta misión te espera”.

6. CANTO: “El Señor es mi pastor, nada me falta”
(Se canta como estribillo y se recitan algunas estrofas del salmo responsorial)

7. EVANGELIO (Lucas 18, 1-8). Cómo hay que orar.

Lectura del santo evangelio según San Lucas.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos una parábola para explicarles cómo tenían que orar siempre sin desfallecer. Les dijo:

– Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda que solía ir a pedirle: “Hazme justicia frente a mi adversario”.

Por algún tiempo el juez no le hacía caso, pero después se dijo: “Como esa viuda ya me está fastidiando, le haré justicia”.

Y el Señor dijo a los discípulos:
– ¿Creéis que Dios no escuchará a sus elegidos que le gritan día y noche? Os digo que sí les escuchará.

Palabra del Señor

8. COMENTARIO

  • “Bautizados y Enviados”. Un compromiso que adquirimos.
  • Los misioneros, gente valiente, que sirve a los más necesitados.
  • ¿Cómo podemos ayudarles?
  • ¿Cómo y dónde podemos ser también nosotros misioneros?
  • ¿Has pensado alguna vez en ser Voluntario, Voluntaria, Misionero o Misionera?
  • Si hubiera algún testimonio de Voluntario/a o Misionero/a estaría muy bien. También se puede motivar el signo de las cajas que tenemos preparadas, con colores. Una ayuda a la misión.

9. PETICIONES

  1. Pidamos por los niños de los países más necesitados, especialmente los huérfanos, que siempre tengan a alguien que les pueda ayudar. Roguemos al Señor.
  2. Por los misioneros de todo el mundo para que sepan ser signos y portadores del amor de Dios. Roguemos al Señor.
  3. Por los jóvenes que sienten la llamada de la vocación misionera. Roguemos al Señor.
  4. Por los que nos hemos reunido en esta Eucaristía, para que sepamos ver las necesidades de todo el mundo y también las más cercanas a nosotros. Roguemos al Señor.

10. COLECTA Y CANTO (con letra de tipo misionero. Se puede cantar en este momento o en la comunión). “Alma misionera”.

1. Señor, toma mi vida nueva,
antes de que la espera desgaste años en mí.
Estoy dispuesto a lo que quieras,

no importa lo que sea, Tú llámame a servir.

Llévame donde los hombres,
necesiten tus palabras, necesiten mis ganas de vivir.
Donde falte la esperanza,
donde todo sea triste simplemente por no saber de ti.

2. Te doy mi corazón sincero,
para gritar sin miedo tu grandeza,
Señor. Señor, tengo alma misionera,
condúceme a la tierra,

que tenga sed de ti.

Llévame donde los hombres…

11. OFRENDAS MÁS CUIDADAS

. Las cajas o huchas con las que se ha hecho la colecta son llevadas ante el altar como ofrenda. . El pan y el vino

12. PADRE NUESTRO

Se podría resaltar esta oración con el gesto de darse la mano con los más cercanos, con el deseo de que el nombre de Jesús sea más conocido.

13. ACCIÓN DE GRACIAS. CANTO. “Id y enseñad”

Sois la semilla que ha de crecer,
sois estrella que ha de brillar.
Sois levadura, sois grano de sal,
antorcha que ha de alumbrar.

Sois la mañana que vuelve a nacer,
sois espiga que empieza a granar,
sois aguijón y caricia a la vez,
testigos que voy a enviar.

Id, amigos, por el mundo,
anunciando el amor,
mensajeros de la vida,
de la paz y el perdón.
Sed, amigos, los testigos

de mi resurrección,
id llevando mi presencia,
con vosotros estoy.

14. PARA LA VIDA

(Vivir alegre como cristiano entre tu familia y compañeros. Puede ser tu pequeño testimonio de misionero).

Iñaki Lete, sdb

La paciencia todo lo alcanza (Oración)

LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA

Al comenzar este momento de oración, pienso en Jesús. Él siempre me enseña y me alienta. Hoy me va a enseñar también. Por eso abro los oídos y el corazón para recibir su palabra. Yo soy como uno de sus amigos que necesitaban que Jesús les fuese explicando las cosas. ¿Qué me cuentas hoy, Jesús? 

La lectura es una adaptación del evangelio de Lucas (Lc 18, 1-8):

Los amigos de Jesús a veces perdían la paciencia, porque no conseguían todo lo que pedían a Dios. Entonces Jesús les dijo: «Oye, tenéis que ser pacientes, y pedir sin desanimaros. Aunque no consigáis las cosas a la primera. Veréis, os voy a poner un ejemplo: en una ciudad había un juez que era un vago. Había también una viuda que estaba esperando el resultado de un juicio. Pero el juez, como era un perezoso, no terminaba de hacer su trabajo. Ella iba todos los días a decirle: ‘Oye, ¿para cuándo vas a hacer justicia?’. Y el juez no le hacía caso. Pero al final, de tanto insistir ella, el juez se puso a trabajar y por fin le respondió”. Los amigos de Jesús le miraban mientras contaba esta historia. Entonces les explicó: “Si el juez malo es capaz de responder cuando las personas insisten, imaginad Dios, que es bueno. Si insistimos, nos responderá. Solo tenéis que tener fe y paciencia. ¿Es posible?»

