Vísperas – Viernes II de Navidad

VÍSPERAS

VIERNES II DE NAVIDAD

V/. Dios mío, ven en mi auxilio.
R/. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

Confiada mira la luz dorada
que a ti hoy llega, Jerusalén:
de tu Mesías ve la alborada
sobre Belén.

El mundo todo ve hoy gozoso
la luz divina sobre Israel;
la estrella muestra al prodigioso
rey Emmanuel.

Ya los tres magos, desde el Oriente,
la estrella viendo, van de ella en pos;
dan sus primicias de amor ferviente
al niño Dios.

Ofrenda de oro que es Rey declara,
incienso ofrece a Dios su olor,
predice mirra muerte preclara,
pasión, dolor.

La voz del Padre, Cristo, te llama
su predilecto, sobre el Jordán.
Dios en los hombres hoy te proclama
valiente Juan.

Virtud divina resplandecía
del que del agua vino sacó,
cuando el anuncio de eucaristía
Caná bebió.

A darte gloria, Señor, invita
la luz que al hombre viniste a dar,
luz que nos trae gloria infinita
de amor sin par. Amén.

SALMO 114: ACCIÓN DE GRACIAS

Ant. Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida.»

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Arranca, Señor, mi alma de la muerte, mis pies de la caída.

SALMO 120: EL GUARDIÁN DEL PUEBLO

Ant. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra.

CÁNTICO del APOCALIPSIS: HIMNO DE ADORACIÓN

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

LECTURA: 1Jn 1, 5b.7

Dios es luz sin tiniebla alguna. Si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados.

RESPONSORIO BREVE

R/ Será la bendición de todos los pueblos.
V/ Será la bendición de todos los pueblos.

R/ Lo proclamarán dichoso todas las razas de la tierra.
V/ Todos los pueblos

R/ Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
V/ Será la bendición de todos los pueblos.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Vienen todos de Saba trayendo incienso y oro. Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Vienen todos de Saba trayendo incienso y oro. Aleluya.

PRECES

Unidos en oración con todos los hermanos, bendigamos a Dios y supliquémosle, diciendo:

Muéstranos, Señor, tu misericordia.

Padre Santo, te rogamos por aquellos que sólo tienen de ti un conocimiento natural;
— haz que sean también iluminados con la luz del Evangelio de tu Hijo.

Mira con piedad a todos aquellos que, fuera de la Iglesia, buscan liberarse de las angustias de la condición humana,
— para que encuentren a Cristo, que es camino, verdad y vida.

Ayuda a los que practican de buena voluntad su religión,
— para que lleguen a la admirable luz de Cristo.

Purifica siempre los corazones de tus fieles,
— para que te conozcan cada vez más claramente.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Manifiesta tu misericordia con tus difuntos,
— revístelos de la gloria de tus elegidos.

Porque todos nos sabemos hermanos, hijos de un mismo Dios, confiadamente nos atrevemos a decir:
Padre nuestro…

ORACION

Oh Dios, que por medio de tu Hijo has hecho clarear para todos los pueblos la aurora de tu eternidad, concede a tu pueblo reconocer la gloria de su Redentor y llegar un día a la luz eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

CONCLUSIÓN

V/. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R/. Amén.

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Lectio Divina – Viernes II de Navidad

1) Oración inicial

¡Oh Dios, que por medio de tu Hijo has hecho clarear para todos los pueblos la aurora de tu eternidad!, concede a tu pueblo reconocer la gloria de su Redentor y llegar un día a la luz eterna. Por nuestro Señor. Amen.

2) Lectura

Del santo Evangelio según Lucas 4,14-22a
Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu y su fama se extendió por toda la región. Iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos.
Vino a Nazaret, donde se había criado, entró, según su costumbre, en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías, desenrolló el volumen y halló el pasaje donde estaba escrito:
El Espíritu del Señor sobre mí,
porque me ha ungido
para anunciar a los pobres la Buena Nueva,
me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos
y la vista a los ciegos,
para dar la libertad a los oprimidos
y proclamar un año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al ministro y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura que acabáis de oír se ha cumplido hoy.» Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca.