¡Qué difícil es eso de la paciencia! Cuando yo quiero algo quiero que sea ya. Cuando estoy esperando un regalo o que llegue una fiesta o que me dejen un juego al que tengo muchas ganas de jugar, cada minuto que tengo que esperar, parece una hora. Pero tú les dices a los discípulos: oye, tenéis que ser pacientes. A mí, también me lo dices.

Los amigos de Jesús no conseguían todo lo que pedían a Dios y se ponían nerviosos. A lo mejor tú también le pides a Jesús cosas que no llegan. ¿Alguna vez te ha pasado? Tal vez sí. Fíjate, a lo mejor le pides que gane tu equipo y pierde. O le pides aprobar un examen y suspendes. O le pides algo que para ti es muy importante y no ocurre. ¿Se te ocurren ejemplos así?

Pero es que para Dios el tiempo es distinto. No quiere que tengamos prisa, que seamos impacientes, sino que valoremos también la espera. Vamos a hacer una cosa. Ahora, durante un minuto quédate completamente quieto y en silencio, como si estuvieras congelado, sin hablar, sin moverte. Sólo para darte cuenta de cómo pasa el tiempo. Venga, una, dos y tres. ¡Quieto!

¿Has conseguido estar quieto todo este tiempo? Pues es que Dios quiere que practiquemos esto de la paciencia. Es lo que les dice Jesús a sus amigos. Vosotros no perdáis la confianza, seguid pidiendo con fe y con paciencia. Ahora escuchando la canción, fíjate como Jesús te invita a mirarle y confiar.

            Mírame y confía, mírame y ten fe,
mírame y cree, mírame, mírame y vive.
Mírame, mírame, mírame, mírame y vive

Mírame interpretado por Ruah «15 olas»

Hubo una santa, hace mucho tiempo, Santa Teresa de Jesús, que escribió una oración muy bonita sobre la paciencia. Vamos a repetirla despacio y si no entiendes todas las palabras, después le pides a alguien mayor que te ayude a entenderlas.

Nada te turbe

Nada te turbe.
Nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza.
Quien a Dios tiene, nada le falta.
Solo Dios basta.

Comentario al evangelio – 18 de octubre

Imagínate por un momento, que tú pudieras reescribir la primera lectura de hoy, tomada de la segunda carta a Timoteo, bajando a detalles tan humanos y cotidianos como hizo su autor… ¿Qué dirías? ¿A quién estaría destinada? ¿De qué o de quién querrías advertir?

«Querido/a …X…, tal persona me ha hecho daño, ten cuidado con ella… No-sé-quien siempre me trató bien y es una persona fiel… Con este otro no te podría decir porque desapareció en cuanto las cosas se pusieron feas y apenas le conocí… En tal historia no te entretengas mucho, no merece la pena… »

Ciertamente, de vez en cuando, nos vendría muy bien hacer un ejercicio de este tipo. En el fondo, es echar un vistazo a mi vida, a mi entorno, a mis alegrías y desvelos… Es un ejercicio de lucidez, de creación (por eso de aprender a poner nombre a lo que vivimos y atrevernos a decírnoslo en voz alta para que “exista”…), un aprendizaje de puesta a punto del alma para seguir amando y esperando y creyendo… Cada vez un poquito más, si es posible. Se trata de des-velarnos el alma de vez en cuando, a fuerza de rehacer la propia lista de heridas y consuelos, de bendiciones y maldiciones recibidas. Pero eso sí, queriendo ver como Dios lo mira, queriendo leerla vida como Dios la lee. Y aún así, lógicamente, daremos nuestro tono particular al relato. Contaremos el paso de Dios por nuestra vida, pero a nuestro estilo, con el aire que Dios Padre nos ha dado a cada uno.

Esto se ve muy bien en los evangelios. Cada evangelista, testigo de un mismo acontecimiento y cada uno contándolo como es él, como es su comunidad de referencia, su lugar geográfico, sus destinatarios… ¡Que belleza contemplar una y otra vez que Dios se toma en serio la encarnación de una vez por todas y en todo!
La fiesta de hoy, recordando al evangelista Lucas, es un buen motivo para contemplarlo. Patrón de artistas y médicos, especialmente sensible a los más pequeños y pobres, a las mujeres del Evangelio, a la vida del Espíritu… Ese fue su don… Él, como tantos otros y otras, también fue enviado como cordero en medio de lobos… Tú y yo, aquí seguimos… en el ese mismo empeño por llevar un poco de paz a los demás, por acercar un poco el Reino. Un escrito del siglo II, el Prólogo antimarcionista del Evangelio de Lucas, le describe así: “Lucas, un sirio de Antioquía, de profesión médico, discípulo de los apóstoles, más tarde siguió a San Pablo hasta su confesión (martirio). Sirvió incondicionalmente al Señor, no se casó ni tuvo hijos. Murió a la edad de 84 años en Beocia, lleno de Espíritu Santo”.

Ojalá vivamos de tal manera, que también de nosotros se pueda escribir que servimos incondicionalmente al Señor, más allá del trabajo que hacemos, la vocación que vivimos o la edad que tengamos.

Rosa Ruiz, rmi