3) Reflexión

• Animado por el Espíritu Santo, Jesús vuelve a Galilea e inicia a anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios. Yendo por las comunidades y enseñando en las sinagogas llega a Nazaret, donde se había criado. Volvía a la comunidad en la que, desde pequeño, había participado en las celebraciones durante treinta años. El sábado siguiente, según acostumbraba, va a la sinagoga para estar con la gente y participar en la celebración.
• Jesús se levanta para hacer la lectura. Escoge el texto de Isaías que habla de los pobres, de los presos, de los ciegos y de los oprimidos. El texto refleja la situación de la gente de Galilea en el tiempo de Jesús. En nombre de Dios, Jesús toma postura en defensa de su pueblo y, usando las palabras de Isaías, define su misión: anunciar la Buena Nueva a los pobres, proclamar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, despedir libres a los oprimidos. Retomando la antigua tradición de los profetas, proclama “un año de gracia del Señor”. Proclama un año de jubileo. Jesús quiere reconstruir la comunidad, el clan, para que fuera de nuevo expresión de su fe en Dios. Así que si Dios es Padre/Madre, todos y todas debemos ser hermanos y hermanas unos de otros.
• En el antiguo Israel, la gran familia o el clan o la comunidad, era la base de la convivencia social. Era la protección de las familias y de las personas, la garantía de la posesión de la tierra, el cauce principal de la tradición y de la defensa de la identidad del pueblo. Era la forma concreta en que el amor de Dios se encarnaba en el amor del prójimo. Defender el clan, la comunidad, era lo mismo que defender la Alianza con Dios. En la Galilea del tiempo de Jesús, un doble cautiverio marcaba la vida de la gente y estaba contribuyendo en la desintegración del clan, de la comunidad: el cautiverio de la política del gobierno de Herodes Antipas (4 aC a 39 dC) y el cautiverio de la religión oficial. A causa del sistema de explotación y de represión de la política de Herodes Antipas, apoyada por el Imperio Romano, muchas personas eran excluidas, quedaban sin hogar y sin empleo (Lc 14,21; Mt 20,3.5-6). El clan, la comunidad, se quedó debilitada. Las familias y las personas quedaron sin ayuda, sin defensa. Y la religión oficial, mantenida por las autoridades religiosas de la época, en vez de fortalecer la comunidad, para que pudiera acoger a los excluidos, reforzó aún más ese cautiverio. La Ley de Dios se usaba para legitimar la exclusión de mucha gente: mujeres, niños, samaritanos, extranjeros, leprosos, poseídos, publicanos, enfermos, mutilados, parapléjicos. Era el contrario de la fraternidad que Dios ¡soñó para todos! Así que, tanto la coyuntura política y económica como la ideología religiosa, todo conspiraba para debilitar la comunidad local e impedir la manifestación del Reino de Dios. El programa de Jesús, basado en el profeta Isaías, ofrecía una alternativa.
• Terminada la lectura, Jesús actualiza el texto y lo enlaza con la vida del pueblo diciendo:“¡Hoy se cumplen estas profecías que acaban de escuchar!” Su manera de enlazar la Biblia con la vida de la gente, produce una doble reacción. Algunos creen y quedan admirados. Otros tienen una reacción de descrédito. Quedan escandalizados y no quieren saber nada de él. Dicen: “¿No es éste el hijo de José?” (Lc 4,22) ¿Por qué se quedan escandalizados? Porque Jesús habla de acoger a los pobres, a los ciegos, a los oprimidos. Pero ellos no aceptan su propuesta. Y así, cuando Jesús presenta su proyecto de acoger a los excluidos, ¡él mismo es excluido!

4) Para la reflexión personal

• Jesús enlaza la fe en Dios con la situación social de su pueblo. Y yo, ¿cómo vivo mi fe en Dios?
• ¿En el lugar donde vivo hay ciegos, presos, oprimidos? ¿Qué hago yo?

5) Oración final

¡Que su fama sea perpetua,
que dure tanto como el sol!
¡Que sirva de bendición a las naciones,
y todas lo proclamen dichoso! (Sal 72,17)

Comentario – Viernes II de Navidad

San Lucas sitúa a Jesús en la comarca de Galilea, enseñando en las sinagogas y recibiendo alabanzas de todos; por tanto, disfrutando del éxito y extendiendo su fama por toda la región. Nazaret, el lugar en el que se había criado, también gozó de su presencia y actividad profética. Pero allí no tuvo tanto éxito. Allí notó el desprecio que dispensan a los profetas en su propia patria. El evangelista nos habla de que, estando en Nazaret, Jesús entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábadosy se puso en pie para hacer la lectura. Se trata de la lectura sinagogal que correspondía a ese día. Por eso se le entrega el libro (=rollo) del profeta Isaías, y él, desenrollándolo, lee en voz alta el pasaje indicado: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor». Tras la lectura del texto bíblico, venía el comentario del rabino. La Palabra de Dios no podía quedar sin comentario.

Se trataba de una enseñanza que tenía que ser esclarecida y aplicada a la vida de los oyentes. Por eso la gente se sienta y se dispone a escuchar manteniendo los ojos fijos en él. La expectativa ante la palabra de cualquier rabino aquí doblaba su intensidad y emoción. Jesús se había criado entre ellos, era «el hijo de José, el carpintero», conocían a sus parientes; estaban realmente expectantes. Y Jesús no defrauda esas expectativas, aunque más tarde se vea obligado a decir: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre su gente. Al parecer, comenzó su discurso con esta frase, tan rotunda como contundente: Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír. Yo soy ese Ungido del que habla Isaías, enviado para dar la buena noticia a los pobres y para anunciar a los cautivos la libertad. Yo soy el designado por Dios para anunciar el año de gracia del Señor. Hoy, por tanto, se cumplen los tiempos mesiánicos: en este momento histórico ha empezado a resonar la buena noticia de Dios para los pobres de este mundo. Yo soy el portador de esa noticia. Yo soy el que viene de parte de Dios no sólo para anunciar, sino también para dar la libertad o la gracia presentes en ese anuncio. Hoy, con mi actividad, se cumple esta Escritura.

No hay que esperar, por tanto, a otro tiempo ni a otra persona. Hoy es el momento del cumplimiento. A pesar de ser tan novedoso e impactante el discurso, no parece que provocara ningún rechazo; al contrario, todos le expresaron su aprobación y se admiraron de las palabras de gracia que salían de sus labios. Sólo más tarde, cuando no cumple con sus expectativas y exigencias (de milagros), empieza a encontrar oposición y rechazo por parte de sus paisanos. Pero en este momento Jesús es acogido como un verdadero Mesías o Libertador. Son los momentos idílicos de la relación de Jesús con su pueblo.

También nosotros podemos pasar por diferentes fases en nuestra relación con Jesús: fase de acogida entusiasta; fase de acostumbramiento; fase de desencanto (porque no cumple nuestras expectativas); fase de indiferencia; fase de desprecio; fase de incredulidad; y en algunos casos, hasta fase de rechazo visceral o de odio. Pero él seguirá siendo aquel en el que se cumple la Escritura de Isaías, porque con él ha llegado la buena noticia para los pobres; y pobres de este mundo no son sólo los que carecen de recursos económicos; son también los que carecen de recursos culturales (analfabetos), sanitarios, o teniéndolos, carecen de salud (enfermos), o de vigor (ancianos), o de afecto y compañía (solitarios), o de consideración social (marginados, mendigos, vagabundos), o de estabilidad laboral o humana, o de autoestima (maltratados), o de dignidad (porque nadie se la reconoce), o de esperanza, más allá de lo que cabe esperar de esta vida (desesperanzados, desesperados, suicidas), porque otros se la han arrebatado junto con la fe, o de amor de Dios (porque no lo conocen para poder experimentarlo).

Quizá sea ésta la mayor pobreza para el ser humano, aunque puede que no se experimente como tal: la carencia de Dios, el no poder recurrir a Él porque se desconoce su existencia. Para estos principalmente el Evangelio es buena noticia, porque el evangelio proclama que tenemos Dios y que ese Dios es Padre y nos ama. Para eso ha venido el Hijo a nosotros, para testificarlo. Es verdad que la noticia no tendrá ninguna eficacia si no es acogida o en aquellos por quienes no es acogida. Para estos será una simple información, despreciable por falta de credibilidad. En cualquier caso, será una noticia despreciada o desoída; pero ahí estará como un permanente desafío o una oferta permanente de bondad, de libertad, de gracia que brota de lo más alto o de lo más profundo de nuestro ser. Nosotros, los que nos profesamos cristianos o no hemos renegado de nuestra condición bautismal, somos los que hemos conocido esta buena noticia del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús. Vivamos de este conocimiento experiencial y nunca nos sentiremos desamparados ni experimentaremos la gélida sensación de estar solos en la inmensidad del universo, porque en la circunstancia más desgraciada percibiremos el calor que proporciona el regazo de nuestro Padre.

JOSÉ RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ-CID
Dr. en Teología Patrística

Christus Vivit – Francisco I

Siempre misioneros

239. Quiero recordar que no hace falta recorrer un largo camino para que los jóvenes sean misioneros. Aun los más débiles, limitados y heridos pueden serlo a su manera, porque siempre hay que permitir que el bien se comunique, aunque conviva con muchas fragilidades. Un joven que va a una peregrinación a pedirle ayuda a la Virgen, e invita a un amigo o compañero para que lo acompañe, con ese simple gesto está realizando una valiosa acción misionera. Junto con la pastoral popular juvenil hay, inseparablemente, una misión popular, incontrolable, que rompe todos los esquemas eclesiásticos. Acompañémosla, alentémosla, pero no pretendamos regularla demasiado.

Misa del domingo: misa con niños

EL BAUTISMO DEL SEÑOR (A)

“Bautizados, llenos de vida”
12 de enero de 2020

(Concluye el tiempo de navidad. Es posible que hoy se incorporen a la celebración quienes hayan estado fuera del barrio, en casa de otros familiares, o de vacaciones. Por eso es una celebración festiva que ha de animar a la acción, siendo conscientes del compromiso que adquirimos en el día de nuestro Bautismo.

Un signo para la celebración: el agua, mejor en un recipiente de cristal, visible en un lugar digno y adornado. O la misma pila bautismal, de la que se tomará el agua para la aspersión.

Después de la homilía se propone la Renovación de las promesas del Bautismo y a continuación, mientras se canta, se realiza la aspersión sobre la Asamblea.

Canciones para la celebración: “Ay de mí si no evangelizara!”. “El agua del Señor” (Kairoi).

1. MOTIVACIÓN

Amigos. Hoy nos hemos encontrado en la eucaristía con amigos y amigas a los que no veíamos desde hace unas semanas. Con esta celebración concluye la navidad. Quizás hemos estado en otros lugares y ahora volvemos a nuestro lugar habitual, a esta Iglesia donde celebramos la eucaristía y nos ayudamos desde la fe en Jesús. Bienvenidos a esta celebración en la que vamos a recordar el Bautismo de Jesús y nuestro propio Bautismo. Por eso estamos alegres y cantamos.

2. CANTO DE INICIO. “¡Ay de mí si no evangelizara!”. (Puede ser éste u otro genérico de navidad).

¡Ay de mí si no evangelizara!
sería triste, no podría crecer.
Quiero cantar que Tú estás vivo,
que Tú reinas, que vives hoy (bis).

Yo soy testigo de tu obra,
cambiaste mi corazón,
diste sentido a mi camino,
y hoy vivo para ti, Señor.

¡Ay de mí si no evangelizara!..

Cómo en ser esclavo de todos,
un instrumento en manos de él,
en la promesa de sus dones,
tendré su fuerza y su poder.

¡Ay de mí si no evangelizara!…

En nuestros campos y ciudades,
en el trabajo y el hogar,

el Señor dice a cada uno,
¡es hora de evangelizar!

¡Ay de mí si no evangelizara!

3. SALUDO DEL SACERDOTE

(En el día de hoy no proponemos la “Petición de perdón”, porque viene hecha después de la Homilía, en la Renovación de las Promesas del Bautismo).

4. CANTO DE GLORIA

Se recita el “Gloria” o se canta un canto de alabanza y gloria.

5. PRIMERA LECTURA. Isaías 42, 1-4. 6-7

Lectura del libro del profeta Isaías:

Esto dice el Señor: Mirad a mi siervo a quien sostengo; mi elegido a quien prefiero. Sobre él he puesto mi Espíritu, para que traiga el derecho a las naciones.
No gritará, no clamará, no voceará por las calles.
Promoverá fielmente el derecho.

Yo, el Señor, te he tomado de la mano, te he formado y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones.

Palabra de Dios.

6. EVANGELIO. Mateo 3, 13-17. “Se presentó a Juan para que lo bautizara”

En aquel tiempo, fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan no lo entendía y le decía:
– Soy yo el que necesita que tú me bautices, ¿y tú vienes a mí?
Jesús le contestó:

– Está bien que cumplamos de esta manera lo que Dios quiere.
Entonces Juan escuchó la petición de Jesús. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo, que decía:
– Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.

Palabra del Señor.

7. COMENTARIO

  • Partir del ambiente de navidad, que ya ha concluido.
  • El Bautismo de Jesús significa el comienzo de su vida entregada para “hacer el bien”.
  • Esto mismo se repite en nuestro bautismo.
  • El Papa Francisco nos invita a saber y celebrar la fecha en que recibimos el bautismo.
  • Preguntar a los niños si han visto alguna vez un bautismo, o si alguien se acuerda del día en que lo recibió, porque quizás lo recibiera con más edad.
  • Explicamos el signo que vamos a realizar: renovación de las Promesas del Bautismo y aspersión con el agua bendecida.

8. SIGNOS DEL BAUTISMO (En este esquema no se propone oración de fieles).

 

– Renovación de las Promesas del Bautismo:

. Sacerdote: En este momento, amigos, os invito a renovar, en voz alta, los compromisos que un día adquirieron por vosotros vuestros padres y padrinos. Vais contestando con decisión y alegría:

. ¿Te comprometes a vivir como cristiano, con un estilo de vida que evite el mal y el pecado? SÍ, ME COMPROMETO.

. ¿Te comprometes a superar el egoísmo personal para ser más libre haciendo el bien? SÍ, ME COMPROMETO.

. ¿Crees en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo? SÍ, CREO.
. ¿Crees que por el bautismo somos hijos de Dios y miembros de la Iglesia? SÍ, CREO.

. ¿Crees que Jesucristo nos necesita como apóstoles y testigos suyos?

. Sacerdote: Ésta es nuestra fe, ésta es la fe de la Iglesia que compartimos todos los seguidores de Jesús. El agua que ahora recibimos nos purifica y nos da fuerza para ser testigos de Jesucristo.

– ASPERSIÓN CON EL AGUA (El sacerdote camina por el templo mientras los fieles reciben el agua bendita. Mientras tanto se canta una canción. Después se pasa al ofertorio).

– CANTO: “El agua del Señor” (Kairoi) (Se canta o se escucha)

El agua del Señor,
sanó mi enfermedad,
el agua del Señor Jesús (bis).

. El que quiera y tenga sed,
que venga y beba gratis.
El que quiera y tenga sed,
beba el agua de la vida.

. Sobre ti derramaré
el agua, que es mi vida,
y tu corazón de piedra,
en amor transformaré.

9. ACCIÓN DE GRACIAS (La puede leer un niño)

Señor, al comenzar un nuevo trimestre de nuestro curso y de las actividades de catequesis, te queremos dar las gracias:
Gracias por la vida que nos regalas,
gracias por el bautismo que nos has ofrecido,
gracias por el compromiso de gente que conocemos
y otros que no conocemos,

Gracias por la amistad
y gracias por tu presencia y tu ayuda.

Gracias, Señor.

10. PARA LA VIDA

(Animar a retomar el curso y las tareas ordinarias con ganas).

Iñaki Lete, sdb

La misa del domingo

Bautismo del Señor
12 de enero de 2020

Bautismo del señor

Con la fiesta de hoy concluye el tiempo litúrgico de Navidad. Jesús marcha al Jordán y comienza su vida pública, después de ser bautizado por Juan Bautista.

Hoy es una oportunidad para agradecer el regalo de la fe, la alegría de poder relacionarme de tú a Tú con Dios, nuestro Padre, de sentirme Hijo, hermano de Jesús, sustentado en el Espíritu de Dios, junto a tantos hermanos que forman la Iglesia.

Nueva creación

Hoy, al presentarse en el Jordán para ser bautizado por Juan, vemos a Jesús, el Cristo, dispuesto a iniciar el anuncio de lo que le ha traído al mundo: comunicar la salvación de Dios, la buena noticia del Evangelio para todos los hombres.

El Bautismo es una nueva creación, dónde Dios, incansable en su Amor, vuelve a darnos una oportunidad. Donde nosotros usamos nuestra libertad para volver a casa, para volver a redescubrir nuestra identidad: somos hijos de Dios, aunque tantas veces vivimos como húerfanos.

Es necesario volver siempre a nuestra raíz, a nuestra patria, somos hijos de Dios. Esta es la verdad más profunda de cada uno de nosotros. Esta es la fuente de nuestra alegría y de nuestra paz.

Como Jesús

Jesús en el bautismo es llamado y enviado. Recibe el don del Espíritu y una tarea: liberar a la humanidad del mal, dar a conocer el amor de Dios a todos los hombres

Este es el camino que va a hacer Jesús: ser hombre para los demás… Jesús realizo esta tarea sin regateos, amando hasta el extremo, con toda la generosidad, hasta la muerte.

Este servicio continúa en nosotros, sus seguidores. También nosotros somos llamados por el bautismo a creer en Jesús, continuar su servició, su misión. Esta es la misión de Ia Iglesia de la que

participamos todos los cristianos: ser auténticos testigos del Evangelio en nuestro mundo.

Sergio Huerta Moyano, sdb

El regalo del bautismo (Oración)

EL REGALO DEL BAUTISMO

Para nosotros los cristianos, hay momentos especiales en nuestra vida. Uno de ellos es el bautismo. ¿Te acuerdas cómo fue el tuyo? Seguro que has visto fotos, que te han contado alguna anécdota… Imagina por un instante ese momento. ¿Qué sintieron tus padrinos, tu familia? ¡Qué gran día de fiesta fue para todos!

El texto es una adaptación de Mt 3, 13-17:

Jesús se marchó desde su casa en Galilea al río Jordán. Allí su primo Juan estaba bautizando a la gente. Entonces no era como ahora, que se bautiza a los niños de pequeños. Eran personas mayores las que se bautizaban, entraban en el agua del río, y el bautismo significaba que se convertían para ser mejores. Pero Juan, que ya conocía a Jesús, cuando lo vio, le dijo: «pero, hombre, ¿cómo voy a bautizarte yo a ti, si tú ya eres el mejor? Soy yo el que necesito que tú me bautices a mí». Pero Jesús insistió, así que entró en el agua y Juan le bautizó. En cuanto Jesús salió del agua, una paloma bajó sobre él. Era el espíritu de Dios. Y todos oyeron la voz de Dios que decía: «Este es mi Hijo, el amado, mi favorito».

Hoy en el evangelio, se nos presenta el bautismo de Jesús. Busca las diferencias con el tuyo, compáralo. Seguro que aparentemente son muy diferentes.

En la época de Jesús se bautizaba para ser mejor, para quedar perdonado. Pero para ti y para todos los cristianos de ahora, también es algo más. Es la bienvenida a la familia de la Iglesia. ¿Cómo sientes tú esta familia a la que entraste por el bautismo? ¿Te sientes bien en ella, querido y cuidado?

En el bautismo Jesús sintió a Dios como un padre cariñoso. Un padre que es nuestro hogar. Un padre al que acudir y hablar. Que nos muestra luz cuando todo a nuestro alrededor es oscuridad.

Siento en mi interior un hilo que une el corazón.
Cada amanecer, contigo aumenta nuestra fe.

Familia soy, familia somos.
Somos tú y yo familia de Dios.
Familia soy, familia somos.
Contigo voy, familia de amor.

Somos como el sol, que contagiamos tu calor.
Juntos sobre el mar, hasta podremos caminar.

Familia soy, familia somos.
Somos tú y yo familia de Dios.
Familia soy, familia somos.
Contigo voy, familia de amor.

Familia Somos interpretado por Assisi «Misa Joven 3. En Familia».

Por todo ello debemos dar gracias. Como dice el refrán, es de bien nacido ser agradecido. Respondemos después de cada frase, gracias, Señor.

El regalo del bautismo

Por ayudarnos cuando estamos perdidos… Gracias, Señor.
Por hacernos compañía cuando nos sentimos solos…
Gracias, Señor.
Por acogernos en esta gran familia que es la Iglesia…
Gracias, Señor.
Por darnos momentos de alegría en nuestras vidas…
Gracias, Señor.
Por perdonar siempre…
Gracias, Señor.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio
ahora y siempre por los siglos de los siglos.
Amén.

Comentario al evangelio – Viernes II de Navidad

Hay momentos en la vida en que se espera tanto que suceda un acontecimiento, que se vive en estado de expectación. Cuando dos personas se van a prometer su amor para siempre, cuando ese matrimonio va a tener su primer hijo, cuando uno confía aprobar un examen para conseguir un puesto de trabajo, cuando se espera el resultado de una prueba médica…

El pueblo de Israel también vivía en estado de expectación. Al menos algunos. Porque la historia de amor de Dios con su pueblo no podía acabar así… El Dios que les había liberado de la esclavitud de Egipto, el Señor de la Alianza que había mantenido su Palabra en medio de las infidelidades del pueblo, no les podía dejar solos. Aunque algunos dijeran que el cielo se había cerrado para siempre. Un resto fiel del pueblo de Israel esperaba que Dios se manifestara.

El evangelio de hoy nos presenta una escena del cumplimiento de esa promesa. Nazaret, el pueblo de María, puede representar a todo Israel. En la rutina de su vida cotidiana, aquella mañana de sábado, algo sorprendente aconteció: Jesús entró en la sinagoga, se puso en pie para hacer la lectura y proclamó las palabras de Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí… me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad…”. Y lo más sorprendente es que añadió: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”.

La expectación llega a su desembocadura. La promesa se cumple. Dios no ha cerrado su cielo para siempre. A pesar de la infidelidad de su pueblo y del egoísmo del corazón humano, Dios sigue estando por salvar. Por perdonar. Por tender un nuevo puente. Por abrir un nuevo camino. Por dar una nueva oportunidad. Quizá la oportunidad definitiva… En Jesús, se cumplen sus promesas. Jesús es la promesa cumplida.

Y como en el Pueblo de Israel, en su pequeño pueblo ocurre lo mismo: si seguimos leyendo el relato, hubo muchos que se escandalizaron de sus palabras, diciendo que quién era Él para decir lo que decía. Pero también hubo un pequeño grupo de hombres y mujeres que, en respuesta a su llamada, se fueron uniendo al Señor para ser la semilla de ese nuevo camino que Jesús viene a traer de parte del Padre.

Nosotros somos los continuadores de ese pequeño grupo que, en medio de la humanidad, quiere seguir acogiendo la Buena noticia del Evangelio, con la ilusión de los orígenes y con la experiencia que nos da la historia, para hacerla vida en el mundo.

Gracias, Señor,
por seguir dándonos tu vida a través del Espíritu.
Haznos continuadores de tu camino
y reúnenos, al final, en tu Reino eterno. Amén

Luis Manuel Suárez CMF